Sueño nº 10
Todo el mundo tiene muchos sueños que piensan que nunca van a cumplir, pero hay algunos afortunados que si consiguen hacerlos realidad……
Como complemento a mis relatos sobre el “Club de Intercambio Familiar”, quiero contar el “sueño” de un amigo que se pudo cumplir precisamente gracias a ese Club.
Roberto había sido compañero de trabajo de mi marido, por lo que habíamos hecho una amistad bastante íntima que nos había llevado a hablar de temas sexuales con total confianza, sobre todo a partir de su separación, que le hizo pasar una época bastante mala por lo que mi marido salió con él en varias ocasiones para apoyarle como podía, incluso acompañándole a Clubs de prostitutas para que se desahogara sexualmente, tema del que yo prefería no saber nada, aunque mi marido, para justificarse, me contaba alguna cosa sobre los gustos sexuales de nuestro amigo, como el que siempre escogía a las más jovencitas para follar con ellas y que entre copa y copa le hacía ciertas confesiones:
—Para viejas, ya tenía a mi mujer. Ahora me voy a dedicar a cumplir los sueños de mi vida —le decía él, sentados en la barra, mientras recreaban su vista con lo que se les ofrecía.
Yo le preguntaba a mi marido, con curiosidad, que sueños eran esos, a lo que él me iba respondiendo:
—Pues verás. Roberto me los va numerando, el primer sueño que me confesó fue el de follarse a todas las jovencitas que pudiera, cuanto más jóvenes mejor, y el sueño nº 2 me dijo que sería follarse a una adolescente con unas buenas tetas recién estrenadas y el coño virgen.
—Bueno, eso son los sueños de muchos hombres. No es nada extraño.
—Pero si te voy diciendo los demás, algunos de ellos ya no podrá cumplirlos.
—¿Como cuáles?
—Pues como el nº 3, que era el haberse follado a su madre cuando él era un crío. A ese ya llega tarde, jaja.
—¡Vaya! Pobre, como sois los hombres, siempre pensando en meterla, desde las primeras veces que ya se os pone dura….. ¿Y qué más sueños te contó?
Mi marido siguió contándome todos esos sueños de Roberto, algunos bastante extravagantes y difíciles de cumplir, la verdad, hasta que llegó al nº 9:
.—El estar en una habitación llena de crías preadolescentes, con las que poder jugar, saborear, manosear y disfrutar con ellas todo lo que pudiera, sin que le importara que sus madres estuvieran presentes y que no le dejaran follarlas, como en esa famosa “Sala de sobas”. Que sólo experimentar esa sensación le llenaría de satisfacción.
—Pues ese sueño si podría cumplirlo si fuera a ese Club al que nos llevaron en una ocasión. Allí se volvería loco, no sabría ni por dónde empezar, jaja.
—Por eso te lo digo. Yo no le comenté nada de ese Club, por discreción, pero ya veremos má adelante…..
Esa conversación quedó ahí, hasta que un día me encontré a Roberto por la calle y me invitó a tomar un café. Mientras charlábamos salió una noticia en la televisión sobre un hombre que había dejado embarazada a su hija y que había seguido teniendo sexo con ella durante su embarazo, ante lo que mi amigo se quedó escuchando atentamente, para decirme después, muy excitado:
—¡Buuufff!, eso sería un sueño para mí. Que afortunado ese padre —él sabía que a mí podía decirme cualquier cosa, aunque a los demás les pareciera una barbaridad.
Yo, recordando todo lo que me había contado mi marido, le dije con ironía:
—¿Es tu suelo nº 10?
Él se quedó mirándome muy sorprendido, como preguntándome por qué sabía yo eso, aunque luego me dijo:
—¡Ah!, ya, tu marido te lo ha contado, ¿no?
—Sí, me contó todos esos sueños que querías cumplir y ya veo que este sería uno de ellos.
—La verdad es que sí. Sólo de pensar en una cría de esa edad embarazada, con esas tetas hinchadas y esa barriga en su pequeño cuerpo, ya me empalmo y se me pone la polla pringosa…..
—Pues puede que ese sea uno de los sueños que podrías cumplir.
—¿Qué me estás diciendo? ¿Cómo sería posible eso?
—¿Te acuerdas de aquella vez en que te comentamos que habíamos ido a un Club, al que iban las familias a tener sexo con sus hijos?
—¡Ah, sí!. Estaba casado todavía. Menuda noche me disteis, sin poder dormir, pensando en todo lo que me habíais contado.
—La verdad es que es un lugar increíble. Allí hay de todo y creo que podrías cumplir todos esos sueños que tienes.
—¿Allí llevan a las nenas embarazadas también?
—Sí, eso no te lo habíamos contado. Cuando se reúnen en esas fiestas, siempre suele quedarse alguna cría embarazada y a la siguiente reunión, la llevan con una barriga que no veas……
—¿Para qué se la follen así….? Madre mía, me estás poniendo malo…… Si pudiera ir yo allí sería el hombre más feliz del mundo.
—Pues aunque no te lo creas, a lo mejor puedes cumplir ese sueño. Podría preguntarle a una amiga que suele ir bastante, cuando es la próxima reunión, para que fueras invitado.
—¿Sí? ¿Harías eso por mí? ¡Buufff!, tengo el corazón que me va a dar algo……. Te lo agradecería toda mi vida, pero quiero que vengas tú conmigo acompañándome.
—¿Yo sola?
—Si no te importa sí, con el permiso de tu marido, es que eso forma parte de mi sueño también, por eso quiero que tú estés conmigo en todo lo que haga allí, ayudándome a cumplir esos sueños, porque yo sólo, no me atrevería.
—¡Vaya! No sabía que yo formaba parte de tus sueños también…… Jaja, está bien, te acompañaré. Espera que llame a mi amiga, a ver que me dice.
Después de hacer una llamada a mi amiga, me dijo que la próxima semana coincidía que tenían una reunión y que por supuesto, estábamos invitados.
Cuando se lo dije a Roberto, sus ojos se iluminaron por la emoción, y se puso a abrazarme y a besarme, mientras lloraba como un niño pequeño:
—Gracias, Karla. Esto no lo olvidaré nunca.
Cuando llegó el día señalado, mi amiga nos llevó a donde se celebraba la reunión, ya que por seguridad, cada vez se realizaba en un lugar diferente con la máxima discreción.
Nos abrieron la puerta para entrar a una especie de sala de recepción donde ya había algunas familias hablando entre ellas, invitándonos la anfitriona a entrar cuando quisiéramos, que ya estaba bastante animado el ambiente.
Una sensación de relax y tranquilidad lo llenaba todo, percibiéndose esa sensualidad y languidez que te invadía por dentro, acompañada de una música suave e insinuante y unas luces tenues y parpadeantes.
Roberto se quedó impresionado con esa primera mirada a su alrededor del gran salón en el que conversaba la gente en los cómodos sofás, en los que alguno ya jugueteaba con alguna de las nenas que andaban por allí, sugerentemente vestidas, a las que sus madres preparaban para el desfile de presentación que nunca podía faltar y mi amigo, muy nervioso y ansioso, sin atreverse a hacer nada todavía, me preguntó:
—¿Dónde está esa Sala de las Sobas de la que me hablastes?
—No sé. Ahora nos lo dirán, pero ahora creo que todavía no hay nadie, porque primero tiene que celebrarse el desfile y luego van allí.
—¡Ah!, sí, claro. Veamos primero el desfile.
Sobre una especie de escenario que habían montado, el organizador de la reunión nos dijo a todos:
—Bienvenidos a este “Templo del Placer”, donde las fantasías se hacen realidad y del que nadie se va sin cumplir sus sueños. Hoy el desfile lo van a protagonizar todas las niñas que vienen por primera vez, simplemente para que las conozcamos, sin que haya concurso ni votaciones. Son de varias edades y las hemos clasificado en las categorías correspondientes, por lo que nos han dicho sus padres, así que luego podrán encontrarlas en la Sala de Sobas, o de Montas, según el caso. Aparte están todas las nenas y los críos que ya vinieron otras veces y de los que podrán disfrutar igualmente según las normas convenidas.
Seguidamente comenzó el desfile, con una música más rítmica y animada, saliendo las nenas con unos sexys vestidos que realzaban sus figuras, haciéndolas más atrayentes y con la gracia que caracteriza a las crías de esas edades, mientras eran aplaudidas y piropeadas por los presentes, al que continuó luego un segundo desfile, ya con sus diminutos bikinis tapando lo imprescindible, siendo en ocasiones unas simples tiras que separaban sus nalgas por detrás, mientras que por delante apenas ocultaban la rajita de las vaginas de las niñas.
Este segundo pase del desfile, acabó por entusiasmar más todavía a Roberto, que ya totalmente empalmado por la excitación, me dijo:
—Este es el momento más emocionante de mi vida, me siento como en el Paraíso, pensando en todo lo que voy a disfrutar aquí.
Yo, mirando cómo había sacado ya su polla del pantalón, para tocársela suavemente, le dije:
—Sí, ya veo que te estás preparando bien…..
—Bueno, perdona, es que vi a los demás hacer lo mismo y por eso me la saqué.
—No pasa nada. Puedes hacer lo que quieras…….
Una vez terminando el desfile con el merecido aplauso para las niñas, todos se fueron repartiendo por las distintas Salas y lugares de encuentro, según las preferencias de cada uno, al igual que Roberto, que me dijo:
—Antes me he fijado en una cría con barriga que parecía estar embarazada.
—Sí, a esa se le notaba bastante ya, pero yo también vi a otra que debe de estarlo también, porque tenía unas tetas enormes para su edad.
—¿Vamos a buscarlas a la Sala de embarazadas?
—Espera, ¿Primero no querías ir a la Sala de Sobas?
—¡Ah!, sí, es verdad, perdona, es que estoy muy nervioso…….
Nos indicaron que Sala era y al entrar ya vimos la típica escena de las mamás sentadas en los sillones, acompañadas de sus pequeñas hijas, aunque varias de ellas ya estaban hablando con algún hombre que seguramente querrían solicitárselas, pero Roberto se fijó en una que todavía estaba sola con su madre:
—Mira, aquella niña rubia. La vi en el desfile y me encantó.
Era delgadita, de apariencia frágil, pero de largas piernas con un vestido blanco y una melena rubia que la hacía parecer un ángel. Roberto me pidió que le acompañara para hablar con su madre, pero como al llegar allí él no decía nada, yo misma empecé a hablar con su madre:
—Es muy guapa la niña. ¿Cómo se llama?
—Está muy rica —añadió Roberto, mirándola lascivamente.
—Se llama Nerea. Es muy niña todavía, por eso es la primera vez que la traigo.
—¿No tiene ninguna experiencia hasta ahora? —le pregunté yo.
—Como soy viuda, no mucha, tan solo la ha toqueteado alguna vez un vecino, cuando sube con ella en el ascensor, por lo que me cuenta la cría.
—¡Ah!, mira que pillina ella. Así que te dejas sobar por tu vecino ¿eh? Qué ganas te debe tener —le dijo Roberto a la niña.
A lo que nos dijo su madre:
—Tampoco debe ser mucho. Ella llega muy acalorada a casa y por eso se lo noto cuando le pasa. Debe de meterle la mano por la rajita y se la está sobando hasta que llega a casa. Cuando voy yo con ella, él la mira mucho, pero no se atreve a hacer nada.
—Ya, y ella se deja hacer todo eso, será porque le gusta, ¿no? ¿Le habrá tocado la polla a él? —preguntó con curiosidad Roberto a su madre.
—A él no. Solo ha tocado la de un niño que se la enseña en el cole y en los recreos deben estar tocándose los dos.
La niña se quedaba mirando, un poco asustada, las pollas empalmadas de los hombres que se habían quedado desnudos con alguna de las otras crías, por lo que le dije a su madre:
—Pobre, vaya cara que pone tu hija, pero me imagino que tendrá muchas ganas de tocarlas.
—Supongo. Además ella ya sabe el gusto que dan, cuando me veía de pequeña con su padre.
En ese momento, Roberto se bajó los pantalones y se sentó al lado de Nerea todo empalmado, invitándola a tenerla en su mano. Ella dudó un poco, pero enseguida alargó la mano primero tocándola con los dedos y luego agarrándola con firmeza, lo que hizo estremecer a Roberto.
—¡Uufff!, me duele de lo dura que está. Mirar cómo me palpita. No la tenía así desde que era un adolescente.
—Esa sensación es la que deben buscar estos señores con estas crías, que se las pongan bien duras —dijo su madre, ya con una evidente excitación..
—Vaya si lo consiguen. ¿Puedo desnudarla? —preguntó Roberto a la madre de Nerea.
—Sí, claro. El vestido tiene una cremallera por detrás, bájasela y le quitas el vestido…..
Roberto, nerviosamente, fue bajándole el vestido a Nerea, dejando al descubierto sus pequeñas tetitas con los pezones hinchados, haciéndole resoplar al verlos.
—Ya me había fijado en ella en el desfile y me encantaron estas tetitas. Apetece mordérselas todas…….
Yo le animé a hacerlo:
—Hazlo si quieres, pero con cuidado, no le hagas daño a la cría.
Roberto pasó su lengua por esos pezones sonrosados, succionándolos, pero sin llegar a mordérselos con fuerza, provocando los primeros gemidos de Nerea, haciendo que Roberto se fijara en sus gruesos labios que destacaban en su cara de niña, dándole un aspecto más sensual todavía, por lo que no pudo evitar besarla y meter su lengua en la boca de la cría, saboreando sus besos con la lengua de una forma deliciosa, como él nos dijo después:
—¡Qué maravilla! Qué boca más rica tiene. Nunca le había metido la lengua a una cría de su edad.
Cada vez más excitado, Roberto siguió quitándole el vestido, dejándola solo con las braguitas, que enseguida se las bajó también, para tenerla completamente desnuda a su merced, contemplando la belleza de su vagina, ligeramente abultada y pasando un dedo por su rajita, comprobó que ya estaba muy húmeda, quedando su dedo lleno del flujo de la cría, que se lo llevó a la boca para saborearlo:
—¡Mmmmm!, que rico está, sabe a gloria.
Roberto siguió tocándole el coñito a Nerea, abriéndoselo cada vez más con sus dedos, hasta que la tumbó en el sofá y abriéndola las piernas, metió su cabeza entre ellas para saborear directamente con su lengua todo el néctar que iba destilando la niña, que ya empezaba a gemir de forma acompasada hasta que se puso a temblar echando mucho más líquido que mojó toda la cara de Roberto, entusiasmado por estar saboreando tan rico manjar.
Después de provocarle ese pequeño orgasmo a la cría, le ofreció su polla para que se la chupara. Evidentemente Nerea no había lamido ninguna polla todavía y le fuimos dando instrucciones de cómo hacerlo:
—Pásale la lengua como si fuera un helado y luego te la metes en la boca todo lo que puedas, como si fueras a comértelo, pero sin morderle ¡eh!
Así fue haciéndolo Nerea, protagonizando una de las escenas más morbosas que podían contemplarse en ese Club, como una cría de soba empieza a chupar sus primeras pollas y empieza a sentir la delicia de tenerla en la boca, saborearla y hacerla crecer, manteniéndola bien dura mientras le llena toda la boca. Y aunque Nerea aprendía rápido, Roberto no quería correrse todavía y la sentó en sus piernas para seguir disfrutándola, poniendo su polla entre los muslos de la cría, para frotarse con su vagina, por lo que tuve que avisarle:
—No te emociones demasiado y se la metas dentro sin el permiso de su madre; que la tiene toda mojada ya y se te puede resbalar dentro de su coño.
—Sí, ya lo noto. La siento muy caliente y es una sensación muy placentera. Me va a hacer correrme…….
Al ver eso, la madre de Nerea nos dijo:
—La nena está disfrutando mucho también. Está temblando de placer, pero es mejor que tu marido se corra fuera. No quiero que se la metan todavía. Prefiero que tenga más experiencias antes de que la follen.
—Bueno, no es mi marido, jeje. Es un amigo al que le estoy haciendo este regalo.
—¡Caray! Esta sí que es una buena amiga, Roberto.
—Desde luego, la mejor……
Después de estar disfrutando un rato más de Nerea, Roberto acabó corriéndose entre las piernas de ella, que se quedó sorprendida cuando salió el semen, tocándolo con sus dedos un poco extrañada y curiosa…..
Al terminar nos dimos cuenta de que al lado nuestro estaba otro hombre con una cría que parecía demasiado pequeña como para que la hubieran dejado entrar allí, pero nos quedamos mirándola y vimos que disfrutaba como una loca mientras el señor le chupaba el coñito y yo le dije a su madre:
—Que bien se lo pasa la cría……, ¿qué edad tiene?
—No tiene la edad mínima todavía, pero como no tenía a nadie con quien dejarla, pedí permiso para que me dejaran traerla. A su hermana mayor la tengo en la Sala de Montas.
—¡Ah!, estupendo, a veces no es cuestión de edades, sino de que ellas quieran y lo disfruten.
—Sí, eso me dijeron, que a veces hacían excepciones, porque en sus casas lo hacían ya.
—Claro, es la filosofía de este Club. Todo está basado en la libertad y el consentimiento.
La nena era un poco gordita, pero estaba muy rica, por lo que el hombre que estaba con ella la disfrutaba mucho, mientras le comía su carnosa vagina y la manoseaba por todos lados. Hasta hubo un momento en que empezó a pasarle la polla por su rajita llena de la saliva del hombre, a lo que se añadía el líquido preseminal que iba echando él, deslizándose su polla con mucha facilidad por su coñito que se abría ligeramente al paso de su pene, dando la impresión de que incluso podría meterse dentro de ella, lo que seguramente él sintió deseos de hacer, mientras miraba a su madre como pidiéndole permiso para empujar más, pero ella se lo negó;
—No, no se la metas, que es muy cría todavía y puedes hacerle daño. Si quieres, cuando tengas ganas de descargarte, puedes metérmela a mí, que estoy muy caliente ya mirándote.
Y para asegurarse de que ese hombre finalmente no penetrara a su hija, por lo excitado que lo veía, puso sus pies sobre el sofá, abriendo las piernas y tocándose el coño, como invitando a ese hombre a que la follara a ella, lo que finalmente hizo, ante la imposibilidad de follarse a la nena, lo que su madre recibió esa polla con gran alegría porque se había excitado mucho también mirando la escena y necesitaba una buena verga dentro de ella para desahogarse.
Ese momento había sido súper morboso por lo que Roberto se volvió a empalmar viéndolos y me miró como diciéndome que a él también le gustaría estar con esa cría cuando el otro terminara con ella, pero le dije que tenía que reservarse para lo que venía después.
Al despedirnos de Nerea y su madre, yo noté que se había quedado muy excitada con lo que había pasado, porque ella y yo nos habíamos estado masturbando mientras veíamos como Roberto jugaba con su hija y seguramente se había quedado con ganas de que él la follara, como hicieron con esa otra madre, pero al haberse corrido mi amigo con su hija, ya no se atrevió a pedírselo, suponiendo que él querría reservarse para lo que le había llevado allí, así que nos fuimos, saliendo en busca de la Sala de las Embarazadas.
La Sala de Embarazadas solía estar en algún lugar discreto, no muy visible, porque las nenas embarazadas siempre estaban muy solicitadas y no solía haber muchas en cada reunión.
Al final dimos con ella y efectivamente allí estaban la dos nenas que habíamos visto antes. A la que se le notaba menos la barriga estaba con dos hombres que la tenían desnuda chupándole sus voluminosas tetas, supongo que buscando sacarle la leche, pero la cría todavía tenía poca, según les decía su madre que estaba al lado de ella, que separándole las piernas, les enseñaba el coño de su hija diciéndoles:
—Lo que si podéis hacer es follarla bien, que eso le gusta mucho.
—Claro, por eso se quedó preñada, jaja —añadieron ellos riéndose.
Así que uno de ellos se puso entre sus piernas para metérsela mientras el otro seguía mamándole las tetas:
—¡Buuf!, como tiene el coño esta cría, está empapado y con lo abierto que lo tiene me entra sola, casi sin apretar…..
Para notar mejor el roce de su polla dentro del coño, empezó a follarla fuerte metiéndosela hasta el fondo, lo que la hizo gritar de placer recibiendo las acometidas del hombre hasta que se corrió dentro de ella, momento en el que se salió para dejar el turno a su amigo que empezó a follarla de la misma forma hasta correrse también sin importarle que ya tuviera todo el coño lleno del semen del anterior.
La otra cría que tenía más barriga también estaba ocupada con otro señor de más edad, que sí que estaba disfrutando de la leche que rezumaban sus pechos, que parecían a punto de estallar y al quedarnos mirando, nos dijo su madre:
—Pobre, le duelen mucho los pechos, porque los tiene muy llenos y necesitan que le saquen la leche.
—Pues cuando termine él, continúo yo —le dijo Roberto).
A lo que contestó ella:
—No sé si él querrá follarla él luego también, que lo estará deseando.
Pero ese hombre se excusó:
—No, yo con esto ya tengo bastante. Me he follado a varias ya hoy y a mi edad ya no puedo más, aunque me gustaría metérsela a esta también, porque está riquísima con ese coño tan hinchado.
Cuando ese hombre se marchó, Roberto se disponía a cumplir su sueño nº 10, el sueño que le había traído al Club y de los nervios no sabía ni cómo empezar, pero cuando se puso a tocarle los pechos a la nena embarazada, ella se quejó un poco, por lo que nos avisó su madre:
—Es que le duelen porque los tiene muy sensibles. Hágaselo con suavidad, por favor.
—Perdón, es que me encantan estos pechos todos mojados echando leche continuamente. ¡Mmmmm!, que dulces están, que tetas más ricas….. —decía mientras se las agarraba con más suavidad para meterse los pezones en la boca.
Yo miraba como él la disfrutaba de una forma muy especial, besándola todo el cuerpo, acariciando su barriga mientras le besaba la boca, llevando la mano a su jugoso coño, acariciando una y otra vez sus tetas, presionándolas para recibir el chorro de leche en su boca.
Parte de esa leche materna, la puso en su polla para que la cría se la chupara con ese sabor, lo que gustó especialmente a la nena embarazada, a la que vicio no le faltaba, constatado además por su madre:
—Antes de quedarse preñada ya era tremenda, se metía en la cama de todos los hombres de la familia y ahora con esa barriga, todos se aprovechan para follarla sin problema. Yo creo que debe ser ninfómana, porque no es normal….., querer tanta verga…..
—¿Quién la dejó embarazada?
.- Pues no sabemos, la verdad, si fue su padre, su tío o su hermano o yo que sé. Cualquiera de ellos podría ser, porque se la follaban a diario desde antes de tener la menstruación ya.
—O sea, que esta no pasó ni siquiera por la Sala de Sobas.
—No, que va, cuando la traje la primera vez, ya venía bien follada.
Mientras yo hablaba con su madre, Roberto seguía entretenido con ella, disfrutándola como si no quisiera perderse nada de lo que pudiera hacerle y cuando la vio a punto, la tumbó sobre la mesa con las piernas abiertas y empezó a follarla, primero lentamente para ver si le molestaba la penetración, pero al contrario, su coño parecía querer absorber la polla de Roberto, que se sentía atrapado entre sus piernas, empezando un mete-saca con más ritmo, y viendo que la cría lo aguantaba todo, nos dijo:
—Debió de ser una delicia para su familia tenerla en casa y poder follarla siempre que querían. Lo que hubiera dado yo por algo así….
Dicen los que han follado con una embarazada, que sus coños parecen tener vida propia, que les exprimen haciendo presión sobre su polla, pero en realidad son como contracciones que de forma involuntaria, que se ensayan para el parto por la mujer, provocando esas sensaciones a quien folla con ellas.
Roberto no pudo aguantar más y empezó a correrse como pocas veces lo había hecho, sacando su polla y echando parte del semen sobre el cuerpo embarazado de la cría, provocándonos a todos un morbo indescriptible.
Aunque parecía haberse quedado agotado, quiso seguir para aprovechar al máximo ese momento, que quizás no se volvería a repetir en su vida, por lo que para facilitar su recuperación, se dedicó a comerle el coño a la nena, mamándolo sin parar mientras su polla iba recuperando su estado óptimo de nuevo.
Él se había fijado también en que tenía el culo bastante abierto, por lo que supuso que también se lo harían de forma habitual por ahí, así que quiso probar ese nuevo agujero, poniéndola en posición y penetrándola con cierta facilidad analmente, lo que parecía gustarle de una forma especial a la cría embarazada, por sus más fuertes gemidos, mientras le decía a su madre:
—Menuda zorra que está hecha su hija. Le gusta todo.
—Sí, la verdad es que está acostumbrada a todo y lo disfruta enormemente, pero es que ahora además lo tiene todo muy sensible y tiene más placer.
Mi amigo Roberto siguió cumpliendo su sueño follándola de todas las formas posibles, aunque ya apenas le saliera más semen y la nena parecía ya cansada, por lo que su madre le pidió que la dejara descansar un poco, porque en su estado, no podía estar tanto tiempo seguido follando, pero Roberto ya había cumplido su sueño y nos despedimos de ellas, ahora más relajados esperando a lo que pudiera surgir allí.
Cuando salimos de la Sala de embarazadas, nos fijamos en otra Sala de las que no suelen faltar, que era la de visionado de películas porno, en la que pudimos ver que ya la ocupaban varios hombres, casi todos acompañados de alguna niña, a la que tenían sentadas encima de ellos, follándolas mientras veían la película para mayor excitación todavía, sin que tampoco faltara alguna mujer mayor jugando con alguno de los críos a los que habían metido allí con ellas, para masturbarles o chupársela mientras se excitaban viendo esos vídeos tan morboso con escenas similares a las que protagonizaban.
En principio, Roberto y yo nos sentamos juntos para ver lo que había allí, pero era tan excitante que empezamos a tocarnos entre los dos hasta que llegó un momento en el que yo no pude más, porque había estado todo el tiempo acompañando a Roberto, sin que yo hubiera podido desahogarme con nadie en ningún momento, así que me monté encima de él para que me follara, porque necesitaba desesperadamente sentir una verga dentro de mí, de lo que él se quedó un poco sorprendido, porque no se lo esperaría de la mujer de su amigo, pero se quedó encantado de tenerme encima cabalgando su hermosa polla que parecía haber resucitado de nuevo ante la posibilidad de poder follarme con ese morbo añadido de ser quién era, lo que tantas veces soñaría también, como luego me confesó.
Fue un polvo rápido, pero intenso, lo justo para correrme después de tanta tensión sexual acumulada, sin pensar con quien lo hacía, porque al final era solo sexo, el mismo sexo que habíamos ido a buscar a ese lugar.
Cuando volvíamos a casa los dos satisfechos, sobre todo él, me preguntó si mi marido no se sentiría celoso de que yo le hubiera acompañado a ese Club, y yo le contesté que no, que seguramente ni se imaginaría que habíamos terminando follando los dos, con todas las opciones que tendríamos allí para hacerlo con otros, así que acordamos que mejor que siguiera pensando eso.
Mi amigo no se conformó con ese sueño n.º 10 de su catálogo, ya que se le abrió la posibilidad de seguir cumpliendo muchos más sueños, pero eso ya será objeto de otros relatos.
Magnífico relato donde ese afortunado hombre pudo hacer realidad todas sus fantasías, encontrando su propio mago interior, el mago de la perversión y la lujuria, haciéndolo gozar de sublimes placeres prohibidos. Gracias por escribir tan fabulosos relatos. En particular este con un significado tan especial. ¡Felicidades!
Creo que el esposo no le importe. al tener múltiples opciones se pierde el apego por alguien en particular y se vuelve adicto a la novedad, muy buen relato espero la continuación.