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Fantasías / Parodias, Incestos en Familia

Secuestro Alien XXX 6

Finalmente estalla la locura Sexual, algo tomó control de Jou, quien comienza a buscar una venganza sexual….

Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…

6

 

La noche seria larga, en un cuarto un hombre cogían con un par de mujeres con vigor, las sedujo hasta que ellas mismas comenzaron a tragarse la verga y este lo gozaba metiéndoselas en ambas bocas, sintiendo como sus lenguas acariciaban su punta, buscando la leche, que terminaba siendo saboreada, mientras las miradas lujuriosas de ambas, dejaban saber cuánto lo disfrutaba, siendo una imagen clara cuando las extrañas luces nocturnas de ese lugar iluminaron todo, haciendo más claro el ambiente sexual, si el mismo señor vería esas tetas pegadas entre sí, dándole un deseo de continuar con su faena de placer. Eso ocurría en un cuarto al fondo, sin imaginar que al otro lado del pasillo, primero en la sala de televisión, sus hijos fornicaban igual que él, pues el chico estaba cogiéndose a su hermana menor, metiéndole la verga hasta el fondo, en un juego de placer total, que iba irrumpiendo en su vulva jugosa, con su verga, en movimientos furiosos, logrando que la niña gimiera como una puta de primera, aferrándose al cuerpo del mayor clavando sus uñas.

Eres una putita, mi putita – le diría Jou como si fuera una orden hipnótica.

Sí, soy tu putita, lléname de tu leche, mm – respondía Helga mientras era bombeada.

Estaban sobre el sillón, una película para adultos se veía, en esta una golfa vestida de colegiala, pero de al menos 20 años era penetrada por su ano, mientras un tipo la bombeaba como si se le fuera la vida, solo que a mitad de eso llegaba una tipa mas disfrazada de maestra e iba a comerle el coño, haciendo un trió, estaban perdidos en ese fervor sexual, mientras una tercera chica desde la entrada empezando a rozarse con sus dedos al verles. Eso poco calentaba a Jou, quien no dejaba de bombear con todas sus fuerzas en el coño de Helga, quien se aferraba para resistir, todo le importaba un demonio, quería sentir ese miembro dentro de ella, lo estaba gozando, rozaba sus tetillas, todo le estaba dando placer, pero no se calmaba, en cuanto se corrió, ella suplico:
Dame mas, quiero – decía con una voz de niña inocente, mientras sus piernas se aferraban.

Vamos a mi cuarto – ordeno el mayor, y ella sonrió con una cara viciosa.

Apagaron la pantalla, y se fueron al cuarto, ahí la niña se acomodo de 4 como le dijo Jou, ofreciendo el culito, el cual chuparía y disfrutaría el chico, haciéndole gemir a la niña mientras sentía como le empezaban a colgar las tetillas, que con solo el viento le hacían sentir un placer inexplicable, realmente se hallaba caliente, se podría correr sin desearlo, era demasiado para su pobre cuerpecito. Iba a enloquecer Helga, en especial cuando le comiera un poco el coño, notando como estaba caliente, su carne tan tibia, olía a hembra en celo, cuestión que le encantaba al chico, quien casi se burlaba de todo ello, en especial cuando empezó a sobarle con la punta de su verga, como burlándose de ella, que sin más la niña diría.

Métemela, soy tu putita, soy tu putita, dame con todo, soy tu putita – dijo Helga desesperada para sorpresa de Jou, que no pensó que la sustancia fuera tan potente y se dio cuenta.

Aquel gel despertaba una especie de madures sexual o algo parecido, no obstante la sustancia debía ser limitada por la potencia del químico, el chico no tomó eso en cuenta, así que la pobre de su hermana, debía estar por enloquecer ante la situación, su cuerpo sentía un fiebre carnal que la volvía deseosa por sentir la carne de un macho dentro de sí, dándole gusto, por lo que la penetraría de nuevo, viendo cómo salía un poco mas de sangre, los restos de su virginidad perdida, mientras sus cara se entregaba en el deseo en un gesto de sumisión, suplicando por que le dieran más duro contra su pequeño coño, que se enrojecía por cada penetración. Eso emocionó a Jou, quien apenas podía creer lo que estaba viendo, su hermana menor, la niña mas odiosa que conocía, no le tuvo problemas en insultarle antes, junto con Jessy dejaba que le metieran la verga hasta el fondo, suplicando por mas, sintiendo como su coño escurría un olor de lujuria que no era más que deseo, así empezaba un vaivén, aumentaba el calor, casi jugando con su suerte, la empujaría sacándole la verga para verla en la cama, y ella misma respondería de manera mimosa.
Dame mas, lo quiero, soy tu putita – dijo mientras se daba la vuelta y separaba las piernas y con sus manos enseñaba el coño, viéndose claramente gracias a las extrañas luces nocturnas.

Era una pequeña gruta enrojecida con un hilillo de semen saliendo junto con los jugos de su cuerpo, pero el chico no tendría compasión, volvería a meter su verga de una sola estocada, cuando la misma niña lo besaría apasionada, esperando jugar con su lengua, y sus pequeñas tetas se restregaban contra su cuerpo, volviendo al juego sexual, debido a las embestidas, hacían más placentero el encuentro, sus cuerpos se rozaban entre ellos, y es que la misma Helga iba clavando sus uñas pintadas en la espalda de su hermano, para fijarlo, deseando recibir más de esa carne caliente, la cara de ella se descomponía en una serie de gemidos, aunque de manera viciosa comenzaría a lamerle la cara, mientras le iba agitando el interior por todas las embestidas, lloraba un poco, pero le encantaba, se iba tallando, tratando de sentir con cada parte de su cuerpo aquel cuerpo masculino, que le daba ese calor, mientras Jou usaba la mano para controlar mejor el ritmo, sometiendo a la niña usando su verga de manera vigorosa. Ese pedazo de carne iba entrando y saliendo de forma constante, abriéndole las entrañas con fuerza que sacaba sus jugos, sin embargo esto causaba una oleada de placer en la niña que no dejaba de tomar el control de su ser, en ambos casos, el chico no dejaría de penetrarla, mientras que la niña se entregaba a ser la putita, perdiendo la cabeza por el deseo de seguir gozando, olvidando toda lógica, mientras el placer los ahogaba como si fuera alguna clase de enfermedad sexual.

AHH, quiero más, dámelo todo, soy tu putita, lléname con cada gota, mm – rogaba Helga antes de besarlo, si importarle nada, mientras sentía como su cuerpo recibía la carga de aquella verga llenándole el coño, al tiempo que se iba corriendo en un orgasmo tremendo.

De alguna manera se terminaban besando, mas nada de eso tenía sentido, estaban convertido en una especie de pareja sexual, Jou solo contaba con 14 años, era poco más que un chico extraño, alto, su cuerpo marcado, aunque eso no lo era antes, estaba descargando toda su leche en aquel pequeño coño que lo recibía con gusto, ella apenas tenía 12 años, Helga, era una nena hermosa, muy parecida a su madre, con curvas que estaban tomando formas, muchos la empezaban a ver con deseo, incluso algunos maestros, que la desearían tener así. Acostada contra la cama, recibiendo verga de manera firme, ahora estaba suplicando por mas, le llenaban el coño de leche de macho, y ella despertaba al deseo, queriendo, suplicando por mas, estaba contenta, quería seguir disfrutando, nada importaba en su pequeña mente, la oleada de placer era absoluta, se embriagaba en ese deseo, y su hermano era quien lo despertaba, así que se entregaría al mismo.

Ahora eres mía, Helga, no tienes permiso de coger con nadie, eres mi putita desde ahora, si quieres seguir cogiendo, me vienes a buscar con el coñito escurriendo – decía con un tono un poco burlón, pero dominante.

Si, mm, quiero eso, ahhh – diría la niña aun con la verga metida, empezando a besarle en los labios, con una cara que rogaba por tener más sexo.

Despertarían de mañana, sin saber que alguien más los había visto, cogiendo de manera salvaje, se veía enrojecida su cara, deseando eso, su mente se rompía por la misma clase de lujuria que los otros poseían, hubiera querido entrar, sentir aquel miembro dentro de sus entrañas, si tenía su coño escurriendo por culpa de la imagen prohibida, aunque no comprendía nada, solo quería sentir aquello dentro de su cuerpo, como su hermana mayor. Jessy también era una chiquilla preciosa, no faltaban los niños que le dijeran cosas bonitas, o le sonrieran, pero en especial algunos maestros, o tutoras que se fijaban en sus piernitas, muchos disfrutaban de verla con shorts cortos en la clase de educación física, ahí la instructora casi babeaba de gusto por verla correr, y era consciente de ello la niña, por eso la evitaba, aunque era difícil, en especial porque esta buscaba poder acercársele, y tocar todo su cuerpo disimuladamente. Para Jessy todo era atemorizante, no comprendía nada de eso, pero lentamente ante la situación, algo sucedía, vio a sus hermanos mayores cogiendo, y pese a que vio a la instructora, una tipa enorme y musculosa meterse un plumón en la concha peluda, dándole miedo, como si viera un animal tragando plástico, ahora deseaba sentir aquella piel irrumpir en su interior.

El desayuno seria tranquilo, comerían lo que hallara, unos cuantos platillos que solo tenían que calentar en el microondas, o servirse leche a menos que desearan jugo, haciendo un pequeño desastre, porque no les importaba, pues los adultos no se dejaban ver, parecía que su padre había tomado algunas cosa para comer mientras seguía cogiendo, casi podía adivinar como untaría mantequilla de maní en los cuerpos de Carolina o Janet, para meterles la verga hasta el fondo, haciéndoles tragar mientras cogían como animales, desfalleciendo en su momento, pero al despertar seguirían jugando con sus cuerpos, y de poder entrar verían esas tetas moverse de manera viciosa, olerían los aromas del sexo, verían como sus madres se movían ante el ritmo de la verga de papa, Roy, quien dominaba todo. De alguna manera eso los tenia inquietos, deseando encontrar más de aquella pasión sexual, la curiosidad era demasiado para ellos, sin embargo se distraían con facilidad, en especial cuando Jou desactivara los controles parentales para dejarles ver lo que quisieran, siendo por el momento Damian y Osvaldo quienes tomaran control del servicio, mientras las niñas se molestaban y buscaban con que divertirse, aunque Jessy se acercaría para espiar a los mayores, pues un calor invadía su coño, haciéndole sentir una necesidad por sentir esa carne dentro de su vulva jugosa, cuando vio a los mayores hablar a solas, haciendo que ella se acercara.

Hermanito, mm, ahora soy tuya, esto no acabara cuando regresemos a casa ¿verdad? Mm – decía Helga con una voz melosa que nadie podría resistir, aunque le era extraño de su boquita.

Jajaja, no, tú vas a hacer lo que yo te diga, quiero cogerte con tu uniforme, metértela por el culo, y que chilles como una cerdita – casi ordenaba el chico mientras sobaba su cuerpo.

Si, lo haré – dijo un poco apenada, bajando la cabeza, lo que era raro en una chiquilla tan odiosa, pues casi siempre se quejaba por todo.

Se habían alejado un poco, dentro del bosquecillo, entre las plantas, mientras que la mayoría de los hermanos estaban metidos, buscando usar las redes para entretenerse, tan absortos en sus celulares, que se perdían de la realidad, aunque algunas lo hacían por el cambio que estaban sucediendo en sus mentes, olvidándose de ellos, o la mayoría. Permanecían ocultos entre la vegetación, hablando un poco, sin darse cuenta que Jessy estaba mirándoles, usando apenas unos shorts cortitos con una playerita de tirantes, con sandalias, que dejaban ver perfectamente su cuerpo delicioso, que resultaba tentador, pero eso era solo el comienzo.

Entonces, luego que volvamos, seguirás cogiéndome, como lo hacen nuestros papis – dijo algo inquieta Helga, jugando con el borde de la falda, usaba un vestido veraniego, de una pieza, con sandalias, se veía inquieta.

Si, voy a cogerte hasta que quedes preñadita, eres toda mía entiendes, y te gusta verdad, quieres seguir sintiendo mi verga hasta el fondo – decía vicioso Jou, como si no fuera la misma persona que antes conoció, empezando a manosearla sin ser visto (o casi).
Sí, me gusta, quiero seguir así, que me des todo – diría con una voz cargada de deseo Helga, siendo ajena a toda lógica, recordando cómo le había dado con fuerza en su coñito.

Así me gusta, si eres una tonta, pero estas bien rica, dime, cuantos babosos crees que quieran meterte la verga hasta el fondo como yo lo hice, mm – diría un poco inquieto Jou, mirándola con ganas de seguir cogiéndola, pues movía sus piernitas de manera ansiosa, apenas las sobaba.

Bueno, la verdad es que un Tony me robó un beso el otro día, yo le di una cachetada, y el profe Jose Antonio se me queda mirando siempre – dijo algo apenada la niña sonrojándose.

Mm, el rubio creidito, si lo recuerdo, ese idiotita esta siempre de engreído, hasta me dio órdenes en una fiesta, cuando él es el 3er hijo, yo heredero, y el profe ese, es el gordo ¿no? que siempre parece estar tragando algo – diría Jou con algo de duda.

No, el profe que dices es el Teo, ese siempre ve a todas las niñas con ganas de morderlas, así tiene la mirada, digo uno alto, guapo, bronceado de cabello castaño – diría algo inquieta Helga.

Mm, y te gustaría que te hiciera las cosas que te hice ¿cierto? que te la metiera hasta el fondo, te mordiera las tetitas o chuparte el coñito, hacerte gemir como puta en celo – casi reclamaba Jou, sonrojando a la niña, en especial cuando le alcanzó el coñito sobre la ropa.

Ante sí, pero ahora solo soy tuya – decía Helga algo apenada.

Eres una buena putita eh – se burlaba un poco el chico mientras miraba a la niña.

Si, te quiero a ti, que me cojas tu, aun mas que el profe armando, que es de todos el más guapo de la escuela, te lo juro – decía con un desespero Helga por los toque que recibía del mayor.

Todo estaba bien, sabía que eso era gracias al gel, la mente de su hermanita ahora le pertenecía, estimuló tanto su cuerpo que ahora no entendía lo que pasaba, era una delicia total, ella se iba excitando mientras hablaban, como si deseara seguir cogiendo, de hecho era verdad, la chiquilla se notaba tan ansiosa, aparte que algo cambiaba en ella aparte de su mente, pues solo le vería a él para que le diera verga. La miró detenidamente, se notaba más bonita que antes, Helga siempre lo fue, una niña preciosa de rostro angelical, pero modos detestables, ahora estaba sumisa, deseosa de amor a manera de sexo vicioso, ser enculada con fuerza, se dejaría meter la verga, como lo hacían ahora sus padres, cogiendo en trio, si prácticamente recordaba cómo sus maestras guapas se volvieron sus putas durante los cursos, pero ahora con la tía Janet, era probable que la metiera a su casa para cogerla cuando quisiera, como fuera el caso, ya poco importaba.

Te estás poniendo más rica, déjame verte mejor – decía mientras indicaba algo Jou que la sonrojo.

Si, ya voy – dijo Helga mientras se levantaba, quedando enfrente del hermano mayor, dejándose ver, pero en un acto inesperado, se sacaría el vestidito, quedando solo en calzón de algodón de color rosado, que tenía una manchita en la parte de la vulva.
Mm, si estás bien calientita, pero eso no es todo – diría Jou mientras la miraba mejor, estaba empezando a tomar forma Helga, su cuerpo ya no lucia tan infantil.

Era una visión deliciosa, sus tetillas comenzaban a tomar forma, antes eran solo una puntitas creando una imagen deliciosa en su ropita, pero de manera repentina ahora creaban una curva, como pequeños limoncitos, que invitaban a chuparlos, si aparte los tentaría, pellizcando un poco los pezones rosados, sonrojando a la niña, quien aguantaría un gemido seductor, luego seria guiada para dar la vuelta, dejando ver que sus nalguitas se habían puesto mucho más gordas, y comenzaban a tragarse la tela de su prenda, dejando ver una forma deseable.

Mm, estas poniéndote bien culoncita – diría jou mientras le tocaba las nalgas de manera ansiosa metiéndole la prenda como si fuera una tanga, tallándole la vulva para que sintiera calor.

Te gusta mas así – cuestionaba algo apenada Helga sonrojándose caliente.

En serio que no eres la puta mamila de antes, que siempre estaba de odiosa, diciendo o haciendo berrinche, es como dicen, lo único que te hacía falta era una buena verga – se burló Jou, quien parecía poseído por la lujuria o algo distinto, comenzando a tallarle con sus manos.

Casi le arrancó el calzón después de eso para comenzar a sobarla, a diferencia de lo que pudo haber esperado nadie, la niña se dejaba sobar, meterle los dedos hasta el fondo, mientras le chupaba con lujuria cada parte de su pequeño cuerpo, haciéndole sentir un calor inesperado, lo cual deseaba Helga, quedando apenas con unas sandalias, mientras habría las piernitas para que el chico pudiera meterle mano con toda liberta, lo que estaba gozando. Chuparía las tetillas, la besaría, de lengua, incluso le metería un dedo por el culo para hacerla estremecer, estaba haciéndole cuanto quisiera, siendo lo mejor que su hermanita cedía a sus deseos completamente, incluso tratando de palparlo para sentir su calor, del que era adicta, arqueaba la espalda, dejando ver que sus tetillas sobresalían inesperadamente, sus caderitas seguían estrechas, y su culo tomaba forma seductora, haciéndole ver como si fuera una mujer en miniatura, un aspecto anormal en una nena de 12, pero tan cargado de erotismo que dejó con la verga dura a Jou. Aunque sucedería algo, estaban siendo observados, Jessy no podía creer eso, a pesar que su vulva estaba escurriendo ante la imagen, era como si estuviera conectada con su hermanastra, porque casi podía sentir lo mismo, cada toque, lamida o caricia, no entendía cómo, si hasta hace poco, ellas pensaban igual, que Jou era un raro, pero ahora Helga se dejaba tocar, hacia un gesto de placer total, lo que era peor, sentía unas ganas atroces de sentir aquello en carne propia, su cabecita era un desastre, igual había visto a sus hermanos coger, por eso les seguía de cerca, disfrutando en silencio, mientras sus dedos tocaban su propio coñito.

Espera, tengo que mostrarte algo – diría Jou deteniendo su acción, justo cuando se notaba que el coño de la niña estaba lleno de sus jugos.

Helga estaba respirando de manera pesada, se notaba el calor de su coñito, le miraba sonrojada, como si quisiera quejarse, pero no lograría decir nada, solo asentiría sumisa, a lo cual este aprovecharía para tomarla de la mano, llevándosela para irse adentrando al bosque, donde Jessy trataría de seguirles, pues aparte de todo, se llevaban a la mayor desnuda, caminando entre las plantas apenas cubierta por el viento, agarrada de la mano de Jou, quien tenía el completo control de la chiquilla, quien se portaba de manera dócil. Por su parte Jess les seguiría, intentando saber que pasaba, su mente ya no podía mas, igual sentía un calor imposible de aguantar, deseando poder tener el cuerpo de su hermano a su lado, aunque antes lo hubiera despreciado, todo perdía sentido, solo que la imagen de él penetrando a Helga se quedaba grabada en su mente, la hacía escurrir de lujuria, sin embargo se quedaría frustrada, pues tras una vuelta, Jessy perdería de vista a sus hermanos mayores. Acabaría la rubia pecosa sin saber donde quedaron moviéndose por todas partes, sino fuera porque desde su lugar seguía viendo donde estaba la residencia a la cual tendría que volver sola, aunque se tomaría más tiempo del deseado, sintiendo como si el camino se volviera más largo, haciéndole sentir un temor, que la hacía decirse.

Estúpido Jou, donde te metiste – diría eso a pesar de que antes igual que Helga lo despreciaron, aunque igual que la mayor, ahora deseaba sentir ese miembro abrirle las piernas, si su propia vulva se estremeció ante ese nombre.

Volvió a la mansión, donde se iría a bañar, se daba cuenta que su olor era penetrante, casi como si estuviera con un orgasmo atrapado en su pequeño coñito, quería sacarse esa imagen, pero mientras se iba aseando, sus manos fueron tocando cada parte de su cuerpo, notando que igual a Helga sus formas se comenzaban a acentuar, solo que eran más esbeltas, aunque era obvio, tenía un año menos, pero sus tetillas estaban algo hinchadas, sensibles, pues apenas las tocó, sintió una sensación de placer pesado la invadió, casi le hace correrse. Ante eso no pudo evitarlo, se tentó el coñito para darse placer, empezando un juego sexual en que casi se cae, porque tendría un orgasmo violento, que le hizo sacudir todo su ser, dejando su mente en blanco, estaba demasiado adentrada en su disfrute personal, que casi se desvirga con sus dedos, cuando pudo escuchar afuera: salgan niños vamos a comer; lo cual la distrajo de todo, para vestirse, y como la otra vez, se puso el short y playera de antes, aunque su cabello seguía húmedo.

Era curioso, pero afuera estaba todo oscuro, el tiempo parecía haber pasado muy rápido, no entendía como, aunque al asomarse pudo notar unos fuertes nubarrones, como si una tormenta se fuera a presentar, eso le haría relajarse un poco, no era tan tarde, aunque muchos de sus hermanitos estaban molestos por la falta de señal o juegos, diciendo unos: no es justo, casi no hay señal, apenas podemos ver algo; habría algunas quejas, clásicas de esa familia, pues aparte no se les dejaba ir a la alberca sin supervisión de los mayores, y estos se hallaban cogiendo como animales. En eso pudo notar como Helga y Jou estaban juntos, ahí como si nada hubiera pasado, lo cual le molesto a Jessy, quien los miraba de reojo, sus padres decían una serie de cosas, que no entendía, de hecho, un dolor en la cabeza recorría su cerebro, era como si todo se distorsionar, le comenzó a molestar, y por segundos cada cosa se transformó, ante sus ojos papá cogía con ambas, mamá y la tía guarra, metiéndole la verga hasta el fondo, sobre la mesa, mientras ellas se besaban apasionadas, haciendo estremecer todo, los demás niños mirando desnudos la escena con curiosidad, mientras que Helga y Jou hacían lo mismo, ella desnuda, dándole la espalda, para que este le metiera la verga por el culo…
Estas bien mija – le interrumpió Roy mientras le servía algo de comer, distrayendo a la niña, y aunque lo viera, sentía también algo de calor, pues siempre le pareció guapo aquel hombre, por eso era mimosa con él, a pesar que no fuera su padre de sangre.
Si papá, es que se me hizo que el tiempo se fue muy rápido – dijo la niña como una verdad a medias que divirtió al hombre quien sobó su espalda.

Tranquila, porque no juegas con tus hermanos, ustedes 2, son los mayores, pero hagan algo con ella, que ya no esta tan chiquita – decía Roy, como si no se diera cuenta de las cosas, siendo una especie de sentencia para Jessy.

En eso la rubia pecosa miraría a su hermanastro, quien le dedicó una mirada fija, no se parecía al chico de antes, introvertido, que se alejaba de todos, sino que ahora estaba comportándose de manera dominante, como si fuera un depredador y ella la presa, lo cual agitaba su interior, por segundo era parecido a un orgasmo que se atoraba en su interior, sonrojándola, pero nadie se dio cuenta, o casi. Realmente Jou estaba cambiado, miraba a todos, sus padres pronto irían a coger, llevándose a la tía, que seguramente quedaría preñada por tanta leche metida en su coño, si ella escurría más que su madrastra, los niños por su parte poco le importaban, jugaban en su propio mundo, pero las niñas, cada una de ellas iban cambiando de formas, aunque no se daban cuenta, respiraban diferente, sus movimientos igual, incluso olían distinto, aquello estaba en sus planes, nadie se dio cuenta de lo que hizo, lo que pasaba alrededor justo en esos momentos. Apenas era consciente Helga, pero estaba perdida, se portaba más tranquila que de costumbre, tan callada a diferencia de antes que se quejaba por todo, su mente se hallaba vencida, entregada como una hembrita a su macho, con quien pasaría la noche a solas haciendo el amor, a menos que algo sucediera, detalle que era bastante posible.

Fuera de esas atenciones el hombre miraba a su esposa y prima, sabiendo que seguiría disfrutando de ambas en los siguientes días, cogiéndolas como si el mundo se fuera a acabar, apenas daba el aviso, estarían hasta el domingo de la próxima semana, lo cual fastidio a varios, los chiquillos, quienes ya querían irse, aunque al hombre poco le importó, ahora podría gozar de 2 hembras en la cama, y de ser posible, con sus manipulaciones, llegaría a conseguir que Janet fuera común en su casa, esperando verla para coger a menudo, incluso con licor y abusos, estaba logrando que su Carolina y ella fueran haciendo un romance lésbico, era su victoria. Mientras eso ocurría, no se quedaría tranquilo, iba midiendo la situación con ella, apenas dándose cuenta de su hija Helga ya no era lo que este pensaba, pues descubría como se iba desarrollando, pensando que pronto alguien se la iba a coger, si estaba igual a la puta de su madre, detalle que pasó por alto debido a sus prioridades sexuales, aunque igual Jessy, quiso hablarle de “algo”, pero tampoco le importó, solo eran los berrinches de una niña caprichuda.

Todo acabaría de manera común, el hombre se retiraría a su cuarto para seguir con sus cosas, siendo seguido por las señoras, quienes había caído en su vicio, sus cuerpos estaban suplicando por aquel juego sexual, dentro de poco seguirían haciendo de todo, si acaso una plática para arreglar los pormenores, dejando a sus hijos en medio de toda aquella casona, sin pensar en lo que podría pasarles, y de nueva cuenta se pondrían a ver una película, la cual sería elegida por Jou. Ignoraban como, pero colocaba alguna clase de clave especial, una serie de dígitos para sacar una cartelera oculta donde verían una película como pocas, de ciencia ficción, o eso parecía, no tenía mucho sentido, aunque los efectos eran tan buenos, que en especial los chicos se perderían viendo aquello, enajenados en la imagen, donde se veían toda clase de criaturas, como si fuera una especie de película documental de fauna alien, o eso imaginaban, lo cual encantó a los chiquillos, aunque en el caso de las niñas, aunque desearan marcharse, quedaban enajenadas por los colores y formas demostradas, sintiendo un ligero dolor de cabeza.

En medio de eso, mientras los chicos no dejaban de ver aquellas imágenes, Jou sentiría una mano sobre su miembro, y al voltear, ahí estaba Helga, respirando ansiosa, lista para sentirse como su hembra, lo cual le gustó al chico, quien se retiraría sin decir palabras, aunque la chiquilla quería que este tuviera cuidado, sin embargo burlón diría: le apagan cuando se aburran, me voy a hacer lo mismo que papá; nadie le hizo caso, o eso pensó. Pronto el muchacho se llevaría a su hermana al cuarto donde la desvistió casi arrancando las prendas, notando un desarrollo precoz, sus curvas eran más sensuales, sus tetillas nacientes, sus piernas torneadas, su culo gordito, tan erótico, su coñito abultado y lampiño escurriendo todas las mieles del sexo que podían, mientras la niña respiraba agitada, quedando expuesta, casi como si ofreciera su cuerpo diciéndole con una voz entrecortada y sus mejillas rojas.

Me tienes que coger, ya ves lo que te dijeron, dámelo todo Jou, quiero que te corras – dijo con un desespero Helga mientras se acostaba en la cama dejando a su disposición todo su cuerpo.

Espera, hace falta algo, lo tengo acá – dijo como si estuviera a punto de cometer un error el chico.

Todo era observado por Jessy, quien se esperó solo unos segundos antes de seguir a ambos, era curioso como todos los chiquillos estaban perdidos en esa película, pero ella no, quería ver a ambos coger, necesitaba ser testigo de todo eso, su coño comenzaba a escurrir, así fue desde que vio como Jou empezaba a desvestirse revelando todas sus formas, era más masculino a lo que pensó, lo cual robaba toda su atención. Ahora la miraba a Helga sobre la cama, y no podía dejar de desear tomar su lugar, apenas se volvió a asomar a la sala, donde todas estaban perdidas en las imágenes, viendo que una especie de libélula monstruosa enterraba una probóscide en el culo de una mujer de piel morada que gemía como si estuviera cogiendo, bombeando sus huevecillos como si la violara, y sus tetas se movían entre las patas de esa cosa, no le importaba, se regresaría Jessy a fisgonear cuando sintió que la jalaban adentro. Y en segundos era aventada a la cama donde Helga la sujetaba para poder someterla aunque al hacerlo podía sentir como se le clavaban las tetas en la espalda, y el olor de ella se sentía tan embriagador, le tapaba la boca mientras que Jou se acercaba a verla mejor, arrancándole la playera para verle las tetas, de un jalón le sacaba su short dejándole su calzoncito de algodón azul.

¿Qué hacen? Ahh – decía Jessy asustada mientras se iba calentando al sentirse atrapada.

Nos viste verdad, Jes – dijo con un tono sugestivo Helga en el oído, antes de lamer su mejilla.

Yo, no sé de qué hablan – diría algo asustada la chiquilla mientras notaba como su hermanastro la miraba de manera extraña, su coñito escurría levemente.

Ella nos ha visto – se quejó un poco la hermana mayor empezando a sobarla.

No importa, hoy teníamos que hacerlo – dijo Jou antes de tocar ese coñito sobre la ropa, notándolo tan mojado que soltaba un aroma delicioso, mientras clavaba su dedo un poco, excitándola bastante, si respiraría con más frecuencia.

Está bien caliente, rómpele el coño para que sea tu putita como yo – dijo Helga sin dejar de manosearla, con la punta de sus dedos tocaba con cuidado cada parte de su cuerpo.

No esperen, porque, esto no – iba a decir, pero no entendía nada, y lo que era peor, su coñito parecía traicionarla, escurría mas ante la idea de ser violada.

Jou como si fuera un juego movería sus manos, tocando la vulva de la niña, logrando sacarle un gemido, no podía escapar, Helga la tenía sujeta, además que le iba tocando las tetas, que sentía como si le fueran creciendo con cada jalón, dándole un gusto absoluto, iban sintiendo mejor en cada momento, justo cuando comenzó a desvestirla, le jalaban el calzón, en medio de un juego donde se lo fueron clavando, tanto así que la pobre chiquilla se sonrojaban deseando gozar mas, todo era tan intenso, su cuerpo lo aceptaba. Era una locura, pero comenzaba a gemir, apenas sentía como la estaban sometiendo, sin embargo su cuerpo se iba calentando, como si ella existiera para vivir ese momento, las manos de Helga le tocaban las tetas, casi arrancándole la playera, disfrutando de las tetillas precoces, mientras Jessy se aferraba a la cama, pero sus piernas serian abiertas, dejándole a Jou comenzar a lamerle su coñito en un juego bucal bastante intenso, lamiendo, saboreando cada parte de su ser, siendo profanada por esa lengua intensa que despertaba una idea que nublaba su juicio, hasta dejarle escapar un gemido intenso, antes que se diera cuenta se había corrido.

Se corre más que tu – dijo burlón Jou mirando el coño escurrir.

Y quien sabe mejor – diría Helga antes de lamerle el cuello a Jessy pellizcándole las tetas.

Tu, pero ahora está también será mi putita, lo quiera o no – advertía Jou con un tono malicioso.

Totalmente desnudo, comenzaría a fijar su verga sobre el coño de la hermana de 11, quien miraba aquello con una mezcla de emociones, por una parte quería huir, pero otra deseaba que ya la penetraran, si no podía mover su cuerpo, estaba demasiado caliente, tanto así como para clavar sus ojos en ese miembro que empezaría a sobarle la entrada, logrando que el calor de su mente se fuera incrementando, haciéndole desear tanto aquello que sentía como un segundo orgasmo se formaba en su vientre, respirando acelerada, cuando de un solo movimiento Jou entró haciéndole chillar mientras una onda eléctrica que destrozó toda defensa envolvía su cuerpo. Ni pudo gritar, le faltó el aire, mientras el chico bombeaba en su vientre con una fuerza dura dándole como siempre quiso, no siendo gentil, sino que haciéndole explotar toda clase de sensaciones dentro a la muchachita, quien estaba perdiendo la compostura por aquel miembro dándole duro, abrió sus pliegues, rompió su virginidad, haciéndola sentir tan bien, que por instinto sus piernas se aferraron a la cintura de su hermano.

Ah, que rico, se siente tan bien, dame con todo, mm – diría Jessy con una voz perdida en el deseo.

Esta ya cayó – se burló Helga y para sorpresa de la menor, recibiría un beso de lengua.

Todo va de acuerdo al plan, ahora son mis putitas – advertía con malicia Jou mientras seguía bombeando, metiéndole la verga tan profundo como el coñito de la niña lo aceptaba.

Era lo que deseaba, empezaba a violarse a su segunda hermana, quien era sometida con ayuda de la primera, entre ambos estaban cogiéndola con tanta pasión que Jessy no comprendía nada, solo se dejaba hacer, recibiendo las fieras embestidas que le abrían el coño, siendo el comienzo de todo lo que pasaría esa noche.

37 Lecturas/24 junio, 2025/0 Comentarios/por Lobo85
Etiquetas: hermana, hermanita, hermano, hermanos, mayor, mayores, sexo, trio
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