Tamara 3
Preparándome para sufrir otra noche..
Desperté con la cabeza de mi hija en mi pecho, seguramente el peso me despertó. Ella dormía profundamente, me quedé quieto tratando de no despertarla. Recordé que cuando chica se me quedaba dormida así cuando le contaba un cuento para dormir. Y cuando más chica se acostaba encima mío.
– Qué hace la Tamy encima tuyo? – me preguntó mi esposa un día.
– Está durmiendo, no la despiertes, ya sabes que de bebé le gustaba dormir encima mío –
– Si, pero ahora tiene 7 años y está casi desnuda y tu también – dijo algo molesta. En realidad ella tenía razón, a esa edad mi hija apoyaba su pelvis contra la mía y creo que eso le molestaba a mi esposa. Creo que mi hija lo hacía por costumbre y por sentirme, sentir los latidos de me corazón, el ruido de mi respiración y la presión de mis genitales contra ella, sus piernas metidas entre las mías. Esa presión aveces me producía una erección. Pero ella no tenía un interés sexual, no al principio.
– Hola papi – dijo mi hija levando su cara de mi pecho, lo que me produjo un alivio.
– Hola Tamy, estas bien? –
– Bien y féliz – poniendo de nuevo su mejilla contra mi pecho.
Acaricié sus cabellos y su mano bajó de mi cintura hasta mi pelvis haciéndome cariño. Obviamente que tuve una reacción incontrolable. Ella lo notó y por encima de mi bóxer comenzó a acariciarme.
– Qué hora será? – me pregunté en voz alta para desviar su atención.
– Tienes que salir? – me preguntó.
– No, digo porque tengo hambre – le dije.
– Yo también – dijo ella.
– Bueno, entonces vamos a comer algo –
– No quiero levantarme, estoy bien así – dijo casi sin moverse.
– Entonces voy a buscar algo y te traigo – dije haciendo ademán de levantarme.
– No te vayas – dijo ella rápidamente y sujetándome de mi miembro con un apretón.
– Pero si voy a buscar algo, sino cómo entonces? – le pregunté.
– Está bien, vamos los dos – dijo ella soltándome.
Me levanté con mi erección y ella se levantó por el otro lado.
Fuimos al baño a orinar y lavarnos las manos. Ella se levantó la polera y se sentó, pues no tenía nada debajo. Yo oriné en el lavamanos y aproveché de lavar mi miembro para disminuir la erección.
Preparamos unos churrasco con tomate y lechuga, los pusimos en una bandeja y nos fuimos a la cama. Comimos viendo televisión, ya era tarde porque las noticias estaban terminando.
– Veamos una película? – le pregunté.
– Sí! – dijo con énfasis.
Me levanté con la bandeja y la dejé en la cocina, cuando volví estaba semisentada con el control en la mano.
– Sabes usarlo? – pregunté señalando el control.
– Ay papi, los controles son todos iguales – dijo sonriendo. Tenía razón, ella era una niña grande ya y se manejaba bien. Sólo que conmigo era mi niña falta de cariño.
Me metí al lado de ella, acomodé un par de cojines y me dispuse a ver la película que ella había seleccionado.
Dejó el control en la mesita de noche y me abrazó poniendo su mejilla en mi pecho.
– Porqué no te lo sacas? Acaso no te molesta ésto – dijo dando pequeños tirones al elástico de mi bóxer.
– Si, normalmente duermo desnudo, pero estando tú en mi cama no puedo hacerlo, ya te lo dije. Ahora veamos la película –
Ella comenzó a pasar sus dedos suavemente en mi erección por encima de la delgada tela del bóxer sin dejar de mirar la película, creo que ella sentía hasta las venas del tronco de mi miembro.
Yo miraba la película sin poder concentrarme, su mano cada vez más agresiva lo evitaba.
Depronto metió la mano por debajo de bóxer y continuó con las caricias. Me recordó que cuando era niña y le leía un cuento ella jugaba con mi miembro o en la ducha cuando la bañaba.
La película continuaba y no podía prestale atención.
– Papi, que pasó ahí ? – me preguntaba de vez en cuando deteniendo el juego.
– No sé, no me di cuenta – y cómo me iba a dar cuenta si estaba con los ojos cerrados aguantando una inminente eyaculacion y la cama se mojaria toda.
En un momento bajó la sábana y siguió el juego, había sacado mi miembro al aire libre. Ahora veía su mano recorrer arriba y abajo.
De pronto se hizo más abajo poniendo su mejilla en mi pelvis introduciendo mi miembro en su boca.
Éso sería insostenible e insoportable. Aguanté lo más que puede.
– hija, para por favor que vas a hacer acabar en tu boca – dije apenas.
Sin decir nada hizo exactamente lo contrario. Cuando me di cuenta me relajé y comencé a soltar todo en su boca, empujaba hasta su garganta en cada chorro.
– Papi, estas bien? – preguntó al ver que cerraba los ojos y me relajaba.
– Si hija, muy bien – dije sin abrir los ojos. Sentí como unos besos en mi flácido miembro que me dieron muchas cosquillas. Luego ella me subió el bóxer y me tapó con la sábana.
Había sido un día agotador y con ésto, no me di cuenta del momento en que me dormí.
Desperté a la mañana siguiente, ella me abrazaba y su mano jugaba con ni erección matutina. Se sentía agradable.
Hola papi – dijo mientras su mano arrastraba mi prepucio de arriba abajo.
– Hola hija – dije poniéndome de espaldas lo que dejó mi mi erección a su disposición. Me dió un beso suave en los labios y poniendo su mejilla en mi pecho continuó con su masaje. Doblé las rodillas para darle mayor comodidad.
– Vamos a ducharnos – le dije tratando de evitar lo que se veía venir.
– No quiero, es muy temprano aún – dijo.
Me di vuelta hacia ella, su mano seguía con su movimiento.
– Hija, no puedo hacerlo, que más quisiera – le dije mirándola a los ojos.
– Hacer qué? – preguntó.
– Hacerte el amor –
– Me harías el amor? Papi es lo que más deseo en éste momento –
– No puedo, te imaginas que va a decir tu mamá si te embarazo? – se quedó callada pero su mano siguió moviéndose.
Pobrecita, me dije, debe estar muy caliente y no me atrevo ni a tocarla para no empeorar la situación.
– Vamos a la ducha, tenemos mucho que hacer hoy día – dije levantándome. Ella se quedó acostada mirándo mi erección en toda su extensión. Le estire la mano, ella la cogió y le ayude a salir de la cama.
La ducha fue como todas, la bañé y ella a mi, puso su miembro contra su clitoris y comenzó a masajearlo, la veía vibrar.
– Terminemos de ducharnos y nos vamos a la cama – dije.
– Ya! – y en pocos minutos nos estábamos sacando. No podía dejarla así.
La tomé en brazos, tipo coala, con sus piernas cruzadas por detrás de mi espalda. La recosté en la cama, abrí sus piernas, doblé sus rodillas e introduje mi cara entre sus piernas.
– Papi, qué vas a hacer? – me preguntó apoyándose en los codos.
Comencé a lamer sus gordos labios, introduje mi lengua y roce su clitoris, éso la hizo dar un pequeño salto. Continúe con mi lengua sobre su clitoris cada ves más rápido, ella comenzó a mover su pelvis empujándola contra mi boca. Ahora mi lengua recorría todo el vestíbulo vaginal haciendo presión en la entrada a su vagina, chupaba sus labios y atacaba el clitoris con mi lengua y después introducía la punta de mi lengua en su vagina, mientras que con mi pulgar movía su clitoris. Ella no sólo vibraba, saltaba y se quejaba, unos chillidos suaves me indicaron que estaba teniendo un orgasmo. Con mayor razón introducía mi lengua en su vagina hasta que un estertor final me indicó que había terminado. Lami un resto de saliba y sus jugos. Ella sujetó mi cabeza con la mano juntando sus piernas..
Me acosté a su lado y la miré, se veía tan linda, hasta con una sonrisa en los labios.
– Ven, abrázame – dijo dándose vuelta y quedando en posición fetal.
– No es necesario hija –
– Quiero que acabes dentro de mí –
– Pero hija… –
– Atrás, en mi ano –
Aprovechando que ella estaba muy mojada unté la cabeza de mi miembro en su vulva y luego lo puse en su esfinter anal. Después de varios intentos logré penetrar. Lo demás que siguió lo hice con mucho cariño, con mucho amor y sintiendo su dolor.
– Te dolió mucho? – le pregunté después de terminar y sin sacarlo.
– Un poco, al principio, pero después ya no. Te gustó?
– Si, estuvo fabuloso –
– Quiero dormir un poco, pero no te separes de mi –
– Yo también quiero dormir – le dije me acomodé detrás de ella.
Despertamos a medio día. Nos duchamos y nos vestimos, ella preparó su maleta mientras yo preparaba el almuerzo.
Tenía que llevarla al aeropuerto.
Después de almuerzo nos quedaron unos minutos par descansar.
Hicimos la cama entre los dos y nos acostamos.
– Qué rápido pasó el tiempo – dijo.
– Era sólo un fin de semana, para las vacaciones te puedes venir por dos semanas –
– Sí? Que rico. Cuando sales de vacaciones? –
– No sé, tengo que pedirlas y según las condiciones me las dan, pero yo te aviso con tiempo.
– Bueno, voy a esperar ansiosa – su mano había estado todo el rato tocándome, se agachó y lo metió en su boca, lo chupó unos minutos.
– Ya, no podemos llegar tarde – dijo limpiándose la boca con el dorso de la mano.
Le hice señas hasta que el avión levantó el vuelo, a pesar de que sabía que no me estaba mirando, pero en ese avión iba mi hija, lo que más amo en el mundo.
wow, podrá existir un amor más puro? que padre que se amaron sin complicaciones ni prejuicios, felicidades los 3 relatos de la historia sin desperdicio, sigue escribiendo, sumamente hot, saludos RISEVA sigue escribiendo felicidades.