UN PERVERTIDO EN CASA 14. La Puty y la Putalina en el cine porno con un desconocido.
Luego de haber perpetrado su venganza contra Pepe, la Cata y la Paty se suben a un taxi con destino a sus casas, pero adentro la calentura les gana nuevamente, se hacen novias y realizan sexo a ojos del viejo taxista con el cual tendrán su nueva aventura..
ESCRITA POR SIREMIS.
LA PUTY Y LA PUTALINA EN EL CINE PORNO CON UN DESCONOCIDO.
Cata (La ahora llamada Putalina) y Paty (La Puty), después de haber ejecutado su venganza contra el pervertido del Pepe, salieron muy contentas y descocadas de la casa del pervertido y tomaron un taxi dentro del cual se hicieron novias y como estaban tan desenvueltas y arrojadas no les importó tener sexo lésbico ante la asombrada y callada mirada del viejo y respetuoso taxista.
Paty, mujer evangélica, pero que en tan solo dos días se había emputecido completamente, llena de pasión, entrega y arrechera olvidó sus principios morales y religiosos, y se dedicó a lamer el clítoris de su putísima hermanita mientras le metía un dedo por el culo.
La Catica había cumplido su sueño incestuoso y lésbico de follar con una hermana y lo logró con la que más quería de las tres.
La arrecha Cata, entre gemiditos, dijo:
CATALINA: ¡Aahh!… ¡Qué rico!… ¡Oohh!… ¡Siempre quise follar con mis hermanas!… ¡Aahh!… ¡Sobre todo contigo, mi Paty! ¡Mi vida!… ¡Aahh!…
Patricia, dejando de chupar el clítoris de la Cata por unos segundos y levantando la cabeza, la miró con lascivia y respondió:
PATRICIA: ¡Catica! ¡Me pones caliente! ¡Cuando de niñas nos salías con tus cuentos, nos piropeabas y nos tocabas las tetas siempre pensé que lo hacías solo por joder! ¡Nunca pensé que de verdad fueras bisexual e incestuosa!
CATALINA: Jejeje… ¡Desde muy niña me sentía atraída no solo por hombres sino también por mujeres!… ¡Tuve muchas experiencias lésbicas, pero me faltaban las incestuosas! ¡Hoy vi la oportunidad perfecta para hacer mis sueños incestuosos realidad, al menos contigo, mi amor!… ¡Aaaahhh!… ¡Eso, dedeame el culo así, mamacita, eso!… ¡Dedeame el culo moviendo el dedo como gusanito entrando en la cueva mientras me metes la lengua en la raja!… ¡Eso me encanta!… ¡Ooohhh!… ¡Juemadre!… ¡Qué rico!…
El taxista esperaba el cambio del semáforo y ojeaba con ganas a las dos mujeres por el espejo retrovisor interno.
Para ser el taxista un hombre de avanzada edad llevaba una fuerte erección.
Patricia seguía chupando con ganas la sabrosa cucaza de su hermanita y metiéndole dedo en su ano.
La alegre Cata, dándose cuenta de las miraditas del taxista, manifestó:
CATALINA: Jejeje… ¡Le estamos salando su taxi!… ¡¿Al señor le está gustando todo lo que estamos haciendo?!
El señor pensó que Cata lo iba a regañar, y contestó:
TAXISTA: ¡Qué pena, señorita! ¡Discúlpeme usted! ¡Procuraré no mirarlas ni molestarlas para nada!
CATALINA: ¡No se disculpe, mi viejo! ¡Puede usted mirarnos todo lo que quiera siempre y cuando controle la conducción y no se estrelle!… Jejeje…
El taxista se calmó porque vio que Cata era una fresca y una descarada de aquí a la luna, y respondió queriendo iniciar una charla:
TAXISTA: ¡No se preocupe, princesa! ¡No me estrellaré! ¡Llevo casi 20 años de taxista y 55 años manejando! ¡Mi padre era campesino y camionero, me enseñó a manejar tractores de campo desde que tenía 8 años! ¡Me hizo conducir carritos y camioneticas a los 10 y a medírmele a doble troques a los 12! ¡Como puede notar tengo una gran experiencia! ¡Puedo manejar hasta con los ojos vendados!
CATALINA: ¡Caramba!… ¡Asombroso!…
TAXISTA: ¡Eso sí, como era muy pequeño cuando mi papa me empezó a enseñar a manejar, al principio, me tocaba sentarme en unas almohadas para poder ver bien por el panorámico y ponerme unas botas de suela muy ancha para alcanzar los pedales! ¡Ya después crecí bastante y no tuve problemas!
CATALINA: ¡Eso me gusta y me pone a mil!… ¡Usted es un churrito! ¡Es muy alto y se ve muy fornido!… ¡Y esas canas le lucen tanto! ¡Tiene un parecidito a Harrison Ford, papasote!… Jejeje…
TAXISTA: ¡Gracias, señorita!…
CATALINA: ¡Papi ¿se pone bravo usted si le hago una propuesta un poco pasadita de la raya?!
Paty, al escucharle eso a su hermana paró su lamida de coño y volteó a mirarla a la cara emitiendo un sonido interrogativo.
PATRICIA: ¡¿Eehh?!…
El taxista sonrió un poco y le preguntó a la osada Catica:
TAXISTA: ¡¿Una propuesta?!… ¡¿Cuál propuesta sería? su merced!…
CATALINA: ¡¿Quiere usted que mi novia la Puty y yo le hagamos una rica mamada?! ¡El plátano maduro es nuestra debilidad!… ¡Nos derrite la verga canosita y madura!…
Al escuchar eso, tanto el taxista como Patricia quedaron asombrados. Paty otra vez levantó su rostro, se puso sus gafas y mirando a Catalina con ojos bien abiertos llenos de extrañeza, le dijo:
PATRICIA: ¡Oye!… ¡Cata, por favor!… ¡Respeta al señor!…
CATALINA: ¡Yo lo estoy respetando! ¡Lo digo en serio! ¡Al menos yo quiero hacerle una mamada a este madurito tan rico!…
PATRICIA: ¡Oye, Catalina del Pilar!… ¡El señor se va a disgustar!
CATALINA: ¡Mamita… ¿qué hombre se disgustaría al escuchar a una mujerzota como yo decirle que se lo quiere mamar?! ¡Eso no es algo malo sino un elogio para cualquier macho!
PATRICIA: ¡Pero!…
Catalina estaba como loca, su puterío se había desbordado a grados impensables desde que estuvo con Pepe. Con sus manos acercó fuertemente la cabeza de su hermana a su raja obligándola a lamérsela más para que se callara y dejara de oponerse a lo que decía, y mientras gemía al sentir la humedecida lengua de la Paty, la cual le hacía maravillas en su colorado chocho, miró con lujuria al taxista, le sonrió y le dijo:
CATALINA: Mmmmmm… ¡Mi padre, perdón que le pregunte, pero ¿qué edad tiene usted?!
El asombrado taxista, puso en marcha el vehículo al cambiar el color del semáforo, y le contestó a la arrecha mujer:
TAXISTA: ¡Acabé de cumplir 68 años, mija!…
CATALINA: ¡Uuff!… ¡Papasote!… ¡A esas edades mejor se ponen los machos!… ¡Usted tiene semblante de apetitoso militar, mi amorsote!
TAXISTA: ¡No fui militar como tal, señorita, pero pertenecí a la policía! ¡No sé cómo lo supo usted, pero llegué al grado de Sargento Mayor! ¡Me retiré hace 20 años cuando estaba mi glorioso general Teodoro en la dirección general de la Policía Nacional!
CATALINA: ¡Solo lo supe por lo grandote y acuerpado que es usted, papi! ¡Puro cuerpazo de soldadote! ¡Me imagino cómo no tendrá usted esa poronga de gigante y fuerte!
TAXISTA: Jajajaja…
Cata puso su antebrazo en alto indicándole con ese vulgar gesto al taxista el tamaño de su vergota erecta, y una vez más Patricia dejó su lamida de chocha para levantar su cabeza, mirar a su hermana y decirle:
PATRICIA: ¡Cata! ¡No seas atrevida!
Catalina acarició la cabeza de Paty y siguió hablando con el señor conductor atreviéndose a decirle:
CATALINA: ¡Señor quiero hacerle una buena mamada! ¡Quiero tener su pito en mi boca!
El policía retirado se sintió extrañado, pero al mismo tiempo emocionado y hasta elogiado, y contestó:
TAXISTA: ¡Vaya!… Jejeje… ¡Señorita!… ¡Me deja sin palabras!… Jejeje…
CATALINA: ¡Y por si tiene dudas aclaro que se lo estoy diciendo muy en serio, papi! ¡Quiero chuparle y consentirte la pija! ¡Quiero que me deje en estado de embarazo!…
TAXISTA: Jejeje… ¡No lo puedo creer!… ¡He tenido mis aventurillas, pero nunca me había hecho una propuesta así una mujer tan joven y bonita como usted estando yo de taxista y tan viejo!…
CATALINA: ¡Supongo que usted es casado y tiene hijos ¿no?! ¡Se nota que usted es todo un semental!…
TAXISTA: Jejeje… ¡Soy viudo! ¡Solo tuve dos hijas! ¡Ellas están felizmente casadas desde hace muchos años y viven en otros países!
CATALINA: ¡Entonces no tiene mayores responsabilidades! ¡Puede hacer lo que quiera sin tener ataduras ni darle explicación de sus actos a nadie! ¡Podríamos hasta follar! ¡Déjeme en embarazo ¿sí?!
PATRICIA: ¡Cata! ¡No busques lo que no se te ha perdido!…
CATALINA: ¡¿Qué culpa tengo yo de ser una ninfómana?!… ¡Mi sargento, quiero chuparle la verga un buen rato!… ¡La soldado Muñoz le pido permiso, mi sargento, para hacerle una buena mamada!
TAXISTA: Jejeje… ¡Mi reina es que no acostumbro acudir a… a… a… usted sabe, a las… las…!
CATALINA: ¡¿A las putas?!…
TAXISTA: ¡Eso!…
CATALINA: ¡Tranquilo, mi rey! ¡Aunque tengamos caras y pintas de putas zorronas nosotras no trabajamos de prostitutas, ni de prepagos ni nada de esas cosas!
TAXISTA: ¡¿Ah no?!
CATALINA: ¡Somos putas, pero no de esas vagabundas que trabajan dando culo en la calle por unas monedas! ¡Solo somos unas humildes amas de casa que hoy se quisieron echar una canita al aire!… Jejeje… ¡Aproveche que queremos chuparle la verga y gratis!… ¡No cobramos por sexo!…
TAXISTA: ¡¿De verdad?! ¡¿Salieron solo a desaburrirse y a divertirse?!
CATALINA: ¡Así es, mi sargento! ¡No somos malas, más bien estamos rebuenotas como puede darse cuenta, papi! ¡Me encanta el sexo y la libertad! ¡Quiero hacerle al menos una mamada y que me dé un buen trago de semen para hacerme unas cuentas gárgaras y quedar con buen aliento!
TAXISTA: ¡Pero mi reina, usted es muy joven y yo soy un abuelito! ¡No creo que le pueda responder bien!…
CATALINA: ¡Es solo una chupada, mi Taxi Driver! ¡¿Quiere la mamada o no? papi! ¡Si quieres también te doy cuquita y culito!
TAXISTA: ¡¿No me van a asaltar?! ¡Debo advertirles que voy armado! ¡Llevo una pistola y si esto es intento de robo se metieron con el que no debían!
El taxista, como buen policía que fue, desconfió y decidió advertirles a las mujeres que no lo fueran a robar pensando que eran ladronas. En realidad, no llevaba su arma de fuego, pero sí gas pimienta, un cuchillote y una varilla.
Al escuchar la advertencia del señor, la vulgar Catalina procedió a tratar de calmarlo diciendo.
CATALINA: Jajaja… ¡Tranquilo, mi rey!… ¡Claro que no le vamos a robar ni a hacer nada malo! ¡Solo quiero pene! ¡Un pene desconocido! ¡Si quiere puede llevarnos a donde quiera y entre las dos le chupamos bien rico el pito!
TAXISTA: ¡¿No me van a burundanguear?!
CATALINA: ¡No, mi amor! ¡Obvio que no!… ¡Solo queremos verga y pasarla bien un rato con un buen macho!
PATRICIA: ¡No!… ¡Yo no!…
CATALINA: ¡Entonces solo yo! ¡Pero quiero chupar un cipote ya!…
Y empezando a tutear al viejo taxista, la terrible y sonriente Cata agregó:
CATALINA: ¡¿Qué dices, mi canosito hermoso!
TAXISTA: ¡¿De verdad es en serio?! ¡¿O hay una cámara escondida por ahí para un programa televisivo de bromas?!
CATALINA: ¡Es en serio, mi abuelo precioso! ¡Confía en nosotras! ¡Somos putas, pero de las buenas!… ¡Amas de casa putorras!…
TAXISTA: Jajaja… ¡Como decíamos en la policía: “nosotros no confiamos en nadie porque precisamente la confianza fue la que mató al policía”!…
CATALINA: ¡Vamos mi rey! ¡No te hagas de rogar! ¡Mírame las tetas! ¡¿Te gustan?!
La Cata se agarró sus tetas y se las mostró con ganas al anciano taxista.
TAXISTA: ¡Uy!… ¡Juemadre!… ¡Qué tetotas tan ricas, mamita!
PATRICIA: ¡Ya, Cata! ¡A qué diablos juegas! ¡Deja en paz al señor!…
CATALINA: ¡No seas boba! ¡Oye, vas a hacer que la desconfianza de este papi se acrecenté por tu culpa! ¡Muéstrale las tetas a mi sargento, mi novia!
TAXISTA: ¡Qué tentación! ¡Pero siento que aquí hay gato encerrado! ¡No se hagan las listas conmigo! ¡Díganme qué pretenden de verdad!…
Catalina hizo sentar bien a su hermana en la silla e hizo que le mostrara las tetas al desconfiado conductor. Paty, sin querer de a mucho, accedió a exhibirle sus buenas tetazas al desconfiado conductor junto a su atrevida y desvergonzada hermana.
CATALINA: ¡Mira nada más ni nada menos que tetazas tan ricas y tan grandes las que se manda la Puty!… Jejeje… ¡No desconfíes, amor! ¡Pretendemos pasar un agradable rato de sexo contigo y tu fusil! ¡Queremos el grueso cañón de tu rica pistolota metido en nuestros culos y chochas y que nos dispares rica lechesota!
PATRICIA: ¡Cata! ¡No más!…
TAXISTA: ¡¿No me van a robar el carro?!
CATALINA: ¡Que no, amor! ¡Pero en fin! ¡Si no quieres entonces no te preocupes! ¡Déjanos por aquí y buscaremos a otro! ¡Ya habrá otro man que le calme las ganas a estas perras!
TAXISTA: ¡¿Puedo llevarlas a donde yo quiera?!
CATALINA: ¡Claro, papi!
TAXISTA: ¡Entonces las llevaré a un sitio donde me van a tener en cuenta si ustedes se pasan de listas y me hacen algo malo, mamitas!
CATALINA: ¡Pues llévanos allá, amorcito! ¡No te vamos a hacer nada malo, todo será muy bueno y rico!… Jejeje…
PATRICIA: ¡Pero qué rayos! ¡Acaso te está patinando el coco, Cata!… ¡Yo quiero ir a casa a comer y a descansar!…
CATALINA: ¡Me patina, pero la raja de ganas de verga, mi hermanita y novia!… Jejejeje…
TAXISTA: ¡Conste que usted me dijo que podía llevarlas a donde quiera, princesa! ¡Las he estado grabando en mi celular para poder comprobar después, en caso tal, de que no las estoy secuestrando ni nada!
CATALINA: ¡Llévanos a donde quieras, precioso! ¡Si nos piensas penetrar no te preocupes por preservativos, traigo casi una docena en mi bolso!… Jejeje…
El taxista se dirigió al centro de Bogotá y dejó el taxi en un parqueadero en el cual ya lo conocían y le cuidaban muy bien el carrito.
Las mujeres se arreglaron un poco, dejaron sus cosas dentro del taxi, y los tres bajaron del carro y se dirigieron al único cine porno que queda en la ciudad, el Esmeralda Pussycat.
Cata llevaba entre sus botas de puta unos condones.
El señor también era amigo de los dueños y de las personas que atendían el teatro y les pidió que lo tuvieran muy en cuenta por si ese par de mañosas mujeres le hacían algo malo. Así ya no hubo más desconfianza y ante la mala atmosfera que se hacía Patricia ingresaron los tres al segundo piso, o sea al de parejas, ya que el primero es solo para hombres.
Se quedaron de pie tratando de acostumbrar sus ojos a la oscuridad mientras se comían el delicioso dulce que les habían regalado al comprar la boleta de entrada.
Casi no había gente, solo alguna que otra parejita teniendo sexo en las sillas mientras se proyectaba la sucia película. Algunas misteriosas personas voltearon sus cabezas para mirar con morbo al trío que había acabado de ingresar al lujurioso recinto.
En voz muy baja, Patricia le empezó a dar un sermón a su hermana, quien iba tomada de su mano.
PATRICIA: ¡No sé qué demonios hago aquí, Cata!…
CATALINA: ¡Tan bobita mi noviecita! ¡¿Qué estás haciendo aquí, Puty?… pues procurando disfrutar tu vida, huevona!…
PATRICIA: ¡Soy evangélica, Cata! ¡Una mujer de Dios, decente y fiel! ¡Debería estar en casa o en la iglesia arrepentida y pidiéndole perdón a Dios por todo lo que tú me hiciste hacer hoy y no en este abominable sitio de vicio y lujuria!…
CATALINA: ¡Qué cuentos de iglesias ni que putas!… ¡Lo que debemos hacer es divertirnos y putear hasta donde más de, mana!
PATRICIA: ¡Mira lo que están proyectando en esa pantalla! ¡Dios Todo Poderoso!… ¡Qué vergas tan grandes y babosas!… ¡Jesús!… ¡Son hermosas!… ¡Uy, mi Dios!… ¡Líbrame de toda tentación, mal y peligro!…
CATALINA: ¡Buen sexo es lo que se proyecta aquí!… ¡Qué rico!… Jejeje… ¡Vergas, tetas, culos y chochas!… Jejeje…
PATRICIA: ¡Y mira a esas parejas realizando actos impúdicos!… ¡Mira esa vieja cómo se lo mama a ese man allá!…
CATALINA: ¡Esto es el cielo!… ¡Jueputa! ¡Qué rico!… ¡Ojalá nos violaran hoy aquí!…
PATRICIA: ¡Pero qué coños dices!… ¡Te odio, Catalina Del Pilar Muñoz Sánchez de Oliveiro!… ¡Por culpa tuya me han pasado muchas perradas! ¡No debí pedir nunca tu malsana compañía!…
CATALINA: ¡Por favor!… ¡No digas tonterías!… ¡Tú eres tan perra como yo!… ¡Estoy segura que también estás deseando que un grupo de manes te clave la verga aquí hoy!
El hombre interrumpió a las mujeres para decir:
TAXISTA: ¡Busquemos una silla por esta hilera!… ¡¿Les parece?!…
CATALINA: ¡Sí!… ¡Me parece, mi viejo hermoso!… ¡Vamos rápido que quiero empezar a mamar como posesa!…
Los tres se movieron entre esa hilera de sillas. El taxista iba al frente buscando las mejores sillas y las que no estuvieran tan manchadas ni untadas de fluidos, y Patricia, como la señora religiosa y cansona que era, siguió vociferando y sobando la puta vida:
PATRICIA: ¡Mientras mis pobres hijitas y mi trabajador esposo están preocupados por mí y me esperan en casa, yo, su madre y esposa, estoy de puta en un puerco cine triple X con un desconocido y con mi depravada hermana a punto de ver porno, de masturbarme y de cometer quién sabe qué más marranadas!…
CATALINA: ¡Relájate nena!… ¡Tómalo con calma, dulzura!… ¡Te aseguro que te encantaran esas marranadas!… Jejeje…
PATRICIA: ¡Pero me la vas a pagar, doña Cata!… ¡Más me las pagarás si me pasa algo malo aquí dentro de este lugar tan repugnante y lleno de pecado y de malas vibras!
CATALINA: ¡Ssshhh!… ¡Cállate, Paty!… ¡No seas boleta!… ¡Ya verás cómo lo vas a gozar, putona del demonio!
El taxista nuevamente interrumpió a las hermanas diciendo:
TAXISTA: ¡Sentémonos aquí!… ¡No hay mejores sillas que estas!…
PATRICIA: ¡Esas sillas se ven viejas y destartaladas! ¡¿No estarán untadas de lo que ya sabemos?!
CATALINA: ¡De semen!… ¡Ojalá lo estén!… Jejejejeje… ¡Me fascina el semen y su olor, ya sea fresco, seco, podrido, con gusanos, esté cómo esté!… Jejeje…
PATRICIA: ¡Uy, no!… ¡Guácala!… ¡Cata sucia!… ¡No seas tan cochina!… ¡Me vas a hacer vomitar!…
TAXISTA: ¡Tranquilas! ¡Escogí las mejores sillas! ¡Las más limpias que pude encontrar!… ¡Siéntense, por favor!…
Cata se sentó a la derecha del hombre y Paty a su izquierda.
CATALINA: ¡Quiero mamar verga ya!…
PATRICIA: ¡Ssssshhhh!… ¡No hables tan duro!… ¡Qué pena!… ¡Dios mío!… ¡Todos nos miran!…
No fue más que se hubieran sentado para que la terrible Catica comenzara a besarse con el taxista y a meterle mano a su entrepierna, le cogía y le acariciaba la verga por encima del pantalón.
CATALINA: ¡Quiero pepino! ¡Dame pepino!…
Paty apenas escuchaba las sucias palabras de su hermana y el lascivo sonido de esos atrevidos besotes, y entre la oscuridad alcanzaba a ver la mano de su hermana menor desapuntando el cinturón y el pantalón del suertudo hombre. Luego vio que la manita de la irreverente Catica sacaba la verga del anciano y la comenzaba a pajear con destreza, ese cipote estaba bien erecto y era grande y hermoso.
CATALINA: ¡Uuyyy!… ¡Lo tienes grande, mi amor! ¡Tal como me lo supuse!… ¡Es una hermosura de falo!…
TAXISTA: ¡Ahora sí, mamita! ¡Hágame gozar!…
CATALINA: ¡¿Quieres besar a mi linda noviecita mientras te mamo la poronga? papi!
TAXISTA: ¡Claro que sí!… ¡Bueno… si ella quiere y no le ve problema a besar a un viejito!…
CATALINA: ¡Claro que ella quiere, amor!…
Catalina, refiriéndose a su novia y hermana dijo con autoridad militar:
CATALINA: ¡Ole, Puty! ¡Chupetéale la lengua y la boca a mi sargento mayor!
PATRICIA: ¡No, Cata! ¡No puedo hacer eso!…
CATALINA: ¡Haz lo que te digo, idiota, y no me hagas quedar mal!…
PATRICIA: ¡No!…
CATALINA: ¡Hazlo, perra!… ¡Es una orden de tu capitana!…
Catalina estiró su brazo pasándolo por detrás del cuello del taxista sargento y con su mano agarró del cabello a su hermana Paty y la obligó a acercar su cara de marcados rasgos indígenas a la del viejo.
PATRICIA: ¡Aayy!… ¡Ya!… ¡Cata! ¡Me lastimas!… ¡Está bien! ¡Lo haré, pero no me jales el cabello, so perra!… ¡Suéltame, malparida!…
Paty no tuvo más opción que obedecer lo que su autoritaria hermanita le ordenó y empezó a besarse de lengua, muy apasionadamente, con ese desconocido.
Las gafas de Paty se empañaron enseguida con semejante besote, además fastidiaban al ex policía, y la señora no tuvo más remedio que quitárselas.
Mientras tanto la terrible Catica se agachó un poco y le inició al taxista una severa mamada sin condón. El señor no podía creerlo, sin embargo, se excitó muchísimo.
En la pantalla del cine se seguía reproduciendo sin problema la cochina película, en la cual una mujer vestida de novia le practicaba sexo oral a un par de súper vergudos hombres.
CATALINA: ¡Ven, Paty! ¡Hagámosle a este papacito una mamada a dos bocas!…
PATRICIA: ¡Oye, Catica! ¡Siento que nos observan! ¡Qué vergüenza!… ¡No podría hacerlo si nos están mirando!…
CATALINA: ¡No seas así de tontarrona y haz lo que te digo, zorrota!…
PATRICIA: ¡Está bien!… ¡Está bien!… ¡Pero deja de regañarme y de decirme tonta ante todos los que nos ponen cuidado!…
CATALINA: ¡Entonces colabora!
PATRICIA: ¡Espera hago mi oración respectiva!
CATALINA: ¡Jueputa vida! ¡Hazla ya y ponte a mamar! ¡No me hagas quedar como un culo!…
Patricia también se agachó y se puso en frente de esa gran vergota y mientras le daba ciertos lengüetazos pronunciaba su oración.
PATRICIA: Mmmm… ¡Señor Jesús, es muy grande este chimbo!… Mmmm… ¡Mi Señor, dame fuerzas para tragarme sin problemas este inmenso pipí!… Mmmmm… ¡Sabe a rico!… ¡Jesús, te pido que no me dejes ahogar por esta vergota y que esta mamada sea de todo mi placer!… Mmmm… ¡Qué delicia!… ¡Mi Dios te bendigo y te pido piedad!
Después de terminar esa pequeña y bonita oración a Dios y a Jesús, la ejemplar señora Patricia se puso a colaborarle a su mandona y mamadora hermanita con esa fenomenal mamada, de una se encarnizó dándole tremendas succiones a esa cosota. Las ganas y ansias de verga de juntas señoras era tan grande que no sentían los fuertes cabezazos que se daban entre ellas.
TAXISTA: ¡Con calma, amiguitas! ¡No se aturuguen!…
El hombre gozaba como no lo hacía desde hace tiempos. Las putísimas hermanitas se intercambiaban verga y testículos. A veces, entre juntas, lamían su largo y blanco falo a la vez y llegaban a besarse con la verga en medio de sus bocas.
PATRICIA: ¡Dios! ¡Qué rico!… ¡Catica, hazte un poco más de pa’ llá! ¡Que quiero chupar aquí!…
CATALINA: ¡Dale, puta!…
Pasado un rato de buena mamada a dos bocas, la obscena y lujuriosa Catica dijo:
CATALINA: ¡Bueno, papito, ahora quiero ese platanote metido en mi rajota que te lo quiero pelar con ella!
TAXISTA: ¡Como usted diga, mi reina!… ¡Siéntese sobre mí!…
Catalina sacó de su roja y brillante bota un condón, miró con deseo al expolicía y a su gran poronga, lo abrió, se lo puso y se sentó sobre él dándole su espalda, y como no tenía la tanga puesta ya que se la había dejado a Pepe y su vestidito se subía tan fácil se metió ese miembro con rapidez en su cuca y empezó esa deliciosa penetración con intensidad.
CATALINA: ¡Agghh! ¡Agghh! ¡Agghh! ¡Agghh!…
Los agudos gemidos de la Cata la hacían parecer como una perrita de esas chiquitas cuando ladran incansablemente, y su hermana Paty le dijo:
PATRICIA: ¡Perrita, bájale de volumen a esos putos ladridos que todos nos están mirando!…
CATALINA: ¡Qué te importa, puta!…
Catica alegremente siguió dando sus griticos, la perrita saltaba muy rico sobre su macho de turno, en verdad lo disfrutaba, y sus gemiditos se mezclaban con los emitidos por la actriz de la película que se reproducía en la pantalla del teatro quien era tremendamente penetrada por la vagina por uno de los hombres y por el culo por el otro.
Sus sensuales coletas de cabello saltaban eróticamente al igual que sus atractivas tetotas.
CATALINA: ¡Aahh!… ¡Agárrame las tetas!… ¡Pero duro, papito!… ¡Aaahhh!…
No fue sino abrir un poco el diminuto y vulgar vestidito de la facilonga para que las recias manotas del campesino y ex policía accedieran a ese par de bonitas tetotas mientras penetraba vaginalmente a la muy puta.
Paty se seguía besando con ese viejo a la vez que se tocaba la raja, pero por encima del vestido, y las otras parejas miraban al trío con mucho morbo y empezaban a cuchichear entre ellos.
Paty, olvidando su religión, estaba gozando la situación.
PATRICIA: ¡Bésame, amor! ¡Bésame!…
TAXISTA: ¡Esto es maravilloso!… ¡Oohh!… ¡Me estoy cascando a dos hermanitas, quien lo creyera!… ¡Uuff!…
PATRICIA: ¡Deja de hablar y bésame!… ¡Mmmmm!…
CATALINA: ¡Aahh!… ¡Aahh!… ¡Aahh!… ¡Agghhh!… ¡Aaaaaggghhhhh!…
La Cata tuvo un poderoso orgasmo, y, sin intención, subió el volumen de sus gemidos y grititos haciendo que todos los presentes los observaran.
El abuelo pudo durar un buen rato dándole por esa cuca a la linda y fresca ramera, pero finalmente eyaculó en su tragona vagina, obviamente entre su condón.
TAXISTA: ¡Aaaaaaaahhhhh!… ¡Aaaaaaaaaahhhh!… ¡Aaaaaaaaaaaahhhhhh!… ¡Estoy eyaculando!… ¡Aaaaaaaaggggggghhhh!…
PATRICIA: ¡Santo Dios! ¡Este hombre se vino!…
Al hombre no le salió demasiado semen debido a que a su edad ya no se producía suficiente, sin embargo, la Cata quedó satisfecha con esa cogida e invitó a su hermana a montar al toro. Y de verdad ese viejo era un toro porque su verga no se le bajó, a pesar de haber tenido una eyaculación ésta seguía en pie de lucha.
Paty se negó como por aparentar no ser tan fácil, pero jocosamente, mientras refunfuñaba, obedecía a su lasciva hermana en todo.
Cata le dio un beso en la boca a la religiosa mujer y le ayudó a subirse su larga falda de evangélica y a quitarle los mojados cucos, pues se los había quitado mientras tuvo sexo con su hermana dentro del taxi, pero antes de bajarse de él ella se los había vuelto a poner.
Cata le entregó esos cucos al hombre y este los olió profundamente.
CATALINA: ¡Mi hermanita te los regala de recuerdos con mucho cariño!…
PATRICIA: ¡Oye, no!…
CATALINA: ¡Tu capitana te ordena regalárselos al sargento!
PATRICIA: ¡Puta sea la vida!… ¡Está bien!…
El hombre se guardó esos cucos en un bolsillo de su medio bajado pantalón. La misma Paty se desapunto su blusa y se bajó su brasier dejando ver ese buen par de grandes senotes.
PATRICIA: ¡Tengan su libertad, par de tetas!…
Paty, sonriendo, se sentó sobre el taxista tomando con gusto el lugar de su atrevida y extrovertida hermana, pero con la diferencia de que ella se puso de cara a él. Apenas se puso encima del rígido miembro del anciano se lo metió en su rajota y comenzó a dar los saltarines y gemidos correspondientes.
PATRICIA: ¡Aahh!… ¡Aahh!… ¡Aahh!… ¡Sí!… ¡Sí!… ¡Sí!… ¡Dale!… ¡Dale!… ¡Dale, mi amor!… ¡Aahhh!… ¡Dale a esta cuca con toda, papi!… ¡Así!… ¡Así!… ¡Aaahhh!… ¡Dale verga a la puta!… ¡Aaaahhh!…
CATALINA: ¡Miren cómo goza esta puta!… Jajajaja… ¡Gime y se mueve bien rico la señora evangélica!… Jajaja… ¡Y eso que la muy bandida decía que no quería!… Jajajaja… ¡Hipócrita y falsa!… Jejeje… ¡La vida es así de rara y la que menos corre vuela!… Jajajaja… ¡Gózalo mi Puty, eso está bien!…
PATRICIA: ¡Aahh!… ¡Aahh!… ¡Aahh!… ¡Lo siento mi William, pero la tentación me ganó una vez más! ¡Espero que no te enojes y me puedas perdonar mis infidelidades!… ¡Aaahhh!… ¡Aaaahhh!… ¡Aaaaaaggghhh!… ¡Dame por esta puta cuca, papi!… ¡Aaaaggghhh!… ¡Eeeessssoooo!… ¡Uuff!… ¡Qué rico!… ¡¿Qué estarán haciendo mis hijitas en estos momentos?! ¡Deben estar en el colegio esas nenotas!… ¡Oohhh! ¡Mi cuca!… ¡Me palpita!… ¡Qué rico!… ¡Soy la mami putona!… Jejejeje…
Paty gemía aceleradamente y hablaba tonterías con inconsciencia. Al parecer el éxtasis y el placer hacían que no fuera consciente de lo que decía.
La mujer se movía como fiera sobre el desconocido y se besaba con el muy apetitosamente.
El hombre le agarraba las tetas y a veces las nalgotas, también aprovechaba para darle palmadas en esos deliciosos e inflados glúteos, los cuales se movían como flanes.
Catica se metía los dedos a su conejo, se masturbaba eufóricamente, y para su sorpresa observó que la Patico misma le ponía sus tetotas al taxista en la cara y se las ponía a chupar con total entrega.
CATALINA: ¡Vaya, Paty!… ¡Eres más puta que yo!… Jejejeje… ¡Mírate cómo te mueves y te ofreces!… ¡Qué apetito!… Jejejeje…
El taxista, con ganas, fuerza y vigor, agarraba, chupaba y mordisqueaba esas morenas, amoratadas y vibrantes tetotas.
PATRICIA: ¡Aaaahhh!… ¡Qué rico!… ¡Qué puta soy!… ¡Aaaaggghhh!… ¡Méteme un dedito en el culo, cariño!…
Cata y el taxista se sorprendieron al escuchar a la Paty pedir eso.
PATRICIA: ¡¿No oíste? papito sabroso!… ¡Quiero un dedo en el culo, mi sargento!… ¡Tu soldadita la Puty necesita que le hurgues el puto culo!… ¡Jueputa, necesito un dedo en el culo!…
Se escucharon por ahí algunas voces que decían:
VOZ 1: ¡Métele el dedo en el culo a esa puta!…
VOZ 2: ¡Sí, dale lo que quiere o se lo meto yo!…
Cata, Paty y el taxista rieron.
CATALINA: ¡Caracoles!… Jejeje… ¡La puta de la Paty pidiendo un dedo en el culo! ¡Méteselo, papi!…
El hombre no se hizo de rogar y procedió a introducirle un dedote en el culo. Paty gimió y agradeció el acto, y quiso que su hermana la besara de lengua mientras seguía follando al canoso y gigantesco taxista.
La Cata y la Paty se agarraban sus tetas, se las palmoteaban y se besaban, y el señor seguía no solamente horadando el intenso coño de la Puty con su vergota sino también su ansioso orto con su largo y grueso dedote.
PATRICIA: ¡Ay!… ¡Ay!… ¡Ay!… ¡Señor mío!… ¡Qué gozo!… ¡Jesús, tengo un dedo en el culo!… Jejeje… ¡Me encanta ser puta, padre amado!… ¡Dios mío!… ¡Nunca pensé que algún día diría esto, Todo Poderoso!… ¡Pero amo el puterío!… ¡Uuufff!… ¡Qué rico chimbo, jueputa! ¡Qué rico dedo me taladra el ojete!… ¡Aaaaahhh!… ¡Aaaaahhh!… ¡Aaaaahhh!…
Las otras parejas miraban a Paty, a Cata y al taxista en acción.
No tardó en llegar el orgasmo tanto de Paty como el del viejo.
PATRICIA: ¡Aaaaaggggghhhh!… ¡Aaaaaaaggggghhhh!… ¡Aaaaaaaaaaggggghhhh!… ¡Orgasmeo!… ¡Aaaaaaaggghhhh!…
TAXISTA: ¡Oooohhhh!… ¡Ooohhhh!… ¡Oooohhhh!… ¡Eyaculo!…
Paty se incorporó, le quitó el condón al satisfecho hombre, y, Catica, rapándoselo, le sacó el semen de adentro y se lo tomó todito, se tragó las dos corridas del policía retirado y chupó el condón dejándolo limpiecito.
CATALINA: ¡Si no se incomodan me quedaré con este condón de recuerdos!…
La mujer se guardó el condón usado en una de sus botas. Al parecer la chica también era fetichista.
PATRICIA: ¡Qué follada tan rica!… ¡Sagrado Señor!… ¡Gracias por esta oportunidad de sentirme viva!…
CATALINA: ¡Limpiémosle la verga, hermanita!
PATRICIA: ¡De una, mi Cata!…
Las dos mujeres se pusieron a limpiar la verga del taxista directamente con su lengua y luego juntando sus rostros, los tres se besaron al tiempo, tres lenguas se frotaron asiduamente.
Después de eso las mujeres se dieron lengua y dedo en sus cucas y el hombre se masturbaba viéndolas con la poca luz reflejada por la pantalla en la que se reproducía un fuerte anal en la película.
El taxista aprovechó, se levantó de su silla y sin condón le clavó sin permiso la verga por el culo a la sabrosa Patricia, ella dio un grito, pero su hermana se lo ahogó agarrando la cabeza de la Puty con sus manos y hundiendo su cara entre su mojada vulva.
Cata también quiso darle culo al anciano y así obtuvo su buena culeada mientras sus manos acariciaban la raja de Paty.
Juntas mujeres intercambiaban turno y se corrieron entre gritos, gemidos y palabrotas. Las otras parejas estaban más excitadas mirando y escuchando al trío que haciendo sus propias cochinadas o viendo la película.
TAXISTA: ¡Me vengo!…
El taxista sacó su verga del culo de la Cata y las mujeres pusieron sus caras y unas cuantas goteras de semen cayeron sobre esos lujuriosos rostros. Ellas se relamieron sus caras mutuamente y empezaron a chupar y a lamer el miembro del taxista hasta dejárselo bien limpio a punta de lengua y succiones. Y ya, sin más semen qué poderle sacar al exprimido y ordeñado viejito, se arreglaron sus ropas y decidieron salir del lugar.
El taxista estaba dichoso, las invitó a tomar unas cervezas y luego se subieron al taxi. El atento señor se comprometió a llevar a las borrachitas mujeres a la casa.
TAXISTA: ¡A todas estas no nos hemos presentado, mis amigas! ¡Yo me llamo Rufino Grijalba! ¡¿Y ustedes? amiguitas!
CATALINA: ¡Somos las hermanas Muñoz Sánchez! ¡Como se dio cuenta ahora somos novias! ¡Ella es doña Patricia y yo soy la joven Catalina Del Pilar, nos puedes llamar Paty y Cata, la Puty y la Putalina!…
TAXISTA: ¡Mucho gusto, amiguitas Paty y Catica!… ¡¿Cómo es eso de Puty y Putalina?!
CATALINA: ¡Son nuestros apodos de putitas! Jejeje…
TAXISTA: Jajaja… ¡Ah! ¡Ya veo! ¡En la policía también nos llamábamos con solo apodos! ¡A mí me decían Rufián y Guijarro!… Jejejeje… ¡El sargento mayor Rufián y Guijarro!…
CATALINA: ¡Me encantan los rufianes que lo tienen tan duro como un guijarro!… Jejeje…
TAXISTA: Jajaja… ¡Gracias, amiguita!… ¡¿Son ustedes casadas?!
CATALINA: ¡Sí, tenemos a nuestros machos en casa, pero no nos importa, eso no es impedimento para divertirnos!
PATRICIA: ¡Cata!… ¡Para mí sí es impedimento! ¡Yo soy madre responsable de cinco niñas!
TAXISTA: ¡¿Cinco niñas?!…
CATALINA: Jajajaja… ¡Todo mundo queda asombrado cuando le escucha a mi hermana decir que es madre de cinco preciosas niñitas!
TAXISTA: ¡Pero deben ser bien chiquitas esas preciosas niñas para tener una madre tan joven y linda!
CATALINA: ¡La mayor tiene 19 años y la menor 11! ¡Vieras como están de bonitas y sexys!
TAXISTA: ¡Habría que conocerlas!
PATRICIA: ¡Claro! ¡Yo lo invito a conocerlas, don Rufino!
TAXISTA: ¡Muchas gracias, Paty!… ¡Estuve muy de buenas en haberlas conocido hoy!… ¡Paty, usted se conserva bastante bien, parece tener apenas unos 30 años de edad! ¡Usted me gusta mucho!
PATRICIA: ¡Favor que me hace, don Rufino!…
TAXISTA: ¡¿Y usted? Catica ¿tiene hijos?!
CATALINA: ¡Un pajuelito de 14 añitos!…
TAXISTA: ¡¿14?!… ¡Yo le ponía a usted unos 22 años de edad, pero si tiene un hijo de 14 usted debe tener por ahí unos 30 al menos!
CATALINA: Jajajaja… ¡Tan bello mi taxista!… ¡Tengo 34… y la Puty 38!…
TAXISTA: ¡La puty 38…! ¡Uuff!… ¡De todas maneras, son jovencitas todavía!…
PATRICIA: ¡Gracias, señor!…
CATALINA: ¡Muchas gracias por el cumplido, mi Taxi!…
TAXISTA: ¡Me puede llamar Rufino, Catica! ¡Ya nos presentamos! ¡Ahora sí tenemos confianza! ¡Ustedes se ganaron toda mi confianza, mi admiración y mi aprecio!
CATALINA: ¡Bueno, Rufino! ¡Y tú ya nos puedes tutear! ¡Te consideramos un amigo!… ¡Y vaya amigo tan rico eres!… ¡Tu vergota me dejó hipnotizada!…
TAXISTA: Jejeje… ¡Gracias, Catica!… ¡Aquí está mi tarjeta! ¡Si necesitan alguna cosa no es más que me llamen y me digan que yo estaré siempre para ustedes dos, mis reinitas!
CATALINA: ¡Tan hermoso!… ¡Te llamaremos entonces para cuando se nos antoje más verga y más sexo!…
PATRICIA: ¡Cata!… ¡Disculpe a mi hermana, Rufino!…
CATALINA: ¡Pero si es verdad! ¡Cuando queramos verga te llamaremos, mi Rufino hermoso!
TAXISTA: Jejejeje… ¡Eso! ¡Pero también cuando se les ofrezca un taxi o cualquier otra cosa! ¡Yo las recojo donde sea!… ¡Lo de hoy estuvo delicioso! ¡Qué suerte la mía haberlas recogido!
CATALINA: ¡Gracias, amor!… ¡Y tú que pensabas que éramos ladronas de taxis y que te íbamos a emburundangar y a robar!…
CONTINUARÁ…
ESCRITO POR SIREMIS.
hola, me leí toda esta saga me quede en este capitulo tienes mas de esta misma saga¿
grcias
Hola, Javier. Sí, estoy escribiendo una nueva temporada de esta saga, por así decirlo. Próximamente vendrán las siguientes entregas. Gracias por tus lecturas.