SOLA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Jotaene.
Monotonas, sincopadas, monocordes, siempre igual, siempre lo mismo, como si estuvieran milimetradas en el tiempo. La noche, calida, el balcon, abierto, y las estrellas plateadas brillando en el azul oscuro del firmamento en una noche tranquila, sosegada y ardiente, quiza la culpable de la excitacion de su cuerpo en aquel caluroso verano de sus recien cumplidos diecinueve años.
Adormecedor era el sonido de la playa, pero no podia dormir. No, no podia dormir. Lo habia intentado cerrando los ojos, procurando no pensar que estaba sola. Incluso se habia masturbado esperando que despues del orgasmo el sueño acudiria para tranquilizarla, pero no. A su mente solo acudian las mismas imagenes con las que se habia dado placer y el resultado era un nerviosismo mayor.
Abrio los ojos. A la palida luz de la Luna su mirada se poso en la cama gemela, en la fosforescencia de la luna del armario tan fria como la de Selene, en la mesilla entre las camas y en el balcon abierto. Ni una gota de brisa. Oyo la solitaria campanada que anunciaba la una de la madrugada.
Giro el cuerpo hacia la derecha, con la mano sobre el sexo calido y humedo, mirando de nuevo la cama vacia antes de cerrar de nuevo los ojos pensando en el por que se habia acostado en aquella habitacion que no era la suya. Quiza el miedo le impedia dormir sola en casa. Sin embargo, se quedo dormida antes de oir al carillon anunciando las dos de la madrugada.
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No siempre se cumplen diecinueve años y Tino lo habia celebrado a conciencia. Ya era un hombre hecho y derecho. Mas alto y mas fuerte que cualquiera de los amigos de su pandilla, incluso mas alto que Yago, el mayor de todos. Tan mayor que tenia bigote y se afeitaba todos los dias. Aquella noche les demostro quien de todos ellos resistia mejor la bebida. Ni en eso podian ganarle. Por eso era el Jefe, el que decidia que hacer.
A las cuatro de la madrugada, cuando se despidieron, habia superado a Yago en tres cubatas ganando la apuesta. Le habia salido gratis la noche. Yago tuvo que rascarse el bolsillo porque tambien habia perdido todas las partidas en la bolera, a los dardos en la discoteca, y en la maquina de bolas le habia ganado por treinta mil puntos de diferencia.
La vivienda de cuatro pisos no tenia ascensor. Tino se sorprendio a si mismo en el segundo piso. ¡Caray, estoy borracho como una cuba! ¿Asi? ¿De repente? ¿Como era posible que haya dos pasamanos juntos moviendose arriba y abajo? Sacudio la cabeza como un perro al salir del agua. Se bamboleo hacia delante, luego hacia atras y, finalmente, acabo sentandose en un escalon con la cabeza entre las manos apoyado en la pared. Media hora mas tarde se desperto. Cada vez mas borracho subio las escaleras casi arrastras. Tuvo que encender el mechero para meter la llave en la cerradura. La luz de la escalera no alumbraba bastante segun imagino. Eran unos cutres, hasta en la luz tenian que serlo.
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Mireya desperto cuando el sol, entrando a raudales por el balcon abierto, le dio en la cara. Poco despues, con los ojos cerrados aun, conto las campanadas, ocho. Las ocho de la mañana y ya lucia un sol de justicia. Otro dia de calor agobiante. Bajaria a la playa con su nuevo biquini. Veia ya en su mente los ojos de deseo de los hombres al mirarla. Era consciente de que era guapa no muy alta pero muy bien formada, quiza creceria mas pero, aunque no fuera asi, su cuerpo rotundo, de curvas pronunciadas, llamaba la atencion del sexo masculino. Ella lo sabia muy bien. No era necesario que su novio, le dijera a cada momento que tenia unas tetas deliciosas, unas piernas esculturales, unos muslos de fabula y un sexo precioso. Ella lo sabia mirandose en el espejo mientras se masturbaba bajo la ducha. Tenia un sexo pequeño y un delta de Venus perfecto.
Antes de entreabrir los ojos supo por que se habia acostado en aquella habitacion y, pese a saberlo, quedo sorprendida por la tremenda ereccion del cuerpo desnudo de Tino, su hermano mellizo, tumbado en la cama gemela. Habian pasado tres años desde la ultima vez que la vio, y si entonces ya le parecio grande ahora resultaba descomunal. Mas del doble de gruesa y larga que la de su novio. Sintio un ramalazo de placer contemplando el cuerpo desnudo y la congestionada y formidable verga. Parecia el mastil de un pequeño velero, recto y firme como la madera de teca, mas grueso y mas largo que su antebrazo. Era el pene mas grande y grueso de todos los que habia visto, incluso por Internet.
Su dedo medio se hundio en la herida acariciando el clitoris suavemente sin perder de vista la inflamada verga. Imaginaba el placer que sentiria la mujer que fuera penetrada por aquella colosal mentula y se imaginaba a si misma siendo penetrada por ella; penetrada despacio, lentamente, hasta que todo el colosal carajo estuviera dentro de su sexo entrando y saliendo lentamente, hundiendose por completo en ella para ser acariciado por todas las terminaciones nerviosas de su vagina. Con ese pensamiento tuvo el primer orgasmo, pero no por ello dejo de acariciarse ni aparto la mirada del congestionado miembro de roja cabeza carmesi.
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Por la misma causa que Mireya desperto Tino, sin embargo, cerro de inmediato los ojos porque la habitacion giraba como un tiovivo y tuvo la impresion de que caeria de la cama. No obstante, con los ojos casi cerrados en aquel pequeño lapso de tiempo fue suficiente para darse cuenta de que su hermana estaba acostada en la cama gemela. ¿Por que? No lo sabia pero sentia unas enormes ganas de follarla. No encontro otra razon mejor. El deseo de poseerla era inmenso, quiza debido al alcohol. Tenia muy claro que siempre habia sentido una atraccion especial por su hermana melliza, desde la primera vez que la habia desflorado, al parecer contra su voluntad, jamas le habia permitido volver a tocarla.
Cuando logro que su cerebro detuviera el bailoteo de la habitacion, comprobo con los ojos entrecerrados, que Mireya no perdia de vista su ereccion y que se estaba masturbando. Sin proponerselo, su verga palpito de deseo contra el vientre, las ganas de volver a disfrutarla como tres años antes, lo impulsaron como un muelle de resorte y rapido como una centella salto de la cama arrancandole la sabana de un tiron. El camison en la cintura y la mano en el sexo le dijeron que habia acertado en sus suposiciones.
Fue tan rapido que ella no tuvo tiempo de reaccionar cuando ya lo tenia encima. Protesto airadamente, amenazo con gritar y decirselo al padre, revolviendose como una tigresa bajo el corpachon del hermano. Cuando el le sujeto la cara entre las manos para besarla, ella le mordio la lengua con fuerza, pero no la suficiente para hacerle daño. El se dejo morder mientras la rigida verga se abria paso, no sin dificultad, en la ya humeda vagina. Cuando todo el capullo estuvo dentro dejo de morderle la lengua y, poco despues, a medida que la gruesa y congestionada barra de carne fue hundiendose tan lentamente en su sexo como habia imaginado que lo haria cuando se masturbaba, comenzo a chuparsela cada vez con mayor ansia sintiendose tan repleta con el enorme falo como jamas lo habia estado. Lo de su novio Alberto era una broma comparado con aquella formidable lanza. Tuvo un orgasmo antes de que toda la descomunal verga estuviera enterrada en su vientre.
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Tino noto el fluido del orgasmo de Mireya bañandole la ereccion, las contracciones de la vagina sobre su dura carne y oyo el susurro de la muchacha sin poder entender lo que decia. Los vapores del alcohol, aun no disipados, le producian un deseo incontenible, pero al mismo tiempo le impedian eyacular y disfrutarla como hubiera ocurrido cuando, con toda la polla enterrada en la calida vagina, el capullo rozo el utero produciendole un placer inaudito. Se detuvo para mirarla.
Comprobo que Mireya, con el cuerpo tensado a causa del sublime goce que sentia, la cabeza echada hacia atras, los ojos semi cerrados y la boca entreabierta mordiendose ligeramente el labio inferior, aumento su deseo, pero no por eso apresuro sus vaivenes. Sus facciones le demostraban que tenia todo el aspecto de estar gozando de un placer desmesurado y susurraba algo que el no entendia.
Presto atencion bajando la cabeza hasta casi rozar con el oido los hermosos labios de la muchacha y solo entonces entendio que repetia una y otra vez… ¡que delicia…que delicia… que delicia…! y se dispuso a complacerla siguiendo con el lento vaiven que pronto revento en otro orgasmo de la hermana mucho mayor que el anterior y entonces se enterro en ella hasta las bolas.
La fuerza del orgasmo de Mireya fue de tal intensidad que, a no tener Tino la verga tan grande y tan rigida, las fuertes contracciones de la vagina la hubieran expulsado de su calido estuche. El estaba deseando correrse, pero pese al intenso placer que sentia, la eyaculacion no llegaba. Tino alcanzaba casi el punto algido, pero antes de traspasar la frontera del orgasmo, algo lo detenia impidiendole correrse. Indudablemente, penso, aquello era debido a la cantidad de alcohol ingerido que su cuerpo no habia podido asimilar aun, quiza debido a las pocas horas dormidas. Pero eso en vez de molestarle le complacio mas, asi podria estar dentro de ella hasta saciarla de placer. Nada le producia mas gusto que sentirse dentro de aquel sexo tan estrecho.
Despues del ultimo y profundo orgasmo, Mireya, respirando a bocanadas, abrio los ojos. Los dos se miraron en silencio durante unos segundos. Ella vio el deseo en los ojos del hermano y le dejo hacer. Se preguntaba si se habia contenido para verla disfrutar y aquel pensamiento la complacio. De nuevo la beso en los labios y le correspondio chupandole la lengua como el se la chupaba a ella. Nunca nadie la habia hecho gozar tan intensa y profundamente y parecia dispuesto a continuar haciendola disfrutar. Ella deseaba que continuara, pero no queria demostrarselo.
Cuando, con la berroqueña virilidad encajada en su vientre hasta la raiz, agacho la cabeza para succionarle un pezon pasandole la lengua plana durante la caricia, noto como vibraba su cuerpo instantaneamente entre sus brazos mientras le acariciaba el pelo mordisqueandole la oreja. Se preguntaba si seria capaz de llevarla de nuevo a un orgasmo tan profundo y celestial como el que acababa de disfrutar. Ni siquiera su novio habia logrado nunca con la boca producirle un orgasmo tan intenso y tan prolongado.
Siguio con los ojos cerrados dejandole hacer. De pronto se sintio desilusionada y enfurecida cuando el se la saco. Se encontro tan defraudada que estuvo a punto de darle un rodilazo en los te4sticulos. Se contuvo cuando noto su lengua lamiendole el cuello, el hombro y bajando hacia sus pechos. Se entretuvo en los pezones enroscando la lengua y succionandolos. Siguio bajando y lamiendo todo su cuerpo como un gato lameria un plato de leche y pese a su frenesi y deseo se mantuvo inmovil con los dedos arando el espeso y fuerte pelo negro de la cabeza que descendia hacia su estuche sin dejar de lamer ni un solo rincon de su cuerpo.
La estaba martirizando de deseo pero no deseaba que se diera cuenta de su frenesi, y controlaba sus deseos en espera de lo que imaginaba. Su sexo estaba sediento de la caricia de su boca y para cuando sus labios llegaron, abriendo la congestionada vulva con la lengua para chupar la carne rosada y humeda, tuvo que contenerse para no separar los muslos y levantar las caderas en un deseo de ofrecerse a la caricia abierta como un compas.
Pero el tambien abandono aquella caricia para lamerle las ingles entre la vulva y el muslo por uno y otro lado. Lamio lentamente la parte interna de un muslo hasta la rodilla, paso al otro y lo lamio con la misma lentitud desesperante hasta llegar de nuevo a la ingle y entonces fue el quien le separo los muslos para abrirle con los dedos los congestionados labios de la vulva y lamerla con fuertes lengüetazos de abajo arriba y de arriba abajo, chupando su clitoris hasta que su vientre comenzo a vibrar como las ondas sonoras de un gong golpeado con fuerza.
Fue en ese momento cuando el bajo la boca hasta la vagina abriendola metiendo sus labios en ella para sorberle su miel con la fuerza de una ventosa. Noto como se deslizaba su licor rapidamente hacia su lengua y siguio sorbiendo mientras ella aullaba de placer incapaz ya de contenerse durante mas tiempo, apretando su cabeza contra su sexo mientras levantaba sus nalgas ofreciendose como una flor ente el calor del sol mañanero. Gritaba de gozo, sin importarle si los vecinos oian sus aullidos de placer porque habia perdido el mundo de vista.
Cuando regreso de su viaje sideral el la seguia mamando con mayor ansia aun, con un deseo incontenible de ella que casi la molesto. Pero se dejo hacer notando como el enorme glande de su gigantesco falo palpitaba una y otra vez sobre el final de su muslo. Ahora se entretenia en sorber y lamer su clitoris, dandole suaves golpecitos con la lengua que rebotaban en su cerebro como las notas de un piano rebotan en la boveda acustica de una sala de conciertos.
Para Tino la suave mata de negros rizos le parecio seda caliente, una seda viva en sus manos. No podia despegar sus labios de el. Era tambien una tortura. Su pene nunca habia estado tan duro y le dolia. Su cuerpo nunca habia tenido esta fiebre, este deseo puro, esta lujuria abrasadora. Queria hacer el amor con ella. No. Queria follarla. Enterrar su pene hasta que su corazon gritara al cielo por el orgasmo que le provocaria una y otra vez.
Queria correrse dentro de ella durante horas, acariciar su humedo calor mil veces antes de encontrar su propia liberacion. Queria abrazarla ya casi inconsciente, completamente saciada por el placer que le ofrecia, sabiendo que solo el podria darselo…. el, su boca y su sexo. Ella nunca tendria lo que el podia darle.
Las lozanas curvas eran increiblemente femeninas. Pechos medianos, suaves, vientre redondeado, y amplias caderas que amortiguarian sus empujes mas poderosos, lo hicieron pensar nada mas que en el sexo, sexo y mas sexo. Y siguio comiendola hasta notar que su vientre volvia a vibrar y de nuevo alcanzo su vagina tapandola con su boca para sorber su zumo que era para el como un potente afrodisiaco. La sintio arquearse como una ballesta, aullando de nuevo de placer con la cabeza completamente descolgada de la cama y el cuerpo estremeciendose con sus manos engarfiadas en su cabeza oprimiendolo contra el pequeño y sabroso sexo que lo enloquecia.
Queria darle tanto placer para que nunca mas sintiera necesidad de otro hombre. Saciarla de el con climax cada vez mas poderosos. Si, ahora lo sabia, ella era la mujer que siempre habia deseado y buscado en las otras. Y siguio comiendola suavemente alli donde sabia que mas pronto que tarde lograria hacerla barritar de nuevo lujuriosamente.
El respiro profundamente, como si estuviese impregnando sus pulmones con el perfume de la esencia de ella. Las ventanas de su nariz aleteando, sus ojos destellando, parecia mas animal que hombre. Aquello la enervo, pero pese a ello su corazon comenzo a agitarse con energia debido a la excitacion. Tino era el hombre mas peligroso y atractivo que alguna vez habia conocido, y ella lo amaba, quiza, se dijo, lo habia amado siempre sin saberlo.
El la conmocionaba, la hacia sentir cosas maravillosas. No podia imaginar como habia podido vivir aquellos tres años sin saber que lo amaba desde la primera vez que la desfloro. Lo deseaba. Repetidamente, desesperadamente, tenia que tenerlo.
Recostandose contra el, Mireya presiono sus labios contra los suyos, y lo oyo emitir un sonido que mas parecio un quejido antes de apretarla contra el. Se volvio salvaje, desgarrando su camison y gruñendo con la misma hambre desesperada que ella sentia. Con asombrosa fuerza la levanto para ponerla junto a la ventana. La hizo girar de espaldas a el, poniendose detras de ella. Ella se quedo alli inclinada sobre el alfeizar de la ventana, bajo la luz del sol, sintiendo una lujuria bestial que la envolvia.
Tino mordio su cuello, y ella gimio. Con manos asperas la atrajo hacia atras, contra el, y ella sintio su carne desnuda presionando apretadamente contra ella. La piel de Tino se calento, ardiendo detras de ella como un fuego rugiente. La inclino hacia delante y empujo completamente dentro de ella, sus pelotas chocando contra ella mientras se deslizaba en su interior.
Ella se quedo sin aliento. No dolorida, como habia esperado, pero si envuelta en un extasis abrumador. Su sexo estaba absolutamente repleto con la verga de el, y el angulo en el cual la penetraba lo ponia en contacto con todos los lugares secretos, placenteros y maravillosos en su interior. El placer y el dolor la mareaban, sus manos, su boca y sus dientes estaban en todos los lugares que podian alcanzar, su verga tan profundamente en su interior que ella sintio de pronto como si se hubiera dividido en dos. Un gemido agudo y animal sono repetidas veces, y Mireya se percato que el sonido salia de sus propios labios.
— ¡ Ooooh, Ooooooh, Dios, Si! No te detengas! — grito una y otra vez.
—¿ Quien te posee, en corazon y alma?¿ A quien perteneces?— demando el.
— A ti, te pertenezco. ¡Solo a ti!— juro ella, en medio de gritos desmadejados. Sus cuerpos chocaban audiblemente, el sudor cubriendolos con un fino brillo.
— Correte para mi— ordeno el. — Ven, correte para mi. Ahora.
Ella lo hizo. Inmediatamente luego de oir sus palabras, su vagina se apreto con la fuerza de un puño alrededor de el y el empujo aun mas furiosamente. Ella empezo a gemir, gritando mientras su cuerpo pulsaba y se estremecia. El orgasmo fue explosivo, intenso y absorbente. Cuando ella se hubo calmado se percato de que Tino estaba lejos de ella. El cayo de rodillas delante de ella y enterro su boca en ella. Lamio y chupo y de nuevo ordeno el.
El cayo de rodillas delante de ella y enterro su boca en ella. Lamio y chupo y le hizo el amor con su lengua hasta que ella se corrio otra vez. Las piernas temblando, totalmente agotada y sin capacidad de discernimiento despues de la violencia de sus orgasmos, todo lo que Mireya podia hacer era gemir y apretarse contra el mientras Tino yacia en el suelo.
El la levanto y la monto encima de el. Su grueso eje la lleno por completo, alcanzando su utero.
— Montame— gruño Tino. Con sus manos rodeandola su estrecha cintura con fuerza, ella le rodeo, moviendose encima de el ansiosamente. Increiblemente el se puso aun mas duro mientras ella ondulaba sobre el.
El volvio su cara hacia la luna del espejo, sus ojos destellando hacia los de ella iluminados con un brillo plateado. Sus dientes relucieron, viendose de pronto afilados y extraños junto a sus sensuales labios. El gimio y gimio bajo ella, sus caderas presionando contra las de ella, sus manos firmemente asentadas en la carne de las caderas de Mireya.
Repentinamente el se puso tenso bajo ella, su cabeza cayo hacia atras. El orgasmo de Mireya temblo a traves de ella justo un segundo antes de que su esperma inundara su matriz.
— Nunca me dejaras. Ni ahora, ni nunca, Juralo – urgio el cuando el primer borboton golpeo con fuerza su utero.
— Nunca, nunca te dejare, te lo jurooooo… – grito a pleno pulmon notando los fuertes borbotones golpeaban contra la profundidad de su carne uno tras otro de forma asombrosa, exquisitamente dulce y prolongada.
Quedo desmadejada sobre el musculoso cuerpo del muchacho. Fueron calmandose. Ella pregunto suavemente a su oido:
–¿Que haremos cuando regresen?
— Primero tienes que romper con Alberto, ahora mismo.
— Pero ¿como?
— Por telefono, vete. Ahora mismo. Vamos, ¡YA! – grito furioso.
Y ella, desnuda, obedecio de inmediato al verlo tan enfadado y con el miembro tan rigido como si no acabara de inundarla con una catarata de semen que se deslizaba por sus muslos hasta sus rodillas.
Autor: Jotaene
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