Un Nuevo mundo, parte 2
Segunda parte.
Luego de las breves presentaciones me dirigí a mi habitación que se encontraba en el segundo piso. Abro la puerta y me recibe una cama desordenada, sobre ella la ropa de la mañana que dejé ahí antes de ir a la escuela, un poco más a un rincón , unos cuantos libros sobre el escritorio que se encontraba debajo de la ventana y en la pared de al lado la nueva computadora que una tía me había regalado hace unas semanas, tal vez era lo que más me gustaba de mi habitación en ese momento, ya que al estar en algún videojuego o simplemente descargando y escuchando música, eran situaciones que me desconectaban por unos momentos del mundo monótono en el que me sentía vivir.
Dejo caer mi mochila sobre el suelo al pie de la cama y por un par de segundos observo alrededor para ver los posters que decoran la habitación, LINKIN PARK, NIGHTWISH y BREAKING BENJAMIN sobre la cabecera de la cama, a la derecha al lado de la puerta un par de DRAGON BALL Z y sobre la computadora WARCRAFT y COUNTER STRIKE. El que me sienta vacío por dentro no implica que no tenga algunos gustos, amo el arte, pinturas, dibujos, películas o series y lo mejor para mí, la música.
Es raro pero algunos de los pocos momentos en los que no me siento solo es cuando estoy solo en mi habitación, leyendo, escuchando música o jugando algo en la computadora, al estar rodeado de personas o amigos solo recuerdo lo diferente y solo que me siento.
Desabrocho los botones de mi camisa mientras camino hacia el espejo. Piel blanca levemente bronceada, cabello negro corto recogido hacia atrás que hacia resaltar mi pico de viuda, suaves ondas en las puntas y más corto a los costados, cejas un poco gruesas y pestañas largas, ojos almendrados color negro, nariz ancha, la punta ni caída ni respingada, boca ligeramente ancha y un par de labios suavemente carnosos.
Lentamente giro mi cabeza de un lado a otro mientras me observo, mi mandíbula se está comenzando a marcar, dejo la camisa sobre la silla del escritorio, mi rostro y mi cuerpo se ven totalmente diferentes a como eran hace unos 4-5 meses. Nunca tuve la costumbre de verme al espejo todos los días, para peinarme simplemente llevaba mi cabello hacia atrás con los dedos, pero últimamente me agrada lo que veo cada vez que me desvisto. Nunca fui una persona obesa, simplemente nunca llegó a preocuparme mi apariencia, mi cuerpo necesitaba tonificación.
Llevo la mano derecha sobre mi pecho y los deslizo lentamente hasta el abdomen, luego hasta la cintura y cadera, podía sentirme algo durito y no fofo como antes, incluso hasta sentí mi piel algo suave.
“No sabía que me estaba poniendo tan rico”—Pensé, mientras una pequeña sonrisa se asomaba
Termino de desvestirme y voy a ducharme, al terminar me pongo un short delgado negro de algodón y un polo blanco, también de algodón, algunos días llega a hacer un calor infernal en mi ciudad y hoy era uno de esos. Bajo las escaleras y veo a mi madre sentada en el sofá viendo la televisión.
— ¿Y Kathy? —Pregunto sin prestar atención a lo que mamá veía
—Está en la habitación del fondo, ¿Te sirvo el almuerzo hijo?
Yo ya sabía a qué habitación se refería, era una que nadie usaba, bueno, antes la usaba una persona que por ocasiones le gustaba estar sola, mi padre, pero esa persona se fue hace mucho tiempo y no era necesario recordarla en ese momento.
—No gracias, aun no tengo hambre—Quién podría pensar en comida en ese momento con semejante belleza en casa, mi hermosa prima Kathy
Pero en el fondo la pequeña Elizabeth también estaba en mi cabeza, aunque en ese momento ni yo mismo podía dame cuenta de las intenciones y deseos que tenía en lo más profundo de mi mente y corazón.
Llego a esa habitación algo nervioso, cosa que nunca había sentido antes con ninguna otra mujer, incluso con mi novia. Veo la puerta está entreabierta y doy dos toques a la puerta.
—Prima, soy Antonio—Dije con voz algo grave, tratando de disimular mi nerviosismo
—Pasa primito—Me responde con voz amable
Empujo la puerta ligeramente y avanzo un par de pasos, al entrar me doy cuenta que la habitación era algo pequeña, de hecho no había estado allí en años. Una cama de plaza y media, al frente una cómoda algo pequeña para dos personas con un viejo televisor sobre ella y unas cuatro cajas apiladas a un lado de la pequeña habitación.
Veo a mi prima doblando y guardando algunas prendas, Elizabeth está sentada al borde de la cama con un peluche de unicornio entre sus brazos, la veo y me parece que se ve mucho más linda que hace algunos minutos, ella levanta su mirada y me observa con ojitos de curiosidad, me acerco a ella y me inclino colocando mi mano sobre tu cabecita.
— Hola bonita, ¿Cómo estás? —Le sonrío mientras le doy dos palmaditas y acaricio su cabello
—Bien—Dice rápida y tímidamente mientras abraza tu peluche con fuerza, como queriendo cubrirse
—Así es ella con la gente que recién conoce, ya vas a ver que en unos días va a estar corriendo y gritando como loca—me sonríe
—Ah Caray! Entonces mejor ni la miro—Digo mientras me reincorporo y sonreímos juntos
—Y primito, ¿Cómo haz estado? —Dice ella mientras me mira de lado y va doblando un pantalón de mezclilla que por el tamaño obviamente era de ella
—Todo bien, la escuela a veces algo aburrida, pero no tengo ningún problema—Dijo el mentiroso
— ¿Y las chicas que tal? —Me lanza una sonrisa pícara— ¿Ya tienes novia?
—Si tengo una, se llama Karol—Sin darme cuenta lo dije sin entusiasmo
En ese momento para mí el mundo solo era la belleza de mi prima y la tierna Elizabeth.
—Prima quería preguntarte algo, cuando te vi en la sala noté que tus ojos estaban como si hubieras llorado, ¿Pasó algo?
—Ay primo—Lo dijo casi suspirando—Terminé con mi esposo, bueno… mi ex esposo, la verdad preferiría no hablar de eso por ahora—Me mira y puedo notar la tristeza en sus ojos
—No te preocupes, te entiendo—En ese momento tenía unas ganas tremendas de abrazarla y decirle que podía contar conmigo para lo que quiera, esos ojitos tristes me mataron, pero la falta de experiencia en este tipo de situaciones me ganó— ¿Necesitas que te ayude en algo?
—No primito, ya casi estoy terminando de acomodar las cosas
—Pero… ¿Solo trajiste ropa?
—Sí, bueno… La verdad no tenía muchas cosas en la otra casa, creo que con una cama, ropa y un techo estamos bien por ahora
— ¿Qué te parece si salimos más tarde?
— ¿Tu y yo? —Me sonríe lanzándome una mirada de sospecha
—Con Elizabeth también—Sonrío, aunque seguramente lo hice con cara de bobo
Ella termina de guardar la última prenda y camina hacia mí
—Te estoy molestando tontito—Mientras me da un pellizco suave en la barriga y sale de la habitación—Ya regreso, voy a hablar con tu mami, quédate con Elizabeth por favor.
Me quedé ahí de pie por dos segundos mientras observaba a Elizabeth, ella está acariciando la melena de su unicornio color arcoíris. El estar solo ella y yo en un espacio cerrado me daba una sensación totalmente diferente, hasta incluso llegué a sentir un poco de nervios, pero era un tipo de nerviosismo que nunca antes había sentido. Ella estaba ahí sentada, tan solita, inocente e indefensa, mientras yo la contemplaba como la criatura más hermosa que había visto en mi vida.
Me acerco y me siento al lado de ella, ella me observa sin dejar de sostener su unicornio de peluche
— ¿Cómo se llama? —Digo mientras señalo su peluche
—Pony—Contesta con voz aguda y tierna
— ¿Te gusta Pony?
—Shi—asintiendo con la cabeza
— ¿Qué te gusta de Pony?
—Eh shuaveshito y me guta
— ¿Puedo tocarlo? —Pregunto con voz suave y tratando de sonar muy amistoso
—Shi, acaishalo—responde mientras levanta su peluche hacia mi
Acaricio el peluche mientras ella lo sostiene, ella se queda observando mi mano y luego mis ojos. Sentí la necesidad de probar algo… Mientras acariciaba el peluche comencé a mover mi mano lentamente hasta llegar a tocar su manito con el borde de mi dedo meñique.
Sentí una suavidad increíble, era como si acabara de tocar un ángel, un lindo y tierno angelito de piel café suave. Aunque por un segundo pensé:
“¡¿Qué diablos me pasa?¡ Al principio la que me dejó impactado fue mi prima Katherine y ahora estoy aquí disfrutando el tan solo rozar la piel de mi sobrina de cuatro añitos”
Mientras pensaba eso mi mano se movía lentamente hacia ella, las yemas de tres dedos acariciaban la tierna mano de Elizabeth
— ¿Qué más te gusta?—Dije, tratando de mantenerla distraída
—Mmmh… Me guta mi muñeca y caamelosh—Responde con carita de entusiasmo, perdiendo algo de timidez al tenerme a su lado
— ¿Dónde están tus muñecas? —Mientras deslizaba cuatro dedos sobre su muñeca para luego llegar a su antebrazo
—No shé, mi mami lo pusho e una caja—Sus enormes ojitos redondos color miel me observaban con inocencia
Ya no eran solo las yemas de mis dedos, todos ellos ya estaban rodeando y rozando su piel de princesa mientras movía mi mano de un lado a otro lentamente, quería sacarle el mayor provecho a la situación.
—Entonces vamos a buscar tus muñecas
No pude aguantar más, necesitaba hacer algo más mientras aún tenía ese pequeño momento con ella a solas. Ver su linda carita, su piel morenita y lo que me tenía totalmente hipnotizado… Ese par de enormes ojos miel, eran como dos soles que comenzaban a iluminar mi vida.
Me inclino acercándome a ella dándole un pequeño beso en la mejilla, tan solo fue un segundo, pero en mis labios pude sentir cientos de cosas indescriptibles, la suavidad de su piel, que era una sensación completamente diferente a la que había sentido acariciando su pequeño antebrazo. Mis labios se hundieron ligeramente en su mejilla carnosita. Sentí enormes deseos de tenerla entre mis brazos y llenarla de besos.
Luego del beso me alejo lentamente, pero ella me sorprende dándome un fuerte abrazo tomándome del cuello y presionando su carita contra la mia
—Gashia tio, te quieo mucho—Regalandome un besito en la mejilla
Que hermosos se sintieron sus bracitos, su cuerpito tan pequeñito, esa linda carita redondita de muñeca tan cerca de mis ojos… No pude aguantarme e intenté dar un paso más, giro mi cabeza mientras tomo su diminuta barbilla con la punta del pulga y el lateral del dedo índice, le doy un beso muy cerca de su boquita, las comisuras de nuestros labios se rozan, en ese instante sentí una corriente eléctrica recorriendo mis labios y cuello, al segundo le doy otro beso, no pude más y esta vez presiono mis labios con los suyos con delicadeza pero con deseo. Un besito, dos besitos, fueron tres besitos que le di, yo estaba en el cielo. Sentir su pequeña boquita, la pureza, ternura e inocencia… Podía sentir toda esa calidez en la punta de mis labios.
—Yo también te quiero mucho, bonita—susurro mientras mis labios rozan su mejilla
Ella suelta una risita mientras baja un poco su cabecita y encoge uno de sus hombritos.
Sentí que ya era suficiente para ese momento, mi prima podría llegar en cualquier momento. La pequeña Elizabeth estaba perdiendo la timidez y se estaba dando cuenta que yo era alguien en quien ella podía confiar.
Me pongo de pie y en ese momento sentí algo… mi entrepierna estaba más apretada de lo normal. ¡No podía creerlo! Estaba comenzando a tener una erección y la causante de todo eso fue Elizabeth, mi sobrina de cuatro añitos. Aun no era una erección completa, pero sabía que si seguía tocandola o besándola, estaba cien por ciento seguro que iba a tenerla completamente dura. La observo por un momento y muy en el fondo algo me decía que estaba haciendo mal, pero otra parte de mí pensaba…
“Nunca pensaría en hacerle daño, al acariciarla o besarla no la lastimé, y creo que la carita de felicidad que me regala es la clara muestra de que no estoy haciendo algo malo, ella lo disfruta y la verdad eso me fascina”
Justo en ese momento Katherine ingresa a la habitación, tomándome por sorpresa ya que no escuché ninguno de sus pasos, parecía como si ella hubiera estado detrás de la puerta todo este tiempo.
Continuará…
comos igue
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