Sobrino consentido
Me llevaba muy bien con mi tío.
Después de un año de estarle mamando la pija a Angelito, me tuve que mudar,porque finalmente mis padres se separaron, y tuve que irme con la familia de mi mamá a otro país.
Todas las noches, teniendo solamente siete años, a punto de cumplir ocho años, me la jalaba pensando en Angelito. Me acordaba de lo rico que me era saborear su lechita cada vez que me la daba dos o tres veces seguidas. Recordaba la ternura con que a veces me tocaba. Era extraño, porque, nunca me penetró -en ese tiempo no sabia todavía eso-.
Bueno, tomamos un avión, llegamos a nuestro destino, la casa de mi abuela. El inmueble era enorme, con muchos pasillos y habitaciones, los dormitorios estaban en el segundo piso, donde estaban: el dormitorio principal de mis abuelos y otras cinco habitaciones más que eran las de mi mamá, y mis tíos. La mayoría de mis tíos se habían casado entonces, de modo que solamente quedaron en casa, mis abuelos y mi tío el menor, que en ese entonces tenia unos veinticinco años, a quien no había visto desde que yo era un bebé.
Al principio me costó adaptarme, porque al parecer, ni mis tíos, ni mis abuelos, hablaban español. Cosa que se me hacia difícil de asimilar por la edad, además que pronto comenzaría la escuela en Alemania.
Yo, siendo un chico muy inquieto, miraba y revisaba todo. Mi abuela, cada vez que me veía husmeando algo, iba tras de mi gritando su germánica algarabía que para mi eran sólo galimatías.
Al caer la noche, llegó mi tío. Inmediatamente hubo química entre nosotros. Era como jugar con un niño grande. Me gustaba estar con él porque jugaba a los automóviles conmigo, jugábamos a «pelear» y cosas que juegan los varones, como si él fuera un niño de nuevo. Gracias a eso, comencé a entender mis primeras palabras de alemán, porque siempre buscaba hablar con él.
Me caía muy bien mi tío, y lo veía como un papá. Pero como ya me había parcialmente iniciado, veía en él, el deseo que me diera su leche también.
Mi tío era un hombre hermosos, de dos metros de alto, cabello castaño claro y ojos miel. Una hermosa piel blanca, y labios relativamente carnosos y muy rojos. Él tenía un equipo de pesos en su habitación los cuales levantaba. No era un adonis, porque él tenía una pequeña barriga, pero tenía sus buenos músculos, y unos lindos pectorales rosados.
Él vivía la mayor parte del tiempo que pasaba en casa, en solamente bóxer azul oscuro, que por sobretodo le marcaban un paquete que yo quería tocar. Pero me daba miedo que se fuera a enojar.
En fin, era tanto lo que buscaba verlo, que hasta el baño, cuando él se bañaba, yo entraba al baño y le hablaba. Él, cerraba la puerta de la ducha y me hablaba, y conversamos, pero no podía verlo, que era lo que yo quería.
Finalmente a los nueve años, se me ocurrió, que si me daba miedo a que se enojara, y no lo tocaba, podía entonces saber cuál era su olor, oliendo los bóxer que se cambiaba. Y así seguí conversando en la ducha con él, pero apenas se iba, iba al lavamanos, donde dejaba su bóxer recién cambiado, y me lo ponía en la nariz oliéndolo lo más profundo posible, quería percibirlo bien, no entendía porqué pero ni pijita se ponía muy dura cuando me quedaba ahí oliendo ese olor de mi tío.
Luego, oliendo, yo mismo, me sacaba mi pijita de la ropa y me jalaba con una mano. Mientras, con la otra olía el bóxer de mi tío. En esos momentos, mis orgasmos eran secos y limpios, pero intensos al sentir el olor de mi tío.
Pero un día las cosas dieron un giro.
Una noche, en la que mi mamá trabajó hasta tarde, y mis abuelos habían salido porque estaban de aniversario de bodas, quedé solo en la casa. Con nueve años, yo, ya era grande lo suficiente como para cuidarme solo. Sonó el timbre, mi tío llegó, e inmediatamente fue a bañarse porque él venia de trotar.
Al salir del baño, después de nuestra ritual conversación con «una ducha» de por medio, él salió, y allí quedé yo solo con los bóxer sudados de mi tío los cuales comencé a oler como un adicto aspira su droga.
Estando en plena «acción» con el bóxer de mi tío en la cara, y haciéndome una paja, entró sorpresivamente susurrando alguna cosa que al mirar cerró la boca y me miró fijamente, Mientras lo veía ponerse rojo como un camarón, y con el ceño muy fruncido. Esto sólo ocurría cuando él estaba realmente enojado.
«¿Qué es lo que estás haciendo!» Preguntó pausadamente pero con mucha firmeza -El enojo se le veía en la cara–.
Yo me sentí morir. Tenia mucho miedo de ver mi tío así de enojado. Me arrancó bruscamente el bóxer.
«Muchacho, te voy a enseñar a respetar. Pero ¿Qué rayos se supone que estás haciendo con mi ropa interior!» dijo muy serio, y levantando el tono de voz, me dijo: «No se hace. No se hace. ¿Eres homosexual o enfermo, qué te pasa?»
Abracé una de sus piernas y asustado le dije que no sabía qué me pasaba pero que él me gustaba,
«Yo también te quiero. Pero no de esa manera.» dijo conteniendo su rabia y se fue.
Ahí quedé, solo, asustado. Pasó al rededor de una semana, y, mi tío, al parecer no dijo nada. Y, otra ocasión cuando mis abuelos salieron con mamá, quedé viendo televisión con mi tío, se quedó dormido.
Regresé al baño, porque él hacía poco se había bañado y tenido nuestra conversación de siempre. Ahí estaba su bóxer que volví a oler trayéndome aquella prematura y lujuriosa excitación al oler el olor de mi tío que me enloquecía.
Se me ocurrió una idea, por lo excitado que estaba, y sabiendo que él ya me había visto oliendo sus boxers una vez y su reacción no fue la mejor, quise, sin embargo, probar con marmarle la pija, estando dormido en el sofá.
Regresé a la sala, y poco a poco metí con mucho cuidado mi mano en su bóxer, sintiendo aquella calientita y flácida pija dentro de su paquete. Comencé a apretarla como un juguete, con más delicadeza y cuidando que mi tío no despertara. La sentí que empezaba a crecer, miré su rostro..
. Dormido. Quizás soñaba con su novia. Sentía aquél pedazo de carne crecer ante mis apretones con la mano, y pude ver ahora un enorme bultote, yo tenía mi pijita a explotar y me dolía.
Bajé cuidadosamente la cara del bóxer quedando libre aquel animal que tenia mi tío por pija. Era una pija linda. Muy blanca con algunas manchas oscuras, gruesa y relativamente grande con una cabecita rojiza rosada que se le veía deliciosa, una gotita de pre semen salía por la puntita. Pasé mi mano por todo su duro falo como si acariciara algún animal delicado. Ahora quería sentirlo en mi boca. Miré de nuevo el rostro de mi tío, y se veía aparentemente profundamente dormido.
No me pude contener más y me llevé la cabecita de su pija a mi boca y me supo como la más rica paleta que haya comido. Succionaba su cabecita, envolviéndola con mi lengüita. Babeaba mucho y eso me encantaba sentir ese sabor saladito que salía de la deliciosa pija de mi tío.
Di hasta más adentro. Me llegaba un poco más abajo de la mitad en mi boca. Era como si le hiciera una especie de garganta profunda, porque Angelito me había enseñado bien «respirar, chupar, respirar chupar, respirar, ir lo más adentro que pudiera» y así le daba su mejor mamada en su vida.
De pronto, sentí su mano en su mi cabeza, y me asusté bastante al pensar que se enojaría bastante conmigo y me golpearía tal vez. Rápidamente me saqué su pija de mi boca que quedó mojada con mis babas. Miré y estaba allí él mirándome fijamente.» ¿Qué estás haciendo?» preguntó serio.
Me quedé petrificado del susto.
«No puedes hacer eso con todo el mundo» me dijo sacudiéndose su pija bien dura. Me miraba de arriba a abajo, como si me detallara impresionado o pensando algo. «Pero qué niño tan hermoso, eres, te pareces físicamente a mí cuando era niño.» Me miró de nuevo, soltó su pija y «Ven, mi nene, sigue chupando»
Ni bien había dicho aquellas palabras, cuando inmediatamente me la metí en la boca y comencé a chuparla con desesperación y pasión. Mi tío sonrió y me dijo «Woow, bebé, de verdad te encanta, pero no le puedes decir a nadie»
Yo le estaba devorando la pija a mi tío mientras él lanzaba hondos suspiros de placer y gemía algunas palabras en alemán que no alcancé a entender.
Me levantó violentamente en sus brazos, nos fuimos a la habitación donde él me lanzó desde la altura de sus brazos levantados, a la cama con violencia. Solíamos jugar así siempre y yo rebotaba en el colchón soltando risitas. Una vez allí, él se acostó a mi lado, y se sacó la pija otra vez que estuve chupando y chupando y chupando como si fuera un caramelo. Le apretaba la base del tronco con mi mano mientras me metía en la boca lo más que me cupiera de su pija.
Mi tío daba pequeños gemidos de placer, me mandó a acostarme boca abajo. Se levantó y tomó vaselina para untarme en el culo, y me preguntó «¿Sabes lo que voy a hacer?» le dije que no, y me dijo «Hoy te voy a coger, te voy a hacer mío» no entendía, pero de mi tío, de mi lindo tío me dejaba hacer lo que fuera. Me quedé callado. Primero con sus manitas jugaba con mis nalguitas y me nalgueaba diciendo «Por niño malo y travieso» después empezó a besarme el culo y aquello me encantó. Me besaba, chupaba, mordía gentilmente mis nalgas, comenzó a meterme uno de sus enormes dedos en mi culo, sentí un dolor pero muy leve porque estaba bien lubricado con vaselina. Mi tío, mientras me dedeaba me decía lo lindo que era yo, y me besaba la espalda. Luego metió dos dedos. Me sentí con ganas de cagar pero mi tío me dijo que no era eso, que no me preocupara. Al meterme con facilidad tres dedos me dijo que ya estaba listo. Me dijo que le chupara otra vez la pija y que se la babeara. Cosa que obedecí muy complacientemente. Me decía «Sí, así, complace a tu querido tío.»
Una vez bien babeada su pija procedió muy suavemente a meterla por mi culo que estaba muy lubricado y dilatado. Pero como era pequeño, ofrecía resistencia y me comenzó a doler apenas entró la cabecita, porque su pija era gruesa. Comencé a quejarme y decirle que me la sacara de mi colita porque me dolía. Pero me agarró fuertemente por la cintura e iba lentamente entrando más. Yo gritaba más fuerte y empecé a llorar. Lentamente fue metiéndomela toda. Sentía que me iba a partir en dos. Me tapó la boca con la mano, y me dijo «Cállate, esto te va a doler al comienzo, pero después lo sentirás muy rico. Esto es coger»
Si la entrada había sido agónica, ni hablar cuando comenzó a embestirme. Le decía a mi tío, llorando, que por favor me la sacara, que me dolía mucho. A cada embestida gritaba muy fuerte que si hubiera habido alguien en casa, nos hubiera descubierto. Creo que mis gritos se oían en toda la casa, diciéndole a mi tío que me soltara, si alguien lo oyó, habrá pensado que me violaba.
Pero mi tío tenía razón, a medida que sus embestidas se hacían rápidas el dolor iba bajando y ya no gritaba sino que gemía con un dolor leve y después se sentía muy rico tener a mi tío adentro dándome duro y entrando hasta mía entrañas, ya los dos lo estábamos disfrutando. «Sí, tíííooo qué ricooo es esto, que rico es esto tíoo» dije con vocesita casi de niña.
Finalmente la respiración de mi tío se agitó y en una embestida final me derramó toda su leche dentro y lo sentí muy rico. Al sacarme la pija de mi culo, dejó un rastro de hijo pequeño de sangre. Y comencé a bogar toda aquella leche que se iba escurriendo por mis piernas… «Tío, quiero que me cojas todos los días, pero me quiero beber tu lechita» eso lo dije cuando él regresaba de lavarse en el baño, al oírme, me untó el culo con una pomada analgésica para no cogear, me acostó en su cama, y me dio a chuparle la pija y a pajesrsela hasta que me acabó en la boca y me tomé cada gota de esa leche tan deseada por mi. Fue una eyaculación abundante y espesa. La rica lechita de mi tío.
Y así, nuestra relación cambió. Cada vez que nos quedábamos solos, él me «cogía» y vaya que lo disfrutaba. Disfrutaba tener cada centímetro de esa pija tan rica, dentro de mi dejándome las tripas bañadas en leche. Por las noches, antes de dormir, una mamadita rápida y me daba mi merecido premio de darme mí lechita antes de dormir. Y así disfruté de esa rica pija de mi tío hasta que yo cumplí doce años, momento en que él se fue para otro país, y no lo he visto si no es por fotos y es todo un oso cuarentón madurito y rico. Cuando lo vea otra vez, espero que lo primero que hagamos sea echar un gran polvo que nos haga recuperar todo el tiempo que la distancia nos quitó.
HTA
Me encantaría tener un culto así virgen
Muy rico tu relato y excitante, eso de comer verga desde pequeño es la gloria, a la primera si te duele, pero cuando te la meten con cariño, al final hasta pides más, oye enserio fue excitante leer tu relato
gran realto como sigue