Toda una vida de Incesto 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Xanderverga.
Mamá siguió con su relación, se le veía más alegre y más permisiva, y la verdad no tenía que fijarse mucho en nosotros, en realidad no lo hacia porque no le dábamos mayor problema, íbamos bien en la escuela, mi hermana crecía y ya no hacía las travesuras de antes pues ya había cumplido 11 años, además que ayudabamos a la doméstica a cuidar a nuestra hermanita menor que contaba con 5 años, mi hermana empezaba a desarrollarse como mujercita, cada vez que la veía desnuda le notaba más vello en su pubis y sus pechos empezaron a crecer, ella me los mostraba orgullosa y yo se los chupaba y manoseaba, como lo veíamos en las películas, a veces derramaba mi leche en su pecho de donde ella lo cogía con sus dedos y los chupaba, su gusto por el semen no aminoraba y nos lamiamos otras partes como el ano, otras veces embarrábamos nuestros cuerpos con mango, con crema batida, con almíbar de cereza o con helado y nos frotabamos y lamiamos nuestros cuerpos, era una práctica deliciosa, mamá me regañaba porque creía que yo llevaba comida a la cama y ensuciaba las sabanas y yo me hacía el que hacía eso y me dejaba regañar.
Un día volvimos a tocar el tema de la prima gordita y en una de esas que le estaba mamando su conchita intenté meterle un dedo en el ano, cosa que la hizo brincar pero nos quedamos viendo y me pareció leer en sus ojos la aprobación por lo tanto empecé a meterle el dedo y al llegar ella al orgasmo me dijo que le había gustado, seguimos en eso y ahora la mamada iba acompañada de metida de dedo lo que le dio la idea a mi hermana de meterme su dedo a mí, lo que también me hizo brincar pero también me gustó y me resultó delicioso así que ahora nos metíamos el dedo el uno al otro durante el 69.
Todo seguía así hasta que una vez buscando un maletín en el closet de mamá me encontré un consolador, a mis 17 años ya sabía de todo eso, era liso y plateado con forma de bala, lo quise encender y nada, abrí el depósito de las baterías y estaba hasta con un polvo blanco de baterías en desuso desde hacía mucho, limpié bien todo, le puse baterías nuevas y ya, empezó aquello a vibrar se lo enseñé a mi hermana, entonces en la siguiente ocasión lo probariamos se llegó el día y lo untamos con aceite pero mi hermana no quiso meterselo así que el que lo probó fui yo, mientras ella me mamaba el fierro yo me metía el vibrador y la verdad fue placentero y me hizo eyacular más rápida en intensamente, así, después de pensarlo un rato mi hermana decidió meterse el vibrador en el culito entonces mientras le mamaba la concha le fui metiendo el vibrador bien despacio pero estaban bien lubricados vibrador y ano, al principio cerró fuertemente los ojos pero después de un rato sólo gemia de placer al sentir la vibración dentro de su culo y mi lengua en su rosado clítoris, eso fue lo que nos dio la idea penetrarla en el culo con mi muñequito, después de meterle el vibrador y dejárselo por un rato la hice ponerse en 4 patas así como a la prima y quedaron a mi vista el culito y la rajita de mi hermana, era una tentación ver su cuquita, me daban ganas de metersela pero no era eso lo que habiamos acordado, al sacarle el vibrador le puse mi verga ya lubricada con aceite de bebé y empecé a metersela bien despacio hasta que se la metí toda y me quedé un rato sin moverme luego, empecé a sentir pequeños movimientos de mi hermana así que empecé a sacar y meter mi verga en el culito de mi amada hermana, era el paraíso, al principio era despacio pero después fue más rápido hasta que explotó mi eyaculación por primera vez dentro de ella, fue una sensación gloriosa, no había sentido tanto placer antes.
Algún tiempo estuvimos así y no pasábamos de mamadas masturbadas y cogidas por el culo, a los pocos días le vino su primera menstruación, no sólo fui el primero en saberlo, mamá no estaba, fui a comprarle las primeras toallas sanitarias y le enseñé a ponerselas, quedamos en que si mamá preguntaba como había sido diríamos que le había pasado en la escuela y que una compañera le había dado la toalla, le había enseñado como usarla y que sí, yo había ido a comprar las toallas, las caderas empezaron a crecer igual que sus nalgas y pechos, su cabellera rubia le iba creciendo más y más al igual que su vello púbico, yo tuve el privilegio de ver todo ese proceso, en esos tiempos no habían celulares como ahora si no a lo mejor hubiera tomado fotos de toda la secuencia, se había convertido en una mujercita tremendamente deseable, de corta estatura pero con caderas y nalgas prominentes, piernas gruesas y pechos de buen tamaño, sus ojos grandes y hermosos en una carita de muñeca enmarcada en esa hermosa y larga cabellera rubia era una niña de la que muchos se enamoraban en su escuela.
Ya contaba ella en su haber con 13 años y yo con 19 cuando un dia llegó de la escuela y me pidio que hablaramos a solas, me contó que una de sus compañeras llegó contándoles que tenía un novio y que tuvo relaciones sexuales luego otras compañeras dijeron lo mismo, se quedó pensando y llegó a la conclusión de que ya era hora de que ella perdiera la virginidad, después de un rato viéndonos a los ojos me dijo que no podía haber alguien mejor que yo para eso.
Sentí que se me calentaba la boca del estómago, la persona que más amaba en esta vida que al mismo tiempo era con quien no debería hacer nada sexual me estaba pidiendo que la convirtiera en mujer, mil cosas me pasaron por la mente, le dije que la próxima vez que tuviéramos la oportunidad lo haríamos pero tendrá que ser a modo que ella no salga embarzada así que planeamos y esperamos.
Al fin se llegó el día, mamá salió esa noche con su novio a una fiesta de gala y sabiamos que primero era fiesta luego baile y después se iban al disfrute de su sexualidad adulta y libre, así que teníamos tiempo para lo que sea, después de despedir a mamá y de esperar a que nuestra hermanita se durmiera llegó mi hermana a mi cuarto, con su camisón pero sin ropa interior, yo desnudo en mi cama, dejé la luz encendida, pocas veces lo hacíamos así pero ese día quería ver todo, era un día muy especial, empezamos como siempre, nos besamos y tocamos, esa vez ella me dio una mamada deliciosa que duró hasta que me hizo terminar, luego empecé a mamarle su rosada vagina, le lamía su clítoris suavemente y despacio, metía mi lengua en su agujerito y chupaba sus labios que rebosaban de fluidos cuando ya estába a punto del orgasmo me detuve, ya tenía mi fierro bien erecto, estaba listo para la misión, ella estaba allí acostada con las piernas abiertas, la vi a la ojos, me sonrió y me hizo un guiño de ojo, volteé a ver su vagina, era una belleza, se veía tan húmeda y suave que daba la impresión de vulnerabilidad, tomé mi falo y le froté el clítoris con mi glande antes de ponerlo en la entrada de su vulvita, un hilo de liga de flujo vaginal se vio estirarse, puse el glande entre los húmedos labios de su vagina y empecé a empujar, mire su cara y tenía la boca abierta, los ojos abiertos y las cejas arqueadas, no sé que esperaba sentir pero estába como asustada y al mismo tiempo preparada para lo que pudiera sentir, fui entrando poquito a poco mientras me agarraba de la cintura, al poco de haber entrado sentí un tope, era su himen, ya lo había sentido con mi dedo, la vi a la cara tenía la expresión como de estar esperando algo que no sabía que era, hice pequeños movimientos de cadera como empujando mi pene hacía adentro pero sin fuerza y en uno de esas lo hice con fuerza y rápidamente, mi verga se metió y sentí como se rompió algo dentro de ella y me abrazó con fuerza enterrandome las uñas en la espalda, fue algo delicioso para mí, de no ser porque me había exprimido la primera vez me hubiera corrido inevitablemente dentro de ella pero por eso pude controlarme, el dolor la hizo a ella dejar salir un quejido algo fuerte que apagó en mi hombro y me quedé un rato con la verga metida en mi amada hermana sin moverme, luego de unos minutos empecé a sentir pequeños movimientos de cadera de mi hermana allí empecé a moverme yo también, la abracé y la besé, sentí en ese momento que éramos uno, era tanto el placer que sentía que quería que no terminará jamás, empecé a moverme cada vez más rápido y lo mismo ella, sus jadeos aumentaban y sus movimientos de cadera eran cada vez más rápidos y violentos, la cama sonaba, sus pechos se bamboleaban al ritmo de las embestidas, su cara tenía una expresión como cuando se llora y me miraba a los ojos en actitud suplicante, de repente sentí su cuerpo temblar y ella gritó y me abrazó quedándose inmóvil pero empujando su cadera hacia arriba
Después de algún minuto levanté mi cara para besarla y me encontré con su cara mojada de lágrimas, creí que era por el dolor, pero no, cuando le pregunté me dijo que había sentido no sólo un orgasmo si no también una emoción tan inmensa que no pudo contener las lágrimas y sintió que todo en el mundo éramos sólo nosotros dos, sentí no sólo un inmenso amor por mi hermana también sentí que estábamos tan conectados que éramos uno sólo fundidos en una sola masa de amor carne y placer, una sola mente y un sólo espiritu, nos besamos muy tiernamente y, después de un rato le saqué mi verga que aun tenia dura, tenia unas manchas de sangre, me limpié con una toalla y me masturbé para tener mi eyaculación mientras mi hermana permanecía acostada viendo hacía el techo, quien sabe que cosas pasaban por la mente de esa niña convertida en mujer, después de limpiarme el semen nos quedamos acostados de lado entrecruzando nuestras piernas y viéndonos el uno al otro acariciandonos, alli me dijo que su compañera tambien les habia dicho que tenian que escoger bien con quien iban a hacer el amor por primera vez porque solo una vez en la vida se hace el amor por primera vez y para ella yo era el elegido y me dijo que no pudo haber escogido mejor hombre para ese evento tan especial en su vida, ahora era yo el que tenia los ojos llorosos de la emoción, así estuvimos un rato, no sé cuánto tiempo pasó pero ya era de madrugada y aunque no teniamos idea de a que hora vendria mamá y que ademas sabiamos que no regresaria pronto, ya era una buena hora para que ella regresara a su cuarto, la verdad no queríamos separarnos, es más, queríamos dormir juntos, pero no podíamos arriesgar nuestro idilio, con dolor para ambos ella se levantó, se puso su camisón y se fue al baño a asearse, mientras ella estaba en el baño vi la toalla con la que me habia limpiado el pene de la sangre de ella y se me ocurrió revisar las sábana de mi cama, efectivamente, me encontré con una mancha roja, sabía que no podría explicar el porqué de esa mancha si la doméstica le decía algo a mamá, entonces decidí levantarme, quitar la sábana y ponerme a lavar la toalla y ese pedazo de sábana, mientras lo lavaba vi como iba desapareciendo, disolviendose en agua, detergente y cloro la marca de nuestro amor, no podían quedar evidencias, así tenía que ser por ser hermanos.
y que más paso amigo?? quiero saber mas de sus aventuras
Todas han tenido la máxima puntuación por los detalles. Aunque no se si quiera leer el próximo capítulo, ya que no me gustan los chicos…