UN ARDIENTE ESTRENO 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Galaeros.
Hola me llamo Irene, desde niña me di cuenta de lo delicioso que es tocarse todo el cuerpo, empezar por mi cara, mis labios bajar por el cuello hasta caer en pequeños círculos en mis pechos, rozándolos levemente, tocándolos y llegar a mis erguidos pezones, sintiendo como se ponen duros como las fresas verdes, darles ligeros pellizcos y terminar estrujándome los pechos con una mano y la otra para seguir recorriendo todo mi cuerpo, bajar por mi vientre, recorrer mis nalgas suavemente, mis piernas y especialmente mi vagina, pero sobre todo mi clítoris removerlo lentamente con mis dedos, que como pequeños penes ardientes van buscando internarse en mi cálido nido dándome mucho placer quemándome las entrañas logrando así riquísimos orgasmos que me dejaban toda húmeda y temblorosa.
En aquellos tiempos una tía se casó y vino a vivir a casa por una temporada junto con su marido, el cual era una persona agradable y sencilla, mis padres por cuestión de trabajo viajaban mucho y me dejaban encargada con ellos, en uno de esos viajes nos quedamos solos los tíos y yo estábamos viendo la tele, ya muy noche, en una de esas veces que fui al baño, al regresar me encontré a la tía sonrojada, respirando agitadamente y los labios despintados. El tío también se notaba agitado y en sus labios se notaba claramente la pintura de ella. Sin tener la certeza de que “algo” pasaba, pero sospechando, les dije que tenía mucho sueño y me despedí de ellos, me retire a mí recamara me acosté, a los pocos minutos la figura de la tía se recortó en el marco de la puerta, se acercó a la cama y me llamó. Al ver que no despertaba salió de la habitación, deje pasar unos minutos, luego me levanté y descalza me acerqué lentamente a la sala, el corazón me latía desaforadamente, hasta mis oídos llegaban unos gemidos. ¡Casi me voy de espaldas! “los tíos” estaban desnudos, ella estaba en el sillón con las piernas abiertas y en medio de ellas enterrada la cabeza del tío haciéndole sexo oral, sólo se escuchaba la lengua del tío y los quejidos placenteros de ella, la tía lo tomo de la cabeza y le restregó la papaya en su rostro y moviéndose como si tuviera un ataque de epilepsia dio salida a su pasión.
El tío se puso de pie, entonces sí que me quedé sorprendida, en medio de sus piernas lucía un pené majestuoso, enorme, gordo, cabezón y colgaban dos pelotas enormes (testículos); algo le digo al oído a la tía que se levantó y le cedió el asiento al tío. Él se sé sentó con su vergota mirando al cielo, ella se subió en él y lentamente se fue sentado en la erecta verga, parecía imposible que la pucha pudiera albergar tamaño vergonón, pero lo hizo. Subía y bajaba las nalgas sobre el “palo” del tío.
Aquella escena cargada de erotismo me excitó al grado de mojar mis pantaletitas, sin dejar de observar como ella se empalaba en la verga del tío, lleve una de mis manos bajo mi falda y comencé a tallarme mi chochito por arriba de mis pantaletas mientras en la sala la tía cabalgaba esa gran verga, no soporte más, hice a un lado el elástico de mi pantaletita y mis dedos localizaron mi clítoris y se pusieron a jugar con él, mis fluidos vaginales empapaban mis manos. Al mismo tiempo que yo lograba el orgasmo con la masturbación, la tía lograba el suyo sobre la verga del tío, pero este aún no se “venía”.
La desmontó y la obligó a que se la mamara hasta arrojar los chorros de semen en su garganta. Al parecer tenían para rato, ya que se la cogió en varias posiciones: de a perrito, arma al hombro, pollito rostizado, palo cubano, etc. Cuando me retiré a mí recamara caminé con las piernas temblorosas por la cantidad de orgasmos que mi mano me había arrancado recordando las escenas candentes que acababa de ver y pensando en lo rico que sería tener una gran verga como la del tío dentro de mi puchita.
En los días siguientes me perseguía el recuerdo de las calientes escenas que había visto esa noche, me imaginaba esa enorme verga entrando y saliendo de una encharcada vagina, que se aferraba a ese palo como queriéndole exprimir toda la leche, imaginaba esas enormes manos recorriendo palmo a palmo de piel tersa y firme que tuviera a su alcance, acariciando suavemente los pechos, en pequeños círculos para luego estrujarlos fuertemente y pellizcar los pezones hasta dejarlos bien duros como las fresas verdes y seguidamente bajar en círculos hasta el vientre y más abajo aun para empezar a explorar la intimidad del monte de Venus que palpita con vida propia pidiendo placer, mucho placer, escurriendo sus jugos por la entrepierna y llenando la habitación de ese olor a sexo a gloria que termina por incendiar todos los sentidos, mientras el falo se pierde en las profundidades de la puchita los dedos juegan con el clítoris arrancando gemidos ¡uuhmmm que rico!,
El cuerpo se empieza convulsionar y la piel se pone chinita. que una siente que se está volviendo loca de placer y deseos de llegar al tan esperado orgasmo, de pronto los músculos se estiran al máximo, la piel empieza a sudar y un alarido retumba glorioso, anunciando la llegada de un orgasmo intenso que al parecer se ha prolongado hasta juntarse con otro y otros más simultáneos, es entonces cuando me vengo con mis dedos que acarician mi concha y se incrustan en mi vagina y ano al mismo tiempo, imaginando al tío levantarse para ofrecerme su verga y se la empiezo a chupar tal como lo hizo la tía esa noche, saboreando el sabor de mi sexo en su verga mezclado con el sabor de su semen que ha inundado mi boca, regalándome el placer de ser suya.
Ahora lo veía diferente ya no era aquel señor desconocido que pasaba desapercibido por mi vida, de vez en cuando lo miraba y me regalaba una sonrisa, pero su trato era normal hacia mí, mientras yo le veía el bulto que se la marcaba en el pantalón cada vez con más insistencia.
Paso el tiempo y los tíos encontraron una casita de renta de dos pisos cerca de la nuestra y se cambiaron, ahora solo los veía cuando los visitábamos o ellos a nosotros y en ocasiones cuando mis padres salían de viaje me dejaban con ellos, así continuo mi tortura, entre miradas y sonrisas de mi tío y yo, nos fuimos tomando confianza, pero yo tenía deseos de ver su verga altiva y parada al aire libre y no oculta debajo de ese pantalón que me dejaba ver un gran bulto, así que cada que se metía a bañar yo me encerraba en mi habitación a espiar ya que de la ventana se podía ver la ventanilla del baño, sí bien no lo había podido ver en anteriores ocasiones, espere con paciencia hasta que el día finalmente llego ya que se quedó abierta la ventanilla mientras él se bañaba al fin lo pude ver.
Se estaba bañando mientras yo de mi escondite lo miraba, un calorcito sabroso empezó a recorrer toda mi puchita que escurría a chorros incitándome a la caricia, así que subí mi falda y sobre la pantaleta me frote primero lento y suave ¡aaahhh que rico! imaginando que era mi tío el que con sus manos me prodigaba esas caricias, yo seguía admirando la verga del tío aunque estaba en su mima expresión lucia hermosa, gruesa y cabezona, mientras él, en el baño se enjabonaba, cuando llego a su pené noté que empezó a jugar con él poco a poco se le fue haciendo grande hasta ponérsele duro y se metió al agua, mis dedos jugaron con más intensidad en mi sexo, me quite la pantaleta que a esas alturas estaba toda mojada por los jugos de mi calentura y me estorbaba, me empecé a meter un dedo y luego otro lentamente me frote en movimientos circulares me los iba hundiendo, haciéndome vibrar.
Mientras el tío ha empezado a mover su verga hacia adelante y hacia atrás en un suave vaivén que se va volviendo más rápido y con más fuerza y yo lo acompaño con mis dedos enterrados ahora en mi vagina y ano al mismo tiempo ¡aaahh que rico esta esto! ¡Que caliente estoy! El olor de mi sexo ha penetrado el ambiente, él me está regalando todo un espectáculo erótico, en medio del vapor se alcanza a ver como su verga es estrujada ahora violentamente y está a punto de estallar y yo siento una ola de calor recorriendo mi sexo pasando por mi estómago hasta llegar a mis pezones que se han puesto duros como las fresas verdes y me llevo una mano a ellos los aprieto, los pellizco sobre el brassiere el cual hago hacia arriba y continuo mi labor en mis pechos, vagina y ano, mientras la vergota del tío se a hinchado aún más y se le ven los músculos de su cara y cuerpo tensos al máximo por la calentura y empieza a arrojar chorros de semen, al tiempo que de mi garganta salen gemidos de placer
¡aaah dios como gozo esto!
Y me arranco un orgasmo intenso, sabroso, terminando junto con él, los dos sincronizados, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo fue grandioso el compartir con él este orgasmo.
¡Como deseo estar con él!
Dedico mi primer relato a todos ustedes amantes del sexo y de esta gran página, soy un travestí con muchas ilusiones, deseos ardientes y muchas fantasías, me atraen todos los temas sexuales y soy adicto a leer los relatos de esta grandiosa página, esperando les guste este relato,
Hasta pronto.
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