Tomás mi niño consentido (5)
Tomás había comido muchos dulces y estaba muy acelerado, una buena forma de gastar esa energía era jugando con su papito unas horas. .
Habia hecho unas compras rápidas después del trabajo, ví que la cocina estaba despejada y escondí más chocolates, con Aby teníamos ya uno establecido pero yo tenia uno aparte que casi semanalmente lo reponia, ví que una de las cajas estaba abierta y faltaba la mitad de los animalitos, estaba claro que Tomás los había tomado y la evidencia en la comisura de sus labios decia que los habia comido recientemente, también se podía ver que estaba más acelerado que otras veces, bastante inquieto al menos más e 1 hora había pasado desde que se los había comido, a su madre no la veía por ninguna parte, recordé que en la escuela al principio una de las sugerencias que nos habían dado era que hiciera algún deporte y como a él no le gustaba ninguno que mejor deporte que desgastar energía jugando con su papi, cuando salí del baño me encontré con mi esposa.
– ¿Le diste dulces no?…ahora tu tendrás que jugar o leerle algo hasta que se calme.
– Solo comió algunos.
– No importa, es tu problema, nunca escuchas lo digo.
– Esta bien, esta bien, ve a dormir, yo me encargo de él.
Con una sonrisa de oreja a oreja fuí hasta su habitación donde estaba saltando sobre la cama con la TV a un volumen demasiado alto, cerré la puerta enseñandole una bolsa de dulces, bajó de la cama para tomarla pero la aparte de su alcance, apague la TV.
– ¿No me los vas a dar?
– Si pero no ahora.
– ¿Cuando?
– Después de jugar.
– ¿A qué vamos a jugar?
– El juego de padre e hijo.
– Esta bien pero me darás toda la bolsa.
– Eso lo veremos.
– Toda la bolsa.
– La mitad.
– Toda.
– Esta bien, no te puedo decir que no a ti.
Me bajé el pantalón moviendo la cadera haciendo que mi pene también se moviera y sacudiera, volvió a subir a la cama.
– ¿Qué haces por que te mueves así?
– No se, es divertido.
Me imitó y me acerqué a el tomando su pene, lo tomé por sorpresa pero no dijo nada, continuó saltando hasta que moví mis manos intentando masturbarlo pero casi no pude, dejé la bolsa a un lado y tome su hombro para que dejara de saltar y besé su vientre llegando a su escondido pene, tenis un sabor que normalmente no tenía.
– ¿Estas seguro que lo limpiaste bien?
– No jaja…no me bañe.
– No sabía que tenía a un puerquito como hijo.
– No soy un puerco…¿qué tiene de malo no bañarse un día?
– Hay que hacerlo todos los días.
– No quiero.
– Vamos, estuviste sudando todo el día, estas sucio.
– Nooo…no quiero. Bañame tu.
– Tienes que hacerlo solo.
– Noooo.
Con un gran suspiro termine aceptando, pero estaba muy inquieto y se puso a jugar con el jabón sin dejarme enjuagarlo, el baño fue eterno, cuando por fin terminamos los dedos de sus manos y pies estaban muy arrugados, volvió a la cama tomando un puñado de dulces y comenzo a saltar otra vez, sin siquiera secarse.
– Baja y sacate.
– Nooo.
– Anda.
– Atrapame.
Ya no estaba para andar corriendo detrás de él, también había terminado mojado y estaba algo cansado.
– No habrán más dulces.
– Se donde los esconde mamá jaja.
– Pero no son los mismos que los que compró yo.
– No importa me gustan también de esos.
Pensé por unos segundos que decirle para que al menos se secara pero no se me ocurría nada.
– No jugaremos más así.
De detuvo viéndome muy serio dejando caer los dulces que traía en sus manos.
– ¿Así cómo?
– Ya sabes de que hablo…el juego padre e hijo.
– Que malo eres.
– No estás obedeciendo y ya es tarde.
– No tengo sueño.
– No puedo estar corriendo detrás de ti así, tienes que sacarte.
De mala gana aceptó, se acercó a mi y me dejó sacarlo, estaba de espaldas a mi, le di un beso en su hombro mientras lo secaba.
– No puedes andar así, tu madre se despertará si corres y gritas así, la TV a esta hora y a ese volumen no puedes verla.
– Pero…¿no jugaremos más?
– Si te portas bien si…tienes que ser un niño bueno.
Continúe besando su espalda mientras tocaba y amasaba sus nalgas, me senté en la cama y sobre mis piernas apoyé su estómago en mis rodillas, abrí sus nalgas y con mi lengua exploré su rosado ano humedeciendolo un poco, introduje un dedo moviendolo de forma circular mientras mi niño comía sus dulces, lo levanté sentandolo en la cama y me arrastre de espaldas acostándome, lo tomé sobre mí quedando su cabeza en mi entrepierna y la suya sobre mi cabeza, comencé a lamer toda su raja separando las nalgas con las manos, estábamos listos para hacer un 69, abrí ligeramente sus piernas, sus manos se apoyaban sobre mis muslos mientras terminaba de masticar un dulce.
– Ahora lamelo como si fuera un chocolate. -dije.
Tomó mi pene con pequeña mano y comenzó a lamerlo, su lengua iba por toda mi verga torpemente.
– Ponlo dentro de tu boca.
– ¿Así?
Introdujo mi glande en su calida boca moviendo su lengua, estiré mis brazos tomando su cabeza y fuí empujandolo para que fuera más profundo, me detuve cuando sentí su campanilla volviendo a salir, lentamente solté su cabeza y él continuó solo, volví a separar sus nalgas para introducir mi lengua en su esfínter, lami 2 dedos para introducirlos lentamente, mi boca buscó su pene sin descuidar el trabajo de mis dedos, la mitad de mi verga dura exploraba su boca, la lengua la empujaba contra el paladar, su cabeza subía y bajaba continuamente.
– Ya me canse papá.
– Esta bien ven aquí.
Con sus piernas flexionadas y con cada pie a un lado de mi cadera busqué su ano tomando un poco de vaselina, fuí pasándo mi pene de arriba hacia abajo, lentamente traspase su entrada anal, él fue sentándose dejandome entrar unos centímetros y volviendo a salir por completo, tomé su cadera con ambas manos y entré con más de la mitad de mi longitud, su esfínter aún intentaba acostumbrarse a mi miembro, no se movia demasiado, sus manos se apoyaron en mis piernas con los brazos hacia atrás, cuando estuve por comoleto dentro de él, se relajó soltando su peso sobre mí.
– Intenta moverte pero sin dejar que salga.
– ¿Cómo?
– Muévete como quieras, de adelante hacia atrás, en círculos, de arriba hacia abajo pero no dejes que salga.
De a poco fue entendiendo a que me refería, al principio se balanceaba de adelante hacia atrás moviendo su tronco pero eso no lo hacia moverse lo suficiente, rodee su cadera y la moví acompañando sus movimientos, despues de un par minutos con esos movimientos le pedí que se sentará y se abriera para mi, se recostaba en la cama con las piernas abiertas y abría sus nalgas con sus manos, su ano se veía húmedo, dilatado y muy rosado, le tendí mi mano para continuar, de rodillas se acercó apoyando su peso en mi pelvis, levantó su cadera dejándome acceder mejor a él, sus manos rodearon mi cuello y su cabeza hacía que su cabello tocara mi pecho, estaba viendo como su padre entraba y salia de él.
– Hazlo más despacio…
– ¿Como, así?
Me moví despacio pero lo penetraba profundo, tomé su pene y testículos levantadolos para ver mejor.
– Ahora muévete tú.
Apenas se movía, eso me desesperó, tomé su cadera y levantando mi torso entré en él, cerró los ojos respirando pesado, tomé su cabeza acercando nuestros rostros, besé cada mejilla y su boca sin introducir mi lengua, sus brazos nos acercaron más, su cabeza reposó en mi hombro dejándome moverme mejor, mis manos fueron a sus nalgas queriendo abrirlas lo más posible, aumenté la velocidad de mis movimientos chocando con sus nalgas una y otra vez corriendome, me aseguré de dejar hasta la última gota de semen en su recto, todavía estaba algo acelerado pero parecía cansado.
– Hoy no dormiras.
– ¿Por?
– Estaremos toda la noche así.
Ya estaba fuera de él, casi no me moví de lugar, me quede abrazandolo pasando mi mano por su cabeza, se acostó de lado con una de sus piernas más adelante que la otra, movió su cadera hacia atrás como ofreciéndome sus nalgas, no me lo pensé demasiado y volví a penetrarlo, lentamente avancé hasta estar entero dentro, me detuve ahí mientras acariciaba su brazo y su pecho, llevé una de sus manos a su pene y comenzó a mover su mano, continúe moviéndome respirando agitado en su oído, podía oir el sonido por la fricción de mi verga no su ano y la vaselina, nuestras respiraciones sincronizadas, lo embestia lento pero con ritmo firme, lo introducía todo, abría sus nalgas para llegar a lo más profundo, giró un poco su cuerpo quedando boca abajo, con mis piernas flexionadas a cada lado de su cadera seguí moviéndome, mis manos estaban en su espalda baja, habia juntado sus piernas y los gemidos eran ahogados por la almohada, por un momento salí de el abriendo su ano con los dedos, pudiendo ver su interior, lo arrastré hasta el borde de la cama quedando sus nalgas en el aire, con sus brazos extendidos apoyándolos y sus piernas algo abiertas sobre el suelo, pegué mi pecho a su espalda y busque su entrada anal.
– ¿Te gusta como jugamos?
– Si.
– ¿Te gusta tenerlo adentro?
Asentia con su cabeza, tomó mi pene guiandolo por su esfínter, gemía deliciosamente, me afirmé en su cuerpo embistiendolo, mi cadera chocaba con él, aumente la velocidad.
– Más despacio pa…
– Lo siento pero…noo puedo detenerme…ahoraaa…llenaré tu culo…
Sentía que me corría en cualquier momento, apoyó una de sus rodillas en la cama, giró su cabeza viéndome y con una mano abrio sus nalgas, lo tomé fuerte dando mis últimas embestidas violentas corriendome dentro, seguí moviéndome en su resbaloso esfínter, se acostó, incluso se tapó con su sábana.
– ¿Recuerdas lo que te dije?
– ¿Qué?
– Hoy no dormiras…
Me acosté a su lado besandolo, dejé un camino de besos desde su boca hasta su pene, levanté su cadera mientras introducía su pene en mi boca, de su ano aún se escurria mi leche.
– Me haces cosquillas…
– ¿No te gusta?
– Jaja no…
– ¿No?
– Si…
– ¿Si o no?
– Jaja….
Asintió con su cabeza, introduje mis dedos muy fácilmente en su recto, moví mi pelvis en su raja empujando un poco hacia adentro, flxionó sus piernas sobre su pecho, dejándome hacer el resto, apoyé mi verga en su entrada y entré sin esfuerzo, lo hice rápido, apoyándome con mis puños en la cama, estaba casi por completo dentro, me faltaban unos 3 centímetros, me detuve en seco y retomé las embestidas pero profundas y lentas, sus manos en mis muslos intentaban deterneme, sus nalgas chocaban con mis piernas ruidosamente, tenía sus ojos cerrados y su boca abierta respirado pesadamente, mis movimientos frenéticos resultaron en una enorme corrida inundando su esfínter de leche, estaba agitado y algo cansado, me desplomé a su lado recuperando el aliento, le había dicho que esa noche no dormiría pero el cansancio me venció, ambos nos dormimos.
Después de saber que Aby estaba embarazada nuestros padres prácticamente nos obligaron a casarnos, cuando Tomás tenía 2 años decidimos abrir la relación, cada uno por su lado pero guardando las apariencias, en todo ese tiempo rara vez salía con la misma mujer más de 2 veces pero Aby desde el principio solo lo hacía con Pablo un antiguo compañero de clase suyo.
– Creo que sería buena idea divorciarnos. -dijo Aby.
– Podrías haber elegido un mejor momento.
– Lo se, esto puede afectar negativamente a Tomás pero ya no soporto la situación.
– Esta bien, hagámoslo de la manera más pacífica que podamos.
– ¿Me quedo con la custodia o podríamos dividir la semana y los domingo almorzar los 3 juntos?
– Me parece bien.
– Por tu trabajo será mejor si los miércoles a la noche antes de viajar el se queda conmigo hasta el domingo al mediodía y luego se queda contigo en resto de la semana aquí.
– ¿Me vas a dejar la casa?
– Sí, yo viviré con Pablo.
– Esta bien…¿se lo dices tú o se lo digo yo?
– Dile tú, últimamente esta muy unido a ti.
– Bueno.
Teniamos buena comunicación cuando nse trataba de temas serios y más si implicaban a nuestro hijo, me había dejado una tarea bastante difícil, explicarle a un niño de 8 años que sus padres se divorciarían, al día siguiente después de la escuela lo llevé a por un helado.
– ¿Me escuchas?
– Si.
– Quiero que me escuches con mucha atención, tu madre y yo nos vamos a divorciar.
– ¿Por qué?
– Para conservar nuestra amistad, ¿recuerdas que te conte que éramos amigos antes de casarnos?
– Si.
– Bueno, para seguir siendo amigos ya no podemos estar juntos, pero eso no va a cambiar nada, solo que vivirás unos días con ella y otros conmigo.
– ¿Ya no quieres a mamá?
– La quiero mucho pero como una amiga, eso es único lo que cambió, ven vamos.
– ¿Pablo será mi padre?
– No, yo seguiré siendo tu padre.
– ¿No puedo jugar con el?
– Claro que puedes……no no puedes, el juego padre e hijo solo lo juegas conmigo.
Lo abracé y volvimos a casa, al entrar se quitó los zapatos y la ropa dejando un camino hasta la cocina, desnudo se subió a una silla para alcanzar el escondite de los dulces, como no llegaba apoyó su rodilla en la mesada, me apoye en la mesa viéndolo y masturbándome, dejó la silla en su lugar y se sentó, en un momento nuestras miradas se cruzaron, caminé hacia él apoyando mi verga en la mesa.
– La mesa es para comer papi.
– Lo sé…es lo que te vas a comer…juguemos.
Sacudi mi pene cerca de su rostro, abrió su boca y dibuje su contorno un par de veces, iba entrando cuando comenzó a mover su lengua de lado a lado rápidamente, poco a poco me succionaba, sus labios rodeaban ni glande sin dejar de mover su lengua, tomé su cabeza entrando más en su boca, lo hice rápido yendo más allá de su campanilla, sentía como se cerraba su garganta sin darle tiempo de ahogarse, me senté en la silla y el trepó sobre mi, estaba apoyando sus nalgas en mis piernas y moviendo sus dos manos me masturbaba, se apoyó de mis hombros pegandose a mi, se frotaba contra mi pene de adelante hacia adelante una y otra vez, su pequeño pene contrastaba con el mío, cuando quise detenerlo ya me habia corrido, mi abdomen y su pene se habian humedecido por mi leche y por un momento me pareció que era su semen pero era mi cabeza jugandome una mala pasada, era muy pronto para eso.
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