Un verano distinto II.
Después de la experiencia que tuve con mi hijo y su primo tenía que optar por contar lo que había sucedido a mi esposa o guardarlo como uno de los secretos de familia de aquellos de los cuales no se habla. .
Y por fin llegó el domingo, era la hora exacta y precisa para contarle a Julieta lo que había ocurrido mientras cuidaba los chicos cuando mis cuñados y ella mismo estaban ocupados por sus tareas laboral. Julieta es una mujer muy abierta, y muy cliente y sexual, pero contarle eso me resultaba un poco urticante.
Llegó la noche ella me dijo que iba apara la habitación y le dije que yo ya iba. Cuando entré a la pieza la encontré totalmente desnuda, con sus piernas entre abiertas, podía divisar y vulva peluda y carnosa, sus hermosas y pequeñas tetas con sus bellos pezones, cuyas aureolas eran desproporcionadas, en relación a sus senos. Comencé a sacarme la ropa y tenía la pija dura, me saque el slip y salto mi verga, ella sonrió y me dijo:
-Traé esa pija dura a mi boca, amo esa verga parada
-Por supuesto amir, caminé hasta la cama y le puse la pija en la boca, ella comenzó a chuparla con fruición, rodeaba la cabeza con su lengua y de cuando en cuando la introducía en la boca, usándola como si fuera una concha, verdaderamente nunca hubo una mujer que me la mamara de esa manera. Yo seguía de pie al lado de la cama, mientras con mi dedo le introducía en su vagina, ya muy mojada y con el dedo embadurnado con su líquido viscoso se lo metía en el agujero del culo, mientras ella seguía chupando y gimiendo con una puta en celo, como una yegua que necesitaba ya de un macho que satisficiera sus deseos libidinosos.
No dejaba de mamarme, cuando le saque la verga de la boca y fue a buscar directamente su concha para lamérsela toda, ella abrió sus labios y me ordenó:
-Meteme la lengua adentro de la argolla que quiero sentirla.
-Claro bebé, le dije, y le metí la lengua adentro y un dedo en el culo que lo entraba y lo sacaba mientras ella se retorcía en la cama como una víbora y gemía como una perra caliente.
– ¿Te gusta el dedo en el culo amor?
-Sí, mucho, poneme otro, dale, no seas hijo de puta, meteme dos dedos…
– ¿Dos querés? Sos muy puta, te voy a abrir todo el ojete, te voy a meter tres dedos, puta asquerosa, le dije con voz suave
Mientras le seguía chupando la concha, la puse en cuatro patas y comencé a lamer su concha y el agujero del culo en una sola vez, sabía que eso la volvía loca, la coloqué al borde de la cama, de espaldas sobre la misma y le puse la verga bien adentro de la concha, mientras que le dije tengo que decirte algo putita mía.
-Decime, me dijo.
-Cuando me dejaron al cuidado de los chicos, los agarré in fraganti chupándose la pija en una especie de juego…
– ¿Y vos que hiciste?
-Nada, me puse a mirar.
-Eso solo… me dijo, mientras gemía con mi verga que entraba y salía de su concha caliente y súper mojada.
-No, comencé a masturbarme cuando los vi con sus pijas paradas.
-¡¡¡Ah!!!, sos un hijo de puta te gustaron los pendejos…
Y claro… no sabés que lindas pijas tiene, de no más de 10 centímetros y de uno a uno y medio de grosor, tersas, suaves y el culo es maravilloso.
– ¿Se las metiste?
-A los dos.
– ¿Y vos las comiste?
-Claro, me encantan las vergas, tuve una sensación de gran placer cuando me la metieron.
– ¿Mirá vos, así que sos bisexual?
-Sí, ¿por qué? ¿No te gusta? ¿Te parece que estuve mal? ¿Estás enojada?
-No para nada, me dijo Julieta y prosiguió: para nada, me parece genial, me gustaría verte con los chicos, la verdad es que me excita mucho, me estás haciendo acabar con tu pija y tus cuentos, soso un mal parido.
-Callate loca de mierda, ¿quién te a coger como yo te cojo puta asquerosa?
-Seguro que nadie.
-Bueno, entonces date vuelta que te voy a darte por el culo yegua putona.
Se dio vuelta, y me dijo que le chupara bien el agujero, abrí sus nalgas y tuve allí ese orto hermoso, ya medio dilatado y estriado de tanto darle, comencé a chupárselo y ella a gozar mucho. Como siempre. Una vez que se lo lengüeteé todo y durante unos minutos para saciar su deseo, tomé mi verga con la mano derecha y puse la cabeza apuntando al hoyo, comencé a hacer fuerza hacia adentro y fue entrando mi verga en ese canal cerrado y estrecho, entonces le pregunté:
– ¿Te parece que si tu hermana se entera puede enojarse?
– ¿Mi hermana?, repitió dos o tres veces. Hizo un silencia y continuó: esa puta tiene mucho que perder si se enoja, ella sabe todo lo que yo sé acerca de ella.
– ¿Y tu cuñado?
-No creo, otra figurita también.
-Vos sabés cosas que yo no sé.
-Ni te imaginás.
– ¿Y de vos tengo que saber algo? ¿Algo que no me hayas contado? No te hagás la turra y decime todo.
-Nada que no sepas, me dijo mientras seguía gozando con mi verga hasta el fondo de su ojete. Pero te voy a mostrar algo esta noche. Te va a poner como loco, lo presiento.
-Bueno, dije y en ese momento le eché unos chorros de leche en su culo, se lo llené de leche.
-Me encanta que me dese esperma en el culo. Cuando voy al baño me re calienta que me salga la caquita con tu leche.
-Sos puta y sucia, además.
-Bueno, me gusta. ¿Está mal?
– No, para nada mi amor, le dije con una sonrisa.
Sabía que a Julieta no le iba a caer más lo que le tenía que contar, sabía que podía acompañarme en la aventura, la sé muy puta, buscona y curiosa como para que le cayera mal. Ahora ya tenía un partenaire para las relaciones sexuales hechas juegos para con los dos efebos.
-Mañana por la mañana vas a decir que te vas a jugar a la pelota con tus amigotes, preparás el bolso y te vas, pero entrás pro la puerta de atrás, la de la cocina y luego subís las escaleras en silencio, yo te voy a dejar la puerta entreabierta y vos vas a ver lo que me falta decirte.
-Perfecto, así haremos, le dije y nos fuimos a dormir.
Nos había tocado un fin de semana largo, con el lunes feriado, nos levantamos con Julieta, desayunamos y luego almorzamos. Hicimos todo tal cual lo habíamos decido por la noche, yo dije que tenía un partido de fútbol con mis amigos a eso de las 9 de la noche y que llegaría unas dos horas más tarde. Y ella tendría el campo libre para poder mostrarme algo de lo que no tenía ni idea, y por más que le pregunté en varias ocasiones durante el día no me soltó prenda. De modo tal que estaba sobre ascuas. Mariano dijo que se iba un rato a la casa del primeo, mis cuñados viven a dos cuadras de casa y llegó el momento de iniciar la puesta en escena. Yo saludé a todos y me fui con mi bolso, subí al automóvil y di una vuelta a la manzana. Me quedé observando que Mariano saliera y se dirigiera ala cada de Rosaura, así ocurrió.
Dejé el auto a la vuelta para que no se pudiera ver, camine hasta mi casa y entre por la puerta de la cocina, la llave estaba debajo de un felpudo. Ingresé a la casa, fui hasta las escaleras, las subí lo más silenciosamente que pude y allí vi una luz tenue que salía de la habitación que compartimos con Julieta, la puerta, tal como me dijo. Estaba entreabierta, me dirigí hacia allí y miré hacia adentro, no vi nada, no había ninguna persona en la estancia, esperé unos minutos hasta que apareció mi mujer en bolas con Milena, que tenía puesta una pequeña bombacha con mariposas multicromáticas.
Julieta le dijo:
– ¿Ahora le vas a hacer a mamá lo que a ella le gusta, chiquita mía?
-Si mami respondió Milena.
Juli se puso de costado al lado de la cama, elevó un apierna sobre la misma mientras la otra la tenía en el suelo, allí se le abrió la concha de par en par, Milena se arrodillo, avanzó un poco hacia su madre y comenzó a pasarle la lengua por la concha. Juli estaba como loca, comenzó a emitir unos grititos muy calientes, mientras la pequeña chupaba con muchas ganas, a todo esto, yo que no podía ver correctamente, una parte de la escena la tenía que imaginar, tenía la verga dura, casi a punto de explotar, ya la había sacado de mi pantalón.
-A mami le gusta mucho lo que estas haciendo mi bebé, dijo Julieta.
– ¿Sí, mami?, preguntó Milena.
-Muchísimo, mi querida, ahora vení vamos a la cama.
Allí puso de espaldas a Milena, se sacó lentamente la bombacha, abrió sus piernas y con una sonrisa comenzó a la pasar la lengua por la argolla de la pequeña, que comenzó a agarrar entre sus manos a las sabanas. Allí hice mi ingreso a la estancia con la verga fuera del pantalón.
-Llegó papi, Mile, dijo Julieta.
Milena me miró me saludó y le dijo a la madre:
-¡¡¡Qué grande tiene eso papi!!!
-Sí, dijo Julieta, y a mami le gusta, ahora lo vas a probar, de la misma manera en que probaste la chocha mía y yo la tuya, pero dentro de un rato ahora vamos a decirle a papi que se quede mirando.
-Sí, mami, respondió la nena.
No tuve otra opción que quedarme sentado en una banqueta que acerqué a la cama para poder ver con mayor claridad lo que estaba ocurriendo. Julieta, la puso en cuatro patas y comenzó a lamer el agujero del culo de la pequeña, que se contorsionaba como una puta experimentada. Luego ocurrió la mismo, pero Milena se lo hizo a la madre. Terminado eso, Julieta comenzó a chupar las pequeñas tetas de nuestra hija, se erectaron sus pezones, mientras la infanta le metía unos dedos en la concha a su madre, quien no dejaba de jadear con una respiración, en ocasiones, entrecortada.
-Vení, me dijo Julieta, se sentó al borde la cama.
Me acerqué hacia ella, ya estaba totalmente desnudo, ella le dijo a Milena que observara detenidamente y que luego hiciera lo que ella iba a hacer ahora. Tomó mi pija entre sus manos, la acarició, me miró, me sonrió y se la metió en la boca mientras al mismo tiempo me pajaeba, mi verga estaba como loca y yo estaba comenzado a transpirar, mientras se hacía cada vez más fuerte mi respiración, Julieta no dejaba de mamarla y acariciarla.
-Ahora, le dijo a Milena, hacé lo mismo que hice a yo a papi, eso le gusta mucho.
-Sí mami, lo voy a hacer.
La niña tomó mi pene entre sus manos, un poco más torpes que las de su madre y se llevó mi verga a la boca, le falta experiencia para hacer una buena mamada, pero no estaba tal más por ser la primera vez que lo hacía. Julieta me miraba sonriente, yo estaba a punto de derramar mi leche, saqué la pija de la boca de Milena y se la puse muy cerca de la cara de Julieta, acabé unas cuantas gotas de esperma que cayeron en su rostro, un par de gotas saltaron hacia Milena. Mientras emitía unos sonidos guturales por la especie de electricidad que pasó por mi espalda al acabar.
– ¿Te gustó amor?, me dijo Julieta.
-Sin dudas, por supuesto, fue una gran paja.
– ¡Oh! Exclamó Julieta, tenés unas gotas de leche de tu padre, anda al baño dúchate y luego a dormir mi pequeña, le ordenó a Milena.
Tirado en la cama le dije a Julieta que no sabía que le gustaban las mujeres.
-Sí, soy bisexual, igual que vos.
– ¿Cuánto hace que te coges a la nena?
-Desde los cinco años que jugamos, como vos decís que hacés con los chicos.
-La diferencia radica en que yo te hice participar.
-Bueno, no te quejes, ya te voy a hacer que te penetren los dos, uno por delante y otro por detrás. Te vas a comer las dos pijas, mi ángel.
-Espero con ansias ese momento, dijo Julieta.
-Ya va a llegar dame u poco de tiempo. Tengo que explicarles a los chicos que la tía y la madre quiere participar del juego, dije.
-Espero, espero, dijo Julieta.
Al rato nomas, estaba jugando con su cabello con ganas de cogerla rememorando lo que había sucedido con nuestra pequeña Milena. Todavía estaba caliente. Por supuesto, la puta de mi mujer respondió sin problemas.
como sigue