Sólo un juego, un juego real.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ChicaTargaryen.
Eramos solo unos niños cuando dijimos que íbamos a casarnos. En ese momento habremos tenido unos 5 años, pero desde siempre hemos sido inseparables y nunca se nos olvidó lo que habíamos dicho tan pequeños
No recuerdo en que momento decidimos que "estábamos enamorados" algo obviamente imposible a tan corta edad, pero era un juego, y lo jugábamos en todo momento..
Tenía 12 años y él 13 cuando me dijo que si es que nos íbamos a casar, entonces debíamos hacer algo, yo estuve de acuerdo con él, pensando de que solo era otra parte de nuestro juego sin final. Lo que me dijo que que tenía que verle su miembro, tenía 12, no sabía muy bien que era lo que quería, tenía una vaga idea, siempre había sido un mundo del que yo aun pensaba que no debería formar parte, algo reservado sólo para mayores.
Pero algo me impulsó a seguir, así que le dije que sí. Él se lo saco y me lo mostró. Nunca había visto uno en mi vida aparte de dibujos que salían en libros de ciencias del colegio.
Él me dijo "creo que mi pene debería estar mas duro", eso si que no lo entendía. "¿Más duro? –le respondí– Y cómo?". Él me tomó una mano ya la puso encima de su pene. "Debes hacerle cariño –me dijo– así se hará más grande."
Le hice cariño, como el me dijo, pero no sabía sí lo hacia como él quería, "Masajéalo –me animaba– debes tomarlo con tu mano" . Y así lo hice, lo tomé con mi mano y le di un masaje, sentí como crecía bajo mi palma.
Me dijo que me detuviera y me tumbara en el sillón. Lo hice, me saqué la parte de abajo porque sabía que el lo querría. El me sonrió y me separó las piernas, mientras acercaba su entrepierna a mi zona privada.
"¿Lista? –Me preguntó mientras me sonreía para darme ánimos. "Sí"– le dije. Apenas termine esa frase sentí como su pene quería entrar en mi pequeña vagina. "Puede que te duela un poco, pero resistirás cierto?"– me dijo él. "Claro que puedo" respondí– no muy convencida, sólo quería parecer valiente.
Necesitaba algo en que agarrarme, cuando sentí que algo ofrecía resistencia a la entrada de su pene. "No entra más" –le dije como pude– ya está en el fondo. Pensé que su pene había crecido tanto que me estaba tocando la parte de atrás de mi cuerpo. "No, no creo que sea el fondo" -me dijo– y empujó más fuerte. Sentí como algo se rompía dentro mio, como un hilo de sangre me recorría por dentro, mientras sentía un dolor distinto, no era el más intenso que había sentido en toda mi vida, pero si único.
"Me duele y me rompiste algo" –le dije con lágrimas en mis ojos– "Perdona, no lo haré de nuevo –me prometió. Casi me daba miedo respirar, cuando todo su pene desapareció dentro mio, y sentí sus pelos púbicos arañar mi piel.
"Ves que no era para tanto? –me dijo casi divertido– ahora te va a gustar". No le respondí sólo esperé para averiguar a qué se refería. Aún tomado de mis piernas, empezó a embestirme lentamente desde sus caderas. Mi mente no sabía en que detenerse. ¿En cómo sus azules ojos no apartaban la vista de los míos de igual color? ¿En qué daños tendré dentro cuando todo esto acabe? ¿En cómo el latente dolor se iba transformando en una sensación que nunca antes había sentido?
Me quedé con lo último, me olvidé de lo otro. Este es el juego de adultos, ya sé por qué no quieren que nosotros lo sepamos, es demasiado bueno. Sus embestidas comenzaban a aumentar el ritmo, al igual que ese placer. No podía aguantar que se me escapara aire de mi boca. Aumentaba aún mas el ritmo, no podía aguantar que se me escaparan pequeños grititos
"Me gusta como gimes" –me dijo apenas, como si estuviera en una maratón. "Gemir" –pensé– aprendí una nueva palabra.
Al parecer estaba a máxima velocidad, porque su entrepierna chocaba contra mi cuerpo haciendo ruido, no podía contener mis gemidos, quería que ambos fuésemos uno solo, que el se fusionara con mi cuerco para poder sentirlo lo más dentro posible.
No supe cuanto tiempo pasó ¿5 minutos? ¿20? ¿Todo un día?. Sentí un estremecimiento, y exploté de placer, me contorsione doblando un poco mi espalda y después volví a como estaba. Él me sonrió y vi como le cambiaba su expresión, cerró los ojos y se le escapó una especie de largo grito.
Me tomó desprevenida cuando un chorro de algo me llenó mi vagina. "Se orinó encima mio"– fue mi primer pensamiento– pero cuando vi que lo que salia de mi vagina era algo blanco no supe que era.
"Semen" –me dijo, leyendo mi expresión de duda– es mi semen que ahora está dentro tuyo", "Semen"– repetí, otra palabra nueva.
Se separó de mí y pude verle el tamaño de su pene, no era tan grande como al principio pensé que era.
Se acercó a mí y me dio un largo beso en la boca que yo le respondí. El aun tenia su verga mojada con todos esos líquidos que estaban en ese momento en mi vagina, y yo aun seguía abierta de piernas, no quería que esa sensación terminara.
"Te amo hermanita" –me dijo– ahora si nos podremos casar. "Yo también te amo– le respondí, mas enamorada que nunca.
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