Sexo inocente y no tan inocente – parte II
Sofía fue el inicio, pero mis otras primas pagaron los platos rotos de mi primer experiencia sexual con Ella..
Si, Sofía fue mi primer gran amor y mi inicio en lo referente al sexo. Y eso me permitió tener ventaja sobre el resto de mis primos varones y una gran diversión sexual con mis otras primas. Que dicho sea de paso, gracias a Dios son más numerosas que mis primos. No había transcurrido todavía una semana de mi desvirgue sexual con Sofía, que se me presentó la oportunidad de desvirgar a otra de mis primas, de 12 años. Estaba yo en casa solo, cuando suena el timbre de calle. Atiendo y es mi prima Franchesca, viene a quedarse un rato en casa debido a que sus padres no han vuelto todavía del supermercado, y ella no tiene llave de su casa.
Pasamos al living, yo cuando ella llegó estaba por bañarme así es que andaba por la casa en short, Franchesca traía puesta una remerita de algodón sin nada debajo, por lo que sus pequeños pezones se notaban como dos porotitos, y una calza de lycra color negra que le remarcaban su bien torneadas piernas de bailarina, ya que practicaba valet. Su culito sin ser grande es proporcionado, redondito y bien durito. Una preciosura. Su boca es generosa, de labios gruesos, y vive con una permanente sonrisa en su cara. Sus ojitos achinados, le dan un sesgo oriental, exótico, que no sabemos de donde vino, pero está. Se sentó en un puff a pierna abierta, y hooo sorpresa, su vagina se presentó ante mis ojos, con labios gruesos y protuberantes, ella no se dio cuenta de su posición de sentada, pero si mi verga, que instantáneamente comenzó a erectarse. Y eso sí lo vió mi prima, que se sonrojó pero no pudo sacar la vista del bulto. Yo al darme cuenta de que le intrigaba el desconocimiento, me aproveché de la situación, y haciéndome el tonto y mirando para otro lado me acomodé la verga para que quedara bien para adelante, por lo que cuando me giré, la tripa le quedó bien frente a sus ojos. Ella se sentía atraída hacia mi pija como ratón al quedo. Me le aproximé, y suavemente tomé una de sus manos y la puse sobre el tronco de mi pija, ella no se resistió ni sacó la mano. Simplemente cerró la mano y atrapo mi badajo, suavemente la apretó dos o tres veces. Levantó la vista y me miró anhelante, como no sabiendo que hacer, entonces viendo mi momento, le ofrecí si quería verla, Franchesca dio el si con la cabeza, sin hacerme rogar me baje el short y le presenté mis 14 gordos cms de verga. Ella volvió a tomar mi poronga con su mano y la acarició varias veces, casi al oído le sugiero que la bese, que la chupe y pruebe el sabor. Medio con desconfianza aproxima la boca a mi miembro y engulle la cabezota, no sin cierta reticencia, pero al fin la tomó con esos generosos labios. Que cosa linda, su boca es caliente, su lengua sedosa, y sus labios una prensa suave que me hacían deleitar con su tierna mamada. Luego ya habiendo tomado confianza, se la metía toda hasta la garganta, pronto aprendía mi primita. Y debido a que la mamaba tan apretada y yo soy muy calentón, en tres minutos le llené la boca de semen. Ella sorprendida no atinaba a nada, por lo que le ordené, trágalo todo. Me hizo caso y se comió toda la acabada. Habiendo pasado el momento incómodo, me arrodillé frente a ella, y le digo, ahora me toca darte placer a vos. Y apoyándola hacia atrás me acomodo entre sus piernas, me ayuda y le saco la calza, entonces veo que ya su vagina está brillosa de jugos, está ya excitada, tiene algo de verguenza, pero no le impide seguir mirando de reojo mi verga, creo que tiene la sensación de que es muy gruesa para su conchita, por que ya se dio cuenta que la voy a coger. No se niega, pero está algo reticente, y arranco a chuparle la concha, primero tiene las piernas algo cerradas, pero luego se libera y me entrega su manjar, prácticamente no tiene bellos, salvo uno que otro pelito. Pongo sus piernas sobre mis hombros, eso me da un mejor perfil para acceder a su gorda vagina, y también me entrega una hermosa imagen de su pequeño, cerrado y rosadito ano. Metí mucha lengua, luego los dedos despacio en su conchita, y cada tanto metía la punta de un dedo en su culito, cuando eso sucedía, ella se descontrolaba, como que se excitaba más. Luego de un rato de lamida, supuse que ya estaba lo suficiente excitada, y tomando mi verga por el tronco le froté varias veces su estimulado clítoris, y suavemente introduje la punta de la cabeza entre esos gorditos labios, estaban resbalosos, jugosos, presioné y lentamente comencé a entrar en esa maravillosa y estrecha conchita, Franchesca tenía los ojos cerrados, me arañaba suavemente la espalda, seguí penetrándola hasta que la tripa se atrancó en su himen, le pedí que aguantara la respiración, y con un buen empellón, perfore su virgo enterrándome hasta el fondo en su virginal túnel. Gritó fuerte y comenzó a llorar, pedía que se la sacara, que le dolía mucho, pero ya estaba echo, yo estaba metido en sus entrañas hasta los testículos. Pasado unos segundos, cuando su vagina se acomodó al grosor de mi pija, se calmo un poco, me moví hacia adelante y atrás, estaba muy bien enterrado en ella, se la saqué hasta la mitad y volví a penetrarla, gimió, así varias veces hasta que ya pronto solo susurraba, ya a la vez siguiente fue ella la que salió al encuentro con su pelvis de mi poronga, y me dice al oído, dale Toño, me duele un poquito pero como me gusta. Así es que renové esfuerzos y comencé a cogerla con ganas, y como ya había acabado en su boca, no tenía riesgo de acabar enseguida, pasado unos cinco minutos de darle fierro, comenzó a sacudirse fuerte, se cogía sola hasta el fondo y se vino en un orgasmo mayúsculo, con grititos, y suspiros, no pasaron 10 segundos más y otro orgasmo más la sobrevino, y seguía dándose matraca sola, y un tercer orgasmo le surgió entre llantos y gritos. Yo estaba sorprendido, no tenía experiencia, pero lo que más me sorprendió es que tomó mi verga, se la sacó de la concha y solita se presentó la cabeza de mi poronga a su rosado agujerito trasero, el mismo estaba muy cerrado, pero ella se lo arrimó y a toda costa se lo quería meter, le pedí que esperara, escupí sobre la cabeza de mi verga, le puse bastante saliva en su agujerito con los dedos y metí dos dedos despacito en su culo, ella no dijo nada, solo cerró los ojos y suspiro fuerte, como vi que dos dedos le entraron bien, tome mi badajo por el tronco, apoyé la punta de mi tripa en su culito y empujé, suave pero sostenido, empezó a entrar la punta, luego ya era mitad de cabeza y pronto estaba toda la cabezota dentro, ella gemía fuerte, suspiraba y respiraba a boca llena, le pregunté si seguía y respondió afirmativamente con la cabeza, es que creo que ni la voz le salía, volvía empujar y mitad de verga entró y finalmente con un gran aullido de ella metí toda la pija en ese tan estrecho y aterciopelad túnel. Por dios, como apretaba, me dolía la pija de lo estrecho que era, Franchesca lloraba suavemente, yo no atinaba a moverme para no hacerle daño, era mi primer culo y tan apretado. Pasado unos momentos de acostumbramiento, me moví suavemente sacándole parte de la tripa y volviendo a meterla, así varias veces hasta que se dilató bien su esfínter, me dí cuenta por que ella misma inició un vaivén con su pelvis haciendo que mi tripa se saliera casi toda y volviera a enterrarse, es más, en un momento con su cadera, se sacó toda la verga y gritó, pero rápidamente la tomó con la mano y se la presentó a su culo, el que engulló la tripa sin miramientos y esfuerzo alguno. La estuve cogiendo como por diez minutos, finalmente estaba yo a punto de acabar nuevamente, ella aceleró sus movimientos de cadera y me sacó la leche en varios chorros, logrando ella también llegar a un gran orgasmo, su culo latía fuerte, pero no me dejaba salirme de ella, me tenía agarrado de la cintura y me mantenía estrechamente dentro de ella, estaba tan apretada la pija que no se ablandaba, es como si estuviera abotonado. Finalmente Franchesca me hace retirarme, cuando salió mi verga, el agujero de su culo era una gran boca rosada con bastantes rastros de hilitos de sangre, nos levantamos, ella apenas podía caminar, fuimos al baño y nos duchamos juntos, ya en la ducha, mi prima me cuenta que Sofía le había comentado que yo tenía la verga gruesa como ninguno de los primos y ella estaba intrigada por eso había ido a casa, con el fin de experimentar. Ahora ya estaba convencida. Y que si yo no decía nada, podríamos seguir cogiendo cuando yo quisiera y le avisara. Que había sido su primer hombre y siempre tendría derecho a sus agujeros. Y créanme, hace años que es así.
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