Seis días de vacaciones con mamá. Parte 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Día 4:
Mi mamá se despertó temprano y salió. Dijo que me iba a dar una sorpresa.
Al regresar vi que se había teñido el cabello de rojo. Se veía hermosa y sensual: de cabello largo, curvas pronunciadas, muy parecida a Alyson Hannigan.
Mientras estuvo fuera estuve revisando algunos foros en la deep web, en el que se decía que si se logra llevar a una mujer al punto máximo del orgasmo su mente se queda en blanco y puedes decir cualquier orden y esta se quedará grabada en su cerebro. En otro foro se afirmaba que hacerlo con su madre causa un mayor placer, ya que durante un tiempo fueron una misma persona y penetrarla es una manera de volver al origen.
Con eso en mente empecé a lamer su coño y meterle los dedos hasta que la humedad empezó a salir. Con lo que había leído en mente, le sobé la vagina en movimientos circulares, mientras que lamía su ano en forma esporádica.
Entrecerró los ojos, su cuerpo se convulsionaba y numerosos gemidos salían de su boca, mientras sus fluidos encharcaban las sábanas. Le dije:
– Desde ahora serás mi puta y harás lo que te diga. Amarás chupar mi polla y serás muy feliz siendo mi esclava.
– Soy tu madre…
– Eres mi madre y mi puta.
– Soy tu ma…dre… -soy tu….soy tuuu puta. (aumenté la velocidad de las sobadas en su coño)
– ¡Me deseas! Amarás chupar mi polla y serás muy feliz siendo mi esclava.
– Ah!!! Sí, sí!!! Te deseo, mi amor, quiero saborear y sentir tu pene… mmm
– Ahhh, sííííí!! Hijo, mi amor, dame tu pene mmm Tu mamá lo necesita mmmm… Síííí!!! Llena la raja de tu mami ¡¡ohhh!!
Me saqué la verga y ella empezó a chuparla.
– ¡Déjame hacer, hijo, y disfruta!
– Mmmmm… ¡Oh, mami! ¡Qué locura!
– Mmmm… Verás que puta gmmm… sabe ser tu mamá… mmm. (entre mamadas)
Luego me corrí. Fue tan abundante que los rastros de lefa se deslizaban por la comisura de sus labios.
– ¿Te gustó de verdad, hijo? Mmm ¡Qué bien! Entonces, regresa aquí y méteme tu verga adentro. ¡Ven, hijo! ¡Ven, métemela!
– ¡Que bella eres, mami! mmmm
– Mmmm hijo… (Mientras se chupaba los dedos) ¡Qué rico sabor tiene tu semen! Mmm Hacía tiempo que deseaba chupar una polla mmm. Y dime hijo, ¿te gustaría culear con mami?
Sin esperar respuestas se abrió de piernas dejándome ver la abertura de su vagina.
– ¡Vamos hijo! Acércate y méteme tu verga ahhh!!! Mira como está abierta mi coño peludo. ¡Vamos dame tu polla ahora!
– ¡Está bien, perra! Si es lo que tú quieres aquí tienes mi verga toda adentro de ti, ahora.
– ¡Métemela! ¡La quierooooo! (me mantuve en un constante mete y saca mientras lamía sus pezones) mmm ¡Qué gusto! Mmmm ¿Te gustan los pezones de mamá? Sí, mami. Sí son ricos.
Hice movimientos más rápidos con la pelvis.
– ¡Ahhh! ¡Me vengo, mamá!
– ¡Ahh! ¡Sí, así! Mete y saca, mete y saca mmm… Sí, córrete dentro de tu mami, mi cielo. Yo me vengo también.
Me corrí dentro, el semen salía de su vagina.
– ¡Sí, sí, hijo! ¡Cómo me follas bien ahhhh!! ¡Sí! ¡Sí! ¡Córrete, lléname con tu semen. ¡Ah! ¡Me corro también!
Al sacarle mi polla, de su gruta salieron abundantes fluidos. Ella se echó sobre mi cuerpo y tras recuperar el aliento dijo:
– Desde hoy seré tu puta y haré lo que tú quieras. (Se levantó, aún con las piernas temblando, se apoyó en el mueble. Colocando su espalda en 90° y sacando su culo)
– ¿Y qué vas a hacer?
– ¡Mira tu perrita! ¡Mira mi raja! ¡Es todo tuya! (mientras sobaba su coño enrojecido) ¡Hijo, seré tuya como y cuando quieras!
– ¡Ok, puta! Llegaré a tocar tu útero ahora (En la posición del perrito se la clavé).
– Auughhh!! ¡Sí, hijo. Así como una perra! Mmm…
– Sí, nunca imaginé tener una puta como tú a mi disposición.
– Sí, sí!! Trátame como una perra, cabroncito. ¡Sí, mi amor, me estás follando como un maestro! ¡Sííííí´, así, asiiiiiíií!
– Te encanta, mi puta. ¡Nunca has sido mejor follada!
– ¡Ahhh! ¡Me arde el coño! ¡uhmmmm, sí! ¡Ahhhhmm! ¡Sí, mi amor, me estás follando como un maestro! ¡Siiiííí, así, asííí´rey! ¡Me cooorrrroooo! ¡Me corrroooo! ¡Ahhhh!!!
– ¡Mamá, me tienes locooo… mmmm síííí! ¡Toma mi leche, puta! ¡Tómala!
– Mi amor, gracias. Me regalaste tremenda corrida… mmm… Nunca sentí algo así (tratando de recuperar el aliento). ¡Hijo, mira, como se corrió tu mamá! Me hiciste inundar toda mi entrepierna… ¡ahhhh!
Luego, nos bañamos, comimos algo y salimos rumbo a la playa,
No disfrutamos mucho, nos quedamos dormidos abrazados bajo la sombrilla. Al despertar ya se estaba poniendo el sol. Nos bañamos un rato jugando a salpicarnos agua y trepándose, al colocar sus pies sobre mis hombros.
Regresamos al hotel y dormimos de cucharita con una sonrisa en los labios. Sin sexo, ya que habíamos tenido suficiente.
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