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Fantasías / Parodias, Incestos en Familia, Voyeur / Exhibicionismo

Secuestro Alien XXX 8

Jou sigue trabajando en el plan, y tras asegurar a las 3 primeras, busca ampliar todo su grupo sexual, sin importar costos….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…

8

En una cama 3 nenas estaban perdiendo la cabeza, sus manos sujetadas por extrañas esposas, las tenían sometidas, quedaban expuestas para cualquier perversión, sus culos eran bombeados por alguna clase de aparato, un vibrador de curiosa forma que aseguraba su placer, haciéndolas gemir en un tono que resonaba en el cuarto, quedaban en un estado de éxtasis absoluto que no dejaba de invadir el lugar, sus mentes se habían perdido, una idea de sugestión mental era impuesta, entregada para asegurar la lujuria, la niñas se volvían pequeñas putas deseando verga, pero solo la de su hermano mayor, a quien al verlo cercas, rogarían por seguir siendo penetradas por su amante, dejando ver como se abrían sus pliegues internos hasta desfallecer.

Hermanito, que esperas, dame con todo, te quiero dentro – decía Helga con una voz desesperada.

Hermano, te quiero dentro, llenándome el coño, mm – dijo Jessy casi ofreciendo su vulva.

Ahhh, no aguanto más, sigue cogiéndome – rogaba Joanna mientras miraba al causante de todo.

Las 3 estaban simulando una faena sexual, ser sometidas por un sexo duro que les estaba haciendo gemir de pasión hasta el punto de enloquecer, estaban recibiendo una sensación de gusto absoluto que sacudía sus cuerpos mientras temblaban por múltiples orgasmos menores, movían sus caderitas como si estuvieran fornicando, desenvolviéndose con toda la sensualidad de pequeñas ninfas de la lujuria, mientras iban despertando al deseo. Jou las miraba con gusto, haciendo que su verga pensara en donde quería entrar primero, las 3 eran preciosas, Helga ya tenía un cuerpo de putita de lujo, sus tetillas parecían manzanitas a pesar de su edad, cuando la vieran otros, muchos se correrían en seco. Por su parte Jessy tenía unos limoncitos sensuales que deseaba chupar, sus muslos engordaron, nalgas redonditas, irresistibles, creaban la tentación de querer sobarlas para disfrutar de su sensualidad, en especial cuando se movieran de manera tan provocativa, mientras sus torneadas piernitas iban tomando la forma deseada para incitar a las mayores perversiones. Finalmente Joanna, aunque fuera la mas chica, ahora poseía una sensualidad única, su coñito se veía gordo, a pesar que seguía lampiño, sus piernitas tomaban una forma que despertaba el erotismo, su boquita se sonrosaba, aunque sus tetillas apenas tomaban una curva inesperada, apuntando a los lados de manera inesperada, lo que la verga de su hermano quedaba ansiosa, esperando su oportunidad para recorrer su gruta de placer, pues aun tenía el olor de la niña empapando su verga, que apuntaba contra esos coñitos frescos.

Las 3 gemían de placer, siendo profanadas por maquinas sexuales que revolvían sus vientres en una oleada eléctrica que despertaba el deseo, haciéndolas perderse en la pasión del sexo, tan intenso que jamás podría olvidarlo, pues los orgasmos que iban sintiendo, escurrían uno tras otro, humedeciendo las sabanas con sus jugos de sexo, llenando el ambiente de su aroma peculiar, gracias a todo esto, esa mansión estaba convertida en un lugar de lujuria total. Fuera de las vistas ajenas, en un cuarto, un hombre seguía cogiendo con sus amantes, su esposa y prima, ambas terminaban por correrse en un arrebato de locura sexual mientras habían pasado ya varias horas teniendo sexo, sus cuerpos no podían mas, aunque había comido un poco, de hecho algunas frutas fueron colocadas en las partes de ella, él las mimó dándoles de comer algunos bocadillos en los labios, todo fue un placer tras otro, en potentes cogidas agitaron la cama, creando chillidos de placer tan contundentes que parecían tener ecos en las paredes, las fueron embistiendo, hasta que se corrieron, haciendo que sus tetas se movieran de manera salvaje, ahora estaban agotados, el hombre seco, para recibir mamadas se untó jarabe de chocolate en su miembro esperando que supiera mejor, y la locura sexual fue demasiada, tanto así que ahora ellas escurrían de sus coños, dejando todo el mundo seguir adelante. Pero alguien no estaba dormido, debía seguir con sus planes, Jou, quien sabia que el tiempo no era aliado, hace poco habló con su abuelo, este contento de saber que Roy estaba arreglando todo con Carolina, pues necesitaba que volviera antes, un negocio requería de su presencia, por lo que ahora el chico estaba en el cuarto de Sarai.

Ella era la única morenita, y le prendía bastante, le gustaba su culito redondo, pero igual que las otras, sus tetillas estaban tomando forma de manera natural, le gustaba, siempre pensó en cogérsela, aunque siendo tan jóvenes, además de que ella era igual que todas, una odiosa con él, aunque de todas era la menos irritante, en veces tenía sus momentos, por eso estaba contento con poder cogérsela como ahora pretendía, la miraba y solo vestía una playera con su calzoncito, así que movió las prendas con sumo cuidado, todo estaba oscuro, pero eso podría cambiar, las luces nocturnas, aunque no se pudo contener. Aprovechando que estaba de cucharita, fue jalando lentamente aquella prenda para irla sacando, llegando a oler una mezcla de orines con aceite de bebe, le gustaba, el par de nalguitas estaban a su alcance, lo que le daba una tentación de romperle el coño, mas supo controlarse, y en un momento de molestia en que se reacomodó, aprovechó para sacar ese calzoncito hasta las rodillas, de ahí tendría que ser lento pero constante, sacando la prenda, y cuando tuvo todo entre sus manos, olio la parte de la vulva como un desesperado, se guardó la prenda de algodón en su bolsillo, iba a guardarla como tesoro. Luego de ello subiría la playera, trataba de no hacerle cosquillas, aunque era algo difícil, Sarai era tan sensible que le daba gusto poder romperle el coño, sabría que sus gemidos serian los mejores de todos, pero su sorpresa fue mayor cuando lo notó, sus tetillas eran mayores, no lo creyó de su hermanastra, era tan precoz, siendo algo sumamente erótico, deseaba chuparlos, pero debía esperar, estaba disfrutando demasiado ese momento.
Ahora si pequeña puta, es momento que tengas macho, no te das cuenta, muchos te quieren romper ese culito tuyo, pero voy a ser yo quien te posea, y te va a gustar – le diría en el oído Jou antes de lamerle la mejilla con un desespero total.

Estaba demasiado caliente, quería empezar la faena sexual, lo iba a gozar como no tenía idea, pero antes de seguir, trato de sacarle la playera, mas no pudo, de seguir podría despertarla, así que hizo una travesura, atando la prenda desde arriba para tenerla atrapada, pues envolvía sus brazos y rostro, dejando su vulva vulnerable a su violación, aunque antes de seguir, debía asegurar que Sarai fuera totalmente suya, y con una jeringa que ocultaba introdujo por su culo, una sustancia extraña. Luego se desvistió por completo y miró Jou su propia verga con asombro, estaba gruesa, como el brazo de un bebe, pero dura como fierro, ahora podría romper el coño que quisiera con toda libertad, así que apenas se untó un poco de gel especial, se decidió a abrir las piernas, ya sin miedo a ser descubierto, empezaría a tratar de entrar, aunque estaba estrecha, realmente Sarai era virgen, a pesar que no le faltaban tipos que quisieran romperle ese coñito apetitoso, el cual antes de seguir, lo beso, como si deseara guardar su sabor a virgen antes de continuar, y una vez que se sació, comenzó a tratar de meter su verga una vez más.

¿Qué pasa? AHHH – diría la niña cuando sintiera como la verga de su hermanastro irrumpía.

Un grito de dolor sonaría en todo el cuarto mientras Jou violaba a la chiquilla, sintiéndose realizado, se la metió con todas sus fuerzas, ignorando toda muestra de dolor, incluso se sintió ganador cuando logró romperle el virgo, llegando hasta el fondo de su ser en una embestida, y la sangre brotaba, ese fue el momento clímax, pero la niña solo sintió un dolor corto, antes de que una oleada de placer invadiera sus sentidos, el gel funcionaba. Era un potente afrodisiaco, que le dejaría disfrutar de esa carne tan sabrosa a sus anchas, dejándole seguir embistiéndola con toda libertad, abriendo sus piernas mientras la iba penetrando, metiéndosela hasta el fondo sin piedad, sabiendo que todo saldría bien.

Ahora si pequeña puta, te tengo – digo con un ánimo feroz el chico mientras iba penetrándola.

Jou, no sigas, no aguantaré mucho – suplicó Sarai mientras era penetrada con fuerza.

Justo en ese momento su mente se fundía, no sabía que pasaba, trataba de bajarse la playera pero no podía, estaba atrapada, sintiendo como le abrían el coño con una serie de embestidas tan feroces, no dejaba de sentir una oleada eléctrica que le estaba golpeando con dureza en su mente, empezando a gemir de manera viciosa, tratando de ahogar todo, pero las manos en las tetillas le hizo sentir aun más calor, empezando a chorrear.

Wow, que puta eres, acaso te estás orinando – se burló Jou sin dejar de violarla.

No, no sé qué me pasa, ahhh – trataba de decir cosas, pero no podía.

En cada embestida la mente de la niña se perdía más, sintiendo como el calor adormecía sus sentidos, para hacerle desear mas de aquella sensación de calor adictivo, era una locura, pero le estaba gustando, más que eso, quería seguir gozando de aquel placer tan precoz, su cuerpo no dejaba de vibrar, temblaba, en especial cuando esa verga chocaba con su útero, dándole descargas de placer a su cerebro.

Eres una puta, pero serás solo mía, entendido – finalmente dijo Jou, que sin dejar de violarla se acomodó de pie, aun con ella penetrada y le sacó la playera para tenerla desnuda, viendo difícilmente su cuerpo que era una poesía de erotismo.

Cada una de sus curvas eran perfectas, demasiado seductoras para su edad, por eso no eran pocos los idiotas que miraban a Sarai, parecía sudar sensualidad, y lo mejor, ahora estaba siendo penetrada por él para someterla a sus deseos, por lo que en medio de esa faena le tomó del cuello para besarla, lo cual ella aceptó dócil, como si fuera lo más natural, dejándole sobar cada parte de su cuerpo, desde sus tetillas, hasta su vulva, que sin dejar de penetrar, estaba escurriendo mieles de deseo, ella solo pujaba un poco, aguantando las fuertes embestidas, completamente derrotada. La mirada de la niña era diferente, parecía la de una hembra enamorada, fijándose en su macho, mientras este tomaba el control de todo, sintiendo con su verga como su útero se estiraron para recibirle, llegó al fondo, dándole un placer sin igual, mismo que acababa con toda defensa, la que pudiera guardar, para dejar correr por todo su cuerpo el placer mas vicioso.

Soy tu putita – acertó a decir Sarai perdida en esa pasión.

Justo en ese momento las luces nocturnas aparecerían, iluminando todo, siendo como una señal de pasión, alertando a Jou de actuar, se volvió a acomodar, comenzando a darle con más fuerza en el coño a la niña, quien no dejaba de gemir como una cualquiera, empezando a agitar su cuerpo en una explosión de calor y electricidad que rompería todo en su interior. Le darían con toda su fuerza Jou, mientras sus cuerpos se movían al ritmo de las embestidas de ambos, una faena sexual que iba agitando tanto a la niña a tal grado que dejaba los ojos en blanco, mientras que el mismo Jou se iba descargando como si la dejara marcada para que fuera solo suya.

En la mañana todo estaría más calmado, el olor a sexo invadía el cuerpo de Jou, quien sabía que debía moverse pronto, revisó el cuarto de su padre, olía a sexo viejo, rancio, seguramente estuvo cogiendo hasta que no pudo mas, se sintió contento de ver a su madrastra y tía escurriendo semen, aunque las encontraba sexys, no le interesaban, eran las putas de su padre, no quería nada de ellas, pero se desquitaría con todas las hembritas restantes, por lo que fue a ver qué pasaba con Lisa, otra nena que le encantaba. Esta era pelirroja, y verla siempre temerosa despertaba una sensación de gusto tan duro, que no dejaba de sentirse ansioso, quería romperle el coñito, cogerla por su boquita hasta hacerla escurrir su leche, también pensaba hacerle lo mismo a Leila, quien la tenía clavada en su mente, ahora sabiendo aseguradas a las mayorcitas, era cuestión de horas y no le preocupaba nada, en cuanto llegaron los más pequeños, este ya tenía la comida lista y activó la pantalla, que como de costumbre tomaba el control de todo, convirtiéndoles casi en zombis, y para sorpresa del mayor, los mas chiquillos se sacaban la ropa para jugar con sus pequeñas vergas, tallándolas con sus manos que tal forma que parecían estar listos a follar, aunque eso no ocurriría en ese momento, antes bien, Jou solo miraba a todas las crías, y casi en secreto, a Lisa y Leila, les separaría, para llevarlas a un lado, y poder gozarlas.
Oigan síganme, vamos a nadar – dijo Jou casi en un silencio confidencial.

Ambas niñas sonrieron creyéndose aquello como una verdad, y se fueron a poner sus bañadores, siendo el de la pelirroja uno azul clarito, y el de su prima uno de color rosa pastel que le quedaba de maravilla, así se fueron a la alberca, sin que tampoco Naoko o Josefina se dieran cuenta, ellas seguían viendo la televisión, mientras se organizaba Jou con sus cosas, esperando poder terminar con sus planes. Ambas niñas llegaron, viendo la puerta abierta, la cual tenía una cerradura digital, que solo los mayores conocían, por eso no habían entrado, pero ahora se abría, y gracias a Jou podrían jugar, lanzándose al agua casi de inmediato empezando a divertirse, por suerte todas estaban practicando natación, por eso sabían nadar, en general no habría problemas, pero eso no le importaba al chico, quien las miraba detenidamente, sintiendo como su verga se hinchaba. Por lo que pronto haría de las suyas, aunque no sabía que debía hacer, con quien comenzar, pues su miembro estaba duro, a pesar de todo se recuperaba con rapidez, haciendo que su fiebre sexual le hiciera sentir unas ganas mayores, miraba ambos culitos, solo tenían 7 años, pero eran grandes y bien formados, se notaban carnosos, jugosos, tenía unas ganas enormes de romperlos con sus embestidas, sin embargo no sabía por dónde empezar, aparte que a una se le notaba demasiado guango el bañador, casi enseñando de mas y el otro se ajustaba como una segunda piel, eso le serviría pues las mismas nenas al verlo se acercarían.

Nos está viendo – dijo Laila un poco inquieta.

Sí, nos está viendo, malo – agregó Lisa mientras se sonrojaba.

Claro que las estoy viendo, que no ven que me gustan, están bien ricas ambas – diría mientras las hacía que se acercaran con una seña, aparte que se iba tallando la entrepierna.

Ambas niñas se acercaron, sin darse cuenta que las cosas no estaban bien, desde hace días las estaba trabajando como todas las otras, por lo que lejos de escapar como debieron, se fueron a quedar frente a él, guiadas por una curiosidad mezclada con perfidia.
En la red dice que cuando a un chico le gusta una niña se le pone grande ahí – dijo algo inquieta Lisa mirando la entrepierna de su hermano.

Yo estaba viendo como se la meten, los hombres a las niñas sus cosas aquí – se decía Leila mientras se tocaba el coñito con dudas.
Si eso hacemos los hombres, nos cogemos a las niñas bonitas, las marcamos con nuestra leche para que sepan que son nuestra propiedad – diría con malicia mientras se tallaba la verga que parecía más grande, apuntando al cielo, mientras miraba a las nenas.

Pero somos familia, eso no está bien – dijo Leila un poco inquieta.

Si, no se debe hacer eso, es malo – agregó Lisa sonrojándose.

Pero nada de eso le importó a Jou quien estaba tan caliente, que casi le molestó aquello, sin embargo se sacó los pantaloncillos para mostrar su verga apuntándoles, quería que notaran su calor personal, y las niñas se sonrojaron, parecían hipnotizadas, incluso sus coñitos crearon un hormigueo interno que no les permitía moverse, dejando notar que se estaban orinando en ese momento, lo cual fue bastante inquietante para ellas mismas. Mas no dijeron nada, solo miraban ese miembro sabiendo lo que seguiría, pero antes de hacerlo, el chico agregó como si fuera una advertencia cargada de lujuria.

Esta es la tradición familiar, recuerden que en este momento papá se está cogiendo a la tía, le está rompiendo el coño con su verga, le da más duro que en las películas que vieron y ella lo está gozando, va a ser su puta de por vida, seguro que hasta la deja preñada, vamos a tener un hermanito de ambos, y yo pienso hacer lo mismo con ustedes, van a ser solo mías – dijo con malicia mientras las jalaba para que comenzaran el juego especial.

Antes que pudieran pensar, ya estaban sobándole la verga con sus manitas, dándole un masaje que le resultaba delicioso, miraba aquel par de guarrillas empezando a gemir, sin saber que estaban haciendo, le encantaba la cara de desconcierto, mezclada con sumisión, y por segundos creyó que se lo iban a lamer, pero él no deseaba eso, luego podría sentir su propia leche en la boca, le parecía humillante, así que se mantenía ocupado hablándoles.

Esto es una verga, y sirve para romper coñitos vírgenes – decía con lujuria Jou.

Pero esta muy grande – respondió Lisa sin dejar de sobarlo.

No nos va a caber a ninguna – dijo Laila tocando su punta roja.

Pues eso no las va a salvar, porque dije, las voy a romper, así como lo hice con todas las demás – casi se burlaba el chico mirando a ambas.

Las niñas estaban hipnotizadas, controladas para hacer aquello, sus deditos con cuidado iban sintiendo cada parte de aquella masa de carne fálica, sintiendo un calor en sus vulvas, incluso sentían como si se estuvieran orinando de nuevo, soltaban un olor peculiar que resultaba embriagador para Jou, quien las vería con gusto, se estaban calentando al mismo tiempo. Ambas eran niñas preciosas, y las sabía sometidas a sus deseos, por lo que no tardó en buscar que le contaran cosas, deseaba saber cuánto conocían de sexo, pues recordando a Sarai, que era tan deseada, y helga o Jessy no se quedaban atrás, viendo a muchos de sus compañeros de primaria se llego a dar cuenta, estaban de fisgones con ellas cuando fueron a una fiesta de cumpleaños, tratando de verles los calzones que eran blancos, y se amoldaban perfectamente a sus carnes, mientras que Joanna era algo menos llamativa, pero sabía que un trabajador, cuando hicieron una remodelación, le traía ganas de romperle el coño, si estaba seguro que le robó un calzoncito sucio.

Díganme par de putitas, ¿Quién las está revisando o rondando? – dijo con una voz cargada de lujuria Jou mientras ellas seguían moviéndole la verga.

No entiendo – dijeron ambas al mismo tiempo.

Vamos, quien se les queda viendo, o acaso nadie trata de verles debajo de la falda, o se portan coquetos con ustedes, tratan de tocarles las nalguitas, o verles de mas, les dicen cosas que no entienden – aclaró el chico sintiendo como sus manitas se apretaban en la verga.

Ah, pues un maestro es bien cariñoso conmigo y se le nota que se le pone bien dura cuando estoy cerca – diría Lisa mientras miraba directo a los ojos a su hermano mayor.

Ah, sí serás, ya entendí, un grupito de vecinos, todos como de tu edad, dicen cuando pasó cerca que soy una guarrilla, que me quieren meter a lo oscurito – dijo más entendida Leila.

Sabes lo que quieren, cierto – cuestionó Jou con un poco de malicia.

Si, ellos me quieren agarrar y arrancarme los calzones para meterme las cosas que tienen, me quieren violar, como lo hicieron con una vecinita – dijo Laila algo inquieta.

Mm, cuéntame más – pidió Jou, aunque en ese momento agarraría a la niña para arrancarles la ropa, igual que a Lisa, las levantó para sacarles el bañador, sentándolas en sus piernas desnuditas, sintiendo sus cuerpitos fríos, pero al natural, mirando sus coñitos o como crecían sus tetillas al respirar, y sonreía sabiendo que se dejarían tocar libremente.

Es que me tocó ver en la fiesta de cumpleaños de un vecinito, como invitaron a varios, y estos idiotas jalaron a una, Sandra, una niña normalita, hija de una trabajadora del lugar, con piel apiñonada, y cabello chino, muy bonita como de 8 años, usaba un vestidito rosa que le llegaba a las rodillas, le dijeron que si quería dulces, ella aceptó, le taparon los ojos y le hicieron mamar todas sus cosas, haciéndole tragar todas sus cremas, hasta que se quedaron secos – dijo Leila sin poder decir más, pues las manos de Jou comenzaban a sacarle fuertes sensaciones de placer.

El mayor estaba puesto a seguir haciéndoles sentir ese calor adictivo, tocándoles en las vulvas mientras no dejaba de meterles los dedos en sus coñitos, al tiempo de sus culitos, se notaba que estaba totalmente metido en su idea de hacerlas suyas, y con cada toque se sentían perdidas, delirando un placer sexual difícil de resistir, en especial cuando un hormigueo sensual les iba invadiendo cada centímetro, desde sus vulvitas, hasta la punta de sus tetillas, que se iban estremeciendo en un arranque de calor vicioso, pues cada nena se iría agitando ante la sensación que iban liberándose entre sus pensamientos.

Hermanito, ¿Qué me haces? Esto se siente extraño, mm – decía Lisa mientras sentía como le estaban metiendo los dedos tanto en su vulva como en su culito.

Es como cuando jugaban con la niña, mm, le metían la lengua en su conejito, mm, o un dedo entre las nalgas, mm, la hicieron tragar verga, mm, eran como 5 chicos, mm, no dejaron que se fuera, mm, estaban sobre ella hasta que echaron cosa blanca sobre su cuerpito, mm, pero, mm, cuando se lo metieron dentro chillo, mm, aunque luego se vio que quería mas, mm, como si le hubiera, mm, gustado mucho, mm – apenas decía Leila quien era más despierta, pero no tanto para terminar de comprenderlo todo, estaba ahogada en placer.

Eso es pequeñas guarras, ahora las voy a hacer mías, y van a querer mi verga, la niña se hizo una putilla, ahora querrá que le metan verga los que sean, pero las cosas serán diferentes, porque ustedes van a ser mías de y de nadie más – decía con malicia el chico mientras preparaba su verga.

Jou estaba caliente, su verga estaba bien dura, apuntaba al cielo se preparaba para su juego de lujuria, las iba a desvirgar, no le importaba que fueran tan chicas, de hecho le despertaba un morbo enorme, quería abrirles los coñitos de una sola estocada, una que les hiciera chillar como las putillas en las que iba les a convertir, siempre deseosas de sexo, rogando oir sentir verga, dejándose chupar cada parte de su cuerpo, que formaran sus tetillas de manera golosa por las lamidas que le hiciera, mordiéndoles tanto como fuera posible, y que chillaran de manera deseosa por mas, siendo adictas a su carne viciosa. Las iba sometiendo en base al placer, las enloquecía, no había paso para nada mas, solo la sensación de gozo tan intenso que adormecía todo su juicio, logrando que se perdiera en erotismo total, ellas comenzaban a gemir entre caricias, cuando dijo finalmente, el chico que lograba sentir como esas vulvas se mojaban, escurriendo sus mieles de la lujuria, que llenaban el ambiente con ideas de lo que seguía.

Bien ¿Quién será la primera? – preguntaba Jou como si eso no le importara, estaba por servirse de ambas para su deleite total.
Mientras ambas niñas eran tomadas, y sin importar el orden iba a ser abiertas de una sola estocada, que les hiciera sentir un ardor que destrozaría su mente, convirtiéndolas en esclavas del placer, ahogadas en un deseo total, siendo penetradas con furia casi animal, pasaría algo, siendo casi como una especie de suerte fortuita, pues desde que ellos se fueron, los más pequeños se quedaron viendo la televisión, pero no era una imagen normal, se encontraba un encuentro sexual que no parecía real, sino fuera porque estaba pasando, o al menos así lo hizo. En la pantalla se veía como un hombre, Roy, estaba cogiendo de manera desesperada a su mujer, Carolina, quien gemía como una golfa en celo entre el vaivén, le estaba metiendo la verga mientras estaba acostado, haciéndole vibrar el cuerpo de manera casi hipnótica, en especial las tetas, ella chillaba perdida en sus deseos mas sexuales, sus chichis se agitaban de manera cadenciosa, mientras era penetrada, pero como él se hallaba abajo, y ella acostada sobre el dándole la espalda, llegaba Janet para lamerle el coño con un desespero vicioso, aunque casi se le notaba como el propio escurría leche de macho como si fuera orinándose, mientras que ella iba con un gusto casi goloso para saborear aquel sabor en su botón de placer, casi mordiéndolo para sacarle más gemidos, mientras la mujer aumentaba la intensidad de sus gemidos, al tiempo que se escuchaba.

Son un par de guarras, pero son todas mías – eran las palabras de Roy mientras se iba corriendo.

Si, cariño, mm, ahora lo entiendo soy tuya – respondía Carolina entre alaridos de pasión.

Ahh, primo me vas a romper, pero quiero mas – agregaba Janet sin poder contenerse.

Dime que eres mi puta – insistió Roy mientras estaba aumentando el ritmo al cogerse a su esposa.

Si, lo soy, ya debo estar preñada, mm – decía la mujer mientras se iba tocando el coño jugoso por mieles sexuales compartidas.
La mujer estaba perdida en el deseo, Carolina iba siendo cogida de manera magnifica mientras su coño era saboreado hasta perderse en un gusto sexual que le hacía delirar, soñando con una especie de vida compartida donde ambas vivieran como putas de aquel hombre vicioso, ya nada importaba, estaban ahogadas en esa sensación de júbilo sexual, sin imaginar que serian vistos por alguien más. En una pantalla eran observados por los más pequeños de sus hijos, mirando todo como si fuera alguna clase de espectáculo, los niños estaban perdidos mirando, sacándose sus pequeñas vergas para sentir un placer indescriptible, pues cada toque en sus pequeñas puntas les daban a sus cuerpos un ardor totalmente placentero, sintiendo un delirio sexual que despertaba de manera única, aunque acelerada, nublando todo juicio metiéndolos en un delirio erótico.

Ah, tonches vamos a sher manitos – decía Damian con problemas para hablar por su edad.

Si, tu madre es puta de mi padre – dijo Osvaldo, mientras seguía sobándose su pequeña verga.

Estaban perdidos en ese deseo tan sexual, se masturbaban como si fueran a correrse, mirando aquello mientras empezaban a decirse cosas que no esperaban que niños pequeños pudieran decir con esa malicia sexual.

Ahora veremos qué pasa, Helga, Jessy, Joanna, y Sarai se están poniendo bien ricas, ya se les notan las chichis, o los coños jugosos, por eso Joy las está cogiendo – dijo Osvaldo perdido en sus ideas.

Shi ahora stán nalgonas Lisa y Leila hacen lo mesmo, es el palan, cierto – decía Damian con una claridad que asustaba, entendía algo.

Ustedes 2, vayan a ver, esta bueno ver coger a nuestros padres, pero deben ver como coge su futuro macho, o acaso no son hembras – decía con una fuerza inesperada Osvaldo mirando a Naoko y a Josefina, quienes dejarían la sala de televisión para irse a ver lo que pasaba en la alberca con los hermanos mayores, quienes debían estar haciendo lo mismo que sus padres en la pantalla.

jijiji se les ve los coños o culos, jijijiji, eshe es el palan – dijo Damian antes de perderse de nuevo viendo la pantalla mientras seguían las cogidas de los padres.

Ambas niñas se fueron, eran controladas por algo que no comprendían, se hallaban perdidas en el placer sexual logrando que se hicieran sumisas a los deseos de lo que fuera que estuviera ahí, a pesar de solo tener 5 y 3 años, la idea de entregar sus coñitos al sexo, era todo lo que podían pensar, incluso de ver cómo estaban sus hermanas mayores, siendo sometidas bajo un mecanismo erótico, pues gracias a esos aparatos que iban no solo profanando sus culitos, sino que también lograban que una sustancia adaptara todo para que fuera sencilla su siguiente etapa sexual, una que estaba siendo controlada por algo más. En la cama de ese cuarto donde Jou dormía, ocultas de toda realidad: Helga, Jessy, Joanna y Sarai; estaban siendo convertidas en algo diferente, sus cuerpos estimulados, hasta el punto de la locura, el placer sexual era absoluto, haciéndole sentir orgasmos tan potentes que sus pequeños cerebros apenas los procesaban, siendo ese el momento en que una especie de programación era introducida, haciéndoles aceptar una simple idea, ser hembras del semental elegido, aquello era controlado por una mujer que miraba con un gusto malicioso carente de toda compasión.

Mientras eso ocurría las niñas más pequeñas llegaban a la puerta de la alberca, tenían prohibido entrar sin supervisión, pero ese no era el problema, ellas igual estaban controladas por el programa que tomaba el control de todo, mirando como su cuerpo respondía ante las imágenes, que tenían enfrente, aquellas de su sangre en incesto vicioso, que despertaba una sensación de placer prematuro que era tan adictivo.

Mira, ya las está cogiendo, Osvaldo y Dami tenían razón – decía Naoko mientras miraba todo desde la puerta.

Wow, lo tene tan gande – diría con una inocencia Josefina sin poder creer lo que sucedía.

Nos va a romper cuando nos lo meta – dijo como si fuera lo más normal del mundo.

Ahh, mila como la meve – volvía a decir la más pequeña mientras se tocaba la vulvita.

Ya estaban desvirgadas ambas niñas, sintiendo como el placer era total, estaban disfrutando de ese gusto tan vicioso, sus cuerpos agitados, ahora sobre el camastro, eran penetradas con sus piernas abiertas, siendo cogidas en un ritmo casi salvaje, se notaban sus coñitos enrojecidos, mientras escurrían semen, pero igual seguían siendo usados, aparte que algo mas estaba, no era sencillo de distinguir, era como si alguna clase de objeto extraño para ellas estuviera dentro de sus culos, logrando que disfrutaran mas, en especial cuando eran embestidas por aquella cosa.

Ahora son mías, entienden, son un par de guarras de mi propiedad, y van a amar mi verga dentro como lo único que puede entrar en sus coños – decía con una malicia inesperada, mientras no dejaba de embestir esos pequeños agujeros.

Estaba perdido, embistiendo en un ritmo tan bruto, logrando que ambas gimieran como un par de posesas, aunque era impresionante, pues se notaba que Leila estaba acostaba boca arriba y sobre ella Lisa teniendo pegados sus vulvas que eran abiertas por las embestidas, que de alguna manera entraban y salían de una para entrar en otra, sacándoles todo el placer necesario, en una serie de movimientos precisos, cargado de pasión demencial, que destrozaban toda su cordura, haciendo que fuera sencillo aquello, gemían mezclando sus alientos, y en veces se llegaban a besarse, jugando con sus lenguas en el proceso, nada tenían sentido, solo el placer estaba en sus mentes, mientras eran profanadas, convertidas en esclavas del sexo, atrapadas por Jou, que lograba que no pudieran pensar en nada mas, mientras los orgasmos se iban incrementando, hasta que no quedaba nada más. Siendo testigos de todo las más pequeñas, quienes igual de todas, estaban controladas por una fuerza mental, que les guiaba a un morbo contagioso, pues sus coños empezaban a escurrir, llegando a un orgasmo, en especial cuando vieran como los otros coñitos escurrían abundantes al sentir que eran invadidos por la leche de macho.

39 Lecturas/7 julio, 2025/0 Comentarios/por Lobo85
Etiquetas: cumpleaños, hermano, hermanos, incesto, madre, mayor, mayores, sexo
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