Tengo una hija, tengo un papá. “2. Tengo miedo”
Joseph el padre de Lili, había despertado y encontró a su hija metida en su cama, sujetando su verga con una mano. Ahora sabremos un poco sobre cómo se conocieron y lo que pasó después en la cama..
Estuve en Canadá por 6 años desarrollando el proyecto de mi vida, este proyecto me dejó en una buena posición económica, actualmente tengo mi propia empresa. Mi casa es modesta, no es tan llamativa, pero es bonita y aceptable con suficiente espacio para una familia de 5, aunque había estado viviendo solo hasta ahora. Tuve relaciones con algunas chicas durante la Universidad y en ese entonces me cogí a una amiga de mi mejor amigo. Se llamaba Lorena, quien pensaría que la dejaría embarazada. Lo que me parece increíble es que, aunque sabía dónde vivo, nunca vino a reclamar nada. De verdad pareciera que no le importaba nuestra hija. Cuando Lili llegó a mi casa vestía ropas algo maltratadas con manchas de cloro, vestía unos shorts viejos muy apretados y una blusa de tirantes amarilla. Es algo pequeña para su edad, sus mejillas eran rosas, su pelo castaño oscuro como el mío, y un par de ojos hermosos, sus nalguitas bien paraditas y redondas, se alcanzaba a asomar uno de sus pezones. Tan detalladamente la mire, sin duda era una foto mía y la recibí en mi casa. Aunque con mucho miedo, inseguridad, dudas y rabia. Esa niña pasó 8 años sin su padre.
La llevé a una de las habitaciones, para que tomara un baño y se fuera a dormir. Fui a revisar que estuviera bien. Ella sola se había metido a la cama y cuando iba a cerrar la puerta volví a escuchar su vocecita.
-Buenas noches papi. –Eso casi me rompió
-Buenas noches, Lili. –Intenté sonar bien, pero creo que no fue como ambos esperábamos.
– ¿No me darás un beso de buenas noches?
-De verdad ¿quieres uno?, ¿estás segura?
-Sí, lo quiero, eres mi papá. –Sin pensarlo regresé hasta su cama me arrodillé quedando a su altura y cuando me acerqué ella salto a mi boca soltando un beso, uno muy tonto sin duda, pero se sintió realmente bien.
-No debiste hacer eso, pero por ser el primero, está bien.
– ¿Por qué no?
– Esos no son besos que un padre le daría a su hija. -Bajé su cabeza y le di un beso en la parte alta.
Al día siguiente decidí llevarla de compras, y avisé a mi secretaria que estaría ocupado todo el día, de momento no necesito que nadie en la empresa sepa que tengo una hija, pero tarde o temprano tendría que llevarla y de ser necesario presentarla con ciertas personas. Necesitaría ropa, por supuesto que también juguetes y yo necesitaría saber a qué escuela estaba asistiendo. Contraté unos diseñadores para que preparan la habitación que sería de mi hija, con sus colores favoritos.
Creo que estaba siendo muy precipitado, tal vez debería haber hecho una prueba de paternidad, o ir a interrogar a Lorena, pero algo en mí me hacía no querer pensar en eso.
Habían pasado 2 meses desde que esa pequeña se apareció en mi puerta. Contraté una señora que atendería las labores del hogar su nombre es Carmen, ella limpia toda la casa, pero le prohibí entrar en mi habitación, aunque como quiera siempre esta con llave, me vi en la necesidad de contratar también a Rodrigo, un excelente chofer, quizás no siempre podré recoger y llevar a mi hija a su escuela.
Antes habría tenido sexo regularmente con amigas con derecho, pero desde que llegó esa pequeña a mi vida, todo ha cambiado. Hasta que un día estando en la sala descansando, llego Sara a mi casa, mi hija seguía en la escuela así que no pude contenerme y en vez de hacer todo el ritual de seducción con ella, solo le enseñé mi poderosa erección, no era yo mismo, fue extraño, la tomé de la cintura y desgarré su ropa, metí mi verga en su culo directamente, no había tenido sexo en un buen tiempo así que tenía que disfrutar lo más que pudiera, estaba hecho una bestia y golpeaba lento pero duro en su gran trasero. Repentinamente me vine, fue algo inesperado nunca me había pasado algo así. Desperté de golpe de mi anhelante sueño y estaba en mi habitación, se sentía extrañamente cálido el lugar y al ver abajo vi a la niña entre las sábanas de mi cama abrazada a mi brazo.
– ¿Acaso olvidé poner el seguro a la puerta? – Susurre un poco anonadado. Pude sentir el intenso calor generado por nuestros cuerpos, me pregunto si estará bien ella. Ella realmente estaba dormida y sentí una presión en mi verga, era la niña quien con una mano la sujetaba. ¿Qué demonios? ¿cómo llegó a esto? ¿por qué me está sujetando la verga? Intenté liberar mi brazo del agarré de la niña, pero ella estaba realmente aferrada, mi mano estaba tocando su entrepierna, ¿qué está pasando aquí? Sujeté la mano de la niña con la que sujetaba mi pene y la retiré sin problemas.
¿Ella me masturbó? y parece que me vine en su mano. Rayos debo limpiar este desastre. Intenté liberarme y al momento de jalar mi brazo con un poco de más fuerza la niña comenzó a orinar sobre mi brazo. No puedo creerlo. ¿A pesar de tener 8 años sigue mojando la cama? O acaso sin darme cuenta provoqué que la niña tuviera una eyaculación. No creo, solo es una niña.
– Lili, despierta cariño, ¿Qué haces aquí? Finalmente ella terminó por abrir los ojos que pronto se empezaron a llenar de lágrimas.
– ¿Papi? Oh no me hice pipí. Lo siento mucho, lo siento. –Estuvo a punto de salir corriendo cuando la tomé del brazo y la acerqué a mi dándole un abrazo.
– Tranquila no estoy enojado. ¿Estás bien? ¿te sientes enferma?
– No, es que yo solo, yo solo quería abrazarte y dormir contigo y despertar contigo. – Sus palabras realmente me estaban conmoviendo, había intentado formar una relación con ella, pero nunca supe acercarme. Al contrario, con el miedo que tenía no quería que ella se sintiera incómoda con mi presencia. Un papá con miedo a expresarle cariño a su hija. Creo que en realidad lo que más miedo y preocupación me da es que ella me rechace o reaccione mal a mis muestras de afecto. Le he cocinado en ocasiones, la he llevado a pasear, he jugado con ella, pero siempre busqué evitar el contacto físico. Pero hoy, fue ella quien dio el primer paso, ella me quiere cercas, quiere mi cariño.
– Tranquila cariño fue solo un accidente, todo está bien no pasa nada. – Busqué un clínex que estaban sobre la mesa adjunto y limpié su carita. -Venga dame una sonrisa. Más grande, ¡eso!
– ¿No estás enojado?
– Para nada, venga hay que bañarse para que no huelas a orines. –Salimos de la cama y nos pusimos de pie, empecé a recoger las sábanas de la cama, debía lavarlas o tal vez sería mejor que se lo pidiera a la señora Carmen. De repente sin previo aviso, Lili empezó a quitarse la ropa, ya se había quitado la blusa cuando la detuve.
– Espera ¿Qué haces?
– Ay papá, debo quitarme la ropa para bañarme. Además, mientras más me tarde puedo enfermarme.
– Pues sí, pero quítatela en el baño. – Mientras decía eso con sus dos manitas sostenía los bordes de su ropa interior y la dejó caer. Era simplemente hermosa, recordé que mi mano había estado en su ingle y me puse rojo frente a ella. Ella también lucía unas mejillas rosadas en su rostro. Salió corriendo rumbo a mi baño.
– Espera un momento, no entres ahí ve al baño de… – No pude terminar la frase y entró en mi baño. Escuché como la tina se empezó a llenar. ¿Qué debía hacer? Y si encuentra o ve algo que no debería como mis revistas. Saqué una toalla y fui tras ella para cubrirla y sacarla de ahí antes de que fuera demasiado tarde. Y ¡oh sorpresa! Estaba ella inclinada sobre la tina sintiendo la temperatura del agua con sus manos y su culito paradito por el que se podía apreciar una línea recta que cruzaba de arriba abajo desde su culo hasta su conchita. Eso me hizo sentir un cosquilleo en mi verga. Me di media vuelta para no verla y ¡oh sorpresa x2! Estaban mis revistas abiertas en el suelo. No tiene ni 40 segundos aquí, ¿será que entró aquí a husmear antes de meterse en mi cama?
-Aaah ¡papi! – Lili pegó un pequeño grito que me hizo voltear preocupado por ella. Estaba sentada dentro de la tina con ambas piernas abiertas exponiendo su conchita. Era perfecta, sus labios y su clítoris que sobresalía un poco.
– ¿Te gusta? Es como la de las muchachas de la revista, pero no tiene pelos como algunas en esas fotos. – Genial había rompido a mi hija. Todo lo que podía hacer mal como un padre que protege a su hija de estos temas ocurrió en solo una mañana.
– Lili lo siento no debiste ver esto. Ven sal de la tina. – Extendí la toalla con mi rostro viendo a un lado, con mi mirada fija en la pared.
– ¡No quiero!, el agua está muy rica, y ¿si te bañas conmigo? Tú también hueles a mi pipí, ven. – Lili me tomó del brazo y jaló con poca fuerza, pero con la suficiente y ya que estaba tan cercas perdí el equilibrio y tropecé con la tina cayendo dentro de ella. Por suerte no sufrí ninguna lesión, la tina de baño era lo suficientemente grande para que no me golpeará contra alguna pared o algo.
– Papi perdón, ¿estás bien?
– Sí Lili, no te preocupes. – Hice un esfuerzo por levantarme y sin cuidado puse mi mano en el lugar menos esperado.
– ¡Ay papá! – Había apoyado mi mano sobre la conchita de Lili. Avergonzado me disculpe con ella.
– Lo siento Lili no fue mi intención.
– Esta bien, ¿Ya que estas aquí porque no me limpias ahí?
– Esto está mal tengo que salir de aquí.
– No, por favor espera, no te vayas, báñate conmigo, así podré aprender a hacerlo bien. Los niños en la escuela siempre me dicen apestosa. – Y era cierto, no había querido mencionar nada al respecto, pero en ocasiones no olía muy bien que digamos, que tonto fui, debí de haber actuado antes, ella había estado sufriendo por esos malditos niños de la escuela.
– ¿Acaso tu mamá no te enseñó a bañarte correctamente?
– Cuando era pequeñita ella lo hacía a veces. Pero después dejó de hacerlo y yo empecé a bañarme sola cuando me daba cuenta de que no olía muy bien. – Definitivamente esa mujer no le prestaba la más mínima atención.
– Está bien, espera aquí. –Salí del cuarto de baño y busqué otra toalla para intentar secar un poco mi cuerpo. Me dirigí al baño principal, ahí tomé los champús que había comprado para ella y el jabón, regresé a mi habitación y me acerqué a la tina de baño, me arrodillé para estar cara a cara con ella.
– Bien este es el champú con este vamos a lavar tu cabello. Colocas una ligera cantidad en tus manos y lo llevas a tu cabello, masajea tu cuero cabelludo con tus dedos así.
– Ok, oye papá se siente muy bien es como un masaje en la cabeza.
– Sí, eso dije. Ahora con el jabón tallaremos todo el cuerpo. Extiende tus brazos hacia mí. –Comencé a pasear el jabón sobre su cuerpo, pase a sus hombros, su pecho, baje a sus piernas y a sus pies.
– Ahora date la vuelta. – Evite acercarme mucho a su conchita. Pero tener su culito redondito frente a mí, puso mi verga más dura de lo que estaba. “Bueno, solo son nalgas”, me dije a mi mismo, pasé el jabón por ellas y luego subí a su espalda y bajé a sus pantorrillas.
– Bien solo falta un lugar.
– Mi conejito. – Dijo sin pena alguna.
– Sí, toma. – Levanté sus manos y coloqué la barra de jabón en ellas. Y descanse mis manos sobre la tina.
– Pero yo no sé hacerlo.
– Es fácil solo pásalo sobre tu conejito y listo.
– Pero este jabón es muy grande. ¿Y si no lo hago bien? Límpialo tú por favorcito. – Lili se apresuró sobre mí y recargó su conchita sobre mis manos.
– Además tus manos son más suavecitas que ese jabón duro. – Se alzó sobre la bañera rodeando mi cuello con sus brazos.
– Tienes que hacerlo tú. Nadie puede tocarte ahí ¿de acuerdo?, solo tú y si un doctor te lo pide me debes preguntar a mi antes.
– Pero tú ya lo estas tocando hehehe. – Juro que fue como un reflejo, una acción involuntaria. Simplemente pasó. Es como cuando le explicas algo con cariño a tus hijos y sobas su espalda como una expresión de cariño solo que mi mano está en su entrepierna y bueno simplemente fue un acto automático. ¿Me explico? (Y aquí estoy como tonto intentando justificarme).
– EH eh, lo siento no me percaté. – Estaba a punto de retirar mi mano de su tierna conchita cuando…
– Tranquilo papá, está bien. – La niña me regresó mis palabras. Y sujeto mi mano evitando que rompiera el contacto.
– Además, sé que te gustan mucho los conejitos. – Señaló por un lado las revistas abiertas en el piso.
– Me gustan los conejitos de las mujeres grandes, no de las niñas.
– Ajá, entonces si te gustan jijiji.
– Los de las mujeres grandes.
– ¿Acaso no has probado con uno de niña?
– Eso jamás.
– Entonces ¿cómo sabes que solo te gustan los conejitos de mujeres grandes? – Esta niña replica todo, no puede ser.
– Yo creo que a tu Willy le gusta mira esta duro como cuando estuve en tu cama contigo. – Señaló el bulto que tenía.
– ¡VERGA!
– ¡VERGA! – Repitió Lili. Durante todo este momento mi mano seguía atrapada entre las piernas de Lili.
– Bien te lo limpiaré, pero solo por hoy. – Comencé a mover mis dedos adentro y afuera rozando mi dedo con los labios de su conchita.
– MM heh hehe haha. Hace cosquillas.
– Sí, así se siente cuando alguien más te toca.
– Y si se siente tan bien porque no quieres que… nhh ¡aaaay!. – Intenté abrir los pliegues de sus labios íntimos intentando hundir un poco mi dedo. Con mi otra mano acariciaba su pierna de arriba abajo. Después la pasaba alrededor de su vientre, y volvía a bajar todo mientras jugueteaba en su conchita con mi otra mano.
– Aww eso dolió un poquito.
– Entonces acabamos.
– ¡No papi, por favor! – La acerqué a mí, saqué mis manos y con un movimiento rápido abrí sus nalgas y comencé a pasear el dedo alrededor de su hoyito.
– Ayyy papi, ah ha ha, eso hace cosquillas eheheh y… también es como… electrizante. – Finalmente ella se alzó un poco y se acercó a mí y me dio un beso en los labios.
– Gracias por bañarme papá. – La tomé de la cintura y la levanté sobre la tina y ella se aferró a mí con sus piernas. Y con mis manos sujetaba sus nalguitas para mantenerla cargada.
– De nada mi pequeña.
Sé que le dije que solo por hoy le limpiaría su conchita, pero después entendí que seguramente no sería la última vez.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!