Un Placer Exótico
Primer Relato que se me ocurrió de la nada jaja «Cris es un chico de 16 años adicto a las pajas y al porno. El y su familia de mudarán a la ciudad para vivir una vida mejor, pero no esperará que un sueño extraño haga cambiar si vida de una forma muy extraña».
Un Placer Exótico
Prólogo
La ciudad, igual de escandalosa como siempre, me hacía aburrirme cuando regresaba a casa de la escuela. No fue hace mucho que me mudé a la ciudad con mi mamá, hermana, fue debido a que mi mamá consiguió un trabajo mejor para poder darnos lo necesario para el día a día. La idea no me molestaba, ya que en mi anterior escuela no tenía amigos, porque en general soy muy malo socializando, pero extrañaré la tranquilidad del bosque, cuando salía de mi casa y me la pasaba jugando en la pradera o el bosque…solo, pero tal vez aquí pueda por fin hacer amigos, y mejor aún, conseguir una pareja.
—¡Estoy en casa!—grité después de cerrar la puerta
—Ven a comer hijo, justo acabo de terminar de preparar la comida—la voz de escuchó desde la cocina, era mi mamá.
Dejé mis cosas en el sillón de la sala para después ir a la cónica y encontrar a mi madre recargada en la encimera de la cocina mientras usaba su celular, fue cuando entré que dejó de ver su celular y me hizo señas para ir ya a la mesa.
—En un momento te llevo el plato—dijo mientras se volteaba a buscar un plato en el mueble de arriba
—¿Sofía no va a comer?—
—Salió con sus amigas a ver una película y luego ir a la plaza, seguramente va a llevar tarde en la noche—
Después de preguntar por mi hermana me senté en la mesa para esperar a que mi madre trajera la comida. Empecé a ver mi celular para ver Twitter y darle like a cosas que me aparecían en mi para ti, hasta que alcé la cabeza para ver por qué mi mamá tardaba un poco, y me sorprendí mucho cuando vi a mi mamá en cuclillas buscando en el mueble de abajo.
—Dios está niña…siempre que alza los platos los deja en donde quiera—
No presté mucha atención en lo que dijo, porque no podía dejar de ver la retaguardia de mi mamá. Mi madre, que se llama Verónica, es una mujer de 47 años, de tez morena aunque algo más blanca que yo o mi hermana, de unos 1,69m de altura, cabello castaño corto hasta los hombros y ojos color negro, a pesar de su edad, Verónica se ha conservado bastante bien, tienes unos pechos no muy grandes pero siempre me he fijado en sus partes más bajas, un culo grande y respingon con una cadera muy prominente y sus hermosas piernas. No recuerdo cuándo fue que empecé a fijarme de esa manera hacia mi mamá, probablemente fue cuando entré a la pubertad a los 11 y lo peor es que a pesar de tener 16, sigo pensado en ella de esa forma, sabía que estaba mal pero no podía quitarme su figura de la cabeza.
—Ah aquí están—dijo sacando dos platos del fondo del mueble
Yo rápidamente miré hacia otro lado cuando empezó a levantarse. Ella sirvió la comida en los platos y con los dos en las manos se acercó a la mesa y me puso mi plato frente mi.
—Que calor hace estos días aunque, bueno, es normal sabiendo que ya estamos en verano—se sentó en la silla que estaba al otro lado de la mesa cuadrada
—Ni que lo digas, lo bueno es que aún me faltan dos semanas para entrar a la escuela—
—¿Hubo mucha fila para entregar los papeles?—preguntó mientras sorbía un poco de la sopa.
—Hasta eso no, que bueno que llegue muy temprano y logré quedarme en el grupo que quería—
—Recuerda que ahora tienes que hacer amigos cuando entres, no quiero que sigas solo como en tu anterior escuela.
—Lo sé lo sé…—
—Cariño…—extendió su mano para posarla en mi mejilla—verás que ahora las cosas serán diferentes.
—De acuerdo—
Después de comer, mi mamá fue a la sala a ver un rato la televisión, yo regresé por mi mochila y subí a mi cuarto. Al cerrar la puerta tiré mi mochila a una esquina de la habitación, para acto seguido caer en mi cama para relajarme un poco, hasta que sentí que algo empezó a tocarme en la parte derecha de mi cabeza. Cuando la moví vi que era mi gata, una gata de color gris muy mansa llamada Sammy.
—Dejameeee— proteste con desgano cuando empezó a restregarse con mi cara.
Al cabo de una rato decidí levantarme de mi cama y usar mi compu para ver redes y jugar un poco, pero al abrir Twitter lo primero que me salió fue un dibujo subido de tono de un personaje ficticio.
Desde que entré a la pubertad descubrí lo que era la masturbación gracias a muchas cosas que encontré en internet, y al crecer me volví muy adicto a la paja y muchas veces me la pasaba viendo dibujos NSFW y varios videos porno. Al ver el dibujo trate de no querer hacerme una ahí mismo, pero cada vez que bajaba me aparecían algún que otro dibujo así, hasta que al final me apareció un dibujo que me hizo calentar demasiado, en el se encontraba una gata antropomorfica de color negro, y tenía las piernas abiertas mirando a hacia el frente mientras que con una de sus manos abría su coño con dos de sus dedos. Al verla no aguanté y empecé a masturbarme viendo el dibujo, yo no era mucho del porno furry, pero si me calentaban los dibujos en los que la chica parecía más humana, solo con algunas partes del animal, los otros donde de plano parecían animales me daban algo de repelús y asco. Después de la paja que le dediqué a la felina del dibujo estuve un rato quieto en la silla, pensando en todo y a la vez pensando en nada.
Llegó la noche y empezó a darme mucho sueño, así que decidí apagar la PC e irme a la cama, después de cobijarme estuve mirando el techo hasta que sentí que algo se recostaba en mi panza, volteé y vi que era la gata.
—Que pesada eres— susurré mientras la miraba en la penumbra de la noche.
Volví a mirar el techo y empecé a pensar en muchas cosas, sobre como será mi vida en la escuela, si está vez haré amigos, que mi hermana siempre llegar tarde, en el cuerpo escultural de Verónica, y… por laguna razón me vino de nuevo a la cabeza el dibujo de la felian de hace un rato. Al recordarlo mira a mi gata.
—Joder en qué estoy pensando—medité un poco y volví a susurrar—Me pregunto que pasaría si tú fueras así…—Acabé dormido pro culpa del cansancio.
Empecé soñar que estaba en lo que parecía ser una pradera con un gran lago, me hizo recordar a mi hogar anterior, pero algo era diferente. Al mirar hacia todos lados vi a lo que parecía ser una chica en el borde del lago, al acercarme noté que la chica parecía estar desnuda y… parecía también tener una cola como de gato. Cuando intenté acercarme más la chica volteó la cabeza y vi una sonrisa en su rostro, y, de golpe, desperté de golpe.
—Jesús, que sueño más raro— dije mientras aclaraba la visita y estiraba mis extremidades—
—No me asustes así—
—Si si… ¿¡espera qué!?—volteé a todos lados al oir una voz extraña.
—Aqui arriba tonto—
Logré escuchar mejor de dónde venía la voz y al voltear hacia arriba del guarda ropas que está al lado de mi cama logré ver a una chica desnuda de color gris y cabello rojizo, mirandome con una sonrisa que denotaba picardía. Grité al verla y me alejé hasta pararme y recargarme en la pared.
—¿Quién eres tú?—exclamé con miedo.
—Te doy una pista, «Que pesada eres»- dijo eso y confundido me acordé de que eso se lo había dicho a mi gata ayer, al mismo tiempo mis ojos también se dejaron de estar borrosos y noté que la chica también tenía lo que parecía ser unas orejas y c
ola de gato del mismo color del cabello de la cabeza.
—¿S-Sammy?—
Continuará…
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