¡Su vagina es apretadísima! Engañé a mi prima de 10 años para follar. Diario de verano Pt. 5
Hola, continúo con esta historia. Para entrar un poco en contexto, Kiara está molesta por alguna razón que no entiendo y no ha querido tener sexo, así que me follé a mi prima menor. Disfrútenlo, yo me venía cada que escribía esta parte..
Día 7:
Al despertar Kiara estaba aún dormida a mi costado, cualquier otro día hubiera empezado a tocarla mientras duerme pero hoy no quería molestarla más de lo que ya estaba, aunque seguía sin entender por qué.
Me levanté y me dirigí al baño, al salir Kiara estaba parada afuera, mientras caminaba de regreso a su habitación ella me siguió con los ojos. Supongo que pensará que me hice una paja, y ese era mi plan en un inicio, pero se me ocurrió algo.
Salí del baño sin haberme hecho la paja, Kiara se volteó para verme pero yo solo me fui, toda la tarde estuve esperando, y Kiara, Fabiana, Mateo y David se la pasaron mayormente jugando en el Play Station.
Cuando ya era de noche Kiara, Fabiana y yo cenemos lo que nos había dejado su mamá, intenté hablar poco con Kiara. Terminé de comer y me dirigí al cuarto, me eché en la cama y me puse a escuchar música con mis audífonos esperando que Kiara llegue. Cuando Kiara finalmente entró me hice el dormido.
- Oye… Fabiana ya se durmió. – Me dijo ella.
- … – No le respondí.
- Podemos tener sexo… disculpa si antes no quise, yo… me molestó un poco que me hagas venirme sobre el piso de mi cuarto… pero…
- … – No le respondí. – Kiara seguía insistiendo, moviendo mi brazo.
Después de unos intentos más Kiara dejó de insistir y se hechó a dormir.
Esperé más o menos una hora, me di la vuelta e intenté despertar a Kiara para ver si estaba totalmente dormida.
- Kiara… Kiara…
Vi que no me respondía así que continué con el plan. Me levanté muy lentamente de la cama sin hacer ruido y luego abrí la puerta para salir del cuarto. Me dirigí hacia el cuarto de Fabiana y entré de igual forma sin hacer ruido.
Fabiana estaba dormida en su cama, destapada y usando unos shorts muy pequeños y sueltos al igual que su polo amarillo. Me acerqué a ella y sin pensarlo dos veces empecé a manosear sus tetitas, eran pequeñas pero se sentían muy bien, la moví y empecé a tocar su culo con ambas manos, bastante grande para su edad, era simplemente perfecto.
Supongo que estaba siendo bastante descuidado porque ella se empezó a mover, y se despertó, estiró su brazo y prendió la luz de su lámpara.
- ¿Qué haces? – Me preguntó.
- Shhh… Quería verte y enseñarte algo. – Le dije mientras le acariciaba uno de sus perfectos muslos.
- ¿Ahora?
- Sí, te va a gustar.
- Tengo un poco de sueño, pero… bueno.
- Primero déjame tocarte aquí. – Le dije acercando mis manos a su pecho.
- ¿En mis… mis te…tas?
- Sí, te va a gustar. – Fabiana asintió la cabeza en señal de que podía tocarla.
- ¿Te gusta?
- No sé.
- Quítate tu polo, así te va a gustar más.
- – Se empezó a quitar su polo, lo tiró y se recostó en el espaldar de su almohada, sus tetas eran pequeñas pero redonditas, con unos pequeños pezones de color oscuro.
- ¿Ahora te gusta más no? – Le dije mientras masajeaba sus tetitas y presionaba sus pezones.
- Sí, se siente rico. – Dijo mientras pasaba su mirada de mi rostro a mis manos en sus tetas.
Masajeé sus tetas durante unos tres minutos más o menos, ella se había acomodado y estaba con los ojos cerrados, a veces soltaba algunos gemidos pequeños, lo estaba disfrutando tanto que se había olvidado lo que le tenía que mostrar.
- Ahora te haré algo mejor. – Le dije.
- Está bien.
Bajé mi mano izquierda y la intenté meter debajo de sus shorts, pero Fabiana rápidamente puso sus manos ahí.
- Ahí no, mi mamá dice que ahí no me pueden tocar. – Me dijo ella, por un momento no supe que decir.
- Pero te gustó lo que te hice aquí ¿no? En tus tetitas.
- Mmm… sí… sí me gustó.
- Esto te va a gustar más, te lo prometo.
Fabiana se quedó en silencio mirando abajo un momento.
- Bueno, pero no le digas a nadie, me da vergüenza.
- No le diré a nadie, será nuestro secreto.
Fabiana quitó sus pequeñas manos y me dejó meter la mía entre sus piernitas, su vagina ya estaba un poco mojada por el masaje que le hice en las tetas, su calzón hacía presión. Empecé a pasar mis dedos de arriba abajo lentamente, dejé de masajear una de sus tetas y pasé esa mano a su espalda.
- ¿Te gusta Fabiana?
- Sí… me gusta… bastante. – Fabiana abría muy bien los ojos y miraba lo que le estaba haciendo.
- ¿Ya te habían tocado así antes, o tú misma te habías tocado así?
- No… nadie… ahh…
- Qué bueno que yo soy el primero, te tendré que enseñar.
- Ahhh… sí…
- Te estoy masturbando Fabiana ¿Te gusta que te masturbe?
- Sí… se siente muy… rico…
- Tal vez no lo hayas visto así, pero tu vaginita es un hueco… y en un hueco se pueden meter cosas.
- ¿Qué… qué cosas?
- De todo, pero no te asustes, te ayudaré a saber que cosas podemos meter ¿Bien?
- Sí… ahh… bien.
- Empezaré con mi dedo. – Empecé a meter mi dedo de en medio y pude confirmar mi sospecha, su vagina se sentía muy apretada.
- AHHH… – Gimió Fabiana en un volumen considerablemente alto, rápidamente quité mi mano de su espalda y le tapé la boca.
- Shhh… si hacemos ruido alguien se podría levantar
- Sí… lo siento. – Noté en su cara que estaba excitadísima, parecía que no podía hacer nada más que aceptar todo lo que le hacía. – Se sintió muy rico, me gustó.
- ¿Te gusta si hago así? – Le pregunté y empecé a meter y sacar mi dedo.
- MMMmm… sí… me… gusta. – Me dijo con una cara de excitación extrema.
- Bien, entonces, sí podemos meter un dedo. – Le dije mientras iba moviendo mi dedo dentro de su vaginita. – Veamos si podemos meter dos. – Dije e introduje un dedo más que casi no entraba.
- Ahh ahh ahh… ¡sí!… me gusta mucho. – Me dijo mientras yo metía y sacaba mis dedos de su conchita.
- Fabiana ¿Ya te han dado un beso? – Saqué mis dedos bastante mojados de su vagina.
- ¿En los… labios?
- Sí, ahí.
- No, aún no.
- ¿Puedo ser el primero?
- Tú… sí… creo… a ver…
Acerqué mi rostro a su rostro, Fabiana cerró sus ojos y puso la típica cara de pato para recibir el beso, me hizo gracia pues mostraba lo pequeña e inocente que aún era. Aun así continué acercándome y le di un pequeño beso en los labios. Ella me miró y se sonrojó más de lo que ya estaba.
- Gra… gracias…
- ¿Te puedo dar otro? Eres muy bonita. – Fabiana sonrió.
- ¡Sí!… claro.
Cerró los ojos y puso el mismo rostro de antes, pero esta vez el beso sería diferente. Me acerqué y abrí mi boca para besarla, le metí mi lengua y ella al sentirla se echó para atrás.
- ¿Qué haces?
- Te doy un beso.
- ¿Así se da un beso?
- Sí, te va a gustar.
Después de todas las cosas que le había hecho esa noche, Fabiana confiaba en mí y sabía que si yo le decía que le iba a gustar es porque le iba a gustar. Cerró sus ojos y yo me acerqué a ella otra vez, le metí mi lengua en la boca, primero no tan profundo para ir avanzando lentamente. Ella no movía su lengua casi para nada.
- Sí tú metes tu lengua dentro de la mía te va a gustar. – Le dije separándome de ella.
- ¿A ti también te va a gustar?
- Bueno, a mí también me gustaría.
- Entonces ok.
Volvimos a juntar nuestras bocas y esta vez ella también metió su lengua en mi boca. La tomé por la espalda y la jalé hacia mí, ella puso sus manitos en mis hombros.
- ¿Te gustó? – Le pregunté.
- Sí. – Me dijo sonriendo sonrojada, mirándome a los ojos. – ¿A ti te gustó?
- Sí… me gustó. – Le dije con una sonrisa.
Volvimos a juntar nuestras bocas y bajé una mano para masturbar su vaginita mientras nos besábamos, ella gemía con su boca aún junto a la mía.
- ¿Recuerdas que te iba a enseñar algo? – Le pregunté.
- Ahh… sí sí.
Me separé de ella y quité mi mano de entre sus piernas, me bajé los pantalones de pijama que llevaba puestos para luego bajarme la ropa interior dejando salir a mi pene que para ese entonces estaba muy parado y durísimo, en todo este rato con Fabiana no me había tocado ni un solo momento y en todo el día no me había masturbado aun estando con un deseo insaciable de sexo.
- Wow… yo… ahhh… que vergüenza…
- Tranquila, esto es lo que te quería mostrar.
- ¿Me querías mostrar tu… pene?
- Sí, es una de las cosas que, pues, tenemos que ver si entran en tu vaginita ¿Recuerdas?
- Yo… no sé si entré, es más grande que tus dedos.
- Pues tendremos que probar, será como meter un palo en un hoyo.
- No sé si esté bien… me da un poco de miedo…
- Estás conmigo… yo te voy a cuidar. – Le sonreí acariciando su cabeza, ella me devolvió la sonrisa.
- Bueno… ¿Cómo lo metemos?
- No te preocupes, permiso, me voy a echar.
Ya con su consentimiento me eché en la cama.
- Ven aquí. – Le dije.
Ella se sentó encima de mí, puso sus manos en mi pecho y eso hizo que sus tetas se aplastaran haciéndolas parecer más grandes, algo que me excitó muchísimo. Mi pene se había quedado justo entre sus dos nalgas, pasé ambas manos a sus nalgas y empecé a acariciarlas de arriba abajo.
- ¿Te gusta cómo se siente?
- Sí, me gusta.
- ¿Mi pene en tu culito te gusta?
- Sí… ahhh…
- Ahora voltéate un rato y quítate esto. – Le dije jalando sus shorts. – También tu calzoncito. – Metí mi mano por debajo de sus shorts en la parte trasera y jalé su calzón para arriba para que se meta entre sus nalguitas, Fabiana gimió.
Obedeciendo mis órdenes se dio la vuelta y se volvió a sentar sobre mí, se sacó los shorts y el calzoncito que se le había metido en la rajita lentamente, yo no perdí tiempo y me quité los pantalones, la ropa interior, y el polo, y los dejé tirados a un lado de la cama.
- Tienes un culito muy bonito primita. – Le dije mientras lo masajeaba.
- Ayy… gracias.
- Voltéate otra vez.
Fabiana se dio la vuelta y se sentó detrás de mi pene.
- ¿Quieres tocarlo? – Le pregunté.
- Tú… ¿tú me dejas?
- Sí, tú me dejaste tocar tu vaginita, tus tetitas y tu culito, así que yo también te dejaré tocarme.
Fabiana se sonrojó.
Fabiana empezó a acercar sus manos a mi pene, y finalmente lo tomó con una mano, no hacía más que soltarlo y volverlo a tocar, lo apretaba un poco, así que le dije que hacer.
- Puedes ir subiendo y bajando tu mano.
Fabiana me miró y empezó a hacer lo que le dije.
- Eso, muy bien.
- ¿Te gusta?
- Sí, lo haces muy bien.
- ¿Qué más te puedo hacer?
- Puedes hacerlo más rápido, lo puedes lamer o te lo puedes meter a la boca… pero hoy tenemos que probar si entra en tu vaginita ¿Recuerdas?
- Sí, claro lo recuerdo.
- Entonces ven, levántate un poco y pon tu vaginita sobre mi pene.
Antes de seguir puse mi mano derecha sobre su vagina.
- Bien, estás mojadita.
- ¿Eso que tiene?
- Significa que te gusta que te haga esto, y que va a ser más fácil que mi pene entre en tu vaginita. Tus pezoncitos también están duritos, mira.
- Ahh ok.
- Mi pene esta duro porque a mí me gusta que me toques.
Fabiana sonrió.
- Ahora sí, ve bajando e intenta que tu vaginita se encuentre con mi pene.
Fabiana hacía todo lo que le pedía, ya no se quejaba ni decía que tenía miedo, ella quería que la penetre, quería experimentar eso. Con mi mano derecha tomé mi pene y lo fui colocando justo debajo de la concha de Fabiana hasta que la punta de miembro tocó la entrada de su agujero.
- Bien ahora ve sentándote hasta que todo mi pene quede dentro de tu vagina.
Fabiana no dijo nada pero obedeció a lo que le dije que hiciera.
- Ahhh… – Gimió Fabiana y me miro con la boca abierta expresando dolor y excitación después de haber introducido la cabeza de mi pene en su vaginita. – Me duele… ayyy… un poco… me duele…
- No hagas ruido, no te asustes… Tranquila, te vas a ir acostumbrando y te va a gustar.
- Pero…
- Confía en mí, ve haciéndolo despacio. – Le dije y acaricié sus bracitos para que se calme.
Fabiana siguió bajando y mi pene siguió desapareciendo mientras entraba lentamente en su hoyito.
- Mira, ya entró la mitad.
- Ayy… sí…
- Un poco más y podremos empezar, toma, mete esto en tu boca. – Le dije y le pasé su calzoncito.
- Ahh… ¿Por qué?
- Esto re podría doler un poco y no debemos hacer ruido.
- Bien
Mi pene había llegado a una barrera pero sabía que tenía que romperla y que a Fabiana le iba a doler, por eso le pedí que se metiera su calzón en la boca.
- Apoya tus brazos atrás, en mis piernas.
Fabiana hizo lo que le pedí, y después de dar un vistazo a su hermoso cuerpito sobre mí, la tomé de la cintura y la empujé con delicadeza para abajo, mientras yo me levantaba un poco hacia arriba.
- MMMMMMMMMMM… AHHHHH… – Gimió Fabiana.
- Shhh… tranquila… ya pasó, mira, mi pene entró completo en tu vaginita.
- Ahhh… me dolió mucho. – Dijo Fabiana tirando su calzón de su boca.
- Lo sé, lo sé… disculpa, pero ahora ya podemos seguir.
- ¿Qué vamos a hacer?
- Vamos a… es como si fuéramos a jugar… vamos a jugar así. Tú tienes que saltar encima de mí pero sin que mi pene salga de tu vagina ¿Ok?
- Bien… lo voy a intentar.
Fabiana empezó a saltar sobre mí, se sentía tan rico, su vaginita era demasiado apretada.
- Muy bien Fabiana, lo haces muy bien, que linda primita.
Fabiana tenía una cara preciosa, llena de excitación.
- Siento que… siento como un calor… no sé… me gusta mucho.
- Te vas a venir Fabiana.
- ¿Qué es venirse?
- Shh… no te detengas, continúa saltando.
- Saca tu lenguita y mira para arriba.
Fabiana hizo un ahegao involuntariamente a mi petición, se vino rapidísimo y sentí como mi pene se mojaba dentro de su vagina, si antes estaba apretada ahora con todos los jugos de mi prima se había llenado más y había menos espacio.
- Ahora yo Fabiana, yo me voy a venir… sigue saltando.
No pudimos resistir ni 2 minutos sin ambos venirnos. Me vine dentro de ella y no pude dejar de expulsar chorros y chorros de leche por 5 o 6 segundos dentro de la pequeña conchita de mi primita.
- Ayy ¿Te hiciste pis adentro de mi vagina?
- No… eso se llama sem… es leche ¿Te gustó que te dé de mi leche?
- Se sintió rico… estaba calientito.
Me senté y la acomodé de tal forma que mi pene aún quedase dentro de su vagina y nos empezamos a besar apasionadamente como le había enseñado hace unos minutos. Luego la levanté y me vestí mientras veía cómo Fabiana se ponía su pijama de nuevo.
- Ya me voy. – Le dije a mi prima.
- No te vayas… quédate.
- Mmmm… me quedaré pero si me dejas abrazarte y tocarte tus piernitas.
- Sí, sí te dejo.
Nos acostamos y yo la abracé jalándola hacia mí, pegando sus nalguitas contra mi pene, empecé a meter mi mano debajo de la sábana para tocarle sus hermosos muslos.
- No le podemos decir a nadie Fabiana o ya no podremos jugar así.
- Sí, no le diré a nadie.
Fabiana se durmió mientras yo le besaba el cuello y pasaba mis manos por sus piernitas. Cuando lo noté me levanté y volví al cuarto de Kiara. Al entrar ella se despertó.
- ¿A dónde fuiste?
- Al baño. – Le dije y me eché a su lado.
- Disculpa… por lo de antes… aún quiero tener sexo contigo, solo que… en ese entonces estaba un poco molesta porque hiciste que me venga cuando te dije que no quería ensuciar las sábanas… aunque me gustó. – Terminó de hablar con una sonrisa.
- Está bien… no hay problema…
Ella se acercó a mí y me besó, yo le devolví el beso. Luego nos echamos y ella se echó encima de mí, tomó mi brazo y puso mi mano encima de una de sus nalgas. Así nos quedamos dormidos, pero yo no podía dejar de pensar en lo que había hecho con mi pequeña prima. Fabiana era aún pequeña e inocente, pero no era tonta, y sabía que lo que estábamos haciendo no era “jugar”.
Ufff me vine a chorros!! Me encanta lo descriptivo que eres al escribir!!! Sigue así.
Cachondo relato y muy bien narrado. Excita y calienta.
Me recuerda como mi tio me inició el la sexualidad a los 8 años y me desvirgo a los 10 desde entonces soy su puta