Trío familiar
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Fue una noche calurosa de verano. Mi madre había decidido acostarse en mi cama pues era la más fría de toda la casa, y dejándome a mí la única oportunidad de acostarme en su cama, sola.
Mi habitación no era sólo mía, sino que la compartía con mi hermano pequeño de dieciséis años.
Yo era una chica de diecinueve años.
A pesar de ser verano, mi padre seguía trabajando al igual que mi madre, salvo que esta se iba a las ocho.. Y mi padre volvía a las seis.
Aquella noche estaba siendo mas calurosa de lo normal, y entre sudores y suspiros había acabado durmiendo desnuda. No sabía cuanto tiempo me había tirado dando vueltas, pero estaba cerca del amanecer cuando por fin me dormí.
No sé cuanto tiempo estuve durmiendo, pero me desperté al notar movimientos a mi espalda.
-Cariño necesito follarte, anoche me quedé con las ganas…
Yo abrí los ojos como platos al escuchar el susurro de mi cachondo padre a mis espaldas. De pronto, empezó a recorrer mi espalda y mis nalgas con los dedos, y no sé como pero deseaba que no parase. Estuve tentada a girarme muerta de la culpa por estar disfrutando de ese recorrido áspero de sus manos o por lo menos de intentar hacerme la dormida, pero cuando su mano viajó a mi entrepierna y jugueteo con mis labios vaginales, no pude evitar un suspiro de placer.
Sentí su polla latiendo con fuerza contra mis nalgas, y pronto empezó a restregarse con fuerza contra ellas. Yo inconsciente me pegué más a esa dura vara que estaba propocionandome placer, y débiles gemidos salían de mi boca.
No sé cómo pasó, pero cuando se dio cuenta de que era su hija y no su mujer, no paró… Más bien al contrario: sus movimientos se hicieron mas bruscos y eso aumentó mi placer. Empezó a susurrar mi nombre mientras me masturbaba, y con su mano libre ahogaba mis gemidos.
Me sentía desatada, la parte más sucia y perra de mi se había desatado y estaba cachonda por pensar que mi padre me iba a follar, con mi madre y mi hermano en la habitacion contigua.
De pronto me abrió de piernas de una manera brutal, haciendo que llevase mis rodillas hasta mi pecho y dejandole mi coño como una ofrenda a un dios.
Con la respiracion agitada y el pene tenso, colocó la enorme cabeza de su pene en mi entrada y se hundió de una sola y profunda estocada.
Tenía lágrimas en los ojos por el placer, y cuando empezó con su bestial invasión tenía que morderme el labio para no gritar. ¡Mi padre me estaba dando el mejor orgasmo de mi vida!
Sin embargo, en nuestra nube de placer, no nos dimos cuenta de que desde la puerta entreabierta nos estaba espiando Jorge, mi hermano.
Cuando mi padre lo descubrió mientras yo me corría con fuerza, hizo algo que todavía me sorprende: invitarle a pasar para, según dijo, disfrutar del coño de tu hermana.
Mi hermano se acercó con su polla en la mano, húmeda y dura. Se había estado masturbando mientras veía como follaba con nuestro padre… Y ahora, era su turno.
Mi padre se salió de mi de golpe, dejándome con su semen en mi interior y unas ganas tremendas de que mi adolescente hermano, que tenía la polla todavía mas grande que mi padre, me follara.
-Sin miedo, Jorge -dijo papá mientras se acariciaba a sí mismo y sonreía- tu hermana ya esta muy húmeda.
Jorge se acercó a mí, con su cuerpo de adolescente cachondo y me puso de espaldas a él y, de golpe como había hecho papá, se hundió en mi coño. Tuve que morder la almohada para no gritar, pues esta vez sí me había dolido: la posición me hacía sentir su pene hasta el estómago, y su grosor y longitud no ayudaron a que me doliese menos.
Sin embargo, las lágrimas que tenía en los ojos y la baba que salía de mi boca demostraba que estaba disfrutandolo como una perra. Mi hermano llevaba todavía más adentro con cada estocada, y yo me quedaba sin aire por los orgasmos a los que me arrastraba. Gracias a su juventud, estuvo follandome durante largo rato, hasta que por fin se corrió en mi interior.
Yo jadeaba contra la cama, sintiendo como el semen de mi padre y mi hermano se fundian en mi interior… Me sentí llena como nunca.
Pero no todo acabó ahí. Pronto, mi padre se acostó en la cama y me obligó a sentarme sobre él, dándole la espalda. Al parecer, el follar con mi hermano delante de él le había vuelto a subir la erección… Y yo no pensaba desaprovecharla.
Sudorosa, me puse como me ordenó y empecé a gemir cuando llevó el semen de mi hermano (que salía lentamente de mi coño), hasta mi ano y me penetró con un dedo. Sentí la tensa invasión y me arquee. Llevaba mucho tiempo sin tener sexo anal, y la polla de mi padre era muchísimo más grande que la de mi antiguo novio.
Empezo a dilatarme con paciencia, y entre la saliva de su boca y la presion de sus dedos acabó dejando que hasta tres de sus gordos dedos entrasen.
Mientras tanto, mi hermano se había vuelto a poner cachondo mientras papá me abría el ano. De pronto una perversa idea se me pasó por la cabeza y, hundiendome en la polla de mi padre, me recosté y llamé a mi hermano para que me follara por delante.
Él jadeo cachondo perdido y, cogiendo mis piernas y abriendolas, se hundió de nuevo en mi.
Y ahí empezo todo. Sentía las pollas de los hombres de mi vida entrando y saliendo de mi. Me sentía como una perra en celo pero me encantaba notar los jadeos de mi padre en mi oreja mientras me magraba las tetas, y besar a mi hermano mientras ambos se corrían en mi, fue la mejor sensación que tuve en mucho tiempo… Y por supuesto, cada mañana, cuando mi madre se iba (para no volver a arriesgarnos), disfrutaba de ambos y me dejaba saciada… Hasta el dia siguiente.
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