Soy tu tío I
Un tío que ama cuidar a su sobrinita, se da cuenta que la nena disfruta también de su compañía. .
Al quedarnos solos era siempre lo mismo, mi tío amaba cuidarme pues esos eran los momentos sus deseos los dominaban.
En principio todo era cuidadoso, no por mí sino porque no lo fueran a descubrir.
- ¿Te gusta esto? – Me susurraba mi tío con voz entre cortada mientras me metía la mano dentro del calzón. – Sí te gusta, mira como estás mojadita… ¡Uh, que rico! – Su aliento sobre mi cara infantil no siempre me gustaba, pero cada vez que el dedo iba más hondo, yo me olvidaba por completo que él me doblaba en tamaño.
Ya habíamos pasado la etapa donde yo me resistía a tocarle el pene, así cuando lo veía bajarse el short, yo estiraba la mano casi inmediatamente.
El líquido que le salía era muy abundante y me llenaba la mano. Ese día en particular, tenía el pipe bien mojado. La manito se me resbalaba y de lo grueso que lo tenía, no lograba rodearlo por completo, entonces él me ayudaba.
- Así mamita. Dale despacito. – Yo también sentía rico y me gustaba jugar con su pre semen; él lo sabía – ¿Te gusta esto verdad? – Yo asentía, en realidad yo casi no hablaba y cuando mi tío me metía a su cuarto no había necesidad de hablar, solo de sentir.
Mi tío no aguantó, me bajó el short, me lo sacó, me llevó a su cama y me hizo abrir. Tirada allí en la cama, veía enorme a mi tío y cuando se sacó la pija me sorprendió verdaderamente el tamaño. Se pajeaba y respiraba muy entrecortado.
- ¿La quieres sentir? – Yo no respondí, mi tío me empujó con sus propias rodillas y me abrió más las piernas, me puso el glande mojado en la entrada de mi conchita y comenzó a frotarse. – ¡Ay carajo! ¡Qué rico mamita! ¿Te gusta? – Yo asentí, la verdad es que se sentía mejor que los dedos. Mi tío se puso frenético cuando en medio de esa ricura que estaba sintiendo le puso mis manitas sobre sus nalgas. Yo quería sentir más. – ¡Ajá, te gusta que el tío te haga groserías!
Yo estaba sintiendo riquísimo. Mi tío llevó una de sus manos a mi pecho plano; no había nada que tocar. El siguió con ese movimiento de cadera hasta que pasamos de intenso a rápido. La cara de mi tío aún la recuerdo sobre mí.
- ¡Ahg! ¡Uhg! ¡Ay puta, ay puta! – Sentí cuando sacó el glande, así que miré hacia abajo y vi cuando tomó el tronco y comenzó a golpearme mi diminuto clítoris. El sonido que se producía me encantó. Todo se veía muy baboso y mi tío golpeaba – ¡Mami, yo te tengo que coger! – puso la pija de nuevo en la entrada de mi concha, se pajeó y de pronto un líquido espeso blanquesino calentito me había llenada toda la conchita.
El movimiento de cadera de mi tío cesó. Me miró un rato mientras recuperaba su respiración. Se levantó, agarró una franela y me limpió. Luego buscó su short y se lo puso, me dio la espalda y me dijo molesto.
- Mire niña, yo soy su tío ¿oyó? Lo tíos y las sobrinas no hacen esto. Vaya a bañarse. – Me tomó bruscamente por el hombro y me metió de un golpe al baño.
Yo no entendí lo que había pasado.
Excelente inicio!!! Sigue así, por favor!
¡Hola! Gracias. 😉
Estoy intentando publicar el resto del relato, pero aún no comprendo el funcionamiento de la pagina.