Soy una monja depravada
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, por razones obvias no voy a dar mi nombre, pero digamos que soy la Hermana Arantxa.
Tengo 38 años y soy monja desde los 25 años.
Cuando regresé a España, fui a visitar a mi hermana biológica, es dos años menor que yo, casada, tiene con su marido un hijo adoptivo, es un niño negro, lo adoptaron en África.
Manuel, que así se llama mi sobrino, es un chico recién empezada la adolescencia, alto, fuerte para su edad, muy cariñoso con sus padres, muy estudioso.
Dios no le dio hijos propios, pero Manuel compensa todo con su amor incondicional hacia ellos.
La cara que puso cuando me vio entrar en casa de mi hermana con mi habito de monja, le costaba mucho asimilar que tiene una tía monja.
Mi hermana me dijo si podía ayudarla, ya que a mi cuñado lo van a operar, es una intervención muy delicada, tiene que estar muchos días en el hospital y no tiene con quien dejar a Manuel.
Pedí permiso en el convento, y la Madre Superiora me autorizó a quedarme el tiempo que sea.
Por costumbre es raro que me quite el habito, así que siempre lo llevaba puesto.
Una tarde Manuel se estaba duchando y noté que demoraba mucho, fui y le pregunté si estaba bien sin entrar en el baño, como no me respondió, insistí, pero al seguir el silencio, pensé que le había pasado algo y entré, descorrí la cortina y quedé perpleja por lo que vi, se notaba que se estaba tocando, ya que tenía su pene duro, de buen tamaño.
Yo no soy virgen ni nada que se le parezca, ya que tuve novio, y al principio, por despecho, cuando me dejo por otra, me metí a monja.
"Manuel, te estabas tocando?, eso es pecado", le dije, viendo que agachaba la cabeza avergonzado, yo miraba su cara y sin poder evitarlo le miraba su pene.
"Bueno Manu, no te pongas así, es normal que un chico de tu edad se toque, pero, debes tener cuidado, eso te puede llevar a pensar en otras cosas, bueno, termina y salgamos del baño", le dije, sentándome en el borde de la bañera.
"No vas a salir tía?", me dijo sin levantar su cabeza, "no, quiero ver como lo haces", le dije, viendo que mas vergüenza le daba.
Manuel no reaccionaba, seguía con sus brazos caídos a los costados y y cabizbajo, "quieres que yo te ayude?", le dije, me sentía extraña, sabía que lo que estaba haciendo no estaba bien, pero me atraía mucho la polla de mi sobrino.
Me subí la manga de mi habito y le cogí la polla, empezando a subir y bajar el prepucio, mi sobrino estaba quieto, no hacía nada, solo dejaba que le acaricie la polla, "no te gusta que te toque?", le dije, siguiendo con el sube y baja de su prepucio.
Sentía cosquillas entre mis piernas.
"Manu, nunca le digas a nadie de esto, es nuestro secreto", le dije, sin dejar de masturbar a mi sobrino, que no daba señales de nada, solo dejaba que le acaricie la polla, "no tía, no se lo diré a nadie, te lo prometo", me dijo, siempre mirando al suelo.
"Espera un momento", le dije, dejando de acariciar esa hermosa polla negra.
Sabiendo que no había nadie en la casa, fui a mi habitación y me quité el habito, volviendo desnuda al baño, la polla de mi sobrino ya no estaba tan dura, cuando me vio así, abrió sus ojos sorprendido al ver a su tía la monja desnuda y metiéndose a la ducha con él, le volví a coger la polla y se la seguí acariciando, me acerqué a él y mientras pasaba su polla por mi coño, le pasaba las tetas por la cara, "Manu, chupa mis pezones", le dije con la voz entre cortada por la excitación, acomodando su polla entre mis piernas y apretándolas, sentía su polla caliente contra mi coño, le acariciaba la cabeza mientra sentía su boca chupar mis pezones, cogí sus manos y las puse en mis nalgas, yo levantaba la cabeza, gemía, estaba muy cachonda, quería tener dentro mío esa polla bien negra, "uffff Manu, vamos a la habitación?", le dije, levantando su cabeza de entre mis tetas y besando su boca.
Ya no me importaba ser monja, ni que lo que iba a hacer es un pecado tremendo, solo quería que ese chico me folle.
Salimos de la bañera cogidos de la mano, los dos desnudos y nos fuimos a mi habitación, me acosté boca arriba, levantando y abriendo bien mis piernas, haciendo que se acueste sobre mi, y con mi mano la dirigí a la entrada, "empuja, mete toda tu polla en mi coño", le dije, dejando que me meta toda la polla, haciendo que gima como una loca al sentir como la polla de mi sobrino entraba toda, "así cariño, así, folla a tu tía así, chupa mis tetas, mueve tu polla dentro mío", le pedía con los dientes apretados de placer al sentir como mi sobrino me follaba.
En ese momento no era una monja, era una mujer deseosa de gozar, de follar, de hacer cosas que hacía muchos años no hacía.
"No te corras aún, deja que disfrute de tu polla", le decía, mordiendo las palabras y abriendo lo mas que podía mis piernas.
También pensaba en que si ese chico se corría dentro mío, podía quedar embarazada, y ese es un riesgo que no quiero correr, "espera Manu, saca tu polla de mi coño", le dije, viendo que mi sobrino hacía lo que le dije, levanté mas mis piernas y la acomodé contra mi ano, era la primera vez que lo iba a hacer por ahí, pero lo prefería a un embarazo.
Mi ano estaba empapado por mis jugos vaginales, igual que la polla de mi sobrino, me había corrido dos veces, pero quería seguir.
"Empuja despacio, ten cuidado que es la primera vez que lo voy a hacer por ahí", le dije a mi sobrino, pasando mis manos por debajo de mi cuerpo y sujetando su polla contra mi ano y con la otra me abría una de mis nalgas, sintiendo como Manu hacía fuerza y la sentía como me iba abriendo el ano, como su polla lentamente, guiada por mi mano, me iba rompiendo el culo, hasta que la solté y me abrí la otra nalga, sintiendo como mi sobrino sin dejar de empujar me la metía toda en el culo, "haaaaaa Manu, me las has metido toda, ahora folla el culo de la tía, despacio, que me duele", le dije, dejando que Manu con su inexperiencia me folle el culo recién roto.
Sentía como movía su polla dentro de mi culo, solté mis nalgas y lo cogí de su cintura, haciendo que se mueva para adelante y para atrás, sentía como su polla entraba y salía de mi ojete, "muévete así", le dije, dejando de moverlo y acariciando mi coño empapado, me metía los dedos a medida que Manu metía y sacaba su polla, "tía, me voy a correr", me dijo, y empecé a sentir su polla palpitar dentro de mi culo, "siiiiiiiii, si, córrete dentro del culo de la tía", le grité, teniendo un tremendo orgasmo, que me hizo temblar todo el cuerpo, estaba disfrutando tanto, que solo gemía, no podía hablar, era tan intenso el orgasmo que solo hacía sonidos guturales, era tanto el placer de sentir como mi sobrino me estaba llenando el culo de leche, que solo quería seguir follando.
Saber que siendo monja, mi sobrino de 12 años me había roto el culo, me daba mucho morbo, me ponía muy cachonda.
"Cuanto placer me diste cariño", le dije, besando sus labios y bajando mis piernas, sintiendo como la polla de mi sobrino se salía de mi culo, como mi ano se contraía y se abría, como sentía salir la leche de ese chico que tanto placer me dio.
Lo hice acostar a mi lado, lo abracé y lo pegué bien contra mis tetas, "recuerda que este es nuestro secreto", le dije, acariciando su polla mojada de leche.
Mucho morbo por ser una monja pero también son mujeres que si no tuvieron relaciones antes de ordenarse al tiempo les gana la calentura y conocí a varias que les pasó lo mismo