SIEMPRE TE AMARE PAPÁ (Segunda parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Nandincesto45.
Con 9 años ya tenia dos hombres que me hacían disfrutar del sexo cuanto yo quisiera, con mi papá por amor y con el profe por pasión y por dinero, así transcurrieron 2 años mas, mi cuerpo cambió, crecí en estatura hasta un metro con 45 centímetros, mis teticas florecieron pero no usaba sujetador para que los hombres me miraran y a veces cuando sabían que nadie los escuchaba me decían piropos groseros, yo no les contestaba nada pero me gustaba, de caderas pequeñas, culo redondito, piernas gruesas, en fin me convertí en una mujer con cara de niña.
Con el profe folle esos dos años hasta que lo trasladaron, y siempre por dinero que iba guardando, solo sacaba un poco para mis antojos personales.
La ausencia del profe me causo dolor, imagínense a una niña de 11 años ya con penas de amores porque de todas maneras yo lo quería, pero 2 cosas cambiaron por completo mi actitud.
Una tarde por accidente pille a mi mamá haciéndose caricias con mi abuelo ó sea el papá de ella, y luego los gemidos inconfundibles de una follada que yo tanto conocía, ahí comprendí porque nunca me regaño a sabiendas que yo follaba con papá, ella es incestuosa.
Y una tarde que estaba en el taller de mi papá llego un señor alto, no muy gordo, bien vestido, su cabello plateaba canas en las patillas, me impacto su figura, saludo a mi padre preguntándole si ya estaba su coche, mi papá le contesto que si y fue a la oficina a traer la factura, mientras tanto el me miraba detenidamente tratando se clavar su mirada en mis pechitos y en mis piernas cubiertas por una minifalda un poco corta como me gustaba usarlas.
– ¿Vives cerca? Me pregunto con una voz grave, de macho.
– Si, mi padre es el dueño del taller.
– Eres muy linda.
– Gracias, usted tiene un coche muy bonito, le dije y mire hacia su BMV descapotable.
– Ahí lo tienes a tu disposición cuando quieras.
– Gracias, en eso llego mi papá con la factura, el señor pago y se marcho no sin antes echarme una última mirada lujuriosa que para mi padre tampoco paso desapercibida.
Un mes después, salí de la escuela (ya estaba en 5º de primaria) fui al centro a comprar unos útiles para una tarea escolar y me lo encontré:
– Hola preciosa, ¿te acuerdas de mí?
– Si, usted es el cliente del taller de mi papá.
– Te invito a un helado, en honor a lo bien que me quedo el trabajo echo por tu papá.
Le acepte y nos sentamos en una heladería.
– ¿Cómo te llamas?
– Isabela.
– Yo me llamo Horacio ¿Cuántos años tienes?
– 11 recién cumplidos.
– Por tu carita pareces de menos pero por tu cuerpo pareces de más.
No se porque me ruborice, charlamos de mi estudio, mis amigos, me entere que hacía mucho tiempo se había separado de su mujer, que no tenía hijos, en fin, varias cosas mientras comíamos helado, pero sus constantes miradas a mis pechitos y a mis piernas me hicieron comprender que le gustaba.
– Isabela, vamos al mirador ¿te gustaría dar un paseo conmigo?
– Si no nos demoramos y luego me lleva a mi casa.
– Prometido, vamos.
Acomode la compra en el asiento de atrás del coche y me senté adelante, el apretó un botón y subió la capota y los cristales tintados del carro, me miro y vio que no me había puesto el cinturón de seguridad, entonces paso una mano sobre mi para abrocharlo y en ese movimiento me rozo las teticas como por accidente, me dio un beso en la frente y mirándome con una sonrisa arranco.
Mientras cruzábamos la ciudad yo iba pensando en mil cosas:
El porque este señor tan guapo, de una edad indefinida, se había fijado en mí, una niña de apenas 11 años, claro que yo no me sentía fea, al contrario por mi vanidad era conciente que era muy bonita y los hombres me lo afirmaban cuando me echaban piropos muchas veces groseros y al escondido.
También lo miraba de reojo y calculaba como tendría el pene, si más grande que el de mi papá o el del profesor, lo cierto es que su perfil varonil y serio cada vez me gustaba más.
El caso es que como mi papá llevaba unos días sin cogerme tenía la libido alborotada y empecé a tener pequeños espasmos en mi vagina.
– ¿Isabela tienes novio?
La pregunta me saco de mis pensamientos.
– No don Horacio, conteste tímidamente.
– Un don sin din.
, cojones en latín, me contesto riéndose.
– Llámame Horacio o como quieras menos don que me hace sentir viejo.
– Si por mi fuera te llamaría…….
“Mi osito de patillas blancas” le dije sonrojándome por mi osadía.
Nos reímos a carcajadas, creándose entre nosotros una empatía muy positiva.
Entre charlas y miradas picaronas llegamos al mirador, la ciudad se extendía a nuestros pies y los coches en las avenidas semejaban hormigas.
Sin bajarnos del coche me tomo una mano y empezó a acariciármela mirándome a los ojos.
– Me das un beso Isabela?
No le conteste nada pero acerque mi cuerpo para facilitar la acción mientras humedecía mis labios, paso un brazo por mi hombro, me brinde con deseo próxima a la excitación, fue un beso largo con penetración profunda de lengua, su otra mano sutilmente desabotono mi blusa de escuela y me acaricio mis florecientes pechos piel a piel, mi exaltación no tenia limite, mis areolas duras como nunca las había sentido, nos separamos del beso, bajo la mano a mi entrepierna por encima de la falda del uniforme, y sus fuertes labios mamaron mis senos con una delicadeza semejando una caricia, mis gemidos, y su lengua jugando con mi duro y largo pezón a causa de las mamadas que me pegaba mi papá desde tiempos que ni me acuerdo ya.
Sin duda la mejor mamada que hasta entonces me habían hecho, es que ni las del profesor.
Me humedecí en las braguitas pero no llegue al orgasmo, quizá porque no metió la mano entre mi falda.
– Gracias preciosa, eres un manjar muy delicado para malograrlo vulgarmente dentro de un coche.
Nos compusimos para bajarnos al chiringuito del mirador, tomamos una bebida caliente.
– Quede ansiosa “mi osito…….
” le dije sonriendo.
– Yo también, ¿Cuándo nos podemos ver?
Pensé un poco, yo llegaría de la escuela a la 1 de la tarde, mi mamá y mi papá trabajando, mi hermanito donde la abuela, tendría la casa para mí sola toda la tarde y sin dudarlo le dije:
– Ven a mi casa a las dos, me daría tiempo para bañarme y ponerme bonita como la ocasión lo merecía.
– ¿Y tus padres?
– Ellos están trabajando a esa hora, ¿está bien?
– Si perfecto, vamos porque tus padres deben estar preocupados.
Mi papa vio cuando me dejo al frente de nuestra casa, vio cundo saque la bolsa de la compra, pero también vio cuando dándole un beso de despedida en los labios me acaricio un pecho.
Entre y mi mamá estaba en la cocina, la salude, en el 2º piso mi papá en su alcoba miraba por la ventana hacia la calle.
– ¿Donde estabas Isabela?
– En el centro comprando unos materiales para un trabajo de la escuela, le dije mientras me acercaba para darle un beso en la boca.
No me correspondió como solía hacerlo.
– ¿Y porque te trajo don Horacio? Pregunto con cierta aspereza en la voz.
– Porque nos encontramos en el centro y se ofreció a traerme.
En la cena lo note frío como distante, comprendí que tenía celos.
Al otro día todo salió como lo había planeado, pero no conté con la astucia de mi papá que algo había sospechado.
Hice seguir a Horacio a la casa casi furtivamente, yo estaba vestida muy sugestivamente con una minifalda muy corta y una blusa casi transparente y unas braguitas de seda blanca muy pequeñas, que resaltaban mi vagina tantas veces usada por mi papá y el profesor, además muy excitada porque sabía lo que iba a pasar y sucedió lo que tenía que suceder.
Pero os lo contare como me toco decírselo a mi papá por la noche cuando me bombardeo a preguntas haciendo el amor, yo creo que para excitarse más:
Esa noche fue una de las pocas en que mi papá se paso a mi cama estando mamá en casa, prácticamente sin hacerme caricias y sin lamberme la vagina me lo clavó hasta el fondo como con rabia en la posición del misionero.
– Isabela, yo se que Horacio estuvo aquí esta tarde.
¿Qué hicieron?
Me dio vergüenza no porque me hubiese pillado sino por haberlo echo en mi casa y en la cama de matrimonio.
– Papa te fui infiel, le dije con algo de temor.
Se quedo pensativo pero acelero el movimiento de su nalga al clavarme su pene, su voz era ronca pero en tono bajo, se notaba excitado.
– ¿Y como fue? Cuénteme todo.
– A pues, cuando llego lo recibí muy bien arreglada………, me abrazo……….
, me beso……….
– ¿Que más?
– Me dijo que estaba muy bonita, mientras tanto metió una mano por entre mis piernas haciéndome calentar, lo lleve para tu alcoba e hicimos cosas.
– ¿Qué cosas? Cuénteme bien.
– Papá, nos desnudamos y le vi su tremendo pene.
– ¿Más grande que el mío?
– Siiiiiiiii papá y más grueso, (a estas alturas yo ya me estaba mojando por el recuerdo), entonces se lo mame un ratito, él después me mamo los pechos y la vagina, se me montó y empezó a penetrarme.
– ¿Te dolió?
– No papá, pero si sentía eso ocupando toda mi cuevita y cuando llego al fondo sentí mi primer orgasmo.
– ¿Cuánto rato te estuvo follando?
– Yo no se porque perdí la noción del tiempo, solo se que me hacía muy rico…….
,
– ¿Y no te decía nada?
– Me decía que hacia mucho tiempo no follaba con una mujercita tan linda como yo, que de ahora en adelante solo me buscaría a mí, me pidió permiso para echarme el semen dentro, le conteste que si.
– Papito hágame duro usted también que estoy llegandooooooooooo, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, yaaaaaaaaaa.
Descansé un ratito con mi sexo vibrando, contenta por que mi papá estaba gozando cuando le conté que Horacio empezó a gemir guturalmente, que se puso tenso, que sentí cuando le bajaba el semen por la uretra para descargarlo en chorros palpitantes y calientes dentro de mí.
Las embestidas aceleradas de mi papá me indicaron que él ya iba a eyacular.
Levante mis nalgas apretando las de él con mis manos y le dije:
– Papitooooooooooo échemelo yaaaaaaaaaaaaa, quiero tener dos leches distintas dentro de miiiiiiiiiiiii.
Mi papá se corrió de una forma tan exagerada como hacia tiempo no se la sentía.
– Hija, me tiene que contar más, me dijo cuando descanso y se le puso blandito.
– Venga papá se lo mamo mas bien para que me de semen en la boca como Horacio.
Y mi papa se lo dejo mamar hasta que se corrió, luego sin hacer ruido se marcho para acostarse al lado de mi mamá y yo me dormí con la satisfacción de una niña-mujer bien cogida.
Con Horacio seguimos nuestras relaciones y cuando cumplí 15 años me propuso vivir juntos lo cual acepte encantada, hasta el día de hoy.
A mi papá nunca lo descuide y nos complacemos cuando el quiere ó a mí me apetece.
Mi mamá también disfruta con 3 hombres, mi papá, mi abuelo y mi hermano Felipe al cual ella inicio.
Algunas veces he hecho trío con mi papá y mi hermano Felipe, con mi papá y mi mamá, con el abuelo y mi mamá.
Y esta es mi historia incestuosa desde que papá me desvirgo a los 8 años hasta el día de hoy.
Como siempre: comentarios y sugerencias en mi perfil.
GRACIAS.
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