Secreto entre los hombres de la familia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ohmydog!.
Era jueves y uno de los profesores de la facultad había faltado a la clase por lo que aquel día pude volver a casa mucho antes de lo habitual. Sabía que no habría nadie ya que mamá se iba de viaje con su socia después del trabajo y no volverían hasta la semana siguiente y seguramente papá tampoco estaría ya que aquel jueves llevaría a la abuela al doctor y después iría al gimnasio como todos los días.
Camino a casa, compré un disco que un compañero de estudios me había recomendado. Efectivamente, cuando llegué, no había nadie. Subí a mi cuarto, me quité toda la ropa ya que hacía mucho calor como era común en esa época del año y me tiré en la cama a escuchar el compacto con los auriculares. Después de escuchar un par de temas, sentí sed y decidí bajar a la cocina por algo fresco para beber. Dejé mis auriculares sobre la cama y salí del cuarto. Al abrir la puerta noté que mi papá estaba en la casa pero yo no lo había escuchado llegar. Escuché su voz viniendo desde su cuarto. Decidí pasar por allí a decirle que yo ya estaba en casa y me disponía a volver a mi cuarto a ponerme un pantalón cuando me di cuenta de que lo que venía de su cuarto no era otra cosa más que gemidos de placer. Seguro de que mi vieja no podía estar con él, lo primero que se me ocurrió fue que estaría con otra mujer poniéndole los cuernos a mi mamá. La curiosidad fue más fuerte y quise ver con quién podría estar. Su secretaria, pensé. Realmente no me extrañaba que pudiera estar con otra mujer ya que bien sabía lo sexual y lascivo que podía ser mi viejo. La puerta estaba apenas entreabierta y casi no podía ver nada pero a poco de estar allí parado junto a la puerta supe que papá no estaba con otra mujer. De hecho, no estaba con una mujer sino con otro hombre. Empecé a temblar de los nervios que me provocaba la situación tan inesperada. Mi corazón latía tan fuerte que parecía que se me iba a saltar del pecho. Sólo una vez antes había latido mi corazón de aquel modo y había sido cuando, teniendo yo unos 12 ó 13 años, espié a mi papá mientras tomaba una ducha y descubrí la totalidad de la belleza de su cuerpo desnudo. Desde aquel momento no hubo manera de sacármelo de la cabeza y él fue el protagonista de todas mis fantasías más calientes y a quien le dediqué infinidad de pajas en la soledad de mi cuarto y a quien yo llamé por las noches a mi cama mientras me retorcía de deseo incontrolable por sentirlo dentro de mí, vigoroso, fuerte, peludo, macho. Sentí que me mareaba y me faltaba el aire. Estaba muy nervioso por el temor a ser descubierto pero necesitaba ver.
El hombre que estaba con él le hablaba con una voz ronca, profundamente masculina en un tono bajo. No podía distinguir lo que el otro hombre decía en parte porque susurraba y en parte por el nerviosismo que me hacía temblar como una hoja. Papá seguía gozando como un animal. Nunca lo había escuchado tan excitado. “Si, papi! Dame como a mi me gusta. Vos sabés como me gusta!”, gritaba desaforado. No aguanté más y en medio de tanto gemido y grito, empujé la puerta casi imperceptiblemente para que se abriera un poco más. Tenía que ver. No fue suficiente y me animé a empujar un poco más. Ya podía ver algo pero no suficiente aún. Abrí la puerta un poco más, esta vez dispuesto a verlo todo. Quería saber quién estaba dándole tanto placer a mi papá y qué era lo que estaba haciéndole que lo volvía tan loco. Finalmente la visual fue clara y ya no pude creer o entender nada de lo que estaba pasando. Entonces me di cuenta de que mi viejo no estaba volviéndose tan loco de placer sólo por lo que estaban haciéndole sino seguramente también porque quien lo hacía era su propio padre. Mi abuelo estaba arrodillado en el piso a los pies de la cama dándole tremenda chupada de culo a mi viejo que estaba en cuatro patas al borde de la cama abriéndose con una mano mientras con la otra se pajeaba. El abuelo corrió la cara de entre las nalgas peludas de mi papá por un segundo y le vi el agujero increíblemente abierto y desbordando leche. Entendí que papá era la hembra del abuelo, que se lo había cogido hasta acabarle adentro del culo y que ahora le estaba limpiando la leche de las tripas con la lengua. Al rato el culo de papá estaba todo mojado con una mezcla de esperma y saliva del abuelo. El olor a sexo llegaba hasta la puerta. No me di cuenta hasta que salí de mi asombro por la situación que estaba viviendo de lo imponente que se veía desnudo aquel hombre de 60 años, mi querido abuelo. Se notaba perfectamente que había sido un deportista toda su vida por lo firme de su musculatura. Papá había heredado la contextura física de él pero era mucho más peludo, sobre todo en el torso. Estaba extasiado por la escena cuando oí a mi padre decir: “No aguanto más, papá. Dejame acabar, por favor!” El abuelo respondió diciendo: “Si bebé. Venga y déle la lechita a papá como usted sabe que a papá le gusta!” A esa altura mi viejo ya había saltado de la cama y se había parado al lado del abuelo que seguía arrodillado en el piso, ahora abriendo la boca y sacando la lengua esperando que su hijo acabara en su boca. Sacudido por un orgasmo interminable, aquel hermoso macho que era mi padre acabó en la boca de su propio padre bufando como el semental que era. Papá vació esos enormes huevos que yo tanto deseaba en la cara del abuelo, luego se arrodilló frente a él con las piernas abiertas y empezó a lamerle toda la leche del rostro, de la barba y la que había chorreado hasta el pecho. El abuelo le tomó la cara a su hijo y lo besó frenéticamente en la boca compartiendo toda la leche que había limpiado de su cuerpo en un beso blanco y pegajoso al tiempo que deslizaba una mano por entre las piernas de aquel que todavía jadeaba tratando de recuperar el aire que había perdido en tan intenso orgasmo. La mano del abuelo alcanzó el culo de papá. Papá gimió débilmente. El abuelo le había colado un dedo en el ojete. Papá gimió otra vez. Esta vez fueron dos dedos más. Luego los sacó y ambos lamieron los restos de la leche del abuelo que aún quedaba en las tripas de mi papá. En ese momento reaccioné y todavía temblando por la emoción me fui a mi cuarto a tratar de tranquilizarme. Al rato escuché que ambos estaban en la ducha así que aproveché ese momento para salir de la casa sin ser visto. Me vestí y salí a caminar sin rumbo totalmente confundido por lo que acababa de vivir. Le mandé un mensaje de texto a mi papá diciéndole que llegaría tarde porque me quedaba a estudiar en la casa de un compañero. Cuando volví a casa, papá ya estaba dormido y el abuelo, por supuesto, en su casa.
Pasaron unos cuantos días hasta que yo medianamente salí de mi asombro y la sorpresa empezó a transformarse en una excitación sexual cada vez más grande. Finalmente tanta calentura me llevó a hacer una locura. Si mi papá tenía sexo con su padre, yo tenía que hacerlo con él también. Pasó un mes desde aquel día y llegó mi oportunidad cuando mi mamá tuvo que viajar nuevamente. Estuve muy nervioso durante todo el día pensando si mi plan daría el resultado que yo esperaba. Había decidido que mi papá “accidentalmente” encontrara una libreta de notas en la que yo narraba todo lo que había visto aquel día y el deseo prohibido que había sentido durante casi 10 años por estar en la cama con mi padre. La hora de la cena se acercaba y mi papá recién llegado del gimnasio me preguntó que me gustaría cenar. Le dije que no me sentía bien y que me recostaría unos minutos. Él dijo que en un rato subiría a mi cuarto a ver si me sentía mejor y quería cenar. Y así ocurrió. Cuando él subió al cuarto yo fingí estar dormido y dejé tirada la libreta al costado de la cama para que él la viera cuando se acercara a hablarme. Lo escuché entrar. Me llamó suavemente porque notó que yo estaba dormido. Se acercó a la cama para despertarme y vio la libreta. La recogió y luego se produjo un largo silencio. Estaba leyendo. Mi corazón latía tan fuerte que pensé que mi padre también podría escucharlo. Escuchaba como daba vuelta las hojas una a una y seguía leyendo cada palabra que yo había escrito. Sinceramente pensé que no pasaría de la primera hoja pero estaba tomándose todo el tiempo para leer. Al cabo de unos eternos minutos escuché que dejaba la libreta sobre la mesa de noche. Un segundo de silencio y luego su voz susurrándome al oído: “Pensé que nunca ibas a animarte a proponérmelo pero después del pequeño espectáculo que te dimos con el abuelo sabíamos que no ibas a tardar mucho en hacerlo y sinceramente deseaba que lo hicieras hoy que tenemos la casa para nosotros dos solos…” Lo que siguió fue un beso mágico que hizo que todos mis miedos desaparecieran. Fueron sus labios y los míos, nuestras barbas húmedas por el aliento y uno escupiendo saliva en la boca del otro. Fueron los cuerpos de ambos explotando de tanto deseo guardado. Los detalles de esta noche especial, los narraré más adelante así como algunos encuentros entre mi papá y el abuelo y otras historias que me contó mi viejo que son alevosamente pornográficas.
Cuando le contamos al abuelo que queríamos publicar nuestra historia en esta página no estuvo para nada de acuerdo pero yo, que soy su nieto favorito, me encargué de convencerlo, con la ayuda de papá, por supuesto.
Sé que lo que les cuento puede parecer un poco irreal pero créanme que no somos los únicos. También podría contarles acerca de un hombre que conocí hace un tiempo que tuvo sexo con su hijo durante unos años hasta que el muchacho se casó. Después de muchos años de no verse, el hijo le confesó que había repetido la historia con dos de sus cinco nietos varones.
Para terminar ahora les diré que mi padre me ayudó con algunos detalles de la historia que les conté para que quedara mejor narrada para ustedes ya que desde donde yo me encontraba espiando aquel día no podía ver tanto como me hubiera gustado. A mi viejo siempre le gustó mi manera de escribir y por eso me deja que yo comparta estos secretos de familia con ustedes y me anima a contar todo… y cuando digo todo, significa todo. Es que ambos somos de lo más morbosos, perversos y pajeros!
Espero que les haya gustado esta vivencia. Por favor, no duden en dejar sus comentarios para darnos su opinión. Saludos desde Argentina.
Aun lo hacen?