UN SOBRINO MUY INQUIETO. (10).
Se presentan problemas porque “se me va la olla”, pero con atenciones, tiempo y paciencia todo tiende a normalizarse..
Cristian habló unos cinco minutos con Matías, le mostró por medio del teléfono como era la cabaña, no quise escuchar lo que hablaban, luego, como a los cuarenta minutos estábamos en la casa grande para cenar lo que había preparado Cynthia. Regresé llevando a mi sobrino del hombro, hasta mitad del camino en el que me detuve haciéndolo sentar a un costado en un banco de madera, pues él me iba contando lo que sintió cuando mi verga lo penetraba y quería escucharlo lejos de los oídos de la madre.
- Cuando me la metés en el culito yo siento que se me abre todo y me empieza a doler, pero también me gusta y con el gel es mejor y hay un punto en que me gusta más, me da como electricidad y mi pitito parece que me va a explotar y cuando te movés ¡uff!, ahí es cuando las cosquillas se me vienen a la punta del pito, el gustito es mejor y me agarra como desesperación, es raro, ¿no?
- Es similar a cuando a mí me dan ganas de largar la leche, lo que sucede es que vos todavía no largás nada, ya te va a llegar en un par de años, es algo natural.
- ¿A Matías también le va a saltar la leche?
- A él también, a los chicos les sale la leche a los diez u once años, ¿no les enseñan nada en la escuela sobre esto?
- Sí, la maestra nos dijo sobre que las mujeres tienen vagina y que cuando las chicas son más grandes le crecen las glándiolas mamarias y que los chicos tienen pene y testículos donde hay semen que es la leche, ¿no?
- Glándulas Cristian, se les llama glándulas mamarias, son las tetas.
- Bueno, si eso, pero no te explican nada del culito y de coger, jijiji, eso nosotros lo vemos por Internet.
- Ya vas a ir aprendiendo mejor, contame, que te dijo Matías de la cabaña.
- Que está buena y que nos podemos quedar un fin de semana a dormir, eso si vos querés y también que, allí adentro nos podés coger con todo a los dos.
- Eso lo veremos porque siempre hay alguien en la casa y, en cuanto a quedarse, lo dudo, yo creo que les va a dar miedo quedarse solos allí.
Fue en ese momento cuando decidí parar, estábamos como a veinte metros de la casa, incluso la madre de Cristian podía vernos desde los ventanales de la cocina. Estimé que si llegábamos a la casa no podría seguir contándome y conversar sobre los culitos de esos dos me calentaba un montón y me aceleraba el morbo.
- ¿Qué es lo que me decías?
- Que no tío, vas a ver que no nos da miedo, pero… Tío, ¿te puedo preguntar una cosa sin que te enojes?
- Sí, aunque depende de vos, ya sabés que yo trato de contestarte todo, pero, no siempre me gusta lo que preguntás.
- ¿Nosotros nos vamos a quedar en esta casa y vos vas a coger con mi mamá como si fueras el novio?
- ¿Por qué preguntás algo así?, ¿de dónde salió eso?
- Porque Fernanda me dijo que mi mamá se va a divorciar, mis padres siempre discuten y me dijo que mi papá tiene un novio y que mi mamá sólo está contenta con vos.
- Por ahora, tu mamá me está ayudando y yo los ayudo a ustedes, no sé qué va a pasar entre tu papá y tu mamá, tampoco sé que tu papá tenga un novio, esas son cosas de la pareja, pero, si fuera cierto, no tiene que dejar de querer a tu papá porque ahora tenga un novio, ¿vos dejarías de querer a tu mamá si ella tuviera una novia?
- No porque es mi mamá, pero Fernanda me dijo que es distinto, además, si él tiene un novio es que no nos quiere más y si vos sos el novio de mi mamá, nos podrías coger a los tres.
- No, no y no, ya te dije que no hables así, esto es un secreto, nadie puede enterarse, ¿ves?, ahora es cuando me hacés enojar.
- No tío te lo prometo, yo no voy a decir nada, ya sé que es un secreto, pero si te la cogés a Fernanda y a mi mamá no estaría mal, a mí me gustaría. Ayer le pregunté a Fernanda si le gustaría coger con vos y me dijo que estás “muy bueno”, mi mamá debe pensar igual.
- Te voy a decir algo, ahora estoy furioso con vos, de ser un chico inquieto y caprichoso pasaste a ser un obsesivo y una “putita chismosa”, no te quiero escuchar más hablar de sexo y de coger, la próxima vez que te escuche hablar así o me entere que hablás así te voy a dar una paliza que no la vas a olvidar en tu vida, vas a ir a parar a un internado y olvidate de que te vaya a seguir cogiendo o de ver a tu mamá, ¿entendés lo que te digo?
Le decía todo esto mirándolo muy serio y le había apretado la parte de atrás del cuello, con mis dedos pulgar e índice usándolos como pinzas hacía presión en los costados de la nuca, “no tío, por favor, nunca más digo nada de nada”, me rogaba y le caían las lágrimas por las mejillas, yo sabía lo doloroso que era lo que le hacía y seguí, tenía que frenarlo porque, estaba acostumbrado a meterse en todo y como trataba de incidir en los adultos era capaz de generar cualquier desastre…
- Me tenés cansado, ya no sos inquieto, ya sos hincha pelotas y no pienso seguir aguantando a ningún pendejo “metiche”, desde ahora, veas lo que veas o escuches lo que escuches, no vas a hablar de sexo, sólo vas a esperar que yo te diga si te quiero coger o no, ¿entendiste?
- Sí, sí, entendí tío, te lo prometo, ¡ayyy, me duele!
- ¡Mocoso de porquería!, tengo ganas de estropearte la boca, no me alcanza con que lo prometas, más vale que cumplas y empieces a cambiar, conmigo no te van a funcionar los caprichos y los lloriqueos, ahora dejá de llorar y vamos a cenar.
Cuando entramos en la casa se acercó la madre para avisarnos que ya servía la comida y, como lo vio con los ojos llorosos, preguntó qué había pasado. En realidad, yo no estaba enojado, pero me pareció bien seguir con la “escenita”, después de todo, la “dependencia” existía y no pensaba ser yo quien agachara la cabeza ante lo que a toda la familia se le ocurriera.
- Es tu hijo, venía todo bien, pero me sale con caprichos y se quiere meter y opinar en todo, ya le dije que esa forma de proceder no va conmigo y me molesta mucho, yo no soy ni el abuelo ni la abuela que le consienten todo, ni el padre que no le da bola a ninguno de ustedes, ni la madre que confunde todo y elige dar antes que enseñar y poner límites.
- ¡Por Dios Cristian!, ¿qué hiciste?, -preguntó desnudando cierta palidez-.
- Vos tampoco entendés, no es lo que hizo antes o lo que hizo ahora, es lo que tiene que hacer desde ahora en más, se acabaron los privilegios para él, no lo quiero escuchar hablar de lo que hace él o y/o la abuela, la hermana o la madre, mucho menos lo que hago yo. Si se porta bien seré bueno con todos, si quiere seguir haciendo lo que se ocurre pagan el pato todos.
- Sí Ángel, tenés razón, ninguno de nosotros quiere que te sientas mal.
- Se acabó eso de recurrir a unos y a otros para que le consientan los caprichos, cada cosa que pida tiene que pedírmela sólo a mí y yo no juego con esto, si no lo entiende se va a tener que ir a vivir con el padre o a un internado, esto también se lo voy a explicar a mi madre y sería bueno que se lo hagas entender a Fernanda, la ecuación es simple, los trato bien y pueden tener todo o, de lo contrario, los trato de lo peor y se quedan en pelotas.
- Sí Ángel sí, será todo como vos digas. ¡¿Escuchaste Cristian?!, las cosas cambiaron, el tío es el que manda y yo estoy muy de acuerdo…
- Sí mamá, te prometo que me voy a portar bien.
- Eso espero, andá a lavarte la cara y después vení a comer. -Se fue con la cabeza gacha y se metió en el baño, yo le dije a la madre que se acercara a mí y acaricié sus nalgas-. Me duele mucho la cabeza, pero no estoy tan enojado, sucede que había que poner algún tipo de límites, vas a tener que seguirme la corriente porque Cristian y Fernanda muy acostumbrados a hacer lo que se les canta y yo no soy de transigir con eso.
- Ya lo sé, ese es uno de los grandes errores que tuvimos, eso de darle todo y no poner límites termina jugándoles en contra.
- Ya está, ya pasó, serví la comida, después de cenar tengo que salir y posiblemente no regrese esta noche.
- ¿Adónde vas?, -enseguida se dio cuenta que no me gustó la pregunta, mi mirada fue suficiente-, perdón, disculpame, me salió sin darme cuenta.
- Me alegro que entiendas, dale las gotas al nene y esta noche vas a dormir sola, tomalo como una forma de castigo, -lo aceptó bajando la cabeza-.
Pedí un remis y a las once de la noche me estaba encontrando con el Detective privado, me había mandado un mensaje para que lo viera a cualquier hora porque tenía novedades. Le avisé al salir y me estaba esperando en su oficina. “Buenos noches señor, tengo las pruebas que me pidió, deberían ser suficientes, pero le aclaro que posiblemente no les van a gustar”, -fue lo primero que me dijo y no se anduvo con vueltas-. Lo que vi en las fotos, además de asco, me provocó una profunda tristeza.
Ni siquiera se me daba por insultar o echar culpas, aunque se me cruzó por la cabeza que el proceder de mi padre dándole todos los consentimientos y la aceptación silenciosa de mi madre habían tenido mucho que ver con el “producido” y me quedé como “ido”. Por la ventana del departamento se veía a mi hermano moviéndose vestido de mujer, no llevaba peluca ni maquillaje, pero el vestido denunciaba sus gustos, después fue el video, allí se veía la entrada del amigo y, aunque no tenía audio, era evidente que después del beso, hubo órdenes y retos destemplados de parte del que hacía de “macho”.
Costaba digerir que mi hermano era tomado de los cabellos, recibía un par de sopapos, se ponía en cuatro después de las órdenes que recibía y se movía como perro para sacarle el pantalón al “novio” y proceder con una mamada mientras recibía unos paletazos en las nalgas, presuntamente eran castigos y por la hora y la fecha que marcaba el video, esto acontecía una hora después de la llamada que le había hecho a Cynthia reclamando por mi padre y el dinero que debía pedirle, luego apareció la cogida, de patitas al hombro y tirándole de los cabellos con gestos evidentes de enojos, ante esto, la sumisión del idiota era evidente.
El Detective había actuado rápido, el mismo domingo en que hice el trato con él, había entrado al departamento y había colocado un par de cámaras en miniatura, luego fue a esperar por las fotos desde la terraza de un edificio ubicado a unos cincuenta metros. Yo quedé como si me hubieran dado una paliza y se me entremezclaban los pensamientos, recuerdo que hasta pensé que no eran tan dramático porque la verga del “novio” apenas si era “normalita” y mi hermano no sufriría tanto cuando la tuviese en el culo. Reaccioné cuando el Detective me dijo que el Abogado tenía todo preparado para iniciar el juicio y que Cynthia sólo tenía que ir a firmar al Estudio.
Me quedé con las fotos y con el video, le pagué lo convenido y, al margen de que me lo dijo, sabía que podía contar con él para cualquier ocasión. Salí de allí y me fui para lo de mi madre. Era la medianoche cuando entré con las llaves nuevas e ingresé luego a la casa, la alarma no estaba puesta pues mi madre trabajaba en el escritorio poniéndose al día con los temas de la empresa. Me serví un vaso con bastante whisky, le puse hielo y me fui a buscarla, ni siquiera golpeé la puerta, entré y no me llamó la atención encontrarla sólo con una pequeña tanga.
- Hola mi cielo, -dijo sin sorprenderse-, pensé que era Fernanda-, ¿qué estás haciendo acá?, -lo preguntó después de darme un rico beso de lengua-.
- ¿Siempre andás medio en bolas delante de Fernanda?
- No, pero no me aguantaba más la ropa y ella se fue a dormir, además, ¿quién más podría ser a esta hora?, pensé que estarías haciéndote mimos con Cynthia.
- Van a tener que aprender que eso de pensar en lo que yo haría o podría hacer se tiene que terminar, hoy ya le puse los puntos al caprichoso y manipulador de Cristian y a la madre por consentirlo, eso va para vos también, lo mismo pienso hacer con Fernanda, nadie hará nada sin mi permiso.
- Parece que estás muy enojado, ¿querés que te de una mamadita para que se te pase el enojo?
- Eso dalo por seguro y vas a bramar cuando te parta el culo, también estoy mal con vos, no, no preguntes porque vamos a caer en lo mismo y en tus permisividades y tus errores que me llevan a mí a actuar de este modo, es más, si les gusta bien y me aceptan sin “peros”, sino se pueden ir todos a la remismísima mierda y yo me ocuparé de hacerles la vida imposible.
- ¿Qué te pasa hijo?, ya sabés que yo te dije que haría todo lo que vos dijeras y quisieras, ¿a qué viene tanto enojo?, vení, dejala a mami que te chupe un rato la verga, -me apuré a bajarme el pantalón y la dejé que la hiciera crecer dentro de su boca-.
- Me pasa que me ocupé de tratar de conseguir pruebas, por medio del Detective, a fin de que la ayudaran a Cynthia con el divorcio y ahora mi bronca es tremenda, mucho más con vos y con mi padre.
- ¿Qué pasó?, ¿lo descubriste a tu hermano con otra?, ¿por qué nos culpás a nosotros?, -preguntó sacándose la verga de la boca-.
- Mirá vos el video, pero apoyate en el escritorio, me hiciste calentar con la mamada y la voy a meter en tu culo de madre.
- Dale, me gusta la verga de mi nene, -lo dijo acomodando el monitor y apoyando medio cuerpo sobre el escritorio.
Empezó moviendo el culo esperando disfrutar de la cogida a la que se estaba volviendo adicta y apenas si se quejó del primer empujón, al rato lloraba a lágrima viva, había hecho el amago de salirse cuando vio las primeras imágenes, pero en ese momento ya no parecía sentir los pijazos casi violentos que yo propinaba al interior de sus tripas. “Me duele Ángel, me duele todo esto que estoy viendo”, -me decía sorbiendo mocos, indudablemente, por el lloriqueo que le provocó el video-.
- Que yo me haya querido escapar de esta casa y que mi hermano haya terminado como una puta sumisa dejando a su propia familia de lado es producto de la Educación de mierda que nos dieron y la falta de límite, por eso ahora conmigo sólo será “sí Ángel” y al que no le guste, que se atenga a las consecuencias.
- Sí mi cielo, todo esto me pone muy mal, pero vos pasaste a ser mi macho y te acepto todo, por favor, llename el culo de leche.
- No, me voy a aguantar porque el culo de Fernanda tendrá que recibir toda la leche que tengo acumulada.
- ¿A la nena?, ¿cómo que te vas a coger a la nena?…
- Sí, ya que está me voy a coger a la nena, lo que vos no sabés es que la nena es más puta que las gallinas, me los voy a coger a todos, si querés vení y participá, si no querés no importa matate a dedos, -yo estaba completamente sacado y esa noche fue el principio de todo el desequilibrio que casi me lleva “al tacho”-.
La dejé a mi madre con el culo abierto y salí del privado para irme a la habitación de mi sobrina, cuando entré Fernanda estaba durmiendo toda destapada sobre las sábanas rosas, sólo tenía una pequeña tanga y una remera corta que no podía impedir que se le viera una teta casi completa. Amagué con acercarme y todo se puso negro. Desperté a los tres días, el blanco de la habitación fue como un fogonazo en mis retinas y volví a cerrarlos, a la vez sentí que me tomaban una de las manos y una voz que decía, “bajá la luz y llamá al médico”.
Una vez que me revisaron, me tomaron los signos vitales y me hicieron un par de pruebas, se retiró el médico y las enfermeras, entonces quedé solo con mi madre y mi cuñada que me tomaban de las manos. A Cynthia se la notaba expectante, pero feliz de verme bien, en cambio mi madre lucía muy desmejorada, pregunté que me había pasado. Según me explicó Cynthia, había sido una embolia cerebral, todo lo experimentado, el cambio de vida tan brusco, las decisiones, el cansancio y el estrés habían provocado un infarto en una vena en el cerebro, eso provocó coágulos de sangre, presión desmedida, opresión interna y pérdida total de conciencia.
- Estuviste en un coma inducido mientras trataban de reducir los coágulos, dos ya desaparecieron y esperan lograr lo mismo con el tercero, son optimistas con esto, -explicó compungida-.
- ¿Tengo para mucho?, -pregunté tocándome la cabeza donde noté vendas-.
- Tuvieron que punzar de urgencia por eso son las vendas, no hubo necesidad de operar, respecto a cuanto estarás, no sabemos, el tema es delicado y menos mal que tu madre y Fernanda llamaron rápido a Emergencias y respondieron enseguida.
- Recuerdo que tenía que llamarte a vos para que hablaras con el Abogado, lo que no recuerdo es para qué.
- Ya hablé y eso está solucionado o en vías de solución, la sentencia de mi divorcio saldrá rápido.
- Todo lo malo de esta familia es culpa de tu padre y mía, tu hermano resultó un enfermo porque no le dimos la posibilidad de expresar sus gustos y deseos y cuando descubriste todas nuestras mediocridades por poco no se te revienta la cabeza y te morís por nuestra culpa.
- Elena, no diga eso, de nada sirve echarse culpas y Ángel tampoco está en condiciones de pensar en lo que no debe.
- ¿Cómo están los chicos?
- Bien, están en casa de tu madre, contratamos a una señora que se ocupa de ellos y nosotras vamos y venimos, están enterados de todo, -expresó Cynthia poniendo cara de tristeza-.
Lo cierto es que me pasé un poco más de un mes en esto de la recuperación. A la semana me dieron el alta de esa Clínica y me derivaron a un Centro de atención especializada para mejores estudios y para recuperar la movilidad de mi brazo derecho y de mi mano, vaya uno a saber que “botoncito” apretó el coágulo que provocó esa parálisis parcial. Cynthia no se despegaba de mi lado y cada dos días recibía la visita de mis sobrinos, los dos se le notaban las ganas de que me recuperara rápido y me lo hacían saber con miradas o con pedidos para que me mejorara, pero no se excedían en nada.
Ni ganas tenía de calentarme sexualmente con ellos, andaba la mayor parte del tiempo con “chupetes” en la cabeza y conectado a una máquina y cuando podía pasear por el enorme parque que tenía ese Centro, siempre estaba conmigo Cynthia que acataba todos mis pedidos, según me iba recuperando. Así me pasó cuando una tarde, notando mi recuperación, le dije que tenía ganas de que me diera una mamada y no lo dudó, me llevó detrás de unos árboles gruesos, aflojó mi pijama, se acuclilló y me la dejó “finita” con las chupadas profundas y las lamidas casi desesperadas, la cara de felicidad cuando se tragó toda mi leche acumulada no hay forma de explicarla.
Otras veces se la pasaba contando de lo cotidiano de la casa, decía que los chicos andaban hechos una “pinturita”, pedían permiso para todo y esperaban con ansias mi regreso, lo mismo me contaba mi madre agregando que había conversado profundamente con Fernanda y había puesto límites que ella aceptó, también me contó cosas sobre la marcha de la empresa, por allí “pintaba” todo mejor, se habían comprado las máquinas requeridas y se abrían nuevos mercados, el padre de Jorge tenía todo encaminado sobre rieles, pero Mamá-Elena no se sentía conforme con eso y le pregunté…
- ¿Te hizo muy mal?, ¿estás arrepentida de lo que sucedió entre nosotros?
- ¿Tomaste algo que te afectó?, jamás podría arrepentirme de eso, vos sos y seguirás siendo mi hombre, mi macho, sos el pilar de toda la familia y mientras quieras hacer feliz a esta vieja, podés contar conmigo sin dudar. Lo que me pasa es otra cosa, el trabajo en sí no me gusta y, por otro lado, no es fácil darse cuenta que se vivió equivocada en tantas alternativas de vida, los errores que no se pueden corregir se pagan y darse cuenta que no se vivió te pasa una “factura” difícil de saldar. No tengo amigas ni vida social, siento que me anulé como mujer y persona.
- Sabiendo que la empresa está bien llevada, lo que tendrías que hacer es irte de vacaciones, ¿por qué no pasás unos días en uno de esos hoteles imponentes en el Caribe?, también podés sacar un pasaje en un crucero y recorrer distintos lugares, seguro que vas a conocer gente nueva.
- ¿Te parece?, nunca fui a uno de esos lugares en que te atienden a cuerpo de rey, pero ¿y vos?, ¿cómo vas a hacer vos?
- A mí me tiene muy bien “vigilado” y no existen problemas, ya recuperé casi en un 100% el uso del brazo y de la mano, además, la Psicóloga me lleva a superar las broncas con mi padre y mi hermano, a veces, hasta a comprenderlos. Eso sí, gozá, divertite, pero no te desmadres y no olvides nunca que ese culito es mío, jajaja.
- Eso no lo dudes nunca, lo voy a consultar con Cynthia, decidimos que se instalaran en tu casa, espero que no te molestes, además, cuando regreses no la vas a conocer, ella y los chicos están haciendo un buen trabajo. Tu hermano aceptó y firmó el divorcio, puso en venta la casa que le regaló tu padre y sólo esperan la sentencia del Juez, según parece, se iría a vivir al norte del Brasil con el “novio”, yo no quiero ni saber dónde. Tu padre vive en un departamento que había comprado sin que yo lo supiera y le paso algún dinero cada diez días, pero ni siquiera lo veo, es por transferencia bancaria.
Además de esto, había olvidado contar que tres veces por semana tenía sesiones con una Psicóloga, pero todo el tratamiento versaba sobre mi infancia, mis padres y mi hermano, jamás hablé de Cynthia, Fernanda o Cristian, ellos habían pasado a ser muy míos y no estaba dispuesto a ningún tipo de pre juzgamientos, además, aunque no los hubiere, nadie tenía porqué saber de mi relación y “mis” culitos.
La Licenciada, petisa y simpática tenía unas tetas desproporcionadas para el torso, pero nunca la miré con ningún tipo de intención sexual, no me gustaba como mujer y no me generaba morbo alguno, pero, reconozco que me ayudó a canalizar broncas y rencores para con mi viejo y mi hermano, destapando incluso varios de mis propios errores y concluí en que mi madre había sido una víctima de algún tipo de maltrato psicológico, de los muchos que suelen existir y se dan como normales.
En esa Clínica, tipo Resort de primerísimo nivel, yo tenía una habitación privada y salvo los horarios predeterminados de la visita médica, la Psicóloga o las enfermeras, nadie me molestaba si yo no los llamaba. Sucedió que a una semana de que me dieran el alta, vinieron a saludarme Fernanda y Cristian, mis sobrinos, junto con Cynthia y mi madre eran los únicos que podían visitarme en el horario que quisieran. Fernanda me explicó que la madre estaba ocupada con el tema de la resolución del divorcio y vendría más tarde, yo estaba sentado en un sillón individual y la muy putita me saludó con un piquito, apoyando, como al descuido, la mano sobre el bulto de mi verga.
No la retiró enseguida diciéndome al oído que tenía ganas y me extrañaba, no le contesté, pero lo miré a Cristian que, aunque había observado el movimiento de la mano de la hermana, se había ido a sentar en una silla ubicada cerca de la ventana y bajaba los ojos sin decir nada. Aproveché para pedirle que fuera a mi departamento a pagar las expensas y a recoger las facturas de servicios, no tuvo problemas, pero aprovechó para él “pechazo”.
- Tío, nosotros nos mudamos a tu casa y mi mamá nos anotó en un nuevo colegio, en un mes y medio comienzan las clases y me gustaría tener una tablet nueva, ¿podrá ser?
- Decime cual te gusta y la compramos desde acá con la tarjeta, después pasás vos a retirarla, pero esto te va a costar una buena cogida, de esas que a vos te gustan.
- ¡Tío, Cristian está escuchando!
- No importa, lo hacemos participar, estoy seguro que te va a gustar que te chupe la conchita mientras yo te la meto despacio por el culito…
- ¿Te parece?, si vos me lo pedís yo lo acepto sin chistar y te digo que ya me estoy calentando, pero el enano no puede abrir la boca sobre lo que hagamos.
- Dejalo por mi cuenta, él sabe que conmigo no puede joder, a mí me queda una semana para salir de acá, lo que podés hacer es ir enseñándole de a poco, una vez me dijo que le gustan tus tetas.
- ¡Ayyy, por Dios, qué morbo!, mejor me voy porque voy a hacer un desastre, ya escuchaste enano, preparate…
Se lo dijo como algo normal y natural, luego salió de la habitación después de darme un beso en que no se cortó para nada, el nene miraba asombrado sin decir nada, pero no fue por mucho tiempo, le pregunté cómo andaba, si se había portado bien mientras yo estaba internado y si había hablado con su amiguito Matías. Era evidente que quedaba bastante poco de aquel sobrinito inquieto que trataba de meterse en todo porque apenas si levantaba la vista, me contó que se portaba muy bien con su mamá y se largó a llorar, no esperaba esa reacción y traté de calmarlo pidiéndole que me contara que le pasaba.
- Perdoname tío, perdoname, mamá dijo que te había pasado eso en la cabeza y casi te moriste porque tuviste un enojo muy grande, yo no quería que te enojaras conmigo y que te enfermaras, yo no quiero que te mueras, -entendí que el nene se había hecho su propia película por mi enojo y el reto que recibió esa noche de mi parte y no quise contradecirlo-.
- Me hiciste enojar mucho y casi me explota la cabeza, pero yo te perdono, eso sí, nunca más me hagas enojar ni me contradigas porque el médico me dijo que si me enojaba mucho de nuevo o me iba lejos de las personas que me hacían enojar o me moría.
- No tío no, ni mi mamá, ni mi hermana ni yo queremos que te enojes o te vayas lejos.
- Bueno espero que cumplan, ¿qué pasó con Matías?…
- Los papás se mudaron lejos y nosotros también, por eso no lo vi más, ahora tengo que hacer amiguitos nuevos.
- ¿Hiciste algo con tu culito en este tiempo?
- No tío, ni siquiera jugué con mis dedos, el sólo para vos como me dijiste y yo tenía mucho miedo a que no me perdonaras.
- Está bien, pero ahora, siempre que estén solos y no se entere nadie, vas a jugar con tu hermana y le vas a chupar la conchita, a ella, sólo a ella vas a poder decirle que yo te cojo y si ella quiere vas a dejar que te coja con el consolador, ¿entendiste?…
- Si tío, yo quiero, pero decile que no me diga putito, el único que me lo dice sos vos.
- Le voy a decir que no te diga putito, anda a trabar la puerta y sacate el short, tengo ganas de cogerte.
Cuando lo vi dirigirse a la puerta para trabarla, moviendo el culito contento y comenzó a sacarse el shorcito ya me había puesto a mil. Mi verga estaba endurecida, pero no quería romperlo y cuando se acercó con los ojos brillantes lo mandé al baño a buscar una crema cicatrizante y que a la vez era lubricante o serviría para eso, regresó rapidísimo y me alcanzó el pote, entonces me tiré en la cama y le pedí que me la chupara y se pusiera de costado para que pudiera dilatarlo.
Me la chupaba casi tan bien como la madre y movía el culito dejando escuchar sus gemidos cuando mis dedos incursionaban en su agujerito nuevamente estrecho y logré enseguida que la dilatación de su esfínter fuera poniendo a punto su recto. Con la otra mano le apreté la cabeza haciendo que su cara se estampara contra mi pelvis y le pedí que no gimiera ni gritara, movió la cabeza asintiendo y lo dejé respirar, se la aguantaba como siempre y para no llenarle la boca de leche le pedí que se girara y se pusiera boca abajo apoyado en el borde de la cama.
No sabía si lo cogería rudo o despacio, pero, cuando bajé de la cama, se preparó para aguantar lo que fuera, luego me dijo que esperó un pijazo fuerte y una penetración brusca, pero también me dijo que esa cogida fue fantástica porque sintió como entraba muy despacio y le arrastraba las tripas estirando los músculos que me apretaban el tronco de una manera deliciosa. Hasta la mitad la aguantó bastante bien y movía sus nalgas tratando de ir por la búsqueda de más profundidad, yo me deleitaba viendo como ese culito diminuto se tragaba mi verga sin oponer resistencia.
Penetrar con dos empujones el resto de mi verga y estacionarme en el fondo de sus tripas fue maravilloso y ver que se agarraba fuerte de las sábanas y hundía la cara para que no se escuchara el grito de dolor, fue sublime. Penetrar ese culito generoso y saber que era absolutamente mío y disponible para lo que se me ocurriera me hizo olvidar de cualquier sinsabor. Esperé un poco a que se recuperara y cuando él movió sus nalgas exigiendo más penetración, comencé a moverme, mi cuota de sadismo ya estaba completa y mis movimientos se hicieron pausados.
Estaba gozando con la cogida y cuando Cristian me pidió que le diera más fuerte el chirlo en las nalgas sonó fuerte en toda la habitación, no pudo retener el “ayyyy” y las lágrimas que aparecieron mojando la sábana. “No hables, te dije que yo te cojo como quiero”, -dije en su oído-, luego fue un concierto de entradas hasta el fondo y salidas casi completas y vuelta a reiterar. “Las cosquillas tío, me dan las cosquillas”, -dijo al rato levantando un poco la voz y, como yo también sentí las contracciones de su culito en mi verga como si una mano me la apretara, me dejé ir.
Se recuperó enseguida y se movió para que yo saliera, sabía que no era por rechazo, alcancé a ver su culito abierto cual, si fuera una “O” cuando se giró para limpiar mi verga con su boca, la dejó reluciente, no me animé a preguntarle si se había convertido en un coprófago “comemierda” o lo hacía sólo porque era yo, el caso es que me la dejó brillante, tal como siempre lo hacía.
Luego fue al baño con su ropa en la mano y escuché cuando evacuó toda mi simiente, al regresar olió la habitación como si fuera un animalito olfateando al aire y quedó conforme, el vaporizador automático mantenía un aroma agradable en todo el sitio. Como a la media hora regresó la hermana con los datos de la tablet, se la compré con la tarjeta y Cristian ligó otra de rebote. Hablaron entre ellos, se rieron y cuando se fueron les recalqué lo de la discreción haciendo hincapié en que no le dijera putito al hermano. Me quedé pensando que cuando volviera tendría como para hacerme un picnic penetrando a los dos hermanos.
GUILLEOS 1 – Continuará… Se agradecen comentarios y valoraciones.
Se pone interesante… Como sigue? Buena saga!
Esto cada vez se pone mejor
comosigue
Excelente interesante y excitante.
Hola @Huileos1 he leído toda la zaga de MI SOBRINO TRAVIESO, me han gustado todos aunque algunos aburren un poco, pero creo que lo que sé viene promete pajasos muy calientes jejeje