Tania con casi 10. Capítulo 2
Continua la historia .
Nota del autor: continuo con la historia, a veces me desvío porque la historia toma su propio rumbo, pero en este caso no, fue intencional, conforme lo lean creo que entenderán y esto, según mi punto de vista lo hará mas interesante. espero disfruten leerla tanto como yo escribirla. saludos, besos y abrazos.
Atte adalberto1979
Capítulo 2
La mañana fue hermosa como siempre es en esta zona, las gaviotas graznaban, me levanté, lave mis dientes y me dirigí a la cocina, Esmeralda estaba sola, preparaba huevos con tocino, café y más jugo de naranja.
- Hola Esme, ¿Cómo dormiste?
- Bien—contestó algo seria.
- Mmm eso huele delicioso.
Volteo a verme y como que agarró valor para hablar, respiró hondo.
- ¿Y Carlos?—pregunté notándola rara.
- Bañándose, Paco, quiero hablar contigo de anoche.
- ¿Anoche? ¿Qué pasó?—pregunté yo con la calma del mejor jugador de póker.
- Creo que lo que pasó anoche no fue correcto.
- ¿Qué parte?
- ¿Cómo que qué parte?
- Si, dime que parte.
- Pues me metiste el dedo en la boca con semen de tu hermano y luego me besaste en la boca.
Casi grito, pero no lo hizo, por lo visto no había comentado nada con su esposo, eso me gusto, que fuera discreta y prudente.
- A ver Esme, antes que todo, relájate, mira yo te quiero mucho, más porque estás con mi hermano y eso me hace muy feliz, te respeto, lo de ayer solo fue una muestra de cuanto te quiero y cuanto quiero que estén felices y contentos aquí conmigo.
- Pero tú…– sus hermosos ojos verdes me miraron con angustia como suplicando que aclarara las cosas.
- No Esme, ayer solo fue una muestra de cariño, de verdad que te quiero por ser familia, pero sobre todo, quiero que sepas que te quiero como a una hermana—me acerque a ella y la tomé de las manos, sentí la suavidad de ellas.
- ¿De verdad?—dijo como descansando de la pena que la embargaba.
- Si bonita, no seas tontilla imaginando cosas que no son ¿De acuerdo?
- Si—sonrió sin soltarme las manos.
Los dos nos acariciábamos con nuestros pulgares, ella me miraba y ya se le veía más tranquila. Me acerqué y le di un piquito en los labios como el de ayer
- ¿Ves? No pasa nada—ella sonrió apenada y asintió aprobando que si– en verdad no significaba nada, sólo que te quiero como a una hermana.
Me acerqué y le di otro, solo que duro más, justo cuando sentí que ella aflojaba los labios y empezaba a abrir su boca y cerrar sus ojos se oyó la voz de mi hermano que bajaba.
- Hola, ¿hay alguien en casa?
Ella brincó y me soltó de golpe y se puso derecha, yo reí tranquilo y lentamente me alejé de ella, cuando mi hermano entró ya había suficiente espacio para que él no sospechara nada.
- Eso huele bien, tengo tanta hambre.
- Les sirvo—dijo esmeralda haciendo seña de que nos sentáramos los dos.
Tania bajo en pijamas lo mismo que Carlitos, almorzamos los 5 y terminada la faena hicimos una sobremesa leve.
- Bueno espero hayan traído bloqueador porque hoy iremos a la playa.
- ¡Siiii!
Los niños Gritaron divertidos levantando las manos en festejo, ante la mirada feliz de sus padres. Salimos en mi auto, mi hermano y yo adelante, yo conducía, Esmeralda iba atrás con ambos niños a sus lados, llegamos y efectivamente, la playa estaba casi desierta, era una zona que solo los lugareños conocíamos, no estaba abarrotada como las de los hoteles.
Pusimos una manta bajo la sombra de frondoso guayabo y dejamos las canastas con los víveres, Tania gritó
- Tío, llévame al mar anda—me jalaba de la mano.
- Bueno, pero debes pedirle permiso a tus papas—dije yo volteando a ver a Esmeralda que sonrió y asintió.
- Si, está bien, llévala, pero cuídala mucho, no la sueltes.
- Claro que no.
Y claro que no la iba a soltar, la pensaba “agarrar” mucho, la lleve al agua y ella sonriendo se dejó llevar, las olas suavemente nos mecían, voltee a ver a mi hermano que dormía con el sombrero en su cara, esmeralda también estaba acostada con sus lentes oscuros puestos y Carlitos jugaba construyendo castillos de arena.
Lleve a Tania un poco más adentro y el agua cubrió nuestras cinturas, metí la mano en la entrepierna de Tania y de ahí la sostenía, ella feliz abría sus piernitas para facilitarme estarla masturbando mientras la mecía en el agua, la volteaba y la ponía de espaldas a mí y me frotaba en sus nalguitas subiendo y bajándola, cualquiera que nos hubiera visto solo pensaría que jugábamos, pero me estaba dando un calentón de miedo con ella.
- Tío, quiero leche—me dijo al oído rodeando con sus piernas mi cintura, me dio un beso corto, en sus pupilas se veía que estaba caliente.
Voltee nuevamente a ver a mi hermano y seguían exactamente igual, mi verga parada por tanta fricción estaba de acuerdo con Tania, me aleje un poco y me puse atrás de unas rocas que tapaban completamente la visión desde la playa, hinqué a Tania frente a mí.
- Bebé, no te asustes, voy a mover mi verga dentro de tu boca para que salga la leche más rápido, ¿de acuerdo?
- Si tío—dijo sonriendo viéndome hacia arriba.
- ¿Prometido?
Saqué mi verga del bañador que se posó erecta frente a los ojos de una atenta Tania, Saboreándome el momento pasando mi lengua por mis labios, entre crucé los dedos en la nuca de Tania, mi glande quedó en sus labios, ella abrió su boquita la verga entró, sentí como su lengüita se movió saboreando mi glande.
- Mmmggghhh
Fue lo único que escuché cuando empecé a mover mi cintura de adelante a atrás, la sujete fuerte para poder moverme, ella me miraba a los ojos y aguantaba como me había prometido, a veces hacía sonidos guturales, me moví muy rápido, el tiempo era el enemigo, quería eyacular rápido, pero los nervios me bajaban el libido, tuve que olvidarme de todo y empecé a empujar fuerte en la niña, que por iniciativa propia puso sus manitas en mi cintura.
- Bebé, me viene la leche
Le dije apretando desesperado al sentir una inminente eyaculación, Tania como que quiso asentir, pero mis movimientos se lo impidieron, acelere en su boquita apretando mis dientes con furia y mis huevos liberaron la tan deseada leche.
- Aaahhh—gemí con furia
- Mmmggghhh—fue lo único que escuche que Salió de la boquita de Tania.
La leche salió a borbotones, mientras salía yo me movía como desquiciado, cuando sentí que ya no salía más leche, me moví lento, Tania seguía chupando, pero ahora solo limpiaba los restos que estaba a lo largo de mi verga, parecía una gatita mimosa cuando sus mejillas se hundían.
- Bien, vayamos con tus papas, no vaya a ser que nos busquen.
- Si tío—me enterneció como limpio su boquita con el dorso de su mano.
Llegamos a donde mi hermano y cuñada estaban, mi hermano roncaba y Esmeralda dormitaba, se veía súper sensual con su traje de baño de dos piezas, respiraba lento señal de que dormía plácidamente, el niño seguía construyendo castillos de arena.
- No hagamos ruido—le dije a Tania que me asintió
No tumbamos junto a ellos que despertaron al poco rato, nos miraron que ahí acostados en la gran manta platicábamos.
- Hola cuñado, ¿cuánto tiempo dormimos?
- Poco más de una hora, pero pueden seguir, esta playa es muy tranquila, honestamente siempre que vengo termino dormido.
- No, mejor preparo algo para comer—dijo Esmeralda sentándose y acomodándose el cabello.
Se levantó y se agachó para sacar las cosas de la canasta, su culo quedó frente a mí, Tania notó mi mirada y me dio un golpecito sonriendo, creo que era algo celosa, pero no deje de mirar solo le sonreí y voltee a ver el perfecto culo de su madre, Esmeralda se enderezó y giró rápidamente sorprendiéndome admirando sus nalgas, yo brinqué asustado, ella volteo a ver a su esposo que seguía dormido y después a mí y me sonrió algo cómplice.
- Voy a preparar sándwich, ¿se te apetece?—dijo ella, pero arrastró algo las palabras, sentí algo de doble sentido en su mensaje.
- Mucho, no sabes cuánto—contesté yo también en doble sentido mirando sus senos.
- Bueno– me dijo mirándome y sonriendo.
Comimos justo cuando mi hermano se despertó.
- Oye, tienes un olfato muy agudo, despertaste justo para comer jajaja—dije yo riendo
- Es que tengo un hambre—contestó el devorando su sándwich.
La tarde transcurrió normal, todos regresamos a jugar en las olas, nos carcajeábamos cuando las olas no revolcaban, Esmeralda tuvo que acomodarse la parte superior de su bikini varias veces, cosa que no pasó desapercibida por mí, ella me veía y sonreía.
Regresamos a la casa y todos nos duchamos, mi casa tenía dos baños completos y un medio baño para las visitas, la ducha no tardó mucho, todos limpios en la sala mirábamos una película infantil que rente para los niños.
- Oye dijiste que nos iríamos de antro en la noche—dijo mi hermano.
- A claro que sí.
- Oye, ¿pero quien va a quedarse con los niños? No los voy a dejar solos—dijo Esmeralda algo preocupada.
- Pensé en todo Esme, contraté a una niñera, es confiable.
En eso se oyó el timbre, parecía que la había invocado.
- Creo que ya llegó—dije levantándome a abrir.
Entre con Lupita a un lado mío.
- Ella es Lupita—dije presentándoselas.
Esmeralda y Tania al mismo tiempo la miraron de arriba abajo, Lupita era una hermosa adolescente de 14 años, desde hace 2 años, tal vez poco más, me la cogía, no éramos novios, éramos amantes casuales, aunque muy frecuentes, ella tenía libertad de tener novio así como yo, nuestra relación era muy abierta, así como sus piernas jejeje.
Lupita vivía con sus papás, el padre era pescador y no siempre les sobraba el dinero, de hecho siempre les faltaba, la casualidad nos puso en el mismo camino, yo le ayudaba económicamente para que no dejara la escuela, no era cambio de dinero por sexo, nunca me gustó la prostitución, ella tenía sexo conmigo porque le gustaba, de hecho me decía que ya no le diera dinero, que iba a dejar la escuela y ponerse a trabajar, yo firme le dije que si dejaba la escuela jamás volvería a coger con ella, así que no la dejo, y de hecho era muy buena estudiante.
- Hola, buenas tardes ¿o noches ya?—volteo a verme para que le aclarara.
- Ya casi noches.
- Hola, ¿qué edad tienes?—saludó Esme mirándola de arriba abajo.
- 14 años, pero no se preocupe, no es mi primera vez cuidando niños, tengo mucha experiencia, lo hago desde los doce años ¿O qué edad tenía Paco?
- Ejem—carraspee con la pregunta, sabía que ella se refería a cuando me la empecé a coger.
- 11 casi doce, si mal no recuerdo—dijo ella toda tranquila mostrando sus hermosos y perfectos dientes.
- No sé, ¿tú qué opinas Carlos?—le preguntó esmeralda a mi hermano, él apenas iba a abrir la boca cuando lo interrumpí.
- No tienen de que preocuparse, yo respondo por Lupita, la conozco muy bien y sé que cuidara a los niños bajo tus indicaciones.
- Bueno, si tú la recomiendas tanto está bien ¿verdad Carlos?—mi hermano con la boca abierta miraba a Lupita– ¿Carlos?… ¡¿Carlos?!
Esmeralda le gritó a mi hermano que no respondía por estar embobado en Lupita.
- Este… eh… si, está bien, que los cuide—dijo mirando asustado los fulminantes ojos de Esmeralda.
Le había dicho a Lupita que se vistiera lo más recatada que pudiera, pero parece que entendió lo contrario, traía un “chiquishort” de mezclilla que le llegaba apenas a tapar sus hermosas y firmes nalgas, una blusa rosa semitransparente que dejaba ver su sostén, sus tetas copa “A” casi “B” lucían suculentamente tentadoras, invitaban a posar los labios en esos pezones, que al ser la blusa y el sostén delgados, se dejaban ver. Solo calzaba unas sandalias que la hacían lucir muy fresca, muy natural.
Ella era delgada, de tez morena clara, su cabello muy rizado en bucles y sus curvas semi acentuadas la hacían ver como un pecado andante, era una verdadera perla costeña, muchos en la zona la habían acosado, tuve que golpear a dos o tres individuos que se pasaron con los acosos, el rumor se esparció así que ya nadie la molestaba, ella se vestía como le daba su gana y nadie se atrevía siquiera a decirle un piropo.
Nos arreglamos para salir, ya saliendo al pasar a un lado de Lupita pase mi mano discretamente por su entrepierna, ella me miró cómplice y asintió levemente, para que solo yo lo notara, mi pene se erecto imaginándola empinada en mi cama, recibiendo verga por su culo incitándome con sus palabras a que le diera más duro.
Conduje media hora, mi casa estaba algo retirada de la zona turística, llegamos a un bar que tenía una gran pista de baile, la música retumbaba en el lugar, el olor a clima artificial con tabaco impregnaba el ambiente.
Pedí copas para nosotros, bebimos un rato, por el intenso ruido casi no podíamos platicar, veía como esmeralda se movía al son de la música mirando hacia la pista de baile, dónde un mar de personas bailaban. Distinguí a una amiga en la barra, me miró también y agitó su mano en saludo.
- Ahorita vengo, voy a saludar—le dije a mi hermano en su oído.
En la barra estaba Carolina, era también una amiga sexual casual, tengo que aclarar que nunca me gustó el compromiso, eso me daba libertad de tener a todas las amigas casuales del mundo, nos saludamos con un beso y un efusivo abrazo, andaba sola y me dijo que la sacara a bailar, de la mano la lleve a la pista.
Carolina tenía una falda holgada, a ella le gustaba provocar, empezamos a bailar y algo que tengo que decir es que soy un excelente bailarín, la giraba haciendo levantar su falda y mostrar la sexy tanga que traía, ella reía feliz dejándose llevar por mí, bailamos 3 canciones y la lleve a dónde la había recogido, le expliqué que estaba con mi hermano y mi cuñada, se ofreció a hacernos compañía, pero decliné amablemente diciéndole que mejor saliéramos ella y yo solos o que me visitara en mi casa, ella accedió, se despidió de mi con piquito en los labios y regresé al mesa.
- Paco, oye mira…– me iba a decir algo señalando a Esmeralda.
- No Carlos, que pena—lo interrumpió mi cuñada.
- Ay, no pasa nada—volvió a decir mi hermano.
- Carlos—dijo ella roja como tomate—no, por favor.
- ¿Pues qué pasa?—pregunte yo con curiosidad.
- Esmeralda quiere bailar y ya sabes que tengo dos pies izquierdos—me dijo mi hermano y tenía razón, era súper torpe bailando—anda tu saca a Esmeralda a bailar.
- Carlos—volvió a decir Esmeralda pero ya más tranquila, me miró agachó la vista y después volvió a verme esperando mi respuesta.
La música había callado unos minutos en lo que hacían cambio de DJ, eso nos permitió hablar, vi cómo se acomodaba el siguiente DJ y puse mi mano cerca de ella, levantó la mirada y nuestro ojos se encontraron.
- Señorita, ¿si no le importa al caballero me permite sacarla a bailar?—ella tomó mi mano y asintió sonriendo.
De la mano la lleve a la pista, mientras caminábamos ella miró sonriendo a mi hermano que sonriendo también asintió, nos detuvimos en medio de la pista, la música aún no comenzaba, le tomé la mano izquierda y la puse en mi hombro derecho, mientras yo ponía la mía en su cintura, nos miramos a los ojos y la música empezó, inició una canción de Oscar de León “sin rencor”.
Empecé tranquilo, pasos básicos de salsa, no sabía que tanto sabía ella y para mi sorpresa ella siguió mi paso sin problemas, aumenté la complejidad, inicié con unas vueltas simples, ella las siguió, supe que sabía bailar bien al ver el pie de apoyo que utilizó al terminar la vuelta, eso fue suficiente para mí.
No sé cuántas canciones habíamos bailado, estábamos todos sudados, ella era una excelente bailarina, la giraba y la regresaba, su falda se levantaba y ella no se inhibía por eso, giraba su cabeza al mismo tiempo que yo la giraba y terminaba en un sensual acomodo de cabello con el movimiento de su cabeza, cabellos adheridos a su frente por el sudor la hacían ver muy sensual.
Las trompetas hacían el ritmo de los giros, los bangos marcaban el movimiento de nuestras caderas, al terminar los giros la pegaba a mí y movía mi cadera, ella repetía mi movimiento, meneábamos nuestros sexos rozándolos descaradamente al son de la música, creo que ya ni se acordaba de su esposo, mi hermano.
En algunos momentos mientras meneábamos nuestras caderas con los sexos pegados, nos mirábamos a los ojos con nuestros rostros muy cerca el uno del otro, giraba yo mi cabeza a un lado y ella lo hacía al otro, para después regresar a cruzar miradas, el ritmo y la sincronía con la que bailábamos parecía hecha por el cielo, la canción “Simón” terminó y ya no empezó otra más, era el final de la ronda de música.
Nuevamente hubo cambio de DJ, la música se silenció y ella con la boca abierta riendo se colgaba de mis hombros y se tocaba el pecho que respiraba agitado.
- Estoy muerta—dijo mirándome.
- Eres una muy buena bailarina—dije yo recuperando también el aire—no sé por qué mi hermano no aprende a bailar jajaja.
- Gracias—dijo ella ya más calmada en su respiración—y gracias por bailar conmigo, hace mucho que no disfrutaba una baile como este.
- Gracias a ti, yo también lo disfruté mucho.
- No creo que tanto como con la otra chica—me dijo hablando de Carolina—si vi lo bien que se despidió de ti—ahora se refería al beso que nos dimos en los labios.
- Bah, ya te había dicho que eso no fue nada, solo fue un tierno piquito en los labios.
- ¿será?—dijo ella arqueando su ceja.
- Si, si quieres a ti también te lo doy.
- No, nos está viendo tu hermano– Dijo mientras de la mano caminábamos a la mesa.
- Bueno, lo haré cuando él no esté.
Ella volteo a verme y me sonrió cerrando sus ojos girando su cabeza al frente mientras caminábamos a donde mi hermano estaba, no sé si fue un “está bien” o un “ni en tu sueño”, pero la moneda quedó en el aire. Me sentía excitado, Esmeralda bailaba muy bien, muy sensual, sudada se veía aún más hermosa, recordé lo que un día me dijo mi mamá.
“Hijo, si quieres saber si una mujer es buena cogiendo, primero sácala a bailar; si baila bien, coge bien”
Siguiendo ese dogma, Esmeralda debía ser una felina en la cama, envidié a mi hermano, llegamos a donde mi hermano que con una sonrisa de oreja a oreja nos recibió.
- Hasta que encontraste a alguien que te siguiera el paso—dijo él divertido, arrastrando las palabras por lo mareado de alcohol, seguramente mientras bailamos él estuvo con bebida tras bebida.
- Me habías dicho que tu hermano bailaba bien, pero no tan bien—le dijo Esmeralda mirándolo y después a mí.
- ¿Qué horas son?—dijo mi hermano con su mala costumbre de nunca usar reloj de muñeca
- La 1 am creo—contesté yo bebiendo de un trago mi cerveza.
- Vámonos, ya es tardísimo—dijo Esmeralda.
Salimos, yo pagué la cuenta, mi hermano lo iba a hacer pero con mano le dije que no, que eran mis invitados, llegamos a la casa que en silencio y oscuridad nos recibió, Lupita miraba tele en la sala, nos vio llegar y se puso de pie.
- Hola ¿cómo te fue?—me preguntó cómo le preguntaría una esposa a su esposo recién llegado.
- Bien, nos la pasamos muy bien—dije yo.
- Gracias por cuidar a mis hijos, ¿no fueron problema?—pregunto Esmeralda.
- Para nada, son lindísimos y muy bien educados.
- Gracias—le dijo Esmeralda– ¿y cuánto te debo?
- Nada, ya me arregle con Paco—dijo mirándome y dándome una sonrisa, Esmeralda y mi hermano lo notaron, quien sonrió como tonto por el alcohol.
- Oh está bien—dijo Esme algo seria.
- Oye lupita es tarde, ¿te llevo a tu casa?
- Como quieras, o igual me quedo aquí y en la mañana me voy en camión—dijo de lo más fresca.
Trague saliva, ella era tan desinhibida que le daba igual irse caminando o quedarse a dormir, mejor opté por llevarla.
- No, lupita, mejor te llevo, el cuarto de visitas está ocupado—dije dándole suavidad al mensaje de que se quedaba.
- Ah ya veo—dijo captando que no era prudente decir que era mi pareja ocasional—pues bueno, llévame.
- Bueno ahorita vuelvo, no tardo, igual si quieren irse a dormir háganlo, no es necesario que me esperan.
Salí ante la seria mirada de Esmeralda, no pasaron ni 5 minutos de viaje cuando estacionado entre unos árboles tenía a Lupita sentada sobre mí, metiéndose y sacando mi verga ella solita con sus caderas.
- Que rico, estaba tan caliente papi y tú que no querías que me quedara contigo—dijo besándome con mucha pasión mientras movía sus caderas.
Cuando la llevaba a su casa, apenas subimos al carro, Lupita me desabrocho el pantalón, sacó mi verga y se la llevó a su boca
- Sí que hueles a sudor—dijo oliéndolo y lamiendo el glande.
- ¿Y eso te excita?
- Mucho—me contestó mirándome mientras me masturbaba.
Eso fue todo, estacioné el auto dónde no nos vieran, desabroché mi pantalón mientras ella hábilmente se quitaba su chiquishort quedando solo en tanga de la cintura hacia abajo y su blusa puesta.
****
Lupita era una chica diferente en cuestiones sexuales; por ejemplo, a ella le gustaba no lavarse la vagina por unos dos días para que después la chupara y le sacara su esencia de mujer o bueno de niña en aquel entonces y de adolescente ahora, yo lo hacía y aún lo hago con gusto, pues ella era limpia, de hecho yo era su única pareja sexual, a pesar de tener libertad total para salir con alguien más ella siempre declinaba las invitaciones.
De igual manera ella me pedía que cuando fuera al gimnasio o a jugar futbol, le diera a mamar mi verga, ella no solo la chupaba, lamía mis ingles y periné, se la pasaba olfateándome por horas, incluso ya después de coger, a veces yo veía tele y ella solo olía mi verga y mi zona púbica.
Le encantaba hincarse en la regadera frente a mí, recoger su cabello con sus manos sosteniéndolo en una cola con una mano, con la otra sostener mi verga y abrir su boca para que la orinara toda, de hecho tragaba mi orina, ella misma fue quien me pidió que se lo hiciera la primera vez, fue la única que por iniciativa propia metió su lengua en mi culo, sentí extraño la primera vez, pero le agarre el gustillo; en fin, era una chica que le gustaba los olores intensos en los genitales, ¿qué podemos decir? cada quien sus fetiches.
*****
- Si papi, así, métemela toda—su acento costeño me excitaba tanto.
- Aaahhh
Le metía un dedo en el culo mientras ella rebotaba como si tuviera resortes en sus nalgas, sentí que iba a eyacular y la besé metiéndole la lengua en su boca, moviendo mis caderas y metiendo y sacando el dedo de su culo todo desesperado, mis caderas se movían salvajemente, dando poderosas estocadas en la raja de lupita que gritó su orgasmo meneando sus caderas.
- Aaahhh—gemí vaciándome dentro de ella, que después se movió lento mientras me besaba toda la cara con mucha ternura, como agradeciendo que me la hubiera cogido tan salvaje como si la quisiera partir en dos.
Ella se desacopló de mi cuando sintió que ya no salía leche de mi verga y con su boquita me limpió, yo solo cerraba mis ojos por el placentero descanso y relajación que solo el post coito puede dar.
- Ay papi, te digo algo, ya no quiero tomar anticonceptivos, quiero un hijo tuyo—decía mientras acariciaba el parche anticonceptivo un poco por arriba de su ingle derecha, para que lo tapara su traje de baño cuando iba a la playa.
- No, sabes que eso no es prudente—dije acomodando mi ropa y cerrando mi pantalón– eres muy joven aún, eres casi una niña para tener un bebé, te falta terminar la escuela, ya te dije, debes entregarme un título universitario, sino me enojaré contigo.
- Es que de solo pensar que me echas tu leche para preñarme, me pone como agua para chocolate papi—decía chupándose los dedos—no sabes cómo fantaseo con sentir como tu leche escurre dentro de mi preñándome, ver como mi panza empieza a crecer y como se va a ver cuándo me estés cogiendo yo arriba de ti, aaahhh— se encorvó y gimió excitada cerrando sus ojitos y apretando sus piernas, por sus propias palabras.
- De perdido esperemos a que crezcas mas—dije yo acariciando los rizos negros de su cabello—hay que darle tiempo al tiempo, es más capaz que encuentras a un chico y te casas con él y querrás hijos con tu esposo y no conmigo.
- Sabes que eso no va a pasar—me dijo besándome en la boca con mucha pasión—yo solo te quiero a ti y si llegase a suceder no te voy a dejar de ver y como quiera tendré un hijo tuyo, no me importa “cuernear” a mi marido contigo, creo que me excita pensar en engañarlo contigo.
- Ok, entonces tú y yo engañaremos a tu maridito y tendrás un hijo mío ¿prometido?—dije yo pellizcándole un pezón, ella abrió su boquita y frunció en entrecejo en total abnegación.
- Si papi, sabes que soy tuya, puedes hacer conmigo lo que quieras, es más si quieres ahorita te cumplo la promesa—dijo acariciando mi entrepierna por encima del pantalón y haciendo un además de arrancarse el parche con la otra mano, su mirada era pícara, pero también se veía excitada– ¿ya nos vamos o me vas a dar por mi culo? Aún estoy cachonda papi.
- Creo que nos vamos, en tu casa usa uno de tus consoladores para que te bajes lo caliente
Le había regalado consoladores y vibradores, los usaba a menudo, la tenía acostumbrada a coger por muchas horas seguidas, pero ahorita tenía que regresar a la casa, por eso mejor le sugerí la autosatisfacción.
- Bueno—dijo con puchero—pero ¿tienes ganas de orinar?–Era una diablilla como les había contado, me miraba con una sonrisa pícara mientras mordía su meñique coquetamente.
- ¿Pero cómo o dónde? Si lo hacemos vas a llegar toda mojada y apestosa, además vamos a mojar el carro.
- Vamos abajo papi, los árboles nos tapan.
- ¿Abajo?– miré en todas direcciones, la calle lucía vacía.
- Si papi, anda, lo hacemos rápido, ¿Si?
Bajamos al mismo tiempo del auto, ella se hincó cerca de un arbusto frente al auto, no se distinguían nuestras siluetas, sonriéndome tomó su cabello e hizo una coleta, jaló mi verga que yo ya había liberado y la apuntó a su cara, concentré todas mis neuronas en mi esfínter urinario y el chorro salió.
Fue una total y completa lluvia dorada, ella prácticamente se bañó en mi orina, movía mi verga como una vil manguera, mojo toda su cara, tragó mucho y el resto resbalo por todo su cuerpo, levantaba su cara para que el chorro diera en su cuello, cuando terminé ella metió el glande y mientras me miraba lo chupó, la niña sabía que eso me excitaba, la orina empapaba su delgada blusa, a pesar de la escasa luz, podía verles sus pezones marrón intenso, logró su cometido, mi verga endureció más.
- Se te paró otra vez, ¿me la metes?—dijo mirándome con esa mirada sexual que hacían a mi pene ponerse más duro.
- ¿Dónde la quieres?—dije con voz ronca.
- En mi culo.
La levante y la recargue en el cofre del auto, perdí la cordura, pues me estaba cogiendo a una menor de edad en plena vía pública, ya no pensaba, incluso casi la azoté sobre el cofre, aun así pude ver una sonrisa en sus labios.
Repetí la maniobra dejando su tanga en una nalga, escupí en mi mano y le unte el culo con saliva, mi verga dura se posicionó sobre el nudo, escupí más y embarre mi glande, ya estaban resbalosos para compenetrarse.
- Aaahhh si papi, así, estas bien duro, bien rico… aaahhh.
Lupita estaba muy excitada, cuando eso pasaba decía de todo.
- Papi… papi… papi. Si, que rico me partes, siento como me revientas por dentro aaahhh.
La sujete de las caderas cuando mis huevos chocaron contra su raja, la danza copuladora empezó, la sodomización había sido nuevamente exitosa.
- Papi si, dame duro, muy duro, quiero que me dejes toda hinchada del culo, aaahhh no te pares, dame… dame.
El auto se mecía con las embestidas que le daba, no sé si a ella le lastimaba el borde del auto, pues yo me retiraba para agarrar vuelo y me dejaba ir con todas mis fuerzas, cuando chocaba mi pubis con la línea inter glútea se oía un chasquido, era una adolescente de 14 años con un bello cuerpo, sus jóvenes nalgas vibraban a cada empuje que le daba.
- Me gustas mucho Lupita, me gusta que seas mía—decía yo bramando.
- Si papi, soy tuya, tuya, tuya, tuya—decía “tuya” a cada embestida que le daba y sus rizos volaban– si aaahhh dame fuerte, reviéntame, dame, dame, soy tuya, solo tuya, hazme lo que quieras, reviéntame con tu verga el culo, solo tú puedes hacerlo…aaahhh… así que hazlo, ay, ay, ay si papi gózame como solo tú puedes ay aaahhh… aaahhh.
Mis caderas se movía a la velocidad de la luz, algo que tenía ella era que hablaba mucho durante el sexo, le gustaba decir todo lo que sentía, lo que quería sentir y sobre todo que yo sintiera rico, me halagaba con sus palabras y también me decía cuanto me amaba, que era mía y sobre todo que le diera duro.
El carro ya rechinaba por la fuerza y velocidad con la que le daba, sentí mis huevos explotar nuevamente, la tomé por sus cabellos y la pegué al cofre del auto, oprimí su mejilla contra el cofre, creo que le dolió porque gritó más.
- Me vengo en tu culo bebé—dije yo apunto de eyacular.
- No papi, no papi, en mi panocha, los quiero en mi panocha, échame tus mocos en mi panochita.
De puro milagro alcancé a sacar mi verga y metérsela en su encharcada raja, cuando lo hice pude ver como abrió su boca como zombi y puso sus ojos en blanco.
- Aaarrrggg—gemí eyaculando mi leche en su raja.
- Si papi, siento tus chorros, ay que rico, sí, sí, me vas a embazar, que rico me preñas papi aaahhh.
Tuvo un orgasmo muy, pero muy intenso, sentí su vagina como se contraía, parecía que convulsionaba, Lupita también hacía movimientos espásticos, me asustó con lo que me dijo, baje mi mano a su ingle y pude sentir el parche anticonceptivo, sonreí, pues no la iba a embarazar, pero ella fantaseaba mientras eyaculaba en ella.
- Papi que rico, andaba muy caliente hoy, quería quedarme contigo a coger toda la noche.
Decía aun recargada con los brazos en cruz sobre el cofre de mi auto, sus ojos cerrados y la sonrisa en su boca demostraban lo mucho que había gozado, la ayudé a ponerse de pie, la bese un rato y nos subimos al auto.
- Eres una niña deliciosa—decía yo acomodando mi ropa.
- Pues ya no soy tan niña como cuando me conociste y me reventaste todos mis agujeros, creo que cuándo crezca más ya no te voy a gustar ¿verdad?—decía tocando sus senos más desarrollados, no los botones mamarios que profane hace años.
- No digas eso, tú siempre me vas a gustar—le acaricié un pezón sobre su camiseta mojada de orina.
- ¿Y me vas a embarazar?—volvió a morder su meñique, eso hacía cuando quería obtener algo de mí, sabía que eso me enloquecía.
- Si bebé, solo seamos pacientes.
- Ay si, ya quiero tener un pedacito tuyo en mi brazos y que te diga papá—decía ella poniendo sus brazos como si arrullara un bebé.
Reí enternecido por sus palabras, la besé suavemente en los labios, nos acomodamos y arranqué, ella ya no se puso su short, no le había quitado la pantaleta cuando cogimos, solo la hice a un lado, llegamos a su casa y después de un apasionado beso y un buen manoseo mutuo, se bajó con su short en la mano.
- ¿Entonces no te quedas a dormir conmigo?—decía desde afuera recargada en la puerta del auto
- No bebé, tengo visitas, y sabes que no me gusta quedarme aquí, tú no eres nada callada cuando cogemos y dices tantas cosas, que me apena ver a tus papás al otro día.
- Ay ellos ya saben lo que pasa entre nosotros y no dicen nada, les gusta que esté contigo porque me ayudas en mi escuela y mis cosas, además por cómo se te pone la verga creo que tú también lo disfrutas.
- Jajaja bueno, luego bebé—dije yo recordando los pocos momentos en los que yo llegué a quedarme en su cuarto, básicamente porque andaba muy ebrio para manejar.
- Ok—dijo ella soltando el auto al enderezarse se dio la vuelta coqueta y caminó a su casa.
Ella tenía una entrada propia, aún vivía con sus papás, pero yo le había pagado remodelaciones en su recámara de tal forma que era independiente de la casa, tenía baño, cocina propia y obviamente su propia despensa; básicamente era solo un decir que vivía ahí, porque cuando no estaba en la escuela muchas tardes las pasaba conmigo; entró a su casa y antes de hacerlo volteo y me lanzó un beso soplado usando su mano, yo hice además de atraparlo y lo puse en mi boca.
Continuará
Buenisimo
muy bueno, ya veo como Esmeralda le va a tocar compartir con su hija.
Tania se ve cada vez más desinhibida y en cuanto a Lupita, ella ya disfruta con todo.
Excelente análisis, ya espero la siguiente parte del relato
Que excelente historia. Me encanta cuando aparece una cómplice del protagonista
Delicioso. Más