Secuestro Alien XXX 16
La Locura estalla en una orgia sin limites, una explosión de lujuria que no tiene limites….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
16
Una fiera orgia se estaba dando, el hombre cogería como todo un animal poseído por una lujuria salvaje, pues sus amantes estaban ardiendo por él, gemían de gusto, se movían deseosas por disfrutar del placer sexual que les inspiraba este hombre, quien era el dueño de todas sus fantasías, las cuales cumplían con una pasión sin igual, si bien que cogían cada que podían, habían hecho al menos cada pose del kamasutra 3 veces cada una, y en todos los lugares pensables, la cama, el baño, jacuzzis la sala, una biblioteca, las albercas, por ello la casa olía a sexo vicioso, lo cual era un tanto vigorizante. Ahora estaban en un penthouse por un evento de negocios y placer, dentro de un crucero, que estaba hecho para cumplir la mayoría de sus fantasías, al menos las que pudieran pagar de manera clandestina los dueños de aquel club, quienes hacían lo que quisieran dentro, aunque eso quedaba de lado.
En medio de todo aquello, mientras unas luces misteriosas iluminaban el lugar, pero es que titilaban de forma misteriosa, como si las ondas de luz transmitieran un mensaje extraño, incitando a todos, pero en especial a unas niñas, que estaban haciendo de las suyas, durante la noche no pudieron evitarlo, debido a la cercanía del cuarto de sus padres, desde donde resonaban los gemidos de placer sublime, pudieron sentir un calor, que cegaba los sentidos. Era una especie de reacción que despertaba por la sexualidad reprimida, deseando sentir el sexo con mas locura de la esperada, por lo que empezaron a jugar con sus dedos en medio de todo ello, hurgando sus cuevitas de carne, con sus dedos juguetones, sacando deliciosas sensaciones que no dejaban fuera más que gemidos apenas ahogados entre las sabanas o al morder las almohadas, deseando de manera viciosa un poco mas de placer, recordando con gusto lo que paso hace años. Resultaba casi una especie de droga cerebral aquel recuerdo, cuando estuvieron en la cama siendo moldeadas a placer, eran penetradas hasta el límite, siendo perforadas por juguetes sexuales, de manera viciosa que estimulaban hasta el límite, aunque ellas solo podían recordar o soñar que era su amante, dándoles ese gusto carnal hasta que no pudieran aguantar más, siendo una sensación tan viciosa, que ahora necesitaban de vuelta, era urgente, no aguantarían mucho.
Desde esa vez, siempre las niñas estaban soñando despiertas, siendo sus cuerpos usados por su hermano, que las buscaba usando sus uniformes de colegialas, para sobarlas, buscando sentir sus cuerpos de manera sexual, llegando desde atrás para alcanzar todo, un beso en el cuello, con una leve mordida en el lóbulo, después unas manos llegaban por sus hombros para sobar por encima todo su cuerpo, bajando con cuidado desde arriba, presionando esas formas, palpando sus pechos sobre la tela, haciéndoles sentir un calorcito especial, hasta que decidiera seguir. Llegaría a su vientre, antes de alcanzar sus nalgas, las cuales sobaría desde fuera de su falda, pero solo sería de momento, pues en su juego sexual subiría esa tela para ir alcanzando la carne directamente, logrando crear un cosquilleo en su entrepierna que humedecería toda su piel, pues la sensación era intensa, lo suficiente para que ellas empezaran a mojarse, y suspirar con una gracia sexual, después lo que seguiría dependía de cada una de ellas.
Lo sabían muy bien, que Helga, Jessy y Leila les gustaba el misionero, y que serian tomadas para ser colocadas sobre una cama, siendo retirada su tanga, abierta su camisa para que sus tetas fueran chupadas, y luego de eso gozar de las embestidas de Jou, quien siempre tenía un vigor implacable, como si fuera una maquina sexual, mientras que Joanna y Sarai preferían ser tomadas de manera más brusca, quedar contra la pared, siendo arrancada su prenda intima para recibir sus embestidas mientras eran profanadas de la manera más viril a su gusto, una imagen que en sus mentes, les encantaba, sintiéndose tan calientes que no podían detenerse. Por otra parte Lisa, y Naoko eran más fetichistas, y después de ser alcanzadas, soñaban con ser llevadas a un lugar sucio, que fuera asqueroso, para ser desvestidas a la fuerza, y gozar de toda clase de crueldades, pinzas en sus tetillas, aparatos que estimularan sus conchitas, preparándose para lo que estaba por venir, la tremenda verga de su amante, quien debería ser capaz de romperles el coñito de una sola vez, de hecho les encantaba la idea de ser atadas, quedando totalmente sometidas por su macho, quien era una bestia sexual a su gusto y lo amaban, pero por su parte Josefina era deseosa de ser desvestida y cogida sobre un balcón, dejando su desnudes enfrente de todos, para lucir atrapada por el sexo, dándose un gusto absoluto en su situación, le encantaba.
Eran esas las fantasías de las niñas, quienes siempre usaban sus uniformes con cierto gusto sexual, se miraban al espejo con cierta coquetería que sus padres y el abuelo no llegaban a comprender, querían ayudarlas, pero se volvía imposible, porque no llegaban a comprender lo que sucedía, y en ese momento veían como Cleo y Jousy se iban uniendo a ese grupo, aunque todavía no tenían ese entendimiento carnal, además que se iban dando cuenta que aparte de eso, las nenas iban desarrollando con cada ropa una especie de fantasía, era como si sus vidas giraran en torno al placer, lo cual no les era del todo agradable. Al amanecer, tras una fuerte noche sexual, el abuelo llegaría, intentando acercarse a las niñas, esperando crear alguna clase de acuerdo con ellas, pero lejos de conseguir algo, solo escuchaba desde la distancia como es que sus nietas estaban obsesionadas con estar sexualmente unidas con su nieto mayor, siendo lo más inquietante, que parecían estar más al tanto de la situación, de lo que otros creerían, pues escucharía.
Ya tiene a Helga, era obvio – dijo Leila con un tono cuidado.
Si, como es la mayor, resultaba evidente – respondía Sarai con todo envidioso.
Ojala que no tarde en venir por nosotras – diría Leila mientras se tallaba el pecho.
Si, seguro se puso bien guapo, es parte del plan, mm – añadió Sarai con un tono juguetón.
Mm, nos va a dar bien duro, tanto que nos correremos con solo un poco de acción – dijo Leila con un tono vicioso, que se marcaba en la forma en que se movía.
El viejo miraba a las niñas, después de escuchar aquella revelación, sintiéndose extraño, no podía comprender, porque se portaban así, antes eran diferentes, más normales, caprichudas gracias a su modo de vida, pero normales, además que lo notaba, la situación no era como pensó, creyó que solo sería una noche, ahora estaban en una especie de viaje corto lleno de lujos, sin embargo era como si fuera una oportunidad para exhibirse, mostrándose con tanta sensualidad que incluso el mismo se sentía deseoso de probar aquella carne deliciosa, que iba despertando a la madurez, aunque de manera prematura. Con cuidado iba escuchando o mirando, los pequeños trajes de baño, aunque fueran de cuerpo completo se ajustaban perfectamente a sus figuras, dándoles un aire tan erótico que resultaba irresistible, era como si estuviera desnuda, muchos alrededor les miraban con ganas de sentir aquellas formas, con manos o lenguas, después encajarles las vergas, incluso por segundos pensó que vería una escena de Gangbang, donde un grupo de estos rodearían a alguna de ellos para hacerle tragar sus vergas, mientras otros esperaban su turno, seguro querían arrancar el traje de baño, que apenas ocultaba su delicado coñito, además de que sus tetillas se asomaban bajo la tela de manera sugestiva, que quedaría fuera, hecha girones, para que los idiotas llegaran para bañarla en leche, siendo demasiado para su cabeza.
El viejo por lo mismo se mantenía cerca de todas las niñas, pues ya no podía confiar en los guardias, quienes podrían quedar de acuerdo para violarlas, y viendo el delicado estado mental de todas ellas, no sabría cómo reaccionar, no eran pervertidas, al contrario, eran muy leales pero sólo frente a su amante, lo cual causaba una especie de molestia en su abuelo, porque las introducía en esa locura del incesto, aunque igual no dejaba de sentir un profundo morbo, que el recordaba cómo una vez cogió con su media hermana. No se refería a la pelirroja que era parte del cuerpo de entrevistadores, hubo otra, una niña que fue abandonada por su propio padre, le gustaba mucho, aunque no supo su relación hasta tiempo después, era una chiquilla preciosa, apenas tendría unos 15 años, su cuerpo era normal, con tetas pequeñas, cintura breve, culo carnoso, la recordaba salir de su academia, usando su uniforme que era de falda azul tableada, camisa blanca y moño, se le notaba cierta sensualidad al caminar, en especial porque sus zapatillas le daban cierto aire erótico a sus piernas al moldearlas, recordaba como se le antojaba tener sus tobillos en sus hombros, mientras la empalaba, además era una preciosa rubia castaña, su cabello hasta la cintura, además con un rostro inocente, se le antojaba terriblemente abrirle el coño hasta hacerla gritar de lujuria.
Recordaba las charlas, el apenas estaba en la carrera, pero usaba un lujoso carro clásico, con el cual presumía, al moverse por la ciudad, muchos le reconocían como una especie de chico amable, aunque su padre era casi un viejo tirano, que nadie quería aguantar, no supo cuantas veces vio a mujeres salir llorando, pues gracias a sus trampas, este había logrado someterlas, convertirlas en sus putas a base de chantajes, aunque estuvieran casadas, eso no iba con él. Estaba muy tranquilo seduciendo a las chicas con una calma, a veces conseguía que una criada acabara en su cama, en otras ocasiones una trabajadora sencilla de una tienda, siempre buscaba figuras sensuales que levantaran su morbo, estaba encantado con ese deseo carnal, en especial cuando la ropa ayudaba a su imaginación, pues el traje de sirvienta o mesera, también enfermera despertaba su morbo, también la secretaria (la madre de Roy lo era), pero en ese momento nada le gusta más que una sensual colegiala, y justo una le había despertado todo el deseo, por lo que se acercó un poco tranquilo, en su coche para comenzar su juego.
Hola preciosa, dime, podrías aceptarme un café – recordaba cómo le dijo a la chica.
Mm, ni siquiera sabes mi nombre – respondió la chica un tanto inquieta, haciéndose la difícil.
Pues por eso quería conocerte, que mejor que un café para no verme como un aprovechado – aseguró coqueto el joven mirando a la colegiala.
Mm, que te diré – diría la jovencita con un tono más juguetón.
No habría una respuesta clara, la chica se marcharía por su transporte, pero al menos el viejo, que en ese momento tendría 19 años, lograría saber su nombre entre llamados de algunas amigas de ella, Erika, y realmente le gustaba la chica, la estaba soñando con su verga bien metida al fondo, diciendo el suyo hasta perder la consciencia, le encantaba la idea de llenarle el coño de leche de macho, pero sabía que debía portarse bien, no como su padre, que recordaba bien ese día. Al volver estaba con una trabajadora, una secretaria pálida de largo cabello negro, era una mujer muy sensual que despertaba pasiones al caminar, muchos de sus obreros la miraban cuando subía las escaleras con su falda ajustada, varios habían llegado a ver el inicio de sus medias en sus carnosos muslos, aparte que adoraban ver las curvas que creaban sus enormes pechos cuando vibraban un poco al caminar, pero no sería nada comparado con lo que estaba por ver aquella vez.
MALDITA PERRA, DI QUE TE GUSTA – alcanzó a escuchar con una rabia.
Señor, por favor, estoy comprometida – dijo suplicante la enfermera.
No digas esas estupideces, solo eres una perra cualquiera – se burló el hombre malicioso.
Para el viejo eso no era extraño, sabía que su padre tenía de los peores humores, era un tirano del sexo, además de ser un vicioso, y al asomarse levemente a ver, tenía a la secretaria sobre el escritorio, sus piernas abiertas dejando ver su coño carnoso, oliendo a hembra en celo, se preparaba para metérsela hasta el fondo, jugaba con la punta sobre la gruta del placer, tallando su miembro en la entrada, jugando con el coño de manera fuerte, logrando que la mujer se quejara levemente, gimiendo un poco, antes de encajarla, sacándole un gemido fuerte, aunque se perdería en la falta de aire, una técnica que usaba para no llamar tanto la atención, aparte que le permitió al hombre ver mejor a la hembra con una cara de suplica.
Jajajaja, bien que te gusta que te rompa el coño, si parece que me la mamas con tu boquita de abajo – se burló el hombre con un gesto malicioso, antes de comenzar a bombear con fuerza.
Señor, no se corra dentro – suplicó la mujer sabiendo las malas mañas de su patrón.
Cállate puta – ordenó el viejo abusivo antes de morder un pecho.
Era una imagen bastante seductora, el patrón prácticamente violando a la secretaria, mientras sus piernas resaltaban por los lados en medias negras y tacón, le mordía los pechos viciosamente, saboreando esas masas de carne, mientras sus caderas se movían de manera posesa, abriendo esa gruta de placer, la secretaria apenas intentaba resistir mientras le embestía, sabiendo que si no se dejaba hacer, podría ser presa de toda clase de abusos, no solo ella, también su prometido, quien era un obrero en la fábrica de ese infeliz. Ahora sentía ese miembro abrirle el coño, mientras le mordían los pechos, le gritaban toda clase de horrendas palabras, mientras usaba su cuerpo de esa manera cruel, jugaba con sus pechos que eran grandes y carnosos, tan bien formados, que resultaban irresistibles, se movían de manera casi hipnótica, el joven, miraba desde un rincón, pero no podía dejar de sentir una severa envidia ante el logro, aunque fuera cuestionable.
Jajaja, maldito mirón – diría el viejo mientras aumentaba su ritmo.
Perdón, solo quería preguntar algo, no interrumpo – dijo pensando en marcharse, desviando la mirada de ambos, que seguían cogiendo como locos.
Vamos que no quieres algo de esta puta – maldijo el padre viendo a su hijo, mientras la mujer se tapaba la cara de vergüenza, aunque estaba a punto de correrse.
Prefiero más jóvenes, aparte esa es tuya, yo quiero las propias – respondía con incomodidad dándoles la espalda, mientras el señor estaba dándole con todas sus fuerzas.
Mm, entiendo, al menos eso es aceptable, yo tampoco quiero las sobras de otros – diría el hombre aumentando su velocidad, esperando poder correrse pronto, ser descubierto le encendía.
Aquello fue lo más parecido a un elogio de semejante bestia que no dejaba de embestir como un poseso de la lujuria, parecía un incubo rugiendo por ese placer para vivir, y luego de eso, entre bramidos se correría en el coño, sintiendo un placer electrizante, y sacándole casi a la fuerza un terrible orgasmo que apenas pudo contener, era demasiado erótico, la mujer terminaría escurriendo una mezcla de mieles con leche, solo que no se vería satisfecha, estaría agitada, en especial por algo que mantenía en secreto. Parecía que el hombre tenía un especial gusto por tener a esa mujer atrapada, muchas veces la vio en su escritorio recibiendo potentes embestidas en su coño, a veces en su culo, le llegaba a morder las tetas de tal manera que se las dejaba marcadas, muchas veces parecía que le iba a dar cachetadas, pero contrario a eso, se la clavaba hasta el fondo, llenándole el coño de su leche de macho, que resultaba más humillante para ella, incluso la llegó a llevar a la casa, aprovechando que su madre ya no estaba con ellos.
Después de eso para el joven sería una situación de siempre, estaba tratando de mantener la calma, su padre era un tirano que siempre quería hacer su voluntad sin pensar en los demás, era despreciable, pero no podía hacer nada, según este, no se encontraba preparado para el negocio, aun estudiaba, aunque al menos ya le dejaba ir a las fiestas de gala, donde lo presentaba como su heredero, además que lo interrogaba para saber si era un semental, detalle que era bastante incomodo. En una de esas ocasiones, le diría que tenía que hacer una fiesta de despedida, iba a despedir a un buen número de trabajadores, lo que parecía una especie de broma cruel de su parte, el hombre no sabía gestionar algunos problemas y se desquitaría con los empleados, de nuevo, como fuera el caso, este tendría un evento de lujo y su hijo debía llevar a una nueva conquista, según las especificaciones de su padre.
No te preocupes, ya tengo en mente a quien pienso llevar – fue la respuesta del joven, quien no perdería tiempo para volver a coquetearle a la preciosa colegiala.
El día señalado ella no estaría muy convencida, el joven abuelo estuvo coqueteándole, mas no le conocía, pero cuando vio como este habría de llevarla a comprarse un vestido lujoso, y que se arreglara, no pudo dejar de sentirse impactada, todo se vio como un sueño hecho realidad, estaba fascinada con lo que iba viviendo, mirando un mundo de Glamur, sintiéndose princesa, aunque sabía perfectamente, ese joven buscaba lo que ella guardaba de otros, pero con todo lo que hacía, estaba por sucumbir. Se arregló como una princesa con un vestido blanco y rosado, con su cabello largo, aparte de usar debajo un sugestivo liguero, color piel, con zapatillas que en conjunto hacían que se viera irresistible, perfecta para la pación mas pérfida, guardando un aire inocente, sin embargo fuera de esa idea, su arreglo era el adecuado para la gala, llegando en su coche, y pese a ser menor de edad entró gracias a su acompañante, sintiéndose soñada, además que muchos al verle le hicieron gestos de aprobación.
El joven la presentó a su padre, lo cual le emocionó a ella, aunque este hizo un gesto algo peculiar, no era como si se pusiera en contra, sino que se quedó inquieto, como si pensara que ya la había visto antes, lo cual era imposible, la jovencita jamás había visto al señor de frente, si acaso en los periódicos, nada más. Como fuera el caso, estaba muy contenta, y se sintió soñada mientras se hallaba en medio de todos esos lujos, moviéndose de un lado a otro como si fuera una dama de mundo, aunque las manos de su pareja no dejaban de sobar sus muslos, además que le daba apasionados besos en cada oportunidad. La situación escalaria gradualmente, llegaba a darle lamidas cerca del escote, como si quisiera mamar de esas tetas, lo cual calentaba mucho a la muchacha, quien miraba desconcertada al joven, quien iba por todo con ella, por lo que le diría:
¿Qué quieres de mí? – dijo casi asustada la muchachita.
Todo, lo quiero todo – respondió sin dudas el joven.
Aquello terminaría siendo una sentencia de lo que sucedería, pues ella se rendiría, el caballero la había conquistado y la reclamaba para sí, llevándola a un lugar apartado, un cuarto donde su padre llevaba a sus amantes, así este lo aprovecharía, entre besos cadenciosos, no dejaba de sobar sus formas femeninas, estaba totalmente perdido en su lujuria, retirando delicadamente el vestido, para no dejarla ver como una cualquiera después. Esa era una diferencia con el padre, quien no tenia respeto o piedad, las hembras que le gustaban las trataba como viles putas, esclavas a sus deseos, lo cual ellas odiaban, mientras que su hijo era un amante más consciente, dispuesto a tratarlas como damas, aunque hacia lo mismo que el mayor. Ante que se diera cuenta, la chica estaba desnuda, en un pequeño camastro, mientras su amante le devoraba el coño que apenas tenía un poco de bello, aún así le saboreaba esa parte con una gula cargada de pasión, enterrando su lengua como si fuera una verga, tan bueno era en eso que pronto la chica se tapó su cara para ahogar los gemidos, que resonaban con fuerza, estaba perdiendo la cordura, jamás pensó que alguien le haría algo parecido, ella apenas se tocaba ahí abajo cuando se bañaba, entre las cosquillas que le daba la espuma o momentos antes de dormirse, en la privacidad de su cuarto, sin que su madre la viera, porque la podría regañar horriblemente, pero ahora un joven saboreaba sus mieles de la pasión, y le miraba con dudas.
¿Cómo puedes chuparme ahí? – preguntó con desconcierto.
Dije que quería todo, acaso te miento – dijo con firmeza antes de chupar su botón de placer.
Ante esa acción ella gimió, pero no sería lo único, un ligero orgasmo se asomó, la chica era demasiado inocente, por lo que era fácilmente manejada por ese joven, que gracias a su sangre sabia como manejar a las hembras como todo un semental, dejando que la pobre criatura se ahogara en un placer desconocido, mientras aceleraba el corazón del universitario, pues necesitaba seguir adelante, con sus planes, realmente le gustaba esa chica, le hacía hervir la sangre, pensaba que hacer con ella, por los tiempos que vivía, tenerla de esposa era una buena idea, mas cuando se entregaba tan sumisa, candente, en especial porque al besarla, le haría saborear sus propias mieles del sexo entre sus labios, y ella lucia encandilada, deseando mas, efecto que ganaba fuerza, en especial porque este acariciaba con cierta maestría su coño, que se iba agitando, tan cargado de lujuria que jamás esperó sentir un nuevo orgasmo múltiple, después de correrse, estaba rendida a los deseos de él.
En serio, me vas a volver loca, mm – dijo con miedo la chica.
No chiquita, te voy a hacer mía, y de nadie más – casi se burló entre besos a sus pechos y labios, el joven (el abuelo en el futuro) cuando decidió continuar con su faena sexual.
Antes que se diera cuenta la estaba penetrando, abriendo sus carnes con su verga, sintiendo como el calor invadía su virilidad, sintiendo un poco de humedad de su corrida reciente, además que todo lo acompañaba con sus quejidos que se volvían gemidos, era un gusto completo cuando sintió la última barrera, el himen, despertando un deseo más fuerte, rompiéndolo en un solo ir, y aunque un ardor le invadió la vulva, esta acabó pronto, por la delicadeza que usaba, estaba por completo entregada al placer, el aprovechaba el fervor sexual, gimiendo quedamente, entre las embestidas, se aferraba con sus piernas, que se sentían tan suaves gracias a las finas medias, además que de esa manera apoyaba a que le penetraran más profundo, y con ello se sentía un calor más intenso, mientras este aceleraba. Así se iban moviendo, perdidos en el deseo, besándose con lujuria, en un ritmo que fundía sus sexos, así sus cuerpos se rozaban y sus fluidos se mezclaban de manera viciosa, logrando crear una especie de locura viciosa de placer que no parecía poder terminar, era demasiado intenso, la pasión los entregaba a su deseos, y él lo gozaba porque esas tetillas le rosaban de tal manera que se volvía una faena de gozo absoluto al que ambos lo coronaban con sus ecos de pasión.
No voy a poder aguantar, mm, algo se rompe dentro de mí, ah – decía la chica sin dejar de recibir embestidas que le sacudían hasta el fondo.
Mm, te estoy marcando preciosa, no serás de nadie más – respondía el joven sin dejas de sobar su cuerpo con deseo absoluto y una cuestión dominante.
La corrida sería tremenda, le llenaría la vulva como jamás esperó, realmente el joven estaba puesto tras esa chica, de hecho pensaba que de dejarla preñada la tomaría como mujer.
Estaba en esos pensamientos el viejo de joven, cuando ocurriría algo horrible, su padre terminó emboscado por un grupo de obreros, todos encapotados, irrumpieron con herramientas, golpearon a los guardias que apenas pudieron defender a los demás, pero se lanzaron contra el jefe de toda la compañía para romperle la cara, en una especie de venganza, pues se escucharían maldiciones en su contra, era una simple venganza, todos mencionaban diversos nombres de mujeres, que le hicieron enfriar la sangre al hombre. No sería agradable para el maldito, pero este que siempre estuvo abusando y hablando de todo con malicia, se sintió tan asustado cuando mencionaban a hijas, hermanas o madres presas de sus deseos, quienes fueran violadas, y ahora recibiría una potente golpiza que no terminaría hasta dejarlo al borde de la muerte, siendo para el joven coger con la chica la única razón para no compartir ese cruel destino, aunque sucedería algo más. Una vez terminado aquello, el hombre fue al hospital, su hijo lo cuidó, pero en veces entraba al negocio a revisar un poco, viendo que la sensual secretaria ya no estaba, en su lugar estaba una vieja fea con granos, mas poca importancia le dio, su linda colegiala se fue apareciendo y muchas veces la pudo poseer en la oficina, era algo demasiado normal para ambos, se entregaban de manera total, en un romance casi perfecto, pues ese lugar calentaba la sangre del chico, dejando que la chica se rindiera, entregándose a su amante de manera devota siendo penetrada hasta el fondo en un sinfín de ocasiones…
Que linda historia – diría Josefina un tanto soñadora.
Esa era la abuela – cuestionaba Cleo algo inquieta.
No que va, por desgracia la historia con Larisa termino de manera abrupta, pues al final resultó ser mi media hermana, hija de mi papá con otra mujer, para ambos fue bastante sorpresivo, porque en verdad nos estábamos pensando casar, de hecho nos tomó trabajo alejarnos, pero al final se fue a una provincia donde le dejaron una sucursal del negocio, quedando como directora o jefa, jajaja, pero con todo eso se que no se casó, incluso las veces que la fui a visitar, hicimos el amor con pasión, aunque la ultima vez, tenía una hija, aunque sé que no es mía, pero se llama como ella, y la conozco tan bien, que se que oculta algo, pero ignoro que será – dijo el viejo terminando la historia, pero dándose cuenta en ese momento que era algo que no pensaba contarle a nadie, en especial a sus nietas, quienes comenzarían a decirse cosas.
Es verdad, entonces lo tenemos en la sangre, jejejejee – diría Leila Traviesa, con una picardía que atraería miradas, en especial de los niños cuando moviera su culito como si lo quisiera ofrecer a otros presentes, tentándoles a sujetar ese par de nalgas carnosas.
Si, quedar con nuestro hermano es normal, papá lo hace, el abuelo igual – dijo Joanna, mientras se estiraba, haciéndola sentir tan sexual, pues usaba un vestido blanco muy holgado que se transparentaba con la luz, dejando ver su figura casi desnuda.
Solo es cuestión de esperar, jijijijii – se reía Naoko traviesa, moviéndose como si estuviera por tener un accidente, aunque era en realidad una excitación precoz, pues su coñito estaba jugoso por lo que se iba enterando.
El viejo apenas podía creerlo, pero sus nietas estaban ahogadas en un deseo pasional, era casi inconcebible, aunque era verdad que ellos tenían esa tendencia, los hombres de su familia gustaban por tener sexo entre miembros de la familia, siendo una especie de mal habito, aunque no podían contenerse, sin embargo, el viejo se quedaba frio, porque les contó aquello a las niñas, no debía hacerlo, si lo que pensaba era en enderezarlas, pero había hecho lo contrario, y no entendía porque, si solo lo estaba pensando, cuando lo empezó a decir. Se hallaba perdido en sus pensamientos, llegando a la zona de comer, donde había una gran multitud de gente, y todos se acomodarían en una mesa distante, aunque se trataban de comportar como gente normal, pero el viejo se daba cuenta de algo, el olor en el aire era bastante peculiar, las luces vibraban, el ambiente se sentía enviciado por una esencia casi enfermiza, que le haría revisar a todas partes, como si buscara algo que no estaba bien en el lugar, aunque no hallaba nada, solo niños jugando de manera pomposa, adolescentes calientes buscando a las chicas, que se exhibían como si fuera alguna clase de trofeo, o también una serie putas caras, mientras los padres, quienes eran los verdaderamente importantes, se hallaban ajenos a lo que sucedía frente a sus ojos, por estar metidos en sus negocios.
El viejo estaría inquieto, decidiría alejarse para tomar algo de aire fresco, cerca había un pasillo, ahí se asomaría, para respirar, y por desgracia sentiría en su acto, como si escuchara a su media hermana gimiendo como lo hizo, aun la recordaba con cariño, incluso a pesar de los años, y sabía que tuvo 2 hijos, una la llamó como ella, al segundo le puso su nombre, Nils, dijo que fue una inseminación artificial, o eso recordaba, nunca quiso casarse, pero se quedó bien enamorada de él, su propio hermano, eso resultaba algo comprometedor, deseaba mantener la calma, realmente era parte de su familia, estar cogiendo con los de su sangre, si bien que la pasó a gusto Roy con Janeth, incluso tenían a Fernando, quien les salió curiosamente bien, seguramente porque ella era hija de un medio hermano, pero estaba pensando de mas. Les había dicho a las niñas que pidieran algo de comer, necesitaba hablar con ellas, quizás de esa manera podrían reencontrarse con Jou, de hecho el viejo tenía muchos remordimientos por lo que hizo, pensando que lo hirió de manera mortal hace 5 años, de eso debieron aprovecharse esas tipas, para ponerlo en su contra, aunque el padre tampoco ayudó, como fuera el caso, decidió regresar, aunque solo había salido un momento por aire, sin embargo la situación habría cambiado completamente.
Era como una fantasía erótica, algo en la música, el aire o la luz, estaba afectando a todos, era un pulso sexual despertando las más bajas pasiones, los niños dejaban de jugar para masturbarse, mirando a todos alrededor, y los jóvenes buscaban con que chica calmar sus ansias de placer, llegando virtualmente a buscar sexo a la fuerza, irrumpiendo sus vergas dentro de aquellos coños jugosos que empezaban a escurrir como si estuvieran orinándose, pronto el suelo se vio cubierto de ropa, dejando ver encima cuerpos cuidados empezando a tener sexo desenfrenado.
Una tipa escuálida alrededor de un gordo, se dejaba penetrar de manera viciosa, gimiendo casi como si fuera el chillido de una hurraca, mientras que un joven larguirucho metía su mano en una tipa obesa, quien parecía tragarse todo lo que fuera con su vulva carnosa, mientras que un tipo era penetrado por 2 negros, uno por el culo, mientras que otro se la encajaba en la boca, logrando que no pudiera decir nada, además de un par de tipas unidas por un pepino, iban moviéndose con deseo mientras sus tetas se agitaban de manera vulgar, sin que nada las detuviera. Además de eso un chico de 16 se acercaba a una nena de 12, esta usaba un bañador y una playera, pero pronto le dejaron desnudita, era una rubia de ojos grises, pero dejaría su piel enrojecida, con un coñito blanco a la vista, para ver como este tonto apuntaba, y si no fuera por lo que ocurría, no podría hacer encajado nada con tanta facilidad, logrando que la chiquilla pujara, aunque no sería nada en comparación de lo que estaba por ver, ya que un niño de apenas 12, pero con suficiente calentura, apenas despertando en el deseo sexual sacaría su verga, apuntando a una nena, pero de solo 2 años, la desvestiría, para apuntar en su culito, tallando su verga entre las masas de carne suave, esperando que de alguna manera se calentara la chiquilla, una tierna criatura de piel blanca, largo cabello castaño ondulado, que de alguna manera se notaba dispuesta a entregarse en ese calor sexual, si casi parecía ofrecer el culito, así la sometía, pero ella movía las nalguitas de manera provocativa, levantando la pasión del crio que empezaría a meterle la verga que por ser pequeña, no dañaría a la menor, de hecho, de alguna manera lo estaría gozando.
Te gusta lo que ves ¿cierto? Mm – decía una mujer acercándose al viejo, desvistiéndose, pero algo había mal en aquella figura.
No puede ser – dijo el anciano al notar que tenía enfrente a Larisa, pero cuando era joven hermosa, como la quinceañera que desvirgo, si aparte usaba el uniforme de colegiala, que fue cayendo, dejando ver su figura perfecta y tentadora.
No te preocupes, todo está bien – diría la mujer, mientras se acomodaba, le desvestía al anciano, dejando ver su cuerpo marchito, pero con todo eso, al dejarle caer saliva, su verga se alzó para apuntar al coño, en una imagen, casi inverosímil, pero que se iba alzando de manera aceptable, por lo cual aquel coño le dejaría entrar.
Para el viejo era como volver a ser joven, su cuerpo reaccionaba de manera inesperada, queriendo entrar y sacarle fuertes gemidos, se perdía en el deseo, le chupó las tetas, que eran tal como las recordaba, su primer gran amor estaba de vuelta, y la comenzó a bombear, aunque ya no estaba en su mejor momento, mas no importaba, en un arranque de vigor, en medio de toda esa locura sexual, empezaría a chupar los labios, meter sus dedos entre las nalgas, logrando sujetar ese pequeño coño junto al recto, sacando gemidos, disfrutar de las carnes de ella mientras que toda locura se volvía realidad, aunque en ese momento vería.
Te gusta ¿verdad? Mm – decía la mujer pero sonaba como otra, llamando la atención del viejo, que vería algo inesperado, queriendo escapar, notaria a sus nietas fornicando, al menos a 2 de ellas, con un joven robusto, de rostro familiar.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!