Tengo una hija, tengo un papá «3. El castigo»
Después de un fin de semana en donde hubo grandes avances en la relación padre – hija, Joseph decide que por hoy no es necesario que el chofer lleve a Lili a la escuela. El papá con su hija al lado y se roba la atención de muchas mamás curiosas..
Tengo una hija, tengo un papá “3. El castigo”
Han pasado 2 días desde que jugué con mi papi en su baño, hoy me está llevando a la escuela, es la primera vez desde que lo llevé para enseñarle en donde estudio, no me gusta mucho, algunas niñas no son buenas conmigo, pero ahora que mi papá me enseñó como bañarme muero de ansias de llegar y que se den cuenta lo bien que huelo, además, él me ha peinado por primera vez y me hizo una cola de caballo. Hoy se siente un poco frío afuera, y papá me regaló unas botas y un abrigo hermoso, me veo como una muñeca o como una de esas señoras que salen en revistas de ropa. Lástima que tenga que llevar el uniforme de la escuela, pero creo que, aun así, me veo muy bonita.
Mi papá detuvo el carro, salió y cruzó a mi lado para abrirme la puerta, muchas mamás de mis amigos y compañeros de salón nos veían con caras de sorpresa y susurraban cosas entre ellas.
– Con ese hombre tan guapo ahora entiendo porque las abandonó y nunca lo veíamos en las reuniones de padres, esa mujer es poca cosa para él. –Dijo una de las mamás.
– ¿Cómo crees? Seguramente lo engatusó y el pobre calló con sus engaños, o tal vez la niña ni siquiera es de él. Pero como un buen hombre la aceptó.
– Cierto, como son algunas mujeres no dudo que le esté colgando la niña para sacarle dinero, ¡mira como la tiene vestida! Ya quisiera que mi marido me regalara cosas como esas.
Me estaba poniendo realmente triste, yo no le creí a mi mamá, pero realmente deseaba con todas mis fuerzas que fuera verdad, si este señor no es mi papá, ¿se olvidará de mí? No creo, porque él es muy buena persona. Pero ¿porque esas señoras dicen esas cosas tan feas?
-Lili, ven aquí. – Mi papá me tomó de la mano y puso una rodilla en el piso.
-Tu eres lo más bello de este mundo, te amo y eres mi hija sin importar que. ¿De acuerdo?–Se dio cuenta que me estaba poniendo triste.
-¿En serio?, ¿de verdad… me quieres?.
-Te lo digo con toda la sinceridad de mi corazón, te amo, sé que no llevamos mucho tiempo juntos pero el amor que un papá siente por su hija no conoce el tiempo. Te amé cuando te conocí, te amo ahora y te amaré hasta siempre. – Tomó mi cabeza con ambas manos y con dulzura y gentileza me dio un besito en la frente. Yo le di un abrazo tan fuerte como pude. No entiendo por qué no me deja besarlo en la boca si ya lo hemos hecho 2 veces, en este momento de verdad lo deseaba con ansias, nunca alguien había sido tan lindo conmigo. ¿Así tratan a sus hijas todos los papás?
Estaba terminando la clase de matemáticas y se acercó Mariela, la hija del maestro.
– ¡Uyy! miren la niña apestosa ahora trajo ropa más bonita. Últimamente vistes mejor, ¿acaso le robaste la ropa a otra niña?
– Déjala en paz Mariela. –Dijo Sofía, una de las pocas niñas que nunca se ha portado mal conmigo, es muy linda, su pelo es como anaranjado cuando lo toca el sol, y está un poco más llenita que yo, debo admitir que he subido un poquito de peso desde que estoy con mi papá ¡es que cocina tan rico!, es casi de mi misma altura y cuando camina pareciera que baila mientras se mueve de un lado a otro.
– Además. – Se acercó a mí para olerme.
– Hoy huele muy bien. –Tan linda creo que se sorprendió de que hoy me bañé muy bien, como me enseñó mi papá. Aunque cuando lavé mi gatito no se sintió tan bien como cuando lo hizo mi papá.
– Es cierto, pero, ahora traes un peinado de zorra moviendo tu cola de un lado a otro.
– ¿Por qué le dices cosas tan feas Mariela? – Acusó Sofía con molestia.
– Todas saben que solo las zorras usan cola de caballo como peinado, así cuando te den por atrás pueden sujetarte mejor del cabello. –No entendía bien a que se refería Mariela. Ella tenía su cabello suelto como todos los días.
– Mariela por qué estás peleando con tus compañeras. Deberé castigarte, discúlpate con tus compañeras. – Apareció por sorpresa el papá de Mariela.
– Lo siento ¡apestosa!
– Suficiente ven conmigo. – Tomó a su hija por el brazo y la sacó del salón de clases. Llevaban ya 10 minutos y no regresaban quería ver la cara de Mariela después del regaño de su papá. Ya había comenzado la siguiente clase, así que le pedí permiso a la maestra de historia para ir al baño. Tal vez la encontraría en el camino y podría burlarme de ella sin recibir regaños de los maestros.
Loa baños se encontraban afuera, tenía que cruzar una cancha de basquetbol, una “casita” donde guardan las cosas para practicar deportes y al final estaban los baños. Cuando pasé por la “casita” pude escuchar unos ruidos provenientes de ella, me acerqué un poco para escuchar mejor y pude distinguir unas voces que venían de adentro.
-Guarda silencio pequeña zorra o nos escucharán. – Esa era la voz del maestro de matemáticas. Busqué alrededor de la “casita” y encontré un pequeño agujero por el que podía espiar. Miré a través de él y para mi sorpresa encontré a Mariela con su papá casi desnudos, él la tomaba por atrás y se golpeaba contra las pompis de Mariela, la sujetaba del cabello, ella tenía un peinado diferente, era una cola de caballo como la mía, aunque no tan larga, y su papá la agarra por el cabello.
-AAAW AH AH AH, papá mi culito arde, más despacio por favor.
-Eres una zorrita mala, debes aprender la lección. No puedes contarles a otros niños sobre las cosas que hacemos.
-AY Ay aaawwwm, pero, pero yo no les dije nada. – Justo como Mariela lo dijo “todas saben que solo las zorras usan cola de caballo como peinado, así cuando te den por atrás pueden sujetarte mejor del cabello”. No podía ver muy bien, pero imaginaba que seguramente el metió su cosa en el conejito de Mariela.
-Le dijiste a tu compañera Liliana sobre las colas de caballo, eres mi putita y seguramente ella es la zorrita de su papá también. –El empezaba a darle muy fuerte contra las nalguitas de Mariela, ella parecía quejarse del dolor, pero su cara no era como la mía cuando mi mamá me golpeaba y me lastimaba. ¿Por qué? Su cara no es de sufrimiento. ¿Qué significa ser la zorrita de alguien?
-AAH ah ah papi mi colita está caliente aah ah.
– Esta bien, pero tendrás que chuparme la verga, ven. – Repentinamente cambiaron de posición y vi como sacaba su cosa, “verga”, de la COLA de Mariela, fue increíble, alcance a ver su agujerito era enorme y estaba rosado. El metió su cabeza entre las piernas de Mariela y como lo hizo el novio con mi mamá comenzó a chuparle el conejito. Mariela sujetó la cosa de su papá y la metió en su boca. El maestro comenzó a moverse arriba y abajo y hacía ruidos de gusto, sin duda los hombres disfrutan que les chupen sus cosas.
– AAH papi, papi, se siente maravilloso, ¡chúpame el culito por favor!, ohhhh eso así. – ¿De verdad pasaba todo lo que escuchaba? ¡Su papá le lamió el culo! ¡qué asco!, pero ella parece disfrutarlo, pero ¿cómo no? Si su papá le metió su cosota por el agujerito tan chiquito de su cola, a lo mejor le hace cosquillas o se sentirá como yo cuando mi papá me hizo cosquillas en mi colita con sus dedos, fue una sensación caliente, húmeda y electrizante, como un hormigueo.
– Ohh hija ¡qué bien me la mamas!, aquí viene tu recompensa, trágatela toda. –Alcancé a ver como de sus cachetes escurría la cosa blanca y su papá soltaba unos quejidos ahogados, intentando no hacer ruido. Cuando sacó su cosa de la boca de Mariela decidí que era hora de regresar al salón.
Eso fue muy interesante, tengo mucha curiosidad, al principio parecía que le pegaba por atrás y qué Mariela sufría, pero luego parecía disfrutar mucho, su cara al final era como de dolor pero se veía feliz, abrazaba a su papá, ¿qué clase de castigo es este? En fin, sentí muchas ganas de ir al baño repentinamente como si empezara a salir por si sola la pipí, así que terminé por ir al baño. ¡OFFF! Que bien se siente esa sensación de alivio cuando tienes muchas ganas, te aguantas todo lo que puedes y luego haces pipí.
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