UN ARDIENTE ESTRENO 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Galaeros.
Mientras mi fantasía de estar con él crecía, el tío parecía sospechar las pasiones que en mi despertaba, en cierta ocasión note que me vio justo en el momento que clavaba mi vista en su verga, levante la mirada y me sonrío yo me sonroje pero el caballerosamente no dijo nada y me sonrío tiernamente, pero empecé a notar que nuestras miradas se cruzaban más frecuentemente a escondidas de la tía, él miraba mis piernas, mis nalgas y mis pechos, pero no pasaba de ahí, esas miradas me enardecían y a el parecía gustarle el juego.
Un día al salir de la prepa descubrí un nuevo juego, el del exhibicionismo, sucedió por accidente, normalmente no uso ropa recatada sin embargo en la prepa nos exigían uniforme que constaba de chaleco falda y blusa ( mi falda no es muy corta pero como mis pompas son algo grandecitas se me ve a unos 5 cms. de la rodilla) en fin nada fuera de lo normal, estaba en la parada del transporte público, soportando las mirada lujuriosa de alguno que otro señor que se clavaban en mis nalgas, pronto llego un camión, venía muy lleno, no me importó pues quería llegar temprano a casa, subí y detrás de mí subió un chavo como de 19 años, me hablo en voz baja y me dijo que se me veían las pompas, el chavo estaba abajito de mí en las escaleras, me vi se me había atorado la falda con la mochila, la acomode y le dije gracias, al tener el accidente intenté irme en medio del camión, la mayoría de la gente eran trabajadores, obreros, conforme pasaba sentía rozones con las manos (el camión iba llenísimo y la falda se me levantaba) conforme pasaba, lo más alto que subió fue a media pierna y tapaba un poquito más que las pompas, por fin llegué a la mitad, me sentía rara, había sentido rico con los rozones.
A espaldas de mí iba un señor como de cuarenta años que veía como podía una y otra vez mis nalgas, noté como se acomodaba para intentar palpar mi trasero vigilando que los demás no lo vieran; yo al ver lo que tramaba me quite la mochila y la puse en el piso recargada en mis pies para dejar el camino libre, les juro que nunca había hecho eso antes, pero me sentía rara, caliente, poco a poco sentía en las vueltas del camión como una mano acariciaba una de mis nalgas sobre la falda.
Yo ardía, al sentir la mano una y otra vez, me empecé a humedecer. Pero quería algo más, entonces me agaché con pretexto de buscar algo en la mochila, la falda se me levanto un poco más, quería que me tocara y no hacía nada; me agache una vez más y de pronto sentí una mano grande en una de mis nalgas dándoles un gran apretón, yo reaccioné y me acomodé, el señor al parecer se asustó (pues pensaría que lo iba a delatar), volví a agacharme y el señor sin pensarlo me volvió a agarrar una nalga por debajo de la tela se reacomodo y no la soltaba, yo no usaba tanga por lo que llevaba solo mis pantis a media nalga (verticalmente) ¡mi bajada se aproximaba! El señor se acomodó como si fuera a bajar también, pase por delante suyo a propósito y le repegue mi trasero a la vez que pasaba la mano atrás para dizque protegerme las nachas, pero lo que quería era sentir su miembro, en lo que llegaba a la parada, se bajó discretamente el cierre del pantalón y pude meter mi mano para agarrar su pedazote de carne, que estaba dura y caliente, sentí un gran bulto que no me cabía en la mano, un par de jalones bastaron para que explotara en el pantalón, me mojó la mano y enseguida bajé y no volví a ver al señor.
Camine por las bodegas (en las que a todas horas hay cargadores y están medio solas) para llegar a casa pero quería más, de pronto vi en una de las banquetas a un grupo de señores sentados; había poca luz pero los podía ver y ellos a mí, murmuraban y uno a uno volteaban a verme, pase tranquila y me decían piropos, crucé la calle y sentí como veían el movimiento de mis nalgas, di vuelta y me detuve, pensé que tenía la oportunidad de enseñarles mis nalgas como por accidente, así que me regrese y aproximadamente a dos metros provocando que se me cayera el dinero suelto, no dejaban de mirarme, entonces me agaché sin doblar las rodillas, dejando ver mis enormes nalgas, tarde unos segundos en recogerlas para que vieran bien. Escuchaba que me gritaban como locos “cachetona” y otras cosas, volteé de reojo y vi que uno de ellos se masturbaba, al ver eso me calenté más, pero seguí mi camino y por fin llegue a casa.
Estaba tan excitada que me encerré en mi recamara para satisfacerme sola. Me gusto lo que paso y en mi mente cruzó la idea de practicar esto con el tío, así que la siguiente vez que estuve en su casa, me fui bien armada, con pantalones súper ajustados, blusas escotadas y ceñidas al cuerpo, faldas cortas y de alto vuelo, shorts de mezclilla deshilados que dejaban ver el nacimiento de mis nalgas, tangas de hilo dental, y sostenes de media copa semitransparentes en fin toda la ropa más sexy que tenía a mi alcance, llegue a su casa con una minifalda blanca entallada que dejaba ver mis nalgas como dos globos recortados por una tanguita tipo brasileña que con intención escogí roja, una blusa que se amoldaba perfectamente a mi cuerpo bien entallada y con un generoso escote que dejaba ver casi la totalidad de mis pechos, así como unos brassieres diminutos y casi transparentes que dejaban ver mis empitonados pezones, medias blancas de licra que hacían lucir mis piernas y por ultimo unas Zapatillas altas, cuando nos vimos ninguno bajo la mirada, como retándonos.
Él me saludo intentando disimular su nerviosismo y desviar la mirada de mis tetas pero irremediablemente volvía a mirarlas, yo me quede paralizada, pues sentía por primera vez como sus ojos me miraban diferente ya no era aquella mirada cotidiana e indiferente, ahora era una mirada llena de deseo, que me estaba calentado, sus ojos recorrían palmo a palmo mis tetas, mis piernas, mis nalgas en fin todo el cuerpo, yo gozaba, experimentando la sensación de ser acariciada tan solo con su mirada, que seguía recorriéndome como queriendo eternizar el momento, eso fue todo el día, cada que podía escapar de la vista de la tía y yo súper caliente, hacia movimientos dizque accidentales para mostrarle un poco mis formas, giros repentinos para dejar ver lo que había escondido debajo de mi falda, agachaditas para que pudiera ver mis nalgas etc.
Mi plan estaba dando resultado, empecé a usar unos diminutos shortsitos que dejaban ver muy sutilmente la parte final de mi culito y cuando subía la escalera él se me quedaba mirando, primero lo hacía escondido hasta que un día no pudo más y se paró al inicio de las escaleras para verme mejor, yo volteé y me limite a sonreírle pícaramente, mirando como el bulto de su pantalón había crecido.
Una tarde que estaba ayudándole a la tía a tender la ropa mientras ella tallaba a mano la ropa en el cuartito de lavandería él se me acerco miró directamente a mis erguidos pechos y sin más, ni más, elogió mis tetas y dijo que le encantaría mamármelas, no supe que contestar todo me dio vueltas y esa noche no dormí pensando en él y masturbándome de lo lindo, al otro día me le aparecí llegando del trabajo, al verme me saludo y sonrío, pregunto por la tía, le dije que había ido a hacer las compras, me miró fijamente a las tetas y dijo al fin solos y yo súper húmeda lo rete, diciéndole que eran sólo promesas, me invito a pasar a su recamara, lo cual acepté tenía temor pero mi calentura era mayor, entramos y de inmediato se apodero de mis pechos, los masajeó y libero de la blusa y el sostén, para acariciar, lamer y chupar, con lo cual yo daba de gritos, pues nunca había sentido unos labios sobre mis pechos, hizo que me viniera dos o tres veces y luego me fue quitando la ropa, hasta dejarme desnuda.
Acarició todo mi cuerpo, lamió mis nalgas y luego miró mi virgencito bizcocho, que ya estaba todo empapado, a esa altura podía hacerme lo que quisiera, me tenía a sus pies, de pronto saco su enorme verga, yo no tenía experiencia, pero ansiosa la acaricié y mamé como pude, tratando de complacerlo, el me tomo de los cabellos con fuerza y se masturbó, disparando un espeso y caliente chorro de leche, mis majillas estaban coloradas, como tomates y me ordenó que me tragara y limpiara su verga, obedecí y me encantaron su olor y su sabor. De pronto me di cuenta de la hora y salí corriendo, pues la tía no tardaría en llegar, me encerré en mi cuarto para acariciarme y masturbarme de lo lindo.
El juego de enseñarle mis encantos dio resultado y ahora con más razón lo practicaba con él, tanto en su casa como en la de mis padres, siempre buscando la ocasión de provocarlo, de excitarlo al grado de perder los sentidos, mientras yo gozaba al máximo torturándole, me sentía muy caliente, cada vez que lo descubría con esa mirada llena de pasión y deseo recorrer mi cuerpo, pendiente a cualquier movimiento mío siempre esperando a ver que vista le iba a regalar yo, siempre con su verga parada y tratando de ocultar su excitación, no saben que placer tan intenso saberse tan deseada, sentir la mirada cachonda de un hombre posándose en tus pechos en tus piernas, nalgas y culo, miradas calientes, intensas que te excitan que te encienden y te hacen sentir tan caliente que quisieras que te tomara ahí mismo y te hiciera el amor salvajemente y te empiezas a chorrear en ese mismo instante.
El esperaba pacientemente a ver cuándo le enseñaba un poco más de lo que el generoso escote de mí blusa le permitía ver, a mis constantes distracciones para mostrarle la profundidad oculta debajo de mi falda, mostrarle la intimidad de mi sexo pues no llevo pantaleta o agacharme coquetamente para enseñarle mis nalgas, mi culo, eso lo estaba volviendo loco de placer y deseo, en ocasiones cuando nos encontrábamos en la cocina o el corredor de la casa, aprovechaba para pasarle mi trasero por su miembro, o se lo acariciaba por encima del pantalón y el cuándo podía me agarraba el culo, las nalgas o se repegaba a mis pechos.
Una vez en una reunión durante la cena me senté junto al tío, él estaba en la cabecera de la mesa platicando animadamente con todos tomando la copa y haciendo bromas, espere a que todos estuvieran un poco tomados, para llevar a cabo un nuevo juego, pase por debajo de la mesa mis manos alcance sus piernas y acariciándole suavemente me fui acercando a su miembro, él al notar esto de un salto metió la silla debajo de la mesa, acercándose a mí, su entrepierna quedo debajo del mantel, cuando al fin alcance su verga, se la apreté sobre el pantalón y la fui acariciando sintiendo como le iba creciendo y se le ponía duro, mientras el trataba a toda costa que nadie se diera cuenta de lo que pasaba debajo de la mesa, yo seguía con mi labor, lo tenía loco de placer, los nervios lo traicionaban de vez en cuando, yo disfrutaba verlo sufrir, verlo perder los sentidos, tratando de contener los gemidos, conteniendo el aliento y sonriéndole a todo el mundo para no ser descubierto, entonces le solté la verga solo para bajarle el cierre pero tuvo que ayudarme ya que yo estaba batallando aprovecho para sacarlo de su calzoncillo con una mueca en su rostro de alivio.
Seguramente su verga tenía un buen rato pidiendo salir de su prisión causándole dolor, discretamente eche una mirada rápida a ver como se le había puesto, le mire la verga llena de orgullo y satisfecha comprobé que se le hincho al máximo y lucía un color rojizo, palpitaba, parecía que iba a estallar, el tío me miro con ojos suplicantes, no sé si era para que lo dejara en paz o para que no lo dejara a medias, le sonreí al mismo tiempo que se la agarre con el puño cerrado, con el dedo pulgar le fui dando suaves masajes en el glande apretándosela con el puño, empecé a subírsela y bajársela suavemente para luego acelerar el ritmo, pensé que todos se iban a dar cuenta pero comprobé que nadie me veía, sentí como su verga empezó a latir más fuerte, entonces tome un vaso vacío y cuando su leche salió disparada deposite toda la que puse en el vaso, el tío con una cara de angustia y de placer respiro aliviado.
Tome el vaso con una buena cantidad de su semen y espere al momento apropiado para bebérmela delante de él, el con una mirada incrédula miraba como dejaba resbalar un poco de semen entre mis labios, lo deje tan caliente que en la noche se desquito con la tía, según escuche desde mi cuarto como gemía ella seguramente gozando de una cogida salvaje, pensé dentro de mí que pronto sería yo la que estuviera gozando con esa verga dentro de mí.
La tía se puso a vender productos por catálogos y ocupaba mucho tiempo en las tardes, así que empecé a idear un plan para conseguir mis propósitos, un viernes que la tía organizo una demostración de sus productos, con te canasta y todo, sabiendo que se iba a tardar en el evento, prepare todo para esperar al tío que llegara del trabajo, después de mi cotidiano aseo me perfume, puse aceite en todo mi cuerpo me puse una bata transparente, el brassiere y la pantaleta fueron eliminados en el último momento.
Cuando escuche que el tío entro a la casa me acosté y fingí estar dormida, deje la puerta abierta, me puse boca abajo con una pierna encogida hacia mis hombros, para que se me levantara el trasero, sentí que el tío se aproximaba el corazón me dio un vuelco y espere quieta, él llego hasta la puerta y se quedó parado, sorprendido quizá por lo que estaba viendo.
Lo sentí entrar y extendió su brazo para alcanzar el cobertor he intento taparme, de pronto se detuvo, se quedó un rato quieto, seguro disfrutando el placer que aquella vista le estaba dando, la sensación de ser acariciada por todo el cuerpo sin ser tocada siquiera me provoco un orgasmo.
Entonces sentí como su mano acariciaba lentamente mis piernas alcanzando mis nalgas suavemente, por más que trate de estarme quieta hice un ligero movimiento, él se quedó inmóvil por unos momentos, esperando a ver si despertaba, como no lo hice, empezó a acariciarme las nalgas con una mano, con la otra fue subiendo mi bata hasta dejar mí espalda casi desnuda, yo sentía sus caricias muy ricas, de pronto sentí sus labios recorrerme toda la espalda, dirigiéndose a mis nalgas, mientras sus manos recorrían todo mi cuerpo, sentí su lengüita recorrer mis nalgas tratando de abrirse paso para llegar a mi culo.
Eso me puso muy caliente y ya no pude contener mis ansias así que me volví a mover pero para abrir mis piernas y dejarle entrar con más facilidad, sentí su lengua tocar e introducirse a mi nido, cosa que agradecí con un gemido que escapo de mis labios y mojando su cara con mis jugos, después de otro maravilloso orgasmo, su lengua viajaba lenta movediza desde mi clítoris pasando por mis labios vaginales, entrando en mi empapados labios vaginales, fue cuando sentí que sus dedos tocaban mi entradita y los empezó a meter poco a poco
-¡aaahhh gemí ¡
El siguió dándome lengua y hurgando suavemente con sus dedos dentro de mi cueva la cual abrió un poco más y hundió su lengua, lenta movediza mientras con sus dedos húmedos atrapo mi clítoris, dándole ligeros apretones y jugando con el
¡Aaahh era genial!
Me tenía fuera de mí, dejándome toda mojada, deseando con todas mis ansias su verga en mi panocha, no pudiendo más le pedí que me la metiera o más bien le implore
– Quiero sentirme tuya… por favor métemela ya..
Me recostó sobre la cama, me acarició toda, me abrió las piernas y empezó a estimular mi clítoris con la enorme cabeza de su pito, pero yo no necesitaba más estimulación, necesitaba que me la metiera toda y le volví a rogar y a suplicar que me penetrara, él me hacía sufrir, jugando con la cabeza de su enorme verga en mí vagina, sin metérmela, al grado de que se me rodó una lagrima, al suplicarle que me cogiera.
El la empezó a meter, apenas entro la cabeza, sentí que me desgarraba los tejidos y experimente un fuerte dolor, estaba tan caliente que le pedí siguiera, iba a la mitad y ya no podía más, su verga ejercía presión con mi himen y lo detuve, poniendo una mano sobre su pecho, en un descuido empujó y la ensartó hasta el fondo, me desvirgó, ya no pude moverme y le pedí que me la sacara tantito, cuando lo hizo apreté las piernas para que se me pasara el dolor, me la volvió a ensartar muy despacio atento a cualquier gesto mío que no fuera de placer, cuando la tuve toda adentro empezó a bombear lentamente y yo a venirme una y otra vez.
Experimentando una serie de orgasmos consecutivos, me aferré a sus hombros desesperada, estaba lubricada como nunca lo recordara, los jugos bajaban por los muslos, aun así sentí que la verga dilataba las paredes de mi vulva
– ¡aghhhh… dios mío eres enorme..!
Separé los muslos y eleve mis piernas al aire, el tío me beso con furia y empezó a chupar mis pezones sin dejar de bombear como un demente
– ¿te gusta…
– te gusta mi verga…?
Lo escuche decir mientras reculaba enviando estocadas que me hacían estremecer y me salieran lágrimas, mi rostro estaba encendido empapado con mi sudor y mis lagrimas
– ¡quiero escuchar que te gusta mi verga, anda putita divina, dime que te gusta mi verga..
! Desesperada lo tome del culo y lo atraía hacia mí, como si temiera que me la fuera a sacar,
– ¡aagghhh… sí.. si me gusta mucho!
– ¿te gusta? ¡Quiero escuchar que te gusta mi verga…!
Ya desesperada ante la llegada de un nuevo orgasmo le grite
– ¡aaghhhh… si… si carajo me gusta tu verga…
Anda puto, muévete más, quiero tu verga dame más…!
los ojos del tío parecieron brillar aún más y lanzó estocadas como si quisiera atravesarme, estocadas que me hicieron poner los ojos en blanco, las manos del tío buscaron el centro de mis nalgas y los dedos horadaron el esfínter que se había cubierto con los jugos que bajaban de la vulva, me estremecí al sentir el doble placer que mi tío me daba, por un lado su verga taladraba mí vulva y por otro lado los dedos dilataban, horadaban mi ano, perdí la cuenta de cuantas veces me vine, mientras mis líquidos dejaban totalmente mojado su miembro.
Él todavía quería y tenía con que seguir y yo no quería que terminara, me levante y me puse de a perrito, mientras lo observaba acercarse, con su virilidad erecta, apenas rozando mis nalgas, lo sentí a mi espalda, sus dedos me acariciaban, como me atraía a su cuerpo besándome el cuello, me agache levantando el trasero para que lo disfrutara a placer; tuve un estremecimiento cuando sentí su lengua recorrer desde mi vulva hasta rozar mi ano.
Ya desesperada pasé una mano por debajo de mi cuerpo que ya se convulsionaba, tomé su pene con mis dedos y de golpe me lo deje ir hasta el fondo, haciéndome gritar de placer, poco a poco la excitación me envolvía, viajando mi trasero al encuentro de sus caderas, cuando sentí su dedo húmedo entrando en mi ano, estuve a punto de desmayarme de tanto placer y de otro orgasmo.
Sacó su verga que aún seguía hermosa, me tomo de las nalgas y las abrió como si fuera una fruta madura,
-aagghhh pero que me haces?…..
La pregunta se perdió en mi garganta…
Un estremecimiento invadió mi ser, al sentir como uno de sus dedos se posaba en la entrada de mi culo, que de inmediato se frunció
– sabes Irene, dijo:
– No sabes lo mucho que deseaba tenerte así como estas ahora, he pasado noches enteras pensando en tu hermoso culo, si supieras lo mucho que lo deseo…..
Al decir esto, abrió más mis nalgas, acariciándolas, amasándolas y separándolas al máximo, de pronto un sonoro ósculo estallo en mi apretado botón anal, el cual repercutió en mis oídos nublando un poco mi vista, aturdida por el momento no atinaba a hacer nada,
Él prosiguió jugando con sus dedos y su boca, se dirigió a mi apretado botón anal, el cual siguió besando con verdadera pasión, como si se tratara de un caramelo lamió, mordisqueo y trataba de meter su lengua, debo confesar que al principio para mí esto era molesto y hasta cierto punto repugnante, no me podía imaginar cómo alguien pudiera lamer un culo, aquello me daba una pena terrible, pues no estaba segura de que lo tuviera totalmente limpio.
Pero al tío esto no pareció importarle, es más podría decirse que estaba disfrutando con los olores que de mi culo salían, puesto que la pasión que el tío le daba a sus besos y lamidas sobre mi entrada posterior eran intensos, poco a poco sus caricias en mi culo lograron enardecerme, esa insistente lengua tratando de entrar en mi culo estaba consiguiendo enervarme, era una extraña sensación , algo que me ponía fuera de mí, yo torpemente en vez de aflojar mi culo lo apretaba haciendo inútil cualquier intento de penetrarme,
– cariño…
Le oí decir aun con su boca pegada en mi trasero
– relájate, afloja el culo, no estés tan tensa….
Sorprendida por la forma en que me lo dijo y disfrutando del placer que me daba esa lengua juguetona en mi culo, le obedecí,
-aaaghhh! suspire levemente
Disfrutando las sensaciones que él me daba
Por fin esa lengua logro entrar, algo forzada pero entro
– ahhhh! sí que rico
Así estuvo dándome lengua un buen rato y yo totalmente loca de placer aguantaba la presión de sus dedos en mis nalgas, consiguiendo abrir mi ano hasta el punto de que pude sentir el remolineo de su lengua en mi interior
Uffff! que caliente estoy
Al fin saco su lengua de mi culo, tomó de mis jugos y empezó a impregnar mi ano con ellos, imaginé lo que pasaría y por un momento tuve miedo, contemplando como él, tras de mí en la misma posición, empezó a ordeñar mis pechos y el tremendo tolete cabeceando de un lado a otro, amenazante… pavoroso.
– por favor, Le suplico,
– no me vaya a meter eso por allí…
Susurré casi desvanecida mirándole la pinga.
El no contesto pero siguió acariciándome los senos colgantes, especialmente pellizcando los erguidos pezones de una forma tal que me quitaba todas las fuerzas de resistencia, que me estaba colocando a su merced.
– por favor… no… no… no me la vaya a.
Le pedí ya casi vencida…
Él siguió con lo suyo, sabiendo que me estaba enardeciendo, que me estaba preparando para lo que quisiera hacerme, sus manos separaban mis nalgas, al mismo tiempo me empujo suavemente hasta que mis pechos quedaron aplastados bajo mi cuerpo y mis nalgas alzadas, en esa posición siguió trabajando con sus dedos
–oooh.. nooo… mmmh….
Me queje débilmente al sentir invadido mi huequito
– relájate tranquilízate, te prometo que no te dolerá nada
Me dijo
– no quiero, no quiero…
– tengo miedo.
Le dije, pero sin hacer nada por tratar de extraer sus dedos que seguían remolineando la entrada de mi recto. El noto mi temblor y mi miedo, me explico pacientemente que no había por qué temer, que todo era cuestión de relajamiento y un poco de técnica para lograr el desfloramiento del diminuto orificio, que no debía temer, que era necesario que dejara de estar tensa y que debía colaborar.
Y mientras me hablaba sentí que por fin saco sus dedos colocándose tras de mí, pegando su vientre contra mis nalgas y abriéndome con los dedos de una mano el huequito, me comenzaba a penetrar, al principio en mi fue de pánico que aumentó cuando sentí la boluda punta de su miembro estirarme los pliegues de mi ano y tratando de entrar a como diera lugar.
Un pánico brutal de que me fuera a rajar o que el dolor me fuera insoportable, un pánico que aumento cuando percibí claramente como su miembro se abría paso en una ruta estrecha jamás transitada, la metía despacio para irme acostumbrando al dolor, que poco a poco se convertía en placer y para mi asombro ninguna de las dos cosas sucedió, ni el temor de que me fuera a desgarrar ni el dolor fue insoportable.
Por el contrario, a pesar de la sensación de llenura que me producía aquel enorme aparato penetrándome los frágiles y sensibles pliegues de mi ano, la sensación era hasta cierto punto soportable porque él, dejaba de embestir a ratos, mientras extraía fluidos de mi vagina y los embarraba en su tronco, para que poco a poco me fuera acostumbrando al ataque, para que mi apretado conducto se fuera ajustado paulatinamente al grosor de su pavorosa tranca y se pudiera deslizar mejor en mi interior.
Lo que creí sería un terrible suplicio se fue convirtiendo más bien en algo agradable y hasta podría decir que excitante, era un razonamiento interior distinto.
Respire aliviada cuando sentí que la primera parte de la perforación había sido consumada, en mi culo ya estaba incrustada seguramente la mitad de aquel instrumento viril y probablemente un poco más.
Cuando pasó la impresión de entrada forzada, la que se encontró pidiendo más fui yo, moviéndome mientras él entraba y salía de mi ano, aferrado a mis nalgas con una mano y la otra pasándomela por debajo del vientre acariciándome el clítoris húmedo por el placer recibido. Sentía que cuando volvía a entrar, me volvía loca de deseo, provocándome sensaciones desconocidas y maravillosas.
Fue entonces cuando lo empecé a disfrutar de verdad y le preste toda mi cola..boración echándome una y otra vez hacia adelante y hacia atrás abriendo y cerrado las nalgas, aflojándoselas y apretándolas.
A pesar de que era la primera vez que me la bombeaban, por el culo, sentí inclusive más placer que nunca y disfruté la sensación de chocar mis nalgas contra sus testículos, sentía como las paredes de mi ano se dilataban, aferrándose a su verga, me empecé a estremecer, mi estómago se contraía y mi piel se ponía chinita ante la llegada de un orgasmo tremendo y me parecía que cada célula de mi cuerpo se me escapaba convertida en un creciente placer erótico y sexual.
Fue casi al mismo tiempo que él dejo escapar su lava ardiente, tan abundante que parecía que había estado aguantándola durante meses, probablemente mientras hacía cerebro con mis nalgas y solo esperaba a que le respondiera.
De allí en adelante me convertí en una ferviente apasionada del sexo anal y creo que todas las mujeres deben pasar por esta maravillosa experiencia de sentir la barra de un macho en el ano.
Sólo es necesario que se sobrepongan al complejo o idea de “dolor”, porque cuando una se tropieza con un hombre que quiere y sabe hacer el sexo anal, créanme cualquiera las da…
En mi caso jugo un papel de fenomenal importancia el hecho de que me encontraba preparada por sus besos y la lengua que me dio provocándome y haciendo que dilatara los músculos que cierran mi conducto anal, una vez logrado esto el segundo paso, la penetración, es simplemente un deseo espontáneo que nace de lo propia iniciación.
Así que puedo asegurar que no me dolió y si me gusto, fue una experiencia placentera e inolvidable que terminó con mi larga abstinencia sexual, mi ardiente estreno para mí, si fue maravilloso.. no sólo lo disfrute si no que a partir de entonces me siento más segura de mi misma, más deseada, cuando me doy cuenta que excito a los hombres en cuanto me ven, al verles la cara llena de excitación y deseo me llena de un goce infinito y de orgullo de mi misma, sentirme admirada y deseada por ellos es para mí una experiencia muy excitante, esas miradas que queman, que te desnudan, que parece que te acarician y hacen que sus vergas reaccionen, son para mí lo más hermoso que hay en este mundo.
Al paso del tiempo hago el amor con mi tío de vez en cuando, he tenido a cuantos novios he querido, en la escuela no me han faltado un hombre a quien pasarle las nalgas, ya sean maestros o alumnos pero a mi tío no lo he podido olvidar ya que con él pude comprobar que los hombres maduros si saben amar y tratar a una mujer como se merece prodigándole el amor y la pasión que solo ellos saben dar con su gran sabiduría sexual, aparte de que fue la experiencia más maravillosa de mi vida, al tener un hombre como él a mi lado que te mantenga siempre excitada y bien cogida, esa relación llena de pasión y riesgos, es realmente estimulante para mí y también descubrí que puede ser muy productiva ya que de esta forma puedo obtener dinero para comprar lo que quiera y no depender de nadie, porque al amanecer después de ese glorioso día me encontré en la cama, un recadito con unas palabras bellas de parte de él hacía mí, elogiando mi cara, mis ojos, mis labios, mis tetas, mi culo, mis nalgas, en fin todo mi cuerpo, asegurando que había sido su mejor experiencia sexual y que nunca la olvidaría prometiéndome estar a mí lado cada vez que lo necesitará económica, sentimental y sexualmente, que contara con él y me ha cumplido su promesa, junto con la carta dejo una rosa y una generosa cantidad de dinero y el tío siempre está pendiente de si me falta algo y me cumple a la medida de sus posibilidades todos mis caprichos.
Chicas deben usar los atributos sexuales que la vida les ha dado, para crearse una vida llena de satisfacciones y alegrías no se priven de nada y sobre todo siempre piensen en ustedes mismas, en darse la oportunidad de tener a un hombre como mi tío no lo duden y saquen provecho a toda su cachoderia para provocarle y excitarle a él, háganlo volver loco de pasión y deseo por ustedes, saquen provecho a la situación.
A mí desde entonces me ha ido bien tanto emocional, sexual y económicamente, por eso puedo afirmar que esa tarde sé amplio tanto mi ano… como mi futuro.
Esta es la historia de cómo perdí mi virgo tanto vaginal como analmente, de solo recordarlo se me humedece mi conchitaaaa!!!, espero sus comentarios y al menos haberles sacado un riquísimo orgasmo.
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