UN ORGASMO INESPERADO CON MI PRIMO
Mi primo Beteto me venía manoseando desde que yo recuerdo, acariciaba mis piernas, tocaba mis nalgas, me sentaba con las piernas abiertas en sus muslos..
UN ORGASMO INESPERADO CON MI PRIMO
Hola soy Maricielo, tengo 43 años, 5 hijos, vivo en Alabama, Estados Unidos, en una comunidad cristiana dogmática. Soy de Paraguay, una tierra donde la sexualidad vive a flor de piel y las niñas suelen ser muy precoces, pero ese no era mi caso: Crecí en un hogar católico y extremadamente conservador. En mi casa todos eran miembros del Opus Dei, yo no conocí otra cosa, pues crecí en ese mundo. Me casé, casi a los 30, con un abogado gringo que conocí a través de un chat casamentero de miembros de la orden. Lo hice pensando en escapar del ambiente familiar.
Pero las cosas no salieron como lo esperaba, no era mi príncipe azul ni mucho menos. Mi vida sexual resulto poco satisfactoria, mi marido me monta, sí, me monta cada vez que se le ocurre, cual semental, termina se voltea y duerme. Una vez me embaraza s ya no me toca, hasta que dejo de amamantar a mis bebes. No uso anticonceptivos, en mi comunidad se considera abortivo. Y bueno, no recuerdo haber tenido algún orgasmo.
En mi búsqueda de emociones y algo de excitación encontré algunas historias en este foro, historias que me remontan a mi niñez y principios de mi adolescencia. Si he tenido algún orgasmo, es en las contadas ocasiones en que me atrevo a masturbarme, casi siempre remontándome a un episodio de esa etapa de mi vida.
Yo era una niña muy bonita, descendiente de polacos, piel blanca, con algunas pequitas en la rostro, nariz pequeñita y respingada, ojos verdes y pelo castaño claro, con el sol parecía rubita. Danzaba los bailes típicos de mi tierra, con pollera tradicional y trenzas floridas. También hacía gimnasia y mi madre me puso en ballet, así que desarrolle un cuerpo espigado. Una compañera del ballet me invito a participar de un grupo infantil para bailar en la televisión, pero no duro mucho.
Mi padre era el típico colorado machista y no me había visto en el programa, cuando me vio en la TV, me fue a buscar y en la puerta del canal me retó delante de todos, prohibiéndome volver. A jaloneos me metió en el auto y me dijo que era una desvergonzada exhibiendo mi cuerpo con polleritas, bailando provocativa por la TV. Yo lloraba y no entendí nada. Apenas tenía 10 años. En mi casa nunca me hablaron de sexo, lo que aprendí, fue con las chicas en el colegio y la orientación que recibí cuando me vino la menstruación. Mi madre fue muy escueta, era bonita, feroz cuero, pero nada preparada y parecía darse de menos que nosotros, mi padre la encontró en la campaña y se la trajo. Así que más aprendí con las monjas del colegio. Ellas me advirtieron que estaba desarrollando un cuerpo atractivo y que los hombres siempre iban a estar detrás de mí para usarme, me enseñaron a pensar que mi cuerpo era el templo de dios y que nadie debía tocarlo.
Fue ahí cuando descubrí, que mi primo Beteto me venía manoseando desde que yo recuerdo, acariciaba mis piernas, tocaba mis nalgas, me sentaba con las piernas abiertas en sus muslos, sobre todo con mi traje con el que bailaba en el canal, creo que esperaba que llegara. Algunas noches, nos echábamos en la grama del quincho a mirar las estrellas, se pegaba a mi cola, me empujaba y yo le seguía el juego empujando también con mi cola. Me decía vamos a enganchar el tren, hacia ruido de tren. Siempre cuando estábamos solos. Hasta me ayudaba con el aceite de broncear cuando estábamos en la pileta del patio de la casa, a veces estaba mi hermana, que es dos años mayor que yo y también le echaba el aceite, pero con ella se demoraba más. Mi primo vivía con nosotros porque estaba en la universidad y era familia de mi madre venia del interior.
Beteto era un pervertido, me llevaba más de 12 años, quise hablar con mis padres, pero me quede callada y desde entonces evite quedarme a solas con él. Era mi primo favorito y a pesar de los manoseos siempre la pasábamos bien. Es más, como no teníamos hermano hombre, gracias a su compañía mi hermana y yo podíamos salir a algunos lugares, pues mis padres le tenían una confianza ciega. En los siguientes años los manoseos bajaron un tanto, igual siempre encontraba la forma de darme una nalgada o de pegarse para frotarse en mi cola. Hasta que una tarde estaba colgando la ropa y llevaba una pollerita de jean a media pierna, paso detrás mío, en el momento que estaba con los brazos levantados y parada en la punta de los pies, metió su mano por detrás entre mis piernas y con un dedo me tocó los labios de mi vagina y lo deslizo hacía atrás, hizo un ruido de pato y me reí, me reí porque no supe cómo reaccionar, una chispazo recorrió todo mi cuerpo, parecía que su dedo estaba cargado de electricidad y la corriente recorrió toda mi columna, hasta mi cabeza, sentí hormigueo y calor mis cachetes, abrí mis labios para aspirar profundamente. Cuando volteé a verlo ya se había ido. No sabía cómo explicarme la sensación que sentí y que se mantuvo por un buen tiempo en mi cuerpo, pero lo que si me quedaba claro es que me había manoseado y por donde nunca antes me habían tocado. Así que decidí contarle a mi hermana, pensé que ella me iba apoyar para decirle a nuestros padres, pero se sonrió y me dijo que me había parecido, que debe haber sido de juego. Entonces le conté todo lo que me había hecho. Ella trato de tranquilizarme y me dijo que iba hablar con él para que no se juegue mas así y que los chicos son un poco mano larga, que debemos saber mantenerlos a raya, lo importante es que nunca nos fuercen a algo que no queramos. Todo siguió en paz y no hubo más incidentes por un tiempo.
Beteto se compró una motocicleta y se mudó a un pisito, igual visitaba la casa y nos paseaba en su moto, a mí me gustaba y me abrazaba fuerte a él, sobre todo cuando iba a velocidad, me gustaba esa sensación de pegar mi cuerpo al de él. Cada paseo me hacía agitar mi respiración. Una vez me acomodé en su cola y le dije: ¡Vamos a enganchar el tren! Lo empuje haciendo el ruidito del tren, no sé porque lo hice, él se carcajeo y arrancó. Paramos en un panchero y me invito un pancho con refresco y me dijo que había crecido que ya era una mujercita, yo tenía 13 y en 4 meses cumpliría 14, el 13 de julio, y si, había desarrollado, pues seguía bailando típico y me aficione a la gimnasia de piso, tenía piernas torneadas, una colita paradita y ya usaba corpiño talla 30 con copa B, no era mucho pero definitivamente plana no estaba.
Conversando me pregunto si quería ayudarlo en un proyecto de su grupo de teatro, le dije que podía ser, que me contara más. Entonces me pregunto si conocía el cuento de García Marques “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada”, la verdad que no, así que me hizo un resumen y me dijo que estaba haciendo la banda sonora de la obra y que tal vez lo podía ayudar grabando mi voz. Que era para el instante de la obra cuando pierde su virginidad y que iba a grabar las voces de varias chicas de mi edad para mezclarlas con música y efectos sonoros. Yo no supe que contestar, pero le dije que ya veríamos. Me parecía sospechoso, la chica del cuento parecía media putita, ya me las ingeniaría para darle largas.
Al llegar a casa busque a mi hermana, ella me escucho en silencio, muy pensativa, cuando termine me preguntó.
¿Él ha vuelto a manosearte otra vez? ¿Le dijiste algo?
No, desde esa vez que te conté.
Si él intenta algo solo tienes que decirle que no quieres que te toque. Que no lo haga. Si te pones seria te va a dejar. Pero hazlo, no te quedes callada. Si no decís nada él va a seguir haciéndolo.
No, no me ha tocado, pero le veo las ganas en su cara…
¡Ja, ja, ja! ¿Cara de qué, de calentón? Ja, ja, ja ¿Cómo es eso?
No se pues, vos sabes…
Bueno, con ese “shorcito” no dudo que lo has calentado ¿Por qué saliste así? Vos también… ¿Seguro que no hiciste nada más?
Creo que me pegue mucho y lo abrace duro… y le empuje la cola como trencito…
Vaya con las piernas desnudas y … ¡Le hiciste trencito tarada ¡
Si… ¿Qué, vos sabes lo que es el trencito?
¿Vos te crees que eras la única en la casa con la que jugaba? Yo lo dejó, pero siempre le decía basta, bueno, hasta donde yo quería. Es inofensivo le decís que no quieres y punto, ahí se queda. Sabe que no está bien y que si lo acuso se va a meter en problemas muy serios. Las mujeres tenemos el poder, ellos son los que se mueren por tocarnos, pero yo lo tengo de las pelotas, en la palma de mi mano. Solo lo dejo muy de vez en cuando y me regala todo lo que le pido.
¿En serio? Sos como una “programera” … una mujer de la calle.
Ja, ja, ja… Algo así ¿No? Él es algo quedado, debería buscarse chicas de su edad. Así que me aprovecho de eso.
Hermana, estas en pecado, Dios te va a castigar. Has caído en las garras de Belcebú…
No… primero se lo lleva a él porque es todo un pervertido, pero ya te dije como manejarlo… y no te me hagas la santita, porque creo que bien que te está gustando, te hacés pendeja. Pero igual, dile que no quieres y se acabó. No tiene el valor para forzarte a nada. Depende de vos.
Pasaron varios días, hasta me olvide del asunto, creo que más de una semana. Hasta que una tarde suena el teléfono de la casa, era Beteto. No me había llamado antes porque andaba ocupado y que ya casi tenía lista la banda sonora, pero tenía un problema, las grabaciones de las chicas se malograron y tenía que entregar todo al día siguiente, que por favor no le vaya a fallar,
Yo buscaba como negarme, pero ante su insistencia no pude. Me dijo que en 20 minutos pasaba en la moto a recogerme para llevarme a su casa, que ahí tenía el equipo de grabación. Para ese entonces mi hermana ya estaba a mi lado y me hacía muecas burlándose y escucho la última parte cuando me dijo que pasaba a recogerme. Yo no salía de mi sorpresa, no estaba en mis planes ir a su casa. Mi hermana me saco de ese estado.
Así que a su casa ¿No? Será muy interesante saber que ropa te vas a poner.
Mi hermana y yo compartimos pieza, entro corriendo y se aventó a su cama para ver que ropa escogía… me mire al espejo, vestía un jean cortito a la cintura, ya tenía varios días de puesta, al girar mi hermana interviene.
Con ese pantalón se te ve una buena cola…
Me lo saco para ponerme algo más limpio
Huy, vos no pensáis ir con esa trusa… tengo algo para la ocasión
Mi hermana saca un conjunto de ropa interior negro de encaje, nunca se lo había visto, yo he crecido bastante y a veces compartimos ropa.
Nunca te vi ese conjunto
Me lo regalo un admirador
¿Quién? ¿Beteto?
Ja ja ja… no te voy a contar
Pero no me voy a poner eso… para que, acaso me lo va a ver
No seas tonta, el arma secreta de una mujer es su ropa interior, es lo que te da seguridad, si te sentís sexy por dentro no hay quien te detenga. No necesitas que la vean, vos sabes que la tenés.
No, no quiero ponerme eso
Bueno, pero no puedes ir con ropa interior de niña… a ver… Jah… esto va estar bien….
Me entrega una bolsa con una ropa de baño tipo tanga y comienza a reírse…
Si esto está bien…. El pelotudo nunca imaginara lo que tienes puesto
Al abrir la bolsa hay una tanga color rosado tipo metálico, la reconozco al instante
Es la Tanga de la Trevi… como tenéis esto…
No preguntes, pone té ya eso y vamos a completar tu atuendo
Me la coloco y es super diminuta, a duras penas cubre mi vello púbico, la parte de arriba sirve solo para los pezones…
Saca tu overol de tirantes… ese que le das duro, al que les cortaste las piernas y tu remera negra de los Rolling…
¿No entiendo, para que la ropa de baño?
Ya te dije, él nunca la va a ver, pero tú te vas a sentir muy sexi…
Me vestí así, me puse mis championes de todos los días, sin medias. Me veía como cualquier chica de mi edad. Estaba bien. La moto de Beteto llegó, apagó el motor y aplaudió en la puerta… mi hermana salió por la ventana y le gritó
Ya sale
Pero mi hermana quería darme un toque de maquillaje, pestañas, cejas, parpados, lápiz de labios… me hizo una cola de caballo, me puso sus aros redondos en las orejas y me soltó un tirante del overol
Ya está, sos una perfecta lolita…
¿Qué?
Tu tranqui, lo vas volver loco… cuando llegues a su casa te sueltas el cabello… no va a saber que hacer… ja, ja, ja… vas a ser mucha hembra para él. Atendé, todo está en tus manos…. No lo olvides, tú controlas la situación y lo dejas avanzar hasta donde quieras. Ni un milímetro más
Salí a la puerta y Bebeto casi se le cae la mandíbula, eso me gusto y cuando subí a la moto sentía muy sensitiva, lo pequeño y apretadito de la tanguita hacía sentir la textura de mi ropa sobre mi piel. Llegamos rápido, dejo la moto en un patio y subimos a un corredor, llegamos a una puerta y entramos. Todo estaba revuelto y desordenado en su habitación. En su escritorio una compu y algo de ropa regada por todos lados
Por dios Bebeto, no tenés nada de orden… déjame un poco que te ayudo
Dale, gracias, mientras te voy contando de lo que se trata…
Dale, te escucho…
Recogí sus remeras y se las doble, él no me sacaba la vista de encima, curiosamente no me daba temor, lo estaba disfrutando, lo tenía embobado. Mi hermana tenía razón…
Tenemos que grabar tu voz como si estuvieras teniendo relaciones sexuales, no te preocupes, yo te voy a guiar
¿Cómo va a ser eso? ¿Qué tengo que decir?
Pues nada solo hacer como “mmmmmm” y cuando te de la señal pujar, pero para para adentro….
¿Como?
Como si algo te subiera de abajo y llega a tu boca, solo que suspiras para adentro
Deje lo que estaba haciendo porque, su explicación captaba mi atención, me pido sentarme a su lado y deslizo sus dedos sobre mi brazo, muy suavemente
Al ritmo y el tiempo que te paso los dedos haces “mmmmm” luego te voy a empujar con mi mano y haces lo otro
Practicamos un poco y al parecer lo hice bien…
Ven mejor échate en la cama, así es más cómodo… ah otra cosa Maricielo, lo vamos hacer en una sola toma, si tenemos que parar hay que empezar de nuevo…
¿Cuánto tiempo, será?
Un rato, pero luego lo edito y lo acorto
El coloco un micrófono largo, en un sujetador sobre mí y comenzó a pasar las yemas de sus dedos por uno de mi brazo, yo hacia el “mmmmm”, en un momento cambio de brazo y la verdad, se sentía agradable. De pronto uso sus dos manos en ambos brazos, estuvo un rato así y me paso un dedo detrás de una de mis orejas yo me sobresalte y dije algo, el paró y me hizo una seña de empezar de nuevo. Esta vez ya no fue a mis brazos, continuó en mi cuello y con ambas manos. Era como un masaje que me estaba adormeciendo y a la vez me hacía sentir bien. Bajo una mano y me empezó a tocar los muslos, lo deje porque me estaba gustando, tenía presente que debía pararlo cuando yo quisiera, pero de momento no quería. Ocupo la otra mano también, y el manoseo de mis piernas era franco y directo, yo tenía la respiración agitada. Me saco los championes y dejo desnudos mis pies, levanto uno lo pego a su pecho y lo masajeo suavemente y eso se estaba convirtiendo en el paraíso, después fue por el otro. Yo gemía, pero ya no tenía que ver con el ritmo que me imponía sus toqueteos. Me junta las piernas y pega mis muslos, coloca su mano con la palma hacia abajo y la parte de arriba de sus dedos doblados, entre mis muslos, muy cerca de mi entrepierna. Era la señal para el otro sonido, empezó a empujar, primero lento y despacio, después comenzó a hacerlo más rápido y más fuerte. Yo apretaba los muslos, me gustaba, pero ahora si tenía temor que me tocará mi cosita, hacia fuerza para que eso no pasara, los pujidos me salían naturales. Pero mis piernas cedieron, su mano avanzo y me toco con fuerza, frotándome en círculos. Me faltaban fuerzas para defenderme, mi cuerpo estaba electrizado, mis mejillas me quemaban y mi respiración agitadísima. De pronto me vino una sensación de orinar, lo sentía venir con fuerza, tenía que ir al baño, no aguantaba… Me paré y salí corriendo
¡El baño, el baño ¡¿Dónde está tu baño?
A duras penas llegue al baño, pero mientras me sacaba el overol, sentía como contracciones involuntarias en mi vagina. No llegue a sacarme del todo la tanga y expulse un chorro que ensucio la tanga mi overol, pensé que iba a perder el conocimiento, me faltaba la respiración. Cuando reaccione el piso estaba también manchado. Nunca me había pasado algo así. Mi cuerpo tenía ligeros temblores.
Salí muy desconcertada, Bebeto me echo en la cama y me dijo que teníamos que empezar de nuevo. Entonces empezó a besarme por mi cuello, no tenía las fuerzas para detenerlo, estaba muy decidido. Yo no me había abotonado los tirantes y el me levanto los brazos y me saco la remera. No opuse resistencia. Sin decirme nada empezó a morder mis pezones por encima de ni corpiño, sus manos me tenían por la espalda, mi cuerpo quemaba, busco mis labios, pero yo le esquivé la boca, pero no le dije nada. No sé porque me quedé callada. Bajo besándome mi vientre con desesperación y empezó a meterme la punta de su lengua en mi ombligo. Me volvió a recostar y una de sus manos se metió por la pierna de mi overol para tocarme la vagina, estaba húmeda, movió la tanga a un lado y me toco con su dedo. Lo saco y se lo chupo, me dio un poco de asco. Desabotono los lados de mi overol y tiro de él. Y yo no hacia algo por evitarlo, es más, levante mis caderas y piernas para que saliera más fácil. Al ver mi tanga se aleja de la cama, yo lo miro a los ojos con miedo y no sé porque me chupaba mi dedo. El se saca la remera, y se acerca para besar mi vientre, mientras luchaba por sacarme la tanga. Se echa encima mío, instintivamente abro mis piernas y el vuelve a besarme el cuello. Yo tiro la cabeza para atrás y me chupa el mentón y encuentra mis labios, esta vez sí le correspondí al beso, abrí mi boca y empezamos a comernos las lenguas. Sentir su piel desnuda sobre mi cuerpo me gustaba. Torpemente quiso desatar el corpiño por la espalda, yo me senté y desaté el nudo del cuello y cayo más sencillo. El ataco mis pechos con una mano y su boca, yo lo estaba disfrutando. Nos echamos nuevamente y mientras mamaba de mis pechos metió una mano por arriba de mi tanga y se posesiono totalmente de mi rosita, yo estaba entregada, sentía que me volvía a orinar, el logro sacarme la tanga y empezó a chuparme abajo, creo que me desmaye en ese momento, se pone de rodillas y se baja el pantalón, salta su miembro totalmente erecto. Sabía lo que iba a pasar, pero no lo quería. Le dije que no por favor, que no, como me aconsejo mi hermana. Pero él se había transformado y se puso entre mis piernas, y coloco su cosa en la entrada de mi vagina y empezó a empujar, ahí yo estaba muy asustada y le decía que no, que no, que no quería. Igual resbalo un poco dentro de mi y se echó encima para besarme, yo le suplique que no lo hiciera, nos besamos, pero no la saco, empezó a meter y sacar, se sentía muy, pero muy rico. Me imagine que me iba a doler, pero no fue así. Lo envolví con mis brazos y piernas, seguía moviéndose mientras nos besábamos, estaba de maravilla. De pronto empuja con más fuerza y ahí siento dolor, lo vuelve hacer y parece que me hubiera partido en dos. Me salen lagrimas del dolor. Se queda quieto un rato y sigue con el movimiento, pero más lentamente, el dolor va despareciendo y el placer es indescriptible, lo hace cada vez más rápido, y yo empiezo a gritar cada vez con más fuerza, me siento penetrada hasta el ombligo. Mi grito eras desaforados y el me tapa la boca, para que no se escuche. De pronto se detiene, lanza un bufido como de toro y siento un líquido caliente dentro de mí, casi seguido me vino otra explosión de orines, de verdad que se sintió muy bien excelente, me sentía como feliz, me ardía un tanto la puchita, pero no me importaba, me quede desnuda y despatarrada por un buen rato. Me lavé, me cambié y Bebeto me llevo a mi casa en la moto. No me dijo nada en el camino al bajar me dijo, que era un secreto entre los dos.
WOW.