Sora | Angel y Angela (Princesa) Parte 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Soraangels.
Angela marie , era su nombre, habían pasado ya tres semanas desde la vez en el baño y desde entonces ella había activado una barrera entre nosotros que constaba de mantenerse lo mas lejos posible de mi y nunca estar sola.
Pero desde hacia dos semana había estado rara, quizás solo era por aquel leve e insignificante detalle de que su hermano había abusado sexualmente de ella.
Estaba distante, distraída y salia cada tarde rumbo a casa de su novio.
Maldito suertudo.
Todo se agravo cuando una tarde después de tres semana la seguí para ver que hacia.
Angela tiene un par de hermosas piernas blancas como esculpidas en piedra fina, ojos grandes color canela con brillos amarillos en ellos, cabello castaño rizado en las puntas.
Yo como su contraparte masculina tengo similitudes con ella, pero no era lo que dirían la imagen de la masculinidad, soy delgado y algo enfermizo, mis ojos canela parecen cansados y soso, mi cabello castaño rizado esta siempre enmarañado.
Ella se coloco sus zapatillas de caminar y salio de casa por la calle principal.
Anduvo diez minutos rumbo a la casa de Lian cuando de pronto corto el rumbo y se dirigió hacia el centro del pueblo.
Entro a una de las tiendas y luego salio con un paquete de dulces.
Yo la seguía de cerca.
Entro en el parque municipal y alli se quedo conversando con los niños hasta muy entrada la noche.
Al rato se quedo sola y partió rumbo a casa.
Luego de perderle rumbo a casa.
Hable con un par de niños que esperaban en la tienda parara una pequeña llovizna fría típica de la época del año.
– hola niños –
– hola – respondió el alto de los tres, le seguía uno bajo gordito y una niña mocosa que se restregaba la nariz.
Los tres tenían la cara redonda y los ojos mismos ojos.
Quizás eran hermanos.
– disculpa, la señorita –
– ¿miss Ko? – respondió la niña rápida.
tenia seis años o menos, pronunciado mal el apellido.
– si, ella, ¿viene seguido? – pregunte.
– mama dice que no hable con extraños – agrego el gordito.
– si no te hablamos – respondieron en coro.
– vamos niños, soy amigo de miss kou, quiero saber algo de ella –
– no, miss ko dice que alguien la lastimo así que por eso estaba en el parque – dijo el gordito.
Algo dentro de mi se rompió, me sentí horrible, era un monstruo y no sabia que hacer, quizás era verdad y debía acabar con todo esto, dejar de molestarla, irme o… algo, no sabia que hacer.
– miss ko, dice que su novio es malo – agrego la pequeña, sacándome de mi instantánea depresión.
– ¿su novio? –
– si – respondió el gordito.
A lo que el alto le dio un codazo para callarlo.
– es un extraño no le hables – le reprendió.
– a si, es miss Kouuu, con una U – les corregí.
– Uuuu – diño la niña y rio.
– ¿y tu quien eres?– pregunto el alto.
– soy el señor Richards – la niña estiro la mano mocosa.
– hola señor licharl – la salude y luego me fui cuando el gordito empezó una conversación sobre un programa de televisión que nada de interés me causaba.
En casa ya me encontré a Angela sentada cenando mientras veía su serie favorita.
– sabes cariño – dijo mama – la abuela vendrá a visitarnos –
– abuela, que bien – la doña no me agradaba mucho pero siempre que venia de brasil traía regalos.
– ¿De cuando a ca te gusta tanto la abuela?– bufo Angela, sin dejar de ver la tv.
– no seas así cariño, ángel quiere a su abuelita – dijo mama en japones.
– hai hai (claro que si, si,si ) – respondí
Tsukiko kou, era mi madre, papa le decía tsuki, hija de una familia de japoneses de las colonias de Brasil que vinieron a vivir a latinoamerica, ahora muerto el abuelo la abuela se la pasaba en brasil con nuestros tío y aveces venia a visitarnos, lo hacia mas desde que papa murió, a ella nunca le gusto papa y peleo mucho con mama para que quitara su apellido de nuestro nombre, parece que la familia Kou era muy importante así que deseaban que fuera yo el heredero del nombre, ya que mi tío tiene dos hijas.
Ahora esa doña llegaba de visita.
– a ti no te agrada la abuela, dices que es un problema tener que hablar con ella siempre en japones y odias que te trate como un bebe y que solo te regala yukatas (traje japonés fresco de verano, como el kimono, hay de hombre) –
– ya relájate Ángela – le intente calmar.
– basta Ángela – mama intento intervenir.
– no, no me calmo, hasta mañana – dejo el plato sobre la mesita y se fue rabiosa escalera arriba.
– yo me encargo mama, debe ser la regla o algo así, déjame yo la cuido –
– gracias ángel –
la puerta estaba cerrada con llave, pero eso nunca era problema.
Saque una tarjeta de mi cartera y la pase por la cerradura, la puerta abrió y ella que estaba sentada en la cama pego un brinco, algo despistada luego se llenó de furia y comienzo a gritarme.
– shss, silencio, cálmate, que te pasa, relájate –
– no me toques, te lo advierto –
– vamos ya te suelto, vamos solo quiero hablar –
– pues yo no quiero hablarte – cerré la puerta y me arrodille frente a ella que estaba sentada en la cama.
Me puse entre sus piernas.
Ella me dio un fuerte bofetón, no me inmute.
– ¿Que pasa nena? – dije como si nada.
– estas triste lejana y parece que estuvieras a un paso de llorar –
– ha, que gracioso, me violas y quieres que este campante de alegría saltando por toda la casa, porque mi hermano me cogió –
– ¿Es por eso? –
– no mira no, es porque saque mala nota en el parcial !claro que es tu culpa! – deje caer mi cabeza sobre su muslo, ella me empujo.
– lo siento –
– que te arrepientes –
– no, la verdad no –
– maldito –
– te amo Ángela, te amo con todo mi corazón – ella me agarro con fuerza el cabello.
– pues tú me das asco –
– lo sé – dije y comencé a llorar sobre su regazo.
– qué te pasa, idiota aléjate –
– te quiero Ángela y se que no puedo tenerte, te lastime y ahora no se como remediarlo, te recuerdo, siento tu piel cada que cierro los ojos, huelo tu cabello, estas en mi mente y no puedo sacarte.
Ahora estas triste y no se que hacer, me destroza no poder tenerte, me odio tanto por lastimarte, lo siento – a todo esto lloraba sobre sus piernas.
Ella me agarraba con fuerza el cabello.
– crees que te perdonare, maldito –
– no, no quiero tu perdón, merezco que me odies –
ella termino empujándome y caí al suelo, comencé a llorar acurrucado.
– tienes huevos maricon de mierda, me coges, me violas y tienes el descaro de hacerte la victima – su novio Lian le había regalado una navaja muy bonita de mariposa, la tomo de sobre la mesita de noche y me agarro la cabeza, me levanto la cabeza llena de lágrimas y puso el filo sobre mi cuello.
– si no fuera por que eso destrozaría a mama te cortaba el cuello –
– hazlo por favor – dije, ella se quedo mirándome atontada – matarme por favor
– estas loco estúpido, ahora soy yo la mala, me violaste, ¿lo olvidas? –
– no, no puedo –
– quieres que te mate para que pagues lo que me hiciste, ja, cobarde –
Me quede allí sentado mirándola ella solo se quedó parada luego se sentó frente a mí, en silencio.
– esto no tiene nada que ver contigo – la mire.
– que no pienses que me importa nada de lo que piensas, solo que no quiero que te rías que estoy triste por ti, fue Paul, me dejo – un calor corría por mi mente.
Alguna vez te has sentido mal por estar feliz.
A mí me paso.
Pude disimular la sonrisa pero el que Lian haya salido de su vida me daba tanto aire que me sentía aliviado.
Se, soy una maldita persona pero cualquiera que quiera cogerse a su hermana también lo es y no tengo excusa.
Me agarro de la mano, me levanto y de una patada me lanzo fuera de su habitación.
Al día siguiente fui temprano hasta donde se escondía, llevaba dulces así que tras un rato estaban los tres niños a mí alrededor.
– hola señor licharl – saludo la pequeña.
– hola… ? –
– Mia, se llama Mia, el es michi y yo soy Pablo – los presento el gordito.
Pasaron unos minutos hablando, ya me asustaba que pasara alguien y me viera dándoles dulces, con mi cara flacucha y mi cabello revuelto seguro me confundía con un pedófilo.
– así que te cansaste de tu hermana y ahora vas tras los niños – dijo Ángela tras la cerca.
– pasa –
– no, ¿me estas siguiendo acaso? –
– te sorprende, ?después de todo lo que he hecho? – solo se quedó allí mirándome.
– pasa, no quiero que un vecino me mire feo, parezco un bicho raro dándole chocolates a los niños –
Ángela le dio unos dulces y luego se sentó a mi lado.
No decía nada y yo no queria forzarla.
– sigue el lio con Paul – comenzó Ángela – parece que esta buscándome ahora –
– el te dejo o tu a el –
– eso importa-
– si bastante –
– yo lo deje, se metió con Mani (su amiga) y a ella siempre le gusto paul así que, bueno, sin amiga, sin novio y con esto – me señalo – detrás de mí, las cosas no podrías estar peor.
Solo dijo eso y una voz profunda y jovial se apareció de la nada – Ángela, ¿eres tu? -, era paul lian.
Un gran chico de piel bronceada, con mas músculos de los que creo necesita un ser humano y pinta de buen chico.
– Kou-chan, linda eres tu – ella se levantó de golpe y lo miro tras la cerca de alambres.
– iba a tu casa a buscarte –
– no te atrevas a meterte a mi casa, ya te dije que me dejaras tranquila –
– vamos kou-chan, te dije que fue un error, estaba borracho, no sabía que hacia –
– no, paul déjame ya, vámonos ángel, a casa –
– espera – no se cuanta energía se necesita, pero se que a mi me faltaría, se agarró de la cerca y de un impuso se elevó sobre esta cayendo al otro lado.
– sorprendente – dijo el gordito.
– kou-chan, escúchame, dame otra oportunidad.
– Kou-chan de la… ¡Ángela para ti! ya déjame, no me molestes – a todo esto su siempre presencia de gorila me aplastaba, no movía ni un musculo.
– vamos Ángela – la agarró del brazo, la estupidez se apropió de mi cuerpo.
Le agarre el brazo, necesite ambas manos para cubrirlo por completo.
– mejor suéltala paul –
– no te metas richards –
– paul déjala, la lastimas –
– que no te metas no entiendes – no pensé que lo haría, pero lo hiso, solo vi un puño tan grande como mi cara que se estrelló contra mí, luego nada.
– está muerto – dijo la niña.
– sí, el gorila lo mato – agrego el gordito.
– no, hay que resucitarlo – propuso el alto.
– vamos ángel despierta – me golpeo la cara suavemente – vamos ángel, párate, dios porque no despiertas –
– quizás se murió – dijo el gordito.
– o debes despertarlo como las princesas – señalo la pequeña.
– eso es primeros auxilios, en la escuela me dijeron los profesores – agrego el alto.
Ella me despertó como a las princesas.
Sus labios sabían a chocolate y menta, el aire entro a mis pulmones innecesariamente, podía respirar.
La bese suavemente y abrí los ojos.
– vez que hay que despertarlo como las princesas – dijo la niña y se fue corriendo.
Ya en casa me dijo que el gorila alias Paul lian, al ver que no despertaba se había ido corriendo.
– que estabas pensado – puso otra toallita húmeda sobre mi cara – te destrozo de un golpe, menudo manotazo te zanpo –
– Ji, avejes paja que te dejtlozan de uno, ¿y majma? –
– está trabajando, es miércoles recuerdas o eso te los saco de la cabeza, quedaste mas idiota que antes, bueno si eso es posible no –
– tanj linjda como jiemple –
– no te destrozo la mente ¡no! –
– creo que no – dije sacándome los tapones de algodón de la nariz ya no sangraba – puedo recordar muy bien el sabor de tus labios –
– maldito degenerado –
– eran deliciosos, chocolate y menta, quizás de los dulces –
– oye ya cerio ángel, deja eso, no se puede, eres mi hermano –
Me acerqué a ella sin pensarlo, la bese suavemente sin detenerme aunque me empujaba con sus manos, estábamos en la alfombra de la caza.
– no ángel, para ya, no es natural, normal, no se puede – sus labios, su lengua, sus aliento fresco nuestras lenguas tocándose, ella me respondía el beso.
– Ángela, te quiero –
– ja, que tontería, no te creo – empecé a tocar uno de sus pechos, mis labios contra los de ellos en una pelea pareja – ya, suficiente – empecé a besarle el cuello.
– Ángela te amo – mis manos acariciaban sus pechos bajo el abrigo – te amo nena, no puedo vivir sin ti –
– para ángel, si quieres que tengamos sexo te lo daré, pero solo con la condición e que pares esa tontería, no me amas, es arrechera, simple calentura.
– no dije nada solo continúe acariciándola.
– Ángela, eres la niña más linda del mundo – ella rio suavemente.
– qué te pasa – me agarro la cara.
– ¿acaso es verdad –
– no me crees –
– que mi hermano gemelo se enamoró de mi, cosa rarísima, eso no es narcisismo –
Le tumbe sobre el suelo agarre sus piernas y echando a un lado sus pantaletas procedí a penetrarla, el ritmo era constante, ella era deliciosa, estaba mojadita, suave, encajaba yo a la perfección dentro de ella.
Como si fuéramos un molde inverso.
Sus pechos entraban en mis manos, mi pene en su vagina.
Sus brazos sobre mi cuello, ambas bocas juntas.
Ella comenzó a gemir suavecito, yo aumentaba la velocidad a ratos, cosas que hacía que gimiera más fuerte, pero paraba a tiempo para aumentar el momento.
Agarre su trasero, un precioso trasero unido a un par de piernas fuertes que me amarraban por detrás.
– ángel hazlo rico, dale te guio – no respondí.
Agarro mi cintura con sus muslos – dale lento – me dirigía, así, con calma, disfrútalo.
Te gusta con tu hermanita, que porquería de persona eres.
Puedo sentir tu pene, esta temblando tus caderas, te gusta – te correrás dentro de tu hermana.
Empecé a empujarla constantemente, mi pene entro lo más profundo que podía dentro de ella.
Ella me agarraba con sus piernas.
– se siente como palpita, esta rico – esas palabras acompañaron un gemido corto de mi parte, luego de esto todo estaba en blanco.
Un chorro de semen entro en su vagina directo en el fondo.
Ella se relamió mirándome a la cara.
– te amo – la bese.
– cuentos de hadas bebe, pero estuvo rico, no te lo puedo negar –
Ella se levantó, era una diosa hermosa, se acomodó las pantaletas a su lugar, tenía un abrigo de lana gris sobre el cuerpo, se lo quito y pude ver una camiseta blanca de hombre bajo esta.
Era tan grande que sus pechos se salían por los lados.
– iré a bañarme –
– no por favor –
– que, ¿quieres más? –
– si, porfa, se puedes –
– qué pides permiso, antes solo me violabas –
– Ángela – me levante, la bese – te quiero, te deseo –
– qué raro eres –
Estábamos en la sala, así que coloco una rodilla sobre el sillón y se inclinó hacia adelante.
Yo le baje las pantaletas, las cuales tenían una ligera línea de humedad en la mitad.
Mire su gran y lindo trasero que estaba tras la falda de tela corta que usaba.
Con mi pene muy erecto procedí a encontrar el lugar, no tarde nada, resbale dentro de ella.
Ella soltó un pequeño sonidito y recostó su cabeza al almohadón.
El movimiento era rítmico y chapoteaba poquito.
Mi cuerpo casi se desmoronaba de placer y a ella le temblaban las rodillas.
Me agarro la nalga cuando me corrí de nuevo.
– déjalo adentro un momentito, así, así – se relamía.
Era excitante saber que le proporcionaba placer.
Era mejor que solo poseerla.
Era mejor que cualquier cosa.
Saque mi pene de ella, estaba flácido.
– ¿satisfecho? – pregunto.
Le abrace – eres la mejor – dije tontamente.
– eres rarito sabes – ella se fue a su cuarto
Yo me quede en la sala mirando el techo perdido en mi mente.
– lo despertó como con las princesas – recordé a la niña.
Solo sonreí.
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