Un verano distinto.
Estoy casado y tengo dos hijos y un sobrino que en ocasiones tengo que cuidar dado las ocupaciones de sus padres. A partir de esto es que se sucedieron cosas distintas y muy calientes. .
Este verano ocurrieron cosas que nunca creí que podría vivirlas, sobre todo porque nunca había reparado en determinados comportamientos de mi hijo y mi sobrino. Tengo 37 años y estoy casado con Julieta, que tiene dos años menos que yo, tenemos dos hijos, Mariano de 11 años y Milena de 9. Mi cuñada, hermana de mi esposa, Rosaura, está casada con Maximiliano, que tiene dos años más que mi esposa y un hijo de igual edad que el nuestro llamado Damián. Dado que yo tengo una ocupación bastante fácil de manejar en cuanto a tiempo, en tanto que mi esposa, mi cuñada y su esposo no les ocurre lo mismo, ya que tienen trabajos en lugares donde cumplen un horario específico, quedé al cuidado de los dos varones, sobre todo para intentar que se comporten como dos muchachos lo más prudentemente posible y que hagan deportes. Hemos participado en el club de varios partidos entre jóvenes y mayores, casi todos padres e hijos.
A la tercera vez que fuimos y ya terminado el partido nos anotamos en la pileta de natación. Que según los adolescentes les interesaba más que el futbol. Así fue que cumplí con sus deseos. A la semana siguiente empezamos natación. Mi sobrino y mi hijo habían solicitado a mi cuñada, Rosaura, que le comprara una malla para entrenamiento. Rosaura es una mujer muy delicada de gustos, muy refinada en cuanto a la compra de objetos para regalar, y esta vez no fue la excepción. Les compró a los jovencitos dos slips de una marca muy conocida y de estupendos colores.
El lunes por la mañana estando en la pileta y mientras hacía un alto para poder recuperar aire después de haber hecho unas seis piletas, mientras los jóvenes seguían nadando sin ningún tipo de problemas, observé cuando se acercaban hacia mí y volvían para hacer una pileta más, observé con detenimiento, puesto que me llamó la atención, las mallas de los chicos, de hecho, me pareció que les que daban muy bien, pero ello era porque ambos mancebos tenían u cuerpo muy bien formado, son delgados, tienen una cola bien estructurada y un bulto bastante interesante, y esto se da en los dos jovencitos. Ese parecer me provocó cosquillas en la zona que va de mi culo hasta mis huevos, lo que me indica que ya tengo ganas de sexo. Pero me dije a mi mismo que debía esperar a ir a las duchas para confirmar ese parecer.
Llegado casi el mediodía, decidimos dar por terminada la jornada de natación y nos fuimos a las duchas. Allí nos desnudamos los tres; yo, particularmente, tengo el gusto de tener la zona de los genitales rasurada, por una cuestión de higiene y, además, porque me gusta y también porque es del agrado de mi esposa, con la que solemos tener relaciones sexuales bastante seguidos a pesar de los años que estamos casados.
En efecto, volviendo al tema principal, los efebos eran tal como la percepción había llegado a mi memoria, mi hijo es lampiño, igual que yo, del mismo modo mi sobrino, la diferencia radica en que la verga de Damián es bastante larga estando dormida y gruesa. Ha de tener unos siete centímetros de largo, por unos cinco de grosor, verdaderamente me pareció muy interesante, en tanto que la de Mariano es más corta y menos gruesa. Me llamó la atención también las redondeces de sus culos, ello provocó en mí que comenzara a erectarse mi verga de un modo inusual, es la primera vez que me ocurre esto con jóvenes, tuve que correr la vista y concentrarme en mi duchos ya que no quería aparecer como un sujeto despreciable a la vista de mi hijo y mi sobrino.
Por supuesto, que no dejé de mirar también a mi hijo, quien me pareció muy excitante, con su piel suave, tersa, delicada, muy similar a la de mi sobrino, verdaderamente estaba pasando un momento lleno de contradicciones, tuve ganas de iniciar un juego erótico, pero me detuve y así sucesivamente durante todo el tiempo que duró la ducha. Los jóvenes se encontraban charlando de cosas vinculadas a la escuela que ya había terminado y de fiestas que ya habían sido organizadas para más adelante con los compañeros de colegio.
Nos volvimos a casa en el auto, Damián me dijo que a su madre lo esperaba en el parque Loredano, fuimos hasta allí, estaba mi cuñada con un vestido ajustado, de color negro, cartera y zapatos al tono, pintada levemente, con su larga cabellera negra lista para ir a trabajar y dejar a Damián en su casa. Su marido, volvía del trabajo a eso de las cinco de la tarde. Con Mariano nos fuimos a casa. Julieta estaba en la oficina. Preparé el almuerzo y al finalizar el mismo lavamos los platos y dejamos todos en orden. Le dije a Mariano que iba a dormir una siesta, él me dijo que se iba a su habitación también a dormir un rato porque la natación lo había cansado un poco.
Al día siguiente, Rosaura le pidió a Julieta que, si era posible, yo cuidara de su hijo Damián, ya que tenía el día libre en mi trabajo. Julieta le dijo que sí, me avisó a mí de tal situación y le dije que lo trajeran al joven cuando quisieran. A media mañana, mi sobrino llegó a casa. No fuimos a nadar un rato al club los tres, para luego ducharnos y volver a casa al almorzar. Al finalizar yo dejé todo en orden y los chicos se fueron a la habitación, mientras que yo me fui a la mía.
Escuche unos ruidos extraños en la habitación de los jóvenes, yo estaba en mi habitación e intentaba conciliar el sueño para hacer una siesta, pero no podía. Los ruidos, leves, muy leves que venían de la habitación de los chicos seguían con cierta intermitencia. Es un hábito en mí acostarme desnudo, me levanté me puse n os slip y me fui lentamente y sin hacer ruido hasta la habitación de Marian y Damián, muy despacio moví el picaporte hacia abajo y pude abrir una rendija en la puerta, no me permitía observa adecuadamente lo que ocurrían, pero si podía avizorar algo, solo lo veía a mi sobrino, que se encontraba en la cama, arrodillado, en bolas y con la verga erecta.
Estaba jugando a papel, piedra y tijera, juego que yo no he jugado nunca y que no me llama la atención, en un momento determinado veo a mi hijo que se agacha y comienza a chupar la verga de Damián, me quedé azorado viendo esa imagen, luego siguió el juego entre los jóvenes y lo mismo hizo Damián, pero no pude ver lo que ocurría, pero lo intuí rápidamente, mi hijo había ganado la mano y él estaba chupándosela a Mariano.
Dejé correr unos cinco minutos, supongo, ya que no tenía reloj a mi alcance y entré de sopetón a la habitación. Los jóvenes se pusieron colorados e intentaron cubrirse, pero yo con una sonrisa les dije que no tuvieron ningún temor ni pudor y que continuaran jugando porque quería ver cómo era ese juego, ellos me miraron un poco asombrado y me Mariano me dijo:
– ¿Es así papi?
– ¿No tenés problemas tío?, me peguntó Damián.
– No, para nada, le dije, me gusta a lo que están jugando, me parece muy interesante pero como no podía ver bien es por eso que entré a la habitación.
Ambos jóvenes ya más distendidos siguieron su juego y alternativamente se mamaban la verga. Esa escena repetida en caso unos quince minutos me hizo parar la verga a mí. Les pregunté si hacía mucho que jugaban a ese juego. Me respondieron que desde hace un año atrás y que se le había ocurrido a Damián, un día que vio a su madre chuparle la pija a su padre. Entonces se lo propuso a su primo.
Me pareció una respuesta bastante lábil, estimo que ambos jóvenes pueden ser gays o pueden ser bisexuales, no me parece que haya sido u motivo ver a su madre como para que se tomara con un juego y con otro varón. Port supuesto, que eso no impidió que yo sacara mi verga comenzara a masajear el prepucio hacia arriba y hacia abajo, estaba llevando a cabo una masturbación mientras los mozos se chupaban bien la pija, que cada vez las tenía más erecta y con la cabeza más colorada.
Ambos me miraron a mí que estaba en mi paja mientras los miraba y me dijeron si quería participar del juego. Sin dudar les dije que sí.
Me levanté de la banqueta y me fui con ellos a la cama.
Al ser un novato en el mismo de hecho fueron más las veces que perdía que las que gané, pero por supuesto quien me saca haber chupado la verga de dos jovencitos tan ardorosos, sin dejar de tener en cuenta que las ocasiones que gané, los mancebos la mamaban muy bien, haciendo que mi verga se pusiera más gorda y cabezona.
Al cabo de un rato de juegos les dije a ambos que esto no podía terminar de ese modo y que debíamos continuar jugando de una manera distinta. Chicos, les dije, colóquense al borde de la cama sobre sus rodillas y coloquen las manos para sostenerse y quedar en cuatro patas, cosa que hicieron inmediatamente, allí les informé que iba a ingresar mi verga en el agujero de sus culos y que lo iba a hacer muy despacio, ordené a mi hijo que fuera a busca a la toilette la crema que su madre utiliza para su cuerpo y que la trajera.
Embadurné el culo de ambos y comencé por meter la cabeza de mi pija y a moverme lentamente hacia adentro y hacia afuera de mi sobrino, luego repetí la misma acción con Mariano, pasé nuevamente a mi sobrino y metí un poco más adentro mi miembro, estaba como loco, era la primera vez que tenía la posibilidad de estar con dos jovencitos, un sueño que había tenido en alguna oportunidad lejana ya en el tiempo y que había dado por olvidada. El hecho de introducirles la pija en el culo y tenerlos en esa posición me permitía al mismo tiempo masajear sus vergas y huevos, lo que me calentaba aún más todavía. De hecho, repetí el acto con Mariano y al fin y al cabo terminé en el culo de Damián.
Luego les dije que ambos debían hacer lo mismo conmigo, de modo tal que me puse en posición de ser penetrado por ambos jóvenes alternativamente, lo cual me resultaba una verdadera exquisitez, sus pijas duras de no más de diez centímetros de largo y cerca de un centímetro y medio de grosor como máximo, eran magnificas y me tenían muy excitado. Descubrí allí que aquel sueño hecho hoy realidad me ponía en la situación de considerarme como bisexual. Ambos jóvenes acabaron una gran cantidad de esperma dentro de mí… ¡¡¡la juventud todo lo puede!!!
Terminado el juego hablé con ellos y les dije que esto era un tipo de juego que podíamos volver a repetir si les había gustado, a lo que respondieron afirmativamente, aclarándole que tenía que ser un secreto exclusivo entre nosotros tres. Que tenía que ver la manera de poder contar esto al resto de nuestro entorno familiar, pero que podía muy bien quedar en un secreto absoluto. Los jóvenes respondieron que sí, que ellos iban a guardar el secreto porque les gustaba el juego, sobre todo la segunda parte porque nunca la habían llevado a cabo.
Pasaron algunos días, y se acercaban los jueves y los viernes, días que mi esposa y mis cuñados están más ocupados, estaba seguro que me iban a pedir que me quedara otra vez a cuidar a los jovencitos y así fue cuando bajé a desayunar y me encontré con mi esposa.
Julieta me dijo:
– ¿Podés cuidar nuevamente a los chicos este viernes y sábado hasta entrada la tarde?
-Sin duda, contesté, es un placer para mí.
-Rosaura me habló maravillas de vos a partir de comentarios que le hizo Damián, ¿parece que entusiasmaste a los chicos?
-No te quepa ninguna duda amor, hacemos unos juegos muy divertidos y ellos están muy contentos. Volveré a repetirlos con lagunas variaciones. Pero el domingo te quiero lista para coger porque hace como una semana que no estoy dentro tuyo y tengo ganas.
– ¡Qué bueno que tengas ganas de mí! Lo que pasa es que siempre estoy tan ocupada.
No te preocupes mi bebé.
Me acerqué y la di un beso en el cuello mientras le toqueteaba el culo y la concha.
Ya iba a tener tiempo de pensar si le podía decir o no lo que había ocurrido con nuestro hijo y sobrino. Eso lo iba a probar el domingo cuando estuviéramos en la intimidad.
comos igue