Secuestro Alien XXX 10
El tiempo a pasado, la situación ha cambiado, y la familia de Jou esta envuelta en una locura sexual que perderá el control….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
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Habían pasado 5 años desde el accidente de una familia rica en una finca dentro de las montañas, se dijo en los medios que un grupo de locos se metió a la propiedad privada para hacer toda clase de vejaciones, o actos de índole carnal, se cuenta que violaron a las niñas, les metieron drogas y demás, era una buena escusa al verlas actuar, parecían secuelas de la aventura sexual que gozaron, pero solo se trataba de una mentira, Roy y su padre no supieron cómo actuar desde eso, habían perdido a Jou, y sabían que no era su culpa, aquella tipa que vieron, algo le hizo, además que no estaba sola. El hombre se veía mal, lleno de culpa, pero en especial el viejo, quien no sabía que sucedía y disparó al chico creyéndolo un violador, sin embargo las situación estaba en un misterio total, pues aquel grupo de tipas, había desaparecido por completo, y lo que era más inquietante, un grupo de hombres de negros, supuestos agentes federales, estaban en la pista, intentando averiguar ¿Dónde estaban ellas?
Desde entonces las chiquillas habían cambiado demasiado, parecían haber despertado alguna clase de energía sexual difícil de resistir, en su andar, hablar o moverse, estaban prácticamente seduciendo a quien tuvieran cerca con su sola presencia, aparte que su olor, era como si estuvieran en celo, jalando la vista de varios presentes, como era el caso de un jardinero, quien clavaba su vista en las pequeñas zorras de su casa, pensando que un día de esos debía romper aquellos coñitos con su verga.
Ahí están otra vez – decía el tipo, un tipo de tez caoba, grande y robusto, con una buena verga que se asomaba por sus jeans, que trabajaba en unos arbustos, pero miraba a la alberca.
Deja eso, nos vas a meter en problemas – dijo otro obrero, un chico de igual aspecto, aunque más modesto en tallas, aunque no dejaba de ver a las crías.
Nada de eso, es como si invitaran a tener una buena noche de pasión, solo miralas, están bien puestas, son unas golfillas, siempre lo fueron – dijo el tipo con ansia carnal.
Para ese momento frente a la alberca, Joanna, Sarai junto a Leila, se hallaban untándose bronceador, usaban sensuales bikinis, que en sus figuras precoces, parecían poder levantar a los muertos, pues las telas eran tan finas que se marcaban los pezones arriba, pero abajo se iban notando los estrechos coños con sus formas deseables, aparte las 2 primeras ya tenían 14 años, y poseían formas demasiado eróticas, sus pechos eran mayores a las de sus compañeras, sus cinturas breves, los culos redondos, haciendo que todo lo que vistieran, luciera de manera sensual, en especial los uniformes escolares, donde cada una de sus curvas resultaban tan exquisitas, que no faltaban algunos maestros metiéndose en problemas, o que sus compañeros estuvieran de “traviesos”, tratando de ver por sus escotes o bajo sus faldas, logrando vistas deliciosas.
Por su parte Leila siendo de tez cobriza, a nadie sorprendió que ganara un aspecto tan sensual a tan corta edad, con apenas 12 años, su figura era de una precocidad excitante, que aseguraba el tremendo porte sexual de sus genes, pues ya habría algunos accidentes con varios torpes que querían propasarse con ella, en especial cuando esas tetillas tomaban forma tan delicada, erótica, deseable, que a más de un chiquillo despertaba una fiera erección. Por desgracias para muchos de sus maestros, quienes querían probar suerte seduciendo a la niña, tenían una barrera enorme, pues el abuelo no dejaría que estos fracasados se acercaran de mas, sabía perfectamente cómo se las gastaban estos tipos, fingiendo que iban mal en clases para acercarse a las nenas fuera del horario escolar, y así irle seduciendo, si bien que el haría lo mismo, de hecho su padre estaba de acuerdo, no sabía que pasaba, pero la culpa le invadía por dentro, y solo cuando cogía con su esposa se podía olvidar de todo, aunque cabía decir que su cama era compartida por Janet, siendo el trauma y demás cuestiones una escusa perfecta para compartir tremendas sesiones de sexo, en donde incluso había una tercera (Martina).
En buenos encuentros, aunque no eran constantes, se metía a la cama para disfrutar de sesiones de sexo intenso, tomaba a su hembra, para penetrarla, su coño siempre estaba húmedo, era como si una ansiedad invadiera su carne, no pudiendo calmarse hasta que metiera su verga, pero una vez que enterrara su miembro en aquellos vientres, todo se relajaba, era igual en ambas, se sentían mejor una vez que penetraran su interior, comenzando a gozar del vaivén de aquel hombre que en momentos se movía con fuerza dando un palpitar total en su interior, logrando que se sintiera completa, estaban ansioso, impulsando sus caderas con un deseo que lograba que los jugos de lujuria saltaran por las sabanas empapando todo en su juego sexual. Solo en esos momentos se lograba calmar Roy, pues se perdía en el placer, lamiendo los pechos, sintiendo un gusto la saborear aquellas tetas, le encantaban, pues todos los cuerpos que tenía a su alcance eran perfectos, tan sensuales, que jamás pensó tenerlos así, Carolina se había vuelto tan leal, después de lo ocurrido, dejó el trabajo, para ser mas una esposa devota, haciendo vida social lujosa, algo dentro se rompió esa noche aparte de su coño, que solo reaccionaba con su marido, pero era igual con Janet, quien gemía de manera irresistible, restregaba su cuerpo de manera deliciosa, también se retiró, pero ella tomó un tiempo más, solo unos meses, pues luego se dio cuenta que se embarazó de su primo, lo que la hizo cambiar de igual manera, aparte que las luces eran una pesadilla tras lo ocurrido, mientras que quedando como una criada llegaba Martina, quien solo era una escusa para estar con su pareja sexual, recibiendo su verga a la que era adicta.
Cabe decir que tras lo ocurrido, Janet se quedó con Roy como si fuera su mujer, empezando a criarse en familia el pequeño, su nacimiento fue justificado frente a medios por lo ocurrido, así que nadie hizo un escándalo, sino que sintieron una clase de empatía, Fernando, así llamaron al chiquillo, quien era perfecta mezcla de sus padres, aunque a esto también se agregó Pedro, el hijo de Martina (de momento), tan parecido a su papá, que era imposible negarlo, sin embargo con él había cierto recelo, pues aparentaba una edad que muchos cuestionaban. Por suerte un grupo de federales que atendieron el caso, todos con trajes negros, apoyaron diciendo que en el caso se usaron drogas de dudosa procedencia que afectaron el desarrollo, lo cual apoyó bastante a la imagen del hombre, aunque esos sujetos no dejaban de causar cierta molestia para el hombre, quien los miraba con bastante desconfianza, pues parecían saber algo que ellos ignoraban.
Como fuera el caso, la situación seguía su curso, todo se calmaba desde el accidente, de cierta forma Jou se volvía un fantasma dentro de la familia, aunque era mencionado por Naoko y Josefina, no como su hermano mayor, sino como su novio, a quien compartían, de hecho igual Leila y Lisa se mantenían conscientes de él, llamando mucho la atención, porque junto con sus hermanas mayores, comenzaban a tener un desarrollo precoz de su cuerpo, haciéndoles ver deliciosas. No era pocos los hombres que al verlas sintieran un deseo por aquellas formas que no eran tan infantiles, de hecho se notaban demasiado sensuales, y los maestros eran los primeros en querer probar algo de esas sexualidad, aparte que como todas las demás comenzaban a usar ropa mas entallada, corta, dejaba ver más de su piel, o se ponían prendas mas entalladas, dándoles a adivinar las formas de su cuerpo de manera más sugestiva, siendo bastante tentador, pues con licras ya fuera en playeras o shorts se notaban sus tetillas puntiagudas, lo torneado de esas piernas, incluso se dibujaban las formas de su coño o la redondez de su culito.
Logrando con esto que las niñas fueran ganando un aire sexual al caminar, incluso en la mansión donde vivían, pues su abuelo lejos de quererlas lejos, en la residencia privada donde se hallaban antes, las querría a la vista, aunque eran un ligero tormento, pues aun él, se daba cuenta de la carga erótica que tenían sus pequeñas nietas, pero lo soportaban y evitaba al ver como otros de sus trabajadores, las miraban con lujuria. El viejo tenía una gran residencial con un terreno de un par de hectáreas, de hecho era la casa donde Roy se crio, aun estaba aún la cabaña de herramientas donde fue concebido Jou, aparte de una alberca con temperatura integrada, ahí las niñas solían divertirse, de hecho era un deleite verlas con sus bañadores, como si se ofrecieran para el sexo, en un juego de placer visual, muchos de los trabajadores las miraban con ganas de irrumpir y meterles la verga a como diera lugar, la mayoría termino despedido.
Con el paso de los años, desde que el mayor de sus hijos desapareció, Roy se dio cuenta que fue muy injusto con él, siempre lo estuvo agrediendo, menospreciando, pero aparte, se dio cuenta, el chico fue tomado por aquellas tipas, o al menos recordaba lo que le contaron, que algo le hicieron unas mujeres en un camión plateado, pues el violar a sus hijas, era demasiado, ninguno de sus niños sería capaz de algo tan vil como coger con una nena de solo 3 años, sin embargo paso, y parte de la familia se rompió. Muchas veces iba a hablar con los federales, esperando noticias de su parte, aunque estos no le ayudaban en mucho, era como si se hubieran desvanecido, además tenían cierto recelo, como si ocultaran algún secreto, apenas dijeron nada, solo pistas de una cruel verdad, que asustaba demasiado, dándole total desespero al hombre que estaba cargado de dudas y remordimientos, que solo olvidaba cuando cogía con su mujer, enterrando su verga hasta perderse en esa carne sensual, lamiendo esas tetas, abriendo ese coño hasta el fondo, mientras se dejaba llenar por un ritmo cargado de euforia, siendo parecido con su prima.
La rutina se había vuelto algo sencilla pero viciosa, debido al problema es que igual Janet se había quedado dentro de la casa, para quedar resguardada, pero ahora se había convertido igual en la mujer de su primo, disfrutando de largas sesiones de sexo, era tomada con fuerza, penetrada con un vigor sexual, le penetraban hasta hacer que sus tetas bailaran, mientras eran seguidos por fuertes gemidos sexuales que retumbaban, viendo muchas veces como las piernas de la mujer eran alzadas por los brazos de aquel semental que las separaba él mismo. Muchas veces llegó Carolina para ver aquello, pero lejos de enojarse como lo habría hecho antes, se empezaba a correr, su cuerpo había cambiado, ese sexo en grupo, le despertaba una sensación de placer inaguantable, muchas veces se metió a la cama, sacándose la ropa para unirse entre ellos, siendo igual con Martina, aunque parecía un poco distante cuando no estaban teniendo sexo, resultaba extraño, pero nadie se quejaba, en especial cuando agarraba a alguna de las demás hembras para satisfaces sus ansias sexuales, tocando esos cuerpos con un gusto placentero, tan inquieto, tocando desde las tetas, las cuales chupaba, lamia, dedeaba, hacia que escurrieran sus mieles sexuales cuando no las tocaba el hombre, quien se entregaba al placer sexual, irrumpiendo en el coño con una bravura única, estaba como loco penetrando, y la imagen de Martina tocando a otra, haciéndola gemir, alzaba el calor.
Con toda la calentura del momento terminaban teniendo fuertes sesiones de sexo, y para sorpresa esto hizo que Martina hubiera quedado embarazada hace 2 años, saliendo otro niño, el pequeño Zaul, curiosamente no habían salido más niñas, o eso hasta que curiosamente el viejo, el abuelo de todos esos niños, se decidiera a actuar, pensando en lo ocurrido. Por todo el caso también se mantuvo al margen, pero estaba consciente, hablando con los federales, por lo que pensó en actuar, era como si comprendiera una verdad, por lo que haría público algo inesperado, aunque antes lo habló con su familia. Así en una rueda de prensa dejaría conocer que Roy tuvo una hija mas aparte de las ya conocidas, Cleotilde o Cleo, ese era su nombre, y resultaba ser hija de una amiga de Carolina, Jade, una de las damas de honor en la boda, de hecho fue quien presentó a ambos, aunque se desapareció por un tiempo y llegó a la ceremonia, luego no se le había vuelto a ver, era un misterio su paradero hasta ahora, pues aparecía con una niña preciosa de tez canela, con largo cabello negro, algunos mechones pintados de colores por moda, y curiosamente una figura algo precoz para su edad, 13 años.
Aquello no era broma, aunque parecía bastante conveniente, Jade llegaría con un gesto amargado, parecía que en su momento quiso tener algo serio con Roy, pensó que tener a una hija le ayudaría a adelantarse a Carolina, pero el viejo no la quería, sabia el tipo de persona que era, no iba a confiar en alguien así, por lo que le ofreció un trato que no pudo negar, y la hizo alejarse por un tiempo, apenas apareciendo para la boda por la ingenua idea de ser dama de honor, aunque para ese momento Cleo ya había nacido, ocultarla de su padre seria su venganza. Sin embargo algo había pasado, lo cual llamaría la atención de todos, pues llegaría una noche acompañada de un agente federal, Jade era una de esas mujeres caribeñas llenas de sensualidad, vistiendo de manera provocativa, un vestido de una pieza, que apenas podría pasar por la calle sin llamar la atención, y la hija, seguía el mismo tipo de ideas, de hecho se notaria bastante apática frente a su padre, aunque no le conocía de nada.
Finalmente se reunieron durante un atardecer en la terraza de la mansión del viejo, quien se hallaba cuidando de los niños pequeños, pero también de las jovencitas, dejando espacio para que Roy pudiera hablar tranquilamente, aunque Carolina no estaba contenta, apenas aguantaba darle una cachetada a su supuesta amiga, se veía esta algo burlona, solo faltaba Janet, quien llegaría después, y eran atendidos por Martina, estaban los Roy, mirando a su hija, como si descubriera otro de sus tantos errores, pero con mas empatía, cuando se decidieron decirse.
Tiempo si verte, Roy, sigues tan ardiente como siempre – dijo Jade con un tono coqueto.
Jade, bonita sorpresa la que nos diste – diría con desespero Carolina al verla.
Mira no tengo ganas de hablar contigo – decía con mal humor la supuesta amiga.
No tenemos tiempo para estos dramas – agregó molesto Roy mientras miraba a la mujer.
Oh, pero yo tengo ganas de eso, digo, eh estado en un rincón del mundo, aunque no me han tratado tan mal, pero perdí toda mi presencia, y me encanta ser el centro de atención, o ya lo olvidaste, cariño, como al verme en ese evento, me jalaste para tratar de tener algo conmigo, pasamos una velada maravillosa, en especial la noche, me sacaste ese vestido rosa, me lanzaste a la cama, mi coño estaba escurriendo al verte, bien que lo notaste, estaba que goteaba por ti, y me la metiste hasta el fondo de una sola vez, me chupaste los pechos como si fueras un bebe goloso, querías romperme, mis piernas se aferraron a tu cintura, estabas embravecido dándome con todo, me hiciste gemir de manera increíble, nadie me dio tan rico como tú, fue un momento mágico, mi sangre estaba hirviendo, jamás me había sentido así de llena, en serio, lo disfrute como no tienes idea – se burlaba Jade con una malicia pervertida.
Claro que lo recuerdo, repetí varias veces, no fue solo esa vez, durante mi estancia al menos lo hicimos 5 veces, y debo admitir, fue delicioso, la forma en que se movían tus pechos mientras te iba penetrando, los pujidos que hacías en medio de nuestros juegos anales, porque hasta eso, pues querías sentirlo, pero a mí no me gusta tanto, y claro esta esos juegos en la ducha, como me encanta la sensación de desnudes apenas cubierta por la espuma del jabón, mm – dijo con lujuria en su boca Roy.
Entonces porque no te quedaste con mamá – cuestionó molesta la niña.
Porque es una controladora obsesiva, me di cuenta de eso a la 5ta vez cuando ya estaba decidiendo todo lo que íbamos a hacer al volver – respondió molesto Roy, y sus palabras llamaron la atención de la niña como si fuera algo que sonaba frecuente.
Ah, ya veo, no es normal – acertó a decir con molestia Cleo aceptando eso.
Claro que no chiquilla, tu madre siempre ha sido una reina del drama – aseguró la esposa un tanto enojada por todo lo descrito.
Bien ¿Por qué de repente estas de vuelta? Porque mi padre no está del todo contento con la escenita que hiciste frente a las cámaras, y la verdad, yo tampoco, estoy tratando de cambiar, estoy haciendo un esfuerzo, maldita sea – decía Roy conteniendo una locura, aunque la verga se le estaba parando.
Jajajaja, bien, primero quiero pasar una noche contigo, puedo aguantar que se una Carolina o alguien más, no pienso decir nada hasta que aceptes, mi cuerpo arde por eso – dijo molesta la mujer, moviendo las piernas dejando escapar un olor a hembra en celo.
Eso se puede arreglar, pero yo voy a tomar en control, entendido, mujer – advirtió Roy con seriedad mientras su verga se estaba parando mas.
El ánimo estaba extraño, no era natural, se sentía tan tenso, que un olor aparte del de la lujuria se podía aspirar, resultaba extraño hasta cierto punto, como si se ocultara alguna clase de perversión difícil de resistir, lo cual tenía a Jade a punto de respirar mas ansiosa, aunque la hija se veía muy molesta, y eso no terminaba de agradar al padre, quien le vería.
¿Qué pasa niña? O quieres que te llame hija, carajo, tienes mis ojos – dijo con cierta intriga Roy.
Llámame hija, está bien, así me dejaran de llamar la huérfana – aseguró Cleo con frialdad.
Bien, Hija, espero que podamos llevarnos “cordial” ah – decía con alguna clase de tensión el hombre, mirando a la adolecente.
La chiquilla era preciosa, con formas muy femeninas, usaba un vestido blanco, que resaltaba con su tez canela, unas sandalias que dejaban ver sus pies, sus uñas estaban pintadas de colores, igual que las de sus manos, sus tetillas estaban apuntando al frente, su cara deliciosa, tan femenina, largo cabello negro, con labios carnosos, pero suaves, se notaba un aire seductor, aparte que se hallaba muy coqueta casi jugando con el filo de su falda. Roy la miraba con cuidado, como entendiendo algo que no podría hacer, violarla, pero si las razones que llevarían a semejante acción, una especie de faena sexual o similar, quería reaccionar de manera inteligente, pero los traumas de su pasado lo atormentaban, y su verga se paraba mucho como acto reflejo.
¿Qué? Se te antoja meterla – dijo la niña con un tono obsceno.
Deja eso, no debes incitar a tu padre – interrumpió la madre a punto de cachetearla.
No, cruzo ciertas líneas, nunca me metería con una chamaca de tu edad, solo mayores de edad, con grandes tetas, y culos redondos, es mi regla – aseguró un poco inquieto Roy.
Mm, con que es así – dijo con cierta incredulidad Cleo.
Deja eso mocosa – volvió a advertir Jade con un gesto lleno de severidad.
Vamos mamá, sabes que papá se está cogiendo a su prima, hasta salió en las noticias, aunque digan cosas de que había alguien más un ataque de unos pervertidos o lo que fuera, para mí que era una trampa, para no lucir como unos pervertidos – diría sin pena la niña.
Deja eso, o quieres que te recuerde el cuarto 79 del hotel – dijo como un ultimátum.
Tras oír eso la niña palideció, mirando a su madre como si le suplicara que cerrara la boca, pero aquello llamó la atención de todos, como si fuera algo que debiera ser contado, y eso era un hecho, lo cual atrajo las miradas de cada uno de ellos, haciendo acabara la conversación.
Te lo contaré todo, pero no frente a la niña, apenas aguantaría mas, si quieres saberlo, me tendrás que sacar la verdad con tu verga – dijo vulgar la mujer con un deseo sexual marcado en cada palabra, viéndose ansiosa por sentir esa carne de macho en su interior.
Mamá, no puedes, dijiste que nadie se enteraría – dijo Cleo con un gesto de enfado.
Pues te aguantas, porque esto es importante, aparte, a tu padre no le importara que hallas tenido sexo con tu hermano mayor – agregó un tanto banal la mujer mientras apresuraba al hombre.
Ante esa revelación se quedo inquieto, Roy, mirando a su nueva hija, como si frente a ella hubiera algo insolito, pero aparte, saberla desvirgada por su ¿hijo? Eso le hizo pensar Osvaldo solo contaba con 10, y Pedro o Zaul, no se les paraba, eran demasiado pequeños, Damian aunque no fuera su hijo, nada tenía sentido a menos que.
Vieron a Jou – dijo Roy con un tono casi inquisidor.
Pero no habría una respuesta, la sonrisa maliciosa de Jade lo diría todo, quería placer, y no aceptaría nada menos de eso para contar sus secretos, por lo que rápidamente la llevaron al cuarto, uno que olía a sexo añejo, pues el lugar había sido usado para toda clase de placeres carnales, se podía sentir por el calor que lo envolvía, era algo inquietante, pero adictivo, casi como si invitara a una orgia, y el hombre no lo dudó, una vez que dejó a la mujer en la cama, esta se desvistió dejando ver una lencería rosa que le daba un aspecto delicioso, logrando que terminara de endurecerse su verga. Con ánimo Roy fue a tomar aquel cuerpo, mientras Caronlina veía desde un lado, ella quería estar presente, de hecho se sacaría el vestido, dejando ver su figura seductora, sus bragas estaban ya mojadas, era igual que su marido, algo cambio desde esa vez, también la sangre se le incendiaba, quería sentir más del placer vicioso del sexo fuerte, le encantaba sentir como su vulva se abría ante las embestidas de su marido, era una sensación tan caliente, que se hizo adicta a ella. Con sutileza se cuidaba de ver todo, Carolina, hurgaba su coño depilado y sus uñas manicuradas, empezando a gemir con ánimo, mientras miraba como el hombre comenzaba a comer aquella vulva que aún tenía pelos, lo cual fastidio bastante al hombre porque las sentía entre sus dientes.
¿Qué sucede cariño? Mm – dijo con un gesto vicioso.
Quítate eso – ordenó molesto Roy levantándose de la cama.
Pronto la mujer lo comprendió, dejando que ella se levantara caminando con tacones puestos, lo cual le daba un terrible aire seductor, pero no importaba del todo, quería llamar la atención del hombre, fue al baño, que estaba pegado, abrió sus piernas, con crema se untó el coño, para dejar ver su vulva, y la cual escurría levemente sus jugos, dejando sentir en el aire su propia fragancia del deseo, aunque no sería lo que ella deseaba, pues en medio de su juego erótico, Carolina tomaría su lugar como esposa, y haciendo que Roy se acostara, ella misma se clavaria la verga para empezar a cabalgarlo, dejando que sus carnosas nalgas golpearan los muslos para escuchar algo similar a un aplauso, como si le incitara a volver pronto por culpa de un ritmo cadencioso, que sería acompañado de algunos gemidos sordos que denotaban el placer que se estaba viviendo en ese momento la mujer que le miraba caliente.
Antes que se diera cuenta, Jade quería hacer algo se hallaba enojada, nuevamente se lo ganaba aquella tonta que llamó amiga, pero antes de lograr nada, sentía una mano aparte, una criada se ponía a su lado, sacándose el uniforme para dejar ver un conjunto de lencería negro delicioso, que enmarcaba sus preciosas formas, que apenas eran contendías, y le daban un aire tan seductor, que resultaban embriagador, o eso pensó, pero justo en ese momento, ella misma le terminaba de afeitar el coño, rápidamente, sin mucha seducción, como ella esperaba, además que le empezaría a meter el dedo de tal forma que la empezó a excitar. La mujer se quedó quieta mirando como empezaba a ser tocada, unos dedos entraban en su útero, sacando sus mieles del deseo, intentando llegar al fondo con un ritmo continuo que iba desatando un calor sensual, sacándoles gemidos cargados de lujuria, que iban aumentando de volumen, estaba sintiendo un calor cada vez más fuerte, tan vicioso, mientras miraba como marido y mujer estaban fornicando como animales, ella lo cabalgaba dejando ver que sus tetas se movían en un ritmo constante, tan frenético, llegando curiosamente ambos a un orgasmo.
Maldita puta – dijo Jade enojada mientras veía como escurría su entrepierna.
Después de eso saldría la mujer del baño, para ver a los amantes en la cama, se empezaban a entregar don fuerza, ambos estaban jadeando, sudorosos, pero eso no le gustaba a la mujer, quien no estaba contenta, quería tener la primera corrida escurriendo dentro, pero se la había ganado Carolina, e iba a quejarse cuando el mismo Roy le dijera algo, que le dejó helada.
No creas que voy a caer en tus juegos, eres una puta como otras tantas, no quedamos en nada de nada, solo que te voy a coger, y tu lo vas a gozar, entendiste – diría con cierta fiereza mientras la jalaba, ya depilada y le abría las piernas, para dejarle ver el coño escurriendo, y vería con gusto a Martina quien bajaría la cabeza sumisa.
Tal como le gusta jefe – dijo dócil la mujer sobando desde atrás el coño.
Bien, espera afuera a Janet para que le avises, yo tengo que romper este coño – diría el hombre, antes de jalara a la mujer, haciendo a un lado a su esposa y penetrarla de una sola vez, ensartando con tal fuerza que la haría gemir.
Oh, hombre, esto era lo que quería – dijo con un tonito difícil de contener Jade.
Roy con una firmeza única comenzaría a embestirla, estaba totalmente enloquecido por la lujuria, mirándole como un animal salvaje, mientras movía sus caderas en un ritmo tan duro, que era casi irreal, sujetaba sus piernas, estaba prendido en un deseo cada vez más potente, lanzando sus caderas contra el coño de la mujer, dándole tan duro como podía, sacándole unos cuantos gemidos, mientras iba haciendo un escándalo. Carolina miraba todo desde su lugar sobándose la vulva mientras sentía un calor común recorrer todo su cuerpo, sacándose con sus dedos la corrida de su marido junto a una nueva corrida, en una oleada de calor, mientras Roy seguía penetrando con fuerza el coño, haciendo un verdadero espectáculo, dándole tan duro que no podía, contenerlo la cama, hacían un ruido especial mientras aumentaba el ritmo.
Ah, me estas quemando hombre no esperaba esto – decía con un poco de locura Jade.
Recibía una buenas embestidas, cuando súbitamente, Carolina haría algo inesperado, morderle una teta, no se quedaría fuera de la acción.
Ha que haces, maldita perra – dijo con desespero la mujer, cuando sucedería algo.
¿Quieres sexo? Perfecto, pero será bajo nuestras reglas – diría Roy con un gesto vicioso.
Fuera de ese cuarto, había vuelto Janet, estaba escurriendo, su cuerpo necesitaba de la verga de su primo embistiendole, ya estaba acostumbrada a recibir las atenciones mas intimas, a gozar de su cuerpo hasta escurrir sus mieles, sentir sus tetas entre los labios de su macho, que lo llamaba cariño en la mansión, aparte que se compraba ropas seductoras para poder atraer sus deseos, aunque a veces lo lograba con Carolina, y en varias ocasiones terminaban en duetos lésbicos, que eran interrumpidos por el hombre haciendo unos tríos bastante duros, en que se perdían hasta el amanecer, sin embargo al llegar vio que estaban ocupados, reconocía la situación, por lo que Janet se detuvo, querría intervenir, pero debía aguantar, sin embargo al ver a Martina, tendría una idea. Seria evidente, la tomaría cual puta era para comenzar a divertirse, sobando sus tetas expuestas, hurgando su sexo bajo la tanga de lencería fina que escurría ante sus caricias, empezando a dar gemidos que ocultaba con sus besos de lengua profundos, en un juego de lujuria que destrozaba toda cordura por parte de la jovencita, quien sabía perfectamente lo que deseaba la señora, y ella lo ansiaba de igual manera.
Dígame, hoy es turno – diría con timidez Martina.
Si, preciosa, hoy vamos a divertirnos todos juntos, para darle una lección a esa puta – aseguró Janet con una voz cargada de vicio, sabiendo que hoy sería especial.
Así comenzaría un juego erótico, caricias cargadas de lujuria, mientras las prendas iban cayendo, las de la jefa, quien perdía la cordura mientras iba amasando esas formas con una calentura que le quemaba las manos, haciéndole sentir un placer inigualable, en especial cuando ella gemía quedo, para no ser descubiertas, pero eso era imposible. Como un perro de caza Roy olía fácilmente como es que detrás de la puerta nuevas mieles sexuales estaban escurriendo, siendo de sus amadas rameras, lo que le emocionaba, mientras seguía penetrando con una fiereza total ese coño, estaba ahogado en una pasión carente de sentido, penetraba ese coño como un poseso, sacándole gemidos que eran ahogados por la situación sexual, pues Carolina estaba ofreciendo su coño a la mujer, restregándolo sobre sus labios a la fuerza. Era casi divertido, pues en medio de toda esa orgia, la dejaron atada de manos, sujeta al borde de la cama, Roy la penetraba con una fuerza poco usual, sacándole fuertes gemidos, mientras que Carolina no dudó en ponerse sobre Jade para que le comiera su coño, logrando que escurriera sobre su boca cada que se corriera, siendo más candente de lo esperado, haciendo que la mujer saboreara sus mieles en repetidas ocasiones.
Los gemidos de ambas se hacían presentes, logrando que gozaran de en medio de esa faena sexual, sin embargo estaban lejos de detenerse, puesto que el mismo Roy daría una orden, y tanto Janet como Martina entrarían, ambas estaban casi desnudas, apenas tacones con medias que le daban un aspecto sexual, sus cuerpos eran bastante agradables a la vista, y al ver la situación algo se desconcertó en su cerebro, acudiendo a su lado para adentrarse en el placer prohibido. Antes que se dieran cuenta, ambas estaban comiéndole las tetas a Jade, mientras que Roy les hurgaba tanto culo como coños con sus dedos, lo hacía con una gracia tan pervertida, que resultaba imposible de resistir, estaban gimiendo posesas, mientras que la invitada perdía todo el sentido, ya no sabía ni que día era, cada parte de su cuerpo estaba ardiendo, y se ahogaba de sed, por lo que bebería los jugos sexuales con desespero, se estaba rompiendo por dentro, pero ella lo ansiaba totalmente, usando mejor su lengua para penetrar aquel coño con más gusto, aumentando el número de orgasmos de carolina.
AHHH, así se hace maldita puta, quieres sexo con esposo ajeno, ya verás – dijo la esposa con voz viciosa, mientras restregaba ese coño.
Antes de que se diera cuenta Jade empezaba a tener un orgasmo múltiple, uno tan fuerte que convulsionaba, la pobre figura de la mujer estaba explotando en placer, ahogándose sus gemidos en una corrida de la mujer mientras sus tetas estaban tan sensibles, pero es que aparte, Janet y Martina igual estaban llegando al clímax de la pasión, solo que en vez de solo escurrir, hicieron algo mas pervertido, comenzando a marcar a la intrusa con sus fluidos, dejándola con sus fragancias. En ese momento Roy comenzaría a correrse de igual manera, pues la vagina convulsionaba de tal manera que sentía como un masaje sexual que no pudo resistir, soltando toda su carga en el interior de ese coño, en una oleada de placer potente, por lo que inundaría su cueva mientras este rugía casi como un animal, mientras notaba como su leche salía de ese coño por culpa de los jugos y Jade terminaba de disfrutarlo, así su cuerpo quedaba en un estado de relax, en la cama apenas respirando, mientras que los demás se reagrupaban para seguir disfrutando, pues Janet aún estaba aun caliente, su cuerpo deseaba calor sexual, necesitaba más atenciones intimas, igual que Martina.
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