TRIO FAMILIAR
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Nandincesto45.
TRÍO FAMILIAR
Todos los nombres propios y lugares de esta historia son ficticios por privacidad, los hechos narrados en su mayoría son reales, algunos incluyen sexo con menores.
Así querido lector si tenéis algún prejuicio hacia estos relatos os ruego no seguir leyendo.
Aunque los recuerdos se van diluyendo en el tiempo, los momentos agradables quedan gravados en la memoria y en el corazón.
Mi familia cuando sucedieron los hechos que voy a narrar estaba conformada por mi padre Oscar de 33 años profesor de pedagogía en un instituto anexo a la universidad.
Mi madre Jimena de 30 años (fue mamá muy joven y muy bella), trabaja en la secretaría de planeación de lunes a viernes en la alcaldía del pueblo.
Mi hermano mayor Rodrigo de 13 años, estudia en el instituto, -beso para él-.
Mi hermana Julia 9 años, esta en cuarto de escuela.
Yo Valeria de 7 años, estoy en primero de escuela, soy la menor.
Casi siempre estaba el tío Paco hermano mayor de mi madre, alto, fuerte prácticamente era su escolta.
Nuestra casa-finca situada a las afueras de un pueblo grande, sin ser ricos nunca nos ha faltado de nada, el hogar es un oasis de felicidad rodeado por el amor y también de sexo.
¡¡¡Ah que recuerdos¡¡¡ pues desde que tengo memoria mi padre me hacia caricias en la vagina con sus maravillosas y fuertes manos, os voy a contar desde mi memoria alcanza.
Recuerdo que las caricias me encantaban ya con 3 ó 4 años, uno de los juegos preferidos era el que te pillo en el que yo salía corriendo por la sala y comedor esquivando muebles, papá me perseguía, yo huía riendo, papá cerraba el cerco, yo comenzaba a excitarme porque sabía lo que me esperaba, sin salida buscaba refugio en una silla ó en el sofá me tiraba bocabajo con la nalguita levantada para que papá pudiera meter la mano ¡Te pille! ¡Te pillé! Gritaba papá triunfante, su mano aunque fuerte no era brusca, las risas desaforadas se iban acallando por si solas y entraba a un estado de ensoñación, mis ojos se quedaban fijos disfrutando de las contracciones que sentía entre mis piernas con sus caricias y chupándome el dedo pulgar.
El por costumbre me llevaba cargada a mi cuarto a la hora de dormir, se recostaba un ratito a mi lado me hablaba cositas dulces al oído o me contaba un cuento, yo abría mis piernitas para que me sobara la vaginita haciéndome sentir tan bueno que me adormecía, pero en cuanto fue pasando el tiempo yo fui creciendo y pedía más.
El primer asomo de malicia por lo que papá me hacia lo tuve alrededor de mis 5 años una noche que mi padre me estaba acariciando muy rico con los dedos por entre mi rajita me puse a gemir muy duro y le pedí casi a gritos que me apretara el botoncito, entonces papá puso un dedo en mis labios y me dijo en un susurro:
– Shhhhiiiiiitoooo mi amor que nos pueden oír –
A los pocos meses de esto fue cuando empecé a mojarme y papá me dijo que era por los orgasmitos infantiles y que cada día serian más buenos.
De las primeras cosas que aprendí fue a disimular las ganas de que papá me acariciara entre mis piernitas cuando había otras personas presentes.
Así llegue a mis siete años disfrutando de papá, cada día amándolo más y creyendo que aparte de mamá yo era la única que tenía la exclusividad de sus caricias, pero cuan equivocada estaba.
Una tarde, suponiendo que yo dormía la siesta, papá y mi hermana entraron al cuarto de ella con mucha cautela, eso despertó mi sospecha y me propuse espiarlos, me levante y caminando sigilosamente por el pasillo me asome por la ventana del cuarto, vi cuando Julia se quito la falda y la braga, papá tendió una toalla gruesa en la cama, julia se paro en ella para que sus bocas quedaran a la misma altura y se fundieron en un beso mas apasionado que los piquitos que me daba a mí.
Papá empezó a subir su mano desde los tobillos muy lentamente hasta llegar a sus rodillas, ahí Julia empezó a abrir las piernas, su mano siguió subiendo, se devolvió por el otro muslo, volvió a subir haciendo apretones, demorando la llegada a la vagina, haciendo vibrar y gemir a mi hermana cuando sus dedos se pasearon de abajo hacia arriba varias veces por su rajita húmeda, sus dedos aprietan su clítoris en la forma que a mi también me hace enloquecer.
Julia se subió la blusa y se destapo el pecho con las areolas hinchadas y los pezones duros y más largos que los míos, papá dejo de besarla para mamárselos ansiosamente.
– Ya papito, ya papito, me-ta-me- loooo yaaa decía entrecortadamente.
– No mi amor, tenemos muy poquito tiempo, te voy a hacer con el dedo para que quedes contenta y esta noche te hago lo que tú quieras ¿vale?
– Listo papá, pero no te demores haciendo dormir a Valeria.
Y mis ojos asombrados vieron cuando su dedo del corazón se hundió hasta los nudillos en la tierna vagina de mi hermana con 9 años cumplidos.
Digo asombrados porque a mí nunca me había hecho eso, ver la forma como mi papa hacia gozar a mí hermana metiendo y sacando su dedo me produjo sentimientos encontrados: celos ¿Será que papá quiere más a Julia?,
Duda ¿O será que ya no me quiere?,
Curiosidad ¿porque estoy sintiendo estas contracciones tan buenas en mí vagina con solo mirarlos?
– Papito, ya me voy a veniiiiiiiiiiiiiiiiiir, gimió largamente Julia.
Papá sin sacarle el dedo metió la cabeza entre las piernas de mi hermana, le pego unos lengüetazos por entre su rajita y con sus labios le mamo el clítoris largamente.
Mi hermana se tensó con un siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii placentero, mi papa se bebió todo el fluido espeso que expulso con su orgasmo.
Julia se recupero y dijo:
– ¿Papa se lo mamo?
– No hija, ya casi llega su mamá, no tenemos tiempo.
Cuando vi que Julia se empezó a vestir corrí presurosa a mi alcoba para aparentar que seguía dormida y no me había enterado de nada.
Antes de continuar el relato debo acotar que mi padre siempre fue un hombre muy discreto, con decirles que a mi edad no le conocía el pene, y nada desaforado, las caricias no eran cosa de todos los días supongo que se turnaba con las tres, mi mama, mi hermana y yo, nunca me contaba cosas de Julia ni a ella de mi, total que las dos creíamos que aparte de mamá, éramos los amores exclusivos de mi padre, hasta esa tarde y noche.
Como a las 5 de la tarde llegó mamá del trabajo con muchas prisas a ducharse y vestirse elegantemente y le dijo a papá:
– Oscar tengo una cena de trabajo a las 8 P.
m.
con unos delegados que vinieron de la capital ¿Quieres acompañarme?
– No mi amor esas reuniones son muy largas y aburridoras, además no quiero dejar las niñas solas, dile a Rodrigo (mi hermano de 13 años) que te acompañe.
– No, mejor le digo a mi hermano Paco, contesto mi mamá, además Rodrigo va a dormir en casa de sus primas.
Mamá le dio un beso a papá, nos abrazo a Julia y a mí haciéndonos recomendaciones que nos portásemos bien y se marcho dejando el ambiente impregnado con el aroma de su perfume favorito.
En la cena estuve muy callada y casi sin mirar a mi papá ni a Julia, a la hora de acostarme me fui sin despedirme y sin esperar a que mi papá me acompañara a mi cuarto como tenía por costumbre cuando estábamos solos.
Pasado un rato en la penumbra de mi alcoba sentí que la puerta se abrió lentamente y en el vano se dibujo la figura de mi padre, me hice la dormida, se acerco y sentándose a mi lado en el borde de la cama empezó a acariciar mis muslos y mi “cuquita”, me dio un beso en la mejilla muy cerca de mis labios.
– Valeria yo se que se esta haciendo la dormida, no la voy a conocer después de tantas veces, dijo.
– Pero hoy no tengo ganas de que me haga nada, conteste fingiendo enojo pero su mano ávida ya me estaba apretando mi botoncito que empezaba a palpitar.
– Te noto extraña hijita.
– ¿Tu me quieres? Dije abriendo los ojos y sentándome en la cama.
– Como mujercita te quiero lo suficiente para querer estar contigo a toda hora, como hija te adoro como para intentar protegerte por el resto de mi vida.
– Entonces ¿Por qué quieres más a Julia? le espete mirándole a los ojos.
– Ya me lo imaginaba, ¿nos viste esta tarde?
– Si, y no sabía que a ella también le haces cosas.
– Si quieres la llamo y entre los tres aclaramos todo, dijo mi padre.
– Bueno, pero con la condición que me enseñes todo lo que le haces a ella.
– Todo no porque eres más pequeña, contesto metiendo los dedos por entre el elástico de mis bragas para quitármelas de un jalón.
– Juliaaaa, Juliaaaaaa, la llamó.
– Señor.
– Ven un momento.
Mi hermana entro vestida con un camisón amplio que usaba de pijama, traía los labios pintados de rojo, se sorprendió cuando vio la mano de papá entre mis piernas.
– Hija, Valeria ya sabe que nosotros hacemos cosas y quiere aprender ¿estás de acuerdo que le enseñemos?
– Por mi no hay problema papá, pero es que yo te estaba esperando hoy es mi turno.
– Papá la llamo y la acomodo de pie entre sus piernas.
– Tranquila amorcito lo hacemos aquí, con Valeria no hay problema, Julia subiendo el camisón se lo saco por la cabeza, dejo ver que tampoco tenía bragas.
Julia en ese entonces era más alta que yo, cabello castaño rizado hasta la mitad de la espalda, ojos grandes color miel, cejas muy pobladas, labios carnosos muy bien delineados, las areolas de sus tetinas ya estaban comenzando a hincharse, como practicaba muchos deportes su cuerpo era esbelto, sus nalgas paraditas y su vagina gordita y tersa sin asomos de vellos aún pero ya se le notaba la rajita mas abierta y sus labios vaginales con una aureola obscura al frente de su entradita y le sobresalía el clítoris paradito cuando abría sus piernas largas y torneadas, en fin mi hermana siempre ha sido muy hermosa.
Papá nos hizo acostar una junto a la otra y mientras se desnudaba nos dijo que nos acariciáramos, debo confesar que las caricias trémulas echas como con vergüenza por Julia en mi vaginita lo mismo que las mías a ella tratando de imitar las que papá me hacía lograron ponerme frenética, muy excitada.
Mi hermana guío mi mano a ese inicio de tetinas que al hincharse le endurecían las areolas, ni modo de hacer comparación conmigo que era completamente plana.
Sentí sus labios muy cerca de los míos y por instinto nos fundimos en un beso lesbico infantil.
De reojo vi cuando el pene parado de mi padre quedo libre de sus pantaloncillos, desviando mi atención a algo que no conocía, alguna vez al sentarme en sus piernas para que me acariciara lo había sentido y recuerdo que en varias ocasiones se lo había cogido por curiosidad pero siempre por encima del pantalón y el me retiraba la mano con discreción; sin embargo me entere después que de Julia si se lo dejaba coger y mamar.
Se quedo un rato largo mirándonos y acariciándose el pene hasta que decidido se acerco y se recostó al lado de mi hermana, paso el brazo derecho por encima de ella y me agarro la vagina cubriéndola con toda la mano apretando más duro que las otras veces y me dice:
– Aprenda pues hija, pero que esto no vaya a ser motivo de peleas o chismes por celos porque todos tenemos los mismos derechos y deberes.
Julia abrió las piernas y le dijo a papá que ya estaba lista, él se mojo un dedo con saliva y se lo introdujo en su vagina al principio despacio y luego desenfrenado arrancándole los primeros gemidos.
Ella tenía una sensualidad especial en su cara, una mezcla de excitación y locura esperando entregarse a la pasión febril de nuestro padre, se besaron con ansias.
Papá se le monto sin soltar mi vaginita, apunto su pene lubricado a la rajita de mi hermana, se me hacía imposible que eso entrara por ahí, sin embargo con un empujón sostenido se fue metiendo acompasado con los quejidos de Julia, quejidos que se fueron transformando en gemidos.
Papá duro como 15 minutos haciéndole el mete y saca.
– Papaaaaaaaaaaaa échemelo bien adentrooooo.
Yo solo colaboraba mamándole los pezones a Julia y sintiendo el dedo del corazón de papá jugueteando con mi clítoris.
De pronto papá se estremeció quejándose y se lo enterró todo antes de quedarse tenso con una mueca de gozo.
– ¡Hayyy papaaaa ya me lo estas echandoooooooo! gimió largamente Julia y su cuerpo también se estremecía como epiléptica al ella llegar a su orgasmo.
Esa noche Julia me contó que papá se la follaba desde los 8 años.
– Gracias hija, le murmuro papá al oído antes de caer desmadejado a su lado, su respiración se fue acompasando, el silencio se apodero de la habitación.
Ver a papá comiéndose a Julia fue para mí una agonía en el pecho por los celos, sin embargo la excitación entre mis piernas se acrecentaba por la presión de dos dedos de papa en mi chochito.
El pene de papá fue saliendo lentamente de la rajita de mi hermana, cuando salió del todo dejo un orificio por el cual empezó a manar su semen y los fluidos de Julia, la curiosidad de mis 7 años me tentó a coger un poco con mis dedos para palparlo, olerlo y probarlo, definitivamente me gusto y recogí otro poco para repetir.
Papá ya recuperado me observo y me dijo:
– ¿Quieres tomarlo de aquí? señalándome su pene flácido.
– Si papá, conteste tímidamente, pero no se como.
– Venga mi amor le enseño.
Pase por encima del cuerpo de Julia que aún estaba en éxtasis y me acerque a papá acostándome boca-abajo sobre su estomago húmedo de sudor varonil, me apretó con un abrazo y busco mis labios con los suyos, yo correspondí al primer beso lujurioso que me dio mi padre, bajo una mano lentamente por mi espalda hasta posarse en mis nalgas, acariciando y apretando para que mi vaginita se restregara en su abdomen.
Cuando me sintió húmeda metió su mano por entre mis piernas y me levanto para acomodar su pene flácido tendido sobre su estomago y me descargo de tal modo que mi rajita se acoplo en el, especialmente mi botoncito que experimentó todo el proceso del nuevo endurecimiento de su pene.
Al principio un meneo suave atrás-adelante ayudada por las manos de mi padre hicieron que mi clítoris también se endureciera y unas pequeñas palpitaciones en mi vagina me arrancaron mi primer gemido.
– Valeria mi amor, ¿te esta gustando?
– Si papito, esto no lo había sentido antes respondí en un susurro largo mientras mi bajo vientre se retorcía con unos espasmos esporádicos.
– Pues vas a sentir mejor, dijo, volteándome al contrario como un sapito mi vagina sobre su cara y mi cara junto a su pene, con mis rodillas apreté sus orejas cuando sentí su lengua tiesa recorrer lentamente mi rajita desde el ano hasta el clítoris y se detuvo a mamarlo, es indescriptible el espasmo que sentí todo era nuevo para mí.
– Mámele el pene, me susurro al oído Julia que ya se había recuperado de semejante follada.
Por instinto porque nunca lo había visto hacer se lo agarre con las 2 manos, me estire un poco para que mi boca alcanzara a su cabeza roja, pelada y manando fluido pre-seminal por su huequito.
Papá dejó de mamarme el clítoris y sentí un dedo metiéndose por mi rajita causándome una sensación mejor que la alegría, me causo una pequeña molestia cuando su uña rasgo un poco mi himen, empezó a dediarme, su dedo entraba y salía en mi vagina acompasadamente con su pene en mi boca, en eso que papá le empezó un frenesí lujurioso, yo con unos espasmos más seguidos tenia unas ganas de orinar tremendas pero me daba vergüenza con papá echárselas en la cara.
Papá volvió a chuparme la vagina con unas mamadas tan duras como si me quisiera extraer el alma.
Hasta que no me aguante más y se me vino un espasmo largo interminable, perdí las fuerzas y si no lancé un gemido que se hubiese escuchado en todo el pueblo fue porque al mismo tiempo papá me lleno la garganta y la boca de semen.
Eso es todo por hoy mis amores, dijo cuando se recupero, tomo a Julia con el brazo derecho y a mi con el izquierdo y nos llevo cargadas al baño para ducharnos y vestirnos.
Esa noche pensé un poco en todo lo que había pasado y después dormí como una piedra.
Mamá llego a las 6 de la mañana con el tío Paco, cuando papá nos estaba alistando para mandarnos al colegio, el bus de la ruta nos recogía a las 7 menos 15.
– ¡Pero que niñas tan hermosas! Hola mi amor, le dijo a papá dándole un beso largo en los labios ¿Qué tal se portaron?
– Bien, primero revisaron tareas, alistaron los uniformes, cenaron juiciosas, Valeria se durmió temprano y Julia y yo vimos una película, no falto sino que nos colocara una aureola de angelitos en halagos, pero de lo que habíamos hecho no menciono ni una palabra, en ese instante me sentí protegida por papá.
Mamá se acerco a nosotras nos dio beso y un abrazo fuerte a cada una, Esas son mis niñas, ¡por eso las adoro! dijo empezando a servir el desayuno.
Así fue transcurriendo el tiempo, cumplí 8 años, las caricias que me hacia papá se habían acrecentando, ya me cabían 2 dedos en mi rajita, las mamadas mutuas eran fenomenales, pero lo que yo deseaba con todas mis ansias era que me metiera el pene, hasta que llego el día:
Esa mañana mamá se había ido a la capital departamental con documentaciones propias de su cargo, siempre la acompañaba mi tío Paco y más en esta ocasión que era un trabajo de 4 días.
El autobús de la ruta escolar nos deja a las 2 de la tarde, papá nos estaba esperando con una ensalada de frutas, helado y galletas, me sentó en sus piernas y dijo:
– Como la mamá no está todos tenemos que mantener la casa en orden, así que ustedes acomoden sus uniformes y sus libros, hacen tareas y esta noche cenamos hamburguesas.
Julia salió para su alcoba, yo también me iba pero papá me retuvo en sus piernas me dio un beso más ó menos largo, levanto la falda del uniforme y me dio un apretoncito de vagina diciéndome:
– Amorcito como esta noche es tu turno ponte bien linda que vamos a intentar lo que tanto deseas.
– ¡Que rico papá! Te quiero un montón le dije haciéndole melindres en su cara pero me haces duro como a Julia.
– No señorita no empiece a exigir que usted todavía no sabe como es eso.
En esas sentimos llegar a mi hermano Rodrigo del instituto, papá me bajó de sus piernas.
– Buenas, se agacho para darme un beso en la frente luego abrazo a papá.
– Traigo un hambre que corta me voy a preparar un bocata de 3 pisos.
– Hay ensalada de frutas con helado si te apetece le dije.
– Esa la dejo para el postre, gracias hermanita además hoy tengo entrenamiento hasta tarde y voy a dormir a casa de mi tío que me queda mas cerca.
Julia salió de su alcoba diciendo:
– Yo quiero ir papá ¿me dejas? Mañana no tenemos clases.
– Si Rodrigo te lleva, puedes ir, no se te olvide el pijama.
– Mis primas me prestan.
– No señorita cada uno con lo suyo.
En mi desfloración se conjugaron todas las oportunidades, mis hermanos se fueron.
Me duche y me coloque un camisón rosa casi transparente que escasamente me tapaba las nalgas, unas braguitas blancas de encaje, no me coloque sostén porque para qué¡¡ si era mas lisa que una tabla, por último mi perfume infantil preferido y me recosté en un almohadón con el cabello mojado tirado hacía un lado buscando la posición perfecta para deslumbrar a papá cuando entrara.
(Eso lo había visto en una película)
La casa estaba en silencio sentí los pasos de papá acercarse, el corazón me latió con fuerza, entro, se quedo mirándome como hipnotizado su pene creció inmediatamente haciendo bulto entre sus boxer, sin decir palabra se acerco a besarme y el apretón de vagina como siempre me saludaba cuando estábamos solos, me hizo poner de píe para modelar por la habitación.
Papá abrió los brazos invitándome a que me acercara, yo sabía que esos pasos me separaban de mi desfloración me acogió en un abrazo fuerte susurrándome al oído:
– Eres una joya en el espacio mi bebe, pero desde hoy vas a brillar con una energía nueva.
Me bajo la braguita hasta los tobillos para que yo me la acabara de sacar
Y metió su mano por entre mis piernas, acariciando lentamente, sin prisas, seguro de que no encontraría resistencia por mi parte, cuando llegó a mi vaginita me sentí desfallecer.
-Suéltate los botones del camisón y me quitas el boxer.
Me coloco en la cama arrodillada con el cuerpo hacía atrás apoyada en mis codos, me hizo todas las caricias habidas y por haber, como las que me hacía en mis cumpleaños, estaba listo con la punta de su pene en mi pequeña entradita esperando mi orgasmo, aprovecho las convulsiones para empujar suave pero firme, sacaba un poco y metía más, en uno de esos traspasó mi virgo, yo no sabia si quejarme o gemir y me salió en un grito gutural – PAPAAAAAAAAAAAAAAAAA.
Luego de una pausa se fue profundizando hasta que por fin fuimos una sola carne, la mía blanda, tierna y virginal hasta ese instante, la de él dura y palpitante acechando las señales para descargarse al mismo tiempo en mi próximo orgasmo, sentía su pene copando todo mi espacio vaginal.
Hay una diferencia abismal entre una penetración con los dedos a otra con el pene.
Al retirarse para una nueva metida dejo un vacío que me causo un espasmo, en la segunda sacada mi vagina se fue pegada a su pene formando un arco con mi cuerpo al levantar mis nalguitas, aguante el tercer envión en esa posición y creí que su pene me estaba partiendo en dos, luego del dolor inicial, en cada metida y sacada empecé a sentir espasmos hasta que se fueron acumulando todos en uno solo, llevándome como en sueños a un orgasmo infinito, su semen caliente quemaba mis entrañas por primera vez y nuestros gemidos de satisfacción formaron eco en la solitaria casa copando todos los rincones.
Esa tarde y noche de desenfreno total se quedo grabada en mi memoria y me ha servido de punto de comparación en las múltiples folladas con diferentes hombres en el transcurso de mi vida.
Pero bueno, la vida sigue y en el transcurso de mis 8 a los 9 años papá y yo disfrutábamos sexo completo con regularidad controlada a veces con lapsus de tiempo muy largos, pero como os dije al comienzo al paso que crecía quería más pero papá tenía que cumplirle a 3 y yo sentía que me faltaba algo.
PUEDE QUE LO CONTINUE.
Alguien que honra la pedofilia como lo que es, amor a los niños dentro y fuera del sexo. No se cogió a la más pequeña sino que la tuvo paciente chupándole el picho bien rico y sólo la disfrutó enterira recién al ver que ya tuvo la edad en la que su conchita toleró meterla hasta los huevos en su chorito jugoso, y siempre viendo que ella lo disfrute.
Me hubiera sido perfecto si entraba Jimena en los calentones familiares ahi pajeando, chupando y cogiendo con Rodrigo que a sus 13 debe tener un chilo hermoso de ver y degustar. Yo soy una depravada y creeme que gustosa le sacaba leche con la boca o algún agujero de abajo, en la cama la ducha o todo lado que podamos ir a clavar, pero lo devolvía sedado de satisfecho, sudado y feliz con ese olorcito a mi concha y saliva en su ingle. Hasta quizás camine algo raro porque yo monto fuerte, pero el niño no me olvida más ajajajaja
Bueno, ya mucho texto y en fin es super tierna la vivencia, me encanta 🫶🏻 y faltan más historias así porfi! Somos muchas damas deseando la balanza más tirando a carajitos con adultas o hasta parejas, sean sus papis o no :3