Tania con casi 10. Capítulo 3
Esmeralda se compenetra mas con su cuñado.
Nota del autor: sé que el título es sobre tania, pero teniendo una madre como esmeralda, se debe aprovechar la situación. Espero disfruten leerla tanto como yo escribirla.
saludos, besos y abrazos.
atte adalberto197
Capítulo 3
Regresé a la casa y al estacionar el carro, vi luz en la sala, alguien veía tele, entré y vi a Esmeralda sentada viendo la tele, me volteo a ver muy seria cuándo entre.
- ¿Pues dónde vive la lupita “esa”, que tardaste tanto?—lo dijo en tono despectivo hacia Lupita.
- No vive lejos, pero nos pusimos a platicar ¿Y Carlos?—dije yo cambiándole el tema.
- Dormido y roncando mucho—dijo ya cambiando el tema– por eso vine a ver tele, se me fue el sueño.
- ¿No te bañaste?
- La verdad no, estaba tan cansada.
- Me voy a bañar ¿quieres acompañarme?—le dije con el tono más natural que pude.
- ¿Estás loco? ¿Cómo me pides eso? Tu hermano está dormido—dijo abriendo sus hermosos ojos verdes—se va a dar cuenta.
- Está noqueado, él tiene muy poca tolerancia al alcohol.
- Eso si—lo dijo como aceptando que ni un cuete lo despertaría—pero los niños no, ellos si se darían cuenta, nos van a escuchar.
- No si usamos el baño del fondo, el que no tiene tina, además no vamos a hacer nada malo, solo nos bañaremos.
- Es que…– lo dijo bajito—creo que eso es peligroso Paco y no creo que sea muy correcto, mejor no, mejor báñate tu so…
No la deje terminar, la tomé de la mano y la llevé al baño, ella se dejó llevar, así era yo, no las dejaba pensar, tenía un actuar muy rápido y generalmente para cuando acordaban estaban desnudas boca abajo, recibiendo mi verga por sus culos.
Ella atenta vio como le fui desabotonando la blusa, sentí el rubor en sus mejillas cuando se lo saqué y quedo en falda y sostén, abrí la llave y regule la temperatura, me giré hacia ella que seguía parada dónde la dejé, inmóvil, como una autómata, miró mi pantalón cuando empecé a desabrocharlo, lo baje y mi bóxer negro tenía una mancha blanca de los jugos vaginales de Lupita, había olvidado eso, esmeralda vio la mancha y me miró a la cara, se veía seria.
- Creo que el agua ya está bien.
- ¿Y esa mancha?—dijo señalando mi bóxer.
- Mancha de sudor—le dije no dándole importancia a los mocos vaginales de mi joven amante embarrados en mi bóxer.
Me acerqué y le baje el cierre de la falda, esta cayó al piso, ella levantó sus piernas para sacarla completamente, ella quedó solo en ropa interior, era muy sexy, me quité la camisa y quedé solo en bóxer
- Vamos, entremos a la regadera.
- ¿Te bañas con ropa?—preguntó ella viendo que no le quitaba su ropa interior, reí para mi adentro.
- Tienes razón, el agua aquí es muy baja en cloro, pero muy alta en sales.
Frente a ella me baje el bóxer, mi pene no estaba erecto, pero solo era cuestión de que me concentrara, noté su mirada en mi pene, tenía algo de moco de Lupita, me acerque a ella y la giré, ya de espaldas le liberé el broche del sostén, ella colaboró y movió sus brazos, el sostén cayó al suelo, así de espaldas tomé la pantaleta con ambas manos del elástico superior y la baje, juro que escuche un suspiro de ella.
La giré poniéndola de frente a mí, sus hermosos pezones rosados apuntaban a mí, su pubis estaba parcialmente depilado, se veía muy coqueto su bostachito, tenía el bronceo de la mañana, se marcaba el bikini que traía, yo admiraba todo su cuerpo, ella mi miraba a los ojos y ratos a mi pene.
- Tienes unos pezones muy bonitos—dije yo natural y los acaricié.
- Aaahhh—como acto reflejo ella gimió abriendo su boca y sus hermosos ojos verdes como asustada.
- Ven entremos.
Tomé la regadera teléfono y la mojé toda, después a mí mismo, luego tomé el jabón e hice espuma en mis manos, Esmeralda todo el tiempo seria solo me veía.
- Ponte de espaldas mí para lavarte
Ella dócilmente se giró, sus nalgas lucían el bronceo de su bikini, se veían hermosas, tenía algunas espinillas en sus nalgas cerca de la zona del ano, me sentí privilegiado por ser de los pocos en admirar esas íntimas espinillas.
Empecé a frotar el jabón en su espalda, era suave y tersa su piel, lo hacía a velocidad moderada, no quería que se viera como un manoseo, pero también lo quería disfrutar.
Bajé mis manos a sus nalgas, sentí su respingo cuando las dos se posaron en su respectiva nalga, ahí si no me resistí y las apreté, baje a sus muslos y los fui enjabonando, le pedí que levantar un pie para lavárselo, ella lo hizo, pero al hacerlo abrió un poco sus piernas enseñándome su vulva, juro por Dios que vi como brilló del abundante moco de excitación que tenía, luego levantó el otro y se lo lavé.
Subí mis manos por dentro de sus muslos, ella no sé si por reflejo o por excitación los abrió, justo cuando mis manos iban a tocar su vulva, las retiré, sentí como ella levantó su cabeza desconcertada, creo que ella esperaba mis manos en su vulva, la giré dejándola frente a mí.
- Ya te lavé toda tu parte posterior, ¿quieres que te lave el frente?—pregunte yo mirándola a los ojos.
- Si paco—contestó algo seria, pero dócil.
Mis manos tomaron el jabón, frote haciendo espuma, ella atenta miraba lo que hacía, una vez logrado deje el jabón y empecé a frotarle el cuello, después los hombros y baje al mismo tiempo las manos por sus brazos hasta llegar a las manos, cuando lo hice sentí como entrelazó sus dedos con los míos y los movió como yo los movía enjabonándolos.
Solté sus dedos, ahora debía enjabonarle el tórax, ambos lo sabíamos, mis manos a una velocidad baja pero constante se dirigió a la parte que solo algunos habían podido tocar, sus hermosos senos.
- Aaahhh—gimió ella, frunciendo su entrecejo.
- ¿Estás bien? ¿Te lastimé?—pregunté yo con fingida inocencia.
- No, no. Si estoy bien.
- ¿Sigo?
- Si, por favor.
Sus ojitos ya suplicaban y no me hice del rogar, seguí enjabonando sus pechos, los frotaba de arriba abajo, con mis dedos apretaba suavemente sus pezones al mismo tiempo, Esmeralda a ratos abría su boca y cerraba sus ojitos, pero rápidamente los abría como recordando que no debía excitarse, al menos no descaradamente.
Baje mis manos dejando descansar sus tetas, ella atenta miraba como mis manos acariciaban su abdomen, metí un dedo enjabonado en su sexy ombligo, ella respingo riendo.
- Jijiji, Paco me haces coquillas.
- ¿Ah sí? ¿Muchas?—dije yo con cara de travesura y ataque su ombligo, ella se retorció y lucho para que no le hiciera cosquillas.
- Para, vamos a despertar a todos, Jijiji.
- Es verdad—le dije, pero la abrace y la pegué a mí, ella abrió los ojos entre asombrada y asustada pero no dejo de sonreír—imagínate que nos vean así.
- Si, imagínate—dijo colgándose de mi cuello con sus brazos– ¿qué diríamos?—sonrió divertida y curiosa esperando mi respuesta.
- Bueno, podemos decir que teníamos ganas de bailar.
- ¿De bailar? Jajaja—preguntó divertida, los dos hablábamos bajito para no despertar a alguien.
- Si, esta es una buena pista de baile y el jabón facilita el movimiento, mira.
Empecé a moverme como cuando bailamos en el antro, Esmeralda sonrió, colgada de mí me siguió el juego y se empezó a mover como en el baile, seguía mi movimiento, nos estábamos divirtiendo bailando en la ducha todos enjabonados y desnudos, ella con sus brazos alrededor de mi cuello y yo con mis manos en su cintura.
- Oye, pero las vueltas aquí sería peligrosas ¿No?—preguntó ella sonriendo mientras seguía el ritmo de mis caderas con las suyas, como si sonara la canción de salsa más caliente del mundo.
- No sé, averigüémoslo.
La separé de mí y la giré levantando sus manos con las mías, ella reía muy divertida y por poco se cae, lanzó un gritito, se tapó la boca como intentando no ser escuchada y se pegó a mi otra vez colgándose de mi cuello y sus caderas volvieron a seguir mi ritmo, literal seguíamos bailando.
- Creo que si es peligroso—dije yo riendo—mejor ya no lo intentamos.
- Jajaja—se rio divertida de mis palabras sin dejar de moverse—oye pero ¿veníamos a bañarnos o a bailar?
- Es verdad, yo te estaba bañando.
Me separe y tomé más jabón, me embarre todo el cuerpo por el frente y la miré con cara pícara.
- Ahora sí, a bañarte
- Jajaja
Rio divertida cuando empecé a frotar todo su cuerpo con el mío, se dejaba hacer por mí con una sonrisa de oreja a oreja, mi verga ya empezaba a reaccionar, ella lo sintió y volteo a verla y luego a mí con una sonrisa de travesura, yo me encogí de hombros como diciendo “es un reflejo” y seguí ante la risa de ella.
No le había tocado la vagina, quería dejarlo hasta que el momento propicio llegara, quería que ella me lo pidiera.
- Bueno Esme, mi muy amada y respetada cuñada, ya acabe de enjabonarte—le dije mirando todo su cuerpo buscando zonas sin jabón.
- ¿Toda ya? Falta algo ¿No?—dijo con algo de decepción, creo que ya estaba caliente.
- A ver—dije yo repasando su cuerpo mientras murmuraba—cara, espalda, piernas, brazos, tetas… mmm… si, ya vi; tienes razón, faltó algo, pero tú tienes la culpa por distraerme con tanto baile.
- Jajaja ¿Yo?—rio divertida, creo que si se la estaba pasando bien.
Tomé más jabón e hice más espuma, lo deje y me acerqué a ella la giré poniéndola frente a mí pero ella de lado, así podía tener acceso a su culo y vagina al mismo tiempo, pegué su cadera mi verga que ya estaba dura y al mismo tiempo pase mi mano derecha por su vagina y la izquierda por en medio de sus nalgas palpando su culo.
- Aaahhh—gimió cerró sus ojos, aunque los abrió al instante.
Mi mano acarició más que enjabonar su vulva, quería palparla y sentirla bien, a plenitud, mi dedo pasó por entre sus labios y sentí toda la humedad de su vagina, mientras mi mano enjabonaba entre sus nalgas acariciaba con mi dedo medio su ano, sentí la firmeza del mismo, obviamente que el bruto de mi hermano no la había tocado.
- Aaahhh—volvió a gemir, cerró sus ojos y abrió su boca, y así permaneció, creo que sucumbió ante el hecho de estar siendo “masturbo-lavaba” por mí.
Aceleré mis movimientos “lavatorios”, mi dedo hacía giros en el clítoris y lo deslizaba hasta el introito, mi otro dedo medio ya presionaba su ano, ya casi entraba, sentí como lo aflojó y logre meter la primera falange.
- Aaahhh—gimió nuevamente, abrió los ojos y giró su cabeza para verme– ¿así lavas a todas tus amigas? aaahhh
No contesté, no iba a dejar que me cuestionara en mis asuntos, así que solo metí más mi dedo en su culo y el otro en su raja, ya era una masturbación plena y firme, ella era un gemido tras otro, mordía sus labios para no gritar, mis dedos entraban y salían sin misericordia, sentí como ella se arqueó y su mandíbula tembló como si tuviera frío, el orgasmo había llegado muy intenso, ella tomó mi mano inmovilizándola dentro de ella, sentí como mi dedo se mojó como si lo hubieran orinado, mientras yo lo flexionaba y extendía para seguirla estimulando.
Saqué mis dedos lentamente de sus dos agujeros, ella gemía quedito cuando lo hacía, abrí la llave del agua y le quité todo el jabón, e incluso dirigí el chorro a su vagina limpiándole el jabón y sus jugos vaginales, ella respiraba lento y profundo, abrió su boca cuando mi dedo regreso a la intimidad de su raja, lo saque todo lleno de mocos, abrió sus ojos y me miró y más los abrió cuando vio como me lleve el dedo a la boca y lo probé, quería saber si sabían igual la madre y la hija.
- ¡Paco!—dijo mirándome saborear su flujo vaginal.
- ¿Qué?—dije yo encogiendo mis hombros—solo quería probar a que sabía.
- Mmm, a ver ¿Y el otro dedo no lo pruebas?—arqueo su ceja en señal de reto, refiriéndose al dedo que le había metido en el culo.
- Ah claro, también.
La giré y le metí el dedo en su ano, ella dio un gritito callado abriendo sus ojos sorprendida, le metí el dedo en su totalidad, lo metí y lo saque un par de veces, después lo saqué, ella sola se giró mirándome con ojos enormes como me llevaba el dedo a la boca, ella misma detuvo mi mano.
- No Paco, era broma.
- Pues yo no bromeaba.
Lleve el dedo a mi boca y lo chupe saboreando el sabor de su culo, abrió su boca asustada y después se rio.
- Jajaja tu hermano me dijo que tú estabas loco, pero no imaginé que tan loco estabas.
Nos secamos y enredamos las toallas en nuestros cuerpos, ni ella ni yo había llevado ropa para después del baño, algo me vino a la mente y le hable quedito cerca de su oído.
- Oye Esme.
- ¿Qué?—preguntó con voz baja.
- Note que tenías espinillas en tus nalgas.
- Hay no que pena—se tapó la cara—se ven horribles ¿Verdad?
- No, no lo digo por mal, se te ven sexys, solo que yo tengo una compulsión y obsesión con las espinillas, apenas veo una y la quiero reventar, ¿me dejas?
- Ay no que pena, como crees, además ¿dónde lo haríamos?—dijo volteando a todos lados, ese era mi momento.
- Ven vamos a mi cuarto.
De la mano la lleve y la acosté en mi colchón inflado boca abajo, le quité la toalla y ahí estaba mi cuñada nuevamente desnuda ante mí; me quité la toalla, ella lo notó, pero no dijo algo, me senté en sus muslos y desde ahí con mis pulgares le exprimí sus espinillas una a una, creo que fueron 8 o 9
Se quejaba ella cuando le reventaba una.
- Duele, despacio… auch.
Lo decía tan sensual que mi verga se erecto, finalicé la exprimida y le acaricié sus nalgas al mismo tiempo.
- ¿Dolió mucho?
- Sí, mucho, fuiste muy tosco— giró su cabeza para verme poniendo pucheros, como niña regañada, se veía tan hermosa—además me duele la espalada, creo que me contracturé bailando, anda dame masaje.
- Claro, espérame.
Me levante a buscar aceite, si algo no faltaba en mi casa era el aceite lubricante, para masajes y para… jejeje, ustedes ya saben.
Esme me siguió con la mirada viendo mi verga erecta apuntando al cielo, abrí un cajón y saqué el aceite, regrese a donde estaba y me senté en sus muslos, vertí el aceite y ella respingo al sentir el líquido frío y aceitoso.
Mis manos fueron lentamente de arriba abajo en su espalda, noté como ella se relajó disfrutando el masaje, yo soy un experto masajista, eso me ha hecho ligarme muchas mujeres y consentirlas antes o después del sexo.
- Aaahhh que rico—dijo Esmeralda en un suspiro.
Me subí un poco más y mi verga se colocó entre sus nalgas, Esmeralda gimió, aproveché y puse un poco de aceite entre sus nalgas, ella volteo
- ¿Qué haces?—dijo algo asustada.
- Te doy masaje doble.
- ¿Doble? ¿Cómo es eso?—ahora su mirada era de duda.
- Si, mira con mis manos te doy en la espalda y con mi verga te doy sobre tu ano, relájate lo vas disfrutar
- Pero…
- No te preocupes, no habrá penetración, es solo masaje entre familia.
- ¿Seguro?—me miró con sus ojos angustiados
- Prometido—en ese momento estaba tan cachondo que hubiera prometido caminar sobre el sol.
Mi verga se empezó a deslizar al mismo tiempo y ritmo que mis manos, note como Esme al sentirlo apretó las sábanas que tenía en la colchoneta inflable, el ritmo fue subiendo poco a poco hasta que solo movía mis caderas sobre sus nalgas.
- Aaahhh Esme… Esme
- ¿Si, Paco? aaahhh
- Creo que encontré la contractura, me voy a mover fuerte.
- Si paco, muévete fuerte aaahhh—dijo ella ya fuera de sí.
Puse mis manos a cada lado de su cuello para inmovilizarla cuando empujara, ella elevó sus nalgas para facilitarme el movimiento; ya loco de excitación empecé a simular una cópula, mi verga se deslizaba sobre su culo y raja al mismo tiempo.
Yo casi grito cuando mis huevos estallaron, un enorme chorro saltó cayendo en su espalda, en ese momento no pensé, solo tome mi verga y la puse en la entrada de su ano y metí un poquito mi glande, solo lo necesario para dejarle un enema de semen, el aceite lubricante facilitó todo, lo metí y lo saqué sintiendo mi glande apretado por ese esfínter virgen.
- Aaahhh—gimió ella al sentir donde terminaba mi eyaculación, apretó sus dientes y también las manos, estás últimas sobre las sábanas, de reojo pude ver que tenía los ojos en blanco.
Terminé de eyacular y le saqué la escasa parte que metí del glande. Caí fulminado a su lado, ella estaba sudada y sonreía, abrió sus ojos y me miró.
- ¿Por qué metiste tu semen en mi ano?—dijo ella, pero por su sonrisa parecía más curiosa que molesta.
- Perdón, no pensé, creo que no debí, no fue correcto.
- ¿Sabes que nadie ha metido ni si quiera un dedo, mucho menos una verga ahí?—dijo usando la palabra verga.
- Perdón Esme, yo no pensé con claridad—dije yo fingiendo estar apenado– pero no te metí la verga, eso tengo que aclararlo, solo fue una parte del glande.
- Jajaja con todo lo que hemos hecho creo que eso puede ser perdonado, ya no te preocupes; lo hecho, hecho está, aunque siento rara tu leche en mi culo, pero igual gracias por el masaje.
Se acercó a mí y fue ella quien me besó en los labios, ya no fue un inocente besito, fue más un juego de labios, nuestras lenguas no se tocaron, pero si jugueteamos un rato con nuestras bocas, era ya muy tarde, tal vez las 4 am o más, ella cerró sus ojos, así boca abajo como estaba, y yo los míos.
La luz de la mañana dio directamente en el rostro de Esmeralda, se había quedado dormida conmigo, brincó cuando se dio cuenta de eso, su espalda aún traía mi leche, pero ya seca, ella llevó la mano a su culo y palpo mi leche que aún estaba fresca.
- Paco despierta, nos quedamos dormidos—dijo en tono alarmado y molesto.
- ¿Qué horas son?—dije tallando mis ojos.
- No sé, pero capaz que Carlos ya se despertó—se notaba asustada y desesperada, tal vez algo arrepentida.
- No creo, aquel tiene el sueño pesado—dije yo bostezando.
- Ya me voy, me voy a bañar a mi recámara—se levantó, note su cara seria.
- Esme—le dije en tono suave.
- ¿qué?—contestó ella algo acalorada.
- Acércate.
Se acercó a mí y puso sobre sus manos y rodillas cerca de la colchoneta.
- ¿Qué?—pregunto desde su posición.
Yo la jale y le di un beso en los labios, nuevamente un piquito inocente, pero mi mano le acarició un pezón de su teta que colgaba desnuda.
- Bueno días—dije sonriendo, dando a entender los buenos modales eran primero.
- Ash, buenos días a ti también—lo dijo con resignación, pero sonrió un poco y me dio ella sola otro besito en los labios–no cambias eres un coqueto.
Salió desnuda de mi recámara, ni la toalla tomó, creo que sabía que Carlos no despertaba solo, siempre había que despertarlo, me acosté boca arriba, puse mis manos como almohada y repasé lo sucedido, la verdad no lo había planeado así, pero la oportunidad se presentó. A lo lejos escuché la regadera, sentí mi erección matutina llegaba, sonreí.
Me levanté y fui al cuarto de los niños, ahí estaba Tania, estaba destapada, posiblemente tenía calor su pantaleta era rosa, delgadita, muy seguramente el calor le había hecho quitarse el pantalón, pues estaba a un lado de la cama con sus piernitas abiertas.
Me acerqué a ella y lentamente le fui acariciando su conchita, se sentía el calor que de ahí emanaba, cuando puse mi dedo ella se movió inquieta, presioné más y sus caderitas se movieron por reflejo, deslice su pantaleta y le metí un dedo en su rajita, ella gimió y abrió sus ojitos.
- ¡Tío!—gritó quedito entre asustada y emocionada, volteo a todos lados buscando testigos o posibles peligros.
- Tranquila, tu mamá acaba de meterse a bañar ¿quieres lechita?
- Si—dijo sonriendo emocionada.
- Bueno ¿Te acuerdas cómo fue en la playa?
- Sí.
- Muy bien, lo haremos igual para sacar rápido mi lechita ¿de acuerdo?
- Si tío—contestó emocionada.
Ya estaba de pie cuando yo le dije eso en voz baja, tomé una almohada y la puse en el suelo, la hinqué ahí y después entrelacé mis dedos en su nuca como en la playa, mientras lo hacía ella me miraba, sus ojitos verdes la hacían tan parecida a su madre, era un clon de ella, yo pasaba mi lengua por mis labios saboreando el momento.
- Aaahhh
Gemí al sentir la tibia boca de la niña, le saque la verga, sentí como ella la saboreó y detectó el sabor diferente, era la raja de Lupita y el culo de su madre. La metí y la saqué pero solo para regresarla, fui de lento a rápido y de superficial a profundo, apreté mis dientes y fruncí el entrecejo al sentir uno de los mayores placeres de mi vida al cogerme a Tania por su deliciosa boquita, los cabellos de la niña se mecían al vaivén de mis estocadas, a veces ella hacía arqueo, solo me detenía un segundo para que respirara y después arremetía con la misma fuerza de antes o a veces más.
- Mmmggghhh
Hacía sonidos guturales con su gargantita al ser estrujada con mi verga, sabía que el tiempo era el enemigo, así que me apuré, arremetí con fuerza, Tania se afianzaba de mis muslos, eso facilitaba mi movimiento, sentí como mis huevos explotaban en una eyaculación de los más placentera, pude habérsela metido en lo profundo de su garganta, pero mejor me moví hacia afuera y deje mi glande a mitad de su lengua, quería dejarse ahí para que la saboreara y se fuera acostumbrando al sabor.
- Aaahhh Tania—dije gruñendo—que rico siento al darte lechita… aaahhh.
Mire a Tania que tenía las mejillas hundidas, chupaba mi glande, succionaba la leche que queda en el meato.
- ¿Te gustó mi leche bebé?
- Si tío, está muy rica—decía Tania lamiendo mi pene.
Pasaba su lengüita por todo lo largo de mi verga, mientras lo hacía me miraba, ella extraía el sabor de mi leche de lo largo de mi verga, no sé si se daba cuenta la reacción que despertaba al hacerlo, para ella era solo un juego sacando la esencia que le gustaba, para mí era un acto muy erótico y sensual.
Mi verga se volvía poner dura de solo ver cómo me lamía hincada frente a mí en ropa interior, el enemigo era el tiempo, escuche como la regadera se cerró, gentilmente retiré a Tania.
- Ya bebé, ya va a salir tu mamá, recuerda, secreto—puse mi dedo en señal de silencio sobre mis labios.
- Si tío, secreto—hizo la misma seña.
Salí y me metí en mi recámara, me metí a la regadera y me di una muy merecida ducha, me vestí y bajé a la cocina cuando entre vi a Esmeralda, estaba haciendo el desayuno, el olor a huevos con tocino impregnaba el ambiente, ella me miró cuando entré.
- Buenos días Eme—saludé cordialmente.
- Buenos días, perdón te agarré los huevos para hacer el desayuno—lo dijo inocentemente.
- No te preocupes, puedes agarrarme los huevos cada que quieras para lo que quieras jajaja.
Me volteo a ver con una mirada fulminante, no se había dado cuenta lo que dijo hasta que yo le hable en doble sentido burlándome, miró a la entrada de la cocina como diciendo “alguien puede entrar” regresó a lo que guisaba, traía un blusón a media nalga y un short de tela delgada, con atención se podía distinguir su sexy pantaleta.
- ¿Cómo dormiste?—pregunté yo burlonamente.
Volvió a verme, me miró seria.
- ¿Quieres que te sirva el desayuno?
- Si, por favor—contesté yo con una sonrisa.
- Paco, por favor quiero pedirte algo.
- Claro, dime.
- Quiero que olvidemos lo de anoche ¿podemos hacer eso?
- Sé a qué te refieres—le contesté tranquilo—no lo mencionare con nadie—vi que ella se relajó cuando lo dije– pero hay algo que no puedo hacer, no lo olvidaré nunca.
Ella me miró seria y después me brindó una sonrisa como aceptando ese hecho de olvidarlo nunca, creo que ella tampoco lo iba a olvidar. Cuando me servía la jalé un poco hacía mí, ella se inclinó yo le acerqué mi cara.
- ¿Familia como siempre?—dije yo tomándola de la cintura, su teta estaba cerca de mi cara.
- Si Paco, familia como siempre– fue ella misma quien paró sus labios y me dio un piquito en los míos.
Continuará
excelente como las dos partes anteriores.
Se ve como Tania ya le agarró totalmente el gusto y Esmeralda ya no puede contener las ganas
exelente, como de costumbre