SECRETOS DE FAMILIA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Renata_42.
Hay temas que son difíciles de exponer, como lo referente al incesto. Muchas veces se calla por miedo a no ensuciar el buen nombre de la familia.
Estoy consciente que en la gran mayoría de las veces el incesto comienza con abusos sexuales y termina con la violación. Lo que más se denuncia es la violación de una hija o de varias hijas, por parte del padre o algún familiar cercano.
En mi caso personal nunca fui violada o forzada. Antes de darme el valor y la fuerza para contar esto que van a leer me encontré con infinidad de páginas dedicadas al incesto y relatos la gran mayoría escritos por hombres y ficticios, que hablan de grandes penes y maratónicas sesiones de sexo, encontré muy pocos relatos que lograron captar mi atención y ser convincentes entre la realidad que se vive en una situación de incesto porque solo quien ha vivido a plenitud el tema sabe lo que encierra vivir bajo esta forma.
Soy una mujer de 42 años, pero cuando era una adolecente mi padre me acostumbró a que era normal ser tocada por él, yo no tenía conciencia que eso fuera incesto hasta los 14 años que se lo comenté a mi mejor amiga como si fuera algo natural. Ella se sorprendió. Fue la primera vez que me cuestioné la conducta de mi padre y mía. Sin embargo los contactos y toques siguieron.
Mi padre nunca me penetró ni me mostró su sexo, pero desde que tengo memoria recuerdo que me abría las piernas para examinarme, "a ver cómo estaba creciendo su nenita", así me decía. Cuando me bañaba, él era quien me secaba y me llevaba a mi cama a dormirme.
Me ponía a dormir boca abajo, metía la mano por debajo de mi pijama y me acariciaba la espalda, las nalgas y por momentos me toqueteaba la vulva, hasta que me dormía.
Así fue hasta los 15 años más o menos. Una vez mi madre lo sorprendió acariciándome la entrepierna y le dijo que ya yo estaba muy grande para que me bañara, él se lo tomó a broma y le dijo que sólo jugábamos y que a mí me gustaba, mientras me besaba la vulva por fuera y podía sentir su lengua lamiendo, creo que fue la primera vez que tuve un orgasmo, pero no lo sabía en ese momento.
Con el tiempo y por motivos de trabajo mi padre comenzó a viajar y ausentarse de casa por algunos períodos. Cuando regresaba a casa era yo quien lo buscaba, tenía cerca de 17 años y mientras me ayudaba con las tareas de la escuela metía sus dedos dentro de mis pantaletas y me acariciaba. De noche me despertaba sintiendo su lengua moviéndose suavemente en mi vulva, y me decía, quédate tranquila, así dormirás mejor.
Otras veces me preguntaba de mis amigos o novios y mientras le platicaba me hacía preguntas sobre que chico me sentía atraída y mientras le platicaba él me alzaba mi falda o mi vestido o me quitaba mi short y me hacia recostar sobre mi espalda, era yo quien me quitaba mis pantaletas le entre abría mis piernas esperando sentir sus dedos en mi intimidad y comenzaba a decirme que había crecido mucho y entre abría los labios de mi vulva con mucho cuidado buscando cerciorarse que mi himen estuviera intacto y me daba consejos para no permitir que tocaran mi tesorito.
Después comencé a interesarme en chicos y cada vez mi padre me tocaba menos. Hasta que dejó de hacerlo.
A pesar de tener novio perdí mi virginidad con un amigo de mi padre y amante de mi madre, un hombre que supo despertar mi pasión por el sexo y supo darle a mi padre una dosis de morbo y placer al desflorarme casi frente a él, intente no gritar pero me fue imposible, a pesar del placer que sentía también sentí que me partía en dos cuando me penetro y de esa forma fue como su nenita fue hecha mujer.
Paso el tiempo, ese hombre tenía plena libertad de venir a la casa y tener intimidad con mi madre, mientras mi padre se masturbaba viendo como era poseída, en varias ocasiones noches llego a mantener sexo tanto con mi madre como conmigo. La vida prosiguió me casé con un hombre de más edad que yo y puedo decir que la relación fue bastante buena a pesar de la diferencia de edades.
No percibo ningún trauma sexual en mí. No reivindico el incesto como práctica, sólo quise relatar mi experiencia como un testimonio de incesto no traumático. Ya de grande recuerdo los contactos de mi padre como muy placenteros, han enriquecido mi vida sexual y aunque las relaciones con mi marido fueron buenas, al grado de que le conté mi experiencia, vivida con mi padre descubrí que lograba un orgasmo pleno y total cuando imaginaba que era mi padre el que me tocaba. No sé si eso será un trauma o no para mí fue un experiencia que me cambio mi vida.
Ahora estoy casada mi familia consta de cuatro personas; mi esposo, mis tres hijas y yo.
Es para ellas y para mí un secreto total, todo lo que pasa dentro de nuestra casa, porque una se imagina tantas cosas, escándalos y ante todo hay una familia, una moral, leyes, religiones y la idiosincrasia de cada pueblo que determina lo que es correcto y lo que no lo es.
Tal vez para muchos que estén leyendo esto piensen que lo que yo vivo no es incesto, pero encontré testimonios de que el incesto no solo es padre e hijos, también se da entre padrastros e hijastros, Padres adoptivos – hijos adoptivos, hermanos, hermanastros, primos, primas, suegros, amigos, etc.
Ante la falta de un hijo varón y siendo mi esposo ya un hombre de edad grande, a pesar de estar casada acepte junto con mis hijas vivir una sexualidad plena con otro hombre, en un tiempo me sentí incomoda y fuera de lugar por haber aceptado una vida así siendo casada, pero no voy a negar que las satisfacciones han sido muy gratas.
Sé que puede sonar muy escandaloso y fuera de lugar para muchas personas, que la madre y las hijas mantengan relaciones sexuales con el mismo hombre, o con un grupo de hombres, sin embargo, a través de la historia las relaciones incestuosas siempre han existido y con ellas ese gran tabú que se fue creando de lo prohibido y profano de la relación.
Sin embargo ninguno de nosotros estuviéramos aquí si esta práctica nunca se hubiera dado, aun así, tampoco trato de justificarla, pero cuando existe la confianza, el entendimiento y más que nada la comprensión; tanto física como sentimental de los participantes, puedes convertirla en un gusto, un deseo y una complicidad absoluta sin salir de tu propia casa.
No es fácil llevar una vida sexual en familia, mucho menos para un hombre aceptar que su mujer y sus hijas sean poseídas y desfloradas por un hombre. Ajeno a su familia, en este mundo machista que mi marido ceda su lugar a otro hombre más joven o a otros hombres fue para él un golpe a su hombría sin embargo también descubrió un nuevo placer que es el ver a su mujer y a sus hijas ser penetradas con vigor y gozar la relación.
Desde niñas las eduque sin tabos en lo sexual y ya cuando tuvieron edad para entender las cosas, les conté de mi secreto y de mi pasado, entendieron mi vida sexual al lado de su padre y compartí con ellas mi experiencia sexual.
En muchos casos la madre suele desconocer los hechos y las hijas temen decírselo por miedo a que no les crea o por temor a que el padre o el hombre que las toca y desfloro termine en la cárcel y se rompa así la supervivencia económica de la familia.
Y En los casos en los que la madre se entera decide no darlo a conocer, por miedo al escándalo y porque no sabe qué hacer con la situación que se ha creado en la familia.
En mi caso con mis hijas tampoco fueron forzadas o violadas, puedo decir que somos gente normal solo tenemos una relación diferente, es más que delicado hablar del tema por el desprecio de la sociedad sobre todo en las familias…ya no me extiendo mas, quería publicar un cachito de mi historia, una relación por voluntad propia, en donde ya hubo bebes fruto de la relación que mantenemos.
Cuando en una relación en donde la madre y las hijas aceptan ser preñadas tener hijos fruto de esa relación que viven es un vínculo para toda la vida porque un hijo no es para un día, un fin de semana o para unos años un hijo es un vínculo que estará presente para toda la vida…
Muy bien dicho.