Tomás mi niño consentido (8 FINAL)
Parte final de esta historia: Juan comparte hermosos momentos juntos con los vecinos y su hijo.
Al dia siguiente después que Tomás estuvo listo para ir a clases esperamos a Jesús y Miguel para llevarlos hasta la escuela .
– ¿Cómo estas Miguel?
– Bien, un poco incómodo cuando me siento.
– Ya se te pasará.
– Ayer estaba hinchado, le quedó abierto jeje- dijo Jesús.
– …
– Ya saben, después de clases los vendré a buscar.
Nos despedimos y volví a casa, en el camino compre algunas cosas para divertirnos, era viernes y le dije a su madre para que pasaran la noche en casa ya que al otro día no habían clases, encantada aceptó.
No me sentí muy cómodo pagándoles como si fueran prostitutas, moví algunos hilos para que su madre trabajara en la empresa de mi familia.
Saliendo del supermercado había un señor vendiendo artesanías y animales de peluche, estaba con un niño que podría ser su nieto, mientras hacia sus artesanías veía al niño de forma muy particular, tenía animales de distintos tamaños en unas cajas y le pedí que me los enseñara, el niño rápidamente abrió una caja, y el hombre no despegaba sus ojos de su trasero, era un perro, tenía sus particularidades, como sus sonidos característicos y acompañado de un hueso que podía ponerla en su boca, vi que ese hueso se podía mover en distintas posiciones, por alguna razón me pareció un exelente regalo para el hermano pequeño de Jesús y Miguel, Benjamín de casi 3 años.
Llegando a casa, limpie y ordene un poco. Por fin había llegado la hora para ir a buscar a los niños, estaba casi a 50m de la entrada de la escuela, compré un helado de leche de coco, el último que quedaba, después de unos minutos ví como salía Miguel, me acerqué un poco y moví mi mano para que viera donde estaba.
– ¿Vamos a buscar a mi hermano y a Tomás?.
– No, aun no es hora.
Ellos salían un poco más tarde, Miguel subió al asiento trasero, mientras esperábamos me bajé y me senté junto a él.
– ¿Qué tal el día?
– Bien…
Comencé a tocar sus piernas viendo como reaccionaba, parecía incómodo, intentando evitar.
– ¿Qué pasa?
– Nada…
– Tranquilo…¿no te diviertes?
– Aquí nos pueden ver.
– Los vidrios son oscuros, podemos ver hacían afuera pero no nos ven…¿qué te parece una chupadita rápida?
Dejó su mochila a un lado y tímidamente tocó mi bulto.
– Baja tu pantalón y dejame ver tus nalgas.
Obedeció y se apoyo en el respaldo del asiento delantero, puse mis manos entre sus piernas haciendo que levantara sus nalgas, rozaba sus testículos y pene a la vez que acariciaba sus nalgas, las abri un poco viendo que su ano y la zona que lo rodeaba estaba rosada, yo lo había dejado así.
– Tengo un regalo para ti.
– ¿Si, qué es?
– Tu hermano me dijo que te gustan los helados de leche de coco.
– Siii…
– Espero que no este muy derretido…tendras que comerlo rápido…no les digas a tu hermano ni a Tomás ya que no traje para ellos.
– Si, no les dire nada.
El helado estaba algo derretido aparte de que él lo lamia muy lento, estaba sentado con sus pies sobre el asiento, sus piernas estaban felxionadas y abiertas, podía ver perfectamente su pene, apoyé mi espalda sentándome más cómodo, estiré mi brazo alcanzando su entrepierna y comencé a tocarlo mientras miraba hacia adelante, el continuó lamiendo su helado, hasta que comenzó a derretirse por sus manos, el borde de su boca y se escurrió por su mentón dibujando un camino, tomé su rostro lamiendolo, mientras él se reia, llegué a su oído y le hablé suavemente.
– Sigue lamiendolo así…¿te gusta?
– Si, esta muy rico pero se está derritiendo muy rápido.
– El calor de tu lengua lo esta derritiendo…
El helado estaba a la mitad de su tamaño, el líquido blanco estaba por toda su boca hasta en su nariz, no me resisti y lo lami todo, incluso para él lo poco que quedaba del helado había pasado a otro plano, le di un beso profundo, sin dejar de tocar su pene, no quedaba mucho tiempo para la salida de Jesús y Tomás, me bajé el pantalón y lo tomé sentandolo encima de mi bulto, mordió el último trozo de helado dejando el palito en su boca, tomé su cadera empujandolo para que se moviera sobre mi pene, giró su cabeza y con su mano liberó mi miembro de mi ropa interior, lo detuve para acomodarlo, no pretendía penetrarlo.
– Muévete hacia adenate y hacia atrás.
– Pero no está dentro.
– Solo muévete…
Abrazó el asiento delantero y se movió lentamente, sus nalgas aprisionaban mi verga contra mi cuerpo.
– Muévete más rápido…
– Esta bién…¿así?
Aumentó la velocidad de sus movimientos en vaivén, se estaba agitando, mi mano fue a su entrepierna para ayudarlo a moverse mejor.
– ¿Por qué no la mete?
– Hoy te daré un descanso…
– Pero quiero ayudar a mi mamá…
– Lo sé, pero ya no tendrá que hacerlo…tu hermano tampoco…esperemos que el salga de clases y les diré como vamos a ayudar a su madre…
– ¿Sigo moviéndome?
– Si…hazme correr…
– Bueno.
– ….Sabes no ensucirmos los asientos…ni dejemos rastros de lo que hicimos…¿te la tragas?
– ¿qué cosa?
– Mi leche…
– No me gusto el sabor ayer.
Aproveché su inocencia para decirle una mentirita blanca.
– Es porqué era leche vieja…cuando es nueva el sabor es mejor, como más dulce.
– ¿Pero por qué era vieja?
– No la había sacado en mucho tiempo…por eso ahora va a ser mejor que ayer…porqué fue poco el tiempo que estuvo en mis huevos.
– ¿En los huevos esta?
– Si, ahí se almacena.
– ¿Yo también tengo? ¿Por qué nunca me salió?
– Si tienes pero tienes que buscar que salga.
– ¿Y cómo?
– Debes hacerlo tanto que te gustara y saldrá…y veras lo rico que se siente…
– Esta bien demela.
Se puso de rodillas sobre el asiento, gire mi cuerpo quedando de costado apoyando mi espalda en la puerta.
– Haz esto pero con tus manos…pon tu boca sobre la cabeza y con tu lengua lamela hasta que salga toda…
– Bueno…
Con ambas manos recorrió toda la longitud de mi pene con su boca en mi glande, de vez en cuando me movía entrando unos centímetros pero él la sacaba rápidamente
– Si la dejas entrar en tu boca me correte más rápido…
– Pero la mordere…eso está mal…
– Deja que yo me mueva.
– …
Dejó de mover si cabeza y mientras el mantenía su boca abierta metí mi verga en ella, sus labios la rodearon, quería ir más profundo pero su lengua se pegaba a su paladar sin dejarme avanzar más.
– Abre bien la boca…me correre…
-…
Mantuvo su boca abierta mientras me mastrubaba pegando mi verga a sus labios.
– ¿Te la vas a tragar toda, no?
– Aja…
– ¿Lo prometes?
– Aja…
No podía hablar pero asentia, continúe mastrubandome más rápido correindome en su pequeña boca.
– Mejor el sabor?
– Un poco.
– ¿?
– Esta mezclado con el helado…no estuvo tan mal…
Rápidamente acomode mi ropa y la suya y como si nada salí a buscar a Tomás y a Jesús, cuando volvicon ellos vieron a Miguel algo asustado y con sudor en su frente.
– ¿Qué pasó? -dijo Jesús.
– Nada…
– ¿Estabas corriendo?
– No
– ¿Y por qué estas sudando tanto?
– … Hace calor aquí.
– Bueno…¿nos vamos? – dije.
Mire por el retrovisor a Miguel y le guiñe un ojo para, que no dijera nada.
– Ahora que estas aquí Jesús les quería decir que su madre ha cambiado de trabajo…ya no necesitan seguir tu plan inicial.
– ¿Le pagaran bien?
– Si, muy bien…he hablado con ella y está noche se quedarán en casa.
– Siii.
– Podremos dormir tarde!!
Estaban bastante animados con la idea, sabían que podían hacer y comer todo lo que quisiesen.
– ¿Que quieren cenar?
– Yo quiero pizza.
– Yo hamburguesas y papas.
– ¿Podemos comer pizza, hamburguesas con papas, helado y pasteles??
– Me parece un buen menú.
Por suerte la mente de un niño suele ser predecible en cuanto a lo que le gusta comer, había comprado todo eso para preparar, pero todavía quedan 4 horas para la cena, antes nos podamos divertir los 4.
Al llegar se dieron un baño rápido y buscaron algo rápido de comer, se tirado en el sillón a comer galletas.
– ¿No quieren leche?
– Papá, déjanos comer primero jaja.
– ¿eh?
– Después danos esa leche.
– Jaja leche con galletas…un vaso de leche…de vaca…no humana jaja.
Los 3 se reían por la confusión, mientras comían sus galletas seleccione algunas cosas para la cena, para después solo preparar las hamburguesas con las papas y la pizza, después de uno minutos se me acercó Jesús a la cocina.
– Yo si quiero un vaso de leche.
– ¿Puedes servirte?, tengo las manos ocupadas ahora.
– Si, puedo…
Se sirvió el vaso y se apoyó en la mesa frente a mi.
– ¿que pasa?
– Nada, solo estoy viendo…
– Nunca viste como se hacen estas cosas?
– Pocas veces…
– Es más interesante comerlas jaja…el que no hace la tarea no cena – dije en voz alta.
– Es viernes, podemos hacerla mañana.
– El que no hace la tarea no come… Jaja
Volví a la sala para ver la tele juntos, cada vez que baja a Tomás estaba más cerca
– La tele esta aburrida pa, juguemos.
Se subió a mis piernas y desprendió mi camisa tocando mi pecho, estire mis brazos abriendolos y apoyando mi cabeza hacia atrás, lo dejé hacer, Jesús se encargó de quitarme el pantalón mientras que Miguel se sentó junto a mi observando lo que hacían.
– Ven Miguel, ayúdanos.
– Bueno.
Cuando levanté la cabeza estaban los 3 de rodillas entre mis piernas, Miguel estaba en medio guiado por Tomás y Jesús que empujaban suavemente su cabeza, lo veía venir, volví a llevar mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos para disfrutar, senti como una mano tomó mi pene empujandolo hacia la boca de alguién, podía adivinar que era la boca del más pequeño que luchaba por respirar, mi glande rozaba su campanilla, su garganta se cerraba rodeandome, sentía una boca a cada lado de mis testículos jugando con sus lenguas, levanté mi cabeza y confirmé que era Miguel el que tenía mi verga chocando con su garganta, Jesús y Tomás estaban con sus bocas ocupadas con mis huevos dentro, acaricié la cabeza de Miguel y me miró mientras continuaba, se turnaron entre los más grandes introduciendo mi verga profundamente en sus bocas, Tomás quedó en medio con la mitad de mi pene y los demás continuabn lamiendo, a 3 bocas me corrí pero solo mi hijo recibió mi leche.
– Yo también quería… – dijo Jesús.
– Tendrán que esperar unos minutos para eso…
Ví que en la mesa estaban algunos lapices junto a unos dibujos, recordé que tenía salsa de chocolate sin abrir, si perforaba el tapón podía hacer que saliera muy poco, con un trazo muy fino y podría dibujar con eso, le pedí que se desnudaran y busqué esa salsa, Tomás y Jesús estaban duros y bastante ansiosos por jugar, comencé por Miguel dibujando en su pecho hasta su ombligo, luego por Jesús dibujando en sus nalgas y por último Tomás dibujando en su pubis y piernas , Miguel era el número 1, Jesús el 2 y Tomás el 3, en un papel estribi los 3 numeros y sin ver saqué uno, era el 2.
– El número 2 lamera al número 1.
Jesús lamio el pecho de Miguel provocándole cosquillas, continuó hasta lamer todo el chocolate, regresó a su lugar limpiado su boca.
– El número 3 lamera al número 2.
Tomás se río y lamio las nalgas de Jesús, en un momento abrió sus nalgas queriendo meter un dedo.
– Eso no es parte del juego.
– Así no será divertido…
– Espera tu turno para divertirte…el número 1 lamera al número 3…con ayuda del número 2 también.
Miguel y Jesús a 4 patas lamieron las piernas de Tomás dejando para lo último su pubis, a todo eso yo ya traía una erección otra vez, dejé que siguieran con su juego y me puse de pie caminando por detrás de mi hijo, me puse de rodillas y humedeciendo mis dedos los introduje en su ano.
– ¿Así querías divertirte?
– Si…pero no con tus dedos…
– Se paciente Tomás…
Lo dejé esperar casi un minuto que se me hizo enterno para por fin penetrarlo, fui lento al principio pero no me detuve hasta entrar por completo.
– ¿Así la querías tener?
– Sii…
Miguel y Jesús habían lamido todo el chocolate ya habían dejado atrás el juego, Jesús tenía su pene en la boca mientras su hermano le daba nalgadas, Tomás estaba gimiendo ya que su papi le estaba dando lo que tanto quería, tomé su cadera afirmando mis movimientos, aumenté la velocidad cuando su esfínter se aflojó un poco dejándome mover más fácilmente, me detuve para secar mi sudor pero en esos pocos segundos Tomás de movió.
– ¿No puedes parar ni por un momento?
– Nooo
Continuó moviéndose él, Miguel y Jesús estaban apartados, mi hijo apoyó sus manos en el suelo y movió su cuerpo más precisamente sus nalgas, las movió rítmicamente, se abrían y se cerraban mientras mi verga entraba y salía de su recto, el calor me rodeaba y la fricción me traía loco, sabía que no duraría mucho más, lo tomé de su cabello empujando su cabeza hacia atras, la giró y me beso en la mejilla mientras continuaba moviéndose, tomé su rostro y lo bese en la boca, me quedó viendo y me besó moviendo su lengua, abrí mi boca dejando que entrara y nuestras lenguas se encontraron, tomé su pene masturbándolo mientra lo embestia más rápido y violentamente, sus gemidos eran acallados por nuestro beso, mi mano continuó moviéndose haciendo que se corriera, a pesar de que se había corrido continué moviendola haciendolo temblar, mi pubis chocaba con su nalgas una y otro vez muy rápido, mi verga convulsiono en su ano descargandose hasta la última gota.
Jesús tenía su boca ocupada con la verga de su hermano que más que nada provocaba risas en él.
– Prueba con su trasero…le gusta más…
– …
Jesús giró a su hermano quien abrió un poco las piernas y llevó sus malas hacia atrás, sin mucha preparación su hermano rozó su pene con su ano, presionó un poco pero no entraba, escupió dejando caer saliva en su pene y con más fuerza entró en el esfínter de su pequeño hermano, Tomás y yo estábamos sentados viéndolos, Miguel abría sus nalgas con ambas manos, Jesús estaba acostumbrado a otra cosa pero lo hacia bien, solo que el tamaño de su pene no lo ayudaba, vi que Tomás a estaba duro otra vez.
– Ayuda a tu amigo.
– Jaja…
Tomás fue hacia su amigo y lo «ayudó» de un solo moviemiento ya estaba dentro, los 3 estaban unidos moviendose, sus gemidos eran un coro que invitaba a cualquiera, poco a poco mi verga volvió a reaccionar.
– ¿Miguel? ven.
– Bueno.
Se separó de su hermano y se sentó junto a mi, lo tomé de su brazo suavemente y lo llevé a mi habitación, me acosté y lo subí sobre mi, él abrió sus piernas flexionandolas, tomé mi pene moviendolo hasta su entrada anal, él dejo caer su peso, mi miembro solo entró un poco para volver a salir, otra vez intentó lo mismo pero costaba entrar.
– Respira ondo…cuando entre deja salir el aire.
– …
Hizo como le dije, se vió el esferzo en su rostro pero continuó, mi verga estaba entre sus pequeñas nalgas por completo entré en su esfínter, esperé a que el se moviera cuando estuviese cómodo y asi lo hizo, lentamente se movio hacia arriba, tomé su cadera haciendolo bajar de un movimiento, le sugerí que se moviera hacia adelante y atras pero sin salir, su pequeño pene rozaba mi pubis con cada movimiento, estaba concentrado en lo que hacia, no quería interrumpir eso, necesitaba moverme más rápido, con la poca paciencia que me quedaba lo dejé hacerlo a su ritmo, se veía cansado, levanté un poco su cuerpo y le pedí que lo mantuviese ahí mientras yo me movía, mi cadera chocaba con sus nalgas repetidamente, una y otra vez, ambos estábamos agitados, tomé su cabeza acercándonos, lo besé mientras aumenté la velocidad de mis movimientos, mis últimas embestidas fueron profundas, duras y violentas, ahogue sus gemidos en besos mientras me corría, inunde su recto de semen, continuó besandome por unos momentos y dejó caer su pecho sobre el mío, no supe que pasó con Tomás y Jesús ya que me dormí. Cuando me desperté estaba solo en la cama, en la mesa de luz había una nota » Estamos en el cumple de Benjamín «.
El niño cumplía los 3 años, le di de regalo el perro de peluche con su hueso, lo examinó unos momento y se fue corriendo a jugar con el, estuve unos minutos hablando con su madre hasta que la llamaron al teléfono.
– ¿Qué le regalaste a nuestro hermano?
– Un peluche.
– ¿Y a nosotros no nos regalaras nada?
– ¿Acaso cumplen en estos meses?
– No.
– No…
– Entonces no hay regalos…
Tomás se acercó a mi silla y se sentó sobre mi dejando caer su peso.
– Oye ya no eres tan pequeño para hacer eso.
– ¿No has dicho que seré tu niño siempre?
– Si, pero no estoy tan joven para cargarte jaja.
Entre risas comenzo a rozar sus nalgas con mi entrepierna subiendo y bajando.
– Para.
– ¿Por qué? ¿No te esta gustando?
– Sabes que si, me gusta, pero se sigues luego no puedes parar y no estamos en casa.
– …
No hizo caso y siguió haciéndolo cada vez más rápido, llegó un punto donde ya no podía ocultar mi estado, puse a Tomás en mis hombros y me fui a casa diciendole a Jesús que me disculpara con su madre, que algo urgente surgió. Ya estando en casa lo bajé y cerré la puerta, lo ví seriamente.
– ¿Me comporte muy mal no?
– ¿?
– ¿Me castigaras xq me porte mal? Eh?
– ¿?
Se acercó y puso sus manos en mi bulto comenzando a apretar.
– Los niños que no se comportan sus padres los castigan…
– ¿Por qué quieres que te castigue?
– No un castigo real…otro castigo…
Entendía a que se referían pero no sabía de donde obtuvo la idea, no me tomó mucho tiempo para llevar los manos a sus nalgas y levantarlo, con sus piernas rodeó mi cuerpo frotándose, su boca de mantuvo abierta respirado agitado, sentía que su pene estaba duro, estando en el aire sin quitarle su pantalón metí mi mano buscando su ano, estaba resbaloso, mi dedo entró como si nada.
– ¿?
– Jugamos un poco con Jesús…
– ¿Se divertían?
– Siii…pero ahora quiero la tuya papi.
– Claro…
Prácticamente en la entrada fue que desnudos estuvimos unas 2 horas reafirmando nuestros lazos sanguíneos y también lácteos, estábamos cansados y agitados, llevé a Tomás a la habitación.
– Quiero dormir una siesta…
– Es un poco tarde para la siesta jaja pero duerme.
Me di una ducha y me levanté buscando algo de comer, terminé viendo la tele, escuché pasos en la entrada de la casa y luego unos golpes en la puerta, me pareció extraño por el horario, cuando fui a ver eran Jesús y Miguel.
– ¿Qué hacen aquí?
– Nada…¿Está Tomás?
– Esta dormido.
– ¿Podemos pasar?
– Si…
Si bien no era tan tarde era extraño que se aparecieran sin avisar antes.
– Necesitamos su ayuda.
– ¿Qué pasa?
– Tuvimos un problema y no sabemos que hacer.
– ¿Su madre sabe que están aquí?
– No está…y no podemos decirle.
– Bueno, ¿qué hicieron?
– Estábamos jugando y dejamos encerrado a Benjamín.
– ¿A donde?
– En un armario…no podemos abrir
– ¿Y porqué lo dejaron solo? Podría haber venido uno de ustedes a avisar.
Salí corriendo hasta su casa, el niño estaba llorando descontroladamente, dentro del armario de su madre, no tuve otra opción que romperlo para sacarlo, sabía que su madre no volvería temprano, tomé un par de peluches y lo lleve a casa, sentados en la entrada estaban Jesús y Miguel esperando.
– ¿Me puedes decir en que estaban pensando?
– Estábamos jugando…
– Pero no pueden dejar a un pequeño encerrado en un armario.
– Estába muy ruidoso, no nos dejaba jugar…
– ¿Así que lo encerraron para que no los molestara? Crei que jugaban con él.
– …
– ¿A que jugaban que tanto los molestaba?
– Cositas – dijo Jesús.
– ¿Se la metias a tu hermano o que? Jajaj
– Si… Pero Benja estaba muy inquieto…
– Cuando este más tranquilo vuelvan a su casa y duermanse…no le digan a su madre..
Se pusieron aver la tele sentados en la alfombra, Benjamín estaba por dormirse, yo estaba en la cocina viendo que podría darles para que comieran, cuando Miguel apareció por detrás rodeando mi abdomen con sus brazos.
– ¿Qué haces?
– ¿No tienen hambre?
– Un poco… Jesús ven a comer.
– ¿Juan, de verdad ya no tendremos que ayudar a mamá?
– Ahora tiene un trabajo más estable, no tienen que hacerlo.
Jesús bajó la cabeza, se veía un poco triste, Miguel lo vió pero no dijo nada.
– Leeven los platos así comen viendo la tele.
– Bueno.
Después de unos minutos terminaron de comer, pero seguía con mala cara.
– ¿Qué pasa? No estaba rico?
– …
– Ya me había hecho a la idea de ayudar a mamá.
– Jesú, velo por el lado positivo, tendrás más tiempo de jugar o hacer lo que quieras.
– Pero me gustaba…- dijo en voz muy baja.
– ¿Eh?
– A mi hermano le gusta jeje.
– ¿Queé cosa?
– Jugar con los grandes – dijo Miguel.
– ¿Yo soy grande no? Puedes jugar conmigo.
No crei que se refería al otro «juego», cuando quise reaccionar ya lo tenía encima de mí, sus rodillas estaban a cada lado de mi cadera y daba pequeños saltos sobre mi entrepierna, lo deje continuar hasta que mi verga estaba muy dura, y el lo notó.
– Desde hace mucho me gusta tenerla adentro. – me dijo al oído.
– Solo dilo y puedo prestarte mi verga cuando quieras…
– Tienes que prestarla a Miguel también.
– A ambos, cuando quieran…no lo hagan por dinero…caundo quieran, porqué es guste, no por obligación.
Jesus me dio un abrazo sin dejar de frotarse, me quitó el pantalón y el suyo, Miguel se arrodilló junto a mi y se desnudó, Jesús juntó su pene con el mio y movió sus manos masturbandonos, Miguel se puso de pie y con una mano lo acerqué, introduje su pequeño pene en mi boca mientras con mis dedos jugaba con su ano, su hermano estaba de espaldas a mí, tomó mi pene y poco a poco lo hizo entrar en su esfínter, dio un gran suspiro cuando entró completamente, puso sus manos en mis piernas y comenzó a moverse hacia adelante y atras, Miguel estaba con sus pies a cada lado de mi cadera, su pene continuaba en mi boca sin desatender el trabajo de mis dedos en su ano, su hermano gemia teniendo mi verga entrando y saliendo de su recto, Jesús era todo un experto moviéndose, sabía perfectamente como satisfacerme, claro que él también gozaba, tomó su pene y comenzó a masturbarse, me moví profundamente, no lo estaba viendo pero podía imaginarme su rostro, cuando estaba a punto de acabar le dijo a su hermano que se pusiese de rodillas frente a él, Miguel obedeció, abrió su boca esperando por su hermano, no tardó demasiado en cubrirlo de leche, se quedó en el suelo recuperando el aliento.
– Ven Miguel…ahora es tu turno…
Limpió un poco su rostro, me puse de pie detrás de él, se subió al sillón apoyando una mano, con la otra abrió sus nalgas, apoyé mi rodilla y con bastante saliva entré en su recto, estaba resbaloso pero apretado y muy caliente, desde el piso Jesús se metió entre las piernas de es un hermano pequeño y comenzó a lamer su pene mientras yo lo penetraba, repentinamente Miguel movió sus caderas por si mismo, me senté en el sillón y le indique que se subiese de espaldas para facilitar el trabajo de su hermano mayor, volví a penetrarlo controlando los movimientos, Jesús no soltaba el pene de su hermano, estaba dándole duro a Miguel cuando noté que Benjamín nos veía fijamente muy concentrado, el hueso de su peluche lo tenía en su boca imitando a Jesús.
– ¿Ven a su hermanito?
– ¿Jaja que haces?
– Esta aprendiendo, el también quiere jeje.
Continué embestiendo rápidamente a Miguel, mis últimos movimientos fueron lentos pero intentando llegar hasta lo más profundo, me corrí mucho, cuando levante el cuerpo del pequeño mi leche salió, cayendo sobre mis testículos y ya que Jesús estaba cerca me dejó muy limpio.
Esa situación se repitió muchas veces, era costumbre vernos hacerlo casi a diario, le entretenia más que ver la tele y eso me daba mucho morbo, tan pequeño y que le llamara la atención, a veces imitaba los sonidos que hacíamos y no se despegaba del hueso del peluche, cuando creciera sería un perfecto candidato para jugar así como sus hermanos.
Una tarde depués del trabajo su madre los fue a buscar a casa, harían un viaje rápido a casa de su madre y los llevaba por el fin de semana.
– No se porqué pero Benjamín cada es que come lo que le gusta, o ve algo que le gusta hace ruidos con su boca como imitando a su perro de peluche.
– Bueno los niños imitan sonidos, es como una manera de demostrar que algo le gusta ¿no?
– ¿Entonces a mi hijo le gusta ser un perro? Jaja
– Es un niño, puede que le gusten los perros y los palos…los huesos, los huesos…
FIN
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