Un regalo para mi hermana
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por elotien.
Un día normal en mi cotidiana vida, mis padres trabajando y mi hermana Natalia como siempre en la universidad y con esa excusa siempre llegaba tarde a casa, ella 8 años menor, pero al cumplir sus 15 años empecé a verla como la mujer que empezaba a ser, claro que por ser mi hermana lo máximo que llegaba a ser era tener malos pensamientos con ella o en ocasiones fisgonearla mientras se bañaba, ese cuerpecito en formación sus pechos que ya de por si eran responsables y sus ricas nalgas que hacían juego con su hermosa cadera eran un manjar el cual sabía que no probaría por ser quienes éramos; así pasaron los años y sin darme cuenta ya era su cumpleaños número 20 era una bella mujer con un cuerpo hermoso
Ese día en la mañana le pregunte que quería que le diera para su cumpleaños y ella con una sonrisa pícara me dijo al oído – te pediría que me desvirgaras, pero eso ya paso – yo quede de una sola pieza, oír eso me tuvo pensativo todo el día, nuestros padres por andar ocupados a duras penas compraron un torta y unas velitas para celebrarlo y yo de regalo le di un vestido que vi en un maniquí el cual tenía unas medidas muy parecidas a las de ella lo compre sin pensarlo dos veces e imaginándome una y otra vez mil y un maneras de quitárselo una vez lo tuviera puesto.
Al día siguiente y como de costumbre mis padres se fueron a sus trabajos y mi hermana a la universidad, ese día no tenía que ir a la universidad así que dormir hasta casi las 11 a.m. era muy típico en mi andar en sudadera al estar en casa igual no había nadie, pero eso cambiaría, mi hermana llego como cosa rara a la casa a eso de las 2 p.m. mi miro y me dijo – esto no es club de stripers, aunque yo te comería – y sonrío pícaramente como el día anterior, entro a su cuarto y desde allí me dijo – hoy usare tu regalo de cumple – en ese momento, me impacienté por verla salir de su cuarto vistiendo mi regalo, al salir note que no llevaba sostén y se alcanzaban a ver sus pezones marcados en el vestido y se lo hice saber, con la sudadera que tenía era imposible ocultar mi erección al verla con ese vestido ceñido al cuerpo, ella lo noto, pero se me acerco como si no hubiera visto nada y me dijo – tan bien se me ve que ya la tienes dura? – mientras se mordía el labio sensualmente
Yo no me aguante, la abrace y sin pensarlo dos veces le agarre el trasero con mis dos manos, ella no parecía disgustarle y mando su mano a mi entre pierna y sonreía – hasta que por fin me lo voy a comer – se agacho lentamente y al mismo tiempo me quitaba la sudadera, se lo puso en la boca y me lamio como ninguna en la vida, después de unos minutos ya estaba tan excitado que la levante y la recosté contra la mesa agarre su vestido y se lo levante hasta la cintura, su ropa interior era tan sexy y estaba tan mojada en ese trasero tan genial, se la baje con delicadeza mientras me disponía a chupar es vulva que por 5 años había soñado, al meter mi lengua un suave gemido salió y susurro – también puedes jugar con mi culito, pero se delicado y no pienses aún en meterlo por allí –
Lluego de comerme su vulva me puse de pie y metí mi verga sin pensarlo, otra vez gimió un poco más fuerte y ese coño húmedo y caliente que recibía mi verga era la gloria mientras se la metía una y otra vez le bajaba la corredera del vestido, me moría por comerme esos pechos que tantas veces les vi correr agua jabonosa, le di la vuelta y por fin esos pechos paraditos cual melones, se me hacía agua la boca, empecé a chuparlos como si no hubiera un mañana ella alejo – mejor concéntrate en metérmela que vas muy bien – nos besamos mientras su coño se mojaba más, yo estaba cerca de llegarme en su coño y le dije – me quiero venir en tus tetas – a lo cual respondió – mejor en mi boca – me sentó en el sofá que estaba cerca al comedor y me la lamia de la manera genial en lo que la hacía y me corrí en un dos por tres mientras ella se lo tragaba todo, se acomodó el vestido y me miraba con cara de satisfacción por haberlo hecho conmigo luego se recostó a mi lado, pasaba su dedo por mi mecho bajando a abdomen y luego me agarro la verga – ups ya se te puso dura otra vez, no era mi intención o ¿sí? –
Se levantó me guiño el ojo, se miró en el espejo y a través de él me miro – si te portas bien y te lo ganas te daré la virginidad de mi culito – termino de arreglarse se despidió de mi con un dulce beso y salió de la casa.
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