Todo comenzó a los 16 años II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jose_chile.
Por fin llego el jueves en que viajaría a ver a Diego, ya eran las 13:20 horas y tocaron el timbre para salir del colegio, antes de salir fui al baño y cambie mi uniforme por un buzo deportivo que traía en un bolso y así viajar más cómodo, luego de eso me fui lo más rápido posible al terminal de buses y compre pasaje en el primer bus con destino a Melipilla. El bus más próximo era a las 14:30 horas así que me dio tiempo de almorzar mientras esperaba.
Cuando llegue a Melipilla pregunte por donde estaba el hospital, me dijeron que quedaba a una cuantas cuadras de donde me había bajado del bus, así que me dirigí caminando al lugar, una vez en el hospital pregunte a un guardia que estaba en la entrada por Diego y lo llamaron. Cuando salió a buscarme lo vi por primera vez vestido con su uniforme de guardia el cual le quedaba espectacularmente bien, caminó hacia mí y lo admire completamente. Llevaba un pantalón y camisa azul marino muy ajustados que dejaban ver un bulto y pectorales muy seductores, me saludo con un abrazo y me dijo “hermanito, que bueno que viniste” y luego me giño el ojo.
Yo no sabía que decir, no me salía el habla hasta que Diego le dijo al compañero que lo llamo “este es mi hermanito del que tanto te he hablado”, me puse más nervioso todavía pensando que tal vez le había contado lo que había pasado entre nosotros y solo dije hola. Diego me dijo, espérame aquí en la caseta de guardia unos 20 minutos mientras termino mi turno y nos vamos a mi casa.
Esos 20 minutos se me hicieron eternos, hasta que llego Diego a la caseta y me dijo “José, ya estoy listo me duchare y cambiare de ropa en casa para que no me esperes más”, tome mi bolso y nos fuimos a su casa, durante el camino me pregunto si había comido a lo que yo le indique que sí.
Llegamos a su casa entramos y me llevo a su dormitorio, me dijo “deja tus cosas ahí y luego vas a ver televisión mientras me ducho y cambio de ropa”, mientras lo esperaba recorrí la casa y vi otro dormitorio en donde se notaba que alojaba alguien, entre y había ropa interior masculina encima de la cama que estaba sin hacer.
Cuando Diego salió le pregunte quien más vivía con él, me dijo que tenía un compañero de trabajo que le arrendaba una pieza, que compartían gastos pero que tenían turnos distintos y casi nunca se veían, le pregunte si era el compañero que había conocido y me dijo que no, que tenía turno de tarde y que llegaba tipo 1 de la madrugada. Diego estaba desnudo envuelto en una toalla la cual se sacó y por primera vez pude ver su verga que en estado de reposo era grande, se puso un calzoncillo y un pantalón deportivo y salimos del dormitorio.
Nos sentamos en el sofá y tras un rato de silencio se inició el siguiente dialogo:
Yo: A tu compañero que conocí hoy me presentaste como tu hermano del que tanto le habías hablado, que le has hablado de mí?
Diego: Nada en particular, solo que vivías en Valparaíso y que me vendrías a visitar, o pensaste que le conté que me agarraste la verga?
Yo: mmmmm igual se me pasó por la cabeza eso.
Diego: Relájate, lo que pase entre tú y yo se queda entre tú y yo, o tú le contaste a alguien?
Yo: Estas loco, no le conté a nadie.
Diego: Dime, porque me agarraste la verga esa noche?
Yo: Siempre quise hacerlo desde muy pequeño pero no sabía cómo hacerlo y esa noche se dio la oportunidad y la aproveche
Diego: Has tocado otras vergas?
Yo: No jamás, la tuya es la primera
Diego: Y solo quería tocarla?
Yo: Bueno en realidad tocarla y verla
Diego se bajó el pantalón hasta la rodilla y quedando solo en calzoncillos me dijo que me arrodillara frete a él y que se la tocara e hiciera lo que quisiera. Me arrodille y comencé a manosearlo. Obviamente comenzó a endurecer, Diego me dijo en voz baja “baja el calzoncillo y dale unos besitos”. Así lo hice y luego de unos cuantos besitos en el glande, tronco y testículos ya estaba totalmente erecta y yo estaba impresionado de ver una verga tan grande de unos 20 cms. con una cabeza grande y un cuello recto no muy grueso. Diego comenzó a masturbarse y me decía que le pasara la lengua por el glande cosa que yo hacía sin nada de experiencia. Luego me dijo “se nota que no tienes experiencia, así que te voy a enseñar cómo hacer feliz a un hombre, este fin de semana serás mi ternerito”.
Dichas estas palabras me dijo que abriera bien la boca, chupa como si fuera un dulce y métela lo más posible. Por fin tenía la verga de mi hermano y no quería echarlo todo a perder así que hice mi mayor esfuerzo por mamársela entera. Cada vez la metía mas adentro de mi boca Diego me ayudaba haciendo presión en mi cabeza con sus manos hasta que logro entrar por completo, sentí mi garganta taponeada y me estaba ahogando pero Diego lo estaba disfrutando porque lo escuchaba jadear y decir “sigue chupando que lo estás haciendo muy rico”.
Luego de estar algunos minutos mamandole la verga de frente, Diego se para y me indica que me siente en el suelo y apoye mi cabeza en el sillón, se paró frente a mí y comenzó a penetrar mi boca, ahora era el quien tenía el control al 100%, me la metía hasta la garganta, yo sentía que me ahogaba y cuando lograba sacarla de mi boca respiraba y botaba mucha saliva. Me dejaba descansar un par de segundo y volvía a su faena, estaba como loco penetrando mi boca y garganta se notaba que lo disfrutaba mucho. Yo me sentía violado pero al mismo tiempo lo estaba disfrutando, estando en esa posición me decía “que buen ternero me saliste, así vamos a estar toda la tarde así que sigue mamando rico”. Rato después me dejo descansar y me pregunto cómo estaba, le dije que bien pero que me dolía la garganta así como cuando tienes amigdalitis, se comenzó a masturbar y me dijo que fuera a tomar un poco de agua si quería y que me sacar la polera que la tenía toda mojada con saliva.
Cuando volví me dijo vamos al dormitorio, ahí me hizo acostar en su cama boca arriba con la cabeza colgando en el borde, mi boca quedo justo a la altura de su verga y nuevamente comenzó a penetrarla con más fuerza que antes, trataba de aguantar lo más que podía pero me ahogaba y la sacaba para respirar, Diego entendía la situación y no se molestaba pero enseguida me volvía a penetrar la boca y garganta que a esas alturas ya no oponían resistencia y el dolor ya había desaparecido. Sus movimientos comenzaron a acelerarse y yo dentro de todo lo que estaba viviendo no me di cuenta de lo que iba a ocurrir, así que en un momento me sujeto de la cara, me penetro lo más que pudo la garganta y descargo muchos chorros de leche que no alcance a rechazar, me trague toda su leche y se quedó unos segundo clavado en mi hasta que no aguante más y saque su verga de mi garganta.
Diego se acostó a mi lado, me acaricio la cara y me dijo “estoy muerto, es la mejor mamada que me han dado en toda mi vida”, yo le sonreí y le dije “hoy recién es jueves y nos quedan 3 días más para disfrutar”
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