Tania con casi 10. Capítulo 6. Historia de Lupita parte 1
hago una pausa para contar la historia de lupita.
Nota del autor, hago una pausa con Tania, creo que es importante conocer la historia de Lupita, la tengo escrita desde hace como 3 meses, pero no me atrevía a publicarla, bueno aqui está, nuevamente me excedí en lo largo así que la dividí en dos partes. Espero disfruten leerla como yo escribirla.
adalberto1979.
La historia de Lupita
Conocí a lupita cuando tenía 11 años de edad, hacía unos meses que los había cumplido, estaba en la playa jugando con sus amigas, su cuerpo ya demostraba desarrollo y prometía ser un monumento de mujer, llegue con mi auto clásico, las chicas siempre se han impresionado con él, ese día mi intención no era “ligar”, solo era solo pasear, había jugado futbol soccer con unos amigos y fuimos a la playa a tomarnos unas cervezas.
Nos acabamos las bebidas y decidimos que cada quien a su casa, me disponía subir a mi auto, cuando siento la presencia de las preadolescentes atrás de mí, voltee y vi por primera vez a Lupita con su cabello negro azabache como la noche más oscura y sus rizos haciendo bucles en todas direcciones, su cuerpo delgado, pero ya con caderas, sus tetas eras pequeñas, casi imperceptibles por lo holgada de su blusa, de hecho ella no es de mucho busto, es la típica mujer mucha cadera y nalga, pero poca teta; traía un short blanco de tela delgada que dejaba ver su ropa interior color rosa, una blusa que dejaba descubierto su abdomen plano y su ombliguito.
Estaba al frente de tres niñas en apariencia de la misma edad que ella, Lupita con las manos en su cintura y esa sonrisa de seguridad que nunca ha perdido, su cabeza algo inclinada hacia un lado y mirándome de arriba a abajo la hacía ver tan segura de sí misma; las vi algo desconcertado, pensé que me pedirían dinero o algo así, en eso Lupita habló con ese acento costeño que me enamoró.
- Qué bonito, ¿Es tu auto “pues”?—dijo mostrando sus hermosos dientes.
- Si—dije yo sonriendo mirándolas todavía desconcertado—las invitaría a dar una vuelta, pero no quiero que se vayan a molestar sus papas—me disponía a subir, cuando la escuchó hablar de nuevo.
- Mis papas no se enojan—contestó lupita, volteo a ver a las demás como líder que era—yo si voy a dar una vuelta contigo en tu auto pues.
Admiré su seguridad, no demostraba miedo ni nerviosismo, eso me gustó mucho de ella, que fuera “aventada” para hacer las cosas.
Las otras no quisieron subir y se fueron sonriéndole cómplice a Lupita, que subió sola. Ese fue el principio de nuestra amistad; por mucho tiempo (meses de hecho) paseamos solamente, no la manoseé, ni nada, fuimos amigos de paseo a partir de ese día.
Muchos días nos vimos, a veces con sus amigas, otras ella y yo solos; era ella la que me buscaba, de repente cuando acordaba ya estaba a mi lado saludándome, le invitaba helados, comida, etc. Me platicaba sus cosas, los chismes de lugar, la verdad me la pasaba muy bien con ella, siempre tenía plática, era como un periquito que no paraba de hablar. Se esmeraba en hacerme sentir bien, cuando comíamos helado era ella la que limpiaba mi boca con su servilleta, hizo varias comidas para mí, sabían horrible, pero me las comí por respeto a sus atenciones para conmigo. También varias veces fue a verme jugar futbol, mis amigos se burlaban diciendo “wey, ya llegó tu hija”.
Yo solo sonreía porque Lupita no se inhibía con las miradas de los demás, ella entraba partiendo plaza, como si nada se sentaba en las bancas y desde ahí me echaba porras y le gritaba al árbitro reclamándole cuando alguien me tumbaba disputando un balón, incluso varias veces llevó a sus amigas y organizó porras para nuestro equipo.
Mis amigos terminaron aceptando su presencia, incluso ella, al medio tiempo o final del juego, platicaba con algunos de ellos haciéndoles ver sus errores durante el juego y dándoles consejos de cómo defender o cómo manejar el balón.
- Y es que el grandote que trae el 8, no le pega bien al balón, déjalo tirar al cabo que no le va a atinar a la portería, mejor cuida al que trae el 9 “pues”—le decía a uno de mis defensas.
Yo sonreía viéndola tan madura para su edad, siento que ellos sentían tanta ternura de tan chiquita y dándoles consejos, que los aceptaban sonriéndole amablemente.
Un día empezó lo sexual, no debo mentir, me sentí atraído hacia ella desde el día en que la conocí, pero no fue mi intención hacerle algo sexual, no al menos hasta ese día, y es que uno no debe andar por ahí cogiéndose a cuanta niña se topa.
Ese día me pidió que la invitara a mi casa, la quería conocer.
- ¿Y tus papás no se enojan?—pregunté yo con dudas al respecto.
- No, bueno, no les pienso decir, ¿es eso problema para ti?
- Pues sí, no quiero problemas con tus papás.
- No los tendrás, ¿o será que no quieres que conozca tu casa?—dijo con algo de tristeza en su mirar.
- No claro que no, pero ¿No tienes miedo de estar sola conmigo en mi casa?
- Claro que no “pues”, ya te conozco y tú no eres malo—decía con su voz y ese acento costeño que me encantaba.
La lleve a mi casa, veía como ella miraba por la ventana y memorizaba las calles como para no olvidar el camino, cuando no se ubicaba me preguntaba el nombre de la calle.
Llegamos a mi casa y entramos, le invite un refresco, ella vio que tenía bebidas con alcohol y me pidió un caribe.
- ¿No eres muy pequeña para tomar alcohol?—le dije desde la cocina.
- Sí, pero solo quiero uno pues, anda, nunca he probado uno y siempre me da curiosidad. Total si me mareo mucho no me lo acabo y me duermo un rato para que se me pase lo mareado y ya pues.
- ¿y no te da miedo quedarte dormida conmigo aquí?
- No, Bueno si me haces algo dormida ya quedará en tu conciencia pues, igual a lo mejor hasta me gusta—me dijo sonriendo como dando por hecho que ella sabía que no le haría nada. Yo solo sonreí.
Se lo di, era de durazno, ella lo olió y le dio un trago, me volteo a ver y vi su sonrisa de felicidad
- Está riquísimo.
Se levantó y husmeó toda la planta baja, mientras daba pequeños sorbos a la botella; caminó por aquí y por allá, se detenía cuando algo llamaba su atención y me preguntaba que era, cuanto me había costado o donde lo había comprado, como les decía era un periquito que no se callaba y muy inquieto.
Se detuvo frente a mi pantalla y me volteo a ver
- Está enorme tu tele, debió costarte un ojo de la cara pues—dijo admirándola
- Algo, pero lo vale.
- ¿Tienes películas?—preguntó curiosa de ver la pantalla.
- Sí, pero no sé si te gusten, están ahí en el porta DVD
Lo abrió y vio mi colección, tenía de todo tipo, desde las de acción de colección, como “arma-mortal” hasta películas xxx.
- Quiero ver esta—dijo sonriendo mostrando su blanca dentadura.
- ¿segura? No es una película propiamente para niños.
- Si, segura que la quiero ver, ¿me dejas verla?—su carita era de ternura suplicante, ¿cómo podía decirle que no?
- Está bien, ponla—dije entre resignado y algo emocionado.
Lupita la puso y se sentó a mi lado, tomó mi mano, yo sonreí cuando lo hizo pues no era la primera vez que me tomaba la mano, a veces sentados juntos tomados de la mano, solo veíamos el ocaso sin hablar, sintiendo la brisa marina, escuchando el chocar de las olas, el graznar de las gaviotas y mirando el sol perdiéndose en el horizonte. Eran bellos momentos que vivíamos los dos.
Así empezamos a ver la película, la noté alterada con las escenas, sentía como apretaba mi mano, como juntaba sus piernitas.
Tengo que mencionarles la trama de la película, era una que conseguí de contrabando, era de los años 80´s, cuando el mundo era otro y trataba de una hombre que se enamora de una niña, no era americana, era una producción de Europa, ni siquiera distinguía el idioma y los subtítulos eran en inglés, Tuve que traducirle muchos de los diálogos, pues ella no leía bien el inglés, sabía hablarlo, pues era zona turística, pero no lo leía muy bien.
Era una película bastante cachonda, ambos vivían en un edificio de clase media-baja, la niña iba a diario y lo buscaba a su condominio, él la dejaba pasar y todo ocurría dentro de la habitación.
Había escenas de besos y mucho manoseo entre ellos dos, una donde la desnuda pasando su boca por todo el cuerpo desnudo de ella, les repito, en los 80´s el mundo era otro. Otra donde ahora ella lo explora desnudo oliéndolo todo su cuerpo, toma el pene lo olfatea un rato e incluso le da un besito y la escena final fue una de sexo entre los dos, la niña toda sudada gemía como buena actriz que era, mientras era cogida por el tipo en muchas posiciones.
Pero había muchas más escenas cachondas, por ejemplo, la niña en la película gemía mucho cuando el tipo la manoseaba bajo su falda, fueron muchas escenas así, obvio no eran escenas explicitas, pero se veía como su mano se movía bajo la falda con la niña de pie a un lado de él, otras en la cama, incluso una escena él tomaba miel con un dedo, dejaba que colgara como un hilo y la hacía atraparla con su boquita como si fuera semen, luego le metía la mano bajo la falda y se la volvía dar a probar, la niña en la película lamía el dedo con miel y moco vaginal.
Había una escena donde el tipo está en la bañera y la niña entra, se sube en la bañera poniendo sus pies en cada borde lateral de esta y desde ahí parada y sonriendo con malicia lo orina, esta escena en particular alteró a Lupita, vi como abrió su boca toda excitada, en la pantalla el tipo abría su boca tragando todo lo que podía, mientras la niña separando sus labios mayores con dos deditos lo orinaba todo. Lupita apretaba mi mano, sentía la fuerza de su dedo pulgar.
En cierto momento Lupita puso mi mano sobre su muslo y después ella puso su mano sobre la mía, sentía como apretaba mi mano como diciendo “aprieta mi muslo”, yo lo hacía, sentía como cambiaba su respiración, ella misma jaló mi mano para que subiera más, mi mano fue subiendo, ella no ponía resistencia, cuando mi mano entro por debajo de su falda de tela suave, ella misma la jaló hacia arriba y abrió las piernas para facilitar mi camino.
*****
Ese día se había vestido con una minifalda holgada, era de tela muy suave, incluso me dejo ver su ropa interior cuando el travieso viento la levanto, ella dio un gritito intentando luchar con la falda para mantenerla baja, pero fue casi imposible, así que rápidamente de un brincó se subió a mí auto, sonriendo.
- Me viste todo—decía sonriendo divertida.
- Si, ¿te molesta?
- No, igual el viento así es, ya que, ya me viste—fue lo que dijo por su atrevida minifalda.
- Ha bueno, entonces miró más—dije levantando su falda para ver su pantaleta.
- ¡Ay!, no seas travieso—dijo dando un grito suave, pero no dejó de sonreír, incluso dejo unos segundos expuesta su pantaleta antes de acomodar su falda, mirándome a los ojos.
*****
Volviendo al momento, subí más la mano y llegue a su entrepierna, ella abrió más sus muslos igual que su boca y mi mano acarició su vulva por encima de la pantaleta, estaba húmeda y caliente, podía sentir el vaporcito que de ahí salía, la humedad era tanta que atravesaba su pantaleta.
Su pantaleta era humilde, posiblemente barata y vieja, sin embargo olía a limpio, la había lavado muy bien, seguramente ella ya planeaba esto. Mientras mi mano suavemente acariciaba su vulva, ella acariciaba mi mano con las yemas de sus dedos, como agradeciendo mis tocamientos, no me volteaba a ver, solo veía la pantalla, en la película el tipo ya se estaba cogiendo a la niña, la tenía en cuatro sobre la vieja cama y le daba desde atrás, la cámara no enfocaba la zona de la penetración (Pues no había), se veía en primer plano la niña y parte del tórax de ella, en segundo plano al tipo atrás de ella que se movía haciendo mecer al a niña, para hacer más erótico el momento la niña hacía muecas de placer mientras se mecía y sus cabellos brincaban con las bruscas arremetidas del tipo.
Voltee a ver a lupita de reojo que abrió su boca cuando flexioné mi dedo oprimiendo su raja, metí parte de la pantaleta entre sus labios mayores, creo que eso elevó a lupita que empezó a gemir ya sin tapujos.
- Aaahhh… aaahhh.
Sentí su mano derecha acercarse a mi entrepierna, acarició mi verga por encima del short, que ya estaba dura de excitación, sentí como quiso bajar el cierre, no podía, dejó de ver la pantalla para ver lo que hacía y usando sus dos manos lo logró, metió su manita acarició mi verga intentando sacarla del bóxer.
No sé ni cómo le hiso, pero la sacó, su manita se veía tan pequeña rodeando mi verga, mirando la pantalla de nuevo empezó a subir y bajar su mano, lo hacía suave, de reojo la vio, yo seguía con mi mano izquierda masturbándola ya descaradamente, su pantaleta estaba toda mojada de sus jugos.
- Aaahhh… aaahhh—gemía moviendo su mano más rápido.
Terminamos de ver la película, lupita respiraba agitada de excitación, me volteo a ver y decir nada se subió a horcajadas en mí.
- ¿Qué haces?—le dije tomándola de la nalgas, sintiendo mi verga desnuda sobre su raja cubierta por la suave pantaleta. Ella sin hablar con sus pupilas dilatadas se acercó a besarme.
- Me gustas—dijo ella separando su boca de la mía moviéndose sensualmente sobre mí.
- ¿Sí?
- Sí, mucho—dijo mirándome a los ojos—desde que te vi, por eso me acerque a hablarte.
- ¿No fue por mi auto?—dije yo apretando sus nalgas deslizándola sobre mi verga.
- No, te hubiera hablado aunque anduvieras en bicicleta o a pie, ya te había visto muchas veces, ese día me armé de valor y les aposté a mis amigas que hacía que me llevaras a dar la vuelta, y gané—dijo sonriendo triunfante y abriendo su boquita para seguir besándome.
Honestamente quise darle oportunidad a una amistad sincera sin sexo, pero fue la misma Lupita la que inició esto, ese día a horcajadas sobre mí me estuvo besando, sus caderas se movían sobre mi verga desnuda, me calentó mucho, mis manos estuvieron acariciando sus nalgas, ella se dejaba, me apretaba cuando sentía que apretaba sus nalgas, no sabía cómo quitarle la falda, ella se despegó de mí y se sacó su blusa, vi su humilde corpiño, me dio mucha ternura ver su humilde ropa, después ella se lo sacó igual que su blusa y quedó con el torso desudo.
- Sé que están chiquitas, pero espero que te gusten—Dijo tomando mis manos y llevándolas a sus tetitas, que eran unos botones mamarios
Mis pulgares al mismo tiempo los acariciaron, ella hizo más intenso el movimiento de caderas, le pellizqué uno, ella abrió su boca y sonrió, eso significaba que si me gustaban y ella estaba feliz con eso.
Ella con ambas manos me tomó de la nuca y guio mi cabeza a sus pezones, mi boca quedó en una de ellos.
- Chúpamelos, chúpamelos fuerte para que crezcan y te gusten más, aaahhh si así, fuerte–Dijo cuando sintió mi fuerte succión sobre su pezón
Cuando me separé de su pezón ella lo volteo a ver y sonrió, se veía más puntiagudo por mi intensa succión, ella me guio al otro.
- Ahora chúpame este, que crezca igual que su hermanito.
Se los estuve chupando, los lamía, los mordía suavemente, ella con una sonrisa de placer se abrazaba de mi cabeza y movía sus caderas masturbando mi verga con su vulva cubierta por la pantaleta, mi mano bajó a su entrepierna y con mis dedos palpé su vulvita, ella me miró cuando lo hice y abrió su boca frunciendo el entrecejo, no sé si ella ya se había tocado solita o alguien lo había hecho, pero por la cara que puso, adiviné que era la primera vez que experimentaba una sensación así.
- Aaahhh
La estuve masturbando mientras seguí chupando sus pezones, en ocasiones le buscaba la cara la besaba ella me sujetaba de las mejillas con ambas manos y metía su lengua en la mi boca, pintaba ser una apasionada en lo sexual. Y no me equivocaría al respecto.
Soltó mi rostro y bajó sus manos a tocar mi verga que ya estaba mojada de sus jugos que atravesaban su pantaleta de algodón, se movió sentándose a mitad de mis muslos y con las dos manos la manoseo, subió su mano izquierda y la puso en mi nuca jalándome a besarla y mientras ella me besaba con la pasión que podía, me masturbaba con su mano derecha, lo hacía torpemente, no tenía mucha experiencia, pero le ponía muchas ganas al evento.
En cierto momento se levantó y sin dejar de masturbarme separó mis piernas y se hinco entre ellas, sin dejar de mover su mano derecha, de repente dejo de moverla y acercó su cara a mi verga, la olió toda, se acercó lentamente y olio el meato pegando su nariz, sus labios quedaron pegados a nivel del frenillo, me volteo a ver y sonrió, frunció sus labios y me dio un besito en mi glande
Nunca he chupado una, no sé cómo hacerlo, ¿me enseñas pues?—mordió su meñique izquierdo coquetamente mientras lo dijo y su mano derecha seguía en mi verga moviéndose lentamente de arriba a abajo.
Eso fue el comienzo de la etapa “felativa” entre nosotros, la tomé con ambas manos y le giré la cabeza hacia abajo mientras la bajaba a mi verga, ella abrió su boquita y dejo que se la fuera metiendo, la subí y la baje un rato en lo que ella tomaba el ritmo, el cual no tardó, le enseñe a usar su lengua para estimular mi frenillo, como debía chuparme los huevos para sentir más placer.
- ¿Sientes rico?—pregunto mirándome mientras me masturbaba y pasaba su lengua a todo lo largo.
- Si—contesté yo mi voz ronca.
- Pero quiero hacerte sentir más rico, dime, ¿cómo le hago? ¿O qué hago?
- ¿Segura?—dije empezando a idear cosas.
- Si, dime cómo.
- Acuéstate boca arriba aquí en el sillón y deja tu cabeza colgando—dije señalándole el sillón.
- ¿Así?—dijo ella boca arriba a lo largo del sillón, con su cabeza un poco ladeada para que colgara del sillón.
- Si así, ahora te voy a meter la verga en la boca y me voy a mover como si te cogiera—mi lenguaje ya era de calentura—vas a sentir en algún momento que te falta el aire, pero yo sentiré muy rico, ¿estás de acuerdo?
- Si, házmelo así, aguantaré—su voz era decidida.
Me fui acercando ella abrió su boquita, se la metí y me moví, empecé despacio, conforme me fui excitando aumenté las estocadas, ella soltaba lágrimas que caía a sus cejas, pero aguantó, se la metí hasta que sentí que llegaba su faringe, eso me enloqueció y aceleré hasta que termine eyaculando en ella acostada en el sillón con su cabeza colgando y yo acostado sobre ella metiéndosela y sacándosela como si me la estuviera cogiendo por la vagina, pero era su garganta lo que oprimía mi verga.
¡Guarc!
Se levantó con los ojos abiertos como platos, sus cachetes inflados por la gran cantidad de semen que le deje, me miró alarmada, no sabía qué hacer, yo sentado la miraba y sonreía, se levantó corriendo al baño y escuché como lo escupió y por poco vomita, yo hacía un esfuerzo por no carcajearme.
- ¿Qué te paso?—pregunté sonriendo cuando ella regresó limpiando su boca con un trapo y mirándome asustada.
- ¿Eso que me arrojaste era tu semen?—su cara era de interrogación y asombro.
- Si, ¿no te gustó?
- Es que sabía muy raro, nunca antes había probado algo tan raro, casi me vómito, perdón—dijo apenada por la situación.
- No te preocupes, ya te acostumbraras y te va a encantar el sabor de mi leche.
- ¿Tú crees?—la veía con dudas sobre si algún día le iba a gustar mi leche.
- Además es muy rico eyacular en la boca de una mujer y que ella se la coma toda.
- ¿Eso te gusta?—preguntó con cara de angustia
- Claro, me encanta
- Bueno, entonces deja me acostumbro pues—lo dijo para que supiera que si me iba a complacer solo que le diera tiempo de acostumbrarse.
- Si bebé, es más ven, chúpame la verga un rato, así te vas a acostumbrando mientras me la limpias
La noté con dudas, me miraba a los ojos y miraba mi verga que tenía semen que colgaba por los lados, vi cómo se armó de valor y se hincó a un lado mío y metió mi verga a su boca, empezó a chuparme después a lamerme, con su lengua recogía el semen, cuando recogió una buena cantidad cerró sus ojitos y con un gran esfuerzo se lo tragó, volteo a verme si la estaba viendo que ya tragaba mi leche, la acerqué a mí y la besé metiéndole la lengua, se asustó pues sabía que su lengua sabia a leche, pero eso nunca me había importado, se dejó besar cerrando sus ojitos.
Así empezó lo sexual en nuestra relación, ahora nos dábamos placer con nuestras manos y bocas, hacíamos 69´s por horas, me encantaba chuparle la raja, su sabor era delicioso y ni se diga el clítoris que lo tenía todo gordito e hinchado de tanta chupada, incluso me encantaba hacerle chupetones en sus ingles cerca de la raja, ella me las presumía cuando traía falda, me hablaba, yo volteaba y levantaba su falta abriendo sus piernas, los chupetones quedaban visibles a mis ojos, me excitaba por lo osada que era, pues a veces estábamos en la vía pública.
Lupita cuando me acompañaba a mis juegos de futbol, de regreso me bajaba un poco el short y se prendía de mi verga como un pequeño becerro, todo el camino yo la venía dedeándo de su raja y culo, llegábamos a mi casa y no me dejaba bañarme, así me jalaba a la cama, me acostaba y me mamaba la verga disfrutando el aroma, mis dedos la penetraban y la hacían vibrar, sentía como temblaba cuando le llegaba su orgasmo con mis dedos. Sus pezones ya estaban muy desarrollados, se los chupaba mucho y muy fuerte arrancándole gemidos de placer, mientras ponía su cara de placentera agonía, haciéndome excitar más.
Un día ella y yo sentados en el sillón mirábamos la tele, me dijo que quería ver la película que vimos la primera vez, del tipo que se acuesta con una niña, yo reí.
- ¿quiero que veamos la película de la niña y el hombre? Anda ¿sí?.
- Está bien bebé, ponla.
La puso, pero al hacerlo subió a mi recámara y regreso cambiada, la admiré cuando se puso a un lado mío, no sé cómo lo consiguió, lo mando hacer o qué hiso, pero traía el vestido igualito al de la chica de la película, que era en color café muy claro, de una sola pieza hasta las rodillas, incluso traía el mismo encaje en la bolsas frontales superiores.
- ¿Y eso?—le pregunté mirándola de arriba abajo
- ¿Te gusta?—dijo girándose haciendo elevar el vestido para mostrar sus hermosos muslos.
- Sí, es igual al de la película ¿cómo lo conseguiste? ¿Y por qué o para qué?
- Pues pensé que sería divertido que me acariciaras igual que la niña de la película mientras la veo, ¿se te antoja pues?
Ya no contesté la jale y la senté en mis piernas y acaricié sus muslos, fue muy excitante ver la película con ella vestida así, la acariciaba al mismo tiempo que el tipo lo hacía en la película, la masturbe igual que él lo hiso, incluso ella se puso de pie para que la escena se viera más similar a la pantalla, incluso gimieron igual, Lupita tuvo su orgasmo cerrando los ojos al mismo tiempo que la actriz.
Saqué mis dedos todos mojados de su raja, la película terminó cuando él se la termina cogiendo, Lupita me chupaba con su vestido puesto, volteo a ver la pantalla y me miró.
- ¿si te está gustando hacerlo así verdad?
- Si, ¿cómo lo sabes?
- Porque tienes la verga bien dura, como cuando hacemos cosas nuevas. Mira, quiero eso—dijo señalando cuando el tipo termino de cogérsela y los dos tomados de la mano miraron el techo.
- ¿Quieres que tengamos sexo?—dije sosteniéndola de la cabeza para que bajara y subiera metiendo mi verga su boca, la sensación de humedad de su boca me hacía enloquecer.
- Sí, quiero que me cojas, quiero que seas el primero, si alguien me va a “estrenar” quiero que seas tú.
Quiso entregarme su virginidad.
- Hazme tuya, ya quiero ser mujer—Me dijo
Eso fue demasiado para mí, la lleve cargada a mi recámara, ella me besaba el cuello y me daba lamidas que me hacían excitar más; la acosté en mi cama, ella acostada boca arriba con una cara de nervios me veía mientras yo sacaba lubricante de uno de mis burós.
- ¿Estas segura?—le pregunté como una última oportunidad de desistir.
- Si, ya métemela, hazme mujer—lo decía pero se le notaba el miedo y nerviosismo.
- Sabes que te va doler ¿verdad?—dije yo abriendo el lubricante frente a ella.
- Sí, no me importa, ya quiero ser mujer, tu mujer.
- ¿segura?—dije embarrando lubricante en su rajita, tenía las piernas abiertas para permitirme aplicarle el gel.
- Sí, no importa si lloro a me quejo de dolor, no te detengas hasta que me la metas toda—tenía sus ojos entrecerrados cuando decía esto.
- Entonces pídemelo como hembra.
- Méteme tu verga en mi raja, hazme mujer, se mi macho, hazme tu mujer, por favor—dijo ya toda desesperada porque se la metiera, yo la miraba desnudo masturbándome para embarrar lubricante en mi verga.
- Te haré mía—le dije, ella asintió aprobándolo.
Me puse sobre ella y besándola de la forma más tierna que un hombre puede besar a una niña que se piensa coger, me fui acomodando, sentía sus nervios, su boquita temblaba, puse mi verga en la entrada de su raja, empujé el glande, ella abrió sus ojos y su boca, al mismo tiempo que apretaba sus manos en mis caderas.
Ya me había chupado la verga y yo su panochita en muchas ocasiones, ese día antes de eso tuvo su orgasmo con mis dedos y lengua dentro de su raja, mientras veíamos la película, pero una cosa era lamerle la raja y dedearla y otra cosa era meterla la verga.
- ¿estás lista?
- Si paco, quiero que tú seas el primero—su voz temblaba, tenía miedo, pero era de espíritu fuerte, además sabía que yo iba a ser cuidadoso—ya métemela por favor, méteme tu verga, quiero sentirla dentro de mí.
Empujé mi verga y entró más, sentí la barrera virginal que separa las niñas de las mujeres, puse mi mano en su tórax para afianzarla, ya no había vuelta a atrás, me la cogería aunque ella dijera que no porque le iba a doler, empujé rompiendo su himen, ella gritó
- Ay… ¡Paco!—me apretó más fuerte, pero no hizo intento de quitarme, al contrario abrió más sus piernas.
La saqué pero la regrese, cada regreso fue más profundo, así lo hice, supe que ya no podía ir más profundo al sentir mis huevos chocar con su culo, ella me abrazaba, se dejaba besar por mí, sus lágrimas corrían por sus malares hasta sus orejas, con mi lengua las recogía y las saboreaba de ese sabor salado que tienen las lágrimas, ella me ayudaba poniendo su carita de lado para que yo le lamiera las lágrimas, eso me excitó más y empecé a aumentar mis movimientos.
- Ya soy tuya, aaahhh—dijo sintiendo placer con mi verga dentro—si, aaahhh, me gusta así, aaahhh
Mis caderas se movían con buen ritmo, entre tanta penetrada mía y lágrimas de ella pude ver una sonrisa de felicidad en ella.
La sostuve por sus corvas con ambas manos al mismo tiempo y aceleré mis estocadas, ya le entraba toda, pero no dejaba de llorar, en ese momento para ella era más dolor e incomodidad que placer, aun así abrió sus piernas para dejarse coger por mí, abría su boca cuando escuchaba que yo gemía, sintiendo como mi verga se abría paso en esa rajita virgen hacía apenas una hora, se aguantaba su dolor para dejar que yo sintiera placer.
Eyaculé dentro de su raja dándole lo más fuerte que pude, la sostuve con ambas manos de la cara y la besé metiéndole la lengua hasta donde pude.
Después de eyacular me quedé quieto dentro de ella, sentí como sollozaba, yo la besaba tiernamente en toda la cara, le lamía sus lagrimitas.
- ¿Estás bien bebé?
- Me duele mucho la raja snif—dijo sollozando, pero no me apartaba, seguía abierta de piernas para mi
- Así es la primera vez, después te gustara y sentirás cada vez más rico, incluso más rico que con mi lengua—mi verga seguía semidura dentro de ella.
- Si paco.
- Te arrepientes.
- No, sabes que soy tuya y puedes hacérmelo cada que quieras, por eso quería que fueras tú el primero para que te aseguraras de que solo seré tuya.
Se la saqué y caía su lado exhausto, ella buscó mi mano y la tomó, los dos miramos al techo, creo que hasta se podía escuchar la canción final de la película con la cámara alejándose hacia una ventana.
Ella se enderezó y miró la sábana manchada de sangre, sangre que probaba que era virgen y que me la había entregado a mí, se agachó hacia la mancha yo voltee a verla desconcertado y vi como con sus dientes rompió la sábana alrededor de la mancha, recortando el pedazo manchado y lo tomó con su mano, se volteó a mí y me lo dejo en la mano.
- Guárdalo, para que nunca olvides que fuiste tú quien me hizo mujer—me sentí emocionado, sabía que ella era diferente.
La desvirgué ese día y a partir de ahí se convirtió en mi amante, entendió perfectamente el roll de amigos sexuales, ya sabía que yo andaba saliendo con más mujeres, la mayoría mayor de edad, pero aun así quiso que yo fuera su primer y único amante. A veces la noté con celos, sobre todo cuando platicaba con chicas de su edad, pero se le pasaba rápido.
Lo hacíamos casi a diario, solo los días que salía con alguna otra amiga no la veía, pero fuimos muy frecuentes, incluso ahora lo somos.
Lo hicimos en todas las posiciones que se nos ocurrió, ella le encantaba experimentar, no se inhibía, pero cuando yo sabía muy bien que cuando quería realmente complacerla se lo hacía en la posición de misionero, esa era su favorita, me movía lento penetrándola, sintiendo como mi verga se iba deslizando en su mojada raja mientras la besaba metiéndole la lengua, ella cerraba sus ojos y me jalaba de las caderas sintiendo un orgasmo tras otro.
Una vez la vi platicando con un amigo de su edad, yo no le di importancia y seguí en lo mío, y de repente apareció a mi lado.
- Hola—me saludó.
- Hola—le contesté con una sonrisa– ¿y tu amigo?
- Lo deje allá, no quiero que piensas mal y te molestes por verme con alguien más—me dijo como justificándose.
- Preciosa, sabes que puedes platicar con quien tú quieras, y si quieres tener novio lo puedes tener, eso ya lo hemos hablado
Ella agachó su mirada cuando dije eso, yo la tomé del mentón y le levante la cara para verla a los ojos.
- Además sabes que si eso sucede y ya no quieres tener sexo conmigo, también me lo puedes decir y lo dejaremos de hacer, pero eso no terminara nuestra amistad, siempre seremos amigos ¿De acuerdo?
- Pues no—dijo en tono serio y algo molesto por mi comentario—no quiero que eso pase, quiero seguir contigo, me gustas mucho y ahorita no quiero novio, solo a ti. Así que ya no me estés diciendo que consiga novio, ya sé que tú tienes más amigas, así te conocí y ni modo, pero yo no quiero otro hombre en mi vida que no seas tú.
Le sonreí, estábamos en la playa, si hubiéramos estado en otro lado, la hubiera besado.
Nuestra relación fue más allá del sexo, de forma inevitable involucramos sentimientos, empecé a sentir que la quería más que a una amiga, aunque me sea difícil de aceptar, es lo más cercano que he estado de enamorarme de alguien, lo supe el día que estaba con una amiga en mi casa cogiendo y la empecé a comparar con lupita, en ese momento solo quise que desapareciera y que llegara lupita para estar conmigo.
Acabé lo más rápido que pude y una vez solo, salí a buscar a lupita, me angustié cuando no la encontré en su casa, fui a la playa que frecuentaba y ahí la vi, mi corazón latió tanto.
Ella me vio y corrió a mí, cuando llegó la cargué y sin importar si alguien veía la besé. La subí al auto, ella estaba divertidamente desconcertada.
- ¿Y ahora?—me dijo sonriendo divertida.
- Tenía tantas ganas de verte.
- ¿Sí?—preguntó emocionada.
- Si, muchas.
- Pues vámonos a donde me puedas ver toda—dijo con su mirada sensual y no ocupé que lo dijera dos veces, esa noche la pasó conmigo.
Un día me dijo iba a dejar la escuela, porque su papá le estaba yendo mal en la pesca.
- Eso nunca lo harás—dije serio y contundente.
- ¿Qué?—preguntó no entendiendo de que hablaba.
- No dejaras la escuela ¿qué necesitas?
- Pues pagar la escuela, lo de los libros y todo los gastos semanales pues.
- Yo los pago.
- No, claro que no, tú no vas a pagar mis cosas—dijo algo indignada—yo no te cobro por sexo, lo hago porque quiero y mis problemas son mis problemas y ya veré como los resuelvo pues—la sentí seria y algo ofendida, pero era mía y yo decidía sobre ella.
- Los resuelvo yo, ya te lo dije y no está a discusión–Le dije serio, ella sabía que cuando me ponía así ya no había discusión y se hacía lo que yo decía.
Al día siguiente la recogí muy temprano en su casa, fuimos a la escuela, pagué todos los adeudos, compré los libros, fuimos al moll más cercano y le compre ropa, obvio ella agarró ropa chiquita y sexy, la deje, pero también le compre ropa formal y sus uniformes, no por vivir en la playa debes andar enseñando el cuerpo todo el día.
Eso sí, la ropa interior toda la escogí yo, ella tomaba una prenda en cada mano y me las ponía en frente moviéndolas para ver cual me gustaba, yo le decía cual quería, ella riendo la echaba al carrito de compra, caminaba enfrente de mí meneando su culito, sabía que eso me provocaba, me hizo una mamada en el vestidor cuando vio que ya no aguantaba.
- Vacíate rápido papi, no tenemos mucho tiempo—decía hincada masturbándome.
- Es que no sé si pueda acabar rápido así—el nervio de estar en un vestidor me hacía inhibir la eyaculación.
- Pues ven rápido aquí y métemela—dijo sentándose en el banco del probador y abriendo sus piernas—anda apúrate.
Me hinqué y se la metí, sentí el placer de su estrecha vagina toda mojada, ella me miraba y me sonreía.
- ¿Te gusta?—decía moviendo sus caderas– ¿te gusta que me deje coger para sacar tu leche?
- Sí, mucho
- Dame la leche, dámela papi, ya dámela, estoy toda chorreada, aaahhh, dame, dame o ¿quieres que me empine para que me la metas por el culo? ¿me empinó para ti papi? ¿quieres hacerme gritar mientras me la metes por el culo? Si papi, ¿eso quieres? ¿quieres sentir como me rompes fuerte y duro para que sientas rico? Me dejo hacer lo que quieras, ¿quieres hacerme tuya por el culo?—me decía esas cosas directo en el oído, eso solo me hacían elevar, ya no aguante la eyaculación.
- La quiero echar en tu boca—le dije en un susurro agónico de placer.
- Pues sácala y métela en mi boca cuando vayas a dejar la leche—dijo ella incitándome a hacerle lo que quisiera, ya no aguante, sentí la eyaculación y me levanté metiéndosela en la boca
- Aaahhh—gemí aventando la leche en su garganta.
La sostuve con ambas manos de la nuca y moví mi cadera con furia, lupita puso sus manos atrás como si estuviera esposada para permitir moverla a mi antojo, ella tragó todo como ya era nuestra costumbre y me limpió después.
- ¿sabes? Me encanta tu leche—decía lamiendo mi verga a todo lo largo—me encanta tu sabor, pero más me encanta como gruñes y gimes cuando me avientas la leche dentro de mi cuerpo, a la noche voy a desquitar todo lo que gastaste en mí, ya verás, te haré todo lo que tú quieras, yo solita me la meteré en el culo para que sientas rico.
- No lo hice por eso bebé, tú lo sabes.
- Pues lo hiciste, hiciste lo que nadie ha hecho, preocuparse por mí y cuidarme—la levanté y bese, sí que amaba a esa niña.
La noche fue igual de pasional, se quedó a dormir conmigo, me la cogí en mil posiciones entre gritos y gemidos de placer de ella. No le di por el culo, pues aún no era momento, pero sí se lo lamí arrancándole gemidos mientras mis dedos penetraban su raja.
La mamá se enteró cuando la vio llegar con toda la ropa, los libros y las cuotas pagadas y habló con ella.
- ¿Así que mi´ja ya quiere macho?—le dijo en tono seco—pues nomas le digo, que si sale panzona va a cuidar solita a su escuincle “pues”—usaba el mismo tono costeño de Lupita y no era precisamente un ejemplo de madre—yo no le voy a andar ayudando pa´ que me llene de huercos la casa, apenas si tenemos para comer nosotros “pues”
- No “ama”, yo lo quiero bien y él me cuida, no voy a quedar panzona “pues”.
- Pues ya le dije, no la quiero panzona “pues”, si no soy capaz de sacarla a la calle con todo y huerco.
Y eso nunca pasó, en eso estuve de acuerdo con la madre, inmediatamente le di anticonceptivos y de todos modos la mamá me amó cuando empecé a remodelarle el cuarto a Lupita, le hice entrada independiente y le amueble su espacio y para quedar bien le ayude a ellos, al pagarles algunas deudas para que el esposo pudiera sacar su lancha del embargo que tenía por falta de pago de renta, así que ni ella ni el esposo objetaron las ocasiones que me quedé con ella a coger en su cuarto nuevo.
Honestamente creo que el esposo hasta su mujer me hubiera dado, para hacer un trio con ella y con Lupita, con tal de tenerme contento.
fin de primera parte
Continuará.
me gustó este tipo spinoff de la serie principal, excelente como siempre.
Eres muy bueno men , se me hizo algo larga la espera de la continuacion , pero lo valió , a seguir con mas