Tocamientos inocentes
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No es que este relato sea muy erótico, pero ocurrió de verdad. Será que la vida no es tan erótica como la imaginamos, pero el caso es que el sucedido es verídico 100 %. Tampoco sabía muy bien dónde poner este relato, pero, como los protagonistas somos yo y mi hermana, pues al final me decido a incluirlo en este tema de incestos.
Será un relato corto, porque tampoco da mucho de sí…, pero, estuve leyendo otros relatos y me acordé de lo que me ocurrió a mi. Fue hace unos cuantos años, cuando yo tenía 13 o 14 años y mi hermana pequeña tenía 6 o 7 (no acabo de recordar bien en qué año fue. Yo creo que tenía ya 14 años, y entonces, mi hermana tendría 7). Ella era pequeñita todavía, una niña de 7 años, y yo ya tenía el cuerpo de un adolescente, que ya no era un niño…, pero estaba en esa edad en que los cambios son tan rápidos que pasan inadvertidos. ¿Os podéis preguntar cuando os salieron los pelos de los genitales o del bigote?. Pues yo diría que no lo sé: es que parece que aparecen de pronto, sin anticipación…, unos pelillos debajo de la nariz y otros pelos alrededor del pene. Yo me había duchado desnudo con mi hermana pequeña muchas veces, y bañado con ella, desnudos, sin problema…, jugando con el agua, etc…, lo que suelen hacer los niños en el agua. Pero con 13 o 14 años, ya no era tan niño, pues mi cuerpo, sin ser de adulto, ya no era el de un niño: habría crecido, me habían crecido mis miembros…, y como dije, tenía ya pelillos en ciertas partes.
El caso es que, sin dar importancia a esos cambios tan súbitos, nos seguíamos duchando, o, más bien, yo duchaba a mi hermana, como hermano mayor y responsable que era. Sí, tenía un pene más grande, me colgaban los testículos y me había salido vello genital, pero había sido de forma tan paulatina que no reparé en ello. Y me acuerdo un día que, mientras estábamos los dos desnudos en el cuarto de baño, mientras yo abría el grifo para ver la temperatura del agua, mi hermana me tocó el pene.
Jeje, "estate quieta", dije a mi hermana, mientras yo seguía a lo mío (comprobar que el agua no quemase ni estuviese fría)… y ella riéndose, volvió a agarrar mi pene y como que me ordeñaba (o sea, lo agarraba y tiraba, subía y bajaba su mano). Yo me aparto un poco, pero mi pene empieza a crecer y a tener una erección. No es porque me excitase la situación de estar desnudo y que mi hermana pequeña me tocase el pene…, sino que, cuando era adolescente (y, supongo que a todos les pasará lo mismo), cualquier movimiento, pensamiento, tocamiento o casi nada, desencadenaba una erección rotunda, aunque el pensamiento estuviera ajeno y no pensase en nada erótico. Pues eso, ahí estaba yo con la polla tiesa, bajándose el pellejo y asomándose el glande sonrosado, y mi hermana que, cuando yo estaba despistado, me agarraba mi polla y me daba varias sacudidas. Ella se reía y… yo también.
No creo que ella se lo tomase en plan erótico, pues se divertía y ponía cara de malilla, como cuando juega al pilla-pilla. En este caso, el juego era pillarme el pene, que estaba tieso, apuntando para arriba y con el glande coloradote.
Así que, bueno…, nos duchamos, la lavé bien a ella, me lavé yo también (el chorro de la ducha cayéndome en el pene me lo ponía todavía más tieso) y nos secamos. Yo ni pensé en nada erótico como decirle a ella que me la chupara o que me hiciera una paja (y mucho menos algo más grave)…, pero ahí quedó la cosa. Durante varias veces más en semanas sucesivas, mi hermana me tocaba el pene en plan juego-divertido y la cosa no fue a más (bueno, mi polla siempre acababa tiesa como un palo).
Y no pasaron muchos meses para que se le acabara ese juego, pues ya nos dimos cuenta todos que mi cuerpo ya no era de un niño, y no quedaba bien que un "hombrecito" que se estaba desarrollando a toda velocidad, estuviese desnudo con una niña.
Es ahora, cuando soy adulto, cuando recuerdo aquello y me sale una sonrisa picarona, jeje.
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