SEMILLAS DE INCESTO 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Nandincesto45.
SEMILLAS DE INCESTO 2
Aquí os narrare el porque del titulo de esta pequeña historia y aunque los hechos se vienen sucediendo hace ya varios años los narrare en tiempo presente para vuestra mejor comprensión.
Mi vida al lado de mi esposa Carmela y de mis hijos: Sofía la mayor con 9 años, Juliana con 8 y Miguel Ángel con casi 6, transcurre en un oasis de paz y amor.
Yo trabajo con esmero codo a codo con mi suegro Juan y tenemos un buen vivir económico sin imaginar el huracán de pasiones que envuelve a sus hijos y a los míos, primos por parte de sus madres.
Recuerden amigos lectores que Juan hace vida marital con Sandra su hija mayor y tienen dos hijos: Juan Pablo de 11 años del cual mi mujer y yo somos padrinos de bautizo y Milena de 10 años, ambos con la semilla del incesto corriendo por sus venas.
El primer toque de alerta me llego una tarde en que por accidente vi a mi sobrinos Juan Pablo y Milena con mi hija Sofía en actos muy explícitos de incesto, Juan Pablo tenia a mi hija abrazada dándole un beso en la boca, una mano metida entre la faldita del uniforme, lo imagine acariciándole la vagina, mientras Milena le mamaba los pezoncitos del pecho aun liso, me acerqué y les dije enojado:
– ¿Qué están haciendo?
Muy asustados se separaron componiéndose la ropa.
– Nada tío, solo estamos jugando, dijo Milena.
– Esos no son juegos, Sofía váyase para la casa y ustedes deje y vera que voy a hablar con su papá para ponerle remedio a esto.
Cuando se marcharon después de regañarlos no los vi preocupados como deberían estar, pero cuando hable con Juan me sorprendió más con su respuesta:
– Déjelos que para eso son niños, acaso usted no acariciaba a mi hija Carmela desde que era una niña de 8 años y medio.
No tuve como refutarle y comprendí que mi suegro estaba enterado de todo pero me acordé de aquellos tiempos que pase con la que hoy es mi esposa y sentí una erección.
De todas maneras reprendí a mi hija y le prohibí que se juntara con los primos, cosa imposible de cumplir por la cercanía de las dos familias y además asistían a la misma escuela rural.
Las cosas se fueron calmando, pero hay cosas que son imposibles de evitar cuando es el llamado del sexo el que clama, empecé a ver a mis hijas con otros ojos y no se si por malicia o por mi cabeza caliente me parece que mis hijas buscan algo en mi que no pueden tener a causa de la prohibición que les hice, se me acercan para besarme y apretarse contra mi en forma cada ves más descarada con la disculpa de:
“Es que las niñas somos mas apegadas al papá”
Yo aguante estoicamente durante casi un año pero tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, un día mi hija Sofía ya de 10 años se acerco donde trabajo para llevarme un refresco, esta vestida con una falda de pliegues y una blusa blanca de algodón, uno de los tirantes se deslizo por su brazo, dejo al descubierto una hermosa tetica en flor que atrajo mi mirada como un imán, para mi hija esta mirada no paso desapercibida y coqueta echo sus trenzas de cabello negro hacia atrás y mientras se acerca se destapa la otra, se las mamo con pasión haciendo que sus areolas se abulten, mi mano acaricia su vagina húmeda por encima de la braga, paso mi boca de sus teticas a sus labios y nos enzarzamos en un beso pasional donde cada lengua busca disfrutar el sabor del otro, mi dedo ya esta incrustado dentro de su vagina, me doy cuenta que ya no es virgen y me enardezco más, creo que a no ser por unas voces que se acercan esa tarde me hubiese follado a mi hija mayor.
Un sábado mí esposa fue al pueblo con mi hija mayor y el niño para quedarse en casa de una amiga hasta el domingo, me quede solo con Juliana mi niña menor de 9 años, yo estoy con una bermuda puesta porque reparo una motobomba en el patio de la casa y ella por ahí revoloteando como una mariposa.
Como esta en la edad preguntona; ¿Qué esto que es? ¿Qué para que sirve? ¿Que como funciona? Yo le contesto a todo y le digo:
– Retírate que la voy a poner a funcionar, pero no me hace caso y sale un chorro de agua de 1” y le pega que emparamada que hasta la revolcó en el piso, yo sin poder contener la risa tomo la manguera, y la dirijo hacia ella y le hago un hidromasaje por todas las partes de su cuerpo y ella feliz se quita la blusa y la falda que tiene puesta, se para frente a mí solo en braguitas mojadas protegiendo la cara con sus manos, en un momento la lujuria me invade y enfoco el chorro a su vaginita, se quedo quieta dejando que el agua a presión la excite, en mi bermuda es notoria la erección viendo la expresión de su cara, primero con sorpresa y luego con placer.
La dejo gozar un rato y luego apago la motobomba en medio de su protesta.
Guardo las herramientas y la llevo cargada a su alcoba para secarla y ponerle ropa seca, quito su braguita y al ver por primera vez su rajita tan tierna, lisa y sus labiecitos vaginales apenas engordando, me entro un deseo morboso que me hace estremecer, además el recuerdo de cuando se pega a mi sobándose con deleite y creyendo que no me doy cuenta me produce una erección que trato de disimular.
– Papito me duele el estomago me dijo.
Pienso que es por el agua fría y traigo una botella de alcohol y empiezo a frotarle el pecho, los brazos, las piernas y por último la barriguita, pero con disimulo bajo mis dedos y le acaricio la vaginita, se agita, me mira con ojos expectantes esperando más, abre las piernitas:
-Papito cómame la rajita primero, me susurra al oído con inocencia y enseguida se tapa la carita con las manos porque le dio vergüenza.
Me quedo asombrado, ¿Por qué sabía eso a tan tierna edad?
No pongo reparos a su petición y me lanzo a cumplir su deseo, mi lengua enloquecida que recorre todos sus pliegues encuentra su pequeño clítoris y se deleita con él, un orgasmo sublime le llega en medio de gemidos infantiles y espasmos espaciados.
– Un, “papito métamelooooooooooooooo”, sale de su garganta quedamente.
– No mi amor, eso te va a doler porque estás muy pequeña, además te sale sangre.
– Mi primo Juan Pablo ya me saco sangre la primera vez, contesto muy segura de si misma.
Ya no dudo, la abrazo juntando nuestras mejillas, beso su boca con la pasión que solo el incesto puede dar, mi pene remplaza la lengua haciendo los mismos recorridos hasta que se encaja en la gruta y empieza a buscar el origen de la vida, mi pene es un punzón endurecido por el deseo.
La penetro suavemente pues aun es muy estrecha, un par de lágrimas ruedan por sus mejillas pero no se queja, siento el calor de su interior y su respirar entrecortado en mi oído, observo su cara.
Porque tan importante es disfrutar la penetración como el advertir las señales de su cuerpo, el subir y bajar del vientre, la respiración agitada y yo trato de descifrar si es por dolor ó por emoción, su vagina que palpita alrededor del invasor, el endurecimiento de los pezoncitos en su pecho plano, y el rostro con tintes carmines y la lividez alrededor de sus labios, la boca que se abre con cada envión, cada quejido de dolor formado en su garganta se transforma en un gemido de placer, sus ojos perdidos exploran en el universo de sus sensaciones cuando siente que mi pene llega hasta su vientre.
El orgasmo le llega…….. Y es cuando me siento más vivo, la sangre se acumula en mi sexo, me olvido de los tabúes, solo se que es a mi propia hijita a la que me estoy follando, es como un olvido completo donde solo tengo una meta: el hacerla gozar hasta el infinito para que ella transmita ese gozo a mi pene, vuelvo a abrazar a mi niña como protegiéndola entre mis brazos cuando siento que va a llegar el momento sublime de la eyaculación y nos corremos en un clímax donde no hay palabras para describirlo.
Vuelta a empezar, ella de frente cabalgando ensartada y bañando mí bajo vientre con sus fluidos, la sostengo con mis manos de sus caderas, admiro su pequeño clítoris enrojecido, gozo con sus espasmos, se dobla sobre mí buscando mis labios, me descargo en oleadas con un gemido gutural en lo más profundo de su cuevita.
Nos quedamos un rato unidos por el sexo, le susurro palabras de amor en sus oídos, siento que mi miembro se relaja y lo saco para deleitarme viendo mi semen brotando en borbollones de su rajita palpitante.
Después de cenar nos acostamos en su cama y me contó como su primo la desvirgo cuando tenía 8 años, me volví a empalmar y la penetre a lo perrito gozando quizá más que las 2 veces anteriores.
Esa noche nació entre mi hija Juliana y yo la complicidad incestuosa que aun perdura.
Al domingo en la tarde llegó mi esposa Carmela con Sofía y el niño, cuando vio a Juliana le pregunto que porque estaba tan ojerosa y le contesto que porque estaba enferma del estomago.
Desde ese día empecé a notar cierto antagonismo entre mi esposa y mi hija menor, yo mismo no sabía como sortear la situación y con mucho tacto cuando hice el amor con mi esposa le sugerí que si le gustaría hacer un trío con otra mujer, me dejo atónito cuando me contesto que si pero con la condición que también haríamos el trío con otro hombre.
– ¿A quien tienes en mente para hacerlo? le pregunte.
– A mi papá, ¿y tu en quién piensas?
Titubee para contestar pero me resolví.
– Eeeee….. En Julianita.
– Ya me lo imaginaba, por eso son las miradas cómplices que les he visto.
Carmela es una mujer que lo que dice lo hace, y al otro día cuando llegue del trabajo me estaba esperando más linda que nunca y con Julianita vestida tan sexi como jamás la había visto……………
Ya os contare.
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