UN SOBRINO MUY INQUIETO (9).
El sobrino inquieto, además de “entregador” resulta ser todo un especulador. Va a costar cumplir con todos..
Era evidente que mi sobrino, además de inquieto era un especulador innato, había montado toda una escena con el amiguito para lograr que yo me lo cogiera. En el fondo sus intenciones eran buenas, pero a mí eso no me importaba tanto, me había agarrado una calentura de órdago y el culito de Matías me parecía más duro y apetecible que el de mi sobrino, ya veríamos cuanto sabía el pendejo sobre comerse una buena verga… Busqué el tubito de gel dilatador y luego entré en la habitación, entonces me habló mi sobrino.
- Tío, no te enojes, lo único que podemos dar a cambio son nuestros culitos, no somos putitos, pero vos podés cogernos a los dos.
- ¡Nene!, ¿cómo se te ocurre algo así?, además, ¿quién me asegura que no van a abrir la boca después?, no señor, mejor es hablar con sus padres.
- ¡Por favor señor, no lo haga!, yo no voy a contar nada, mi hermano más grande me pega y me coge y yo no cuento nada a nadie.
- ¡Cómo que no contás nada a nadie!, ¿no me estás diciendo que tu hermano te coge?, ya me lo estás contando a mí, no, no, no, sos demasiado bocón.
- Se lo juro, se lo juro señor, nunca le diré nada a nadie, -rogaba con las lágrimas a punto de explotarle en la cara-.
- Está bien, pero con mis condiciones y tenés que respetarlas a muerte. Tu culito pasará a ser sólo mío y te voy a coger cuando quiera, además no quiero quejas.
- Está bien, pero ¿qué hago si mi hermano me pega y quiere?
- Le decís que lo vas a denunciar, pero con él no coges más, ¿sabés chuparla?
- Si, algo, mi hermano me la mete en la garganta y me hace vomitar.
- No importa, vení a chupármela, yo te enseño como se hace bien.
El nene se acercó temeroso y me bajó el pantalón, mi verga saltó como agradecida por ser liberada de la opresión de la tela y quedó erguida frente a su cara, “¡es re-grande!”, dijo mirándolo a Cristian que no dijo nada, estaba con la vista como perdida, seguramente volando de calentura. “Vamos a ver que sabés hacer”, -le dije acercándole el glande a los labios-, puse el celular sobre una repisa sin que se percataran y Matías no tardó mucho en introducir mi verga en su boca, me rozaba un poco con los dientes, no tenía nada de experiencia, por lo menos de la que a mí me gustaba, pero aprendería.
No quería forzarlo, pero le ordené que abriera bien la boca y tomándolo de las orejas comencé una cogida bucal, no llegaba a producirle arcadas porque sólo una parte ingresaba, entonces le dije a Cristian que primero le chupara el culito y luego le pusiera el gel metiéndole los dedos, mi sobrino se puso apurado a la tarea y Matías se puso en cuatro para permitirle un mejor acceso. Yo estaba parado junto al borde de la cama y ellos dos sobre la misma me ofrecían un buen espectáculo.
El morochito comenzó a gemir cuando la lengua de Cristian incursionó en su ojetito y fue in crescendo cuando comenzó con el gel y los dedos. Estaba gozando con eso y mi pija ganaba terreno en su boca, era hora de apurarlo y le pedí que respirara sólo por la nariz, no me pudo contestar nada porque se la mandé hasta la garganta y abrió los ojos grandes poniéndose rojo al tener el tronco incrustado. Apenas si fueron dos segundos y salí cuando tosía y dejaba caer saliva a raudales. Las arcadas pasaron enseguida y volví a intentar siempre por unos dos segundos, a la cuarta vez lo hacía como algo normal, pero no pensaba terminar así.
Cristian movía las manos con ganas, no podía saber cuántos dedos le había metido, pero era hora de ver si ese culito me la aguantaba toda. Me subí a la cama acomodándolo en cuatro, le pedí que se la chupara a su amiguito que se puso sentado delante de su cara y busqué el agujerito con el glande previa apertura de sus nalgas con mis dos manos. Se notaba que estaba usado, aunque brillaba con el gel y empujé haciendo que el glande penetrara sin trabas. El tema fue aguantar todo el tronco que venía detrás y le costó.
“Es muy grande, me duele mucho”, -dijo con vos llorosa apartando la boca del pito de Cristian-, yo no le contesté, me puse más gel y apuré la entrada. Gritó cuando se la mandé toda y choque sus nalgas, pero le pegué un chirlo en la nalga derecha y le dije que siguiera chupando, lógicamente, no pensaba detenerme e incrementé mis entradas y salidas, chocando en cada entrada con mi pelvis en sus nalgas. Me encantaba lo estrecho del lugar y mis manos apretaban sus nalgas duras, más duras incluso que las de mi sobrino.
Cristian comenzó a gemir anticipando su orgasmo sin eyaculación y Matías no paraba de hacerlo desde hacía un rato, además su culo ya se movía con gusto y él mismo era el que trataba de forzar más la penetración tirando sus caderas hacia mí. “Dele, dele, dele”, me decía apartando la boca del pito de Cristian y volvía a chupar, no tuve ninguna duda de que le gustaba coger como respirar y ya no pude aguantar, creo que sus tripas se inflaron cuando las llené de leche y me quedé quieto sintiendo sus apretones.
“Me entró toda y me gusto, si quiere sáquela, me gusta cuando me queda todo abierto” … El pendejo tenía sus mañas y se la saqué de golpe, dio un gemido y se escuchó una especie de descorche. Cristian no aguantaba más y se abalanzó sobre mi verga, no preguntó ni le importó si estaba sucia o no, se la metió rápido en la boca y comenzó a limpiarla a la vez que jugaba con la lengua en el glande. Matías vio esto y tomó el tubito del gel para, seguidamente, decirle a mi sobrino que ahora le tocaba a él.
No sé cuántos ni como le metió los dedos, lo que sí sé es que Cristian dio un respingo, se tragó más mi verga que comenzaba a crecer y movió su culito gozando los dedos de su amiguito. Hice que Matías se acercara y le metí dos dedos en su culito, noté enseguida que los tenía llenos de leche y los saqué para meterlos en su boca, yo no hubiera hecho nunca una cosa así, pero el nene se tragó los dedos y los limpió deleitándose con ello. Entre los dos me tenían a mil y el culito de mi sobrino pagó el pato.
Se la mandé de una y aparte de gemir y mover el culo se prendió a la verguita de Matías, le di como para romperlo, pero cada vez aguantaba mejor, “me gusta tío, me gusta” decía dejando de chupar y empujando sus nalgas. Matías me miró con cara de estar deseando lo mismo que Cristian y me preguntó, “¿no puede meterla en los dos culitos?”, me sentí como provocado por los dos putitos calentones y los puse en cuatro y a la par. Podía aguantar mi acabada y entré a fondo en cada uno, dos bombeadas y salía para entrar en el otro y repetir.
Estuve un rato así y los gemidos se sucedían mientras ellos se tocaban, “dense vuelta”, -les grité cuando ya las ganas de acabar no se aguantaban-. El primero chorro le cayó en la cara a mi sobrino y los otros dos se repartieron en medio de la cara de los dos, quedé medio “muerto”, aunque con ganas de seguir cuando los vi lamerse las caras para limpiarse las gotas de leche que cada uno tenía. Por lógica, una cosa es desear y otra… poder, yo no podía más, pero ellos parecían insaciables.
Luego de un rato de descanso los mandé a bañarse, les dije que se limpiaran bien el culito uno al otro y me di una ducha en el otro baño. Ya al salir me puse de acuerdo con ellos sobre lo de no hablar y les mostré que había grabado todo, ya no sólo estaban chupándose entre ellos, ahora se veían cuando recibían una verga adulta por el culito y pedían más. También le sonsaqué a Matías que el hermano se había ido el fin de semana a casa de un tío y no volvería hasta mañana, la dirección de la casa del tío no tardó en salir a la luz.
Los chicos quedaron jugando a la play como si nada hubiera pasado y yo llamé a uno de mis amigos, le expliqué lo que quería y me dijo que no me hiciera problema, eso sí, el “trabajito” me saldría unos mil quinientos dólares. El caso es que esperaron al hermano abusador en el domicilio que había dado Matías, cuando salió a media mañana para ir a tomar el colectivo que lo llevaría a la casa, se acercó uno de los muchachos enviados, le preguntó si era el hermano de Matías o tenía un hermanito llamado Matías, contestó que sí y lo metieron en una Van.
Fue sin violencia evidente o visible, bastó una navaja en el costado, un abrazo amistoso y, ya en la camioneta el tipo que lo hizo subir lo “ablandó” con un par de golpes, quedó tirado en el piso y lo llevaron a un galpón de una fábrica abandonada. Yo le había pedido que le dieran unos golpes y lo amenazaran con más si volvía a tocar al hermano, pero el tipo que llevó mi amigo, digamos que se excedió: “Yo te voy a mostrar lo que hacíamos en la cárcel con los violadores de menores”, -le dijo-…
Todo quedó registrado en el video que me mandaron, además de darle varios golpes que hasta a mí me dolieron, lo hizo desnudar, lo tiró luego sobre una vieja mesa de metal sin que le importaran las lágrimas del pendejo, éste quedó apoyado con los pies en el piso, pero con el culo expuesto, le ató las manos asegurando las cuerdas al otro extremo de la mesa y lo mismo hizo con los tobillos a cada pata de la mesa, sacó una verga de proporciones, lo escupió en el culo y lo penetró de una. El pendejo gritaba como si lo estuvieran desollando vivo y lloraba a lágrima viva, hablaba entrecortado, pero no se entendía lo que decía.
“¿Te gusta cogerte a los nenes?, a mí también, ¿viste que lindo que se siente?”, -le decía sin que el ritmo decreciera-. El pendejo trataba de decir algo y recibía sendos cachetazos en las nalgas instándolo a que hablara claro y allí se le escuchó decir que nunca más tocaría al hermano, que lo juraba y rogaba para que el ariete no lo siguiera martirizando. “Más te vale pendejo porque te estamos grabando y tu cara se ve bien cuando gritás por el culo roto, tocás a tu hermano o abrís la boca y lo bajamos en las Redes, te van a ver hasta las vecinas del barrio sin contar con que tus padres se van a enterar de que el hijo es un “culo roto”, ¿entendiste?” …
El “sí, sí, sí” que el pendejo dio como respuesta coincidió con la acabada del tipo, después se vio el culo abierto del cual manaba una línea blanca. Luego de esto lo soltaron, tuvo que vestirse sin lavarse, le mostraron algo de lo grabado y lo dejaron como a cinco cuadras de la casa. En definitiva, pagué con gusto cuando me pasaron el video a mi celular y borraron el original, no volvió a tocar al hermano y el culito de Matías sería sólo para mí y para cuando a mí se me ocurriera. Pensé que con dinero y conocidos así, el que me jodiera o molestara se las vería muy feas.
Volviendo a lo anterior, luego de jugar Matías se acercó para saludarme antes de irse, me dio un piquito que yo convertí en un beso de lengua que lo sorprendió porque nunca los había dado, pero que no lo espantó ni mucho menos porque movió su lengua y se le escaparon algunos gemidos cuando mis manos apretaron sus nalgas, “todavía me duele mucho el culito, tu pija es más grande y dura que la de mi hermano, pero me gustó cuando se me abría y estiraba todo el agujerito al meterla”, -me dijo bajando los ojos con timidez-. Cristian lo acompañó hasta la puerta y, aunque creo que sólo me pareció a mí, las nalgas de ambos nenes se movían como incitándome nuevamente.
Mi cuñada me llamó por teléfono para avisarme que habían comprado muchas cosas y que los operarios se habían comportado muy bien, además, merced a que le pagaron extras, habían armado dos habitaciones completas y la cocina con vasos, platos y cubiertos. “Falta mucho todavía, pero el comedor y el living también tienen muebles”, -agregó-. Quedé con ella en ir para la casa, llevaría algo para merendar y veríamos si podía ayudarlas en algo más. Tomé un remís, compré facturas y nos fuimos con Cristian para mi casa.
Cuando llegué todavía bajaban cosas del camión, estaban por armar la cabaña del fondo, fueron previsores y no bien llegaron habían puesto pastillas para los insectos y una vez despejado el humo, limpiaron y recién estaban llevando los muebles que no eran muchos. Convidé a los tres operarios con facturas y gaseosas y mi madre y Cynthia me mostraron como estaba quedando todo en la casa, había cambiado mucho con los muebles y mi mamá me explicó que había que seguir, pero ella quería irse para la casa por aquello de prepararse para la empresa, elegir la ropa y etc.
- ¿Por qué no se queda Cynthia con vos y siguen mañana?, yo compré algo de comida, en la heladera puse fiambre, leche, carne, algo de verduras, hay un supermercado cerca y llené un carrito con cosas esenciales, -me preguntó, aunque sin malicia o doble intención-.
- Yo no tengo inconvenientes, habría que ver lo que opinan los demás.
- Yo me puedo quedar sin problemas, tengo una muda de ropa y hay mucho por hacer, Cristian también, pero Fernanda tiene que ir al colegio, son los últimos días de clases y se juntan todos los compañeros, -expresó Cynthia-.
- Bueno, entonces me voy tranquila y me llevó a Fernanda.
Seguimos un rato más después de comer algo y rato después mi madre se fue con Fernanda, al poco lo hicieron los trabajadores y nos quedamos solos, Cristian se había quedado en la cabaña y aproveché que Cynthia pasó a mi lado para abrazarla y comerle la boca, respondió al toque y llevó su mano al bulto, “tengo ganas de tragarme tu verga y que me hagas la cola”, -me dijo con voz suave e incitante-. Me había vuelto a poner a tono cuando mi madre dijo que mi cuñada podría quedarse, pero estaba el problema del nene y se lo hice saber. “Dejalo por mi cuenta, va a dormir toda la noche sin molestar”. Dudé con lo que me decía y me explicó:
- Ya sabés que, además de inquieto se suele poner caprichoso e insufrible, pues bien, el médico me dio unas gotas para que pueda dormir, si le aumento la dosis va a dormir toda la noche y no lo despiertan ni a cañonazos. -Me gustó lo de las gotas para dormirlo y le contesté-:
- Me parece bien, pero apenas se duerma, lo dejás en la habitación y te quiero ver desnuda, cuando estemos solos vas a andar siempre desnuda, quiero meterte la verga cuando se me ocurra y por dónde se me ocurra, todavía me debés lo de la conversación con mi madre, esa me la voy a cobrar.
- Sí “mi señor”, se querés ahora me pongo la tanga.
- No hace falta, de pasada pedí una tarjeta en una agencia de remises, voy a solicitar un coche para irnos a cenar afuera y luego vemos. Ahh, no me digas “mi señor”, con Ángel está bien, es con actos que me tenés que demostrar tu entrega, no con palabras.
- Ya vas a ver, te lo voy a demostrar día tras día.
Fue como lo había dicho y se produjo lo que ella había anticipado, salimos a cenar y en el regreso mi sobrino estaba dormido. Tan profundamente dormido estaba que lo subí a la habitación, de camino le metí la mano por debajo del shorcito y con el dedo medio busqué el agujerito de su culo, lo penetré y ni un gemido se escapó de su boca, lo tapé luego de sacarle las zapatillas y lo dejé allí.
Bajé las escaleras, caliente por lo que imaginaba que pasaría, la noche estaba espectacular y Cynthia más aún, sólo tenía un par de sandalias de taco medio sobre su cuerpo y sus tetas erguidas parecían brillar, su cabello estaba suelto y me miraba expectante, yo sólo me acerqué a darle un piquito y le pregunté si mi madre había comprado algún licor, me contestó que había whisky y le pedí que me sirviera una medida con un poco de hielo.
Fue a cumplir con el pedido, sus caderas se movían con sensualidad y me anticipaban una suma de placeres. Los culitos de los nenes me calentaban lo suyo, pero el culo, las tetas y el físico de mis tres mujeres me aceleraban, mucho más en el caso de Cynthia pues sabía que se le agregaba la pizca de sumisión no se negaría a nada de lo que le pidiera. “desnudame y esmerate con la boca”, -le pedí cuando me acercó el vaso-. Enseguida me sacó la ropa, acomodó los pantalones en el respaldo de la silla, se agachó sin flexionar las rodillas y levantó el culo apuntándolo a mi cara cuando realizó esa acción.
Se me caían las babas cuando vi sus labios íntimos gorditos y cerrados, pero con todo un marco de humedad que denotaba su excitación, además, su ano seco parecía palpitar y abrí las piernas mirando el espectáculo que me mostraba al ponerse en cuatro y gatear esos dos metros que nos separaban. Se acercó a mi entrepierna y en ningún momento dejó de mirarme, esto hasta un poquito antes de que su nariz se pegara a mi pelvis. Se ahogó y salió rápido dejando caer abundante saliva, pero rápidamente volvió a intentar.
No sé cuánto tiempo estuve disfrutando de su mamada y de los movimientos de su lengua que parecían enredar el tronco de mi verga, fui dejando que el placer me ganara y no tuve necesidad de empujar su cabeza con mis manos, cuando sintió que estaba a punto se la tragó toda y dejó que el líquido pasara directamente por su garganta. Tuvo un orgasmo por esto, sus temblores y contracciones me lo demostraban y yo no iba a prohibirlo, me encantaba cuando acababa haciéndome sentir su placer.
No la sacó de su boca, esperó un pequeño rato para que se me pasara esa impresión de cosquilla o de rechazo que se suele producir cuando el miembro acaba de eyacular y procedió a limpiar todo el “aparato”. Pronto estuve en condiciones e hice que se levantara y se girara, los chirlos, uno en cada nalga y abarcando un poco de sus caderas la hicieron gemir al punto del grito…
- Nunca más vuelvas a dejarme de lado, a ignorarme y mucho menos mentirme, ¿entendiste?
- Sí, Ángel, entendí y no lo haré nunca más, me merezco el castigo, dame más fuerte, -mi cuñada tenía incorporada actitudes de sumisa que ni ella misma conocía, pero no me excitaban los golpes ni la quería marcar-.
- Por ahora no te voy a marcar, no me gustan los tatuajes ni los moretones producidos por golpes, metete la verga en el culo y aguantá, yo me voy a ocupar de tus pezones.
Allí no quedarían marcas visibles y cuando se abrió con las manos esas esferas de carne y ubicó al tacto el miembro en su culito para comenzar a penetrarse, busqué sus pezones erguidos, se los apreté con fuerza y no pudo dejar de gritar pues se le juntó el dolor en las tetas con el dolor que le produjo la auto penetración profunda que se propinó sin hacer escalas y no paró, gemía a punto de convertir los gemidos en gritos porque ella misma entraba y salía con ganas.
Yo miraba aparecer y desaparecer mi verga en el agujero de su culo y como sabía que podría aguantar un poco más debido a la acabada anterior, le pedí orgasmos, “soltate y acabá las veces que quieras, me encanta sentir tu placer”. Esas palabras fueron como un detonante, nadie se había preocupado por el placer que ella experimentaba, el orgasmo aparecía o se quedaba con las ganas y, según me contó después, eso provocó su entrega total e incondicional como hembra y como mujer hacia mí.
Yo daba por seguro que los tendría, pero creo que ni ella esperó lo que pasó, saltaba como electrizada, entraba, salía, se quedaba unos segundos quieta temblando, apretaba la verga con sus esfínteres y volvía a comenzar, yo lamía su espalda transpirada y apretaba sus tetas y pezones mientras ella seguía con sus espasmos, hasta que se quedó quieta apoyando su espalda en mi pecho, estaba como ida, a punto del agotamiento y la dejé, unos segundos después iba a comenzar de nuevo con sus sentones y le pedí que se levantara, la hice recostar en la mesa y su concha empapada me recibió de una, gritó al sentirla chocar contra su útero y luego de dos o tres movidas inundé su matriz.
No me hacía problemas por el peligro de embarazo, sabía que ella tomaba la pastilla, lo que me llamó la atención fue el llanto sentido que dejó escapar, no paraba y no pensaba impedirlo pues provenía de su interior y yo, internamente sabía que mi “pose” de macho dominante era sólo de ocasión, en definitiva, me interesaba más la persona que el mero hecho de coger por coger.
- Mis hijos tendrían que haber sido tuyos y no de un desconocido y del puto fracasado de tu hermano, -me dijo entre sollozos, entendiendo quizás que la vida te pasaba facturas por las equivocaciones-.
- Eso ya está, no lo podés solucionar, dedicate ahora a aceptarme y a no fallarme.
- Te lo juro por mis hijos, -supe que no lo decía por decir-.
Nos fuimos a dormir sin ganas de seguir, los dos estábamos “fusilados”, descansé como un bendito y la escuché cuando, en la madrugada, casi amaneciendo, se levantaba y se iba a la habitación que debería haber compartido con Cristian. En la mañana, después de desayunar ordenamos un poco lo que teníamos que seguir comprando, Cynthia anotaba lo que faltaba en la cocina y en cada uno de los baños, habíamos decidido terminar un lugar antes de pasar al otro.
Yo lo llamé a mi amigo de la empresa de Seguridad, para ver la posibilidad de poner alarmas y equipos de cámaras y monitores en la casa, me contestó que tenía todo lo necesario y dijo que si le daba la dirección estaría en la casa antes del mediodía para comenzar con los trabajos. No podríamos movernos de allí, pero que él llegara me alivió otras preocupaciones pues tenía conocidos que podrían hacer el trabajo de jardinería y de albañilería, le dije que con su recomendación me bastaba, que los llamara a la brevedad, eso y un par de llamados sirvió para que la casa, luego del mediodía estuviera llena de gente trabajando o viendo que es lo que se debía comprar para hacer, refaccionar o poner en marcha.
Cerca del mediodía también me llamó mi madre, ya estaba todo en funciones había habido varios que se retobaron un poco ante las nuevas medidas, pero el Abogado de mi madre, previendo que podrían suscitarse problemas había ido acompañado, además del Escribano, por tres efectivos de Seguridad Privada que, a la vez, cumplían funciones activas como policías de Investigaciones, nadie jodió con ellos cuando se identificaron.
Entre ellos, dejaron el tendal de despedidos, hasta la empresa de Seguridad que aportaba seis efectivos con turnos rotativos quedó desafectada y se les derogó su contrato, ese rol lo pasó a cumplir gente que mandó el Abogado. Hubo sólo dos que se plantaron con la idea de hacerle juicio a la empresa por el despido, se harían viejos esperando fallos favorables, todos los demás aceptaron las indemnizaciones y firmaron sus conformes, ni siquiera daba para que los Delegados Sindicales hicieran líos o huelgas, tuvieron que aceptar sus indemnizaciones porque no los apoyaron desde el Sindicato central.
El gasto total de las indemnizaciones no llegó a un millón de dólares y las máquinas nuevas que se comprarían insumirían un gasto cercano a los dos millones incluyendo con el precio los Cursos de Capacitación para el personal. Según se estimaba, las producciones bajarían los tres primeros meses, pero había capital para aguantar, mientras tanto se buscarían nuevos mercados y se pondrían en funcionamiento las máquinas nuevas.
Llegó un momento en que me encontré saturado con todo lo que estaba pasando y le dije a Cynthia de ir a abonar lo del vivero, los pedidos de los materiales de construcción y aprovechar para encargar otras cosas. Mi amigo me dijo que me fuera tranquilo, que a él le faltaban varias cosas por hacer y luego me tendría que indicar como se operaba todo. Cuando íbamos a ver los muebles pasamos por una agencia de autos de la marca Audi, salimos de allí después de haber comprado una camioneta SUV que usaría Cynthia, ya que el auto anterior lo tenía y usaba mi hermano y yo compré para mí un sedán de alta gama que nunca pensé que podría tener. Los entregarían en las próximas 24 o 48 horas y, según el vendedor, nunca había hecho una venta tan rápida y sencilla. Es indudable que con dinero las cosas cambian de modo sustancial.
Al regresar a casa ya estaba lista y recién pintada la pileta, me explicaron que la bomba no tenía demasiados secretos, sólo bastaba bajar una palanca y comenzaría el llenado, pero había que esperar hasta la mañana siguiente, aunque de eso se encargarían los dos jardineros que estaban haciendo maravillas con el parque y las flores que habían plantado creando diversos canteros. Los albañiles comenzarían al día siguiente, luego de que trajeran los materiales para terminar de cerrar el muro y luego colocarían todo el entramado de alambre llamado concertina, lo cual le sacaría las ganas a cualquiera para tratar de trepar por él. Se colocaron cuatro cámaras en las esquinas de los muros, una adelante que abarcaba la entrada del portón y el frente de la casa y otra en la parte trasera. Los monitores con un teclado sencillo se colocaron en un cuarto chico anexo al cuarto de servicio y me habilitaron los servicios de cable e Internet.
Mi amigo, que era uno de esos tipos que se “prendían” en cualquier “revoleo” para ganas unos Pesos terminó llamando a uno que me vendió un equipo completo de computación con un monitor de veinte pulgadas, Pesos más o Pesos menos, no me importaba, yo quería disfrutar de lo mejor. A mi sobrino le faltó tiempo para sentarse delante del teclado y el monitor de la computadora, “ni se te ocurra, esa no se toca, es de uso exclusivo, ya tendrás la tuya en la habitación que te toque y más te vale que me tomes en serio”, -expresé con una seriedad ante la que él no discutía-. “Está bien tío”, -fue lo único que dijo y se levantó, la madre se asombró por esto, pero le gustó-.
Cuando la noche se acercaba a pasos agigantados quedamos nuevamente los tres solos, Cynthia preparaba algo de comer y mi sobrino se comunicaba visualmente por el teléfono con su amiguito Matías. “Es verdad, te digo que es verdad, es una cabaña de troncos”, -le decía al amigo y la madre lo escuchó. ¿Con quién hablás hijo?, -preguntó-. “Es Matías ma, le estoy contando que en la casa del tío hay una cabaña en un bosque y quiere que se la muestre, tío, ¿no me acompañás y se la muestro por el teléfono?” No sé si lo dijo con algún tipo de intención sexual, pero verlo parado de costado y notar la curva de sus nalgas protegidas por el short de lycra, le “metió fichas” a mi verga adormecida.
“Es que tu madre está cocinando y no sé cuánto podamos estar”, -le contesté, porque si iba me lo iba a coger sí o sí-… “Por mí no se hagan problema, estoy con la salsa, tienen como media hora, apenas regresen echo los fideos y comemos”. Mejor imposible, la madre me lo estaba sirviendo en bandeja y con media hora me alcanzaba y sobraba, el putito se la vio venir y salió corriendo para la habitación gritando que enseguida volvía. Regresó rápido y nos fuimos caminando por el parque.
- Fui a mi mochila a buscar el gel, porque si querés cogerme no me queda tan dolorido el culito.
- ¿Tenés ganas de que te coja?
- Sí tío, siempre tengo ganas de que me metas la verga, pero si me duele mucho me cuesta sentarme y mi mamá me va a preguntar que me pasa, -el muy cabroncito se la tenía todas pensadas-.
- Bueno, entonces te la voy a meter despacito.
- Vos metela como quieras a mí me da gustito despacio o fuerte, pero con gel no me duele cuando es fuerte.
- ¿Qué te dijo tu amigo de la cogida en casa?
- Dijo que le gustó mucho, le dolió más porque tu pija es más grande, pero se le pasó enseguida y quería más, me preguntó cuándo lo podrías coger de nuevo.
- Ya veremos, ¿le hizo algo el hermano?
- Ni lo molestó, parece que se peleó con un amigo y se la pasa encerrado en el cuarto, pero Matías sólo quiere que lo cojas vos.
Entramos a la cabaña, trabé la puerta y fuimos directamente a la habitación, dejamos la luz apagada porque la luz que venía del comedor iluminaba lo suficiente y no bien terminé de correr las cortinas oscuras de las ventanas, Cristian me pidió que lo besara, lo tapé con el cuerpo tirándolo sobre la cama y le comí la boca con ganas, él pendejo colaboraba gimiendo y moviéndose como una viborita, me puse a tope con la boca de mi sobrino y le pedí que se desnudara y se preparara.
Verlo con su hermoso culito parado mientras estaba en cuatro y ver que se ponía el gel empujando sus dedos me voló todos los pájaros. Igual no iba a dejar pasar la oportunidad de cogerle la boca y le arrimé el glande a los labios, aunque antes le dije que se pusiera en el borde con la cabeza colgando, que yo me ocuparía de su culo. Ya estaba bastante acostumbrado y la posición era mejor, enseguida llegué a su garganta y una sola vez amagó con toser. Entraba y salía de su boca mientras le ponía bastante gel en el culo, pero no quise acabarle en la garganta y se la saqué.
Sin pedirle nada se puso nuevamente en cuatro y se abrió las nalgas diciendo: “Dale tío, metela, tengo muchas ganas” … El glande comenzó a entrar despacio y el tronco lo siguió tranquilo y sin apuro, Cristian sentía el paso de la verga de su tío, pero no se quejó por demás, el recto estaba acostumbrado y la lubricación abundante lo hacía más fácil. Lo de fácil es un decir porque más de una vez contrajo sus músculos por el dolor, aunque ni siquiera amagó con salirse o resistirse y a mí me generaba un morbo increíble ver como ese culito tan chiquito se comía mi gruesa verga.
No sólo era eso, sabía que cuando llegara al tope comenzaría a empujar sus nalgas pidiendo más y eso fue lo que sucedió, empujó sus nalgas sin la espera para acostumbrarse y le agregó un, “más fuerte tío, más fuerte” que hizo que, a los movimientos de entradas y salidas, le agregara el sacarla y meterla. No había necesidad de apuntar, la sacaba toda y al apoyarla el culito parecía aspirar el glande y el tronco que no se detenía hasta que las pieles chocaran. Esto generó que se quejara entremezclando dolor y placer, a él no le desagradaba y a mí me gustaba cada vez más, así que tardé poco para llenarle las tripas de leche.
Su cuerpo se perdía debajo de mis brazos y mi pecho lo aplastaba contra la cama, pero para él era como debía ser, yo era su macho y le encantaba que su macho lo cogiera haciéndose sentir. No estaba para hacer muchas elucubraciones, pero se me ocurrió pensar que en esto de la sumisión debía haber algo genético pues la hermana y la madre actuaban de forma parecida. No quise que me la chupara como era su deseo, lo dejé tratando de hablar por teléfono con su amigo y me fui a lavar al baño pensando en que la madre también se pondría mimosa pidiendo verga.
GUILLEOS1 – Continuará. Se agradecen comentarios y valoraciones.
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