Un recuerdo, Yuni
Mi sobrina de 12 años y yo, viendo la tele en una noche oscura y fría .
Una noche fría, Yunuen, Yuni de cariño, veía la tele en la sala, más por aburrimiento que por deseos, cambiaba de canal una y otra vez.
Al pasar por la sala, la vi, siempre me a gustado, pequeña, delgada, morena clara, con su cabello largo, lacio y el más oscuro que tenido la oportunidad de ver. Sus piernas comienzan a tornerarse, su cadera ya tiene la forma distintiva de mujer, mientras que sus nalgas comienzan a marcarse sobre sus ajustados pantalones de mezclilla que le gusta usar. Senos pequeños y siempre escondidos bajo chamarras grandes, chalecos abultado o sudaderas holgadas, todo un atractivo para descubrir como regalo para quién tenga el valor de reclamarlo como suyo.
Me senté a su lado, tocando de forma cariñosa su rodilla sobre su pantalón negro ajustado dije
-Qué ves?
-Nada, no hay nada
-Pon una película y la vemos juntos, a ver qué tal.
Ella sin mucho ánimo, abrió netflix y puso la primera salió. Sin embargo, no presté atención a la pantalla, pues en la sala oscura con la casa totalmente a solas por una urgencia familiar, yo, un hombre de 32 años, estaba admirando la silueta de Yuni, recostada en el sillón en posición fetal a mi derecha, dejándome ver sus nalgas bien marcadas en ese pantalón negro, tan bien mercadas que podía notar la silueta de su ropa interior recorriendo la delicia que deseaba probar.
-Tengo frío.
Dije, y sin permiso alguno, metí mi mano derecha a la bolsa de su abultado chaleco, ella primero sorprendida me volteo a ver, pero no tomó importancia y siguió viendo la tele.
Comencé a acariciar su vientre en medida de lo posible dentro de la bolsa de ese chaleco, sentía su respiración y su calor en mi mano.
No pude aguantar más y repetí
-Aún tengo frío
Me metí entre su espalda y el respaldo del sillón y sin avisarle, metí mis manos por ambos lados de su chaleco, quedando justo sobre sus pechos.
Ella, aún en posición fetal sólo dijo:
-Estás muy frío
-Si, pero tú tienes chaleco, dejame calentar mis manos, Yuni
-Pero poquito, mis papás van a llegar y van a creer que estamos haciendo cosas de adultos
Pensé: es lo que vamos a hacer, mi niña
-mmh. Asentí, mientras empecé a apretar suave pero firmemente sus pechos, pequeños, abultados, cálidos, sus pezones ya se sentían pues a pesar de su edad, por no tener muy desarrollado el busto, seguía usando sólo un corpiño.
-Tío, son cosas de adultos?
-qué cosa? Yo sólo estoy calentando mis manos, te molesta?
Al decir lo último, le di un arrimon de mi ya durísimo pene a sus nalguitas mientras que apreté sus pezones.
-No… Pero apurate
Con eso me dió luz verde, sabiendo qué hacía y qué le iba hacer, cerrando con la frase que más me prendió y me animó a lo siguiente
-No le digas a nadie y no me ensucies, me acabo de cambiar.
-No cariño, tú quédate quietesita y déjame quitarme el frío
Sólo asintió, mientras le desabotoné el pantalón; volteo a ver mis manos mientras bajaba el cierre de su chaleco y me volteó a ver cuando subía su blusa hasta dejar descubiertos sus pechos.
-Ayúdame, cariño
Le dije y puse sus manos en el cierre de mi pantalón, ella dejó de verme, y volteó a ver la tele, pero sus manitas, frías pero curiosas, bajaban mi cierre sacaron mi miembro que chocó directo con sus nalgas.
Dejé por un momento de acariciar sus pechos con mi mano izquierda, para bajar su pantalón y calzón, sin resistencia alguna, incluso con su ayuda, pues levantó su cadera lo suficiente para que saliera su ropa fácil hasta sus rodillas.
-Tío, rápido, quítate el frío.
Me sorprendió que lo dijera, así que sin pensarlo, puse mi pene apuntando a su vagina cálida y ya algo húmeda, pero al primer empujón para intentar entrar, hizo un gesto de dolor.
-No! Qué me haces!? Te dije que podías quitarte el frío conmigo.
La noté enojada, así que sólo pude disculparme.
-Si, perdón cariño, está bien así?
Puse mi pene rosando su vagina, entre sus piernas, y comencé a hacer movimientos de atrás para adelante, dejando que mi miembro se bañara en su cálido jugo vaginal, recorriendo desde el inicio de sus nalgas hasta salir por enfrente de su monte de venus.
-Si…. Así está bien…
Dijo Yuni, soltando un suspiro de aprobación, mi Yuni estaba disfrutando, mientras que yo no paraba de empujar contra su cadera, y de apretar sus pechos entre mis dedos.
Mi niña estaba cada vez más caliente, comenzaba a sudar y de sus labios apretados se escuchaba ligeros gemidos
-ahh… Tío… Ahhh… Mhhh
-Me das lechita y yo te doy de la mía?
-Tío… Ya estoy grande… No me digas así y chupame lo que quieras… Ahh
Lo que dijo fue a raíz que desde bebé siempre fui yo quien la bañaba y al crecer, la vestía para llevarla a la escuela, así que yo aprovechaba para «jugar» con ella, la manoseaba y le decía que me diera leche, para chupar sus pechos y le decía que le daría de mi leche para que lamiera mi pene. En dichos juegos, nunca terminé en su boca, pues no quería espantara, así que siempre al bañarla, terminaba en su espalda mientras me frotaba contra ella con su saliva en mi miembro a modo de lubricante o en sus nalguitas mientras se ponía en cuatro levantando su falda de primaria, según yo, para ponerle bien sus calzoncitos.
Pero todo eso acabó a sus 9 años, pues su mamá le decía que ya podía hacer todo eso ella sola, así que sin hablar del tema, pasamos de jugar a la lechita, a darle una que otra nalgada, o besos de pico para saludarnos y despedirnos, nada tan sexual, hasta ese día con frío.
-Te acuerdas, verdad?
-Claro tío ahhh siempre ahhh siempre sentí rico tu semen en mi espalda ahhh creía que era shampo mhhh hasta que lo empezaste a tirar en mis nalguitas ahhh te veía entre mis piernas ahh y veía de donde salía mhhm
-Pues entonces qué esperas Yuni? Ponte sobre mi y déjame chupar tus tetas, cariño.
A la orden, abrió sus piernas sacando una de ellas del pantalón a medio bajar y se sentó sobre mi pene diciendo
-Ay tío! Está bien rico tú pene
Lamí sus pechos que me quedaban a la altura de mi cara sólo si ella echaba la cabeza hacía atrás. Apretaba sus muslos, tocando hasta su vagina abierta de par a par por el tamaño de mi gigantesco miembro a comparación de su pequeño cuerpo.
Ella comenzaba a temblar, daba pequeños saltos, como queriendo que se abriera más sus labios o incluso, queriendo sentir más mi pene en su interior, pero no dejando que entrara.
-Ahhmmhh
Soltó un gemido fuerte callándolo casi de inmediato para que no se escuchara más fuerte que la película, quedándose totalmente quieta después.
Unos pocos minutos pasaron cuando le dije
-Te toca, Yuni
A lo que sólo alcanzó a asentir con la cabeza mientras tenía una cara somnolienta.
Bajó de mis piernas y sin darme un segundo si quiera de pedírselo, hundió mi pene en su boca, ya no a modo de niña lamiendo helado, sino de una adulta experta en el tema, fantasía que rompió cuando comenzaba a chocar sus dientes.
-Sin dientes Yuni, sólo usa tu lengua
-Mmhhm
Asintió sin sacarlo de su boca.
El espectáculo era hermoso, mi niña de 13 años, delgada como pocas, con sus pechos al aire aún tapando su espalda con el chaleco, su cabello largo y suelto colgando sobre mis piernas y de su tierna boquita entrando y saliendo mi miembro a punto de explotar.
-Ponte como cuando te ponía tu uniforme
Se levantó, subió al sillón y se puso en cuatro dándome la espalda. Apenas alcancé a subir hasta su cabeza su chaleco, dejar desnuda su espalda y poner mi miembro sobre sus nalgas apuntando a su espalda y salieron dos, tres, cuatro chorros que alcanzaron su cuello y parte de su cabello, pero que mayormente cayeron en su espalda.
La tomé por el cabello, jalando suavemente su cabeza hacía atrás y dejé que escurriera por su espalda mi semen caliente.
-Aún te gusta, Yuni?
Le dije mientras apreté uno de sus senos entre mis dedos
-Me encanta, tío.
Sin dejar que se limpiara, le bajé el corpiño, la blusa y su chaleco
-Mantenlo ahí, cariño, no sé cuando pueda darte más shapoo.
A lo que reí y sólo me volteó a ver con una cara pícara mientras subía sus calzones y se acomodaba el pantalón.
Después de eso, continuamos viendo la película, ella recostada en mis piernas o mejor dicho, con su mejilla sobre mi pene ya cubierto por el pantalón y yo con mi mano dentro de su pantalón jugando con su monte de venus aún caliente por el juego.
Al terminar la película, cada quién fue a su cuarto y seguimos los días como si nada de eso hubiera pasado.
PRETENDO RELATAR LA HISTORIA CON YUNI, pero quiero saber por dónde quieren que empiece, en sus primeros años (3 a 5 años), en su entrada a primaria (6 a 9 años) o actualmente, en secundaria (13 años), esto último sería según lo que vaya pasando, pues ya a dos meses desde hoy que pasó lo de esta historia y no ha habido más «juegos».
Todas las etapas o como tú quieras.
Yo también viví algo parecido
pues, creo que darle un par de relatos como maximo a cada etapa hasta llegar al dia de hoy seria lo correcto, gran relato
Sería rico desde el principio hasta el día de hoy