Sexo en juegos de familia 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mis padres llevan muchos años juntos, pero cada uno tuvo una relación anterior de la cual hubo consecuencias. Mi mamá tuvo una hija de su anterior marido, quién se quedó viviendo con mis abuelos maternos. En realidad es casi una desconocida para mis hermanos y yo, pues ha habido una considerable distancia en cuanto a los lazos familiares que nos unen.
En nuestra casa, estamos acostumbrados a nuestra rutina. Somos 8, mis padres y cinco hermanos más. Nuestra situación económica no es la mejor, mi papá un jornalero y mamá dedicada a las tareas domésticas, aunque por la premura de dinero tiene que realizar trabajos ocasionales en casas de vecinas. Ella lava y plancha ropa ajena y así aporta un pequeño capital para los gastos familiares.
Yo, como relaté en otra ocasión, descubrí las mieles del sexo a los 12 con mi hermana Beatriz y desde entonces aprovechamos cualquier ocasión para satisfacernos. También participan en está relación incestuosa un hermano menor y dos hermanitas, total, estamos completos.
Mi madre nos dió la noticia, su hija Rosa dos años mayor que yo, vendrá a vivir con nosotros.
Su llegada fue aceptada sin inconvenientes, a sus 16 años de edad era un poco ingenua, pues su vida de campo le cohibia de algunas cosas que aca en la ciudad hacen despertar más rápido la mente de los chicos. Rosa se incorporó a la familia y nuestra vida siguió casi igual, pues aunque seguíamos con nuestros juegos infantiles de sexoz. Teníamos que idear la forma de realizarlos sin que ella se diera cuenta.
Mi hermana Beatriz y yo nos habíamos vuelto unos expertos en darnos placer sexual, podíamos saber exactamente que punto tocarnos para provocar las más grandiosas acabadas. Un día, aprovechando que nos encontrábamos solos iniciamos una frenetica cogida. Sudabamos y gemiamos de placer, siendo ella la que me dijo que sería bueno que tratábamos de esconderse y que hiciéramos menos ruido. Colocamos unas sábanas a modo de cortina y colocamos una colchoneta en el suelo. La cogía en posición normal, aunque había colocado sus piernas ligeramente sobre mis hombros. Estábamos idos y culeabamos sin parar. Tal era la concentración de nuestro polvo, que cuando nuestra media hermana levantó las improvisadas cortinas y lanzó su pregunta ingenuä: -¿Que están haciendo? No supimos que hacer. El nerviosismo era tal como evidente lo que hacíamos, mi hermana desnuda y mi verga al aire, todo nos condenaba.
Pasaron algunos segundos y al ver la actitud de ignorancia de Rosa, vimos que podíamos tratar de apaciguar su comportamiento y evitar que nos delatara. A manera de juego le dijimos que sólo probabamos hacer lo que hacían los papás, ella aparentó inocencia y la invitamos a vernos, eso sí, con la condición de no decir nada, acepto.
La situación no era la mejor, nuestra media hermana frente a nosotros viendonos coger no era lo que queríamos. Ella no apartaba su vista de nuestros movimientos, cada embestida de mi verga dentro de la cosa de mi hermana y cada gemido era motivo de su curiosidad. Preguntaba porque, que se siente, te duele, ya van a terminar.
Su actitud de niña boba, me envalentonó y le pregunte directo: ¿Usted nunca ha hecho esto? ¿Quiere probar?. Se ruborizó y al oír la negativa a su experiencia sexual comprendí q era fácil convencerla. Tardó en decidirse, pero una vez que lo hizo se desnudo. Su cuerpo de mujer ya desarrollado era diferente, un puñado de bello cubría su chocho.
Por ser su primera vez era torpe en sus movimientos, inicio mamando mi verga, luego me regalo una vista espectacular de su cuerpo tendido, piernas abiertas. Le lami su vulva virgen hasta sacarle gemidos que parecía llanto. Rosa es alta de estatura y verla en esa posición hizo que mi verga se templara al 100. Inicie mi penetración, sus labios vaginales eran gordos y húmedos. El cliptoris hinchado y rosado, sin menospreciar a Beatriz este chocho estaba de banquete. Mi pene entro, pude ver sus grandes y blancas caderas topar a mis huevos. Empecé a moverme y percibí la estreches de su vagina, se movía y gemia de manera exagerada no parando de decir lo rico que sentía. Llegó a su orgasmo, gritó, sollozó y balbuceo que se moría. Mi verga estaba en su punto, y aprovechando la inexperiencia de mi hermana le di vuelta colocando en posición de perrito. Tener ese culo era de ensueño, ví su ojete y sin mucho preámbulo empecé a ensalivarselo para luego enterrarle mi pene hasta el pegue de mis testículos.
Acá sí noté algo de arrepentimiento en su cara, pero la embestida con ganas pues sabía que desde hoy sería parte de mi harem y como tal tenía que hacerla sentir una puta satisfecha. La cogida fue bestial, tanto que así que Beatriz había pasado a segundo plano. Está sólo nos observaba en actitud celosa, aunque no dejaba de tocarse su chocho. Le indique que acercara y coloque a mi hermanastra de forma que pudiera lamerle su cosita. La escena era perfecta, yo detrás taladrando el tremendo culo de mi medio hermana y está lamiendo la cosita de Beatriz.
Que
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