Secuestro Alien XXX 17
Algo sucede, una orgia extraña donde cada rincon de locura sexual es muestra de la depravación y algo mas….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
17
Apenas podría imaginar aquello, el viejo dueño de aquella empresa internacional, estaba cogiendo con una copia de su media hermana, la cual le detenía de todo movimiento, lo iba a ordeñar, sacándole todo el jugo de macho, mientras una orgia increíble se estaba dando a su alrededor, pues no había lugar donde pudiera voltear sin que algo erótico se viera, notando parejas fornicar, a veces tríos, donde 2 tipos empalaban a una mujer por ambos huecos, o un hombre penetraba a una tipa mientras otra lo besuqueaba, pero aparte de eso se veían escenas más serias. Era una locura, pero una señora gorda obligaba a su rechoncho hijo a meter su boca por el hueco que lo sacó, se untaba chocolate para endulzar el momento, mientras una chica de escasos 15 años era enculada por quien parecía ser su padre o algo así, haciendo un esfuerzo para poder meterle todo su pedazo de carne, que era de buen tamaño, una pieza de talla considerable, pues la pobre cría estaba esforzándose por dejar que eso entrara, su culo era abierto al límite.
Pero nada de eso le importaría al viejo, pues vería entre las embestidas que hacia al coño de aquella mala imitación incestuosa, al tiempo que veía como su nieta Joanna de dulces 14 años se iba sacando su vestido, dejando ver su cuerpo salir de ese envoltorio, presumiendo una figurilla bastante sensual, a pesar de su edad, todo estaba en perfecta forma, permitiendo reconocer una sensualidad terriblemente deseable, sus tetillas, culo, piernas, todo estaba en orden, era una locura total, parecía poder llamar la atención de todos en especial cuando se fue sacando gracias a unos listones el bañador que usaba debajo, dejando ver un coño inmaculado que parecía virgen, pero lo sabía con dueño. Este escurría y su aroma era tan deseable, estaba preparándose para tragar un pedazo de carne que se veía enorme, en verdad, era como el miembro de un animal buscando romper ese dulce coñito, despertando un deseo primitivo.
Estoy lista, lo deseo – dijo de manera melosa Joanna mientras iba descendiendo, mirando al joven con un ardor sexual que atraía miradas por la mezcla tierna erótica.
Un semental le esperaba sobre la mesa, como si fuera parte de un banquete, le miraba con una erección explosiva entre las piernas que se alzaba vigorosa, dándole una fuerte oleada de calor a todas las niñas presentes, quienes lo miraban desnudo aguardando a su pareja, quien se acomodaba para poder ser penetrada, y esa subiría con cuidado de no resbalar, dejando ver su coñito escurriendo unas gotas de jugo sobre la punta. Así empezaría a ver como esa carne empezaba a irrumpir dentro, haciendo un esfuerzo para no gritar de placer, pues la chamaca estaba adentrándose en un gusto prohibido que era tan adictivo, haciendo que todo se volviera irreal mientras su cuerpo iba tragando todo ese pedazo de carne, que abría los pliegues internos al máximo, dejando ver como usaba su peso para poder disfrutar de aquella sensación, pues iba siendo invadida, la estaba abriendo al máximo, mientras decía.
Mm, si así, estas mejor que antes me vas a romper – dijo con un gusto Joanna que no parecía normal, si esa cosa estiraba su vulva de manera increíble.
Adelante, porque sigo yo – apuraba Sarai mientras se tallaba su conchita aun con su calzoncito puesto, aunque se notaba una mancha en la parte de su entrepierna.
Pareciera que el joven tenía prisa, por lo que agarró las caderas de la chamaca, para enterrar de una sola vez aquella verga entre las piernas, dándole una fuerte embestida, haciéndole chillar un poco, pero pese a todo estaría contenta, se notaba que de alguna manera había soportado aquella penetración masiva, para comenzar a recibir unas fuertes embestidas, que la hicieron sacudir, también gemir, todo en un movimiento constante, fuerte, pero lento, como si quisiera que esta se volviera adicta a ese tamaño, pues le daba con cierto cuidado que necesitaba ser preciso, dándole con un ritmo que disfrutaba al máximo, sacudiendo su cuerpo de una manera sutil. Mientras eso sucedía el viejo miraba como su nieta se perdía, antes era una chiquilla llorona, pero en ese momento era toda una golfa de lujo estaba dejándose meter algo que pocas podrían soportar, haciéndole disfrutar del placer, que se volvía insuperable, el gesto de ella se rompía en un gusto autentico, era como si quisiera fundirse en aquel macho que le regalaba una entrada al erotismo, volviéndose adicta, todo mientras las demás chiquillas miraban embelesadas la gloria de ser embestida por aquella masa de carne.
Te gusta lo que ves, no mientas, jajajajajaa – se burlaba la mala copia de su media hermana.
Cállate, y tu ¿Quién eres? Porque no eres Larisa, ella es una dama que no he visto en años – dijo con severidad el viejo, aunque bien su verga seguía penetrando ese hueco en una serie de embestidas fuertes, que abrían ese coño.
Claro que no lo soy, pero ¿Qué te parece tu nieto? Ah – dijo con gracia mientras apuntaba al joven, que empezaba a hacer un movimiento más rápido penetrando ese coñito.
El viejo se le quedaría viendo, sin duda era Jou, pero no lo reconoció al principio, era un joven alto de figura atlética, se le había afeitado la cabeza, apenas teniendo una ligera capa de cabello asomándose, pero su verga era imponente, y se enterraba en el coñito de su hermana hasta que ella se corriera, en un orgasmo compartido, que la chica disfrutó como no esperaba, si ella misma se acercaría a besarle apasionadamente, jugando con sus lenguas mientras escurrían sus mieles de aquella gruta del placer, hacia llegado al clímax en silencio, pero eso solo era de momento. Ahora Sarai se iba sacando su ropita, o solo la braga, porque ya se había quitado su ligero vestido, el cual lucia terriblemente erótico, pues la mocosa no se puso sujetador, había estado presumiendo sus pezones al caminar ahí, llamando la atención de tantos idiotas como algunas tipas, pero eso quedaba de lado cuando esta misma ofreciera el coño, pues el semental podría seguir en el juego. El viejo miraba como Jou apuntaba su verga, pero este no podía creerlo, realmente era su nieto, era la duda, se fijaba con cuidado, tratando de encontrar algo que desmintiera todo, pero lo llegó a notar, en su hombro, la marca del disparo, el que le dio pensando que era un violador.
Ya viste que si es tu nieto, tu sangre, el que atacaste – dijo con malicia la mala copia.
Tu le hiciste eso, el antes no estaría atacando a su hermana – respondió con enojo el anciano aun dando verga a la fuerza.
Por favor, eso no es cierto, ustedes son un grupo de cerdos sexuales, siempre buscan a alguna puta con quien coger, eso ha sido siempre, así que no me culpes, nosotras solo sacamos todo el potencial de este chico, para que cumpliera con nuestro programa – dijo con una antipatía total.
Todo por algún interés, destrozaron su vida para eso – diría molesto, pero en ese momento el joven penetró con fuerza a Sarai, dándole un gusto inesperado, se notaba que se tomaría mas rudeza con ella, al no ser consanguíneos, lo cual le gustó.
La chiquilla daría un gemido sexual que calentaba la sangre, haciéndola ver irresistible, ella decidió acomodarse quedando recargada en la mesa, donde antes se cogieron a Joanna, quien se tallaba el coñito exhausta, mirando a su pareja coger ahora con su hermana, que dejaba ver su culo en todo esplendor, aunque eso era lo de menos, porque se notaba como su coño fue abierto, para dejar entrar semejante erección, que iba rompiendo su interior. El chico estaría dándole con una fuerza inesperada, jamás imaginaron que alguien le fuera a dar tan duro, se afianzaba a sus caderas al irlas penetrando con un nuevo ritmo más duro, así iba sacudiendo sus tetillas de manera inesperada, sacándoles fuertes gemidos, mientras que al sacar su verga se notaba como escurrían sus mieles de deseo, que dejaban escapar un olor adictivo, que llamaba demasiado la atención, si en un acto de vileza sexual.
Esperen, déjenme probar – rogaría Cleo antes de acercarse a lamer un poco el coño y la verga, estimulando a ambos, mientras ella entre el juego de lengua, se iba sacando la ropa, una playerita con una faldita, que quedaban de lado para dejar ver solo un calzoncito, que no podría sacarse de momento, y es que ella bebía desesperada.
Solo tomaría unos momentos, pero la nueva hermana se veía demasiado desesperada, incluso se agarraba las tetillas jalándolas de manera dolorosa, como si quisiera arrancárselas, quedando su piel un poco enrojecida, o al menos más oscura, y en su juego lograría sacarle algunos gemidos a la mayor, dejándole ver como escurría mas, para que Cleo saciara su sed sexual, aunque lo que más deseaba era sentir la leche de su macho en boca.
Listo, pero no tardes, yo debo seguir – rogaba Cleo mirando a su hermano mayor.
Este parecía no hacer caso, pues continuaría cogiendo ese coño apretado que se dejaba penetrar con toda libertad, aquel descanso había servido para encender los ánimos, dándole fuerza para darle con mayor potencia, y así la preciosa Sarai comenzaría a gemir con mayor deseo, disfrutando de aquel encuentro que la dejaba al límite, sus tetas se movían de manera hipnótica, uno era incapaz de voltear a otra parte al verlas moverse entre esas embestidas, mientras gemía perdida en sus deseos sexuales, además que sus nalgas hacían un sonido bastante deseable, como si fueran aplausos, además que estaba resonando el eco de los gemidos de las demás putillas quienes estaban deseosas de seguir, todas tenían sus coñitos escurriendo, sus braguitas se notaban manchadas en la zona de su vulva, sus deditos se movían de manera sugestiva, mientras sus cuerpos sentían oleadas de calor, se mordían los labios para no gritar de lujuria, solo pensaban en una cosa, y era tener esa verga dentro de sus cuerpitos excitantes.
Las embestidas de Jou iban en aumento, haciendo un eco más sonoro, resultaba impresionante verlo penetrar ese coñito que escurría sexualidad, mientras otros estaban en lo mismo, creando una orgia masiva mientras eran observados por los más pequeños, moviendo sus verguitas o hurgando sus coñitos, aunque no faltaba que alguno de los más chiquitos se uniera a la acción de manera inesperada, como podía ocurrir.
Métemela toda – suplicaba una obesa señora cuyas tetas parecían sandias caídas, no era bonita, su barriga estaba por todas partes, pero obligaba a un chiquillo hermoso, de ojos azules, con cabello rubio, de aspecto afeminado, si solo su pequeña verga parada aseguraba su sexo, a meter su puño hasta el fondo de aquella cueva, que parecía a punto de escurrir, casi como si fuera un bosque lluvioso por la mata de pelos que le rodeaba, mientras la mujer gemía completamente perdida en su deseo sexual, dando alaridos sexuales.
Mm, así se hace pequeña puta – decía un hombre de mediana edad, mientras era penetrado por una niña que usaba una zanahoria como juguete, le estaba metiendo la verdura hasta el fondo, y se notaba como este lo gozaba, haciendo un esfuerzo por no correrse, aunque aquella verga falsa apenas parecía buena para ponerse en el recto, irrumpiendo hasta el fondo, pero los gemidos que emitían, eran similares a las de una puta en celo, que estaba teniendo orgasmos mentales, tan fuertes que fundían su cerebro por completo.
Pequeña puta, ahora si te voy a violar, si siempre me estabas incitando – diría por otra parte un tipo enorme, cuyos músculos llegaban a su cuello para apenas dejarlo ver, se mostraba penetrado a un niño de aspecto asexuado, pelirrojo y pecoso, de figura casi delicada, que era insertado hasta el fondo, haciendo un gemido al ser penetrado con violencia por ese culo carnoso, que llamaba la atención del degenerado, haciéndole sentir un placer total a ambos, puesto que este ya lo había estado trabajando, al punto que le agradaba ese trato.
Ahora sí, solo me case con tu madre para poseerte, pequeña golfa – dijo con locura sexual un hombre que ahora tomaba a una niña que dejaba de serlo, siendo presa de las maquinaciones de su padrastro, quien penetraba su coñito regordete, que apenas tenía una pelusilla, resultando en una figura demasiado sexual, pues se notaba como sus tetillas se asomaban de manera provocativa por su cuerpo, que recibía aquellas envestidas de manera desesperada, pues aquel tipo, viendo a su mujer siendo penetrada por al menos 8 meseros al tiempo, siendo bañada en semen, la mandaba al demonio para centrarse en su hijastra que era toda una lolita.
Era una verdadera locura, pero Jou se terminaba corriendo dentro de Sarai, quien gemía de gusto, aceptando aquella leche que la dejaba vencida, su mente quedó en blanco gracias a un orgasmo de fuerza total, haciéndole sentir como si una bomba estallara dentro, quería seguir cogiendo, pero necesitaba un respiro, y al contrario su semental ahora buscaba proseguir con su trabajo, el de fecundar a esas niñas, quienes estaban deseosas, si la misma Cleo se adelantaría, sacándose la ropa en una serie de maniobras muy sensuales.
Sigo yo, en edad sigo yo – dijo casi desesperada, mientras dejaba ver su pechitos – dijo la niña.
Ven – casi ordenó Jou mientras se sentaba y tras sobarse un poco la verga recuperaba fuerza.
El abuelo vería aquello, realmente era una maquina de placer, y la niña, su nueva nieta, se sacaba su playera, dejando ver sus tetillas cada vez más grandes, su vientre plano, además de irse sacando su short con todo y tanga, que dejaba ver como escurría un hilillo de flujo que olía muy sensual, además de tener una viscosidad inquietante, la misma que llamaba la atención de jou. Este en un arranque de locura empezaría a comerle el coño, haciendo un esfuerzo para no morderlo, hacia un trabajo de lujo metiendo la lengua, casi como si la penetrara, sacándole fuertes gemidos, que se volvían demasiado sonoros, logrando que la nena enloqueciera, acariciando la cabeza de este, mientras su coñito se enrojecía por tantas atenciones, si la misma chiquilla estaba presionando la boca de su hermano contra su intimidad, en un intento de aumentar el placer.
Te gusta lo que vez, no es cierto, los de tu familia tienen esa costumbre de buscar la relación coital con sus consanguíneos, es bastante útil para nuestros fines, y tú mismo debiste haber pensado en procrear con tus nietas, mismas que ahora se entregan a nuestros planes con un gusto mayor, solo míralas, todas quieren verga – se burlaba la mujer que no dejaba de contener con su caliente coño al viejo, parecía a punto de exprimirlo con sus caderas, moviéndose de manera arrítmica, mientras disfrutaba de esa penetración intensa, y ponía las manos del anciano sobre sus pechos, que parecían estar creciendo, para atraer la atención de cualquiera, se veían tan seductoras aquellas masas de carne, aunque la tipa no dejaba ver ninguna reacción.
Mientras eso sucedía el chico seguía, penetrando a su hermana que estaba por encajar sus caderas contrala verga, abriéndose el coño de tal manera que se sentía tan bien, un gesto lo revelaba, estaba haciendo un gemido tan intenso, que algunos pervertidos no pudieron evitarlo, estaban gozando con la imagen, en especial cuando comenzaran a ver como este empezaba a moverse de tal manera que sus penetraciones llegaban hasta el fondo. La niña se veía totalmente complacida, mirando aquello de una manera inquieta, tanto así que se dejaba llevar, aferrándose a su hermano, mientras este no dejaba de dominar con sus caderas, haciendo un esfuerzo total para no perder la cordura, pues en veces era como si un animal salvaje estuviera cogiéndose a la chiquilla que no dejaba de disfrutar, diciéndole:
Mm, que rico se siente, dame con todo, lléname el coño con tu leche, soy toda tuya, mm – dijo con un tono cargado de lujuria, tan intenso que lograba que la sangre hirviera.
En medio del ambiente enrarecido, guiado por alguna clase de control mental otros se les quedaban viendo, clavando su mirada en semejante grupito, no era lo esperado por nadie, pues por una parte muchas tipas miraban a un chico que cargaba una tremenda erección que pocos habían visto, aparte que poseía un cuerpo muy estructurado, músculos definidos, un rostro simétricos entre lo delicado y la firmeza varonil, que lograba encender a muchas, hasta el punto de comenzar a desear tragar esa verga junto con toda su carga, la cual causaba una sensación de sed intensa. Por otra parte las niñas despedían un olor intenso, despertando un deseo por sentir aquellos coños abriéndose entre sus vergas, tratando de llegar al fondo, en un arranque de lujuria que terminaba siendo tan potente dentro de sus cerebros, que resultaba algo irresistible.
Esto es malo – diría la tipa un tanto inquieta dándose cuenta de aquello.
Mientras eso sucedía, en un cuarto distante, un cuarteto había estado cogiendo como animales, se entregaban a los placeres de la carne como si estuvieran poseídos por demonios del sexo, Roy como de costumbre enterraba su verga en el coño de su esposa, haciendo un esfuerzo total por disfrutar de aquel cuerpo tan delicioso, moviendo sus caderas al ritmo compartido, mientras sus tetas no dejaban de sentirse atraídos por la gravedad, aunque de vez en cuando serían lamidas o besadas por aquellas jóvenes, que compartían de manera promiscua al hombre, de hecho habían creado una especie de relación tan mórbida, que en veces resultaba obvia. Muchos tipos habían querido ser el padre del siguiente hijo de Janet, a quien veían como poco más a una puta de los medios, pensando que podrían disfrutar de su delicioso coño si bien que la buscaban en las pocas sesiones que aún tuvo, pero luego de mostrar su embarazo se sintieron traicionados, aunque esperaron a verla después, cuando pariera a la cría, que no resultó una nena, fue un varoncito, lo cual les decepcionó, aunque estaba Leila, que en unos años seria el delirio de varios, aunque en la espera, miraban a su madre, que recuperaba rápido todo su esplendor sexual, pero no volvería a las pantallas, pues buscaba criar a sus hijos.
Sin embargo eso solo era una escusa que todos se daban cuenta, la mujer estaba en una morbosa relación con su primo, que siendo una especie de autoridad en muchos medios, así como un importante hombre de negocios, se mantenía intocable, de lo contrario le habrían hecho la vida imposible para quitarlo de en medio, en especial cuando era tan evidente que usaba a Janet para aplacar todos sus deseos carnales. Pues una vez la vieron salir de la oficina de este, aplicándose el labial, con la ropa un poco arrugada, pero oliendo a sexo del bueno, se estaba marchando cuando Roy saldría para alcanzarla, quería llevarla a comer, y varios juraron que lo vieron agarrarle la nalga sacándole un gemido logrando que arqueara la espalda, dejando ver sus pezones ocultos por la tela fina de la camisa, además que su gesto era delirante.
Desde ese momento Janet había cumplido toda clase de fantasías sexuales, cogiendo totalmente entregada a los deseos de su amante de sangre, quien le gozaba de manera casi enfermiza, si varios juraban haberlos visto cogiendo en su oficina, ella sobre su escritorio recibiendo buenas embestidas, mientras le chupaba las tetas, o le encajaba el dedo en el culo, también se decía de eso en algún cubículo del baño donde ella se aferraba a su cuerpo sin importarle nada, viéndose tan sensuales sus piernas enfundadas en una medias finas y sus tacones de diseñador, o también en juntas especiales donde ella era penetrada en la sala de juntas sobre la mesa, abriendo sus piernas para que su amante le diera directo en el coño, haciendo un esfuerzo para no correrse, pues esas tetas o los gemidos que hacia eran demasiado sensuales. Se decía mucho de eso, pero también hubo problemas porque se descubría que igual Carolina hacia lo mismo, logrando que mantuvieran una especie de fachada de pareja muy enamorada, lo cual era bueno para la imagen laboral, aunque aparte se unía levemente la nueva asistente, que sin ser un talento en nada, solo una especie de apoyo, despertaba los deseos de cualquiera, en especial cuando decía:
¿Qué puedo hacer por usted ahora? Jefecito – siendo las palabras de Martina, que por lo general usaba un atuendo sugestivo.
Tacones cortos, medias hasta el ombligo, falda corta, con una camisa ajustada que dejaba ver sus enormes tetas bastante sugestivas, perfectas para despertar la lujuria, una visión tentadora que despertaba una sed inaguantable, y siendo lo peor, que parecía no gustarle usar los sujetadores, por lo que se le marcaban los pezones de manera tan sensual, que liberaban un deseo por hacerla tragar verga hasta ahogarla en leche o usas sus tremendas tetas para masajearse y correrse directo en su cara. Sin embargo todos sabían que la Martina era propiedad del jefe, una preciosa madre soltera que se entregaba por completo a los deseos de Roy, quien podría hacer lo que quisiera con ella, solo respondiendo su pregunta, si mas de una secretaria chismosa juraba que vio a esa puta tragando verga del jefe, además que sus hijos eran de este, si bien que se parecían demasiado, despertando fuertes sensaciones de celos, pues muchas querrían estar en la cama de este para que les hiciera sentir ese calor tan deseado.
Ahora estaban en la cama de la suite, después de una tremenda noche de pasión, como de costumbre Roy había hecho lo necesario para que sus hembras pasaran el tiempo de manera cómoda, en una sesión de sexo intenso, disfrutando de su verga hasta hacerlas perderse en un delirio sexual, las embistió con fuerza, llegando hasta el fondo, abriendo sus pliegues con una firmeza total, que resultaba deliciosa, creaban sonidos como si fuera una sinfonía de sexo, entre gemidos, embestidas, o demás juegos, les fue embistiendo hasta el fondo, llegando a cogérselas con una dureza tal que sentía como sus coños se habían adaptado a su forma. Estuvieron gozando por largas horas, no tenían llene, pasando del misionero con una, luego cabalgó a otra, y de a 4 con la ultima, luego volvieron a empezar, y probaron nuevas posiciones, en que una era penetrada, pero luego las otras quedaban en medio haciendo que la principal recibiera caricias extras, todo en un juego constante que incrementaba el placer, hasta enloquecer, haciendo que se perdiera entre esa lascivia, acabando en una cama que olía a sexo, y se sentía como tal.
¿Qué crees? – dijo en su momento Carolina viendo a su esposo con la verga tiesa apuntando a su coño, como si quisiera volver a entrar.
No creo que nos extrañen, y solo contigo me siento tranquilo – diría con calma el hombre sintiendo esos pechos redondos apretados contra sus pectorales.
Déjenme dormir – decía somnolienta a su lado Janet apretándose contra el cuerpo de su amante.
Era curioso verla, desnuda, con su cuerpo tan excitante, dejando ver su vulva depilada, sus enormes tetas al alcance, con un gesto de sueño placentero, cuando hace unas horas estaba gimiendo como puta de lujo, diciendo que le rompieran el coño, mientras se corría, pero ahora se veía como si fuera una dulce niña inocente, un detalle que solo esa mujer tendría gracias a su aire juvenil que aún poseía.
Tan bonita y tan puta – diría Carolina con un gesto fastidiado tocándole una teta grande, logrando que gimiera levemente.
Sí, pero bien que la amas, ahora son igual de golfas – se burló un poco Roy.
Tu nos hiciste así, nos convertiste en esclavas de tu verga – dijo antes de alcanzar su verga, para sobarla levemente, mientras su marido acercaba a su prima.
Pero bien que te gusta, que en veces al llegar, están las 2 en la cama jugando serio, con dildos abriendo sus culos, porque saben que sus coños son míos – se volvió a burlar el hombre.
Si, así es, aunque lo sabes, puede que todo esto sea por lo que pasó hace 5 años – dijo con algo de molestia la señora sensual.
Algo bueno debía traer, porque salió demasiado bien mi plan, y me gusta, pero ahora me doy cuenta, pague muy caro eso, mi primogénito – dijo con fastidio.
Si, además que todas mis niñas ahora están obsesionadas con él, quieren tenerlo para que les meta la verga hasta el fondo, se nota que lo quieren de pareja, no sabes lo que dicen a tu espalda – decía la mujer con un tono inquieto, que era como si le quemara el coño.
También te enciende, ¿Qué se dicen? Porque están hechas unas putitas, aunque no quiera admitirlo – confesaba un poco molesto Roy, al recordar como todas las nenas se habían convertido en pequeñas ninfas eróticas que rogaban por la leche de su semental, siendo este su propio hijo, quien las había desvirgado a todas.
No podía creerlo mucho el hombre, pero desde ese viaje habían pasado 5 años, y desde entonces todas las niñas, que pensó apenas estarían ganando algo de sensualidad, ahora se sentían tan eróticas, que resultaba difícil no verlas caminar por la calle sin tener una erección, ignoraba porque estaban así, tan sensuales, con formas promiscuas que prometían el mejor de los encuentros carnales, si varias veces pudo escuchar a sus socios ideando en cómo pasar tiempo con ellas, meterse en sus cuartos para encajarles la verga, ya fuera con sus uniformes escolares, o con sus camisones de sueño, aunque les encantaba la idea de irrumpir en el baño cuando solo usaran la espuma para cubrir su desnudes, y encajarles la verga hasta el fondo. Todo eso le causaba una tremenda confusión al hombre, quien tenía fijos sus gustos, adoraba las hembras mayores con grandes tetas y coños lampiños, esas que se dejaran coger como si fueran rameras de primera, recibiendo verga hasta escupir semen por la boca, no le molestaba que tuvieran historia, siempre y cuando fueran leales a su persona, pero ahora mirando a Helga o a Jessy, se sentía un poco inquieto, eran adolescentes muy sexys, las cuales debían encontrar antes que acabaran preñadas por Jou, e igual necesitaba recuperar a su hijo.
Jefe, rómpame – rogó súbitamente Martina mientras ella misma se penetraba con esa verga, dejando que entrara hasta el fondo de su coño que se abría caliente, dejando ver sus tetas grandes, apenas contenidas por sus manos.
Espera mujer, que no estoy listo – diría, pero le sacaría un potente gemido al sentir como abría su coño de manera inesperada, aunque tan placentera.
No seas bruta, maldita perra – gruñía de mal humor Carolina viendo a la criada.
No puedo esperar, es que es de vital importancia – dijo con desespero la sirvienta, mientras se notaba que solo vestía unas medias.
¿Qué sucede? Responde – ordenaba Roy mirando algo extraño en la mujer.
Jefe, primero debe romperme el coño, recuerde que algo también me hicieron las que tomaron a Jou, no puedo recordarlo bien, solo que este lugar esta raro, es como si me conectara con algo, pero si me coge con fuerza, puede que recupere parte de lo que se, suena extraño, solo que hoy me siento igual a cuando estuve atrapada, así que hágame el amor con todas sus fuerzas para que pueda ayudarle, jefecito – dijo con un tonito bastante sensual, pero igual confundido, lo que despertaba una sensación rara, pero ardiente, en especial cuando las tetas de Martina colgaban de manera tan sensual.
Aquello pareció hacer reaccionar algo en el cerebro del hombre, quien no lo pensaría mucho antes de empezar a penetrar con fuerza ese coño jugoso, comenzando a darle con todas sus fuerzas, movería en un frenesí sexual sus caderas para meter su verga hasta topar con el útero, abriendo todo su interior, sin dejar de provocarle convulsiones sexuales, estaba tan perdido en ese deseo sexual que nada le importaba, hacia un esfuerzo mayor, pues seguía cansado, no solo él, sino todas ahí, pero la situación lo ameritaba. Antes que se diera cuenta, pese a la noche sexual, Carolina y Janet comenzaron a chupar esas tetas, mientras una enterraba un dedo en el ano y la otra jugaba con el botón de placer, logrando que esta se fuera perdiendo en la lujuria, esto sin que Roy dejara de penetrar ese coño con todas sus fuerzas, de hecho estaba perdiendo la compostura, empezando a levantar a la joven para darle con mas virilidad, y la besaría apasionadamente.
En ese momento Carolina se acercaría a Janeth, comenzando a jugar con su cuerpo le lamería mientras enterraba sus dedos en su sensible coño, logrando que esta gimiera de manera sonora, despertándola por completo, si casi podía meter 4 dedos sin problemas, dejando que los ojos de la mujer se quedaran en blanco, haciéndola gozar de tal manera que estaba perdiendo la cabeza, lamiendo de paso las tetas, pues miraba a su marido cogiendo a la sirvienta, esa puta barata que se trajo, pero que era tan útil, no es que la quisiera, pero someterla le divertía bastante. Desde que llegó la Martina todo había cambiando, era casi como un juguete sexual que cumplía todas las fantasías, se sometía a lo que quisieran, no se quejaba, al contrario, lo gozaba, le pellizcaban las tetas, le enterraban cosas en el ano, pues no se dejaba penetrar la concha, solo por Roy, quien se la metía hasta el fondo, y de cierta forma le tenía desprecio, pues luego de ese viaje Carolina no se volvió a embarazar, de hecho no podía tener hijos, siendo igual para Janet, quien luego de tener a Fernandito, no volvió a ovular, solo la criada quien tuvo al pequeño Zaul, siendo el más pequeño hijo del hombre.
Sin embargo lo sabían todo aquello era culpa de esas extrañas mujeres, quienes le hicieron algo a su hijastro, Jou, un chico que le daba algo de pena, siempre alejado, retraído, nunca le tuvo la suficiente paciencia, y ahora estaba perdido, aunque debió admitirlo, se había convertido en un amante deseable, si con solo 14 años la cogió como pocas veces, y era lo mismo para Janeth, quien perdía la compostura, su fervor juvenil le dio una fuerza sexual potente, detalle que le gustó, pero también le asustó. Aun podía recordar cómo es que el muchacho la estuvo penetrando, agarrando sus tetas con ferocidad, se sintió violada, eso le hizo hervir la sangre, era demasiado caliente, quería sentir aquello de nuevo, no, era un pensamiento de locura, prefería seguir siendo la esposa de su amado Roy, parte de Carolina estaba rota, las luces la cegaron, solo quería estar con su marido, algo afuera le asustaba, y por ello aceptaba a Janeth. La situación era de terror, o eso pensaba también la prima, quien se dejaba someter por su compañera de cama, sentía miedo por lo que ocurrió hace 5 años, por eso permitía que le metieran los dedos en el coño, quería sentir ese calor sexual que nublaba su juicio, de esa manera estaba conforme, el placer sexual la evadía de toda realidad, pues todo eso le asustaba, entre las luces vio algo horrible, mientras era violada por su sobrino, y temió por él, pues era controlado, mientras le penetraba, agarrándole las tetas, algo espeluznante lo usaba para alcanzarla, quería escapar, prefería ser la puta de carolina, quien ahora la sometía a sus caprichos, eso era mejor, necesitaba seguir ahí, embriagada en deseo, abriendo sus piernas para sentir mejor aquellas caricias.
Roy miraba como su esposa y prima se entregaban al juego sexual, y al verlas así su sangre hervía, le daban ganas de hacer algo tremendo, llenar ese coño con su leche, era lo mínimo, estaba como loco pensando en cómo descargar todo lo que tenía, su cerebro se fundía mientras embestía ese coño jugoso, que despedía un olor embriagador, tan delirante, necesitaba descargar en ese coño, mirando y viendo como su puta favorita, se entregaba por completo, moviéndose bajo los deseos de su amante, aumentando gradualmente el ritmo que estaba provocando un sonido seductor.
Vamos jefe, mm, rompa mi cuerpo, mm, mi cerebro está por ceder, mm, le diré todo, mm, estoy sintiéndolo, me encanta, mm, AHHHH – finalmente llegaba al orgasmo, llenándole el coño con la ultima carga, logrando que ella se aferrara al cuerpo del hombre, quien apenas podía mantenerse de pie, pues estaba agotado, incluso cayó al suelo, pero en ese momento la joven reaccionaba, el grito de placer ganó un eco especial…
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