UN CUÑADO, SU HERMANA Y LA MADRE DE ESTOS.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
Hola otra vez, ahora tratare de contar de como perdí a una novia y gane una familia donde descargarme.
Bien esta es la historia:
Tendría yo unos 22 o 23 y trabajaba para el gobierno como investigador, las mujeres no me faltaban. Podría decirse que hasta tenia de mas jajajaja.
Fue entonces que conocí a esa linda niña de tan solo 15 añitos, de buena estatura, flaquita, recatada y con unos ojazos que enamoraban a quien se atreviera a verlos. En definitiva era un buen partido para alguien que buscase una relación formal y ese no era yo jajajaja.
Vivía con su madre y dos hermanos, José de 24 y Estela de unos 12 o 13. Tenían un pequeño de negocio de comida y rentaban habitaciones pues su casa era bastante grande. Yo les fui presentado por alguien que vivía en los cuartos que alquilaban, creo que nos gustamos de primas a primeras como decía mi abuela.
Con el consentimiento de la madre nos hicimos novios, nada que saliera de sus casillas, novios formalitos como presagiando boda. Todo supervisado, a lo más un besito fugaz a escondidas de su progenitora o aprovechando que yo me escapaba de mi trabajo para acompañarla cuando iba al mercado a hacer las compras del día. Así pasaron los meses.
Una noche que yo había llegado a visitarla, que mi amigo que rentaba donde ellos me invito a su cuarto a echarnos un par de chelas. Mi novia ya se había ido a sus habitaciones por órdenes de su madre, podría decirse que yo desde ese momento era un hombre libre. Ya en la habitación de mi amigo, me di cuenta que no estaba solo, además de su mujer estaba el hermano de mi novia con quien no teníamos una gran comunicación, pero si lo suficiente para entender que éramos cuñados.
Serían las 10 de la noche y mi amigo el anfitrión de la casa se embriago, siendo José mi cuñado quien me propuso irnos para su cuarto, total la noche apenas empieza – me dijo -. Nos despedimos de la mujer de mi amigo ebrio y nos encaminamos con mi cuñado para su cuarto, este estaba en el interior de la casa de mi suegra la madre de mi novia.
Ya en el interior nos sentamos, el en su cama y yo en un pequeño sofá. Fue José quien salió para traer más cervezas – total la noche es larga había dicho-. Conversábamos de cualquier cosa como dos ebrios que solo quieren pasar el rato, éramos dos cuñados que solo trataban de conocerse mejor.
Al calor de la bebida fue José quien me dijo:
– Te voy a enseñar mi secreto.
– ¿Y eso?
– Ven – me dijo – tomándome de la mano y conduciéndome al cuarto contiguo, el cual parecía estar solo a excepción de un pequeño altar con flores y una imagen rodeada de velas de colores.
Este – me dijo – es mi secreto.
¿Qué es? – pregunte.
– Es el santo de los enamorados – dijo sonriendo -. Es mi gran aliado cuando quiero tener a alguien que me gusta.
Mira – dijo señalando con su dedo -.
Era una fotografía mía, que yo le había regalado a mi novia. Estaba frente a la imagen y con una vela de color rojo junto a ella.
– Jajaja – reí divertido – Yo no creo en eso – riendo aun Salí del cuarto y me encamine hacia donde anteriormente habíamos estado. Tome una cerveza, le di volumen a la música que escuchábamos y le grite a José para que me acompañara.
Se llegó y me miro a los ojos, sin más rodeos se acercó a mí y me beso en los labios, lo hacía rico, sensual, apasionado. Su lengua jugosa jugueteaba en mi interior, luego fue bajando por mis labios y pecho para luego detenerse justo frente a mi ombligo. Con la puntita me hacía cosquillas saboreando mi abdomen, una de sus manos me desabrocho el cinturón y cuando menos pensé estaba con mi verga en la mano.
– Bonita verga tienes cuñadito – me dijo totalmente transformado -. Chica (mide 17 cm), pero gruesa y cabezona. Ummm y jugosa – dijo ya saboreándola en su boca -.
Yo no sé si por la borrachera o tan solo por el gusto de estar poniéndola la verga a mi cuñado, pero estaba caliente. Yo mismo me termine de bajarme los pantalones, me senté cómodamente en el sofá y colocándole las manos en la cabeza lo hacía meterse mi tranca hasta causarle arcadas.
– Estas rico – me decía -. ¿Me vas a coger, verdad?
No le respondí, solo le saque la verga de su boca y lo bese sintiendo el sabor de mis mismos líquido, le di vuelta para dejar que su espalda quedara frente a mí y le baje los pantalones. Ya completamente desnudos los dos le mame el culo por largo rato causándole grandes gemidos de placer. Cuando su ojete estuvo completamente ensalivado me volví a sentar y le pedí que fuera el quien se colocara a horcadas justo arriba de mi verga. En esa posición le hice descender mientras nos besábamos, sentí palmo a palmo cuando mi pedazo de carne se abrió paso hasta las profundidades de su ano. Una mueca de dolor se dibujó en su rostro.
– ¿Qué paso? ¿Qué no, muy chica?
– Está muy gruesa – me recrimino -. Siento que me rompiste el culo.
– Jaja Pues te aguantas, porque voy a cogerte hasta que el gallo cante.
Sus labios fundidos a mi boca fue su respuesta, su lengua caliente jugaba divertida con la mía, su cuerpo antes tenso se aflojo y sentí sus carnes aflojarse y caer sobre mi polla. Comenzamos una cogida frenética, salvaje e intensa. José a cada embestida gritaba que le estaba rompiendo el culo, que mi verga era lo más rico que había probado, que desde ese día yo era su marido.
Nos fuimos para la cama, el debajo yo encima con sus piernas al hombro, era verdaderamente excitante ver como mi verga desaparecía en su culo. Su miembro completamente parado, él se masturbaba así mismo y me decía:
– No te preocupes, solo quiero comerme tu verga, esta es de mama.
– ¿Qué? – pregunte -.
– Dame más verga – me dijo sin responderme -. Cógeme como quieras.
Aun alcoholizados estábamos cachondos, jadeábamos como degenerados y los síntomas de un eminente orgasmo no se hicieron esperar. Mi verga se hincho abriéndole más el culo y casi simultáneamente acabamos, yo dentro de él y José sobre su mismo abdomen. Los ayyy de placer inundaron la casa.
Nos fundimos en un rico beso, José me ofreció una cerveza y me dijo:
– ¿Quieres conocer mis otros secretos?
– ¿Qué? ¿Tienes más?
– Ahora regreso – dijo mientras me dejaba en su cuarto –
– ¿Vas a regresar luego?
– Ya vengo-
Tome mi cerveza, encendí un cigarro y aun desnudo me senté en el sofá tocándome la verga con la mano que no tenía ocupada. Pensaba echarle otro par de polvos a mi cuñadito antes de que nos sorprendiera el día.
– Robert – me interrumpió la voz de José – entrando. Ven, mira acá esta mi otro secretito.
Era su madre que estaba fuera vestida con tan solo un camisón de dormir, sin ropa interior debajo. Más allá detrás de ella alguien más joven igualmente vestida. Era Estela la hermanita de José de tan solo 12, ambas me miraban que yo estaba con mi mano en la verga y sin ropas.
Coloque mi cerveza sobre una mesa de centro y algo salido de onda me pare, tratando de ocultar mi paquete. Según mi entender mi dichoso cuñado había ido con el cuento que yo me lo acaba de coger y solo trataba de perjudicarme.
– Siéntate cuñado. Tranquilo, ella vienen porque van a coger con nosotros. Sí, mi mama y yo somos amantes desde que yo era niño y Estelita nos descubrió y ahora se nos ha unido. Es el precio que puso por guardar nuestro secreto.
– Ven chamaca, mama entra que la noche es tierna jajaja. En un momento estábamos los cuatro desnudos en la habitación, por ser el invitado de la casa me toco el sofá. José y su madre se fueron a la cama, el abajo ella arriba comiéndose sus partes, Estelita se sentó junto a mí y con carita de niña empezó a mamarme la verga. Acurrucada en el suelo, tomaba mi miembro en sus manos y desde el tronco deslizaba su lengua hasta llegar a la cabeza. Ya allí trataba de metérsela en su boca sin lograrlo, lamia y regresaba a la base donde jugueteaba con mis dedos haciéndome gemir de gozo.
José se había empalmado y su larga verga que parecía un poste se mecía viendo el techo. Lo oí decirle a su madre que quería darle por el culo, pero que al mismo tiempo quería que yo me la cogiera por el chocho.
.
– Robert – me dijo José – Rompámosle el culo a mi mama. Yo le doy por el ojete y tú te la coges por delante.
Anda mami siéntate en mi verga pero de espaldas a mí, luego recuéstate un poco y ábrete que esa verga está bien gruesa.
Tu Estelita ven ponme tu chochito acá para que te lo mame, luego te vamos a coger los dos por el culito.
Todo se hizo como lo ordeno mi cuñado, ellos se colocaron casi al borde la cama. La madre de José se sentó enterrándose completamente la verga por el culo, abrió sus piernas y me dejo frente a mí ese chocho húmedo, de gruesos labios y una pepa grande de clítoris.
Antes de penetrarla me arrodille y aun a sabiendas que la verga de José estaba muy cerca, le lamí de arriba abajo provocándole saltitos eléctricos en sus carnes, se movía ya con la tranca de su hijo adentro y gritaba que sentía rico. Fue entonces que me pare colocándome entre sus piernas, puse mi polla en la entrada y empuje hacia adentro sintiendo el miembro de José junto al mío separado solo por una fina tela de carne entre el culo y la vagina. Mi verga no entraba.
Yo continuaba empujando y nada, la cabeza aunque húmeda de mi miembro solo resbalaba. Mi suegra trataba inútilmente de ayudarme pero aun así no se metía ni siquiera el glande.
– Hazte para la orilla – le dije a José – mientras trataba de engancharme las piernas de su madre a la altura de mis hombros dejándola con su cueva completamente a mi disposición.
Coloque mi verga y de un solo empujón se la deje ir hasta sentir que había llegado hasta el fondo de su vagina. Ella se contrajo y suspiro hondo como si acabara de vivir la aventura de su vida. Nos mantuvimos así y comenzamos el mete y saca, la vulva de mi suegra parecía gotear líquidos a cada embestida. Estaba húmeda y gritaba como loca.
– Estela – dijo José – quiero que te bajes y te metas en medio de nosotros y me mames el culo.
Aunque no era muy cómodo, si era diferente aquello para mí. Mi cuñado cogiéndose a mi suegra por el culo, yo dándole por el chocho y mi cuñadita dándole lengua en el ojete a mi cuñado. De vez en vez Estela dejaba el culo de José y chupaba mi tranca cuando salía del chocho de mi suegra. Era cansado aunque excitante, cambiamos posiciones. Yo dándole por el culo acostado sobre la cama y José tomando mi lugar. Finalmente mi cuñado en el clímax de su calentura se llevó a mi suegra al sofá y sentándose puso a cabalgar a su madre, yo me quede con Estela y tras darle una mamada salvaje la monte rompiéndole su chocho. Era estrecha y cuando termine de penetrarla pude ver hilitos de sangre corriendo por sus piernas.
Yo acabe dentro de Estela, José lo hizo en la boca de su madre. Lo curioso es que para limpiarme la verga tuve tres bocas a mi disposición, José, su madre y mi cuñadita.
Amanecimos cogiendo, de diferentes formas. Unas Estela y mi cuñado, yo con mi suegra, otras Estela y yo y José con su madre, también hubo veces en que las dos féminas se comían el chocho y yo me cogía a mi cuñado. Cuando se llegaron las seis mi verga estaba maltratada, mortecina e inflamada de tanto roce. Mis piernas parecían querer flaquear y por más que trataba de acabar no me salía semen. Eso sí, mi erección era casi permanente.
Me fui a mi casa y dormí todo el día no sin recapitular lo que había pasado. En realidad no sabía cómo había pasado aquello, y si todo era o seria del conocimiento de mi novia.
Era tarde casi entrada la noche cuando llego a mi casa mi cuñada, Estela me dijo que su hermana me mandaba a decir que terminábamos. Que sabía lo que habíamos hecho esa noche, pero que no me culpaba del todo, mas no podíamos seguir siendo novios.
– Bueno – me dijo Estela -. Parece que estas soltero jajaja.
– Ven chamaca burlona – le dije tomándola de la cintura -. Como es tu culpa me vas a quitar la calentura cuantas veces sea necesario jajajaja.
Saque mi verga y se la ofrecí para que me la mamara, tuvimos sexo ya más relajados. Solos los dos hasta que nos cansamos.
José y su madre llegaban a mi casa juntos o por separado, cogíamos como degenerados. Mi ex se casó y dejo aquella casa donde yo me cogí a casi toda la familia en una noche.
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