Tania con casi 10. Capítulo 8
Conitnua tania sola con su tío.
Nota del autor: entrego el capítulo 8, honestamente el 7 y el 8 eran un solo capítulo, pero lo tuve que dividir porque exedió el límite máximo de caracteres, no lo había subido porque mi internet falló, pero bueno nos los quiero abrumar con mis tragedias, así que sin más aquí le dejo el capítulo 8 esperando que disfruten leerlo tanto como yo escribirlo.
atte adalberto1979
Capítulo 8
Caminamos de regreso al auto, subimos y recordé un sex-shop que estaba cerca del lugar, me urgía lubricantes para Tania, me dirigí ahí, una vez llegando Tania volteo a todos lados como preguntando que hacíamos ahí.
- Bebé, voy a bajar solo, necesito que te quedes aquí, no tardo.
- Si tío, pero ¿A dónde vas?—sus ojitos verdes me veían con preocupación.
- Voy a comprar algo que necesitamos para tu rajita, para que no te duela cuando meta mi verga, tú no puedes entrar ahí, por eso me esperarás aquí dentro del auto.
- Está bien—dijo mirando alrededor como con miedo de quedarse sola.
- No te preocupes, aquí es muy tranquilo, cierra como quiera los botones y no le habrás a nadie, yo estaré en esta tienda—le dije señalando a dónde iba a entrar.
Me había estacionado enfrente de la tienda, cuando la vi más tranquila baje y me dirigí ahí, entré, en el mostrador estaba el típico vendedor de tienda porno, totalmente amable y abierto a asesorar a sus clientes.
- Hola buenas tardes.
- Buenas tardes—contesto amablemente–¿en qué le puedo servir?
- Mira, vine hace tiempo aquí y compré un lubricante, no recuerdo la marca, era un frasco negro con una hierbas verdes dibujadas, ¿tendrás de esos?
- Mmm, creo que sé a cuál se refiere. No, no tengo, pero me llegaron unos mejores que ese.
- ¿De verdad?
- Si, estos traen lubricación, analgesia y un dilatador de musculo liso, eso hace que la experiencia anal sea totalmente placentera y sin dolor.
- Si me interesa.
El tipo volteo al estante que estaba atrás de él y tomo una caja, se volteó y la puso en el mostrador.
- Es lo más nuevo que ha llegado, créame que es de lo mejor que hay, sobre todo si la persona es virgen. Trae un aplicador, para introducirlo por el ano y poder actuar desde adentro.
- ¿Y si lo que voy a penetrar es una vagina estrecha?
- También funciona, sé que está mal que lo diga, pero podría penetrar a una niña sin problemas, ya de ahí partimos lo efectivo que es.
- Me lo llevo—dije al instante.
- ¿Ocupa algo más? ¿Dilatadores tal vez?—el tipo era un vendedor nato, podría venderle hielo a los esquimales.
- ¿Dilatadores? no había pensado en eso, ¿Qué tienes para ofrecer?
- Tengo este llamado “cha cha cha”, se llama así porque viene en tres etapas de dilatación, es sobre todo para primerizos, si se fija viene este pequeño, después este mediano y por último el grande que es del diámetro de un pene promedio, ya si ocupa más dilatación tenemos más grandes—dijo guiñándome el ojo.
- También me lo llevo, oye que bueno eres para vender—le dije sonriendo.
- Solo ofrecemos lo que los clientes necesitan para tener su mejor experiencia sexual—dijo el tipio orgulloso de su labor.
El vendedor guardo todo en una bolsa negra sin etiquetas, colocó una tarjeta para atención al cliente en caso de dudas, pagué en efectivo y salí del lugar, llegué con Tania que estaba pegada a la ventana para verme, solo me dejo de ver cuando estuve dentro, porque los vidrios de la tienda eran polarizados.
- Ya llegué bebé.
- Qué bueno que llegaste, me empezaba a dar miedo, ¿a dónde fuiste?
- Aquí enfrente, para comprar unas cosas que necesitamos para nosotros dos.
- ¿Qué cosas?
- Ya lo verás, te van a gustar.
Avanzamos en mi auto rumbo a la casa, Tania iba a mi lado recargada en mí, mi mano derecha se posaba sobre su muslo y lo acariciaba, Tania abría sus piernitas para dejar a plenitud expuesto su muslito, ella también acariciaba el mío recargando su cabeza en mí brazo derecho.
Llegamos y lo primero que hicimos fue darnos un buen baño, pues andábamos sudados por la caminada, ella reía feliz siendo enjabonada por mí, después ella me lavó, hizo mucho énfasis en mi verga que finalmente terminó masturbándola, no eyaculé y ella no presionó, ya había entendido la situación de racionar eyaculaciones, salimos en bata y nos sentamos en la sala.
- Mira compré esto—dije vaciando la bolsa, Tania lo vio desconcertada.
- ¿Qué es?—su carita era de duda, todo eso era nuevo para ella.
- Esto es un lubricante especial, hará que te pueda meter mi verga y no te duela tanto.
- ¿Y cómo se usa?—decía tomando la botella mirando las instrucciones.
- ¿Quieres que lo probemos de una buena vez?
- Si—dijo emocionada
- Bueno a ver acuéstate boca abajo en mis piernas.
Tania se quitó la bata y se acostó en mis piernas, reía divertida cuando lo hizo, quedó boca abajo y me volteo a ver, vio como abrí la tapa y coloqué el aplicador.
- Te lo voy a meter en tu rajita ¿de acuerdo?—Tania asintió, volteo al frente y abrió su boca cuando sintió el aplicador entrar en su rajita.
Metí el aplicador y apreté para que saliera un poco, lo giré para una buena aplicación y después lo saqué, espere unos segundo y después fui metiendo un dedo y después dos juntos, cuando lo hice separé su introito lo más que pude, sentí como forcé sus paredes, eso quería probar la resistencia con el grado de dolor.
- ¿Duele esto?—Tania negó con la cabeza–¿nada?—pregunté extrañado
- Muy poquito, pero si siento tus dedos.
- Muy bien, voy a dilatarte más—Tania asintió y regresó al frente.
Metí más los dedos y los giré, Tania seguía con su mirada al frente, me sorprendía con el lubricante, era tal y como el vendedor me dijo que funcionaría, mi verga estaba dura y ya pedía guerra, el introito de Tania ya toleraba tres dedos, era increíble lo dilatada que estaba su rajita.
- Ven bebé vayamos arriba, el lubricante funciona muy bien, creo que si te voy a poder meterte la verga hoy como a tu mamá, ¿si quieres?—Tania me vio y sonrió asintiendo levemente.
Cargue a Tania y tomé más lubricante, no sabía cuánto duraría o si ocuparía más, Tania iba emocionada, sabía que ese sería el momento en que dejaría de ser niña.
Entré a la recamara y la acosté en la cama, ya no quise más preámbulos ni más juegos, me la cogería ahí mismo, me acosté arriba de ella y mi verga sola se posicionó en su rajita, sentí la suavidad al colocar mi glande, me recordó esa sensación que tienes cuando enculas a alguien por segunda vez seguida y el culo esta mas laxo y fácil de penetrar.
- Tío—dijo Tania al sentir mi verga entrar hasta su membrana virginal.
- Bebé, te la voy a meter, pero necesito que me lo pidas.
- Si tío, métemela.
- No, así no, dime “méteme tu verga en mi panochita”—estaba muy excitado y quería escucharla pedir verga, además necesitaba saber que era consensuado.
- Si, méteme tú verga en mi panochita, aaahhh—su vocecita solo era audible por mí, como si un ángel susurrara en mi oído.
- Pero pídemelo por favor—yo era insaciable, quería más.
- Por favor tío, méteme tu verga en mi… aaahhh… panochita… aaahhh—mientras ella decía eso yo pasaba mi glande arriba abajo por su introito, estimulándola—por favor… aaahhh…
- Di: “reviéntame con tu verga mi panochita”.
- Reviéntame con tu verga mi panochita.
- Si te la voy a meter.
La sujeté del tórax para afianzarla y moví mi pelvis hacia Tania, sentí como mi verga entró lo que ya había entrado desde antes y topó en el himen de la niña, que al sentir como empujaba más abrió sus ojos, gritó al sentir que mi verga la rompía.
- ¡Tío! ¡ay!—gritó al sentirse rota por mi verga que se adentraba más como una serpiente que persigue su presa dentro de la madriguera.
- Aguanta bebé, aguanta—abría mi boca y ponía mis ojos en blanco por el pervertido placer de romperle la vagina a esta niña, mi sobrina.
Yo estaba demasiado excitado para detenerme, el lubricante tenía analgésico que disminuía el dolor, pero no lo hacía al 100%, si habría dolor, pero no tan intenso, sin embargo creo que con Tania pasaban dos cosas, una ella no sabía cuánto debía doler, para ella era el máximo dolor que había sentido su rajita y otra era una niña y mi verga era grande.
- Tío, me duele
- Lo sé bebé, aguanta, aguántate, estoy muy excitado bebé y no puedo parar.
Sentí como mi verga entro hasta la mitad y topó en su cérvix infantil, me detuve y me quedé quieto, Tania tenía lágrimas en sus ojitos, se las lamí, pero el sabor de sus lágrimas solo me hizo excitar más, quería darle fuerte, pero debía contenerme, la empecé a besar con tiernos besos para que se tranquilizara, noté que ella se fue relajando conforme la besé, me correspondió el beso y supe que ya estaba pasando el dolor.
- Bebé, te amo—dije besándola con pasión en su boquita.
- Y yo a ti—contestó emocionada mirándome con esa mirada nublada de abnegación que yo conocía muy bien en las mujeres.
- ¿Me amas lo suficiente para aguantar que te siga metiendo mi verga?
- Si—contestó con un hilo de voz.
Sé que piensan que soy un desgraciado por usar el amor verdadero para chantaje de dejarse coger, pero en la guerra y en el amor todo se vale y la necesitaba cooperadora y sobre todo consensuada, no quería que su primera vez fuera traumática o con sensación de violación.
La saqué lento y así lento la regresé, Tania abrió su boca cuando sintió que chocó de nuevo con su cérvix, así estuve lento y suave, ya la había penetrado, así que lo más difícil ya estaba hecho, solo era cuestión de que se acostumbrara.
- Aaahhh—dio un gemido de placer cuando metí mi verga
Supe que ya no sentía tanto dolor, no dejaba de besarla, ella correspondía mis besos, sus lágrimas desaparecieron y apareció una sonrisa cuando me separé de ella para verla a los ojos y decirle que la amaba.
- Te amo bebé—le dije metiendo mi verga con un poco más de entusiasmo
- Y yo a ti, mucho… aaahhh
Gimió al sentir mi penetración más intensa, tomé sus piernas y las coloque en mis hombros y tomé un poco más de lubricante, saqué mi verga y lo coloqué en el glande, la regresé al introito y la metí, ahora fue más fácil, vi la cara de Tania que abría su boca y después a mi verga que entraba y salía y las sujeté de sus muslos al mismo tiempo con mis manos.
- ¡Ay tío!—dijo sintiendo dolor de nuevo al aumentar mis penetraciones en intensidad.
- Debes aguantar, estoy demasiado excitado, aguanta bebé, aguanta mi verga que necesito darte más fuerte aaahhh
Mis movimientos ya eran más intensos y francos, la sacaba toda y la regresaba por su rajita, Tania gemía una y otra vez, no estaba seguro si había mucho dolor, pero aguantaba, veía como apretaba las sábanas con sus manitas, volteaba su carita a un lado, abría su boca y apretaba sus ojitos.
Me acerqué a ella separando sus piernitas y la besé metiéndole lengua, ella como zombi me correspondió, pero creo que fue más un acto reflejo, la sujeté ambas manos y las puse por arriba de su cabeza pegadas a la cama, así me moví más intenso, le chupe un pezón sentí muchas ganas de marcarle la piel, chupe su pecho por arriba de la areola izquierda, Tania al sentirlo por reflejo tomó mi cabeza con ambas manos, ya no pude aguantar tanta excitación y mis huevos explotaron.
- Bebé acabo, te doy leche en tu rajita aaahhh que rico siento bebé… te amo… aaahhh
Descargue mi leche en su rajita, Tania abrió sus ojos como platos cuando sintió mi eyaculación y como bramé como toro descargándome en ella, sentí que sus manitas apretaron mi espalda, me moví muy fuerte cuando eyaculé en Tania, sentía la gloria al soltar lechazo tras lechazo.
- Bebé te amo—dije besándola después de haber eyaculado en ella, Tania por primera vez habló.
- Me duele abajo—dijo con una lagrimita en sus ojos.
- Es normal la primera vez, después vas a sentir muy rico—ella solo hizo un pucherito.
Se la fui sacando lentamente, mi verga salió algo roja, era la sangre de su himen, acababa de desflorar a Tania y ni siquiera cumplía los 10 años, no sé si debí esperar mínimo a su cumpleaños, tal vez fue la emoción del lubricante recién comprado o que ya estaba demasiado caliente con Tania, que no me pude contener.
- ¿Cómo te sientes?—dije acostándome a su lado y dándole muchos besitos.
- Me duele mucho—decía haciendo pucheritos.
- ¿Te dolió mucho?
- Sí, mucho, más al final cuando me diste fuerte—lo decía en forma de reclamo.
- Es que llega un punto en el que los hombres estamos demasiado excitados que nos movemos muy fuerte ¿recuerdas cómo le doy muy fuerte a tu mami al final haciéndola gritar mucho?—Tania asintió—perdón por eso, ¿estás arrepentida?
- ¿Siempre me va a doler así?—preguntó con angustia en sus ojitos.
- No bebé, ya ira disminuyendo conforme te acostumbres, y te gustará cada vez más, prometido, ya lo verás.
- ¿prometido?—dijo mirándome con miedo.
- Si bebé, ¿vas a querer hacerlo de nuevo conmigo?—pregunté, quería ver su respuesta.
- Sí, pero ahorita no, me duele mucho y me da miedo.
- Si, bebé no será ahorita, te dejaré descansar la rajita.
Se giró hacia mí y me besó, sentí su pasión en el beso, la llevé al baño y ahí le lavé la rajita, ella se dejó hacer por mí, la lavé con mucho cuidado y cariño, ella ya estaba más relajada y abrió sus piernitas cuando metí mi cara en su entrepierna para lamérsela, tomó con sus manitas mí cabello y gimió su orgasmo, se lo debía y mejor se lo hice con mi lengua, porque con mis dedos la podía lastimar.
Salimos de la regadera hachos unos tortolos, nos besábamos, reíamos, le hacía cosquillas mientras la cambiaba, creo que el trauma de la experiencia iba desapareciendo.
- ¿Qué quieres de cena bebé?—le pregunté mientras sentados veíamos la tele.
- No sé
- ¿Qué tal pizza?—le di opción.
- Si me gustaría cenar pizza.
Nos cambiamos y salimos para cenar fuera, ella llevaba un vestido algo elegante, la llevaba de la mano, ella feliz iba a mi lado, caminaba con algo de dificultad, pero sonreía cuando yo la veía, llegamos a un lugar de pizza y pedimos una natural, que era la que le gustaba a Tania, el lugar tenía música en vivo y un buen ambiente.
- ¿Cómo te sientes?—pregunte cerca de su oído– ¿aún te duele?
- Poquito, solo cuando me muevo muy rápido.
- Entonces no te saco a bailar ¿verdad?—en el lugar muchas parejas se paraban a bailar, era zona turística y siempre era día de fiesta.
- No sé bailar—dijo apenada.
- Yo te enseño.
- ¿Sí?—dijo mirándome a los ojos–¿me enseñarías?
- Claro, ahora que eres mi novia te enseñaré muchas cosas más.
- Bueno si, sácame a bailar—dijo sonriendo apenada, pero entusiasmada.
Me levanté y le extendí mi mano.
- Señorita hermosa, ¿me permitiría el honor de bailar con usted?—Tania se tapó la boca riendo toda apenada y emocionada por como con galantería la sacaba
- Si—dijo sin poder dejar de reír toda apenada.
Fuimos de la mano a la pequeña pista, la gente nos miraba enternecidos, pensaban que éramos padre e hija, sin saber que éramos tío y sobrina y que me la acababa de coger, rompiéndole su himen.
La música que ahí tocaban era música de baile americano, los gringos nunca han tenido buen rito para bailar, así que es música muy fácil de seguir, sobre todo si la pareja no sabe bailar, tomé a Tanía de su espalda y ella me tomó del brazo, pues se tendría que estirar mucho para alcanzar mi hombro, bailamos, la giré suavemente, su vestido se elevó un poco, ella reía divertida, me movía a un lado guiándola y después al otro, la separaba de mí y la giraba suavemente, sabía que su rajita le dolía cuando hacía movimientos bruscos.
Bailamos 4 canciones y después nos regresamos a la mesa cuando nuestra pizza llegó, nos sentamos en la mesa.
- Que bien bailas—dije para elogiarla–¿segura que no sabías?
- No tío de verdad, es mi primera vez bailando—dijo orgullosa.
- Creo que has hecho muchas cosas por primera vez conmigo ¿no crees?
- Si tío, lo sé.
- ¿y cuál te ha gustado más?—pregunté para ver que me decía, ella me sonrió y agachó su mirada, sabía hacia donde iba mi pregunta, en eso sonó mi móvil, era Esme—te salvó la campana, pero colgando me respondes.
- Hola paco, ¿cómo estás? ¿Cómo está Tania?
- Muy bien, estamos cenando pizza—dije yo acariciando la mejilla de Tania que sonriendo me miraba.
- Que bien que se diviertan
- Si, hasta bailamos
- ¿Bailaron? ¿Pues a dónde la llevaste?—preguntó, pero no había reclamo en su pregunta.
- No te asustes, es un lugar familiar, pero hay una pequeña pista de baile y la invité a bailar, no cabe duda que tiene tu ritmo.
- No me asusto, sé que tú la cuidas y hagas lo que hagas con ella siempre lo harás con “prudencia y cuidado”—ahí estaba nuevamente, no sabía si hablaba en serio o en doble sentido.
- Si mi amor, todo lo que hago con ella es con mucho “cuidado”—yo si lo dije en doble sentido acariciando el rostro de Tania haciendo que sonriera y cerrara sus ojitos verdes.
- Eso espero, que seas… “cuidadoso”.
- Lo seré, con quien no quiero ser cuidadoso es con la mamá de Tania.
- Chiflado, jajaja, te extraño—lo dijo cambiando el tono dejando de ser sarcástico doble sentido a sincero y sensual.
- Yo también te extraño mi amor—dije mirando a Tania que no perdía detalle de la conversación, mi mano bajó por su espalda suavemente hasta sus nalgas haciendo que Tania abriera su boquita de placer.
- Lo sé, solo espero que con Tania ahí no me extrañes tanto—me lo decía con voz sensual, no sabía si me estaba sugiriendo descargar mis ganas con Tania o a que se refería.
- Se parece tanto a ti, que siento que eres tú en pequeño, siento que estás tú aquí conmigo, pero extraño otras cosas de ti—lo dije porque quería ver su respuesta.
- Eres un pícaro, ¿qué extrañas?
- Tú sabes, esas cosas que hacemos y que no puedo hacer con Tania.
- ¿qué cosas? Anda, dime—me presionaba a que le dijera.
Voltee a mi alrededor y estábamos alejados de los demás, solo Tania me escuchaba, la música ocultaba mi voz y había una jardinera atrás de nosotros que nos tapaba de los demás.
- Meterte la verga—le dije con voz ronca, mi mano ahora se posicionó de un muslo de Tania que me miró con su mirada de mujer en celo.
- ¿Tania escucha?—preguntó Esme.
- Sí, todo, escucha que extraño meterte la verga por tu raja y por tu culo, para después hacerte comer mi leche, y que después se la des a ella con tu boca.
- Paco… –sentí como se quebró su voz.
- ¿te excita que Tania escuche?—pregunté malicioso.
- Si, pero no me juzgues, es que me excita eso, mucho, está mal eso en mi ¿verdad?—su voz era de pena y preocupación.
- No mi amor, estas experimentando cosas que antes no habías hecho, nuestra sociedad está rodeada de falsos tabúes que lo único que hacen es limitar nuestra libertad de placer, no caigamos en ellos y liberémonos, tú disfruta el momento, porque te he de decir que no eres la única que siente eso, sólo que la falsa e hipócrita sociedad impide demostrarlo por temor a ser juzgados. Conmigo nadie te juzgará.
- Si mi amor, gracias por tus palabras, si necesitaba escuchar eso.
- ¿vendrás pronto?—le pregunte acariciando los labios de Tania que me sonreía.
- Tengo que estar mínimo dos semanas aquí, después me voy para allá, hable con tu hermano y me dice que el tendrá que estar cerca de dos meses, le dije que me quería quedar allá contigo y con los niños ¿y sabes qué? Aceptó, no lo podía creer—se escuchaba emocionada—así que nos pasaremos todas las vacaciones de verano contigo, ¿te gusta eso?
- Me encanta, pero ya te quiero aquí.
- Si yo también, solo espero que seas cuidadoso con Tania y te diviertas con ella sin traumarla para que no me extrañes tanto—lo dijo directo y sin tapujos.
- ¿divertirme con ella?—le pregunté, pero no hubo respuesta.
- Te dejo, ahí viene tu hermano, te lo paso, adiós—no me contestó y me dejo con la maldita duda.
- Hola hermano ¿cómo estás?—pregunto mi hermano.
- Bien, creo que por lo que me dice Esme, mejor que tú con todos los problemas que se vinieron en tu empresa.
- Sí, hay un desmadre financiero que debo resolver, te dijo Esme que quiere pasar todo el verano allá contigo.
- Si
- ¿hay problema?
- Ninguno, sabes que son bienvenidos cada que quieran, me hace muy feliz su compañía y me gustaría que tú también estuvieras.
- Me alegra escuchar eso, haré lo posible por estar pronto allá con ustedes, te paso a Esme bye.
- Hola Esme, a ver dime, ¿a qué te referías con lo que me dijiste?
- Hola paco, bueno cenen rico, les habló mañana, adiós—lo dijo así para que entendiera que ahí estaba mi hermano.
- Adiós.
Colgó y no me aclaró, pero sospechaba a lo que se refería, bueno al menos sospechaba, tal vez se refería a solo besitos caricias y esas cosas, no creo que imaginara que ya había estrenado a Tania.
Comimos platicando de una y mil cosas, me gustaba escuchar a Tania como se expresaba desde su punto de cita de todas las cosas que había vivido, me comento cuales eran sus animales favoritos, que series infantiles le gustaban, me contaba la trama y la veía emocionada contando los momentos importantes de sus series, me las platicaba como si yo las conociera, obvio no veía yo esas cosas.
Terminamos de cenar y salimos del lugar, la vi más animada, ya casi no le dolía su rajita, fuimos un rato a la playa, mojo sus pies en el mar, después decidimos que ya era tarde y nos fuimos a la casa, entramos cada quien a su cuarto y nos pusimos nuestras pijamas, nos reencontramos en el pasillo.
- Hola—le salude.
- Hola tío—me contestó.
Tania estaba parada frente a mí, tenía sus manitas juntas atrás, se meneaba haciendo semicírculos, ella quería dormir conmigo, eso era obvio, pero yo no se lo iba a pedir, quería que me lo pidiera.
- Bueno bebé, descansa—le di un beso en la frente, ella se me quedó mirando con mirada de angustia.
- Tío—me dijo cuándo me voltee.
- Si pequeña.
- ¿Puedo dormir contigo?
- ¿Quieres dormir conmigo?—Tania asintió–¿no te da miedo después de lo que hicimos?
- No tío—dijo rápidamente—y no quiero dormir sola.
- ¿Y si a media noche se me para la verga y me dan ganas de metértela?—puse cara de serio cuando lo dije.
- ¿Lo harías?—había angustia en su carita.
- Jajaja no bebé, sé que debes descansar de tu rajita, sólo estoy jugando y si quiero dormir contigo.
Vi emoción en su rostro, me tomó de la mano y entramos juntos a mi recámara, me acosté y ella se acostó a mi lado, se puso de espaldas a mí para que la abrazara y así lo hice, volteo a verme cuando sintió mi verga dura.
- No te preocupes bebé, no te la voy a meter, pero no puedo evitar que se ponga dura al tenerte a mi lado.
- ¿Se te pone dura porque estoy aquí contigo?—preguntó asombrada.
- Si mi amor, me excitas mucho.
- Quiero sacarte la leche, pero con mi boca nunca lo logro y con mi florecita me da miedo—su tono era de preocupación como si se sintiera comprometida a saciar mi excitación, me enternecí con ella, era un angelito inocente.
- Bebé, te quiero mucho—le dije enternecido—no te preocupes, mañana ya será otro día.
La abracé, ella puso sus manos en mis antebrazos, mi verga dura estaba encajada en sus nalgas, no podía evitar moverme, ella lo notaba, se quedaba quieta sintiendo como me movía suavemente en sus nalguitas.
En cierto momento ella empujó hacia atrás oprimiendo mi verga, por reflejo empujé hacia adelante, fueron varios movimientos sincrónicos como ese, de repente se dejó de mover y solita bajo su pijama, sus nalguitas quedaron expuestas para mí solo cubiertas por su calzoncito de monitos dibujados.
- ¿Qué haces mi amor?—le pregunté desconcertado.
- Ya te dije quiero sacarte la leche.
Se levantó al mismo tiempo que se quitaba su camisa y quedó solo en su calzoncito, se sentó sobre sus talones, perpendicular a mí y me bajó mi pantalón pijama, sin miramientos ni nada tomó mi verga y la llevó a su boca, no pude evitar gemir.
- Aaahhh
Tania lamía y chupaba como ya sabía, pero aún le faltaba fuerza y velocidad, ella sabía eso, sentí como tomó mi mano y la llevó a su nuca y ahí la dejo, era la señal que quería que usara mis manos para afianzarla y mover mis caderas como antes ya lo había hecho.
- Bebé—dije excitado por su acto.
La tomé con ambas manos de la cabeza y la recargue en mí, su orejita quedo pegada a mi abdomen muy cerca del pubis, mi verga seguía dentro de su boca.
Mi mano derecha la sujetaba de la zona parietal y la izquierda de la nuca, así empecé a mover mis caderas, empecé a buen ritmo, Tania aguantaba mis estocadas, estaba hincada, pero recargaba su cabeza en mi abdomen como yo la había puesto, solté su nuca y mi mano se fue a su entrepierna, ella brincó cuando sintió mi mano, creo que se asustó.
- No te asustes, solo te acariciaré suavemente y por fuera—dije bajándole su calzoncito.
Se tranquilizó un poco por mi palabras, acaricié su rajita por fuera, se sentía hinchada, no le metí dedos, pues seguramente le dolería, solo acaricié por encimita, ella se relajó cuando comprobó que no le iba a hacer algo más allá de caricias.
Mis caderas se seguían moviendo hacia arriba sujetando su cabeza con mi mano derecha, ella dejaba su boca semi abierta para poder permitirme cogérmela por la boca, mi verga estaba llena de saliva de Tania, pensé que podría soltar leche de otra forma.
Se la saque de la boca y la puse a mí lado, la puse de espaldas a mí y puse mi verga entre sus piernas por encima de la rajita.
- No te asustes, no te la voy a meter, es solo para pasarla así y sentir rico.
Ella cerró sus muslitos y mi verga quedó oprimida por ellos, me moví con la lubricación de la saliva, necesitaba besarla mientras me satisfacía con ella, la giré de su cabeza y le metí la lengua, ella correspondió y sacó su lengüita, la escena era sumamente aberrante conmigo atrás de ella moviéndome como loco.
Miré el buró y ahí estaban los dilatadores “chachachá” y el lubricante, ideas me llegaron a la mente, estiré mi mano y tomé el lubricante, Tania lo notó, no dijo nada pero creo que se preocupó.
- Gírate mi amor—le dije y ella seria se giró quedando de frente a mí.
La tomé con ambas manos y la besé ella correspondió cerrando sus ojos y rodeándome con una mano, la jalé y la deje arriba de mí, ella se separó y vio como saqué el lubricante poniéndole el aplicador.
- Me duele mi panochita—dijo preocupada, pero me gustó que la nombrara panochita y no florecita.
- Lo sé mi amor, no es para tu panochita, es para tu culito—dije mientras fijaba el aplicador y llevaba mis manos hacia sus nalgas.
- ¿me va a doler como mi panochita?
- Poco, pero como te dije, ya te irás acostumbrando y será muy rico para los dos ¿te vas a dejar?
- Sí, pero despacio por favor tío—su vocecita era de súplica.
- Si mi amor, despacito.
Tomé el aplicador y sostuve ambas sus nalgas y las separé, sostuve una con mi muñeca para poder manipular con mi mano el aplicador, se lo metí y dio un quejidito.
- Ay
- Ya entro mi amor, deja aplico cremita en tu culito—le dije tiernamente en si oído y ella asintió
Apreté el envase y la crema salió, la giré para que se dispersara bien, mientras hacía esto no dejaba de besarla y ella correspondía metiendo su lengüita en mí.
- Relájate mi amor, voy a meterte deditos apara dilatarte.
- Si tío, despacito—me volvió a insistir.
Me levanté y la acosté en mis piernas, me incliné un poco y encendí la lámpara de mi buró y así pude apreciar sus nalguitas redonditas y firmes, las acaricié, ella volteo a verme como estaba embobado veía sus nalguitas, también voltee a ver su carita, nuestras miradas se cruzaron y sonreímos.
- Te amo—le dije acariciando su nalguita.
- Y yo a ti tío.
Sus palabras sonaron muy dentro de mí, tal vez ella no sabía lo que era el amor, pero sabía que el amor era algo bueno, lo mejor que había en la vida y lo que se debía sentir por las personas que te importan y eso sentía por mí, algo bueno, en ese momento yo era lo más importante en su vida.
Puse mi dedo índice en su culito y presioné. El lubricante hacía su efecto al facilitar la penetración, no tardé en meter un segundo dedo, me animé a meter un tercero al ver a Tania totalmente relajada.
- Aaahhh—Tania dio un brinquito al sentir como forzaba su culito con mi tercer dedo.
- Aguanta mi amor, ya se está abriendo.
Me maravillé viendo como los tres dedos estaban adentro de ella y no se quejaba, era solo algo de molestia, recordé el dilatador y metí el mediano, lo forcé y Tania se volvió a quejar.
- Ay, tío
- Ya bebé, ya casi estás lista.
Metí y saqué el dilatador, este ya entraba con mucha facilidad, lo saqué y cambié al más grande, Tania volvió a quejarse cuando se sintió más dilatada.
- Auch, tío.
- Tranquila bebé, tú puedes.
Metí el dilatador, se deslizó suave en su culo, el dilatador era de forma cónica, la punta entró y de forma mágica lo fue abriendo, el de la tienda me dijo que era par aun pene promedio, pero creo que era más grande que eso.
Logré meterlo todo, la parte más ancha pasó el esfínter y se atoró en una pequeña parte estrecha, lo saqué volviéndolo a dilatar, hice esa operación varias veces.
Saqué el dilatador, su culo estaba muy abierto, metí ambos dedos índices y los separé, abrí los ojos cuando vi esa dilatación, era el momento perfecto para una penetración anal, encularía a Tania desvirgándola de sus dos huecos el mismo día.
- Tania, mi amor, estás lista.
Vi algo de duda en la cara de Tania, como quiera la puse boca abajo y coloqué una almohada a nivel de su pelvis, me subí lentamente y me senté en sus muslos.
- Bebé te voy a poner más cremita ¿quieres?
- Si tío, ponme más.
Tomé otro poco, creo que tendría que ir a la tienda a comprar más lubricante, me coloque sobre Tania y apunté mi verga a su culito, lo deslicé arriba y abajo, lo atoré en el muy dilatado culo de ella y empujé un poco.
- ¡Tío!—gritó quedito Tania al sentir mi glande entrar.
- Tranquila bebé, la crema ayudará a que casi no te duela.
Presioné sobre su culo y mi glande entró, podía escuchar la respiración de Tania acelerándose, ella hacía un esfuerzo involuntario por expulsar mi verga.
- Relájate bebé, te necesito relajada para poder meterte la verga, ¿quieres que te la meta como a tu mamá por su culo?—le dije mientras con mi mano empujaba mi verga más dentro de ella.
Este último argumento la hizo ceder, ella quería ser enculada como vio que lo hice con su madre, sentí como cambió su respiración y el esfínter se aflojó, deslice más mi verga dentro, el glande entró y una parte del tronco también.
- Ya mi amor, ya te estoy enculando como a tu madre, ya eres una mujer—le dije al oído mientras le daba besitos en su mejilla.
Me quedé así unos minutos, mi verga estaba dura como roca, pedía guerra, mi mente empezaba a volar, veía a Tania toda pequeña con mi verga penetrándola, aún no entraba toda, pero la escena era bastante bizarra y eso me enloquecía.
- Te amo bebé—le dije girándola, besándola metiéndole lengua y un poco más de verga–¿tú me amas?
- Si tío, pero duele—dijo poniendo carita de dolor al sentir mi verga deslizarse más dentro de ella.
- Lo sé, pero si me amas debes aguantar ¿vas a aguantar mi verga?—le dije mientras la afianzaba con mis brazos de su tórax y abdomen para que no se fuera a zafar.
- Si tío, te amo, voy aguantar, aaahhh—se quejó cuando mi verga entro a 3 cuartas partes.
La saqué y la volví a introducir, lo hice lento, parte para que se acostumbrara y parte porque sentía la gloria ir saboreando ese culo infantil y virgen que estaba profanando.
Fueron cerca de 15 minutos de hacerlo lento, noté a Tania más relajada, en el último empujón metí más y logre meter toda mi verga en su culito, Tania gimió, vi que ya se había acostumbrado y su culo había logrado el grado máximo de dilatación.
Ese fue mi comienzo, me moví con más intensidad y pasión, mi cadera subía ya bajaba, la sacaba toda y la volvía a meter, giraba la cabeza de Tania para besarla, ella me correspondía, le di un empujón fuerte mientras la besaba, quería ver que tanto aguantaba, ella dio un gritito.
- Ay, tío
- Aguanta bebé, estoy muy excitado
Mis caderas se movían solas, me volví a mover fuerte y ella dio otro gritito, ya no me pude detener, me moví fuertemente.
- Tío… tío… tío…—decía Tania con la cabeza mirando el frente, con sus ojitos cerrados y su boquita abierta, su cabecita se mecía con mis poderosos estocadas.
- Bebé, te amo, siento muy rico—dije metiendo mi mano bajo su cadera y masturbándola.
Me movía salvajemente, mi verga ya era un pistón en su culito, ella era un quejido y gemido tras otro, ya aguantaba mis arremetidas, yo me elevaba y me dejaba caer con fuerza, lo hacía fuerte, lo hacía rápido, estaba muy excitado.
- Tío, ya tío—decía Tania como diciendo que ya no aguantaba mis estocadas.
- Aguanta bebé ya casi acabo ¿Vas a aguantar?—ella sin voltear solo asintió–¿vas a aguantar mi verga en tu culo? ¿Cómo tu madre? ¿Me vas a sacar la leche como tu madre?
A cada pregunta que yo hacía ella asentía, mi verga como pistón de moto taladraba su culo, ella aguantaba aunque le dolía, eso me excitaba más.
- Mi amor, aguanta, te voy a joder el culo muy fuerte, lo necesito, aaahhh
Gemí en su oreja moviéndome como loco, mi verga entraba y salía muy rápido de su culito, sí que era un pistón de moto, sentí mis huevos explotar y bramé en su oído sintiendo como mi leche salía inyectada en su recto, grité mi orgasmo del inmenso placer que sentí, era el culo de mi sobrina que estrenaba, era un culo virgen de niña que me jodía a mi placer.
Me quedé quieto sobre Tania, respiraba agitado, mi verga seguía dura y dentro de ella, era tanta la excitación que seguía dura, Tania también respiraba agitada, estaba toda sudada, había hecho un gran esfuerzo y aguantó como campeona mi brutal cogida.
- Te amo bebé—le dije mientras le daba un tierno besito en su nuca y se la sacaba lentamente.
Me quedé acostado a su lado, Tania seguía boca abajo, su cara estaba de lado mirándome, sus ojitos estaban algo rojos, creo que había llorado un poco, me acerqué a besarla, me correspondió el beso, tímidamente sacó su lengüita cuando sintió la mía.
- Eres hermosa Tania, te amo.
- Y yo a ti tío.
- ¿Te dolió mucho?—pregunté dándole besitos tiernos en su frente.
- Al principio, después ya no, me dolió menos que por adelante.
- ¿Por tu vagina te dolió más?
- Si, aun me duele, pero mi colita ya no duele tanto.
- Deja te reviso.
Me senté y la puse en cuatro con su culito frente a mí, abrí sus nalgas y vi su culito, estaba algo dilatado, un poco hinchado, pero solo un poco, esa crema había sido milagrosa, metí dos dedos y entraron con mucha facilidad, no había desgarro, creo que era la primera vez que tenía una penetración anal tan exitosa, Tania de lo más sumisa se dejaba revisar.
- Mi amor, tu culito está más que bien, ¿molesta lo que te hago?—le pregunté mientras tenía dos dedos dentro de ella.
- No tío, no siento nada
La voltee y la acosté a mi lado, ella recargó su cabeza en mi pecho y empezamos a cerrar los ojos, la fatiga nos llegó de golpe a los dos y nos fuimos hundiendo en un sueño profundo y reparador.
Era de madrugada y desperté sintiendo a Tania temblar, me giré a verla y sudaba mientras temblaba, le toqué la frente y ardía en fiebre.
- Tania mi amor—la moví suavemente, ella abrió sus ojitos.
- Tío, tengo mucho frío.
- Espera bebé
Me levanté y fui al botiquín que tengo en el baño, tome un paracetamol y lo partí a la mitad, lo molí y le llevé a Tania con un vaso de jugo, ella se sentó y lo bebió, fui a la regadera y mojé una toalla, regresé para con Tania y se lo puse en la frente.
Estuve una hora así hasta que la fiebre cedió, la sentí que dejó de temblar y se quedó dormida de nuevo, creo que con la cogida hasta fiebre le dio, me acomodé a su lado y la arropé junto a mí, ella me abrazo y nos quedamos unidos, era un lazo de amor que la sociedad repudiaría, pero entre nosotros había amor, amor sincero, aunque la sociedad no lo aceptara nos amábamos.
Continuará.
Que dirá Esmeralda cuando sepa lo que ha logrado su hija? Quizas tenga que verlo con sus propios ojos.
Exelente relatos ,me gustaron muchoo ,espero con ansias el siguiente. Y espero que subas el grado de brutalidad con las dos !!! . Mucho más morbo con el cornudo del marido ,no vendría mal .un beso
Amigo me encanta la historia. La vengo leyendo desde hace meses. Estoy al cien y super impaciente por ver qué sigue. Espero que Esmeralda vea por videollamada todo lo que hace su pequeña hija. Y que en algún momento el cornudo de su esposo se de cuenta de todo pero que decida guardar silencio y seguir como espectador. Por favor necesito el siguiente capítulo. Ya no aguanto 🤤
Quiero, no! Necesito la continuación de esta serie, que sin dudas es de las más ricas y obviamente que de las más morbosas que has escrito y te puedo asegurar que te leo desde «siempre te esperé». Estoy esperando con ansias el momento en que vuelva Esmeralda y vea los progresos que tuvo Tania con Paco. Te aconsejo crear un blog dónde leer tus joyas (ya no son relatos, son joyas escritas) y por medio de ese blog poder ver toda la gama deliciosa de personajes y relatos que tienes.
Impecablemente morboso, sutil perverso, lo cual calienta mucho, esa niña y su madre dan para mas👍😜
Es exitante la nena asume q es una hembra y q debe complacer a su macho y aguanta como mujer adulta. Super morboso