Simón, mi otro tío gozón dándome a mis 16
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por marianoking.
Había sido tan bien portado que ya a casi dos años de que mi tío Lucas y yo tuvieramos encuentros románticos aún seguía viva la llama como el primer día, culiabamos a más no poder cada que teniamos la oportunidad; en los viajes de mi tía, en las noches que me escribía por mensajes que estaba caliente, cuando se podía uno rapidito en cualquier sitio.
Ya gozabamos a nuestras anchas de nuestras vergas en la boca y culo; seguro nuestros cuerpos se veían perfectos juntos, buenos cuerpos y culos redondos y parados, dos machos en acción, devorándose y disfrutando.
Supongo que ya Lucas tenía 30 o 31 años, eso no importaba, yo con mis 16 ya sabía mucho sobre el sexo gracias a él.
Cierto día, Simón, otro tío; me ve por la calle cerca de mi casa, se acerca y me dice: que vas a hacer en un rato??? Le respondo que no sabía, tal vez nada.
Me pareció extraño y le pregunto: por qué quieres saber?? Realmente no teníamos buena comunicación más que de saludos hasta ahora.
Me dice: te espero en media hora donde tu tía Juana.
:# Digamos que por dos segundos me generó dudas, pero luego pensé, ¿Para qué me querrá alla???¿Será que sabe o se me nota que me gusta la verga??? .
:/
Pues bien, Simón digamos que también es un tío político, estuvo casado con otra tía, Juana, la mayor y más vieja de todos los hermanos de mi mamá; con Juana tiene dos hijos en común.
Simón tendría algunos 46-48 años para esa época, moreno (negrito), como de mi estatura en ese entonces, buen cuerpo, delgado muy bien conservado, cabello ya canoso pero bastante interesante, fumaba y tomaba mucho.
Por cierto ese sábado, estaba justamente en una licorería cercana a mi casa y se notaba que por lo menos se había tomado unas 20 cervezas.
Luego de escuchar esa proposición deduje que quería cogerme, puesto a que donde mi tía nunca había nadie y esa casa tenía un fondo muy amplio como casi todas las del sector, que por lo general finalizaban con árboles boscosos y grandes paredones que impedían la vista desde casi todos los ángulo.
Simón tenía un plan armado que yo desconocía, sólo trataba de imaginar, sabiendo que aunque separados, quedó en buenos términos con mi tia por sus hijos en común.
Seguro tenía las llaves de la casa, tal vez me metería al cuarto de mi tía y sobre las sábanas que un día sus cuerpos recorrieron me dejaría bien preñado, o a lo mejor en el cuarto de algunos de sus hijos que para ese entonces estaban grandes y muy buenos y encontraba un boxer sucio de alguno de ellos que serviría para oler y tragar mientras su padre me reventaba a su manera, o por el contrario me llevaría al fondo tras la mata de mango y me haría mamarle la verga sin compasión.
En mi cama acostado esperaba la media hora pensando, y al cabo de 20 minutos con el huevo a explotar, pongo en mi lapto una peli porno hetero muy muy vieja que encontré por ahí, se llamaba "Monjas de Clausura", y era un convento donde habían monjas muy putas que se dejaban cojer por monaguillos, curas, confesores, ayudantes del convento y todo aquel que por ahí pasaba podía coger a una hermanita de esas tan putongas.
La adelanto y en la escena final aparecían dos monjas cogiendo con tres tipos muy buenos, con unas vergas grandes y poderosas.
Había uno blanquito, el más vergón y de larga cabellera tenía a una sola monja para él, dándole por el culo y la pepita mientras la chica estaba de pié con sus manos a la pared y con el culo en pompas recibiendo toda esa gran verga; a unos metros la otra chica era cogida por el culo y la boca a la vez por los otros dos tipos, uno negro también pipón que le daba verga en 4, y otro bronceado de buen cuerpo que le descargaba toda su hombría en la boca.
Pero sin duda me ponía más cachondo ver a la pareja, ese tipo era todo un semental, se movía muy bien y la puta parecía disfrutar con sus manos a la pared de cada ramazo de aquella pinga.
La película era tan vieja que tenía unos efectos muy malos de fuego en los contornos de la imagen, que para mí querían simular que culiaban en el infierno, y con sus sotanas puestas podían apartarlas a un lado para dejar a la vista sus partes íntimas, las cuáles serían propícias en tan carnal ambiente.
Por momentos me pajeaba y recordaba que ya era la hora para saber lo que Simón me haría, habían pasado los 30 minutos y empecé a dudar de dejarme coger por él.
¿Y si la tenía muy grande y me dolía?, ¿si me pone a mamar y me atraganto?, ¿si resulta que es un cerdo agresivo y me obliga a hacer cosas que yo no quiero?.
Pero con miedo voy a mi compromiso, aunque confieso temblaba de la incertidumbre.
Pasé justo cerca de Simón quién ya un poco más ebrio pareció ignorarme, y con mi expresión de rostro le dí a entender que ya estaba listo para ir al sitio acordado, y que desde luego, cualquiera de la familia que tomaba ese rumbo iba seguro a casa de mi tía Juana, pues era un callejón que sólo contaba con 6 casas pequeñas, de modo que no era muy frecuentado; estaba de más decirle a Simón a donde iría.
Como 10 o 15 minutos pasaron, el portón para entrar a la casa de mi tía estaba abierto como de manera intencional, pero Simón nada que llegaba; seguro ya perdió el interés!, o quizá y no quería cogerme sino hablar tonterías propias de su embriagués y yo aquí de puta imaginando lo que no es.
Me fui desilusionado, pero antes pasé intencionalmente de nuevo a unos metros de la licorería para que Simón me viera, y me vió, pero me ignoró otra vez.
Me dió mucha rabia porque tenía la verga empalmada y el culo ya casi y se me lubricaba solo.
Lo ví y lo llamé haciendo el conocido gesto con la mano, pidiéndole que se acercara.
Justo frente de mí estaba ya más ebrio que antes y con un cigarrillo en la mano, me pregunta: ¿ qué pasó ?, yo le expliqué que estuve donde mi tía como me pidió y él no llegó, por lo que me dice: anda, ahora sí esperame allá, es que estaba ocupado y aunque te vi cuando pasaste, no supe como hacerte señas que todavía no era el momento.
🙁 No dije nada al respecto de su plantón, solo le pregunté, como haciéndome el tonto: Y dime, ¿ para qué quieres que nos veamos "solos" en casa de mi tía? .
Un silencio me invadió cuando sin ningún pudor me dice, viéndome con lujuria y agarrándose el bulto sobre el pantalón: Tengo ganas de singar, quiero cogerte ese culito que se ve tan rico/// Que momento tan obsceno y morboso fué, pero como el morbo me generaba aún más morbo, ¡me encantó!
Ahora sí, estaba convencido de cada palabra que salió de esa boca; boca que por primera vez observé con detalle; unos bigotes grises por la edad de ese hombre, cubrían su labio superior, mientras el inferior estaba bastante carnoso y rojo de tanto alcohol y sol que seguramente habría soportado durante su faena.
No pasaron más de 3-5 minutos y ya estaba donde mi tía nuevamente, abrí el portón y sin entrar por la puerta, me dirigí al patio trasero por el lado del estacionamiento.
Esperé nerviosísimo, 5 minutos después llega él, que cada vez parecía mas borracho, me dice que tiene ganas de cogerme, pero que le da miedo que llegue alguien, y me hace seguirlo.
Al lado de la casa de mi tía había un paredón de bloques roto, con un orificio hecho como a la medida de una persona, para ser más preciso, seguramente algún ladronzuelo lo hizo con la intensión de robar a cualquier descuido.
Me hizo pasar por tal hueco siguiéndolo aún, y llegamos del lado trasero de una capilla cristiana que pertenecía a la otra calle transversal.
Me dice que en ese lugar nadie podía vernos pues los hermanos se reunían en el templo pasado las 6 de la tarde, y ni siquiera eran las 3pm.
Esa capilla cristina evangélica no tenía muy buena fama, meses antes había descubierto a una hermana (evangélica) comiéndole la verga a otro joven que también se congregaba en el lugar.
Motivo por el cuál los botaron, expulsaron, excomulgaron (como sea que se diga) jajajaja.
Simón me decía cosas lujuriosas cuando estábamos en lo que parecía ser una especie de construcción de la iglesia donde seguramente se haría un baño o anexo.
El piso de tierra, las paredes rústicas de bloques y unas grandes láminas de zinc como techo, fué el lugar elegido por mi macho para darme a probar su verga.
Dirigiéndome la cabeza hasta el frente de su cintura, me pide que se la mame, y sin más gestos que llevarse sus manos a las caderas, me indica que yo debía llevar las riendas, eso me hizo entrar más en confianza, para así, aflojar su correa, quitar el botón de su blue jeans, bajar el cierre, boxer.
Y ahí estaba esa verga, algo flácida pero con gotas en la punta, cubierta por una mata de pelos negros, sus bolas aún más negras; como tenía buenas piernas el pendejo, su morcillita parecía no ser muy abundante, a la cuál me acerqué lentamente dejando que mi nariz se invadiera de el fuerte olor a cigarrillo.
Sin perder mucho tiempo me fuí engullendo poco a poco su miembro y entre cada lenguatazo se iba poniéndo más rígida.
15 cm de larga verga invadieron mi boca, y así salada y con góticas de orine en la punta, la tragué fuertemente.
Sus pelos chocaban en toda mi cara, ese hombre jamás hizo una cita con la depiladora.
Sus gemidos y groserías para conmigo eran repetitivas, ¡ qué rico la mamas!, ¡se siente rica esa boquita de puta!.
Eso me calentaba a tragar con más placer y a pasarle la legua por los huevos con toda su palo en mi boca; Afff, aff, aff,, así.
Parecía en la gloria; me la sacaba por momentos para pajearlo y ver en todo su esplendor esa pinga más sabrosa que la de Lucas, más grande, más oscura, con la cabeza más roja.
Chorros de saliva salían de mi boca y quedaban atrapado en la jungla de su pelvis, a Simón le gustaba que se la mamara con bastante lubricación, no importaba que para eso quedara todo bañado con mi baba.
-Te quiero coger, déjame darte huevo; me dice mientras me daba arcadas en la garganta con su mandarria.
Me pongo de pié y dejo caer por completo mis pantalones y boxer hasta los tobillos, para mostrarle mis grandes nalgas y piernas perfectamnete tonificadas y sin un vello.
Me acomoda en pompas con las manos a la pared, exhibiéndole toda mi carnosa colita.
En esa posición me observa por poco tiempo para entre jadeos acercarme su verga y restregarla en mis nalgas como desquisiado.
Ese palo estaba duro, baboso, venoso, cabezón, y el placer me invadia entre la rajita, sabía que ese pipe era algo más grande que el de Lucas, por tanto iba a tener que aguantar y gozar más.
Qué culo tan rico tienes! Esas nalgas! Estan deliciosas! Quiero metértelo! No aguanto, afff que rico! .
Torpemente él trataba de taladrarme sin éxito, hasta que con mi ayuda pudo encontrar su premio.
Y me dejó ir aquella verga negra, Aff.
Me ardía mucho, sentía su poderoso miembro abriéndose paso en mi culo, llenado cada vacío de él.
Giro un poco la cabeza para ver como ya con mejor agarre y estando un poco más lubricado entraba esa nueva verga, que parecía perdida entre mis abundantes nalgas; mi vista ahora era ese bosque oscuro chocando fuerte mis redondas armas letales.
Se que mi silueta de lado se debió ver perfecta en esa posición.
Simón estaba como loco gozando en cada embestida que me daba, ya había aumentado la velocidad y hablaba más fuerte, gemía a más no poder, me nalgeaba, se acercaba a mi oido y sentía esos vigotes rozar mis lóbulos, me pedía que le diera siempre a probar mi culo, que era demasiado rico, que no se lo diera a nadie más que a él, que quería ser mi marido y si yo me portaba siempre así de perra me complacería en todo.
Ya totalmente acostumbrado a esas arremetidas, sentía mi cara chocar de la rústica pared y empecé a mover mis nalgas rápido atrapando ese pinga, pareceia que hacía twerk con mis glúteos alrededor de esa anaconda.
Entonces, miro hacía atrás una vez más para ver los ahora ojos lujuriosos de Simón, que ya convulsionaba; y recordé a aquel macho de la película que le daba verga a la puta en esa misma posición; aunque él no era ni la sombra de aquel actor, mi mente recreaba ese momento una y otra vez, como si yo fuese su puta y justo estamos en la casa de Dios, dónde esas monjas de clausura daban rienda suelta a sus deseos.
Juntos en un mismo vaivén, Simón y yo sudábamos como puercos, él más y con ese olor de alcohol que impregnaba el espacio, sólo pensaba en lo bueno que era mi macho haciéndo el amor, mi culo empezó a derramar líquido característico del excite que recorría en suaves líneas mis duras piernas.
Ya sentía como que era un gusanito chiquito y baboso lo que entraba y salía de mi gran hueco.
Afortunadamente, nadie escuchó cuando con voz aguda y fuerte empezó a bañarme de leche.
Affff.
affff.
y más afff se escuchaban con cada chorro.
Me sentí lleno, Simón se traía esos huevos bien cargados.
Al sacarlo, no pude evitar dejar salir de mi esfinter gran cantidad de leche blanquísima, que cual baba de caracol, salían de mi culo recorriendo cada parte de mis pierna hasta el suelo.
Descansamos arrecostados a la pared y esperamos a que se nos secara un poco el sudor; ya él no estaba tan borracho, me repetía que no le diera culo a nadie más, que me guardara para él siempre, que ahora me iba a reventar cuando él quisiera; me gustaba que dijera esas cosas.
.
Desde allí jugamos cuando se puede.
XD
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