Tocar a mi hermano dormido me hizo perder la virginidad y quedar embarazada
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esto sucedió cuando yo tenía 17 años. En esa momento la mayoría de mis amigas habían perdido la virginidad y las charlas sobre sexo eran muy habituales entre nosotras. Ya me estaba costando bastante fingir que no era virgen porque con cada fin de semana que pasaba, con las salidas a bailar y las fiestas que teníamos había siempre nuevas experiencias para contar y algunas de mis amigas dudaban de mi conocimiento. Yo no me animaba a tener sexo todavía, no estaba lista y las charlas que teníamos no me inspiraban a hacerlo por miedo al dolor que suponía perder la virginidad, la sangre que podía aparecer por la ruptura del himen, etc.
El caso es que no me animaba y las veces que había estado a punto de hacerlo me arrepentía y me iba a mi casa avergonzada por lo sucedido. En ese momento no sabía muy bien que hacer, así que mi experiencia sexual se limitaba a masturbarme mirando pornografía y leyendo relatos. Una vez leyendo relatos, encontré varios sobre incesto entre hermanos y uno en particular me llamó la atención, uno en el que un hombre había estado varios meses tocando a su hermana dormida hasta que finalmente un día tuvo sexo con ella. Ese relato me calentó muchísimo, pero también me dio una idea de lo que podía hacer para perderle el miedo a tener sexo por primera vez. Así que empecé a ver a mi hermano Leo con otros ojos. La verdad es que nunca me había fijado pero mi hermano era muy atractivo. Cuerpo bien trabajado y atlético, de 1, 86 m y buen mozo, era un buen partido para cualquiera y para una chica virgen indecisa como yo en esa época era el sujeto de estudio perfecto para saber con lo que me iba a encontrar cuando estuviera a punto de ser desvirgada. Así que una noche, cuando me decidí a comenzar entré sigilosamente en la habitación de mi hermano, que estaba pegada a la mía y me acerqué a su cama. Él dormía profundamente, así que poco a poco me fui animando a tocarlo. Fue más difícil de lo que creí que sería.
Mi corazón latía con mucha fuerza, me temblaban las manos y mi respiración era entrecortada. Mis movimientos eran torpes y temerosos por el miedo a ser descubierta. Poco a poco fui calmando mis nervios y fui recorriendo su cuerpo, siempre podía inventar alguna excusa de por que estaba en su habitación. Empecé por sus labios, eran suaves y no tan carnosos. Los besé suavemente y pasé mi lengua por ellos, fui bajando por esos pectorales marcados y duros y por ese abdomen de atleta hasta llegar a su miembro. Comencé a tocarlo por encima de sus boxers y pude notar como aumentaba de tamaño debajo de ellos y se ponía duro. Mi vagina virgen estaba empapada por la excitación, tanto que mis bragas blancas tenían en cuanto me las quité en mi habitación una gran marca líquida por mis flujos. Ese día no me animé a hacer nada más porque mi hermano hizo un movimiento brusco que me asustó. Pero fui visitando por las noches a mi hermano con mucha frecuencia durante unos meses. Cuando me animé a sacar su verga de su ropa interior pude ver de cerca una por primera vez y aún no sabiendo nada de sexo en ese momento, pude darme cuenta rápidamente de que mi hermano estaba muy bien dotado. su verga debía medir unos 20 cm, estaba llena de venas marcadas por la erección que yo le había provocado y el solo verla me calentaba muchísimo.
Comencé a recorrerla con mis dedos y su calor me hizo excitar más. La tomé con toda la mano y lentamente comencé a masturbar a mi hermano. El de vez en cuando hacía algún movimiento y decía algo incomprensible pero seguía dormido. Acerqué mi boca a la cabeza de su verga y le pasé la lengua. Me invadió un sabor un tanto salado pero no desagradable por el pre semen que tenía. Lentamente recorrí su trozo de carne con mi lengua y luego fui introduciendo ese objeto del deseo en mi boca. No podía hacerlo entrar del todo pero fui practicando sexo oral con mi hermano dormido. Había leído como hacerlo pero no tenía forma de saber si lo estaba haciendo bien o no. En un momento sentí como la verga de mi hermano se hinchaba un poco, y con unas cuantas contracciones casi me ahogo al recibir ese semen espeso e hirviendo en mi garganta. Tenía un sabor un tanto amargo y salado, no era algo rico pero no me disgustaba. Limpié bien a mi hermano antes de volver a ponerle su ropa interior y salí de su habitación derecho a masturbarme en la mía hasta explotar en un orgasmo delicioso.
Con el correr de los días me animaba a hacer más cosas con mi hermano dormido, como lamerle el ano y las bolas o masturbarlo con mis tetas. Hasta que un día me animé a montarme sobre él para poder rosar mi vagina virgen contra su verga. acerqué mis labios vaginales al tronco de su miembro y comencé a moverme suavemente. Mis caderas se movía de atrás hacia adelante, recorriendo toda la verga de mi hermano y lubricandola con mis jugos. Mi excitación iba en aumento, y estaba a punto de tener un orgasmo increíble. Ya no me importaba estar sobre mi hermano, quería acabar con todas mi fuerzas y mi ritmo fue en aumento. Empecé a gemir levemente y mi respiración era acelerada y entrecortada. No se en qué momento fue, no pude ver ningún indicio porque a esa altura mis ojos estaban cerrados de la excitación.
El caso es que en un instante mi hermano, que se había despertado por mis movimientos, apuntó su verga a la entrada de mi vagina virgen y de un solo movimiento de cadera mientras me tomaba de la cintura con su mano libre me penetró sin aviso llevándose mi virginidad al mismo tiempo que me hacía acabar con una mezcla de dolor y éxtasis que nunca me voy a olvidar en la vida. Mientras intentaba re ordenar mis emociones, y estando extremadamente sensible por el orgasmo no pude resistirme a que mi hermano me pusiera de espaldas y comenzara a penetrarme de forma salvaje. El dolor aumentó por un instante para luego desaparecer y dejar lugar al placer.
Los embates de mi hermano me estaban haciendo perder la cabeza, acabé de nuevo mientras su verga golpeaba la entrada de mi útero. Aunque intentaba frenarlo él no se detenía y seguía bombeando con violencia mi vagina recién abierta. Cuando sentí crecer su verga intenté empujarlo para que acabara afuera pero fue en vano, con la leche de mi hermano hirviendo en mi interior alcancé mi tercer orgasmo consecutivo y quedé rendida debajo de él. Leo no me dijo nada, solo salió de dentro mío y se recostó a mi lado exhausto. Cuando pude recuperarme intenté decirle algo, quería explicarle de alguna forma por qué estaba en su habitación y por sobre todas las cosas encima de él frotando mi vagina contra su verga. El me interrumpió.
Leo: No me expliques nada, me estuve haciendo el dormido desde hacer rato. Y cuando te subiste encima mío no pude más. A demás te acabo de desvirgar y acabé adentro tuyo, que me vas a explicar?
No supe que decirle en ese momento, pero una parte mía se puso muy feliz de saber que el se hacía el dormido. Me hizo sentir más cercana a mi hermano, y ya no podía verlo como mi hermano menor.
Tres meses después una prueba de embarazo me confirmó que estaba embarazada. Inventé una noche de descontrol en una de mis salidas con mis amigas para mis padres, pero a mi hermano le dije que era de él. El bebé, por suerte, nació bien y le pusimos Leandro como el abuelo. Mi relación con mi hermano se fue haciendo cada vez mas seria y ahora estamos pensando en vivir juntos con nuestro hijo, que en este momento tiene ya 4 años de edad. La verdad es que soy muy feliz y de haber sido una temerosa chica virgen, pase a ser toda una zorra en la cama para satisfacer todos los deseos de mi hermano, mi hombre, mi amor. Y no tengo dudas de que vamos a seguir siendo felices porque nada es más grande que el amor de la familia.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!