Un día de compras

Pasando un día de compras con mamá .

Llegamos a casa sobre las hora de comer, por la mañana mi madre me dijo que le apetecía ir de compras ahora que los precios habían bajado quería ver si encontraba algo de ropa para ella, así que le dije que la acompañaria si a ella no le importaba. Le resultó sorprendente debido a que normalmente no solía cuando era más pequeño pero ahora que me he hecho mayor las cosas han cambiado. Nos pasamos prácticamente toda la mañana de tiendas, Pilar, mi madre a la que ya conocéis se estuvo probando una gran variedad de modelitos y en prácticamente cada tienda que entraba yo me unía a ella en el probador, para verla más de cerca. Al final consiguió encontrar algo de su gusto y una vez hechas las compras nos fuimos a casa.

Al llegar a casa, mi madre llevaba un vestido rojo por debajo de los brazos bastante atractivo y corto, me encantaba. Nos sentamos en la cama los dos mientras ella dejaba las bolsas sobre las misma. Mama empezó a sacar de la bolsa los vestidos que se había comprado, así que se me ocurrió la idea de preguntarle, mamá ahora que estamos en casa los dos solos ¿Por qué no te los pruebas para verte? Ella sonriendo me dijo ¿Quieres verme con ellos? Yo le asenti con la cabeza lo cierto es que me apetecía muchísimo ver cómo le quedaban los nuevos trajes. Comenzó por un vestido azul marino con estampados en diversos colores, le quedaba espléndido, muy atractiva y se le marcaban los pezones una barbaridad cosa que eso me ponía muchísimo, nada más ponerselo solo me salía decirle que le quedaba preciosos porque me había dejado sin palabras, continuo probándose otro conjunto, de color celeste con la parte de arriba en negro que era más bien para salir en alguna ocasión especial que para llevar de diario, le quedaba maravilloso pero no sabía por cuál decantarme hasta el momento, me quedé mirándola como se quitaba el vestido quedandose desnuda ante mi, que ganas de comerle todo y de seguir dándole el placer que nos estábamos dando últimamente. Poco a poco me empecé a poner cachondo y la erección no tardo en hacerse notable, me tape con la almohada y me saque el pene, frotandomela suavemente sin que mama se diera cuenta. Finalmente se probó un vestido blanco de tirantes que más que un vestido parecía un pijama para dormir, corto, por encima de las rodillas y bastante fino, fue el que más me gustó y con el que más cachondo me puse. Mientras se lo ponía me quedé embobado mirándole el culo como si nunca se lo hubiera visto pero me encantaba esa linea que mana tenía, me empecé a tocar con más intensidad hasta que entonces decidí parar.

Al verla con ese vestido decidi que era el que más me gustaba le quedaba de maravilla, podía ver cómo se le transparentaban los pezones y eso me ponía aún más, mamá se puso de rodillas en la cama y yo no pude por menos que acercarme a ella, cuidadosamente le cogí del tirante de su nuevo vestido acomodandoselo mientras le decía que le quedaba muy sexy, sin pensármelo dedos veces bajé mi mano hasta abajo tocándole el culo sin ningún miramiento a lo que ella respondió con «woow» echandose a reír al instante. Entonces lo entendió todo, estaba cachondo y no sabía cómo decírselo, continúe tocándole las tetas mientras ella sonriéndome me decía «cariño…» No tarde mucho en empezar a ponerla cachonda, lo cierto es que los dos nos buscamos, le saqué las tetas del vestido mientras le decía «no puedo evitarlo mamá» ella entre susurros me dijo «no te disculpes mi vida, recuerda que ahora ya somos más que madre e hijo y los dos tenemos nuestras necesidades». Nos pusimos de pie al lado de la cama, le cogí de la mano y se la llevé hasta mi duro y erecto pene, posandola sobre mi pantalón, me la saqué para que ella me la sintiera y enseguida me dijo «dios mío cariño, que dura la tienes» continúe tocándole las tetas mientras ella me decía que la había puesto muy perra.

La puse a cuatro patas en la cama y le levanté el vestido pasándole los dedos por su depilado coño, enseguida noté lo mojada que mamá se había puesto y ella no tardó en jadear de placer al sentir mis suaves dedos. Le roce con el pene sobre las nalgas y antes de metersela aproveche para hacerle unos dedos en lo que mi mamá sin parar de gemir disfrutaba de placer. Lentamente se la metí, mientras me decía «ohh mi amor si», «métemela». Me la empecé a follar lentamente mientras ella comenzaba a soltar por su boquita unos gemidos lo suficientemente intensos para que los vecinos sospecharán algo, pero no me importaba, estaba cachondo y quería que mi madre tuviera su buena dosis de sexo. Le agarre de las nalgas mientras la follaba y ella enseguida me dijo, mi amor que feliz me haces, entre susurros y jadeos pude entenderla, le empuje la cabeza hacia la cama mientras la follaba con fuerza, pidiéndome que le hiciera mia, «hazme tuya» me decia. Al cabo de un buen rato follandomela a cuatro en la cama quería chupármela, se la saqué lentamente del coño y me puse frente a ella para que como en numerosas ocasiones me deleitará con una de esas mamadas que solo una madre o una madurita sabe hacer. Mientras lo hacía, aprovechando que ella estaba tumbada boca arriba en la cama y yo de rodillas con la polla frente a su boca, aproveché para tocarle todo cuanto quise el coño, haciéndole dedos, estaba echo agua, y mientras me la chupaba me dijo, he corrido ya cariño, yo le sonrei y le seguí haciendo dedos metiéndoselos por el coño mientras me la chupaba. Nuevamente volví a follarmela boca arriba sobre las cama, sus gemidos no bajaron de intensidad y mamá se sentía igual de cachonda o más que antes, como ella dice estaba recuperando el tiempo perdido con su hijo, continuo chupándomela nuevamente mientras yo me quedaba tumbado en la cama ella frente a mi empezó a hacerme otra manada de escándalo mientras me miraba a los ojos diciendome que estaba deliciosa, le aparte el pelo mientras ella me miraba con cara de placer.

Al terminar se puso encima de mi cabalgandome como una salvaje sobre mi polla mientras le agarraba las tetas, veia como la polla entraba y salía sin parar de su coño, estaba a punto de correrme y mamá cabalgaba con más intensidad, mientras me apretaba el pecho con las palmas de sus manos entre fuerte gemidos, le decía a mi madre «sigue así…» Sin dejar de gemir ninguno de los dos, hasta que para terminar, la tumbé en la cama, volví a follarla por el coño con fuerza y entre gemidos me susurró «acaba donde quieras cariño» así que como nunca lo había hecho termine corriendome dentro de ella para su sorpresa, expulsando toda la leche que tenía dentro de mi.